Capítulo 8

Camila y Draco lograron salir del castillo con un wingardium leviosa que hicieron para levitar y así pasar a través de la ventana para dar al patio de la escuela. Momentos después Goyle y los demás hicieron lo mismo imitando a sus amigos.

Los Slytherin se estaban dirigiendo al borde del bosque prohibido cuando escucharon un Eeeeeeeeeee... muy fuerte cerca de ellos.

Era Ron quien estaba a punto de cumplir su penitencia, pero los vio acercarse y decidió callar. Todos se miraron extrañados, pero creyeron que era alguna criatura del bosque, y continuaron con su camino.

Ron se quedó petrificado en el lugar. Vio pasar a los cinco, en tiempos distintos, por su lado. Fijó la vista hacia la ventana por la que lo veían sus amigos Gryffindor, habían apagado las luces para que no sepan que los observaban. O tal vez salieron para ver qué era lo que estaba ocurriendo.

Harry tomó su mapa del merodeador de su baúl, y salió junto a sus dos amigas. Pudieron pasar sin muchos problemas hasta afuera. Allí los esperaba Ron. Lo reconocieron porque llevaba un poco de su pelo destapado y el rojo se notaba hasta en medio de la oscuridad.

-Qué pasó Ron, por dónde se fueron? –preguntó apresurado Harry.

-Se internaron por el bosque en esta dirección –señaló Ron a la izquierda.

Los cuatro quisieron ponerse debajo de la capa, pero era demasiado pequeña para taparlos a todos, así que decidieron que sólo Ron y Hermione estarían bajo la capa. Llegaron a un claro del bosque pero no habían rastros de los Slytherin. Decidieron separarse para buscarlos.

En un lugar cercano, Camila le hacía indicaciones a Draco.

-El primero que encuentren un centauro para molestar gana el reto –le indicó, y cada uno tomó un rumbo distinto

Luego llegaron al lugar Millicent, Crabbe y Goyle y se dispusieron a separarse para seguir a sus dos amigos.

Mientras tanto Harry le decía a Lila que vaya con más cuidado, porque ya era la tercera vez que se tropezaba con la raíz de un árbol. Ron y Hermione iban un poco menos preocupados, porque era difícil que los descubran bajo la capa. Ambos pararon en seco cuando vieron a Draco, Crabbe y Goyle acercarse a donde estaban.

-Estoy seguro de que por aquí encontraremos lo que estamos buscando -aseguró Malfoy- Sólo espero que no me estorben, ni sé para qué vinieron...

-Seguramente éstos harán algo malo –le susurró Ron a Hermione.

Harry y Lila se escondieron detrás de un árbol al ver a Draco junto a sus amigos.

Todos estuvieron muy callados por un momento, cuando de pronto el cielo se iluminó. Los siete estudiantes miraron asombrados hacia el cielo. Había una marca verde fosforescente que flotaba sobre sus cabezas. Tenía la forma de una calavera a la que le salía una serpiente por la boca. Sin duda alguna, ésa era la marca tenebrosa.

Harry y Lila, sin darse cuenta de lo que harían, fueron caminando hacia adelante para ver la marca desde una mejor perspectiva. Cuando llegaron descubrieron a un par de encapuchados, uno de los cuales aun sostenía la varita en alto, debajo de la Marca Tenebrosa. El chico de la cicatriz se armó de valor y se acercó con su varita en mano.

Impedimenta! –gritó dirigiendo un rayo de luz hacia los encapuchados, que rozó la cabeza de uno de ellos haciendo caer su máscara

Los Gryffindor estaban a punto de ver el rostro del mortífago que levantó lentamente la cabeza hacia un débil rayo de luz de luna, cuando alguien gritó tras de ellos "Petrificus totalis!" y todo se oscureció. Lila vio un par de rostros borrosos que se acercaron a verla y reían burlones, pero poco a poco todo se fue haciendo cada vez menos claro y cayó inconsciente.

Cuando ambos despertaron se encontraron con Ron y Hermione, que los miraban preocupados, luego de que ésta última les haya aplicado un contra hechizo.

-¿Pero dónde...? –se levantó Harry asustado

-¿Qué pasó? –preguntó Lila incorporándose con dificultad

-Los inmovilizaron –explicó Hermione- Cuando vinimos siguiendo la Marca Tenebrosa los encontramos tendidos en el suelo

-¿Y los mortífagos? –inquirió Harry preocupado poniéndose de pie y buscando desesperadamente en todas direcciones

-Se fueron –aclaró Ron apesadumbrado- Por estar siguiendo a Draco y sus amigos no nos percatamos a tiempo de nada

-Sin embargo la Marca Tenebrosa desapareció muy pronto –analizó Hermione pensativa- No lo entiendo...

-Será mejor que regresemos al castillo –sugirió Lila siendo ayudada por Harry para ponerse de pie, porque sentía aun las articulaciones entumecidas- Si nos ven aquí nos meteremos en serios problemas

-Lila tiene razón, mejor volvamos –la secundó Hermione poniéndose en marcha, seguida por Ron y Harry que claramente hubieran preferido encontrar a los mortífagos

Mientras los cuatro amigos iban de regreso al castillo, no se percataron que varios pares de ojos maliciosos los seguían con la mirada, ocultos en medio de la oscuridad del bosque.

Al día siguiente, en Pociones, los Gryffindor y varios Slytherin ya estaban en el aula. Lila seguía como ida, pensando en Rodrigo, con una sonrisita dibujada en el rostro, y a momentos preocupada por la noche anterior. Aun así, con el recuerdo del muchacho y el hecho de poder verlo casi todos los días, parecía que ni Snape ni nada podía arruinarle ese momento,

Unas risas se escuchaban en el fondo del aula de Pociones, provenientes de algunos Slytherin. A la cabeza de Zabini, se estaban burlando de Goyle y Millicent, los cuales permanecían inmutables en sus respectivos asientos, aunque un leve tono rosa adornaba sus mejillas.

-Vamos Gregory –se burlaba Blaise- cuéntanos cómo estuvo tu cita con Millicent ayer

-No pueden negarse –le siguió Pansy- Anoche muchos los vimos llegar a la sala común bien entrada la noche ¿dónde estaban?

-Les digo que nos perdimos en el bosque –respondió molesto Goyle

-Y qué hacían en el bosque, picarones? –molestaba Blaise- Si se supone que no tenemos permitido salir por la noche y menos hasta allí

-Fuimos a buscar a Draco y Camila que querían conseguir unos especimenes para pociones –concluyó la explicación la robusta Millicent

-Qué?- se escuchó el grito de Pansy, que sacó incluso a Lila de su trance, obviamente todas las miradas se dirigieron a ella- Cómo que Draco y Camila salieron juntos anoche!

-Aun estábamos en la sala común jugando hasta que nos aburrimos. Así que ambos dijeron que iban a salir por un momento y no volvieron –volvió a empezar la explicación Goyle

-Como Camila es mi amiga, me preocupé y decidimos ir a buscarlos –terminó Millicent

Pansy iba a seguir chillando, cuando entró Draco, con más cara de pocos amigos que nunca, seguido por Crabbe. Malfoy se sentó, ignorando las miradas de todos los demás, sacó un libro y se puso a leer.

Lila se extrañó mucho que Camila no estuviera con él. No sabía cómo acercársele y preguntar por su amiga, y cuando se armó de valor, alguien se le adelantó.

-Vaya, vaya, Malfoy –dijo Ron burlón- Dónde dejaste a Camila? No me digas que la botaste al lago

Malfoy lo miró con ganas de asesinarlo, pero no respondió, volvió a bajar la mirada y siguió con su lectura.

-No sabía que les gustaba ir a pasear por el lago a medianoche –continuó Ron- Es más, de cuando acá te juntas con muggles

-Ése asunto no te incumbe, pobretón –respondió tajante Draco

-Pero a mi sí –se entrometió Pansy- Qué hacías con Camila afuera del castillo?

-No tengo por qué darte explicaciones, Parkinson –dijo muy molesto- Así que todos déjenme en paz

Iban a continuar con el interrogatorio, cuando entró Snape, más molesto que nunca. De un vistazo observó a todos.

-Señor Malfoy, ¿me podría decir dónde está la señorita Grissi? –preguntó fríamente el profesor

Ron trató de no reír a carcajadas por la pregunta directa a Malfoy.

-Está en la enfermería, señor –respondió altivamente Draco- Se puso mal y la enfermera Pomfrey la atendió. Le dijo que tenía que quedarse por unos días allí

Muy asustada, Lila se levantó de su asiento, sin importarle que Snape estuviera allí.

-Qué le paso? –preguntó preocupada- Qué le hiciste?

-Claro que no le hice nada, no seas ridícula –se defendió el muchacho

-Señorita Zizold –dijo serenamente Snape- 10 puntos menos para Gryffindor por su falta de educación, mire que interrumpirme cuando estoy hablando

-Lo siento señor –dijo Lila muy segura- pero Camila es mi amiga y me preocupa que esté en la enfermería

-Allí debería quedarse de por vida –comentó Pansy

-Cállate! –fue la respuesta inmediata de Lila y Draco, que hizo dar un brinco de susto a la Slytherin

-Basta los dos –dijo Snape- Señor Malfoy, al terminar la clase llévele sus apuntes y las tareas a la señorita Grissi, no queremos que se retrase en sus estudios siendo una de las pocas alumnas que valen la pena rescatar en Pociones –terminando de decir esto miró con desprecio a los Gryffindor

-Señor –interrumpió Blaise- Si quiere puedo llevarle los míos. Seguramente Draco estará cansado, además Camila es una buena amiga mía

Draco lo miró extrañado.

-Muy caballeroso, señor Zabini –elogió Snape- Está bien. Señor Malfoy, agradezca a su compañero por hacerse cargo él de esa molestia

-Pero no era molestia –trató de explicar Draco- De todos modos tenía que ir a ver a Camila

-Ya no será necesario –dijo Snape- Puede dedicarse a sus entrenamientos de Quidittch en ese horario

Draco no pudo discutir más, Snape había terminado así la conversación y no la iba a reanudar. Seguía extrañado por el ofrecimiento de Zabini.

Lila estuvo más ausente que nunca en esa clase, lo que le costó 20 puntos a su casa. Al salir de clases, fue corriendo hacia la enfermería. Una vez allí, saludó a la enfermera y buscó con la mirada a Camila. Allí estaba, echada en una cama, seria, leyendo una revista.

-Hola –le dijo al acercarse- Cómo estás

-Hola Lila –le sonrió Camila- Qué bueno que viniste, ya me estaba aburriendo

-Qué te pasó –preguntó preocupada

-Un pequeño accidente, nada grave

-Me estás mintiendo –dijo tristemente Lila- Te conozco

Camila desvió su mirada, no quería ver a su amiga de frente.

-Supe que ayer tú y Malfoy salieron y no aparecieron durante horas –siguió Lila

Camila miró fijamente a su amiga, y sin poder evitarlo, se echó a reír.

-Jajajajaja

-De qué te ríes –refunfuñó Lila indignada- No le veo la gracia

-Ay, ay –trataba de no reír- No me digas que pensabas que estábamos haciendo algo prohibido

-Claro que no! –se indignó Lila, aunque algo así había pasado por su cabeza

-Entonces, ¿creíste que Draco iba a matarme? –siguió burlándose Camila

-Sabiendo que él odia a los muggles, no me extrañaría –respondió Lila

Camila dejó de reír, en su rostro se reflejó dureza.

-Por qué todo mundo cree que él no tiene sentimientos –exclamó enojada- Estoy harta que te dejes influenciar por Potter y el resto, haciéndose ver ellos como víctimas y a Draco como un infeliz de corazón de piedra

-No te enojes, era sólo un comentario –se defendió Lila- Pero dime, ¿cómo es que te lastimaste? ¿qué fue lo que pasó?

-Te lo diré porque eres mi mejor amiga –le confió Camila- Ayer Draco y yo fuimos a molestar unicornios. En un momento de ésos nos separamos para hacerlo más interesante y retador, tú sabes cómo es de oscuro el maldito bosque

-Sí lo sé, me lo comentó Harry y yo misma lo vi

-Ah, ése –dijo en tono despectivo- Bueno, pues estaba caminando por ahí, no me fijé y resbalé, cayendo en algo así como una pequeño barranco. Creo que me desmayé, pero cuando desperté Millicent y los muchachos estaban conmigo

-¿Te lastimaste algo? –indagó Lila preocupada notando que su amiga no tenía rasguños

-No realmente, sólo caí de espalda, pero con tan mala suerte de golpearme muy duro la cabeza, sobre todo el cuello que me duele bastante –terminó Camila- Y aunque estaba bien Draco insistió en llevarme a la enfermería –explicó su amiga- Eso es todo

-Menos mal, aunque terminaste aquí días seguidos... –suspiró Lila tranquila- Yo también tengo algo que contarte sólo porque eres mi amiga

-¿Harry es gay? –indagó Camila divertida

-No, cómo crees! –exclamó Lila ceñuda

-Entonces?

-Ayer los cuatro salimos al Bosque Prohibido y vimos a tus amigos allí, a Draco, Crabbe y Goyle –contó Lila- De repente apareció en el cielo una marca igual a la de Tú-ya-sabes-quién y nos topamos con dos mortífagos

-A la marca de Voldemort? –preguntó Camila- Qué extraño, seguro fue una broma, porque nadie murió, ¿o sí?

-Que yo sepa no, pero fue espantoso

-Acaso tu amiguito Potter no hizo nada al respecto? –volvió a preguntarle Camila

-Ahora que me lo preguntas –analizó Lila- Estaba tan asustada que ni sé lo que hizo Harry

-Bueno...cambiando de tema ¿Qué pasó con Rodrigo el otro día? –preguntó Camila interesada- Vamos, cuéntame

-Eh, bueno –Lila se puso roja como un tomate- No pasó mucho, pero te lo voy a contar

Con lujo de detalles, Lila le contó a su amiga todo lo que había hablado el día de la fiesta con su amor platónico muggle. De vez en cuando Camila se reía o la miraba seriamente.

-...y así, después de eso nos despedimos y se fue a bailar con Cho Chang –concluyó Lila

-Vaya entrometida! –refunfuñó su amiga- No me digas que le gusta la manguera humana ésa

-No lo sé, no lo creo –suspiró Lila, quedándose unos segundos en silencio

-Oye, y cómo te enteraste que yo estaba aquí?

-Malfoy se lo dijo a Snape hoy en la clase de Pociones –dijo Lila

-¡Pociones! –exclamó Camila- Olvidé que hoy Snape me iba a lanzar tremendo sermón. Por suerte no estuve

-Snape le dijo a Malfoy que te trajera tus tareas y sus apuntes, pero...-hablaba más para sí que para su amiga

-Pero qué? –le insistió curiosa Camila

-No sé por qué, pero Zabini se ofreció a hacerte el favor –respondió Lila

-Zabini? –se extrañó Camila- Qué extraño, si es muy egoísta

Su conversación fue interrumpida por la presencia de dos compañeros de casa de Camila, que la saludaron, aunque una de la manera más tosca posible de imaginar, pero aun así se notaba cariño en su voz.

-Hola Camila, cómo te encuentras –le dijo Millicent Bulstrode a su amiga

-Muy bien, gracias –le sonrió Camila

-Hola Camila –saludó Blaise- Qué bueno que te encuentres mejor

-Gracias Blaise –dijo como si no le importaran las palabras del muchacho

Millicent veía con ojos asesinos a Lila, ésta tragó saliva e ignoró su mirada.

-Vendré a verte más tarde –le dijo Lila a su amiga

-Está bien, aquí te espero sin moverme, jaja –bromeó Camila

Lila le sonrió y se fue, sin despedirse de los otros.

-Millicent –le dijo Camila- Puedes por favor ir a darle de comer a Nagi?

-Claro –respondió cortantemente la muchacha y se marchó

Blaise se sentó en la silla que había dejado Lila, sonriéndole a Camila, a lo que ella miraba con indiferencia.

-Te traje tus tareas y mis apuntes –señaló Blaise

-Gracias –contestó Camila- Si eso era todo, no es necesario que te quedes, prefiero estar sola

-Por qué siempre tan amable? –se burló el muchacho- Tratas mejor a Potter de lo que me tratas a mi

-A qué viene tu comentario –preguntó tajantemente Camila

-No creo que a Snape le guste mucho saber que tú sigues frecuentando a los Gryffindor –esto último lo dijo con sorna- O sí?

Camila dirigió un poco su mirada hacia la puerta y sonrió sarcásticamente.

-No me digas que me estás amenazando –dijo Camila- No sabes con quién te estás metiendo

-Sí lo sé –respondió seguro de sí mismo- Con una sucia muggle que se metió en Slytherin y que convenció a Malfoy para que sea su amigo

-Yo no convencí a nadie –dijo Camila sonriendo irónica

-Ah no? –siguió Zabini- Si hasta Snape pasa muchas faltas tuyas contra Slytherin

-Crees que yo le hice algo a Snape?

-No lo sé, pero será mejor que te andes con cuidado, no vaya a ser que por un accidente del destino te fuera a pasar algo –sonrió sombríamente el muchacho

-O sea que te ofreciste "caballerosamente" a traerme mis deberes sólo para estar solo cuando me amenaces

-Algo así –respondió el chico- Por qué, vas a acusarme?

-No será necesario, señor Zabini –dijo una fría voz por detrás de Blaise- Yo lo escuché todo

Muy asustado, con cara de pánico, Blaise volteó y se encontró con la mirada penetrante de Snape, que había estado escuchando sus confesiones. A su lado, estaba Draco que lo miraba con ganas de matarlo.

-Qué equivocado estuve –habló Snape- Creí que era un caballero, pero veo que es un cobarde. Mire que venir a amenazar a una de sus compañeras cuando está convaleciente

Ante la escena, Camila sonreía divertida.

-Váyase –gruñó Snape- Como castigo tendrá que limpiar las mazmorras hoy y mañana en la noche

Sin decir una palabra en su defensa, Blaise volteó a ver a Camila, que le sonreía triunfante. La miró con ojos de odio, se puso de pié y se encaminó hacia la puerta. Antes de que Zabini se fuera, Draco lo agarró fuertemente de un brazo y le susurró.

-No vuelvas a amenazarla –dijo desafiante- Ten mucho cuidado, no sabes con quién te estás metiendo.

-No sabes lo que dices –dijo molesto Zabini

-Ah no? Acaso no te lo dijo tu padre? –se burló Draco y lo miró fijamente- Su nombre es Camila Grissi Delird

-Y a mi qué? –respondió Blaise, zafándose de la mano de Draco y marchándose

-No, yo sólo te advertía –pensó burlón Draco

-Señorita Grissi –le habló Snape- me alegra ver que se encuentra mejor

-Gracias profesor –respondió cortésmente la muchacha- En verdad estoy mejor y quiero irme ya, la enfermera se preocupa por un tonto golpe en la cabeza

-Eso deberemos dejarlo a decisión de la señora Pomfrey –le contestó Snape- Supe casualmente que tiene muchos deseos de entrar en el equipo de Quidditch

-Así es –respondió Camila y miró extrañada a Draco, que le sonreía

-Bueno, si usted tiene la capacidad necesaria, podrá ingresar en él –dijo Snape- Hay un puesto de guardián vacante

-Pero señor –dijo tímida- Según sé, nunca en la historia de Slytherin hubo mujeres en el equipo

-Deje la historia para las clases del profesor Binns –dijo el profesor- Espero que sea capaz de entrar en la memoria de la Casa como la primera mujer que lo consiguió

-Daré todo de mi para lograrlo –contestó Camila muy animada- Ya verá que lo lograré

Snape le dedicó una media sonrisa y decidió marcharse.

-Profesor –preguntó temerosa- No me dirá nada de mis conversaciones con Potter y sus amigos?

-Potter? –se volvió, mirándola extrañado- Claramente puedo ver que aunque yo insista con lo contrario usted es más leal a la amistad que tiene con la señorita Zizold, ¿o me equivoco?

-No señor, no se equivoca –respondió Camila

-Me alegro –comentó Snape- Sería el colmo que usted se acercara a los Gryffindor por lograr la amistad de Potter o algo más

-Claro que no señor –dijo muy segura- Potter me tiene sin cuidado

-Qué bueno, si no tiene nada más que decirme...-Snape inclinó un poco la cabeza en señal de despedida y se marchó, seguido por la mirada de la muchacha

-Claro que sería el colmo si te trajeras algo más con el cabeza rajada –se molestó Draco- Suficiente con que tengas una amiga Gryffindor

-A mi no me importa la casa en la que esté Lila –dijo Camila- Ella es mi amiga y punto. En cuanto a lo de Harry...

-Harry? –preguntó más molesto Draco

-Jajaja –se echó a reír Camila- Te lo creíste

-Deja de hacer bromas como ésa y termina lo que ibas a decir –respondió molesto

-Pues el muchacho feo, feo no es, pero no es de mi tipo –continuó burlona Camila- Además, no tengo tiempo para dedicarme a otra cosa que no sea el estudio

-Es bueno saberlo –comentó satisfecho por la aclaración el muchacho de cabello platinado- Por otra parte...¿cuándo quieres empezar a entrenar?

-Hoy mismo! –se alegró Camila

-Pero y la enfermera? –se extrañó Draco

-Qué, quieres que ella vaya con nosotros? –se burló la muchacha- No me digas que te gusta la momia ésa, jaja

-Muy graciosa –dijo a punto de perder la paciencia- Ella dijo que no podrías salir hoy

-Hoy, mañana, qué más da unas horas más o menos –explicó- Además, tenemos la poción multijugos que preparamos para casos de emergencia ¿no?

Acabando de decir esto, Camila dirigió su mirada hacia la puerta de ingreso, donde se podía ver a Millicent entrando.

-No pensarás que...-dijo atónito Draco- Millicent?

-Pomfrey quiere una enfermita aquí dentro, no? –respondió- Entonces tendrá una

Camila sonrió pícaramente. Millicent se acercó a ellos y los veía extrañada porque no le quitaban la mirada de encima.

Cuando llegó a la torre de Gryffindor, Lila entró algo entristecida. Adentro, Harry y Ron jugaban ajedrez mágico.

-Qué bueno que llegaste –le dijo Harry- Te estábamos esperando para ir a almorzar

-Estábamos? –preguntó molesto Ron

-Gracias –dijo Lila, ignorando al pelirrojo- Ya podemos ir si quieres

Harry asintió y junto a Lila volvieron a salir por el retrato. Durante el camino al comedor ninguno dijo nada. Una vez que estuvieron sentados, listos para almorzar, el niño que vivió decidió romper el silencio.

-Cómo está? –preguntó algo incómodo

-Quién? –contestó extrañada Lila

-Quién va a ser, Camila –le dijo Harry

-Supongo que bien –dijo triste- Creo que me oculta algo

-Qué te dijo

-Que se resbaló merodeando en el Bosque Prohibido –explicó la muchacha

-Y por qué no le crees? Si vimos a sus amigos por ahí quizá ella iba con ellos

-Es que siento que no está siendo sincera conmigo –concluyó Lila

-Sabes? –comentó Harry- Creo que si pasaras más tiempo con ella podrías hacer que se aleje de Malfoy y dejara de comportarse como lo hace

-Tú crees? –preguntó Lila esperanzada

-Claro! –le aseguró- Por qué no vas con ella el próximo domingo a Hogsmeade. De seguro se divertirán

-Hogsmeade –dijo pensativa- Qué buena idea! Gracias Harry

-Por nada –contestó

-Oye, Harry! –habló un muchacho

Ambos se dieron la vuelta a ver de quién se trataba.

-Oliver! –exclamó Harry- No puedo creerlo! Qué haces por aquí

-Vine a visitarlos, supe que no tienen un entrenador para el equipo de la Casa, así que el profesor Dumbledore me permitió que yo lo sea

-Qué bueno! –comentó alegre- Contigo como entrenador no perderemos!

-Y menos ahora que supe que Slytherin no tiene guardián –se dijo más para sí Wood, con la emoción que siempre lo embargaba cada vez que hablaba de Quidditch- Les será muy difícil encontrar uno apto con tan poco que falta para el inicio del campeonato

Mientras conversaban, Lila miraba atontada a Oliver Wood, según ella, era uno de los muchachos más lindos que había visto antes. Oliver seguía hablando de Quidditch cuando notó que lo veían fijamente, giró su cabeza y se encontró con la mirada atontada de Lila, y sólo atinó a sonreírle.

-Hola –le saludó

Harry volteó a ver a Lila, que había reaccionado un poco. Sonrió al ver el rubor de su amiga.

-Li, te presento a Oliver Wood, ex jugador del equipo de Gryffindor

-Olvidaste mencionar que fui capitán –sonrió divertido Oliver

-Ah, hola –se sonrojó más Lila- Mucho gusto

Oliver, tiernamente, le extendió la mano, esperando que la muchacha la tome. Lila miró la mano de Oliver y la seguía mirando, hasta que Harry le dio un codazo. Lila tuvo que reaccionar y tomar su mano.

-Lila viene desde Bolivia –comentó Harry- Ella y su mejor amiga son invitadas de Dumbledore

-Tu amiga? –preguntó Oliver- Entonces también está en Gryffindor

-Eh...no –respondió apenada- Está en Slytherin

Wood puso cara de espanto al conocer la casa a la que correspondía la amiga de Lila.

-No pongas esa cara –rió Harry- No es tan mala persona como parece

Lila miró a Harry con una gran interrogante ¿eso era insulto o halago?.

-No quieres sentarte? –le preguntó Lila al ex Gryffindor- Estábamos almorzando

-Claro! –dijo Oliver, sentándose al lado de Harry

Lila puso cara de resignación al ver que no sentaba junto a ella, pero por lo menos estaba cerquita para recrear la pupila. De pronto, Ron llegó y saludó efusivamente a Oliver (había ido al baño, por eso no llegó con Harry y Lila).

Cuando llegó Hermione, también saludó a Oliver y los 4 conversaron, dejando a Lila perdida en la charla. Ésta, aburrida se puso a contar los arroces de su plato, cuando una voz la despertó.

-Oye, sangre sucia

Hermione y Lila se voltearon a ver a quien llamaba, era Crabbe.

-Camila dice que hoy la señora Pomfrey no le permitirá recibir visitas por armar escándalo con Malfoy y Bulstrode, así que no pierdas tu tiempo en ir a verla

-Gracias por la noticia –dijo de mal humor Lila- Ahora vete, que me arruinas la comida

Crabbe bufó y se retiró molesto. Lila estaba enojada, además de que sus amigos la ignoraban, ahora no podría ir a charlar con su amiga. Y todo por culpa de Malfoy, volteó a verlo, pero no estaba, ni él ni Millicent, seguro estaban castigados.

Después de un rato, se percató que Hermione tampoco participaba en la conversación. Cuando escuchó con atención, hablaban de Quidditch.

-Este año ganarán fácilmente la Copa –aseguraba Oliver- Sin un guardián apropiado, será fácil anotarles, y como tú eres un gran buscador...

-No exageres –dijo Harry- Seguro Snape ya se encargará de que al equipo de su casa no le falte un buen jugador

-Un guardián apropiado? –preguntó curiosa Lila- Acaso faltan jugadores en Slytherin?

-Sí –le dijo Harry

-Qué bueno –se alegró Lila, poniéndose de pié- Ahora vengo

Iba a salir a contárselo a Camila, cuando recordó el recado de Crabbe y regresó a sentarse muy desilusionada.

-Qué –le preguntó Ron burlón- no me digas que tienes ataques de "apártense que llevo prisa"

-A ti quién te habló, tomatín –respondió molesta Lila- Lo que haga o deje de hacer no te incumbe

Y dejando a toda la mesa de Gryffindor con la boca abierta por el grito a Ron, salió del Gran Comedor muy enojada, con dirección a su sala común.

En la enfermería, la señora Pomfrey se encontraba extrañada, Camila no se había quejado como en otras ocasiones para tomarse su medicina. Es más, estaba de lo más callada, sentada en su cama, con los brazos cruzados y la mirada seria.

-Te encuentras bien? –le preguntó la enfermera

-Sí –dijo con una voz femenina de tono bajo- Estoy bien

-Creo que te resfriaste, te daré algo para la garganta –contestó la señora Pomfrey, encaminándose a traer una botella con un líquido azulado para dársela a Camila

Mientras la enfermera iba por la botella, la muchacha observaba por la ventana hacia fuera, muy molesta.

-Espero que vuelva pronto –pensó