Capítulo 9
En el campo de Quidditch, Camila sobrevolaba el campo con una escoba de entrenamiento.
-Lista? –preguntó Draco, sosteniendo una quaffle en la mano y teniendo otras más en una caja, a la que hacía flotar con un Wingardium leviosa- Tendrás que atajar las más que puedas
Camila se puso frente a los aros.
-Lista –contestó- Comienza a arrojarlas
Draco comenzó a lanzar las quaffles, haciendo que Camila se esfuerce en atajarlas.
Harry y Oliver, después de comer, decidieron ir a practicar un poco. Llegaron a la cancha de Quidditch y vieron extrañados que el campo estaba ocupado. Se acercaron y vieron en la altura a sólo dos personas practicando, por el uniforme verde que llevaba uno de ellos supusieron que eran de Slytherin.
Harry agarró su escoba y se dispuso a ir a ver de quiénes se trataban. Oliver lo siguió con una escoba que le habían prestado. Se acercaron y reconocieron la cabellera rubia platinada de Draco.
-Malfoy! –gritó Wood- Tienes permiso para ocupar el campo?
Draco interrumpió lo que hacía y se volteó para ver con odio a quien le había gritado. Luego se dirigió a Camila.
-Descansa un momento
-Bueno –respondió Camila sin inmutarse, descendiendo hasta tocar suelo
Harry reconoció a Camila, ¿no que estaba enferma?. Y dejando a Wood y Malfoy discutiendo se acercó a ella.
-No que estabas enferma? –preguntó intrigado
Camila, al escucharlo, volteó a verlo con desplante.
-Y eso a ti qué te importa? –respondió tajantemente la muchacha
-Crabbe le dijo a Lila que no podía ir a visitarte porque la señora Pomfrey te había castigado
-A mi nadie, a excepción de Snape, puede castigarme –contestó enfadada
-Entonces por qué Crabbe le dijo eso a Lila? –preguntó algo molesto, porque se imaginaba una mentira de su parte
-Qué sé yo –dijo calmadamente Camila- Crabbe es tan tonto que no sabe lo que dice. De seguro le quiso jugar una broma
-De todas formas –siguió Harry- no tendrías que estar en la enfermería?
-Mira niño Potter –se acercó apuntándole con un dedo amenazador- Deja de molestarme y no quieras poner a Lila en contra mía
-Si sigues así no tendré alternativa –contestó furioso- Tú no eres la amiga que dices ser
-No me vengas con tus idioteces! –se alteró Camila- Ni me conoces, no puedes saber cómo soy
-Ahora ni Lila sabe quién ni cómo eres! –contestó gritando molesto- Te dejaste influenciar por el idiota de Malfoy como si fueras su marioneta!
Al oír esto, Camila, muy enojada, le dio una sonora cachetada que hizo que Oliver y Draco dejaran de discutir y los miraran.
-No me provoques! –lo amenazó- No me conoces enojada!
Harry no supo qué contestar, seguía atónito por el golpe. Wood y Draco descendieron para calmarlos a ambos.
-Estás bien? –le preguntó Oliver a Harry
-Sí –murmuró Harry
-Qué le dijiste! –se alteró Draco
-Yo no le dije nada! –se defendió Harry
-Mira niñito héroe –siguió amenazante Camila- No sigas molestándome o no te gustará conocer mi lado "tenebroso". No sabes de lo que soy capaz
Camila terminó de decir esto, agarró su escoba y se marchó furiosa, seguida de cerca por Draco. Reaccionando, Harry se atrevió a preguntar.
-Capaz de qué? De matarme o algo así? –dijo burlón
Al escuchar la pregunta, Camila se detuvo en seco y volteó lentamente a mirarlo fijamente.
-No me subestimes –contestó Camila fríamente- Para qué matarte si puedo hacerte sufrir...
Y diciendo esto, volteó nuevamente y se fue, dejando a Harry y Oliver sorprendidos ante tal respuesta.
Ya iba llegando a su sala común, cuando Draco apresuró el paso, la agarró del brazo y la detuvo.
-Qué demonios pasó allá con Potter? –preguntó molesto
-El muy imbécil que cree poder amenazarme –contestó Camila
-Qué te dijo? –preguntó nuevamente
-Nada que valga la pena repetir –dijo ella- Será mejor que vaya a cambiarme y vuelva a la enfermería, de seguro Millicent debe estar enojada por dejarla ahí tanto tiempo
-Si no pasó mucho tiempo –se extrañó Draco
-Y qué, de todas formas voy a volver y le diré a Pomfrey que prefiero salir de allí
Camila dijo la contraseña y entró hacia su sala común, dejando a Draco mirándola extrañado.
Mientras tanto, en la torre de Gryffindor, Lila salía junto con Hermione rumbo a clase de Herbología, cuando se encontró con un furibundo Harry entrando.
-Harry! –se asustó Lila al verlo entrar- Qué te pasó, te ves muy molesto y tienes una mejilla roja
-No te preocupes Lila –trató de disimular- Tuve un pequeño percance con una bludger mientras jugaba quidditch un rato con Oliver
-Eso es imposible –repuso Hermione- Si se trataba de una bludger te habría quebrado la mandíbula o peor, la cabeza
Harry se vio descubierto, no sabía qué decir.
-Está bien, se los contaré –dijo Harry- Fui a averiguar si tu amiga estaba bien, cuando me encontré con Millicent, que al ver que trataba de hablar con Camila, me dio una cachetada de advertencia para que no lo hiciera
-Y para qué querías saber cómo estaba Camila? –le preguntó intrigada Lila
-Es que...-dijo nervioso el muchacho- como te vi preocupada quise ayudarte, subiéndote el ánimo, contándote cómo se encontraba ella
-Ah –dijo Lila- Gracias
-Será mejor que nos apresuremos –dijo Hermione- Vámonos ya
-Yo ya las alcanzo –contestó Harry, corriendo hacia su dormitorio.
Las muchachas se fueron, cuando Harry llegó a su dormitorio, se sentó sobre su cama y se quedó pensativo, sobándose la mejilla adolorida.
-Qué me habrá querido decir con esa amenaza?
En la enfermería, mientras Millicent volvía a su estado normal, Camila volvía a ponerse en la cama. Draco y los demás se despidieron, debían ir a Herbología.
Mientras sus compañeros pasaban clase, Camila se aburría sola en la enfermería. Miró hacia el jardín, era un lindo día, de pronto su vista se topó con el bosque prohibido.
-Ni que fuera tan tenebroso –pensó autosuficiente
Se incorporó, se puso una bata, se aseguró de llevar consigo su varita y cuidando que le enfermera no la viera, salió de allí. Cuidadosamente fue acercándose a la salida del castillo, hasta que salió de él, a la distancia distinguió al grupo de Herbología y tomó un camino diferente al de ellos. Caminó hasta la entrada del bosque prohibido, se detuvo ahí, no sabía si seguir o retroceder, cuando algo pasó por encima de su pié y la hizo dar un brinco, era una rata. Era un roedor muy extraño, una de sus patas era de metal.
Curiosa, Camila siguió al roedor, al menos le serviría para matar su aburrimiento, tal vez, matándolo a él. Siguió internándose en el bosque, sorteando ramas y todo tipo de animalejos. Cuando llegó a un claro del bosque, donde la rata se detuvo al pié de un árbol cortado. Camila agarró su varita, la dirigió hacia el roedor y quiso decir algún hechizo.
-Avada ke...-una voz le interrumpió
-Si yo fuera tú no lo haría –le dijo la voz
Camila volteó y se topó con unos ojos grises que la miraban fijamente. Era un hombre cubierto con una capa negra, que incluso le cubría la cara, sólo sus ojos brillaban en ese fondo oscuro.
-Quién es usted? –preguntó ella algo temerosa
-No te asustes, no te haré daño –le dijo el hombre
-Entonces? Qué es lo que quiere
-Sólo darte un regalo
-Un regalo? –preguntó curiosa- Y por qué tendría que dármelo?
-Es un regalo de alguien que te aprecia mucho –respondió el hombre de ojos grises- Toma
Le alcanzó un paquete largo, envuelto en papel verde oscuro. Camila tomó el regalo y lo miró desconfiada.
-Y quién es esa persona?
-Pronto lo conocerás –le dijo y desapareció dejando atrás un espeso humo gris
Camila se encogió de hombros, volteó a buscar a la rata, pero ya no estaba. Su diversión se había escapado. Aburrida comenzó a desenvolver el regalo, al abrirlo se sorprendió mucho de su contenido: era una "Rayo Dorado", la más nueva de las escobas.
-Qué ironía –murmuró- yo de aprendiz de Quidditch y me vienen a regalar una escoba profesional. Qué gasto insulso de dinero
Se puso la escoba bajo el brazo y decidió salir del bosque. Cuando estaba entrando en el castillo, se topó nada más y nada menos que con el profesor Snape, que la miraba con reproche.
-Se puede saber dónde estaba, señorita Grissi? –preguntó
-Eh...¿dando una vuelta? –respondió insegura
Snape vio la escoba que llevaba Camila y suavizó su expresión.
-No puedo creerlo –le dijo- Arriesgó su salud por ir a entrenar un poco?
-Eh, sí, eso –respondió Camila dubitativa
-Pero –dijo Snape, tomando la escoba en sus manos- Ésta escoba es muy cara, ¿usted se la compró?
-No, es un regalo –contestó sinceramente
Snape le sonrió, creía imaginar quién podía haberle hecho semejante regalo.
-Será mejor que regrese a la enfermería antes que la Señora Pomfrey se dé cuenta de su ausencia y se moleste con usted
-Sí profesor –dijo Camila, disponiéndose a seguir con su camino
-Y señorita Grissi –siguió Snape- No olvide que el lunes próximo es la prueba de ingreso al equipo
-No lo olvidaré, gracias
Camila se fue hacia la enfermería. Cuando llegó, para su fortuna, la señora Pomfrey estaba ocupada atendiendo a un niño que había sufrido un accidente en Transfiguración. Entró silenciosamente y se echó sobre su cama a contemplar su escoba. De pronto, algo saltó sobre su regazo, al verlo se alegró, era su gato Nagi.
-Hola Nagi –lo acarició- Qué bueno que viniste a visitarme, esta aburrida enfermería ya me estaba matando
Al acariciar el cuello de su gato, notó que en su lazo verde tenía una nota amarrada. La sacó y la leyó.
"Encontré a Nagi rondando por mi torre, y cuando lo reconocí decidí mandarle un mensaje para ti. Como no sé cuándo podré verte, quiero invitarte a Hogsmeade el domingo. Espero que aceptes y no vengas con tus ANEXOS. No te preocupes, yo no vendré con los míos. Atentamente: Lila".
Camila sonrió y decidió enviarle un mensaje de vuelta con Nagi.
"Lila: gracias por la invitación, pero lastimosamente ya había quedado con Draco en ir a Hogsmeade (sí claro, Hogsmeade, pensó Camila) Espero que podamos encontrarnos allá y poder hacer algo contigo, sin anexos claro. Ojalá puedas venir pronto a verme, ignora a la momia, ya sabré cómo arreglármelas. Camila".
-Vé Nagi –le dijo Camila a su gato, colocando la nota en su lazo- Encuentra a Lila y dále la nota
El gato se estiró y de un salto cayó en el piso y salió de la enfermería.
Iba a tratar de dormir un poco, cuando una inesperada visita llegó: era el Director Dumbledore.
-Cómo te encuentras? –le preguntó amablemente, sentándose junto a su cama- Mira que salir a pasear por el Bosque cuando estaba estrictamente porhibido
Camila lo miró extrañada por la confianza excesiva que demostraba para con ella Dumbledore.
-Me encuentro mejor, gracias –respondió cortésmente, o al menos tanto como pudo, porque el vejete no le simpatizaba mucho- Cómo se enteró lo del accidente?
-Una avecilla me lo comentó –contestó sonriente- Así que quieres ser otra alumna más que ignora las reglas por encontrarlo divertido
-Así es, no le veo lo malo
-Me alegra, y aunque lo lógico sería darte un castigo, no lo haré por ser tu primera vez –dijo sonriente- Demuestras ser una verdadera Slytherin
Dumbledore desvió su mirada hacia la escoba que tenía junto a su cama.
-Y esto? –preguntó
-Un regalo –respondió Camila cortante
-Podría preguntar de quién? –dijo pícaramente
Camila lo miró extrañada y luego reaccionó.
-De quién cree que es? –le devolvió la pregunta
-Del único amigo que pudo hacerle un regalo así –respondió sonriente
-Vaya profesor –se escuchó una voz tras el director- Viene a cuestionar a sus alumnos en la enfermería?
Dumbledore, sin sorprenderse, respondió cortésmente.
-Cómo está Lucius
-Yo bien –dijo tajantemente- Pero vine a averiguar sobre la salud de Camila
Camila miró a Lucius, nunca antes lo había visto, ¿cómo la conocía entonces?. Esperen un momento, pensó, ese color de cabello y ésos ojos, no podría ser otro que el padre de Draco.
-Qué bueno –dijo el anciano- No creo que sería prudente si vinieras a molestarla por su origen muggle
-Creo que el hecho de ser amiga de mi hijo cambia las cosas en este caso –dijo el otro hombre resueltamente
-Bueno Camila –le dijo Dumbledore- Como tienes visitas será mejor que me vaya. Vendré a verte mañana
-Gracias por venir profesor Dumbledore –agradeció Camila
El anciano se despidió de Lucius Malfoy y se fue. Lucius ocupó su asiento. Estuvo conversando con Camila acerca de su amistad con Draco y el hecho que significaba para ella, a pesar de ser muggle, ser aceptada por los demás miembros de su casa.
-Sin embargo –dijo ella- Personas como Zabini no ven con buenos ojos mi presencia en Slytherin
-Zabini –analizó Malfoy- Tan idiota como el padre
-Perdón? -preguntó curiosa
-Nada, nada, sólo pensaba en voz alta –terminó de decir y se puso de pié- Será mejor que me retire, debes descansar
-Gracias por venir señor Malfoy –dijo cortésmente Camila- Fue un gusto conversar con usted
Lucius sonrió y se fue. Camila, cansada, decidió dormir un poco.
Había pasado ya la semana, era sábado. Camila ya se encontraba fuera de la enfermería. Lila se había estado divirtiendo toda la semana con sus amigos planeando lo que harían en Hogsmeade el domingo.
Era de noche, Camila se encontraba sentada en un sillón frente a la chimenea de su sala común, completamente sola, aunque acariciando a Nagi que dormía en su regazo. Sus amigos habían ido a hacer quién sabe qué, y como no tenía ganas de nada, había decidido quedarse. Unos pasos que se acercaban la hicieron despertar de su trance.
-Ah, eres tú –dijo Camila- Creí que estarías estudiando
-Ya terminé –respondió Millicent, sentándose junto a ella- Tú qué estas haciendo
-Pensando
-En qué piensas?
-En mi familia, en mi casa, en mi país, en todo lo "muggle" que extraño –dijo melancólica Camila
-Creí que te gustaba estar aquí –comentó Millicent
-No dije que no me gustara, pero no puedo evitar extrañar lo que quiero
-Lo que quieres? –preguntó curiosa la robusta muchacha
-Claro, querer –dijo Camila- Qué acaso tu no quieres a nadie? Tus padres, hermanos, amigos...un novio o algo así
-En mi casa no nos enseñan ese tipo de cosas –contestó sincera- Además, para qué quiero yo tener un novio
-No sé, yo tampoco le hallo la utilidad –se burló Camila- Pero supongo que alguien te gusta, no?
Como respuesta obtuvo que su amiga se ruborizara, aunque mantenía su rostro serio.
-Vamos Millicent, cuéntamelo, no le diré a nadie
-No me gusta nadie –dijo tajantemente
-Por favor –le dijo incrédula- no te creo, si quieres yo te digo a ti el nombre de alguno que otro, aunque sean muggles
-Por qué lo harías?
-Porque eres mi amiga y confío en ti –respondió sonriente
-Confías en mi? –dijo incrédula- me consideras tu amiga?
-Obvio, tú no eres mi guardaespaldas, eres mi amiga –contestó Camila muy segura
-Está bien- suavizó su expresión Millicent- Dímelo tú primero
-Bueno, son muggles, pero me gustan –dijo algo sonrojada- Uno se llama Joaquín, el otro Sergio
-Son nombres extraños –comentó Millicent- Y aquí? Quién te gusta
-No sé, todos se me hacen iguales
-Creí que te gustaba Draco –dijo la robusta muchacha con franqueza
Camila la miró extrañada y le sonrió.
-Y por qué lo creíste?
-Porque siempre estás con él y, a pesar de su mal humor continuo, lo tratas muy bien
-No puedo negar que sea muy lindo –dijo pícaramente- Pero en fin...ahora dime tú quién te gusta
-Eh...bueno...-dudó Millicent- Gregory
-Goyle? –preguntó divertida su amiga
-Conoces otro Gregory? –preguntó molesta
-No te enojes –se disculpó Camila- Era sólo para estar segura. No está mal, eh...
-Pero creo que a él le gusta alguien más –dijo triste
-Quién
-Pansy –contestó
-No lo creo –aseguró Camila- Parkinson es una descerebrada. Además él te trata muy bien, te considera su amiga, parece que le gustas
-Tú crees? –dijo esperanzada
-Claro! Por qué te mentiría...
Camila observó su reloj.
-Ya es tarde, mejor vamos a dormir –le dijo a Millicent
-Mañana iremos a Hogsmeade? –preguntó Millicent
-Sí y no –respondió Camila- Primero iremos al callejón Knockturn, gracias a un traslador que consiguió Draco, a comprar algunas bromas y después iré con Lila a Hogsmeade
-A Draco no le gustará saber eso –comentó temerosa
-Y eso qué –dijo seriamente- No tengo por qué pedirle permiso para salir a pasear con Lila
-Pero Camila –repuso su amiga- Si estará ella, también estará Potter
-Y qué? –preguntó ella poniendo cara de asco- No sé por qué todo mundo cree que yo me traigo algo con ése
-Zabini le dijo a todo Slytherin que en ocasiones prefieres estar con él y que usas a tu amiga como excusa para acercártele
-Zabini es un idiota! –se enojó Camila- Además, qué demonios le importa a todo el mundo si yo estoy interesada en Potter o no?
-Qué dijiste! –se escuchó de repente por detrás de ellas
El grito fue tan fuerte que Nagi se levantó asustado. Camila dirigió su mirada hacia quien había hablado.
-Eh...Draco –dijo nerviosa
-Vuelve a repetir lo que dijiste! –le increpó el muchacho, acercándose furiosamente a ella- Repítelo!
Diplomáticamente, Camila abrazó a su gato y luego se incorporó del sillón. Caminó lentamente hacia la entrada al pasillo que llevaba al dormitorio de mujeres, pasando por el lado de Draco.
-No vuelvas a gritarme –dijo serenamente- Yo no soy Pansy, no me trates como si lo fuera...
-Por qué no repites lo que te oí decir al entrar? –dijo el muchacho, conteniendo la rabia, mientras Crabbe, Goyle y Millicent los miraban asustados
-Porque no quiero –respondió Camila- Buenas noches
Y diciendo esto se fue. Millicent iba a seguirla, cuando Draco la agarró del brazo y la detuvo.
-De qué estaban hablando? –le preguntó, apretándole el brazo- Por qué dijo eso?
-Ella sólo estaba bromeando –respondió seriamente la chica- Lo que dijo no era verdad
-Malfoy –dijo tímidamente Goyle- Suéltala, ella no tiene la culpa de nada
Draco volteó a ver con ojos de furia a Goyle, pero soltó a Millicent. Ella observó con ternura a Goyle y luego se fue.
-Crabbe –dijo Malfoy- Mañana, si Camila se separa de nosotros, la seguirás
-Pero Draco...
-La seguirás, oíste! –le gritó y luego se retiró a su dormitorio
Al día siguiente, mientras se encontraban en los carruajes que los llevarían a Hogsmeade, Draco no le dirigía la palabra a Camila desde que la había visto en la mañana. Camila, mientras tanto, conversaba con Millicent restándole importancia al muchacho de ojos grises.
En otro carruaje, Lila se encontraba con sus amigos, muy pensativa.
-En qué piensas? –le preguntó Harry
-En Camila, ¿notaste que hoy en el desayuno se sentó lejos de Malfoy?
-No lo había notado –se sorprendió Harry- Seguramente se dio cuenta que no vale la pena amistar con él
-Ojalá –dijo esperanzada- Porque no soporto sus cambios de humor cuando está con él
-No sé por qué te molesta tanto –dijo sin mirarla Ron- Parece que a tu amiga le gusta Malfoy
-Claro que no! –se molestó Lila- Ella tiene mejores personas en quién fijarse allá en mi país
-En serio? –preguntó burlona Hermione- Por qué no nos cuentas
-Porque son cosas que ella me confió y no puedo andar contándolas por ahí –respondió segura- Además no creo que les importe, o sí?
-A mi para nada –respondió Ron tranquilamente
Cuando llegaron a Hogsmeade, Lila buscaba ansiosamente a su amiga entre la multitud, pero no la veía. Había recibido la nota que le había mandado con Nagi, luego ella le había escrito que la esperaba a eso de las 12:15 en las Tres Escobas para almorzar juntas.
-Vamos a Zonko! –se emocionó Ron
-Esto será divertido –pensó Lila- Siempre quise conocer Hogsmeade
Los cuatro Gryffindor se dirigieron a la casa de bromas, donde se compraron varias, pensando en Malfoy y otros Slytherin (sobre todo Lila).
Hermione les pidió entrar a una nueva librería que se había abierto, para poder ver algunos libros, a lo que no pudieron negarse. Luego fueron a Honeydukes, donde compraron tantos dulces que seguro les aguantarían hasta Navidad.
