Capítulo 10

Mientras paseaban, y como Ron aun no se llevaba del todo bien con Lila, ella y Harry caminaban un poco más atrás conversando.

-Y qué pasó con Chang? –preguntó curiosa Lila

-Cho Chang? –respondió el muchacho ruborizándose- Pues nada

-Cómo que nada, no que te gustaba? –insistió Lila

-Sí, pero no se dio –sonrió tímidamente Harry

-Pues francamente...qué bruta –contestó sinceramente la muchacha

-Por qué? –se extrañó Harry

-Mira que no hacerte acaso a ti, con lo lindo que estás y lo tierno que eres...

En cuanto escuchó el elogio, el muchacho de ojos verdes esmeralda se puso más colorado que nunca. Cuando Lila se dio cuenta de su "quemada", se puso roja también. Hermione volteó a preguntarles si querían entrar a las Tres Escobas, cuando vio a ambos callados, rojos y mirando el piso.

-Y ahora a ustedes qué les pasa? –preguntó extrañada- No hace mucho calor para que traigan esas caras

Ambos la miraron y se pusieron casi, casi de un tono no rojo, sino morado.

-Están bien? –se preocupó Hermione

-Sí, todo bien –respondió nervioso el chico de la cicatriz- Qué nos decías?

-Que si querían ir a las 3 escobas

-Claro! –exclamó Lila, y tomando a Hermione del brazo se fue con ella caminando rápidamente, mientras Harry y Ron la miraban extrañados

Cuando llegaron a las Tres Escobas y se sentaron en una mesa, la siempre amable señora Rosmerta se les acercó a ofrecerles algo.

-Traíganos 4 cervezas de mantequilla –pidió Harry

-Eh...no para mi, gracias –dijo Lila

-Por qué? –preguntó Ron, para él era una locura rechazar una de ésas cervezas

-Porque odio la mantequilla –respondió molesta Lila

-Puedo traerte otra cosa –le ofreció la mesera- Un jugo de calabaza o de uva?

-Uno de uva, por favor –pidió sonriente Lila- Gracias

La señora Rosmerta anotó los pedidos y enseguida se los llevó. Los cuatro charlaban animadamente y de vez en cuando Lila miraba su reloj para esperar la llegada de su amiga.

En una de ésas Lila tenía más sed, y como no quería molestar a la mesera que estaba ocupada, decidió ir ella por otra copa de jugo de uva. Cuando volvía con su pedido, no se fijó en la mochila que había puesto en el piso un estudiante de otra mesa; el caso es que se tropezó y el contenido fue de lleno a dar sobre la túnica de Harry, que la miraba sorprendido.

Para arreglar su error (u horror) Lila quiso limpiarle la túnica con una servilleta que había cogido, en el momento en el que Harry trataba de hacer lo mismo. El caso es que la mano del muchacho terminó sobre la de ella (que estaba encima de su pecho), ambos se miraron y el color morado volvió a aparecer en sus rostros. Lila quitó rápidamente su mano y se sentó, mirando un punto fijo en la mesa, mientras un morado Harry se limpiaba como podía la túnica. Hermione y Ron los miraban extrañados, aunque la primera con más diversión que otra cosa.

Mientras tanto, en el callejón Knockturn, cuando habían llegado gracias al traslador, Malfoy y sus amigos habían entrado en una tienda donde vendían todo tipo de objetos de magia oscura. En esa tienda, incluso los estantes eran horrorosos.

Una vieja achacosa y con una sonrisa sin algunos dientes se acercó a atenderlos.

-Qué desean? –les dijo, mientras los miraba inquisitivamente

-Libros de magia oscura –respondió muy altivo Malfoy

-Vengan por aquí –contestó la anciana, mientras los llevaba hacia un estante que se hallaba unos metros más allá

Camila se había quedado observando las extrañeces que allí habían: patas de lagartijas, ojos de cuervo; fetos de canguro; plumas multicolores; botellas llenas de líquidos sospechosos que parecían veneno. Pero una de ésas cosas le llamó más la atención: una medalla de plata en forma de media luna, con un diamante azul en el centro, ¿qué podía hacer algo tan bello en aquél horrendo sitio?.

Estiró su mano para tocar la medalla, cuando la voz de la anciana la detuvo.

-Ésa es un pieza muy valiosa muchachita, me temo que muy costosa para ti

-Y qué tiene de especial? –preguntó Camila curiosa

-El mismo poder que una capa invisible para la persona que desee desaparecer si toca la piedra que lleva

-En serio? –preguntó incrédula, mirando la medalla

-Claro que sí! –se molestó la bruja

-Y cuánto cuesta –le preguntó Camila

-80 galeones –contestó maliciosamente la anciana

Draco, rompiendo el silencio y pasando por el lado de Camila mientras se dirigía hacia la salida, le dijo:

-No tengo el dinero en estos momentos, te la regalaré cuando volvamos a venir o le pediré a mi madre que te la compre

Draco salió, Camila lo miró extrañada.

-Gracias –le dijo a la anciana y salió del negocio, seguida por Millicent. Una vez afuera, los cinco agarraron nuevamente el traslador que los llevaría de vuelta a las afueras de Hogsmeade.

-Por qué? –le preguntó a Draco cuando habían llegado y se disponían a entrar en Hogsmeade

-Por qué, qué –respondió el muchacho de mala manera, mientras caminaba

-Por qué me vas a regalar la medalla

-Porque se nota que te gustó mucho y sé que no tienes ese dinero

-No necesito que me la regales –respondió orgullosa Camila- Quédate con tu dinero y deja de tratarme así

Draco, que iba delante de Camila, paró en seco y la miró. Ella lo miraba dolida, luego dirigió su mirada hacia delante y se fue caminando rápidamente, seguida por Millicent. El orgullo del muchacho pudo más, así que le ordenó a Crabbe que la siguiera, mientras él y Goyle tomaban otro camino.

Camila llegó a Hogsmeade, a la plaza principal, donde buscó una banca y se sentó muy molesta. Millicent se sentó a su lado.

-Por qué lo trataste así? –preguntó la chica Bulstrode

-Porque estoy harta de aguantar su altanería, no soy como los demás, no soy una vasalla más a quien maltratar –respondió Camila molesta

-Él es así –dijo algo resignada- Su padre le enseñó a ser así

-Aunque así fuera, sus amigos no somos sus sirvientes –diciendo esto, se apoyó en el respaldar y se cruzó de brazos, visiblemente enojada

Después de un rato meditando lo que hasta ese momento había pasado, Draco quería aclarar las cosas con Camila. Para él se le había hecho obvio que era imposible que a Camila le guste Harry, porque no le simpatizaba. Así que fue a buscarla.

Crabbe veía desde cierta distancia a ambas muchachas, cuando Camila notó su presencia.

-Millicent –le dijo por lo bajo- Llévate con excusas a ése idiota de Crabbe, que se muere de hambre como investigador privado (era obvio, se cubría con una ramita como si fuera un gran árbol, a unos 2 metros de Camila)

-Pero y tú?

-No importa, no pasará nada

Millicent afirmó con la cabeza y fue con Crabbe. Le dijo que Malfoy le había dicho que a esa hora ella y él tendrían que ir a rendir un informe sobre Camila. El muchacho le creyó y Millicent se lo llevó fácilmente. Camila se había quedado sola.

En las Tres Escobas, Harry miró su reloj y se disculpó con sus amigos, porque Oliver Wood le había dicho que quería conversar con él y el resto del equipo. Como no habían terminado sus bebidas todavía sus amigos le dijeron que se unirían a él luego.

Harry salió y fue hacia la plaza principal. No veía a Oliver ni a nadie del equipo, por lo que supuso que había llegado muy temprano. Se sentó en una banca, sin notar que ya estaba ocupada.

Camila miraba pensativa, con la cabeza apoyada en su mano derecha a la gente pasar, cuando sintió que ya no estaba sola en su banca, volteó la cabeza creyendo que era Millicent, pero vaya sorpresa que se llevó al reconocer a Harry.

-Qué demonios haces tú aquí? –gritó Camila

Harry se sobresaltó, miró a Camila y se sobresaltó aun más.

-Qué haces aquí? –preguntó esta vez el muchacho

-Yo pregunté primero –dijo Camila

-Espero a Oliver –contestó Harry

-Pues vé a esperarlo en otra banca –lo increpó Camila

-No –la retó Harry- Aquí me quedo

Y sin moverse ni un centímetro, esquivó la mirada asesina de Camila y se quedó ahí sentado.

Zabini había estado observando a Camila desde hacía unos minutos, se sorprendió mucho al verla junto a Harry. Así que se le ocurrió una idea.

Sacó su varita y la apuntó hacia ambos. Dijo por lo bajo: Vissio amore, y una luz azul le llegó a los muchachos.

Camila sintió como si un frío helado le calaba los huesos, Harry sintió lo mismo, ambos voltearon a verse y así se quedaron, con la mirada fija uno en el otro.

Lila, Ron y Hermione salían al encuentro de Harry, rumbo a la plaza principal. Draco llegaba al mismo punto, porque se había encontrado con Crabbe y Millicent, quien le había dicho dónde estaba Camila (Draco le dijo a Crabbe que luego arreglaba cuantas con él por ser tan idiota, y a Millicent no le dijo nada, porque ella había obedecido órdenes de Camila, ¿órdenes, bueno, un pedido de Camila).

Ajenos al mundo que los rodeaba, Harry veía en Camila a otra persona, lo mismo que ella. Se acercó y puso una de sus manos sobre la mejilla de Camila, ella lo miraba absorta. Ron divisó a Harry y se acercó junto a sus amigas.

-Miren, allá está –dijo Millicent

Draco volteó a ver hacia la dirección que le indicaba, cuando se topó con un cuadro nada agradable, el mismo que hizo detenerse a Ron y las muchachas: Harry y Camila se estaban abrazando y no parecía que quisieran separarse.

Zabini, muerto de la risa, disfrutaba a más no poder esa escena; y su diversión aumentó cuando vio a Ron, Lila y Hermione con cara de espanto. Así que, aun a su pesar, decidió marcharse para no levantar sospechas.

Lila sentía que la sangre le hervía, pero no sabía por qué. Draco se acercó con la cara roja de furia, hasta ponerse delante de la pareja que seguía abrazada.

-Camila! –le gritó fuera de sí- Qué demonios estás haciendo!

Camila reaccionó y volteó a ver a Draco, giró la cabeza y se encontró con un Harry también muy confundido. Iban a decir algo cuando Lila y los demás se acercaron. Camila veía a todos bastante avergonzada y nerviosa, dio una última vista a Harry que la miraba igual, se puso de pié y se fue corriendo.

Malfoy y sus amigos fueron tras de ella. Ron tenía la boca abierta, Hermione lo miraba sin comprender, mientras Lila estaba tan furiosa con ambos, que dio media vuelta y se fue. Hermione la siguió.

-Qué estabas haciendo? –susurró nervioso Ron

-No lo sé –contestó Harry- En verdad no lo sé

-Te das cuenta de que abrazabas a Camila?

-Sí, pero no sé cómo pasó –contestó preocupado

-Mejor vámonos –dijo Ron

Ambos se marcharon, silenciosos durante todo el camino. Se subieron a un carruaje y esperaron a que la hora de salida llegue. Eran como las 12:45, así que mucho no tardarían, partirían a las 13:15. Lila y Hermione estaban en otro carruaje; lo mismo que Draco y sus amigos, que no habían logrado encontrar a Camila. Era obvio, ella, dándose cuenta que la seguían, se ocultó y esperó hasta el último momento para salir de su escondite y subirse a un carruaje de unos chicos de Ravenclaw. Se sentía avergonzada y confundida.

Cuando llegaron al castillo Malfoy se sentó en un sillón de su sala común a esperar a Camila. Ella, al entrar, no notó su presencia porque el lugar estaba con algunas personas de la Casa.

-Espera –dijo con una voz sombría- Quiero hablar contigo

Camila había reconocido la voz, así que se detuvo un instante.

-No tengo ánimos para hablar con nadie –respondió y se dirigió a su habitación

Molesto, después de unos segundos, Draco la siguió y sin importarle las reglas entró en la habitación de la muchacha dando un portazo. Ella se había sentado sobre su cama y había cerrado el dosel de terciopelo verde.

Camila no estaba sola, compartía habitación con Millicent y dos muchachas más.

-Ustedes, fuera! –ordenó Draco al verlas. Las muchachas asustadas tuvieron que obedecer

Millicent no se movía, pensaba que en ese estado Draco podía lastimar a su amiga.

-No oíste Bulstrode! –gritó más fuerte el muchacho- Esfúmate!

Pero la chica no se movió.

-Millicent –dijo una voz calmada- Está todo bien, puedes irte

El dosel de la cama de Camila se abrió. Millicent la miró y luego decidió irse, cerrando la puerta tras de sí.

-Esto no es un cuartel ni nada parecido, ella tiene un nombre –dijo molesta- No la trates como si fuera uno de tus mastodontes

-Un qué? –preguntó confundido- no sé a qué te refieres

-No importa, el caso es que no vuelvas a llamarla por su apellido, se llama Millicent por si no lo sabes –contestó Camila, tratando de no alterarse

-No vine a discutir esas idioteces –dijo molesto el muchacho- Qué demonios hacías en Hogsmeade abrazando a Potter!

-No es tu problema –contestó Camila- Deja de entrometerte en mi vida!

Molesto, el muchacho la agarró de la quijada.

-Dijiste que no tenías nada con él!

-Ése es mi problema, no el tuyo! –exclamó Camila, quitando con un brusco movimiento la mano del chico- no vuelvas a ponerme una mano encima! Ahora lárgate!

Camila se puso de pié y fue a abrir la puerta. Draco, de un manotazo, la cerró.

-No que el cabeza rajada no te simpatizaba!

-Ya te dije que ése es mi problema! –contestó ella- Y si quieres saberlo, no sé qué fue lo que pasó!

Se quedaron en un incómodo silencio.

-Vete –dijo Camila- no quiero hablar contigo, no quiero verte, me ofendiste y me lastimaste

-No me iré –respondió él- No hasta que no me expliques qué sucedió

-Lo viste, no? –contestó ella- No puedo explicarlo

Y diciendo esto, fue ella la que abrió la puerta y se fue. Draco la vio irse pero no la siguió. Un montón de muchachos de la casa estaban en el pasillo escuchando, porque todos habían oído la terrible discusión.

En la torre de Gryffindor, las cosas no eran mucho mejores. Lila veía cómo Neville y Ron jugaban snap explosivo, cuando vio que Harry entraba en la sala común después de un rato de estar encerrado en su habitación.

-Cómo te sientes? –le preguntó Hermione, que leía un libro

-Mejor, pero no del todo bien –respondió cabizbajo Harry

-Muchos vieron lo que pasó –dijo tímidamente Neville

Lila no decía nada, fingía interés en los detalles de una de las canicas mágicas.

-No sé cómo ocurrió –siguió Harry- Sentí un frío recorrer mi espalda, volteé y no recuerdo más

-Entonces deberías preguntarle a Camila –comentó enojada Lila, mientras se ponía de pié y se marchaba a su habitación

-Qué le pasa? –preguntó Ron

-No sé –contestó Hermione, mientras ella y Harry veían a su amiga marcharse

Cuando entró en su habitación, Lila se tiró sobre su cama, echada de estómago, abrazando su almohada.

-Qué me pasa? –pensó- por qué siento esta impotencia dentro de mi? Por qué estoy enojada con Harry y con...Camila?

Camila salió del castillo, debían ser cerca de las 14:30. Dijo accio rayo dorado y su escoba llegó a sus manos segundos después. Se dirigió a la cancha de Quidditch para poder despejar su mente.

Cuando llegó notó que había alguien más. Sin prestarle importancia, se subió a su escoba y se elevó. Arriba, Oliver Wood vio que tenía compañía y se le acercó.

-Hola –saludó amablemente el muchacho- Viniste a entrenar?

Camila vio la afable sonrisa del chico, por lo que quiso no ser muy grosera con él, aunque era obvio que no había reconocido al ex Gryffindor.

-Eh, algo así –contestó sin sonreír- Digamos que a despejar la mente

-Yo también –dijo él- Vine a rememorar lindos momentos. Soy Oliver –se presentó- Y tú eres...?

-Camila –respondió ella- Mucho gusto

-Sólo viniste a despejar la mente?

-Bueno, vine a mejorar un poco el vuelo en la escoba, quiero ser la guardiana de mi equipo, y debo aprender a volar mejor

Oliver se fijó en la escoba de la muchacha, y se quedó con la boca abierta al reconocer el modelo.

-Una "Rayo dorado", vaya! –exclamó el muchacho

-Es muy linda –dijo ella- pero quisiera saber manejarla mejor

-Si quieres puedo ayudarte –dijo él sonriendo- Bueno, si quieres

Camila lo analizó por un instante, luego alzando vuelo nuevamente dijo:

-Por qué no, gracias

Camila, pensando que en alguna parte había visto a Oliver, permitió que él la ayudara a mejorar su técnica de vuelo. Estuvieron así toda la tarde, cuando llegó la hora de cenar, además que estaba oscureciendo, ambos se dirigieron al interior del castillo y se despidieron en determinado lugar para ir a sus salas respectivas.

La muchacha llegó a su dormitorio, dejó su escoba, se dio un baño, se cambió de ropa y bajó a cenar. Cuando llegó al Gran Comedor medio mundo comenzaba a susurrar. Ella los ignoró y se sentó sola en uno de los extremos de la mesa de su casa. Al verla llegar Millicent se sentó junto a ella.

En la mesa de Gryffindor, los comentarios y las miradas curiosas no dejaban a Harry. Lila estaba sentada frente a él pero sin dirigirle la palabra. Cuando escucharon rumores, ambos dirigieron sus miradas hacia la entrada, donde vieron aparecer a Camila completamente sola.

Lila no se extrañó mucho, creyó que Malfoy se había enojado con ella por lo de Harry, así que decidió no darle importancia. Lo extraño es que al verla la sangre volvía a hervirle, como si su amiga la hubiera traicionado.

Draco volteó a ver a Camila, la siguió con la mirada, pero no se acercó a ella. Oliver, que ya estaba en su mesa sentado junto a Harry, al ver entrar a Camila y verla dirigirse a Slytherin, sintió un poco de decepción y mucho asombro.

-No puedo creerlo –dijo Oliver- Está en Slytherin

-Qué dijiste? –preguntó Seamus

-Ella –señaló a Camila- Estuvimos entrenando toda la tarde, inclusive le dí unos secretos para ser una buena guardiana

-Qué? –se sobresaltó Dean- Cómo que hiciste eso!

-No le pregunté guardiana de qué casa quería ser –se lamentó el muchacho- Qué tonto fui!

Lila había escuchado lo que dijo Oliver, volteó a mirar a su amiga de Slytherin, que jugaba con su comida, la miró con rabia, se puso de pié y salió; seguida por la mirada de sus amigos.

-No lo puedo creer! –pensaba Lila- Primero Harry y ahora Oliver!

Después de cenar, Camila fue a su sala común. Cuando entraba junto con Millicent, vio en el piso una varita. La recogió, vio alrededor y no había nadie más.

-A quién se le habrá caído –dijo Camila

Observó detenidamente la varita, tenía una letras grabadas en color plateado: B. Zabini

-Así que es de Blaise –sonrió maliciosamente- Bien, bien, sabremos qué ha estado haciendo el diablito con su varita

Se dirigió a su habitación. Cuando entraron, le ordenó a Millicent que cerrara la puerta con llave.

Agarró la varita de Zabini y dijo Prior incantato. Inmediatamente de la varita brotó una luz azul que se dividía en dos haces. Se formó en el aire un espeso humo azul que tenía la forma de un rostro que cambiaba de forma a uno irregular.

-Había leído de esto en alguna parte –dijo Camila- Millicent, por favor pásame mi libro de Hechizos

La muchacha buscó en el baúl de su amiga y sacó un libro de forro dorado.

-Veamos –comentó Camila mientras buscaba página por página- Aquí está! "Vissio amore" es un hechizo mediante el cual una persona vé en otra a alguien que quiere o extraña. De la varita se vé brotar una luz azul que al llegar a la víctima le produce un frío helado que le recorre el cuerpo.

Camila apretó los puños.

-Así que todo fue una broma de ése imbécil –dijo molesta- Ahora sí que me las paga

-Qué piensas hacer? –le preguntó Millicent

-Primero que nada prométeme que no le contarás a nadie lo que pasó, estamos?

-Claro que no lo haré –dijo algo ofendida Millicent

-Haré que Zabini lamente lo que me hizo, va a pagar con la misma moneda –sonrió maliciosamente Camila- Ahora vengo

Camila abrió la puerta y se dirigió hacia su sala común. Varios muchachos estaban allí, buscó con la mirada y encontró a Blaise conversando con Marcus Flint.

-Toma –le dijo Camila alcanzándole su varita- La encontré tirada en el piso de la Sala

Sin poder creer que se le había caído, Zabini buscó en su túnica y al no encontrar su varita, recién tomó la que Camila le alcanzaba.

-No tengas miedo, no te la robé ni le hice nada –comentó burlona

Camila le sonrió burlona y luego salió. Iba a buscar una víctima para la broma que le gastaría a Zabini, cuando se encontró con Lila, que salía de la biblioteca.

-Hola –le saludó sonriente Camila, que pensaba que después de un día tan pesado, su amiga la ayudaría a mejorar su humor

Lila la miró y no le sonrió.

-Qué quieres –dijo cortante

-Estás bien? –le preguntó extrañada Camila- Por qué me tratas así?

Lila no sabía qué decir, no le diría que estaba enojada o "celosa" de su amigo.

-Nada –inventó- Sólo que me dejaste plantada en las Tres Escobas

-Lo siento –respondió arrepentida Camila- Pero creo que tú también estuviste en el momento en que Draco apareció y yo estaba con Potter

Acababa de meter el dedo en la llaga.

-Ah, eso! –dijo agresiva- Bien que lo mencionaste. Más te vale no hacerle nada a Harry

-Yo? –le preguntó algo indignada- Por qué lo dices?

-No le dije a nadie las muchas bromas que le gastaste a Harry, pero no soportaré de ahora en más que sigas con eso –dijo desafiante- Oíste?

-Qué demonios te ocurre!

-Nada! Y será mejor que regreses a tu casa con las otras serpientes, si no quieres que tu profesorcito te regañe por mi culpa

Lila miró fijamente a su amiga y luego se fue sin decirle más. Camila se quedó con la boca abierta, en lugar de ayudarla, Lila la había hundido aun más.