Yumesan

11: Epílogo

Len despertó casi de inmediato.

-Maris... – fue lo único que dijo antes de echarse a llorar.

No le importaba que los otros lo vieran. Era la primera vez que lloraba, la primera vez que se permitía llorar de ése modo, y Jun lo abrazó.

Minako entendía lo que pasaba, y entendía el dolor de Len. Los otros lo suponían, o lo sospechaban. De nuevo, Maris había dado todo por los seres que amaba y ahora no podría volver...

De repente, se le apareció una esperanza a Minako. Era remota, y no estaba segura si funcionaría, pero era la único que podía hacer. Miró su mano izquierda, donde estaba el mismo brazalete que usaba Maris, y entendió que le había cedido sus poderes. Todos ellos, pero a Minako sólo le interesaba uno en ése momento. Uno que no sabía si se podía usar una o dos veces, pero...

-Len, ven aquí- dijo, tomando a Len de la mano, quien aún lloraba -necesito de tu ayuda-

Lo llevó lejos de los otros, donde había estado la Aldea Apache. Sólo había piedras y arena, como antes de aparecer para el Torneo de los Shamanes.

-Len, necesito que la recuerdes, que sientas lo más intenso que has sentido por ella. Debes dejar de llorar, o si no, no funcionará. Deja de llorar, Len, no funciona con recuerdos dolorosos, y todo saldrá mal-

Len dejó de llorar, pero miró a Minako sin comprender.

-Pero su cuerpo... Ella ni siquiera puede verme como espíritu o en mis sueños, y no sé... –

-Haz lo que te digo, Len-

Len lo intentó. Recordó la primera vez que intentó besarle, cuando sintió su alma sincronizarse con la de ella, cuando la había besado en China, las veces en que dormían abrazados, los recuerdos más felices de su vida se amontonaron en su cabeza, y casi no escuchó a Minako.

-Siete vidas imperfectas para una vida perfecta... - empezó Minako -Yo, una de las Hijas del Agua invoco a mis Diosas para ofrecerles siete de mis nueve vidas-

El mismo símbolo de la estrella con seis puntas, con una estrella en cada punta y tres en el centro volvió a aparecer. Len levantó la vista. No lo creía. ¿Acaso ella podría...?

-¡LES OFREZCO SIETE POR UNA! ¡¡¡¡¡¡¡TRAIGAN AL ESPÍRITU DE MARIS, Y DEVUÉLVANLA A LA VIDA QUE NUNCA DEBIÓ HABERLE SIDO QUITADA!-

El símbolo brilló con una luz deslumbrante, una columna de luz blanca y azul llegó hasta el cielo, mientras dentro del símbolo las Diosas del Agua aparecían, pero ésta vez era diferente. Maris no estaba muerta, no, pero su cuerpo no existía más. ¿Acaso el hechizo para revivir podría hacer reaparecer el cuerpo de Maris y volverla a la vida?

Maris estaba allí, como Diosa del Agua, pero ahora las Diosas las dejaban allí. El largo pelo negro de Maris la envolvió, y cuando se apartó, pudieron ver que era ella, la misma Tigre de Agua que había sido antes de invocar por última vez a su Yumesan. Len no lo creía, no podía ser ella, si le había dicho que no podía volver...

-Parece que funcionó- dijo Minako antes que la luz desapareciera. Las Diosas del Agua desaparecieron, pero Maris no. Aún estaba allí, y cuando su largo pelo negro se apartó, vieron que estaba vestida con ropas diferentes.

Ahora llevaba una polera sin mangas, unida en una sola pieza a un vestido largo hasta los pies, con dos grandes tajos a los costados. Sus guantes le llegaban hasta la mitad del antebrazo, y sus botas a la mitad del muslo. Llevaba en la frente una gema de color azul, y su cola y orejas se asemejaban más a la de un tigre que nunca. Toda su ropa tenía el mismo color que su cola y orejas: azul claro con rayas negras.

Minako, cayó al suelo, agotada. Chocolove la atrapó, mientras los otros llegaban corriendo detrás. Maris estaba más hermosa que nunca, y sus alas eran majestuosas. El largo pelo negro de Maris volvió a su largo natural, y cuando abrió sus ojos, todos vieron que eran de un color marrón con un brillo especial que jamás le habían visto.

Maris había vuelto.

Len y Maris no dejaron de abrazarse en todo el viaje de vuelta. Maris ni siquiera se cambió de ropa, pero hizo desaparecer sus alas. Minako sabía que cuando la Portadora moría o evolucionaba, su Sombra, si ya se habían separado, adquiría sus poderes hasta que regresara a la tierra. Y, si ella era feliz con Chocolove y le sobraban ocho vidas, lo menos que podía hacer era devolverle la felicidad a Maris y a Len.

Se los explicó después de la primera media hora de alegría desenfrenada, y después se durmió en los brazos de Chocolove. Al fin y al cabo, ése moreno era alguien muy especial... Casi tanto como lo era Len para Maris.

Se despidieron de Lyzerg, quien se fue con las cinco Lilis, mientras Maris hacía aparecer su Tigre de Agua, el mismo que habían usado para reencontrarse con Len e Yoh. Ahora era mucho más grande y majestuoso que antes, y pudieron ir volando hasta Japón.

-Eso significa lo que ya sabemos- dijo Minako –Mientras más amor siente la Portadora, mayores son sus poderes, si está con la persona que ama- y volvió a acurrucarse en los brazos de Chocolove.

De hecho, se pasaron, así que Minako le tuvo que decir a Maris que volviera. Pero al fin llegaron a la casa de Yoh, y Anna les dijo que se quedaran una noche allí. Chocolove había ido con ellos, y Minako no se separaba de él.

Ésa noche hicieron fiesta, y hasta Anna sonrió. Maris ayudó en la cocina, con Minako, Tamao y Jun. Hasta Len fue a ayudar, para no separarse de Maris. Basón tuvo que esperar afuera de la cocina, pero ya no se preocupaba tanto por Len.

Bailaron temas lentos. Maris con Len, Minako con Chocolove, Fausto con Eliza, Yoh con Anna, Ryu con Jun, Horo Horo con Tamao, y Pilika con Manta, quien se tenía que agarrar fuerte para no caerse. Cuando por fin se fueron a dormir, eran casi las cuatro de la mañana, pero todavía estaba oscuro.

La casa pronto quedó en silencio. Len y Maris, en su habitación, estaban abrazados, tal y como siempre les había gustado dormir.

-Pero hay una cosa que me tiene intrigado- Maris lo miró -Nunca pude ver la forma de tu Yumesan-

Maris sonrió.

-Sabes muy bien cómo es- e hizo una pausa –Toma la forma del ser que más se ama-

Len la besó.

FIN

Guts, he aquí el final! Ah, no saben lo que demoré en hacerlo, no porque no supiera cómo por no tener finales, sino que tenía demasiados: en uno, Maris regresaba como bebé y empezaba todo de nuevo, en otro reencarnaba en la prometida de Len, en un tercero –que fue una locura desde el vamos- Maris mataba a Len y se iban juntos al otro mundo, en otro Hao la encontraba y se quedaba con ella –en el reino de las Diosas del Agua!- en otro Maris no regresaba y Len moría de pena, y quinientos años después reencarnaba para competir en un nuevo Torneo de Shamanes –donde Maris había llorado tanto que se había convertido en piedra, y el Shaman King era la reencarnación de Len, quien al fin la encontraba y vivían felices en el reino de las Diosas del Agua, después de purificar definitivamente a Hao- lo cual podía dar cabida a una continuación, pero me pareció que era demasiado alargue del dolor para la parejita. Y eso sin contar que había hecho una variación de lo anterior, donde Len, en vez de morir, se congelaba hasta el siguiente Torneo de los Shamanes –que era cincuenta años después, donde los nietos de Jun participaban- y se tenía que enfrentar a la reencarnación de Hao para poder estar con Maris, y otro donde Maris regresaba sin más explicación, y se casaba con Len diez años después, cuando Minako y Chocolove ya se habían casado y esperaban una hija. Y eso sólo para empezar.

En fin, he terminado. Debo decirles que cuando empecé a escribir Yumesan, jamás imaginé éste alargue ni el final que tiene. Y los finales que podría haber tenido. Hasta pensé en poner no uno, sin varios epílogos, para que eligieran el que mejor les pareciera o dejarlo con múltiples finales. Creo que mi mente es más hiperactiva de lo que pensaba.

Y por cierto, lo que dijo Maris del Yumesan es cierto: cuando la –o él- Portadora encuentra a la persona que será el amor de su vida, su Yumesan toma la forma de ésa persona o de ése ser. Antes toma la forma de una combinación entre su animal y su elemento, en éste caso, si Maris no estuviera enamorada de Len, su Yumesan tendría la forma de un tigre celeste con alas de pez volador hechas de cristal y hielo, sin contar el aura azul que lo rodearía, pero como Len es el amor de su vida, su Yumesan tendría la forma de Len con alas, sería de pura luz, porque el Yumesan es propio de tods ls Portadors de Sombra, sin importar animal o elemento, ya que está hecho de luz y de amor.