Capítulo 15
En el entrenamiento de Slytherin, Camila se fue luego de un rato.
-No debería quedarse? –le preguntó Derrick a Draco- Después de todo es nuestra guardiana, necesita entrenar más
-No se siente bien –respondió Draco- Volvamos a entrenar!
Camila regresó a su dormitorio. Una vez allí se acostó y se quedó despierta, mirando el vacío.
-Hola –susurró una voz en la oscuridad
-Hola otra vez –respondió Camila sin inmutarse- Ahora sí me vas a decir quién eres o debo seguir creyendo que me estoy volviendo esquizofrénica
-Por qué el apuro
-Porque me siento tonta hablando sola en la oscuridad
-No estás sola, yo estoy contigo, siempre lo he estado y siempre lo estaré
-Ah sí? –comentó con sorna- No me digas, y cómo le haces para seguirme
-Formo parte de ti
-Ya estuvo que sí estoy loca –dijo concluyente Camila- Ni siquiera piensas mostrarte?
-Pronto lo haré –respondió la voz- No te desesperes
-Ay, basta! –se enojó la muchacha golpeando la cama con un puño- Todo me está desesperando
-No dejes que Potter te desespere –recomendó tranquilamente la voz
-Ése idiota –dijo con desprecio Camila- Me las va a pagar
-No eres la única que quiere vengarse
-Entonces, quien quiera vengarse de él será bien recibido
-Lo sé. Adiós, cuídate mucho, el enemigo está muy cerca y su fuerza está creciendo
-Enemigo? Cuál enemigo? –preguntó Camila, sin obtener respuesta
Al día siguiente, la primera clase que tenían era nuevamente Estudios Muggle. Lila estaba muy concentrada adaptando la obra en un pergamino, mientras Harry y Hermione le ayudaban. Ron por su parte jugaba ajedrez muggle con Dean. Entre los Slytherin, el inconformismo había crecido luego de saber que la obra elegida era "Romeo y Julieta".
-Sólo falta que nos pongan de principales! –gruñó Zabini
-Por qué? –se burló Draco- Acaso quieres hacer pareja con la sangresucia?
-Cállate Malfoy –se enojó Blaise
-A mi no me calla nadie –se levantó de su asiento, caminando amenazador hacia donde estaba Zabini, que lo esperaba con ganas de golpearlo
-A sus lugares –ordenó la profesora Lockhart que acababa de entrar- Bien, como no todos estaban ayer en la reunión, les aviso que la obra elegida fue Romeo y Julieta
-Por qué no podían elegir una menos cursi? –preguntó Camila fastidiada
-Romeo y Julieta no es cursi –dijo Lila- Es una obra muy linda y con un buen mensaje
-Cuál? –se burló Draco- No te tragues el veneno a menos que confirmes que la chica está muerta?
-Creí que no leías cosas muggle –respondió Harry
-Muggle? –se sorprendió Draco- No sabías que Shakespeare era hijo de magos?
-Como sea –añadió Lila- El hecho es que no importa cuánto haga la gente, al final el amor verdadero triunfa
-Eso te salió como de película Disney –le comentó Camila aburrida- Al final los dos mueren, entonces de qué sirve que le hayan ganado a sus padres
-Que su amor fue más allá de la muerte
-Yo no he sabido de muertos que disfruten el amor que se tienen –respondió Camila mordazmente
-Pero por lo menos disfrutaron un tiempo –argumentó Lila
-Tres días es un tiempo? –se burló Camila- No me hagas reír. Ésa historia es insulsa, nadie se enamora en un día y se casa al siguiente
-No me digas que eso sólo pasa en cuentos de hadas –dijo su amiga escéptica
-Eso NI en cuentos de hadas. Iba a decir que es como la magia, pero ya ves...
-Bueno, bueno, ya basta –las interrumpió Lockhart- Después de Navidad sabrán quiénes serán los principales, los utileros y demás
-Qué haremos esta clase entonces? –preguntó Hermione
-Vamos a discutir el argumento de la obra
Y así pasó la clase, con comentarios, críticas y discusiones sobre la obra. Al parecer la más emocionada era Lila, y antagónicamente su amiga, estaba muy aburrida.
El día pasó sin mayor novedad. Muchos preparaban sus cosas para marcharse al día siguiente a sus casas. Lila quería hablar con Camila, por lo que la esperó en la salida del Gran Comedor después de la cena.
-Camila, puedo hablar contigo? –preguntó tímidamente
-De qué –respondió ésta tajantemente
-De muchas cosas
-Millicent –se dirigió a su compañera- Por favor ve a darle a Nagi su comida
La muchacha sólo asintió y se fue. Milagrosamente no había nadie más con Camila.
-Vamos al lago –ofreció Camila, dirigiéndose hacia la salida
Cuando llegaron al borde del lago ambas se sentaron sobre la nieve. Hacía mucho frío, por lo que Lila tiritaba, pues su capa no la cubría mucho, ni por más que su chalina estuviera bien envuelta en su cuello.
-Qué querías decirme –le dijo Camila sin inmutarse
-Por qué no pasarás la Navidad aquí? –inquirió su amiga curiosa
-El señor Malfoy me invitó a pasar la Navidad en su casa, junto a mis amigos
-Pero Camila –respondió Lila preocupada- No debemos separarnos en Navidad, para ambas es una fiesta importante, y más ahora que no están nuestras familias
-Tú pásala con tus amigos, yo lo haré con los míos –contestó Camila simplemente
-Por qué cambiaste tanto? –preguntó triste Lila
-Yo no cambié –contestó Camila- Tú fuiste la que cambió: prefieres a Potter y sus amigos chupamedias
-Claro que no
-No me vengas con eso –dijo burlona Camila- Ya sé que San Potter te gusta, pero en fin, ése es tu problema
-Y por eso estás enojada conmigo? –volvió a preguntar Lila
-Nunca creí que fueras capaz de preferir a un chico
-Yo no lo prefiero –respondió sinceramente Lila- Pero no puedo evitar pasar tanto tiempo con él, ambos estamos en Gryffindor
-Eso era todo lo que querías decirme? –inquirió la otra chica poniéndose de pie
-Bueno...no quiero que estés enojada conmigo –confesó Lila mirándola con tristeza
-Lo siento, no podrá ser –dijo Camila sacudiéndose la nieve de la túnica- Nos separan muchas cosas, tal vez aquí en el mundo mágico no podamos ser amigas
-No digas eso –pidió Lila parándose
-Es la verdad –continuó Camila- Mejor sigue con tus amiguitos y diles que se cuiden, me deben muchas y me las van pagar
Y diciendo eso Camila dio media vuelta y se fue, seguida por la mirada triste de Lila.
Al día siguiente, Camila estaba saliendo junto con Millicent, cuando se topó con Lila, que la esperaba en la gran puerta del castillo.
-Camila –dijo Lila- Antes que te vayas quiero darte algo
-Qué
-Toma –le entregó una caja mediana rectangular- Feliz Navidad
Camila agarró la caja y la contempló, no sabía qué decir. De pronto, metió la mano dentro la túnica y sacó un paquete.
-Feliz Navidad –dijo, entregándoselo a Lila que abrazó a su amiga sin recibir respuesta
-Ojalá te guste –dijo Camila fríamente
-Vámonos –se escuchó decir a Millicent- Nos están esperando
Lila la soltó y miró a Camila, pero ésta no le devolvió la mirada. Se marchó y se subió a uno de los carruajes. Luego de unos minutos, Lila vio cómo su mejor amiga se marchaba del castillo a casa de los Malfoy.
Harry trataba de animar a Lila, porque estaba muy triste. Por eso le ofreció ayuda para adaptar la obra.
-Entonces –dijo animado Harry, sosteniendo en la mano una pluma con tinta y escribiendo sobre un pergamino- Quedamos en que Romeo Montesco es de familia muggle
-Así es –afirmó Lila muy segura- Y Julieta Capuleto es una sangre limpia
-Bien –respondió Harry, escribiendo- Entonces...tendrían que conocerse en...
-Mmmm, veamos –dijo pensativa Lila- En...una fiesta en casa de los Capuleto por la caída de Voldemort!
-Me parece bien –volvió a escribir Harry- Pero entonces, cómo los conocerá Romeo?
-Por Mercucio –dijo Lila- Que es mago y amigo de Romeo. Además Romeo también aprendió magia
-Bueno...
-Y Fray Lorenzo será un ministro de magia –propuso Lila- El boticario será el dueño de una tienda en el callejón Knockturn
-Teobaldo puede ser un tipo como Draco –dijo Harry- Que crea que los de su clase son lo mejor y desprecie mucho al pobre Romeo
-Es una buena idea –aprobó Lila- Sería genial que Draco fuera Teobaldo
-Tienes razón –la apoyó Harry- Hacerlo desaparecer de la faz de la tierra de una
-En este caso no será un balazo –opinó Lila- Sino un Avada kedavra
-La obra será muy divertida –sostuvo entretenido Harry- Ya quiero saber quiénes serán los protagonistas...
Esa noche Harry y Lila habían estado hablando tanto de la obra que habían aburrido a Ron. En la cena los dos muchachos hablaban entre sí muy divertidos, siendo ignorados por el resto, y leyendo sus libros (Lila había conseguido de la biblioteca un libro para su amigo), Harry tomó de la mano a Lila, recitando un verso.
-Si con indigna diestra he profanado/ tan alto altar, multadme por mi exceso./Mi boca, peregrino sonrojado/ cancelará la mancha con un beso
Divertida, Lila respondió.
-El noble peregrino se equivoca/ clara señal de devoción es ésa./ Manos de santo el peregrino toca/ Y con sus palmas el palmero besa.
-¿Labios no tiene el santo y el palmero?
-Para rezar los usa el peregrino
-¡Ah, santa! Siendo así, que muden quiero/ con mis manos mis labios de destino;/ que recen, y acceded a lo que imploran
-Tranquilo escucha el santo si suplican
Lila y Harry se habían acercado y se veían fijamente.
-Pues inmóvil quedad mientras que oran/ y esos labios a mi me purifican
Se estaban acercando más cuando...
-Oigan, ya tengo mucho sueño, vamos a dormir –los interrumpió Ron, jalando por el cuello a Harry y llevándoselo
-Mis labios pues, vuestro pecado ostentan –terminó de decir en voz baja Lila, decepcionada y suspirando
Después de bajar del carruaje en la estación de Hogsmeade, Camila y sus amigos fueron al encuentro de Lucius Malfoy, quien los esperaba con un par de elfos domésticos.
-Me da gusto que hayas decidido venir con nosotros –le dijo el papá de Draco a Camila
-Gracias –respondió tímidamente Camila
-Hola padre –dijo en tono distante Draco
-Hola hijo –contestó con una media sonrisa Lucius
Draco hizo un gesto de desagrado y se alejó unos pasos.
-Nos vamos? –les preguntó a todos
Los muchachos siguieron al señor Malfoy hasta otro carruaje que los esperaba. A diferencia del carruaje del colegio, éste era de color negro y muy elegante, jalado por 4 caballos negros. Después de varias horas de viaje por fin llegaron a una mansión enorme: la mansión Malfoy.
Cuando llegaron a la puerta, una mujer alta, delgada, rubia y bastante bonita salió a recibirlos. Al bajar del carruaje Draco fue a saludarla con un beso como de protocolo, aunque se notaba que le demostraba cariño a su madre, quien le acarició una mejilla, sonriéndole.
-Narcisa –le reprochó Lucius- Ven a recibir a nuestros invitados
-Oh, sí, discúlpenme –se excusó ella, acercándose- Bienvenidos, ¿cómo estuvo el viaje?
-Bastante cansador –respondió Crabbe
-Cómo está señora Malfoy? –saludó cortésmente Millicent
-Hola Millicent, yo bien, gracias –contestó Narcisa
-Mucho gusto señora –dijo amablemente Goyle
-Tú eres Gregory Goyle, verdad? –preguntó la señora
-Así es
-Tu padre habla mucho de ti en las reuniones que tenemos...
-Narcisa –la interrumpió su esposo, tomando por un hombro a Camila- Ella es Camila
Camila se acercó y le extendió una mano, sabía que los ingleses eran muy formales y poco cariñosos con sus saludos. Al verla, Narcisa tomó su mano algo confundida.
-Camila? –preguntó- Tú eres la nueva estudiante, no es así?
-Sí señora –contestó Camila- Es un gusto conocerla
-Igualmente –dijo Narcisa, menos tensa y sonriendo- Draco habla mucho de ti en sus cartas...
-Bueno, bueno, basta de charlas –interrumpió otra vez Lucius- Entren por favor
Entraron. Una vez adentro no sólo para Camila fue un espectáculo ver esa casa por su interior: lujosa, muy limpia, con cuadros que se movían, objetos antiguos, adornos de serpientes por allí y por allá, era un bello lugar.
El mismo Lucius Malfoy les enseñó sus habitaciones, una para cada uno. Sólo un pasillo dividía el dormitorio de las muchachas del de sus amigos.
-Espero que estén cómodos –dijo gentilmente Lucius- Los veo después
-Los esperamos en la cena –dijo Narcisa- Seguro quieren descansar un poco
Y diciendo esto Narcisa se fue tras su esposo. Los muchachos le agradecieron y se fueron a sus respectivas habitaciones.
Camila entró en su habitación: tenía una gran cama con dosel de terciopelo verde oscuro, las cortinas del mismo color, con el borde inferior adornado con unas serpientes plateadas bordadas. La mesa de luz era antigua. Había un escritorio, un peinador, un clóset y grandes ventanales, además de un cuadro grande de una casa antigua. Había también otra puerta que dirigía a un baño privado. La muchacha vio que sus maletas ya estaban al pié de su cama. Se sacó la túnica y la colgó en el clóset. Luego se echó sobre su cama.
Estaba pensando en la linda mansión, cuando el sonido de una puerta la hizo levantarse.
-Hola –dijo Millicent, apareciendo tras el cuadro- Encontré algo así como una puerta detrás del cuadro de mi habitación
-Ya veo –contestó sonriente Camila
-Y...qué te parece? –preguntó su amiga, sentándose sobre la cama
-Es muy linda, nunca hubiera imaginado estar en una casa así
-Tienen mucho dinero –comentó Millicent, mirando a su alrededor
-Ya habías venido antes?
-Una vez, con mi madre –respondió Millicent- Ella es amiga de Narcisa
-Esa señora es muy amable –dijo Camila
-Lo contrario de su esposo e hijo? –se burló su amiga
-Claro que no! –corrigió Camila- Ellos también son así
-Al menos contigo –murmuró Millicent
-Qué quieres decir? –preguntó intrigada Camila
-Nada, olvídalo –contestó, restándole importancia
-Bueno –dijo Camila- Qué piensas ponerte para la cena?
-Iré así como estoy
-Ni de broma –respondió su amiga, jalándola por un brazo y obligándola a levantarse- Tú y yo, mi amiga, haremos que Gregory se fije en ti, o al menos se anime
-Anime para qué? –preguntó ruborizada Millicent
-No te hagas la desentendida –le reprochó Camila, abriendo el cuadro y pasando por él, empujando a Millicent
Cuando entraron en la habitación de Millicent, que era casi igual a la de Camila sólo que más pequeña, sacó toda la ropa que su amiga tenía en sus maletas. Hizo que ésta se pruebe distintas combinaciones de ropa, y después de una veintena al fin Camila dio su opinión final.
-Me gusta ése –dijo, refiriéndose a un vestido verde oscuro (cuándo no) largo, de seda, aunque muy formal
-Estás loca? Es muy formal –respondió Millicent, mirándose a un espejo largo que allí había
-Tienes razón, ése será para mañana, para la cena de Navidad –dijo Camila- Entonces, veamos
Camila sacó su varita del bolsillo de su pantalón y la apuntó hacia su amiga.
-Vestire creare!
Millicent apareció con un pantalón plomo, blusa del mismo color pero de tono más bajo, zapatos negros y un saco largo de lana de color verde oscuro.
-Así estás muy bien
-No lo creo –opinó Millicent, viéndose en el espejo
-Claro que sí –la animó su amiga- Sólo espero que si eres novia de Gregory no me hagas a un lado
-No soy una Gryffindor –contestó Millicent ofendida
Tocaron la puerta, Millicent permitió que pasaran. Entró un elfo doméstico.
-Con su permiso señoritas –saludó, haciéndoles una reverencia sin atreverse a mirarlas- El señor pide que bajen a cenar
-Enseguida vamos –contestó Millicent
El elfo reverenció otra vez y se marchó.
-Vamos –dijo sonriente Camila, jalando a su amiga
Llegaron al salón. Sentado en un sillón, frente a la chimenea, las esperaba Lucius Malfoy.
-Qué puntuales –elogió el hombre de rubio cabello, poniéndose de pié- Los muchachos aun no llegaron
De pronto entraron los muchachos vestidos con ropa más "muggle" (al menos lo más que podían usar): Draco estaba vestido con un pantalón negro y chompa verde oscura de cuello alto; Goyle con una camisa blanca y pantalón azul, mientras que Crabbe tenía un pantalón café y una chompa de color mostaza de cuello en V.
-Por favor, siéntense mientras esperamos a unos invitados –ofreció el señor Malfoy sentándose
-Invitados? –preguntó extrañado su hijo
-Señor –dijo un elfo, haciendo una reverencia y entrando en el salón- Llegaron sus invitados
Lucius se paró y salió a recibirlos, mientras los muchachos se sentaban en los sillones frente a la chimenea.
-Tengo mucha hambre –confesó Crabbe, frotándose el abdomen
-Qué te pasa Draco? –preguntó Camila, al ver la cara de enojo de su amigo
-Padre... –contestó el muchacho fastidiado- Siempre con sus visitas inesperadas...
-No lo tomes a mal –lo animó Camila
-Será muy aburrido –contestó Draco, frunciendo aun más el ceño
De pronto escucharon unas voces masculinas acercándose. Se pusieron de pié para saludar. Los invitados entraron, seguidos por Lucius y Narcisa.
-Pase por aquí, señor –invitó Lucius, muy respetuoso, a un hombre de capa negra, cabello negro algo largo, que tenía unas gafas negras puestas
Tras de ese hombre había uno más bajito, regordete, de nariz puntiaguda, que a Camila se le hizo conocido.
-Buenas noches –saludó el primero, con una voz que calaba hasta los huesos
Camila se quedó mirándolo, era muy extraño, pero se le hacía familiar. Al verlo sus amigos hicieron una reverencia, a lo que Camila los vio intrigada. El hombre se acercó a ellos y fue directamente hacia donde estaba la muchacha extranjera. Se paró frente a ella y le sonrió. Al verlo más de cerca, Camila notó que era algo raro: su nariz era muy fina, casi aparentaba tener sólo dos rendijas en donde debían estar sus fosas nasales, su piel era pálida y sus manos delgadas con finos y largos dedos.
-Él es mi hijo Draco –presentó Lucius a su hijo, el hombre le sonrió al muchacho haciendo que él incline un poco la cabeza
Después presentó a Goyle, Crabbe y Millicent, que parecía ya conocían al hombre.
-Finalmente –dijo Lucius con una sonrisa triunfal- Ella es Camila Grissi Delird – presentó resaltando el último apellido.
-Mucho gusto –respondió el hombre de cabello negro como siseando suavemente, extendiendo una mano que Camila tomó temerosa- Mi nombre es Tom, Tom Riddle...
Al escuchar el nombre, a Camila se le heló todo el cuerpo ¿ése era Voldemort?.
-No te asustes –dijo tranquilamente Voldemort- No te haré daño
-Us...us...usted es Tom Riddle? –dijo tartamudeando Camila
-Así es, aunque preferiría que me digas lord Voldemort –contestó él- Por qué? Me tienes miedo?
Voldemort se sacó las gafas dejando ver sus ojos rojos. Después del cuestionamiento, al parecer todo mundo esperaba la respuesta.
-No –respondió firmemente la muchacha, recuperando su serenidad- Es un gran honor conocerlo
Voldemort sonrió y Camila lo miró con más tranquilidad.
-Pero... –analizó ella- No es muy peligroso que éste usted aquí?
-Oh, no –respondió él tranquilamente- Los del Ministerio aun creen que soy un estropajo humano, nunca se les ocurriría buscar a alguien de carne y hueso
-Es un gusto conocerla –interrumpió el hombre bajito, logrando una mirada de ira de su amo
-Él es Peter Pettigrew –lo presentó Voldemort con hastío
-Ya lo vi antes, no es así? –preguntó Camila intrigada
-Sí, me recuerdas? –dijo con una sonrisa tonta Colagusano
-Bueno, si me permiten –interrumpió Narcisa- Es hora de cenar
Todos pasaron al comedor, ocupado en su parte central con una mesa larga de madera labrada. Tomaron sus asientos. Draco miraba con cierto recelo a Voldemort.
-Qué te pasa? –preguntó por lo bajo Camila, que estaba a su lado
-Lamento todo esto –dijo apenado Draco- Yo no quería...
-Deja de preocuparte –contestó su amiga- Es muy divertido conocer a Voldemort
-Divertido? –preguntó extrañado Draco- Se nota que no conoces su fama
-De asesino y el más cruel de los magos? –dijo Camila- Ya lo sé
-Nosotros...-trató de decir algo avergonzada Millicent, que estaba al otro lado de Camila
-No necesito que me expliquen nada –se adelantó ella- Ya me imaginaba que ustedes tenían mucho que ver con él, si no no hubiéramos hecho todo lo que hicimos
La puerta se abrió pero no vieron entrar a nadie. De repente una gran serpiente se alzó al lado de Voldemort.
-Nagini –le acarició la cabeza Voldemort- Qué bueno que llegaste
Camila sintió que algo se ponía sobre su regazo: era Nagi.
-Nagi? –dijo en voz alta, levantando a su gato y haciendo que los demás la vieran
-Nagi? –preguntó divertido Voldemort- Así se llama tu gato?
-Eh, sí –respondió ella- Pero no sé cómo llegó hasta aquí si estaba en su jaula, en mi habitación
-Yo lo traje –escuchó decir a una voz femenina que se le hacía conocida a la muchacha
Camila vio a Narcisa, no había sido ella, tampoco era Millicent, conocía de sobra su voz.
-Entendiste lo que dijo? –preguntó Voldemort, mientras los demás los veían con asombro
-Sí, pero no sé quién fue
-Fui yo
Camila volteó la cabeza, tras de ella estaba la enorme cabeza de Nagini.
-Tú? -preguntó Camila sorprendida
-Noto con agrado que tienes una gran capacidad: hablas pársel -dijo sonriente Voldemort
-Yo? -respondió confundida- Es extraño, una serpiente me entendió la otra vez, pero...
-Muchas cosas te serán aclaradas –le dijo Nagini
-Nagini tiene razón, pronto sabrás cosas de ti que no imaginabas -confirmó Tom Riddle
-Genial! –se alegró la muchacha, acariciando la cabeza de la serpiente, mientras su gato se iba al regazo de Voldemort
Los muchachos no hablaron durante la cena, sólo los adultos conversaban sobre cosas que ellos no entendían. Después de cenar los jóvenes salieron al porsche. Draco se apoyó en el barandal, Gregory y Millicent conversaban algo enrojecidos, mientras Crabbe comía un gran pedazo de pastel de York que se había llevado de la mesa. Camila miraba hacia el cielo, una gran y linda luna llena iluminaba la noche.
-Todo es muy extraño –comentó Draco pensativo- Tú, Voldemort, mi padre, nosotros...
-Ya no pienses en eso -dijo Camila- Mejor piensa en lo que haremos al regresar a Hogwarts
-Por qué? –preguntó el muchacho
-Porque lo más interesante del asunto está a punto de empezar...
-Qué quieres decir? –se sorprendió Draco
-Tu padre es mortífago, los padres de los muchachos también, y yo, una simple muggle...
-Ni tan simple –dijo Draco
-No dejaste que termine –contestó Camila- Una simple muggle que no sabe por qué pero tiene un gran vínculo con el señor Tenebroso
-Lo mismo que tu amiga Lila con Potter –dijo una suave voz fría detrás de ellos
-Señor...-volteó a verlo Draco, mientras los otros tres se acercaban
-Cómo dice? –preguntó Camila confundida
-Lila Zizold Potter –afirmó Tom Riddle con algo de asco- Ella tiene la sangre de ése niño inmundo
-Ella no es Potter, es Topret –dijo Camila incapaz de aceptarlo
-No me digas que no lo notaste –contestó Voldemort irónico- De nada te servirá negarlo: ella y Potter son también nuestros enemigos, no es así Camila Grissi Riddle?
Sus amigos se quedaron boquiabiertos, menos Crabbe que aun no entendía lo que ocurría allí, su pastel era más interesante.
-Riddle –murmuró Camila- Con razón hasta Black se dio cuenta
-No es algo muy evidente, pero tampoco es tan secreto –dijo Riddle tranquilamente
-Todo es muy extraño –confesó la muchacha- Lila y yo venimos, nos separan y ponen en casas distintas, nuestros amigos se odian y como por agregado terminamos peleando
-Digamos que es el llamado de la sangre –contestó irónico Voldemort- Pero no desesperes, pronto te contaré el por qué de todo
-Entonces no fue una suerte que nos traigan precisamente a nosotras
-No, no lo fue
Se retiraron a dormir. Camila tenía insomnio, se había parado en uno de los ventanales a observar la luna, cuando notó la presencia de alguien.
-Millicent...
-Hola –dijo su amiga, cubriéndose con una bata- Qué haces despierta?
-Lo mismo debería preguntarte yo –respondió Camila
-Primero responde tú
-En mi país el festejo de Navidad comienza a las 12 de la medianoche del 24 de diciembre, o sea hoy –dijo con un tono de tristeza- Seguro mi familia está reunida esperando el momento
-No te pongas triste –la animó Millicent- Ahora me toca contarte
