Capítulo 16
Camila se dirigió hacia su cama, en la que se acostó mientras Millicent se sentaba.
-Estuve hablando con Gregory –empezó a contar muy emocionada- Me dijo que le daría gusto que fuera a visitarlo en vacaciones de verano
-En serio? –dijo más animada Camila- Se nota que te gusta mucho
-La verdad sí –respondió suspirando Millicent
Se quedaron en silencio por unos minutos.
-Camila –dijo Millicent- En realidad el señor Tenebroso no te atemoriza?
-No y no sé por qué –contestó sinceramente- Por lo que leí debía ser aterrador, pero no me pareció así
-Por qué tú tienes un apellido que se convierte en el de él?
-No sé –dijo Camila- Pero más me extraña que Lila tenga un nombre similar al de Lily Potter
-Tal vez tenga con Potter el mismo vínculo que tú con el señor Riddle
-Voldemort –la corrigió Camila- Recuerda que él odia su nombre muggle
-Lo sé, lo siento –se disculpó la otra muchacha
Millicent bostezó, al parecer el sueño la estaba venciendo.
-Bueno –dijo incorporándose- Como ya te conté lo que quería, me voy. Buenas noches
-Hasta mañana
Y Millicent salió por detrás del cuadro. Camila estaba a punto de dormir cuando sintió que alguien entraba en su dormitorio y se acercaba a ella.
-Camila –dijo en voz baja Draco- Levántate
-Para qué? –respondió Camila sin voltear a verlo
-Apúrate, te espero afuera
Maldiciendo contra su amigo, porque ella ya tenía sueño, se paró, buscó una capa y salió. Afuera de su habitación la esperaba Draco, que también estaba con su pijama.
-Ven –la llamó, poniéndose a caminar, Camila tuvo que seguirlo
Entraron en una pequeña sala, parecía la de costura. Al pié de un sofá se encontraba Nagini durmiendo junto a Nagi, el gato negro de Camila.
-Para qué me trajiste hasta aquí? –preguntó molesta Camila
-Habla con la serpiente –pidió Draco
-Por qué
-Según escuché, ella estuvo varias veces en Hogwarts
-Y qué con eso
-Que desde aquí podríamos gastarle una buena broma a los del colegio, con ayuda de Nagini –propuso el muchacho maliciosamente
-Ella no es un juguete –le reprochó Camila
-No seas aburrida, pídeselo, de seguro no te lo negará
-Está bien –respondió la muchacha, sin estar del todo convencida
Camila se inclinó y habló despacio.
-Nagini, Nagini, despierta
La serpiente abrió sus ojos y levantó lentamente la cabeza.
-Necesito que me hagas un favor -le pidió Camila- Podrías ayudarnos?
-Claro -respondió amablemente la serpiente, asintiendo con su enorme cabeza
-Dice que sí –le dijo Camila a Draco- Y ahora qué?
-Pregúntale cómo llega a Hogwarts
-Cómo pudiste llegar a Hogwarts sin que te descubrieran?
-Un traslador -confesó Nagini- Un muchacho en el colegio la tiene, gracias a un hechizo especial no pueden detectarlo
-Qué te dijo –preguntó curioso Draco
-Dice que en el colegio hay un chico que tiene un traslador
-Pregúntale si puede usarlo ahora
-Y puedes ir ahora? –preguntó Camila
-Si él la dejó en Hogwarts, claro que puedo
-Entonces vé y por favor pégale un buen susto a alguno de los muchachos que esté allí
-Ven conmigo -le pidió Nagini- Puedes usar tu medalla
-Cómo sabes de ella?
-Sé quién te la regaló
-Y? –preguntó insistente Draco- Qué dijo
-Que sí puede, pero quiere que la acompañe...
-Entonces vamos –la animó Draco- Será muy divertido
-Sabes lo que ocurrirá si nos descubren? –preguntó Camila frunciendo el ceño
-No importa –respondió calmado Draco- Dentro de poco ellos no podrán volver a hacernos nada, además no te hagas la "cumple reglas" justo ahora
-Bueno –dijo resignada Camila- Nagini, dónde está el traslador?
-Síganme -contestó, avanzando hacia la puerta
Por el movimiento de la serpiente el gato se despertó y los siguió. Nagini los llevó hasta el living, donde una pequeña maletita estaba junto a uno de los sillones.
-Ábrela -le ordenó a la muchacha
Camila abrió la maletita y vio en su interior un pequeño saco de cuero negro, lo sacó y se dispuso a abrirlo.
-Tóquenlo al mismo tiempo -indicó Nagini
Nagi se acercó a Draco y éste lo levantó acariciando su lomo. Camila abrió el saco y se inclinó un poco para que esté al alcance de la serpiente. El traslador no era más que un paraguas viejo.
-A la cuenta de tres –dijo Camila, Draco asintió y Nagini acercó la cabeza- Una, dos y ¡tres!
Los tres tocaron el traslador, luego de unos momentos en una oscuridad de túnel cayeron a un piso duro: era un dormitorio vacío, que se encontraba en oscuras.
-Vaya –dijo Draco, limpiándose el polvo- Parece que no hay nadie
-Segura que el chico es de confianza? -preguntó Camila
-Lumos! –conjuró Draco, haciendo que la habitación se ilumine un poco- Pero, si es mi habitación!
-Es Zabini -respondió la serpiente
-Zabini? –dijo extrañada Camila- Pero si ése tipo me odia
-No sabe quién eres en realidad
-Francamente, ahora ni yo lo sé
-Vamos –dijo Draco, agarrando a Nagi y saliendo
Nagini y Camila lo siguieron. Bajaron las gradas, salieron por su puerta secreta y llegaron a los pasillos. Nagini desapareció, se hizo invisible. Camila agarró su medalla y deseó ser también invisible, Draco la agarró por un hombro y se pusieron a caminar.
-Hace mucho frío –dijo Draco tiritando
-Claro, a quién se le ocurre salir sin capa –lo regañó Camila
Caminaron hasta que llegaron frente al cuadro de la Dama Gorda.
-Y ahora qué? –reclamó molesto Draco- No sabemos la contraseña
En ese momento, para su fortuna, el cuadro se abrió dando paso a Ron y Harry, capa en mano, que salían de puntillas. Se cubrieron con la capa y se fueron, sin notar siquiera la presencia de los Slytherin y la serpiente.
-Harry Potter -murmuró Nagini con tono de odio
-Ten paciencia Nagini –le pidió Camila en voz baja- Pronto podrás encargarte de él
Entraron por el cuadro que casi se cierra. Adentro sólo la luz de la chimenea iluminaba, frente a ella estaba Lila.
Camila tuvo que ignorar la presencia de su amiga y se dirigieron hacia un pasillo. Entraron en una de las habitaciones, Neville Longbottom estaba en ella.
-Seguro su abuela se aburrió de él –se burló Draco, viendo al gordito durmiendo
-Apurémonos –dijo Camila- Potter y Weasley no tardarán en venir
Nagini, al notar el apuro de la muchacha, se acercó a Neville y abrió sus fauces.
-Espera! -la detuvo Camila- Sólo queremos darle un susto. El castigo para él será terminar en el Hospital San Mungo, loco, junto con sus padres. Nada más asústalo un poco
Nagini asintió, acercó su lengua viperina al rostro del muchacho, quien comenzó a inquietarse por las cosquillas que le provocaban. De pronto se despertó y vio a unos centímetros de su rostro la cabeza de Nagini y sus enormes colmillos, por un momento se quedó helado, con una cara de horror evidente.
Nagini volteó hacia los muchachos.
-Saca el traslador! -ordenó
Camila así lo hizo, Neville se puso a gritar como loco, los tres tocaron nuevamente el traslador y desaparecieron. Por el grito los pocos alumnos que se encontraban allí, incluida Lila, fueron en auxilio de Neville.
-Qué te pasa Neville? –preguntó preocupada Lila, al ver a su amigo completamente pálido y muy asustado
-Una serpiente! –gritó Neville- Estaba aquí, era enorme, casi me muerde!
-Cálmate! –trató de tranquilizarlo Lavender- Aquí no hay nadie, seguro lo soñaste
-Era real!
Mientras los Gryffindor trataban de calmar a Neville, los Slytherin habían retornado a la casa Malfoy. Al llegar Draco se doblaba de risa.
-Vieron su cara? –se burlaba el muchacho
-Fue muy gracioso –dijo Camila, quitándole su gato a Draco- Gracias Nagini
-Por nada
-Así que aquí están –una voz fría como el hielo les hablaba
Ambos muchachos se callaron y voltearon, encontrándose con lord Voldemort.
-Nagini, te estaba buscando
-Lo siento amo -se disculpó la serpiente bajando la cabeza hasta el ras del suelo
-Fue mi culpa –dijo Camila- Le pedí que nos ayudara a hacer una broma
-Broma? –se extrañó divertido Voldemort- A quién?
-A Longbottom –respondió Draco algo temeroso
-Longbottom... –analizó Riddle- Ése apellido se me hace conocido
-Sus padres eran aurores –explicó el muchacho de cabello rubio platinado
-Ah! Los Longbottom –dijo Voldemort, como si se tratara de un chiste- pobrecitos, quedaron locos después de tantos Crucio
-Su hijo es un squib cobarde –dijo con desprecio Camila
-Y tú eres una muggle –contestó fríamente Voldemort, provocando que la muchacha bajara la mirada como avergonzada- Pero no como todos los demás
-Lo sé –respondió sonriente Camila, volviendo a levantar la mirada
-Mejor vayan a dormir, mañana tenemos muchas cosas planeadas para ustedes
Ambos muchachos se iban a retirar, cuando Voldemort detuvo a Camila.
-Mira –le dijo, mostrándole con su varita una especie de espejo
Camila observó a través del espejo y sus ojos se llenaron de lágrimas.
-Mi familia –dijo con voz entrecortada
-Así están pasando la Nochebuena, al parecer no descubrieron a quien te suplantó
Camila vio a toda su familia, lo raro era verse a ella misma.
-Hizo muchas cosas interesantes que después te enterarás –concluyó Riddle, haciendo desaparecer la imagen
-Gracias, señor
-No me agradezcas –le ordenó Voldemort- Pronto tú tendrás que hacer muchas más cosas por mi
-Como cuáles?
-Ya pronto lo sabrás
-Muy bien. Entonces, hasta mañana
Y diciendo esto Camila se retiró a su habitación. Una vez allí fue quedándose dormida pensando en su familia.
Al día siguiente, muy temprano, Lila fue despertada por Harry. Después de darse un abrazo de Navidad Lila vio que al pié de su cama se encontraban varios regalos. Curioso, Ron entró y también felicitó a Lila, aunque a ésta el abrazo no le gustó tanto como el que le había dado su primer amigo ;)
Lila abrió sus regalos. Había recibido una caja de grageas de todos los sabores de Ron; un libro de magia de Hermione, un pastel bastante duro de Hagrid; de Harry un anillo de plata con un rayo de adorno en la parte delantera y un lindo joyero musical de parte de...Sirius Black.
-Sirius me mandó un regalo? –se extrañó la muchacha
-Al parecer te tiene mucho cariño –le dijo Harry
-Toma –le alcanzó un paquete Ron- Te lo manda mi madre
Lila agarró el paquete, lo abrió y vio con gusto que se trataba de unos dulces caseros.
-Dale las gracias a tu madre
De pronto recordó el regalo de Camila, fue hasta su baúl y lo sacó. Por la curiosidad abrió el paquete desesperada y vio que se trataba de un álbum de fotos. Junto a él venía una nota.
Lila: Conseguí algunas fotos que teníamos en el mundo muggle, y gracias a unos hechizos, pude conseguir con ellas lo que verás en este álbum. Espero te guste. Feliz Navidad...Camila
Lila sonrió contenta, sentía que a pesar de todo su amiga no había cambiado tanto. Abrió el álbum: tenía fotos mágicas que se movían. Vio una a una las páginas: sus padres, sus hermanos, sus sobrinos, todos saludándola y sonriendo. También habían fotos con Camila, con otras amigas de colegio. Pero la que más le llamó la atención, y también a Harry que estaba viendo, fue una en la que ella estaba muy sonriente con Rodrigo en una plaza de su ciudad, una noche en la que se habían sentado en una banca a conversar.
Las lágrimas la traicionaron, no sabía por qué, pero ver esa foto, más que las otras, le provocó llorar. Ron la veía extrañado pero no más que Harry que parecía algo celoso.
-Es tu novio? –preguntó Ron, con la boca llena de dulces
-Eh, no –reaccionó Lila, limpiándose las lágrimas- Es un amigo
-Entonces por qué lloras? –volvió a preguntar el muchacho de rojo cabello, sin reconocer al chico de Ravenclaw
-Porque lo quiero mucho -contestó Lila- Y porque extraño estar con él en mi país
Lila seguía contemplando la fotografía que le sonreía. Harry se puso de pié.
-Apúrate en vestir –le dijo a Lila, en tono algo molesto- Nos vemos en el desayuno
Harry salió seguido por Ron que se encogió de hombros al ver la extraña actitud de su amigo. Lila no le prestó demasiada importancia, cerró el álbum, le dio un fuerte abrazo y lo guardó cuidadosamente en su baúl. Cogió algo de ropa para poder ir a bañarse, vio hacia la ventana, no estaba nevando. Se acercó y vio un sol radiante, unos campos cubiertos de nieve y un cielo claro.
-Feliz Navidad Camila –dijo sonriente, luego se fue hacia el baño
En la mansión Malfoy, desde hacía unos minutos, Camila estaba parada frente a uno de los ventanales mirando el cielo. Sobre su desordenada cama estaba un paquete de regalo abierto y, junto a él, el regalo que contenía: un despertador, como el que le había dado a Lila, pero éste tenía la forma de un duende de color verde y al parecer no tan grosero como el gnomo de Lila, que para ese entonces hasta palabrotas decía.
Unos golpes en la puerta la hicieron reaccionar.
-Pase –dijo Camila mirando hacia la puerta
-Buenos días –saludó ya vestida Millicent- No piensas cambiarte para ir a desayunar?
-Ah, sí, ya voy
-Feliz Navidad –le dijo Millicent, entregándole un paquete pequeño y extendiéndole la mano
-Ustedes siempre tan formales –contestó sonriendo Camila y abrazando a su amiga- Feliz Navidad amiga
-Espero te guste
Camila abrió el regalo, se trataba de un pensadero del tamaño de un plato sopero.
-Vaya! Qué útil –opinó Camila- Para los momentos en que necesite sacarme cosas de la cabeza...
-Te esperaré en el comedor –dijo Millicent complacida, saliendo
Camila fue hacia el baño, miró nuevamente hacia el cielo y dijo: Feliz Navidad Lila
En el comedor todos veían sus regalos, hasta Voldemort recibió algunos de parte de sus mortífagos. Aunque claro él no se dignó en abrirlos, para él eran cosas muy muggles que detestaba. Camila entró disculpándose por el retraso. Fue a felicitar con un apretón de manos a los señores Malfoy, a Colagusano, a Crabbe y con una inclinación a Voldemort. Le dio un abrazo a Goyle, cosa que hizo ruborizar a Millicent. Apareció Draco, sonriendo y dándole un regalo, Camila se lo agradeció con un abrazo de felicitación, abrió el regalo y vio que se trataba de un lindo adorno de platino en forma de un dragón, con ojos de esmeralda.
-Lamento no tener un regalo para todos ustedes –dijo apenada Camila
-No importa –contestó Draco- Eso es lo de menos
-Espero te haya gustado la escoba que te regalé –dijo Voldemort
-Usted fue quien me la regaló? –preguntó curiosa Camila
-Espero, Lucius, que se la hayas entregado
-Sí, mi señor –contestó Lucius Malfoy con una reverencia
-Entonces...fue usted? –le preguntó Camila a Lucius
-Así es –respondió éste sonriendo
-Sólo llegué a ver sus ojos, que son lo que más resaltan de usted y su hijo –analizaba Camila- Cómo no me di cuenta...
-Qué bueno que hayas recibido el regalo –dijo Voldemort satisfecho
-Muchas gracias señor –respondió Camila, luego sostuvo en su mano la medalla de luna- Pero...entonces también me regaló la medalla?
-Medalla? –se extrañó Voldemort- No, yo no te la envié
-Yo sé quién fue -dijo Nagini, entrando en el salón
-Quién fue? -le preguntó Camila
-Gregory Goyle -contestó la serpiente- Los seguí cuando fueron a la tienda de la bruja, él volvió días después a comprarla
-Gregory? -dijo confundida Camila mirando al robusto muchacho- Pero por qué me haría un regalo?
Como no entendían la conversación que tenían con la serpiente, los demás sólo los miraban.
-Vaya, un admirador –se burló sarcástico Voldemort- Sería bueno que cuides esa medalla, tiene un gran poder oscuro. Al parecer el muchacho no es el tonto que parece para darte un regalo tan valioso
-Sí, claro –respondió algo avergonzada Camila, ante la burla del señor Tenebroso
Luego de esto Narcisa quiso evitar que el incómodo silencio continúe, por lo que le entregó a Camila un regalo de parte de ella y su esposo. Después de agradecer el gesto, Camila abrió el regalo: era una linda túnica de gala de color verde esmeralda.
-Gracias –dijo Camila
-Yo también quiero darte algo –dijo temeroso Colagusano, mirando a Voldemort- Puedo señor?
-No dejes a la muchacha con la intriga –lo regañó su amo- Si tienes algo para ella, dáselo
Entonces Colagusano le dio el regalo a Camila. Ella lo abrió y vio con sorpresa que se trataba de una capa negra con capucha y una máscara...de mortífago.
-Qué lindas –opinó la muchacha- Éstas si son reales
-Ya no tendrás que disfrazarte –dijo complacido Colagusano
-Gracias Colagusano –dijo amablemente la muchacha
-Ahora –dijo Narcisa- Por favor, pasen a desayunar
Una vez en la mesa todos comentaban las cosas que habían recibido.
-Lamento una vez más no tener regalos para ustedes
-No tienes por qué –la disculpó Voldemort- Tú y tus amigos harán por nosotros cosas muy importantes, cosas que son más valiosas que nada...entregarán sus vidas
Los muchachos se miraron entre sí muy asustados, mientras Camila sólo parecía confundida.
-Hoy –continuó Voldemort- Tendremos una reunión con toda mi familia, mis mortífagos. Hoy planearemos el fin de Dumbledore y la muerte de Harry Potter y todo lo que se relaciona con él...
Terminando de decir eso Voldemort se echó a reír macabramente, mientras Camila se veía preocupada por Lila.
En Hogwarts, el desayuno había estado delicioso. Después de terminar los muchachos habían ido a visitar a Hagrid. En la casa del semigigante se encontraron con Sirius Black, con quien bromearon un rato.
Ya por la noche, cuando Lila iba a salir de su habitación para ir a cenar, la muchacha descubrió en la puerta un pequeño paquete con su nombre y lo abrió. Adentro había una especie de gelatina plateada que Lila trató de sacar provocando que ésta cayera en el suelo. La muchacha se agachó para recogerla, cuando notó que en el fondo de ésta se formaban unas imágenes, al reconocerlas no pudo evitar sollozar: la imagen de sus padres pasando la Navidad estaba en esa gelatina, después apareció Rodrigo con su familia cenando en casa de su abuela. Pasados unos minutos la gelatina se disolvió, dejando a Lila muy pensativa.
Ella se limpió las lágrimas y se incorporó, luego recordó que la estaban esperando y se fue, llevándose el paquete del regalo. Una puerta cercana a la de su habitación se abrió, por ella se asomaron un par de ojos rojos y detrás de ellos la silueta de una muchacha, que al asomarse a la tenue luz se dejó ver, acariciando la enorme cabeza de una serpiente.
El comedor estaba alumbrado por muchas velas colocadas en lujosos candelabros, la mesa estaba bellamente arreglada como para la ocasión con adornos rojos y verdes, la deliciosa comida estaba siendo dispuesta por los elfos, que se movían ágilmente llevando y trayendo cosas.
Cuando todo estuvo listo una de las elfas fue a darle el anuncio a Narcisa, quien se encontraba en su habitación arreglándose, mientras su esposo estaba en la Biblioteca con Voldemort y Colagusano.
La señora Malfoy salió de su habitación seguida por la elfa. La mujer llevaba puesto un lindo vestido negro de seda, largo, con mangas largas y cuello alto. Fue a revisar que todo estuviera en perfecto orden. En eso, apareció su hijo, vestido con un pantalón negro, camisa y abrigo delgado largo, todos del mismo color; lo que hacía resaltar el rostro pálido y la cabellera rubia platinada del muchacho.
-Madre –le dijo Draco- Quieres que les avise a los muchachos que ya está lista la cena?
-Sí hijo, por favor –respondió cariñosamente Narcisa
Draco le sonrió y se fue. Al llegar a la puerta de la habitación de Goyle, notó que él estaba adentro junto con Crabbe, entró y no pudo evitar sonreír. Goyle y Crabbe estaban en una lucha por arreglar la corbata del primero.
-No, no, déjame –decía Gregory, tratando de zafarse de las torpes manos de su amigo- Lo haré yo solo
-Como quieras –contestó algo ofendido Crabbe- yo sólo intentaba ayudarte
-Qué se supone que están haciendo? –les preguntó Draco poniendo cara de molestia, aunque en realidad tenía ganas de reírse
-Eh, yo... –balbuceó Gregory, acomodándose la corbata- Estaba intentando hacer el nudo de la corbata
-Corbata? –preguntó Draco- Qué demonios es eso?
-Eh... –dijo nervioso Goyle- Un accesorio muggle que usan los hombres
-Muggle! Cómo se te ocurre! –estalló Draco
-Él quiere verse bien esta noche –comentó inocentemente Crabbe- Tal vez se anime a pedirle a Camila que sea su novia, como él regaló la medalla de luna...
Goyle abrió los ojos inmensamente, estaba muy asustado. Draco frunció el entrecejo y se acercó mirando fijamente a Goyle.
-Que tú qué?
-Yo... este...
-Tú le diste ése regalo a Camila?
-Sí, porque es mi amiga y porque Millicent se puso triste cuando la anciana se burló de Camila por no tener el dinero
-Millicent? Lo hiciste por ella? –dijo desconfiado Draco, frunciendo el ceño
-Ah! O sea que quien te gusta es Millicent...-concluyó Crabbe
-Sí –admitió colorado Goyle, bajando la mirada
Draco movió la cabeza un poco en sentido negativo, esbozó una pequeña sonrisa y se dispuso a salir.
-Mejor sácate esa cosa, está horrible –le comentó Draco- Por cierto, apúrense que la cena ya está lista, los demás invitados de seguro ya llegarán
En la habitación de Millicent la cosa no era muy diferente, ésta se peleaba con el cepillo por poder realizarse un buen peinado. Camila, que ya se había arreglado con un pantalón de tela negro, una blusa del mismo color y una capa verde oscura, además que tenía el cabello recogido, estaba sentada sobre la cama de su amiga viendo divertida los apuros de ésta.
-No sé qué tanto haces –se burló Camila- Si estabas bien con el primer peinado
Como respuesta, Millicent volvió a desorganizarse el cabello y empezó nuevamente su tarea. Alguien tocó la puerta y pidió pasar.
-Un momento –contestó Camila
-Camila –dijo Draco, desde fuera de la habitación- Mi madre dice que por favor vayan al comedor
-Está bien, ya vamos –dijo la muchacha- Millicent, apúrate
-Ya estoy –respondió ella, terminando al fin de realizarse un lindo moño
-Bueno, vámonos
-Crees que me veo bien? –preguntó insegura Millicent, quien se había puesto ya el vestido verde que su amiga quería que se ponga.
-Claro!
Salieron con dirección al comedor.
-Hola –saludó sonriente Camila al llegar al comedor, donde sólo se encontraba Draco parado junto a la entrada
-Qué bueno que ya están aquí, mi madre y padre salieron a recibir a los invitados
Gregory, que había entrado recién, se quedó mudo al ver a Millicent: poco o nada quedaba de la muchacha de aspecto tosco. En su lugar una muchacha de mirada tímida y sencilla belleza estaba parada frente a él. Ambos se pusieron colorados al verse.
-Eh...-trató de disimular Camila- Draco, quiero ir a recibir a los invitados
-Bueno, vamos –contestó el muchacho al percatarse de las intenciones de su amiga
-Vamos Crabbe? –le dijo Camila
-No gracias, prefiero quedarme aquí, afuera hace mucho frío
-Crabbe, afuera! –gritó Draco, provocando que de un salto el regordete muchacho saliera del comedor
Al salir Camila le hizo una señal de suerte a su amiga, quien se puso más colorada al notar que se quedaba sola con su querido Gregory Goyle.
-Qué te dijo Voldemort? –preguntó Draco en tono serio
-Que hoy nos presentará ante los demás mortífagos
-Después de eso no habrá marcha atrás –advirtió Draco
-Y quién dijo que quiero retroceder? –respondió sonriente Camila apresurando el paso, mientras se cubría la cabeza con la capucha de su capa, la que tampoco permitía ver su rostro- Apresúrate
