Los extraños poderes de los muggles
"Por lo poco que sé, puedo pensar que todas las personas que habitan este mundo se parecen. En sentimientos, pensamientos, pero sobre todo, el mundo y los seres que lo llenan viven por una sola razón, quieran aceptarlo o no: el amor."
"Las últimas décadas fueron violentas y sufridas. Gente que lucha por vivir en medio de tanta pobreza y dolor. Personas que perdieron todo el amor que les quedaba y van por encima de todos para conseguir lo que quieren. Todos están perdiendo la sensibilidad. Todos están perdiendo su razón para vivir. Todos ahora viven, sólo porque no les queda otra alternativa. Todo está cambiando, pero para mal."
-"¿Sabes qué quisiera que pase, que todo el mundo piense igual que yo, que deje salir al niño interior que tienen dentro. Me duele ver a gente sin un toque de imaginación."
Por la mirada que su amiga le daba, Lila tuvo que sonrojarse y mirar hacia abajo en busca de una frase que hiciera comprensible todo lo que tenía dentro y debía contárselo a alguien.
-Me refiero a que soy muy distinta a toda la gente de este mundo que sólo está preocupada por las cosas materiales y banales. Me refiero a que. - hizo una pausa- creo que no soy de este mundo Rosa.
Rosa aun mantenía la mirada como preguntando qué cosas hablas, pero luego mostró un gesto más flexible para con su amiga de hace 4 años.
-Tal vez es así niña- le dijo. Entre ellas siempre se llamaban niñas, porque a pesar de los 20 años de Lila y 21 de Rosa aun se sentían unas niñas, aunque a Rosa le salieran de vez en cuando los cuestionamientos por los que Lila se enfurecía, los cuestionamientos banales y mundanos referidos a su cuerpo y cómo se veía cada día. Eso a Lila le tenía sin cuidado, pero tampoco se dejaba estar. Ella se sentía feliz tal y como era. No era la muchacha más preciosa del mundo, pero era bonita. Era pequeña de estatura, poseía un pelo de color negro encrespado, un rostro que reflejaba ternura, unos ojos brillantes, escondidos detrás de unos anteojos, que eran parte ya de su personalidad.
-Bueno, basta de esta charla tan rara, que no vamos a llegar nunca a clases- dijo Lila con una mirada de agradecimiento para Rosa por el momento de desahogo que le había ofrecido, aunque ahora piense que estaba loca.
Entraron por el atrio de la Universidad Mayor de San Andrés para luego colocarse en la fila para subir al ascensor. Tenían una clase en el piso 8 y subir a pie no era una de las ideas favoritas de Lila, que aunque tuviera una contextura un poco flaca (aparentemente) no estaba ansiosa de subir escalones a consejo de Rosa quien pensaba que era un buen ejercicio para su amiga.
Tardaron unos diez minutos hasta llegar arriba, entrar al aula recién refaccionada, y buscar unos asientos al lado de su grupo de amigos que, sorpresivamente, ya habían llegado ahí a pesar de ser conocidos por atrasarse a todas las clases.
La docente entró, se presentó, porque era una de las primeras clases, y empezó haciendo una reseña de su materia, Teoría y Análisis de los Lenguajes.
Lila comenzó a aburrirse de tanto parloteo y fijó su mirada hacia la ventana para no quedarse dormida. No había nada nuevo en el panorama que se le presentaba ante los ojos. Era una mañana clara, el sol estaba un poco fuerte, los edificios seguían estáticos como siempre. Lila observó la esquina de su casa que estaba a tan sólo dos cuadras debajo de la Universidad. No existía nada más conocido por ella. "Lástima que mi casa no se ve desde aquí" pensó.
Se quedó pensando en lo confortable que estaría su cama en esos momentos. Tenía sueño, tal vez un poco más de lo normal. "No vuelvo a leer hasta tan tarde" se dijo. Esto de quedarse leyendo hasta las 3 de la mañana no era para nada bueno, en especial cuando sus clases en la universidad ya habían comenzado esa semana. Pero es que la lectura lo apremiaba. Harry Potter era una colección muy buena para ejercitar su imaginación. Y eso era exactamente lo que ella disfrutaba al máximo.
-oye, ya se acabó la clase!- le dijo Rosa pasando su mano por los ojos de Lila para ver si salía de aquél trance.
-Qué dijo la Lic.?- preguntó Lila con el rostro sonrojado porque la habían encontrado en las nubes... de nuevo.
-Nada. Sólo que dejará el programa de su materia en la fotocopiadora del frente –respondió Rosa metiendo sus libros dentro de la mochila.
-Bueno. Me voy –respiró Lila –mi mamá no está en la casa y tengo que calentar la comida yo –arguyó con un gesto no del todo feliz. Ambas se encontraban en el atrio.
-Pensé que nos íbamos a ir juntas hasta la esquina de tu casa para que de ahí me despaches en el minibús –comentó Rosa.
-Perdón niña es que debo irme temprano por que esta tarde irá a mi casa mi amiga Camila y debo arreglar un poco. Y sé que si me acompañas hasta la esquina terminaremos hablando horas y llegaré tarde.
Diciendo esto se despidió de una Rosa no muy contenta por la respuesta de Lila. Ella ansiaba charlar un poco de lo que le había pasado el día anterior con su novio. "Ni modo" pensó y se fue caminando lentamente.
Lila introdujo su llave por la cerradura de la puerta y al abrirla se llevó una terrible impresión.
Una lechuza blanca muy pequeña estaba parada justamente en el alféizar de la ventana que daba a su comedor. Al parecer, ésta también se sorprendió pero no voló como esperaba Lila, al contrario, se quedó mirando con detenimiento a la muchacha que tímidamente trataba de acercarse hacia el ave, con miedo de que esta volase.
"De dónde vendrá" pensó Lila acercándose lentamente a ella. "Las únicas lechuzas que vi en mi vida están en el zoológico, y nunca vi una tan pequeña" analizó, pensando que tal vez esta especie se escapó del zoológico de Mallasa.
Cuando estuvo a escasos 30 centímetros del ave, ésta levantó su pata dejando a la vista un papel que llevaba sujeta a su pata izquierda con una cinta de color rojo.
-No puede ser! –exclamó Lila. -¿Lechuza mensajera?-preguntó con escepticismo, a lo que el animal se acercó más a ella saltando de una pata acercando la otra a la mano de Lila.
Ésta, con mucho cuidado, desató el papel, que se veía un tanto amarillento, de la pata de la lechuza, la que enseguida voló por los aires.
La muchacha la miró consternada hasta que se perdió de vista. Fijó la mirada en el papel que no debía pasar de los 10 centímetros de ancho. Lo desdobló y leyó sorprendida el contenido
Lila:
No le cuentes a nadie de esto.
Esta noche debes esperar en la ventana del comedor en la que se posó la lechuza.
A las 7 llegará una carta para ti.
Estate atenta.Debes despachar lo más pronto posible una respuesta.
Hazlo con la misma lechuza que te llevará la carta.
Ten cuidado de que nadie la vea.
Hasta pronto:
Albus Dumbledore
Director del colegio de Magia y Hechicería
HOGWARTS
-¡¿QUÉEEEE! –sonó el grito de Lila por toda su casa.
Antes de que su tía, quien vivía en el apartamento de arriba, salga para ver lo que había pasado, entró a su comedor cerrando la puerta y sentándose en una silla del comedor, todavía analizando el papel que le había llegado.
"No puedo creerlo!" era lo único que pensó durante unos minutos.
"Está bien que yo sea una soñadora incurable, pero no es como para jugar conmigo de esa manera" analizó enojada.
"¿Quién pudo haberlo hecho?",las únicas que sabían que ella leía los libros de Harry Potter eran su amiga Rosa, quien no le daba mucha importancia al asunto, y su amiga Camila. "Claro. De seguro fue ella quien me hizo esa broma", pensó Lila. Pero había algo que aun taladraba su cabeza, de dónde había sacado ella una lechuza blanca, y todavía de ese tamaño?... la verdad era algo muy extraño.
Camila era bromista pero no era posible que su sentido del humor llegue al punto de conseguir ese espécimen de ave y todavía amaestrarlo para la broma!.
Lo mejor era esperar a que ella llegara y preguntarle si había sido obra suya.
Lila guardó el papel en un bolsillo de su pantalón y se dirigió a la cocina para preparar su almuerzo.
Luego de haber comido sin darse cuenta siquiera de lo que se metía a la boca, porque en todo ese tiempo imaginó como sería si ese papel fuera verdaderamente una nota de Dumbledore, Lila se retiró a su habitación que se encontraba dentro de otra puerta saliendo a la derecha del comedor.
Encendió la luz de su cuarto, porque éste carecía de iluminación, dejó su mochila encima de la cama, se sentó en ella y sin quererlo pasó la mirada por los pósters que adornaban sus paredes. Allí se encontraban el siempre bien parecido Leonardo DiCaprio, el actor mexicano Kuno Becker, su amigo cantante paceño Rodrigo Rojas, y el póster de la película Harry Potter y la cámara secreta, el segundo de la serie.
Lila sonrió al ver la cara de susto que tenía en esa foto Rupert Grint, el actor que encarnaba a Ronald Weasley. "Qué divertido sería verlos actuando, pero mucho más divertido sería si en verdad esos personajes existieran" dijo en voz baja.
En ese mismo instante llegó su mamá y la saludó como siempre, contándole cómo le había ido en el mercado y preguntándole si ya había comido.
Lila no le contó nada de la nota que le llegó. Tomó en cuenta su contenido: "No le cuentes a nadie de esto".
Pasó una hora más o menos luego de haber recibido aquél papel de la "pata" de la lechuza, cuando sonó el timbre de la puerta. Seguramente era Camila, quien ya llegaba, puntual como siempre a visitar a su amiga.
Lila enseguida recordó el papel y lo sacó de su bolsillo para que en cuanto Camila entrara le preguntase de su origen.
La pequeña muchacha de pelo negro encrespado fue a abrir la puerta.
En cuanto la abrió sus ojos chocaron con un papel que Camila tenía en su mano de las mismas dimensiones que el suyo.
Ambas se miraron sorprendidas.
-¿Qué es eso? –Lila preguntó señalando el pequeño papel del mismo color del que ella llevaba en su mano.
-Pensé que tu me lo hiciste llegar! –respondió Camila con una cara de asombro más notoria que la de Lila.
Camila entró sin antes quitarle el papel de Lila de su mano.
Luego de saludar a su mamá, ambas se acomodaron en la habitación de Lila sin poder pronunciar palabra. Ambos papeles tenían la misma información.
-No me hagas esas bromas Camila, por favor –replicó Lila –está bien soñar y todo eso pero hasta tal punto no creo que lleguen tus bromas, ¿o sí? –
-Pero no estoy bromeando –argumentó Camila -te juro que una lechuza blanca muy pequeña se posó en la ventana de mi habitación y me dio esta nota.
-Es que no puede ser! –exclamó Lila poniéndose de pie con una sonrisa de incredulidad en los labios.
-Yo tampoco lo creo –luego de un momento de silencio Camila volvió a hablar –Creo que debemos esperar hasta esta noche para ver si es algún truco publicitario o... –calló.
-...es verdadero?- Lila terminó la frase que su amiga había empezado.
Camila asintió con la cabeza sin creer todavía lo que estaba pasando.
Ambas habían recibido una nota de puño y letra del director de Hogwarts, nada más y nada menos que Albus Dumbledore. Pero había la posibilidad de que esto se tratara de un truco publicitario, pero publicitando qué?. Las dos películas ya se habían estrenado y ya pasaron de moda para muchos. Los libros no eran nunca publicitados en su país, y el quinto tomo no llegaría hasta junio de ese año. Sólo quedaba esperar.
Decidieron que lo mejor era estar como si no hubiera pasado nada. Y Camila se iría temprano para recibir "su carta".
Hicieron de todo para pasar esa tarde. Jugaron el monopolio de Harry Potter. Recordaron cuando estaban en colegio, y las cosas que hacían en el aula, y fuera de ella.
Llegó la hora en que Camila debía ir a su casa para esperar la tan ansiada carta.
Las amigas se despidieron en la puerta de la casa quedando en llamarse para saber los pormenores de la carta que llegaría a las siete.
-Ahora sólo hay que esperar –susurró Lila cuando ya se encontraba sentada en su cama.
Es cierto que cuando uno espera que el tiempo pase más rápido, es cuando más lento transcurre.
Lila miraba a cada segundo el reloj. 6:45, 6:46, 6:47. Que no podía pasar el tiempo más rápido!. Al fin 6:55. Lila no pudo esperar más y salió al patio de su casa a esperar al lado de la ventana del comedor. Llevó con ella una libreta y un lápiz por si acaso tenía que escribir alguna nota en respuesta.
No había problemas con su mamá, porque Lila le había dicho que iría al comedor por un vaso de jugo. Todo estaba calculado.
Miró el reloj en su muñeca, éste marcaba las 7 de la noche.
La noche paceña empezaba a oscurecer lentamente. Algunas estrellas se dibujaban en el firmamento que continuaba de un color azul claro.
De repente, una lechuza más grande que la blanca de la tarde, cruzó volando rápidamente el cielo para posarse sobre el alféizar de la ventana, donde la esperaba impacientemente la muchacha de anteojos.
Levantó su pata y Lila retiró de ella un sobre de tamaño grande. Para su sorpresa, la lechuza de color café no levantó el vuelo como había hecho la anterior, enseguida de haber cumplido con su trabajo. Más bien, se paseaba por el alféizar con toda confianza, ululando de cansancio.
Súbitamente, Lila escuchó cómo desde la habitación del otro lado su mamá la llamaba y estaba a punto de salir para ver el por qué de la tardanza de su hija.
La muchacha, sin pensarlo dos veces, agarró al ave y la metió en el comedor. Cerró la puerta y fue hacia el otro cuarto.
Su mamá le preguntó qué fue lo que había pasado. Lila dudó un poco al contestar pero finalmente le dijo que se distrajo... buscando un CD que estaba en la sala.
-Ah! qué tonta soy –alegó golpeándose con una mano en la frente –me olvidé el CD allá adentro. Enseguida vuelvo –y diciendo esto salió apresuradamente hasta el comedor donde la pobre lechuza la esperaba con una cara de enojo única.
Al entrar, Lila recibió unos cuantos picotazos en la cabeza. Bien se los tenía merecidos.
-Lo siento amiga –dijo ella tratando de calmar al ave –es que si mi mamá te veía era seguramente tu fin.
El ave se calmó y se posó sobre la mesa del comedor en la que se encontraba la carta aún sin abrir que había traído.
Lila se sentó, abrió el sobre que en el rótulo decía:
Lila Zizold Topret Calle Federico Zuazo # 2186La Paz – Bolivia
La chica desdobló la carta y leyó el contenido.
Señorita Zizold:
Es un agrado para mí comunicarle que ha sido aceptada para formar parte de la escuela Hogwarts de Magia y Hechicería, de la cual soy director.
Debido a circunstancias obvias, usted no puede aún integrarse al alumnado por diferencias geográficas y de idioma, además de que las clases aquí ya están en su última etapa.
Pero no se preocupe, usted y la señorita Camila Grissi Delird deberán seguir un estricto proceso de nivelación en su ciudad para luego integrarse, a principios de septiembre, en el curso que les toque en nuestra ciudad de acuerdo a su edad y su avance.
Le ruego la mayor discreción en este tema. Nadie debe enterarse de esta carta y su objetivo.
Lo que debe hacer a continuación es asistir regularmente a "El Caldero de la Bruja", pub ubicado en la calle Goitia de su ciudad. En ese lugar seguirá recibiendo notas de mi parte, además de los libros de consulta. Aquél no será el único lugar al que asista, se le avisará con anticipación los otros sitios.
Me despido de usted esperando una respuesta de su parte y todas las preguntas que halle pertinentes.
Albus Dumbledore
Director de la escuela de Magia y Hechicería
Hogwarts
P. D. Tal vez usted no lo crea al principio, pero la magia sí existe Lila, y por eso usted fue escogida de entre muchas personas para ser parte de esta escuela. Usted en verdad "cree en la magia"
Lila se encontraba con los ojos perdidos luego de leer la carta de Dumbledore.
En verdad había sido seleccionada para estar en la escuela Hogwarts?.
Pero, esa historia acaso no era invento de J. K. Rowling?.
Salió de su trance cuando la lechuza picoteaba suavemente su dedo como para hacerle saber que se tenía que ir pronto.
Bueno, todas las preguntas que ella tenía en su cabeza serían contestadas.
Lila tomó un pedazo de papel y empezó a escribir todas las interrogantes que se le venían a la cabeza:
Esto es una broma? Que no es todo esto parte de una historia escrita por J. K. Rowling?Existen realmente Harry Potter, Ron Weasley, Hermione Granger, Draco Malfoy, ...Lord Voldemort?
Son ellos los mismos que actúan en la película?
Por qué me eligieron a mí?
Es verdad que puedo hacer magia, o sólo soy una muggle cualquiera
Cómo podremos ir a Hogwarts si aquí estamos pasando clases en Septiembre?
Cómo se lo digo a mis papás?
Y mi varita, dónde la consigo?
Vuelvo a repetir, esto es una broma?
Y el problema del idioma?
Respóndame pronto.
Lila Zizold
Leyó un momento más lo que terminó de escribir, y luego lo amarró a la pata de la lechuza. Salió al patio y dejó al ave nuevamente en el alféizar. Ésta levantó el vuelo inmediatamente. Lila esperó que nadie la haya visto.
Entró nuevamente al comedor y tomó la carta, se acercó al teléfono, marcó un número. Enseguida, al otro lado de la línea se escuchó la voz agitada de su amiga Camila.
-Qué recibiste? –le preguntó con la voz aún fatigada por el camino que recorrió hasta su teléfono.
-Pues... una carta de Albus Dumbledore avisándome que... fui elegida para entrar a... Hogwarts –dijo pausadamente Lila.
-Pues yo también recibí lo mismo –exclamó Camila – y ahora qué vamos a hacer?-
-No lo sé. Me encantaría seguir el juego como si fuera cierto, pero parecería una tonta – argumentó Lila tristemente.
-No sé tú, pero yo voy a esperar a que me respondan lo que pregunté para luego tomar algunas decisiones.
-Creo que haré lo mismo. No pienso ilusionarme con algo que tal vez sea un simple truco publicitario – diciendo esto, Lila terminó la llamada y se dirigió a su cuarto, sin antes sacar cualquier CD del mueble en donde se encontraban.
No se puso a pensar más en el asunto en lo que restaba de la noche. Terminó los ejercicios de redacción que le pidieron para el día siguiente y se acostó a dormir.
