Yumesan

8: Siete por una

Poco a poco, todos fueron quedando a pelear contra los aliados de Hao. Los únicos tres que siguieron fueron Len, Maris e Yoh.

Manta estaba perdido, buscando a Lyzerg. Había puesto a Morphin con Moske dentro de su computadora, cuando el hada le señaló que Lizerg iba hacia el bosque de los Grandes Espíritus. Y lo había encontrado, oyendo a Marco, el líder de los Soldados X, diciéndole a sus compañeros que esa sería su última batalla.

Cuando los descubrieron Marco le preguntó a Lyzerg si se había unido de nuevo al grupo de Yoh y que por eso estaba con Manta. Lyzerg le aclaró que no era así, pero que no aprobaba el plan de Marco. Y justo cuando estaban por seguir, apareció Opacho con Hao.

La batalla empezó. Poco a poco, los planes de los Soldados X fueron fallando, y los tres Soldados X que quedaban –menos Marco- fueron eliminados uno tras otro. Querían averiguar por qué Hao dominaba el fuego, pero al acabar con todo el oxígeno de un ambiente cerrado, Hao cambió su posesión al agua, y estaba por comerse a los tres espíritus de los Soldados X cuando Morphin y Maris actuaron.

-No voy a felicitarlos por haberse auto destruido- había dicho Hao antes de ordenarle a su espíritu que se comiera las tres almas –pero me sorprende que hayan actuado de esa manera. Así que aceptaré sus almas como comida para mi espíritu-

-¡¿Cuántas almas más necesitas para sentirte satisfecho, Hao!- le gritó Yoh.

Len, Maris e Yoh habían seguido, y Maris sintió que Hao cambiaba su posesión del fuego al agua del ambiente. Sabía quién lo estaba haciendo, y entonces desplegó sus alas. Eran similares a las de Morphin, pero éstas tenían ligueros tonos celestes, y se asemejaban más a las alas transparentes de una mariposa.

Len e Yoh se sorprendieron al verla volar, pero no pudieron demorarse por mucho. Maris vio cómo Morphin rescataba las almas de los tres Soldados X y se los llevaba, convertida en ángel. Mientras Marco repetía que no podía ser que ésa hada fuera un ángel, la Doncella Yin le dijo a Lyzerg que ése había sido el ángel más hermoso que había visto.

-Maris, debo decirte que te ves más hermosa que nunca- le dijo Hao a la chica. Ella, Len e Yoh, se pusieron en guardia –Cuando todo termine, absorberé todos los recuerdos que tienes de Len y los demás, para que me ames sólo a mí... – esa misma mirada era mucho más terrible que la que le había lanzado Len la primera vez que se le había declarado, porque sólo contenía deseo. Maris había crecido, no sólo en poder sino en su cuerpo, y Len no lo había mencionado, pero le gustaba.

-Ni lo sueñes, Hao- dijo Maris –Yo amo a Len, y no permitiré que lo lastimes-

Fue entonces cuando los Grandes Espíritus hablaron.

-"¿Mostradnos ésas almas?"- preguntó Maris -¿Eso fue lo que dijeron?-

-Sí- dijo Hao, sin mirarla, su vista estaba fija en los Grandes Espíritus.

Poco antes, Horo Horo había visto su poder espiritual, más de nueve mil puntos. Len lo superaba por mil puntos, más o menos, él tenía diez mil. Pero Hao tenía más de ciento veinticinco mil. Aunque en la batalla que tuvieron Len e Yoh su poder espiritual había aumentado mucho, todos habían transpirado al saber el nivel de Hao. Pero lo que no aparecía era el poder espiritual de Maris, Minako y Jun. Las dos últimas tenían igual nivel de poder, pero Maris las superaba incluso a las dos juntas. Y lo que se preguntaba era: ¿tendré el nivel suficiente? ¿Podré, en caso que sea necesario, defenderlos a todos contra los ataques de Hao? Contra ella no podría usar el agua, porque ése era su elemento y le daría una enorme ventaja, pero le quedaba la duda de si podría vencer al Espíritu de Fuego. Su "tratamiento" había sido un éxito pero, ¿sería suficiente?

-Muy pronto los sabremos- dijo Hao, sin necesidad de mirarla ni de leer su mente.

"Aproxímense" bramaron los Grandes Espíritus, y cientos de haces de luz inundaron todo el Bosque Prohibido, llevándose a Hao y a todos sus aliados. Yoh y sus amigos los siguieron, incluso Lyzerg, quien se había reconciliado con su hada y había recibido un nuevo aparato con su péndulo, con el logo de los Soldados X, la propia Doncella Yin se lo entregó en persona, y después, cuando todos se habían ido, murmuró a Marco.

-Aún nos queda mucho por hacer-

Todos despertaron en un lugar nublado, con poco pasto, y con formaciones extrañas de rocas. Manta estaba perdido, y creyó ver la silueta de Yoh a la distancia. Se alegró y corrió hacia la silueta, gritando el nombre de Yoh, pero al llegar cerca y ver la cara de la silueta –que caminaba dándole la espalda- se dio cuenta de su error.

Era Hao. Y con Opacho a su lado.

Todos aparecieron en lugares diferentes. Yoh se encontró con Silver y el otro organizador del torneo, Kalim. Entonces llegaron los otros dos organizadores, los que se habían aliado a Hao, y le dijeron que la razón por la cual Silver quería eliminar a Hao era porque era su descendiente, lo que colocaba a Yoh como un primo lejano de Silver.

Hao había sido, quinientos años atrás, un habitante de la Aldea Apache, pero se adueñó de uno de los espíritus de los cinco elementos –agua, tierra, metal, madera y fuego- y se marchó, dejando a su esposa e hijos, quienes fueron perdonados, pero deberían ser los árbitros del Torneo de los Shamanes. Yoh se alejó, porque los aliados de Hao le permitirían pasar, pero no a Silver y Kalim.

Silver fue desafiado por el mayor de los dos organizadores desertores, pero éste tenía más de cinco espíritus. Y quería matar a Silver.

En otro lugar, Len se encontró con dos de los ayudantes de Hao, y empezaron a pelear, porque no dejarían que Yoh se encontrara con sus amigos. Poco tardó Len en darse cuenta que Hao había entregado nuevos poderes a sus seguidores, y ni él, Horo Horo, Chocolove y Ryu juntos pudieron con ellos cuando se les unió el mariachi, el Shaman que tenía al ángel Satanás y al jugador de Fútbol Americano.

Peor había algo muy diferente. Éste ultimo Shaman usó toda la energía de manera descontrolada, y su cuerpo sufrió las consecuencias, así que murió. La batalla siguió, los aliados de Hao no le dieron mucha importancia al caso, y sus ataques se volvieron más fuertes. Horo Horo fue el primero en perder su posesión, y sólo Len lo salvó de la muerte, bloqueando el ataque con su lanza.

Pero otro Shaman lo atacó, y Len no pudo esquivar su ataque. Salió volando por los aires, su posesión se desvaneció, y Basón no pudo hacer nada. Sólo cuando el cuerpo de Len cayó, se rompió un poco la parálisis en que estaban todos.

-¡SEÑORITO!- Chilló Basón, acercándose al Shaman chino -¿Se encuentra bien?-

Pero Len no respondía. Y entonces todos pudieron ver cómo un gran charco de sangre empezaba a formarse debajo del cuerpo de Len.

Manta había encontrado a Hao, y lo seguía. Hao no entendía cómo alguien que no era un Shaman podía llegar hasta allí, burlando a todos sus aliados, pero no le molestaba que los siguiera, porque no hacía la diferencia.

-¿Por qué eres tan cruel con tus aliados?- le preguntó Manta, enojado –Así te dejarán solo, si sigues matando y destruyendo a todos-

-No me abandonarán- replicó Hao –por su propia fortaleza. La traición surge cuando hay confusión, lo que vuelve débiles a las personas. Con los nuevos poderes que les he dado, no me abandonarán nunca-

"De todas formas" le dijo Hao "Yoh al final me ayudará"

-Vaya, no era el que planeábamos, pero el primer insecto ya ha caído- dijo uno de los aliados de Hao.

Jun y Minako encontraron al grupo cuando el equipo de Hao volvía a atacar, y no tuvieron tiempo de socorrer a Len. Maris apareció después, y al sentir el estado del chico chino, se quedó congelada.

Todos se detuvieron, incluso los aliados de Hao. Sabían de la atracción que ésa chica generaba en su jefe, y estaba muy justificada. Cuando Basón la miró, Maris no aguantó más y corrió hasta el cuerpo de Len. Su pelo y ojos negros nunca habían estado tan tristes. No tristes no: era la representación viva del más grande de las penas.

Nadie se movió. No sabían que decir, ni siquiera los aliados de Hao.

Maris abrazó el cuerpo con fuerza, sollozando. Yukari también lloraba. Entendía los sentimientos que ella tenía por Len, y entendía el dolor de Basón. La sangre de Len empezó a manchar a Maris, pero a ella no le importaba. Nadie podía creer lo que estaba pasando.

-Maris, no... – le dijo Yukari, pero ella no le hizo caso.

-Siete vidas imperfectas para una vida perfecta... - empezó Maris.

-Maris, si lo haces, podrías... – un campo de fuerza empezaba a apartar a Yukari y a Basón de la pareja.

-Yo, una de las Hijas del Agua... –

-Maris, por favor... –

-Invoco a mis Diosas para ofrecerles siete de mis nueve vidas-

-¡MARIS!- Yukari no lo creía.

Un símbolo apareció bajo Maris y Len, una estrella de seis puntas con una estrella en cada punta y tres en el centro, una dorada y dos negras, todo encerrado en dos círculos concéntricos.

-¡LES OFREZCO SIETE POR UNA! ¡¡¡¡¡¡¡TRAIGAN AL ESPÍRITU DEL SER QUE MÁS AMO, Y DEVUÉLVANLO A LA VIDA QUE NUNCA DEBIÓ HABERLE SIDO QUITADA!-

El símbolo brilló con una luz deslumbrante, una columna de luz blanca y azul llegó hasta el cielo, mientras dentro del símbolo las Diosas del Agua aparecían, rodeando a la pareja y recordándole la promesa que les hiciera Maris. La luz cegó a todos los presentes, hasta a los espíritus acompañantes.

Y cuando la luz se disipó, todos pudieron ver a Len que se movía, pero con dificultad, porque el cuerpo de Maris estaba sobre él.

Como si estuviera muerta.

Y entonces los aliados de Hao los atacaron

Se lanzaron contra Maris y Len, quienes estaban indefensos. Nadia podía llegar a tiempo, ni siquiera Fausto, quien estaba más cerca. Les iba a pegar, y no podían hacer...

Un escudo hecho de un cordón negro protegió a la pareja. Ryu lo reconoció enseguida. Era Lyzerg quien había protegido a Maris y Len. Luchó contra los aliados de Hao, fusionando a su hada / ángel Morphin con los otros ángeles. Así pudo vencer a los otros, o al menos así parecía ser, porque se levantaron de nuevo y volvieron al ataque.

Lyzerg sólo pudo cubrir a la pareja con su cuerpo. Los aliados de Hao lo golpearon, e hicieron que su posesión desapareciera. Iban a darle el golpe final cuando algo se interpuso.

Pero no era nadie que conocieran.

Era un ser que aparentaba tener un cuerpo de sirena, con alas similares a las de los peces voladores en la espalda, ojos y pelo negro ondeando al viento, como si flotara. Detuvo con un solo dedo el ataque, y los aliados de Hao perdieron su posesión de inmediato. Literalmente el ser los mandó a volar, y se perdieron de vista.

Ruy corrió hacia donde estaba "su" Lyzerg, pero sólo estaba desmayado. Se recuperó enseguida, y Lyzerg les pidió perdón por todo lo que había pasado. Le dieron la bienvenida de nuevo, Jun, Minako, Chocolove y Fausto se presentaron.

Pero cuando Lyzerg preguntó por Len y la otra chica, todos callaron, y vieron que Len abría con lentitud los ojos. El campo de energía que lo separaba de los demás había desaparecido y Basón lo abrazó, emocionado.

-¡SEÑORITO, CREÍ QUE HABÍA MUERTO!- ¿Acaso estaba llorando? No, no podía ser, pero así era -¡GRACIAS AL CIELO QUE SE RECUPERÓ! ¡SI NO HUBIERA SIDO POR LA SEÑORITA MARIS, USTED... !-

-¿Maris?- Len levantó la cabeza con esfuerzo y vio que su pecho estaba cubierto por una larga cabellara negra.

-¡¡¡¡¡¡MARIS!- la levantó, estaba fría como el hielo, y muy pálida. Miró a Minako y a Yukari -¿QUÉ LE OCURRIÓ?-

-Ella... ella dio siete de sus nueve vidas para salvarte... – dijo Yukari –nunca creí... que fuera capaz de eso-

Lyzerg no decía nada. Se mantenía a la distancia, esperando que Len lo viera.

-¡¿Y por qué no despierta!- preguntó Len, al borde de las lágrimas.

-Como ella no cumplió en su vida pasada con la fusión- le explicó Minako -puede que esta haya sido su segunda vida, y como te dio las otras siete que tenía... – se interrumpió, pero todos entendieron lo que quería decir.

Len puso su cabeza en el pecho de Maris, esperando encontrar la más mínima señal de vida, un pequeño latido, lo que fuera.

Pero no oyó nada.

Len cayó arrodillado, abrazando el cuerpo de Maris. Nadie decía nada ni se movía. Sólo lloraban. Jun, Minako, Chocolove, Horo Horo, Ryu, Fausto y Eliza. Lyzerg estaba al borde del llanto, porque había sentido y visto todo lo que había hecho Maris, y sabía que no se merecía morir así. Los mismísimos espíritus acompañantes lloraban, Yukari no podía creerlo, y Minako y Len tampoco. ¿Hasta ese punto era capaz de llegar Maris?

Las lágrimas de Len caían en el rostro de Maris, quien empezó, poco a poco, a recuperar el color. Y la temperatura. Len no lo notó, sólo podía llorar, pero sí lo notó cuando Maris le habló.

-Len, no llores... – le tocó la húmeda mejilla con una mano. Len abrió los ojos, sin poder creerlo. Maris le sonreía, cansada –No voy a permitir que nadie te haga daño... –

Len la abrazó con fuerza, mientras seguía llorando. Pero ahora eran lágrimas de felicidad. Todos se alegraron al ver que Maris había vuelto. Yukari los abrazó a los dos, feliz que Maris no se hubiera ido.

-Tengo sueño... Len... – dijo Maris cerrando los ojos –No llores... Sé que eres un chico muy fuerte-

Dejó de hablar. Len podía ver su respiración regular, estaba dormida, sonriendo. Len la abrazó con más fuerza y no la soltó.

Len vio a Lyzerg, y le dijo que no le importaba lo que había hecho, porque ahora había vuelto con ellos. Le explicó quién era Maris, y Minako, en pocas palabras, omitiendo qué había sido Minako en su vida anterior. Todavía se acordaba de la situación con Boris, lo que lo había decidido a unirse a los Soldados X.

Igual lo recibieron con alegría, aunque Len no soltaba a Maris, y le agradeció a Lyzerg el haberlo protegido. A todos se les cayó la mandíbula al piso, porque era la primera vez que Len agradecía a alguien que no fuera Maris.

Pero aunque hubieran pasado el problema de los aliados de Hao, la niebla no se disipaba, y tenían que mantenerse muy juntos para no perderse. A Len no le importaba. Mientras más cerca estuviera de Maris, mejor. Podía sentir su calor sobre su pecho, y si bien ella era casi tan alta como él, había aumentado sus poderes gracias a los entrenamientos con la Portadora de Sombra, y podía sostener su cuerpo sin cansarse. Len nunca hubiera imaginado que llegaría al punto de casi entregar su vida por él, y la abrazó con más fuerza.

Hao había llegado al Portal de los Grandes Espíritus. Éstos enviaron tres aves de luz a detenerlo.

-¿Pero por qué tres?- preguntó Manta.

-Creo que han enviado una para ti- dijo Hao.

Opacho le explicó a Manta que el señor Hao quería hacer un mundo donde todo fuera perfecto, pero que no todos entendían sus sentimientos, así que tenía pocos amigos. Cuando Manta le dijo que Yoh tenía mucho amigos que lo apoyaban, y que vencería, Opacho le dijo que no.

Pero Yoh había derrotado a las tres brujas con sus poderes, y se encontró con Silver y Kalim, quienes habían vencido a los otros dos con esfuerzo.

-¿Es este el camino correcto?- les preguntó Yoh.

-Ni siquiera nosotros conocemos bien el terreno- dijo Silver –Pero los Granes Espíritus nos guían-

-No sé sin son ellos o Hao, pero de todas formas, debo ir- dijo Yoh, y empezó a andar de nuevo con Silver y Kalim detrás.

Hola! AL FIN! Llegaron los nuevos capítulos de Shaman King y voy a poder terminar el Fanfic! Ah, casi me dio un infarto cuando ése mariachi le pegó la cuchillada a Len... Cuando voló por los aires y lo ví caer al suelo, juro que se me cortó la respiración. Me quedé helada, y cuando Fausto empezó a operarlo de urgencia... Pero eso es en la serie original, y me voy del Fanfic. Pero igual casi me muero. Y ahora que casi se murió Maris...

Y hablando de eso, ¿qué será ése extraño ser que apareció y los defendió? ¿Uno de los Grandes Espíritus? ¿Una nueva treta de Hao? No, pará, si él quería enfrentarse sólo con Yoh... Igual, me queda la duda. ¿Un nuevo poder de Maris? Hum, no, no creo... Hay otra cosa, y bastante grande detrás de ése ser... ¡Que ni siquiera yo lo