Capítulo 5

Y diciendo esto, Malfoy se fue a su sitio. Camila se acercó a Lila y le dijo.

-No te lo dije porque estaba molesta. Por culpa de la maldita jefa de tu casa y su miserable pregunta no obtuve un 100. Lo siento, iba a decírtelo después.

-No te preocupes, lo que me molestó fueron los comentarios de Ron y Malfoy. Por cierto –le susurró al oído- estuvo buena ésa de cara de idiota, la voy a usar.

-Gracias, ya sabes, yo y mi poca creatividad –le respondió sonriendo- Mejor me voy, la señora Sprout ya nos dio trabajo qué hacer por llegar más temprano. Nos vemos después de clase.

-Bueno.

-Casi lo olvido –volvió hacia su amiga, Camila- pienso hacer las pruebas para ingresar al equipo de Quidditch de Slytherin, quiero ser la guardiana. Aunque todavía falta un poco para eso.

-¿Estás loca, además de ser un deporte muy violento en Slytherin NUNCA hubo mujeres en el equipo- le dijo preocupada Lila.

-Pues yo seré la primera, ya lo verás –afirmó segura de sí misma Camila.

-No entres, ¿qué tal si aparece una bludger loca?.

-Deja de preocuparte, no hay elfos fuera del castillo para que me hagan un hechizo así. Además, no soy Potter, no tengo nada que temer.

La clase fue bastante divertida, más para Lila porque Ron cortó mal una de las ramas de los Cabellos de Medusa y ésta, como una lapa, se pegó en su rostro y lo empezó a succionar.

Los Gryffindor lo miraban preocupados. La señora Sprout trataba de quitársela. Hermione gritaba alterada. Harry trataba de calmar a Hermione. Lila reía hasta doblarse, mientras todos los Slytherin reían de la desgracia de Ron, menos Camila y Millicent, que estaban concentradas en su trabajo e ignoraron el "show".

En el momento en que Draco volteó a ver a Camila, para comentar acerca de la torpeza de Ron, vio cómo ella guardaba su varita dentro la túnica.

-¿Fuiste tú? –le preguntó el muchacho de cabello platinado, sonriendo- ¿Por qué lo hiciste?.

-No pude evitarlo, pero tengo mala puntería, quería que Potter sufriera –respondió Camila sin inmutarse, continuando su labor, mientras Millicent esbozaba lo que parecía una sonrisa.

-¿Sabes que si cortaba la rama más cerca de su corazón ésta sería venenosa? Podía haberlo matado –comentó divertido Draco.

-Pero no lo hizo, es un idiota, un poco más y llegaba a la rama que salía del corazón de la planta.

-Hubieras perdido el tiempo- dijo dejando de sonreír Malfoy- De todas formas tu puntería falló.

-Pero habría comprobado si en realidad la rama del corazón de la Cabellos de Medusa es realmente tan venenosa como dicen –dijo con despreocupación- Ahora espero que en Cuidado de Criaturas Mágicas nos toque un animal "interesante" que arrojarle al "niño que vivió".

-El niño que vivió, bah –dijo hastiado Malfoy- la gente lo ensalza como si fuera un héroe.

-Ojalá fuera "el niño que murió", lo recordaría con más cariño –dijo con ironía Camila.

-Yo también –y diciendo esto, Malfoy se puso a reír, junto con Millicent que ya no pudo evitarlo.

Al terminar Herbología, todos fueron a su próxima clase: Adivinación.

Subieron hasta el apartado lugar, menos Hermione que fue a Aritmancia. Una vez allí la profesora Trelawney los recibió desde su sillón al lado de la chimenea. Puso una mano sobre su frente y cerrando los ojos dijo.

-Siento dos nuevas presencias en esta aula.

-Seguro ya leyó la carta de Dumbledore en la que se lo indican –comentó burlón Seamus.

-Presiento que son dos jovencitas que vienen desde muy lejos –dijo, concentrándose- ¿África, ¿tal vez Asia?.

-América –dijo Lila, evitando reír del espectáculo de la profesora– Sudamérica.

-Claro, ya lo sabía.

-Sí, seguro –murmuró Lila.

-Siéntense.

Como siempre, Trelawney predijo la muerte próxima de Harry. A Lila le dijo que luego de la hora del almuerzo tendría un accidente con el calamar gigante del lago.

Al tratar de "predecirle" algo a Camila ésta no se lo permitió, pero la profesora le dijo que se dejase de tonterías. Tocó con una mano la frente de Camila y se quedó perpleja.

-Sólo falta que me diga que me voy a casar –comentó irónica Camila- o que Lila se enamorará del pobretón.

-¡Oye! –repusieron a la vez ofendidos Lila y Ron.

Trelawney separó lentamente su mano de la frente de Camila, muy asustada.

-Señorita, ¿tiene parientes que lleven sangre de magos?.

-Que yo sepa no.

-Bueno, pues tendrá que averiguarlo. Esto que estoy prediciendo es muy grave como para comentarlo con toda la clase. Ah! y una cosa más, no se acerque mucho al señor Potter.

-No tengo intenciones de hacerlo, no se preocupe. Hace mucho que dejé mi obsesión de acosar personas –respondió burlonamente Camila.

-Ahora, tome cada uno una bola de cristal y vea el futuro de su compañero. Los pondré en parejas.

-Potter-Patil; Longbottom-Finnigan; Zizold-Weasley.

-¡No! –gritaron a dúo ambos.

-Malfoy-Zabinni; Crabbe-Goyle; Grissi-Parkinson.

-¿No puedo hacer pareja con Draco? –preguntó Pansy.

-No señorita, usted hará el trabajo con la señorita Grissi.

Comenzaron con sus predicciones. Harry trataba de quedar bien con Parvati prediciéndole muchos romances futuros con hombres importantes y ricos; Lila predijo a Ron que iba a morir de la forma más atroz que nadie podía imaginar...en manos de una recién llegada de Sudamérica. Ron le dijo que moriría ahogada en el lago como regalo al calamar. Pansy no tenía ni la más mínima intención de hablar con Camila, mientras ésta le predecía su matrimonio con Crabbe, pero que no se preocupara, con un buen tinte sus hijos podían quedar rubios como Draco, lo que no le causó ninguna gracia, al imaginarse a unos niños rechonchos con caras de cerdito y aparte de todo...teñidos.

Acabó la clase, no sin antes llevarse cada uno de tarea predecir a un amigo suyo un mes de su vida, día por día.

Fueron a almorzar. Todo estaba muy tranquilo, cuando Harry se atoró con ¿spaghetti?. Neville, tratando de ayudar, le presionaba fuertemente el tórax, o sea, que además del atracón, Harry se estaba asfixiando por la "ayuda" de Neville.

Malfoy disfrutaba muy divertido del espectáculo.

-¿Dónde aprendes hechizos tan divertidos? –le preguntó a Camila.

-Del libro que Snape me prestó –respondió ésta.

Camila se levantó y fue hacia la mesa de Gryffindor. Al acercarse, le dio un golpe muy fuerte en la espalda a Harry que lo hizo reaccionar. Le tendió un paquete a Lila.

-Toma.

-¿Qué es? –preguntó intrigada Lila.

-Un regalo, ábrelo.

Lila lo abrió y vio que era un reloj despertador en forma de enano barrigón y con cara de enojado.

-Es mágico. Cuando quieras apagarlo sólo dale la mano. No vayas a asustarte por lo que te grite, su objetivo es que te despiertes.

-Gracias, así no me quedaré dormida.

Reaccionando, Harry se acercó todavía rojo hacia Camila.

-Gra...gracias.

-No me lo agradezcas, no debí hacerlo.

Y diciendo esto volvió a sentarse en su lugar.

-¿Por qué estás tan rojo Harry? –preguntó Lila.

-Me estaba atorando –repuso sintiéndose "ignorado".

-Ah. Mira el reloj que me regaló Camila.

-No vaya a ser una bomba de tiempo –comentó temeroso Ron.

-No te preocupes, si así fuera te la hubiera regalado yo a ti –dijo Lila.

Al llegar a su mesa, todos miraban extrañados a Camila.

-¿Por qué ayudaste a Potter? –preguntó Goyle, con la boca llena de carne masticada.

-No debiste hacerlo, Snape va a regañarte –le dijo Malfoy.

-Mi intención no era ayudarlo, sólo que tenía excusa para golpearlo –respondió serenamente Camila.

-Bueno, atención todos –interrumpió Dumbledore.

-Ahora qué querrá el vejete –repuso Zabinni.

-Tengo el agrado de informarles que se realizará una fiesta de disfraces en Halloween, a la que asistirán los alumnos de 4° para adelante. El disfraz es obligatorio, aunque no así la asistencia. Espero que dejen volar su imaginación y creen buenos disfraces. Tienen casi todo un mes para hacerlo. Luego de la fiesta se realizará la selección de los equipos de Quidditch.

-El mejor disfraz ganará 10 galeones en compras de Hogsmeade en cada una de sus tiendas –concluyó McGonagall.

-Weasley se esforzará de seguro –comentó burlón Malfoy- Nunca en su vida vio tanto dinero junto.

-Pues para mi ganará –dijo Camila ante el asombro de todos los que la escucharon- Él lleva el mejor disfraz: es idiota, incompetente, cobarde, inútil, lamesuelas de Potter, tragón, cabeza de carbón recién apagado, ignorante, tonto y además...pobretón. ¿Podría alguien mejorar eso?.

Todos los que la escucharon rieron sonoramente, pero fueron interrumpidos por un montón de lechuzas que ingresaban en el Gran Comedor dejando paquetes a sus destinatarios.

Lila y Camila recibieron un paquete bastante grande, que les fue depositado cuidadosamente sobre la mesa.

Ambas abrieron con curiosidad sus regalos y vieron que se trataban de una lechuza para Lila y un gato para Camila, ambos en sus jaulas: la de Lila era blanca y el de Camila era negro.

Traían una nota: Disculpen el retraso, aquí tienen sus mascotas, cuídenlas mucho. Prof. Dumbledore.

-Qué nombre le pondré –se preguntaba Lila- Ya sé, "Luna".

La misma pregunta se hacía Camila, hasta que se le "ocurrió" un nombre.

-Te llamarás Nagi, me gusta ése nombre, aunque no sé por qué.

Luego del almuerzo Lila necesitó nuevamente el hechizo del idioma porque nuevamente no entendía lo que le hablaban. Se acercó a la mesa donde aún seguían los profesores y le hizo señas al director Dumbledore para que le haga el hechizo.

El anciano sacó su negra varita y la colocó sobre la cabeza de Lila. Ésta vez no dijo ningún conjuro, pero salieron unas chispas color violeta de su varita.

Lila lo escuchó decir luego.

-Esta vez no tendrás necesidad de que te hagan el hechizo nuevamente hasta tu retorno a casa.

-Gracias profesor –le dijo Lila, y se dirigió a la salida donde sus amigos la esperaban.

Sorpresivamente alguien pasó por su lado velozmente. Ella quiso ver quién era, pero sólo alcanzó a observar una capa con el escudo de Ravenclaw.

Seguramente era aquél muchacho que vio cuando estaba entrando para la selección de alumnos, porque aún le parecía conocerlo de alguna parte.

Pasó un poco de tiempo, y todos andaban ajetreados pensando qué disfraz llevarían.

La tarea de Adivinación fue todo un éxito para Camila y Lila.

La primera planificó todo el mes siguiente para Pansy. Puso en su tarea que la muchacha tendría varios romances durante el mes pero que todos terminarían rompiéndole el corazón. Esta información le pareció muy interesante a la profesora Trelawney, quien le puso una muy buena nota a la chica.

Lila tuvo que predecir el mes de Ron. Ella puso en su reporte que el muchacho viviría todo tipo de catástrofes, empezando por caídas desde las escaleras, tropezones que terminarían en moretones y raspones horribles, pasando por hechizos mal hechos que terminaban siendo en contra de él mismo, terminando con un terrible accidente en la fiesta de Halloween. También se sacó buena nota por esa serie de relatos.

Ron en cambio no tuvo la imaginación suficiente como para contar algo parecido de Lila, así que puso en su reporte que todo el mes que venía, Lila estaría peleándose con él y se haría más amiga de Harry y Hermione. Por ello recibió menos de la mitad de la nota. Era obvio que los reportes más macabros y desgarradores eran los preferidos de la profesora Trelawney. Ron pareció olvidar el detalle.

El mes pasó volando, Camila y Lila se veían cada vez menos.

Ron y Lila se llevaban cada vez...peor, pero sus constantes peleas eran pan de cada día para ellos. Al parecer no podrían vivir sin gritarse algunos insultos por lo menos una vez al día. Harry sentía que Lila tenía una conexión diferente con él, por eso le simpatizaba tanto. Ambos se convirtieron en muy buenos amigos y casi iban a todo lado juntos. Hermione tenía sin vida a Lila pidiéndole que destruya su despertador, que resultó ser muy grosero y mal hablado.

En una ocasión empezó a gritar con todas sus fuerzas que Hermione estaba secretamente enamorada de Ron y se lo confesaría el día de la fiesta de Halloween. Lila, obviamente no despertó porque la aludida era Hermione, pero de todas maneras se despertó ante los gritos que le daba su amiga para que le dé la mano al despertador y se calle de una vez.

Camila se acostumbraba cada vez más a su guardaespaldas y a tratar peor a los Gryffindor, excepto a Lila, pero tampoco le hablaba ya mucho.

En una clase de criaturas mágicas, Hagrid les hizo cuidar unos Kirbles, que eran unos murciélagos de color verdoso, con grandes colmillos y pelaje sedoso.

Obviamente, mordían y su víctima preferida fue Ron, porque los colores brillantes llamaban la atención de estos animales, y la cabellera de Ron era de notar. Al final de la clase terminó en la enfermería, lleno de chichones.

Durante una clase de historia de la magia Lila pareció reconocer a ese chico de Ravenclaw, porque la pasaban juntos, pero no podía ser posible. Ese chico seguramente era el doble del amor platónico que dejó en Bolivia. Era exactamente igual a Rodrigo Rojas.

La chica no se atrevió a hablarle durante todo ese tiempo. Sólo se limitaba a verlo de lejos y recordar cuánto se divertía al verlo actuar en sus presentaciones allá en su país.

Hasta que al fin llegó la noche tan esperada. El salón estaba adornado con calabazas que contenían velas. Habían murciélagos y un tenue color azul iluminaba el Gran Comedor.

Ron, preocupado, estaba sentado aún en su Sala Común, cuando vio bajar a Lila, disfrazada de Harry, con su cabello atado hacia atrás y una cicatriz en la frente que parecía muy real, pues la hizo con un hechizo.

-Veo que ya estás listo –comentó Lila.

-¿Yo, si no estoy disfrazado.

-Ah, pensé que la cara de tonto era careta –comentó burlona.

-Muy graciosa –dijo indignado Ron- No se me ocurrió nada para mi disfraz.

-Puedo ayudarte –dijo pícaramente Lila- claro, si quieres.

Como no quería perderse la fiesta y no tenía ideas, Ron aceptó la ayuda de "su amiga". Pícaramente, la muchacha sacó su varita de la túnica e hizo un conjuro para sus adentros. Sonrió triunfante ante su "obra de arte".

Llegaron al Gran Comedor. Lila miraba divertida la decoración. Vio acercarse a Harry disfrazado de ¿Trelawney, sí. Llevaba una falda larga de varios colores, una blusa floreada y una pañoleta sobre la cabeza, adornado con grandes aretes y muchos collares y anillos. Al llegar donde sus amigos se encontraban empezó diciendo, imitando la voz de la profesora

-Predigo que algo terrible ocurrirá esta noche. Y eso terrible ...ja, ja, ja -empezó a reír al ver a Ron.

Hermione, que entró tras de él, estaba disfrazada de Snape, con el cabello negro y grasoso (gracias a un hechizo) y la vestimenta negra característica. Rió también al ver a Ron.

Ron no quería entrar, pero Seamus lo empujó y lo vieron. Su disfraz hacía juego con su cabello: estaba disfrazado de diablo, con grandes cuernos hechos con su cabello y un tridente. Una larga cola terminada en flecha salía de su pantalón.

Enseguida unos murciélagos se le acercaron y Ron salió corriendo: eran Kirbles, no murciélagos.

De pronto vieron entrar a Malfoy disfrazado de vampiro. Tenía unos grandes colmillos, una capa negra de fondo interior rojo, la camisa y el pantalón negros, mientras un hilo de "sangre" le caía de la boca.

Lila, Harry y Hermione habían ido a sentarse a su mesa. Había una música ambiental bastante entretenida sonando en el Gran Comedor. En ese momento la mayoría de los que habían llegado solamente se encontraban conversando, al parecer esperaban que el ambiente se tornara un poco más apropiado para comenzar a bailar.

De un momento a otro, todos callaron, algunos miraron hacia la puerta, otros se dirigieron a diferentes rincones del salón como queriendo ocultarse, una que otra muchacha soltó un grito ahogado y se desmayó. Lila, que había notado la extraña reacción de sus compañeros, se puso de pié y se abrió paso entre la gente para ver el motivo de su temor; la siguieron Harry y Hermione, el primero apretando fuertemente su varita guardada en su túnica listo para sacarla si era necesario.

Ahí estaban, dos personas vestidas como mortífagos, una más alta que la otra. Avanzaron con paso lento hacia al interior del Gran Comedor. Las máscaras de color blanco, que sólo tenían unas delgadas rendijas para los ojos, cubrían el rostro de ambas personas. La capa negra tenía una capucha del mismo color que cubría parte de sus rostros.

Ambas figuras se acercaron poco a poco hacia donde estaban los 3 Gryffindor mencionados. A Harry y Lila el corazón les latía a mil por hora, tenían mucho miedo; Hermione estaba petrificada y no sabía qué hacer al verlos acercarse. Todos miraban expectantes lo que ocurría, y algo temerosos también porque ningún profesor se encontraba en esos momentos.

Ambos encapuchados se detuvieron justo a una corta distancia de Harry y Lila que estaban parados uno al lado del otro, tras de ellos estaba Hermione. Cuando uno de ellos habló, Lila casi se desmaya.

-Hola Lila –dijo con un tono cálido la voz de una muchacha- No me digas que te asusté

Lila abrió inmensamente los ojos, pero al escuchar y reconocer la voz no sabía si alegrarse o enfadarse.

-¡¡Camila, ¡me asustaste! –exclamó asustada Lila

La muchacha se sacó la máscara y dejó ver tras ella una gran sonrisa burlona dirigida a su amiga.

-¡Creí que eras un mortífago! –siguió reclamándole Lila

-Pues prácticamente lo soy o no reconociste mi disfraz –admitió burlona Camila

Al ver que se trataba tan sólo de un disfraz, todos en el salón volvieron a respirar tranquilamente y a acercarse hacia el centro del Gran Comedor.

-Lila no fue la única a la que asustaste –dijo Harry, soltando su varita

-No me digas, ¿tú también te asustaste, niño Potter? –contestó Camila fastidiada sin siquiera mirar a Harry

-Seguramente ya estaba listo para hacerse el héroe –dijo la otra encapuchada- Draco tiene razón, a Potter le gusta presumir su supuesta valentía

Harry volteó a ver a la otra persona encapuchada, que todavía mantenía puesta su máscara. Había reconocido la voz de una mujer, pero no sabía de quién se trataba.

-Me alegra que por fin te hayas animado a decir unas cuantas palabras, Millicent –dijo irónica Camila- Estaba empezando a creer que eras autista

-Jajajaja –se escuchó una risa cercana a ellos- Autista, jajaja

-Vaya Draco, te ves bien con ese disfraz –elogió Camila a su amigo Slytherin

-Y yo no creí que hablabas en serio cuando dijiste que te pondrías ese disfraz –le respondió Malfoy, todavía con una sonrisa en la cara

-Se nota que no me conoces

-Si Camila te dice que hará algo, por más alocado que parezca, créelo en un 90 -comentó Lila- Lo sé porque la conozco

Camila miró a su amiga y le sonrió.

-¿Sólo en un 90? –le reclamó divertida

-Dejemos un 10 en falta de tiempo, material, flojera o simplemente porque te rajaste, jaja –rió Lila

-Yo no me rajo –repuso Camila ofendida- En todo caso tú eres la rajona, porque eres una miedosa

-Ah, ah –dijo Lila, realizando un movimiento de negatividad con su dedo índice derecho- No soy una cobarde, una Gryffindor nunca se acobarda

-Entonces debes ser una Hufflepuff infiltrada porque tú eres muy cobarde, jaja –se burló Camila

Los que escuchaban la divertida discusión alrededor de las amigas callaron y algunos que estaban hacia la puerta de ingreso abrieron paso muy temerosos: Snape había entrado y las había visto.

-Señorita Grissi –dijo con un tono muy frío- Descubro, con cierta pena, que la charla que tuvimos en una oportunidad sobre la diferencia de las casas no ha tenido el efecto que debía tener en usted

-Lo siento señor –se disculpó Camila, dejando de sonreír y bajando la mirada- Sólo estaba bromeando con Lila porque ella se asustó de mi disfraz

Ante el comentario, Snape miró con detalle a la muchacha: la capa negra y la máscara blanca que sostenía en una mano.

-Una mortífago –dijo- Muy creativa, pero debería saber que fue una broma de pésimo gusto

Snape giró su cabeza un poco y vio a Hermione y su disfraz.

-Pero creo –agregó Snape- que su creatividad quedó corta al lado de la señorita Granger

Hermione, al notar que Snape había visto su "disfraz", tragó saliva sonoramente.

-¿Se supone que esto es una burla? –preguntó indignado- Me asombra que usted, que se vanagloria de su respeto a los maestros, haya osado hacer una burla como ésta

-Profesor, mi intención...-trató de explicarse Hermione

-¡Silencio! –gritó Snape- 30 puntos menos para Gryffindor por burlarse de esa manera de mi persona y vaya a cambiar su, si se le puede llamar así, disfraz; si no quiere que su casa pierda más puntos

Hermione sintió cómo la dura mirada de Snape la atravesaba y temerosa de decir algo más, salió corriendo del Gran Comedor.

-En cuanto a usted –le dijo Snape a Camila- Póngase la máscara o quítese la capa. Un mortífago no lo es más por llevar cierta ropa

-Profesor –repuso Draco- No puede regañar a Camila sólo por una broma como ésa. Recuerde que estamos en Halloween, también en el mundo mágico el objetivo es causar terror con un disfraz

-Tiene razón señor Malfoy –le respondió Snape, tranquilamente- Había olvidado la fecha en que nos encontrábamos. Señorita Grissi...

-Sí profesor

-Cinco puntos más para Slytherin por ser el disfraz que logró el objetivo de la festividad

-Gracias –contestó Camila, sin levantar aun la cabeza

Snape iba a seguir su camino hacia la mesa de los profesores, cuando se detuvo al ver a Lila y Harry.

-Vaya, vaya, señor Potter y señorita Zizold –comentó sarcástico Snape- ustedes me sorprenden aun más. No creí que usted tendría la desvergüenza de creerse tanto como para convencer a una de sus compañeras para que se disfrace de usted –dijo sin dar oportunidad a que ninguno de los dos se defienda- Además claro, de lo ofensivo de su disfraz

-Pero yo...-trató de excusarse Harry

-No me diga que ése disfraz está tratando de imitar a la profesora Trelawney –inquirió Snape- Veo que a usted y sus amigos les gusta burlarse de sus profesores. 10 puntos menos para su casa por esa burla

Y sin decir más, Snape fue a sentarse a su lugar en la mesa de los profesores. Seguido por la mirada de odio de Harry y la preocupación de Lila. Camila levantó la mirada y vio a su profesor fijamente, luego dio media vuelta y se fue a sentar a la mesa de Slytherin.

Todos trataron de olvidar lo ocurrido, sobre todo los de Gryffindor, que miraban con desprecio a Snape por su injusticia.

Intentando no recordar los comentarios de Snape, Harry invitó a Lila a bailar. Ésta estaba de lo más divertida bailando con su amigo, cuando de pronto vio que Harry perdía el equilibrio y se caía al suelo de una forma muy graciosa, como si se le hubieran enredado los pies.

Lila se agachó para ayudarlo, cuando levantó la mirada, ésta chocó con la sonrisa burlona de Camila. Al lado de ésta, Malfoy, Crabbe y Goyle se doblaban de risa. Lila volteó a ver hacia la mesa de profesores y vio a Snape sonriendo burlón. Ayudó a Harry a levantarse y se fueron a sentar. Harry estaba adolorido y Lila preocupada. No podía ser que su amiga fuera la causante de ese pequeño accidente.