Capítulo 13
En la torre de Gryffindor, Lila, Harry y sus amigos conversaban solos en la sala común, más que todo por hacerle compañía a Lila, que seguía molesta con Malfoy. De pronto, un fuerte ruido los asustó, una ventana se había roto.
Harry se levantó a ver qué ocurría, cuando vio entre los pedazos de vidrio rotos un pequeño paquete. Lo abrió, era una piedra que tenía una nota envuelta, Harry la leyó. Lila se acercó y también vio lo que decía la nota, que estaba escrita con algo que parecía sangre.
"El niño que vivió no volverá a escapar de las manos del señor Tenebroso. Potter, tu muerte se acerca..."
Lila ahogó un grito, mientras Harry se veía nervioso. Ron y Hermione se acercaron, pero Harry les ocultó la nota.
-Por qué la ocultas? –lo regañó Hermione
-Es una broma –contestó nerviosamente- Una broma de muy mal gusto, alguien que me declara su amor y me propone cosas nada decentes
-Pues vaya descaro! –se indignó Hermione
-Y a ti qué te pasa –dijo molesto Ron, al ver a Lila que se tapaba la boca y tenía los ojos muy abiertos- No me digas que te creíste la broma
-Hermione –dijo Harry- Mejor llévate a Lila a dormir
Hermione asintió y trató de llevar a Lila, pero ella reaccionó, miró fijamente a Harry y lo abrazó.
-No permitiré que te pase nada malo –le dijo entre sollozos, mientras Ron y Hermione los miraban con una gran interrogante
-No te preocupes –le dijo Harry en un tono amable- Gracias de todas formas
Cuando Lila se fue, Harry tomó su varita, la dirigió hacia los vidrios y dijo Reparo, con lo que la ventana estaba intacta nuevamente.
Camila dormía plácidamente en su cama, cuando sintió un peso sobre ella. Despertó y vio a Nagi dormitando sobre ella, lo que provocó una sonrisa de parte de su dueña. Iba a levantar a su gato para ponerlo cerca de su almohada cuando notó que Nagi llevaba colgada la medalla que le habían regalado.
-Qué extraño –se dijo Camila- Seguro Millicent me la envió, pero ¿a medianoche?
-Camila –escuchó la muchacha- Ven conmigo
Camila agitó la cabeza, pensando que seguía dormida, cuando volvió a escuchar la voz.
-Sígueme
Camila quería oponerse a su curiosidad, pero ésta pudo más que ella y la voz la convenció. Se puso una bata y salió silenciosamente de allí, seguida por Nagi. Estaba a punto de salir cuando apareció la señora Norris, ella y Nagi se erizaron y sacaron las garras.
El gato negro, de un zarpazo fortísimo, aventó a la gata contra la pared y la dejó inconsciente. Camila lo miró sorprendida.
-Sí que eres una buena mascota –le dijo satisfecha en voz baja
Filch apareció, había estado en las afueras y llegaba de una ronda nocturna. Camila, recordando que tenía colgada la medalla, la apretó fuertemente y deseó ser invisible. Al instante la figura de la muchacha desapareció en la oscuridad...
Pasaron los días, Camila había salido de la enfermería después de 2 días de internación, por presión de la señora Pomfrey y de Dumbledore que temían que recaiga (Recaiga? –se preguntaba ella- Si sufrí una re-caída!).
Lila la había visto poco, más se pasaba el tiempo acompañando a Harry temerosa de que le pase algo. De noche en cuando, salía a sentarse en un sillón de la sala común, para vigilar que nadie extraño a ellos entrase y lastimase a su amigo.
Harry había notado la extrema preocupación de Lila y una noche la había descubierto despierta en la madrugada, sentada frente a la chimenea. Desde la entrada al corredor de las habitaciones de los varones, observó a Lila, la tenue luz de la chimenea iluminaba de dulce manera el rostro pensativo de su amiga. Una sensación extraña lo invadió, pensamientos extraños habían en su cabeza, el muchacho no podía concibir lo que pensaba, por lo que decidió no molestar a su amiga y retirarse a su habitación, no a dormir, porque no podría, simplemente a pensar...¿en ella?.
Durante esos días, aunque siempre estaban uno con el otro, se notaba en Lila y Harry cierta vergüenza. Cuando hablaban no se miraban a los ojos, se ponían colorados o tartamudeaban.
Diciembre comenzaba, cubriendo con un manto blanco los alrededores del castillo. Camila había notado que su amiga pasaba mucho tiempo con el "cabeza rajada", cosa que no le agradaba para nada. Por su parte, Draco había notado a su amiga muy sombría desde hace varios días: rara vez sonreía, se mantenía callada pensando en quién sabe qué, a veces se tornaba muy agresiva, era más sarcástica e intolerable. Debido a su distanciamiento, Lila no se había percatado del "pequeño detalle".
Ese día, después de la clase de Encantamientos, Harry le había pedido a Lila hablar a solas en las orillas del lago después del almuerzo. Camila había estado cerca de ellos y había escuchado la petición.
Durante el almuerzo, Harry se veía nervioso y molesto, comía sin levantar la cabeza, mientras Lila conversaba animadamente con Oliver Wood. Camila no les quitaba la mirada de encima, tratando de adivinar qué querría decirle a su amiga el niño que vivió.
-Deja ya de mirarlos –le dijo arrastrando las palabras Draco- Qué es lo que te pasa?
-Ese idiota le dijo a Lila que tenía que hablar con ella –contestó Camila
-Y eso qué? –continuó Draco- Todo mundo sabe que ésos dos son novios o algo así
-Así es –comentó inocentemente Crabbe, que estaba sentado frente a ellos- Incluso piensan que Potter te cambió por tu amiga
Camila lo fulminó con la mirada.
-Ése y yo nunca fuimos nada a excepción de enemigos –aclaró ella con un tono de odio
-Ya cálmate –dijo Draco- Es evidente que tu amiga prefiere a Potter que a ti, hace mucho que no habla contigo por estar con él, o no?
Camila no respondió, porque dicen que la verdad duele y el que calla otorga: era cierto, hace mucho que Lila se había distanciado de ella por estar con Potter. Incluso, en una salida a Hogsmeade, Lila le había dicho que no podía pasear con ella por estar con Harry, cuando todos los días estaba con él. La muchacha, muy molesta, se levantó sin decir nada, seguida por Millicent.
Minutos después, en el lago, Harry y Lila estaban sentados sobre la nieve, viendo las aguas congeladas.
-Qué me querías decir? –preguntó algo incómoda Lila
-Eh...-titubeó Harry- No sé cómo empezar ni cómo vayas a tomarlo
-Con dos de azúcar por favor –bromeó ella, provocando la risa de ambos
-Bueno...
-Vamos, dímelo –lo animó Lila- Te prometo no alterarme ni enojarme
Harry le sonrió levemente.
-Lilamegustasmucho –dijo de corrido, sin entenderse ni él mismo, sin embargo Lila se quedó con la boca abierta
-Qué? –preguntó estupefacta- Yo...te...te...gusto?
-Me entendiste? –se sorprendió Harry- Pues, así es
-Yo...eh...-muchas ideas se le venían a la cabeza
Rodrigo, él estaba allá en su país, y ella lo adoraba. Allí Oliver también le gustaba, pero sin embargo Harry no le era nada indiferente. Hacía mucho que había aceptado que sintió celos cuando comentaban que él y Camila se entendían.
Harry la miraba con desolación al notar su duda.
-No quise incomodarte –le dijo, mientras se incorporaba para marcharse- Mejor olvídalo
-No –dijo Lila- No puedo olvidarlo porque entonces me estarías quitando un lindo momento en mi vida para recordar
Harry detuvo su marcha y la miró ilusionado.
-Tú también me gustas –dijo Lila, mientras miraba fijamente el lago- No podía decírtelo porque eres mi amigo y porque pensé que seguías enamorado de Cho
-Claro que no! –afirmó Harry- Yo no quiero a Cho
Lila levantó su mirada y la clavó en el muchacho. Se paró y lo abrazó.
-Necesito que me des tiempo para ordenar todo lo que siento, por favor –le dijo Lila
Harry sonrió. Sin embargo, aquél cuadro no era nada agradable para alguien que los observaba.
-Te lo dije –se oyó un susurro burlón- A tu amiguita sangre sucia le importa más el niño Potter
-Vámonos –respondió molesta en voz baja Camila, que se encontraba parada a unos metros de Lila- Si sigo aquí voy a vomitar, esto es un asco...
Sonriendo triunfal, Draco no soltó el brazo de su amiga y la siguió, no siendo notados por nadie debido a la invisibilidad de que les dotaba la medalla.
-Es fantástico –se oyó un susurro- Todo se hace mucho más fácil, será mejor que se lo cuente al amo...
En la tarde tenían clase de Adivinación. Como siempre Parvati y Lavender eran las únicas que tomaban en serio a la profesora Trelawney y sus dizque predicciones. Camila había hecho pareja con Millicent, Draco con Goyle, Crabbe con Zabini, Harry con Lila (era de esperarse), Ron y Hermione...y parejas por el estilo.
Camila veía con desagrado las risitas de Harry y Lila, porque éstos bromeaban de todo con su bola de cristal. Varios ya se habían enterado de lo que había surgido entre ellos, aunque no se extrañaban demasiado.
-Vaya, vaya –se acercó burlón Zabini- Potter y tu amiguita son novios, qué lastima por ti
-Ellos aun no son novios –aclaró Camila furiosa- Y por cierto, lástima por qué
-Porque resulta que sólo para ti la amistad puede estar por encima de todo, eres una ridícula
-Ya vete Blaise –lo amenazó Goyle, que estaba cerca de la mesa de sus amigas- Si no quieres que te parta la cara
Algo atemorizado, Zabini miró burlón a Camila y regresó a su sitio.
-Bueno –dijo la profesora- Empiecen a predecir el futuro de sus compañeros
-Comienzas tú? –dijo desganada Camila
-Como quieras –contestó malhumorada Millicent- Veamos...no veo nada
-Jajaja –rió por lo bajo Camila- Nadie más que la vieja loca puede ver algo en esta pelota de cristal
-Entonces comienza tú –le propuso la robusta alumna de Slytherin
-Ok –dijo de mejor humor Camila- Veo...veo...bueno, veo mi reflejo, eso es algo, jaja
Ambas se pusieron a reír, pero la fría mirada de Trelawney las detuvo.
-Mmmm –volvió a concentrarse la muchacha, con una sonrisa burlona- Te veo a ti!
-En serio? –sonrió Millicent burlona fingiendo incredulidad- No inventes
-De veras –le contestó Camila- Te veo con...un muchacho
Millicent se acercó más a la bola de cristal, tratando de ver lo que suponía veía su amiga.
-Y quién es?
-Veamos –analizó Camila- Es alto, fornido, bien parecido, tez blanca, cabello negro y tiene una serpiente bordada en el pecho de la túnica. Puede ser Vincent –terminó burlona
-Camila! –se ofendió Millicent dándole un empujoncito a su amiga- Déjate de bromas
-O...tal vez es Gregory –le dijo sonriendo pícaramente, provocando un leve rubor en las mejillas de Millicent- Sólo espero que si terminas con él no me hagas a un lado –dijo en tono ofendido
-Claro que no –contestó muy segura- No soy como tu amiga Gryffindor
Camila la miró fijamente con algo de pena. Millicent creyó que la había herido, por lo que quiso cambiar de tema.
-Me toca –se animó Millicent- Veo...te veo a ti
-A mi? –le siguió la corriente sonriendo- Y qué ves
-Veo también...¿una cabellera rubia? –sonrió Millicent
-Jajajaja –se burló Camila- No me digas...a mi sólo me gustan morenos, a menos que se hayan hecho teñir, pero...no le quedaría a ninguno, puaj!
-Déjame terminar –le pidió seriamente- Te veo sin regresar a tu país, quedándote con Draco y nosotros para siempre
-Uhhhh –tembló algo Camila- Qué vaticinio
-Déjame a mi –dijo Camila, levantando la esfera- Quiero ver mi futuro bolita inservible –le ordenó a la bola de cristal sacudiéndola
-Qué estás viendo? –le preguntó curiosa Millicent mientras notaba que su amiga quedaba como en trance
-Me veo... veo una calavera, una serpiente... veo muerte... –dijo Camila asustada
-No bromees con eso –la regañó Millicent
-Veo a Potter y a Lila, veo un Grim –continuó relatando- Veo a...
-Señorita Grissi –la llamó Trelawney- Me podría decir qué está haciendo? La bola debe permanecer sobre la mesa
Camila la miró algo confundida como despertando.
-Maestra –le pidió extrañada dejando la esfera en su lugar- Puedo salir un momento? No me siento bien
La profesora Trelawney vio algo pálida a la muchacha, por lo que no pudo negarse. Camila salió rápidamente de ahí en dirección a un baño cercano. Fue a mojarse el rostro, cuando levantó la cabeza, vio en el reflejo del espejo a un hombre, ahogó un grito.
-No quise asustarte –se disculpó el hombre- No te vi muy bien y decidí seguirte, disculpa mi intromisión
-No, está todo bien –se tranquilizó Camila- Cómo ha estado señor Malfoy?
-Muy bien, pero veo que tú no –comentó Lucius- Te pasó algo?
-Nada importante –explicó ella- Un simple susto absurdo por culpa de la sugestión en clase de Adivinación
Camila salió en compañía del padre de Draco.
-Irás a tu casa para las fiestas? –le preguntó el elegante hombre
-No lo creo –dijo con tristeza- Mis padres no saben que estoy aquí, sería un shock presentarme mientras alguien ocupa mi lugar. Además están muy lejos
-Si quieres –ofreció amablemente- Puedes ir a pasar la Navidad con nosotros
Camila lo miró sorprendida.
-Con ustedes? –preguntó la muchacha- Pero...según sé, ustedes odian a los muggles y sangresucias, y yo soy una de ellos
-Vamos –la animó Lucius- Tú eres distinta, además claro, de ser la amiga de mi hijo
-Agradezco su oferta –comentó amablemente- Pero debo pensarlo
-Como quieras –dijo él, antes de marcharse- Pero tenlo presente. Por cierto, Draco nos mandó hace mucho una carta en la que nos pedía hacerte un regalo, una medalla creo
-No lo sabía
-Lastimosamente llegamos tarde, ya habían vendido la medalla cuando fuimos a buscarla
-Entonces no fueron ustedes –preguntó curiosa, mostrándole la medalla que tenía colgada
-Es ésa? –le preguntó él observando la joya- Ahora entiendo por qué te gustó tanto, ¿y quién te la dio?
-Eso no lo sé –respondió sinceramente- Me la regalaron, pero nunca supe quién
-Muy extraño –comentó- Al menos piensas saber quién fue?
-Si no fue Draco, pudo ser alguno de mis amigos: Millicent, Vincent o Gregory
-Bulstrode, Crabbe o Goyle, no? –aclaró Malfoy padre
-Eh, sí –contestó ella
-Camila –Millicent los interrumpió- La profesora Trelawney me pidió que viniera a ver cómo estabas
-Estoy bien –dijo Camila- Millicent, conoces al padre de Draco?
-Ah, sí, discúlpeme –se excusó ella- Cómo está señor Malfoy?
-Bien muchacha, gracias –contestó cortésmente- Bueno Camila, debo irme. Espero que aceptes mi invitación, por lo que te esperaré en casa para Navidad
-Gracias señor –dijo ella- Con su permiso, yo también debo regresar a clase
-Por favor –le pidió- Cuando veas a Draco dile que lo esperaré en la Sala Común
-Claro, no se preocupe –contestó Camila, marchándose. Millicent se despidió y se fue con ella
-Qué tanto te dijo? –preguntó Millicent curiosa
-Me invitó a pasar Navidad en su casa –le contó Camila
-No puedo creerlo –comentó su amiga- Se supone que él no soporta a los muggles y...
-Dilo –la animó Camila- Yo soy una de ellos
-No lo dije por ofender –se disculpó Millicent
-Si no es ofensa –dijo tranquilamente Camila- Es la verdad, no? No lo niego, estoy orgullosa de serlo
-Camila, puedo preguntarte algo? –dijo tímidamente su amiga- Si pudieras elegir, qué escogerías ¿el mundo mágico o el mundo muggle?
-Veamos –analizó ella- El mundo mágico con mi familia incluida, o el mundo muggle con todos ustedes
-Y así como está todo
-Creo que el muggle –respondió pensativa, mientras Millicent la miraba entristecida
-No hay algo que te haga cambiar de opinión? –preguntó
-Tal vez –dijo Camila- Mi deseo de acabar con Potter y los sangresucia...
-Pero si tú eres una
-Lo sé, pero recuerda que Tom Riddle era uno también, y aun así su deseo era acabar con aquellos que no merecían el derecho de usar magia, sobre todo los sangresucia
-Tom Riddle? –preguntó Millicent
-Claro, ése es el nombre de Voldemort, no lo sabías?
-Sí, pero nadie suele mencionarlo –aclaró su amiga algo asustada al oír el nombre del Señor Tenebroso
-Porque son unos estúpidos, el pronunciar unas palabras no mata a nadie –se burló Camila- A menos que sean Avada kedavra, jaja
-Mejor apúrate –le insistió asustada- La loca nos estaba evaluando
Era un nuevo día de salida a Hogsmeade. Camila caminaba sólo junto con Millicent porque Draco y sus amigos habían ido nuevamente al callejón Knockturn, y la muchacha no quería volver a ver a la anciana. De pronto ella se topó con Harry y Lila, que caminaban juntos y muy sonrientes.
-Hola Camila! –saludó sonriente Lila- Hace mucho que no te veo
-Y por qué será –dijo en un tono irónico y enfadado- Millicent, vámonos
Camila se fue, seguida de Millicent, mientras Lila la miraba extrañada.
-Qué dije? –preguntó triste Lila
-Creo que no le gustó la idea de que pases más tiempo conmigo
-No la entiendo, si aun es mi mejor amiga
-No te pongas así –la animó el muchacho- Ven que te invito a tomar algo en las Tres Escobas
-Mientras no sea cerveza de mantequilla –contestó burlona Lila
-No te preocupes -contestó sonriente Harry
Camila caminaba de prisa sin rumbo fijo, cuando se topó contra alguien.
-Perdóneme –se disculpó apenada ella, ayudando a levantar unos libros
-No te preocupes –le dijo una voz chillona
Camila vio a su interlocutor, se trataba de un hombre de baja estatura, nariz respingada, regordete y que con un rápido movimiento ocultó bajo su manga un brazo de metal.
-Soy muy distraída, discúlpeme –volvió a excusarse
-También fue mi culpa por no atender por dónde iba –le sonrió el hombre
-Puedo hacer algo por usted? –se ofreció ella
-Nada...por ahora –contestó el hombre, mientras se iba y le dirigía una mirada misteriosa
-Eh, Camila –la hizo reaccionar Millicent- Mejor vamos a tomar algo, Draco y los demás van a tardar mucho
-Bueno –respondió algo resignada
Caminaron con dirección a Las Tres Escobas. Entraron, Camila se topó con la mirada de Lila, pero la evadió y decidió sentarse junto con Millicent en una mesa cercana a la puerta.
Lila conversaba con Harry, Ron y Hermione acerca de los trabajos que les habían dejado sus profesores y que el día siguiente sólo los de Gryffindor debían presentar una tarea de Snape de 5 pergaminos de extensión sobre el Veritaserum.
-Es injusto –se quejaba Ron, haciendo pucheros- Snape muestra demasiado favoritismo para con Slytherin
-Deja de quejarte –lo regañó Hermione- Gracias a esa tarea aprenderemos más de la poción, además, es muy útil
-Pero no siempre se puede usar –siguió quejándose Ron- No está permitido usarla así como así y es muy compleja de hacer
-Deberías dejar de refunfuñar –se burló Lila- Si sigues con ese humor te saldrán canas verdes y serás el único Weasley con el cabello de ése color. En lugar de tomate vas a parecer una lechuga, jaja
Harry y Hermione rieron ante la ocurrencia de Lila, mientras el aludido se enojaba con la muchacha.
-Y a ti quién te preguntó –le dijo Ron a Lila
-Nadie –contestó aun sonriente- Yo me meto sola, jaja
Lila trataba de dejar de reírse del desventurado Weasley, cuando dirigió su mirada hacia la puerta y vio entrar a Camila, quien la miró y después la evitó cambiando de dirección la cabeza. Fue entonces que dejó de reír, al notarlo Harry también detuvo la risa.
-Qué pasó? –preguntó Harry
-Es Camila –le explicó Lila- Acaba de entrar y ni siquiera me miró, se hizo la loca
-Tu amiga no puede hacerse la loca –se burló Ron- ESTÁ loca, jajaja
Lila lo miró con cara de pocos amigos ante el comentario.
-No te atrevas a volver a ofender a Camila
-O si no qué? –preguntó burlón Ron- Me vas a echar una maldición? No lo creo
-Ron –lo volvió a regañar Hermione- No molestes a Lila
-Molestarla? –preguntó indignado- Si ella empezó
Lila le sacó la lengua y puso cara de enfado, mientras se cruzaba de brazos.
En la mesa de Camila, ella y Millicent conversaban de Quidditch.
-El próximo partido será contra Hufflepuff –comentó Millicent- Crees que les vaya tan bien como la otra vez?
-No sé –respondió desganada Camila, mientras movía con una bombilla el contenido de su vaso- Todo dependerá más de Draco que del resto de nosotros
-Fue sorprendente cómo Marcus se fue así sin más
-Mejor para todos –le dijo Camila- Era un pobre estúpido
-Draco y todo el equipo confían mucho en ti
-No lo sé –respondió desinteresada Camila- Hago lo que puedo
-Por cierto –le preguntó Millicent- Irás a casa de Draco en Navidad?
-Aun no lo decidí, por qué el interés?
-El señor Malfoy invitó a mi familia y a la familia de Vincent y Goyle a pasar las fiestas en su mansión
-A todos? –preguntó interesada Camila- Por qué?
-No tengo la menor idea –respondió pensativa Millicent- Nunca antes había hecho algo así
-Tú conoces a la familia de Draco?
-Sí, en realidad mis padres los conocen mucho –le explicó Millicent- Son viejos amigos
-Puedo preguntarte algo Millicent? –dijo acercándose a su amiga y diciendo en voz baja- Tus padres fueron partidarios de Voldemort como el señor Lucius?
Ante la pregunta, la muchacha se quedó petrificada y nerviosa.
-No sé –respondió nerviosa- Nunca me lo comentaron. Pero ¿por qué dices eso de Lucius?
-Es de suponer, se nota que se inclina por lo oscuro, y Voldemort es lo más oscuro que puede haber en el mundo mágico –comentó divertida Camila
-Y tú cómo sabes que eso es cierto?
-Un pajarito me lo contó –le respondió Camila, tomando después un poco de su jugo de durazno
-Oye, ¿notaste el brazo del tipo ése con el que chocaste?
-Ah, sí –dijo Camila, restándole importancia- Por qué?
-Me pareció muy extraño –contestó algo temerosa Millicent
-No sé por qué te preocupa tanto –dijo Camila en cierto tono de reproche- Pobre hombre, tal vez perdió un brazo
Mientras tanto, en la mesa de Lila.
-Voy a acercarme –comentó decidida la muchacha
-A dónde? –preguntó Harry
-Iré a hablar con Camila, quiero saber por qué me trató así
-Yo que tú no iría –le dijo Ron- Viste con quién está? Bulstrode puede matarte con sólo abrazarte
-Ten mucho cuidado –la previno Hermione
-No se preocupen, ya vengo –terminó de decir Lila, mientras se ponía de pié y se dirigía a la mesa de su amiga- Hola...
Camila levantó la cabeza y se encontró con Lila, que le sonreía tímidamente.
-Necesitas algo? –le preguntó tajante Camila
-Sí –respondió Lila- Hablar contigo
-Hablar? –dijo sin prestarle importancia- No tenemos nada que hablar. Mejor vete con tus amiguitos
-Deja de tratarme así –contestó triste Lila- Yo no te hice nada
-Ah no? –se molestó Camila- Entonces sólo déjame agradecerte por hacerme a un lado y dedicarte a tu amiguito Potter. Se nota que nuestra amistad te importa mucho
-Era eso? –preguntó Lila inocentemente- Mira, acepto que ya no conversamos como antes, pero aun eres mi amiga
-Debo alegrarme o qué –comentó irónica Camila, mientras Lila trataba de ignorar sus palabras hirientes
-Si quieres –le propuso Lila- En Navidad podemos estar todo el tiempo charlando y riendo como antes
-Lo siento, no puedo –respondió su amiga, mirando en otra dirección- No pasaré la Navidad aquí
-Pero Camila –le dijo Lila- Nuestro sueño era pasar el mayor tiempo aquí, y sobre todo pasar las fiestas, disfrutarlas juntas en Hogwarts
Ante el comentario, Camila se puso de pié y se dispuso a irse.
-También quedamos en no separarnos pese a nada y tú no lo cumpliste –contestó en tono sombrío- No me hables de cumplir con nuestra palabra, no seas cínica
Y diciendo esto Camila se fue, dejando con un palmo de narices, y muy triste, a Lila. Al ver esto Hermione salió tras ella. Millicent fue a pagar su consumo.
-Oye, Camila! –la llamó con un grito Hermione
Al oírla, Camila se detuvo y dio medio vuelta.
-Qué quieres, sangresucia –le preguntó desafiante
-Por qué tratas tan mal a Lila? –la increpó- Ella es tu amiga y te quiere mucho
-Ése no es asunto tuyo, oíste? –se enojó Camila, mirándola fijamente- Y ya deja de fastidiarme
-No te mereces una amiga así –dijo Hermione, haciendo que Camila vuelva a voltearse, porque ya estaba marchándose- Los Slytherin no valen la pena, todos son unos malditos mortífagos
Apretando los puños Camila se acercó, y cuando estuvo frente a ella sacó su varita y puso la punta sobre la frente de Hermione.
-Nunca vuelvas a decir algo contra Slytherin –la amenazó Camila, mientras Hermione la miraba muy asustada- No vales nada, así que no te atrevas a hablar sobre Salazar o alguno de su casa, asquerosa sangresucia
-Camila –la detuvo una voz tranquila, que arrastraba las palabras- Te estábamos buscando, veo que has estado divirtiéndote un rato por aquí
Camila volteó a ver a Draco, que se paraba junto a ella sonriente.
-No vale la pena que te metas en problemas con el vejestorio de Dumbledore por culpa de "ésta" –le dijo indicando con desprecio a Hermione- Siempre hay otras formas de vengarse
-Tal vez tengas razón –respondió Camila, guardando su varita- Ya me las vas a pagar Granger, tú y tus amigos me las van a pagar...
-Vámonos –le pidió Millicent, quien hace unos momentos estaba ahí- Regresemos al castillo
De la distancia, Harry, Lila y Ron, habían estado viendo atónitos cómo de un momento a otro, Camila amenazaba con su varita a Hermione y luego se iba con sus amigos.
-Hermione! –corrió hacia ella Ron, seguido por Harry y Lila- Estás bien?
-S...sí –respondió aun asustada Hermione- No me pasó nada
-Qué fue lo que ocurrió? –preguntó Harry preocupado
-Discutimos –dijo ella en un hilo de voz- Sólo eso...
-Mejor vámonos –propuso Harry, volteando a ver a Lila que miraba a la distancia a Camila que se alejaba- Vamos Lila?
-Lila! –la hizo reaccionar Ron- Tierra llamando a Luna, Lila contesta!
-Eh? –reaccionó un poco Lila- Qué me decían?
-Vámonos –dijo Ron, tratando de confortar a Hermione- Esto no se quedará así
Al llegar al castillo, los Slytherin se dirigieron directamente a su sala común, donde se sentaron a descansar.
-Decidiste si irás con nosotros en Navidad? –le preguntó Draco a Camila, quien tenía a Nagi en su regazo, que la había ido a recibir
-Iré con ustedes –respondió segura Camila- No pienso quedarme aquí a ver cómo Lila termina con ése idiota de Potter
-Tú también irás? –preguntó tímidamente Goyle
-Millicent –le dijo Camila- Te habla a ti
Millicent, que había estado mirando por la ventana, volteó, abrió los ojos de par en par y se puso algo colorada.
-A mi? –le preguntó- Lo siento, no quería ignorarte
-No importa –la disculpó Gregory- Pero no me respondiste
-Eh, si la invitación sigue en pié, claro que sí
-Draco? –le preguntó Camila- Es obvio que ellos aun están invitados, no?
-Claro –respondió con desinterés- Recuerda que de todas formas son mis amigos, a Padre no le importaría si los llevo sin avisar
-A "tu" padre –recalcó Camila
-Claro –dijo Draco- Por qué lo repites
-Porque dijiste "padre", no "mi padre"
-Y eso qué –preguntó el muchacho- Yo lo trato así
-Pues qué poco cariñoso –comentó Camila
-Camila –le dijo Millicent- Recuerda que nosotros tenemos un trato diferente con nuestros padres
-Ya lo sé, ya lo sé –respondió algo fastidiada- No sé por qué lo comenté
-Porque tal vez extrañas a tu familia y el hecho de hablar de padres te hace recordar a los tuyos –dijo con franqueza Goyle
Sus compañeros, menos Millicent, lo miraban extrañados.
-No tomaste nada para la inteligencia, no? –preguntó burlón Draco
-No te burles de él –lo defendió Millicent- Gregory tiene razón
-Pues sí Gregory –confirmó Camila- Los extraño, y mucho
Se quedaron unos segundos en silencio, cuando alguien decidió hablar.
-Vamos a comer? –pidió Crabbe, frotándose el abdomen
-No podía esperar dos milagros por el precio de uno –dijo sarcástico Draco
-Deja de protestar –contestó Camila- yo también quiero ir a almorzar
