Capítulo 19

En su dormitorio Camila estaba sentada sobre su cama, algo triste y muy callada. De pronto sintió que algo subía a su cama.

-Hola Nagini, pensé que no vendrías

-Lo siento, estaba muy ocupada -contestó la anaconda

-Deberías pensarlo bien antes de subirte completamente en mi cama, recuerda que pesas mucho

Algo ofendida, la serpiente decidió bajar al piso.

-No te ofendas, era sólo un comentario

-¿Cómo estás? Te noto triste

-No es nada, una simple discusión con Draco -respondió Camila

-¿Malfoy? Deberían enseñarle a comportarse -dijo molesta Nagini

-Él no es malo, es sólo que a veces no sabe reaccionar bien

-¿Por qué lo defiendes?

-Porque es mi amigo

-Nunca entendí las tontas emociones humanas. Después de todo, mi amo no las siente

-Claro que las siente -afirmó Camila- El odio es un sentimiento humano

-Me refiero a eso que llaman amor

-El amor tiene muchas facetas, aunque creo que todas duelen cuando te desilusionas o esa persona te lastima

-Entonces si saben eso, ¿por qué se enamoran o quieren a alguien? –preguntó Nagini, como si fuera algo obvio

-No lo sé, en verdad no lo sé...

-Lo único bueno es que para destruir a nuestros enemigos debemos valernos de ese estúpido sentimiento porque los hace débiles

-No podrán defenderse -dijo en un tono algo divertido la muchacha

-Espero que tú sí -comentó la serpiente, arrastrándose por el piso y desapareciendo

Camila la vio marcharse, muy pensativa.

-¿Defenderme? No lo necesito –se dijo a sí misma- Aquél día Voldemort me quitó la capacidad para sentir algo...

Esa noche, algo aburrida, la Slytherin salió a buscar algo para tomar en la cocina (gracias a todo lo leído sabía cómo entrar en ella y sacarles lo que quisiera a los elfos). Ya iba de vuelta cuando escuchó unos sollozos en un baño. Iba a pasar de largo porque creyó que podía ser Myrtle, pero la curiosidad pudo más que ella y entró a ver.

-¿Quién anda ahí? –preguntó cautelosa Camila

Tras unos segundos de silencio iba a irse.

-¿Camila? –preguntó una voz entrecortada

Al reconocer la voz Camila se detuvo.

-¿Lila? ¿dónde estás?

Lila abrió la puerta del baño donde estaba y salió, limpiándose las lágrimas.

-Qué te pasó –le preguntó preocupada su amiga- ¿Por qué lloras?

-Por todo y por nada –contestó Lila, sentándose en el suelo frío

Camila se sentó a su lado.

-Cómo que por todo y por nada

-Extraño a mis papás, extraño a Rodrigo y...-Lila no pudo terminar porque las lágrimas la traicionaron

-Y qué –dijo triste Camila

-¡Y todo me sale mal!

-No te entiendo

-Rodrigo, siempre quise tener suerte con él; ahora Harry, no sé qué hacer...

-Qué te hizo ese idiota –dijo molesta Camila

-Creí que le gustaba

-Mira, francamente no me parece que él merezca que te pongas a llorar por él. Además, según sé, Oliver también te gusta, ¿no? Intenta con él

-Haces que todo parezca fácil –le contestó Lila, con una pequeña sonrisa

-Ni tan difícil que sea –dijo Camila, encogiéndose de hombros- Anímate

-Ojalá pudiera –respondió triste Lila

-Claro que puedes –le dijo optimista Camila, poniéndose de pié y extendiéndole la mano para que se levante- ¡Arriba!

Lila miró a su amiga y decidió levantarse.

-Ocupa tu mente en otras cosas, por ejemplo...la obra. Necesitaremos que lo hagas muy bien para que todos seamos ovacionados. Además ya pronto volveremos al país y todo esto será un lindo recuerdo y nada más...Pronto verás a Rodriguito (quien había retornado al mundo muggle sin razón explicada) y escucharás sus lentas, digo, divertidas canciones

-Tienes razón –contestó sonriendo Lila- Gracias

-Nada de gracias, ahora en pago deberás acompañarme a la cocina de vuelta, porque hablar contigo me dio más sed

-¿A la cocina?

-No me digas que nunca fuiste por allá, si Potter tiene fama de ir en busca de comida, me lo contaron los elfos –le comentó Camila guiñándole un ojo

-¿Ah sí? –le respondió divertida Lila- ¿Y tú cómo sabes la clave? Seguro Draco te llevó

-Ah, no –dijo Camila algo aburrida- Lo sé por los libros, Draco nunca se rebajaría a meterse en una cocina, creo que ni siquiera sabe cómo es una. Bueno, vámonos

Después de ir a pedir jugo de calabaza y dulces a los elfos, las muchachas decidieron marcharse. Iban saliendo del cuadro de ingreso cuando se toparon con Crabbe.

-Hola Camila, qué haces aquí –dijo con su bajo tono de voz el regordete muchacho

-Sólo vine por algo de tomar, ¿y tú?

-Por algo para comer y tomar, pero ¿qué haces con Zizold? –le preguntó con cierto desdén y desconfianza

-Es mi amiga y no tengo por qué darte explicaciones

-Mejor me voy –contestó Lila algo ofendida- Nos vemos mañana y...gracias otra vez

-De nada, hasta mañana

Lila se fue, dejando a los Slytherin solos. Cuando vio que su amiga se había ido ya, Camila sacó de uno de los bolsillos de su túnica una pequeña botellita que echó en su vaso.

-Toma –le dijo a Crabbe, entregándole el vaso- Asegúrate que Granger se lo tome

Crabbe le dio el vaso que tenía en una mano, recibiendo con la otra el vaso que la muchacha le daba.

-No será fácil, la última vez tuvimos suerte porque provocamos que se atorara

-No me importa cómo lo hagas, pero hazlo

Diciendo esto, se fue casi corriendo.

Lila iba de vuelta a su sala común, cuando un brisa fría recorrió su cuerpo. Volteó y vio acercarse una sombra larga y delgada. Se asustó tanto que ni pudo gritar, sólo se quedó boquiabierta mirando aquella sombra.

-Lila –dijo una voz conocida- ¿Qué haces aquí?

La sombra desapareció. Lila, aun asustada, volteó. Al ver a Harry lo abrazó.

-Harry, qué bueno que llegaste

-¿Qué pasó? –preguntó Harry mientras se ponía algo colorado

-Tuve mucho miedo, una sombra larga apareció y se estaba acercando a mi

-¿Segura que no era tu imaginación?

-Ni en el mundo mágico pasan cosas así, además mi imaginación no crearía cosas como ésa

-¿Qué hacías por aquí?

-Fui a... buscar algo de comer –contestó nerviosa Lila, soltando a Harry- ¿Y tú?

-Salí a caminar, necesitaba pensar algunas cosas

-Cosas muy tristes?

-Sí, algo

-¿Quieres volver a la sala común? –preguntó casi suplicando Lila, porque aun estaba asustada

-Bueno –contestó con una sonrisa divertida Harry

-En pago te invito unos dulces, toma –le dijo Lila sacando unos dulces y dándoselos a su amigo

Al día siguiente la clase de Herbología había sido suspendida para poder ensayar la obra de Lockhart. La señora Pomfrey estaba encantada con la idea de la obra, por eso no se había opuesto a dejarle las horas de su clase a su colega.

Camila y Zabini ya habían aprendido el tango. Harry y Lila, que habían roto el hielo, bailaban divertidos el vals. Draco parecía más molesto que nunca, y los demás, bueno, como siempre.

-Ahora –dijo la profesora Lockhart- Quiero que practiquemos la Escena I del Acto Tercero, en la que muere Mercucio, ¿listos? A sus puestos

Los demás estudiantes se sentaron sobre la hierba a ver la escena, igual que la señora Pomfrey que había hecho aparecer una pequeña silla, una sombrilla y unas galletas, mientras miraba emocionada aquella escena. Por una esquina entraron Seamus, Draco y algunos otros muchachos. Draco empezó, actuando mejor que otras veces, pese a su mal humor.

-Ruego que no vayamos, buen Mercucio; hace calor; están los Capuletos. De broma, y, de encontrarlos, habrá gresca; que hierve en la canícula la sangre

Seamus respondió.

-Tú eres de esos que al entrar en los límites de una taberna colocan su varita sobre la mesa, exclamando: "Haga Dios de manera que no te necesite"; y, al beber el segundo trago, sin razón ninguna, contra quien el vino saca, la sacan

Después de unas líneas, entró en escena Camila con otros Slytherin.

-Caballeros, buenas tardes. Una palabra con uno de vosotros –dijo Camila, continuando con la escena

Después entró Harry y la escena se ponía cada vez mejor. Poco a poco los muchachos se internaban en sus papeles.

-Romeo, el odio que me inflama admite esta frase no más, un vil tú eres –dijo Camila

-Teobaldo, los motivos que me inducen a quererte, la rabia disimulan. De tal saludo, vil jamás he sido, y por lo tanto, ¡adiós! No me conoces

-¡Imberbe! No así excuses las ofensas que me hiciste. Detente y ponte en guardia –contestó Camila, sacando su varita

-No te ofendí jamás, yo te lo juro. Al contrario, te aprecio como nunca podrás imaginar, hasta que sepas de mi cariño la razón. Por tanto, buen Capuleto, nombre que venero cual el que llevo yo, queda mi amigo

Llegó la parte en que Seamus y Camila se enfrentaron. Ambos tenían varitas falsas que sólo despedían algunas luces.

-Crucio! –dijo Camila, mientras Seamus fingía retorcerse y maldecía a ambas casas porque sentía "morirse"- Avada kedavra!

Y Mercucio murió, siendo sacado de escena por Draco, que lo agarraba con cierto asco. Camila iba a salir de escena pero Harry la detuvo.

-...Teobaldo, la palabra "vil" que usaste te devuelvo ahora yo; que de Mercucio el alma está cerniéndose cercana, esperando la tuya, y es forzoso que tú o yo, o entrambos la sigamos

-Tú necio, que con él te acompañabas. Vé con él

-Este duelo lo decida

Harry y Camila se batieron. Parecía un duelo real. Luces y más luces se veían de aquí a allá. Con hechizos, la profesora Lockhart lograba que los muchachos salgan volando de vez en cuando. Al fin Camila cayó al piso y con cara de furia el buen actor Harry la "mató" con un Avada Kedavra.

Todos los espectadores se quedaron boquiabiertos al ver salir la luz verde de la varita de Harry y a Camila tendida en el piso. Draco continuó.

-Romeo vete, ¡huye! Los vecinos se acercan y Teobaldo muerta yace. No te aturdas, si te hallan, condenado a muerte vas a ser. Huye, pues, presto

-¡Triste ludibrio de la suerte!

-¡Huye! –concluyó Draco

Harry salió de escena y ahí terminó el ensayo. Todos seguían asombrados, porque habían entrado demasiado en la trama. Camila, divertida, abrió los ojos.

-Qué tal

-Estuviste muy bien –la felicitó Millicent, mientras le daba una mano para levantarse- Casi me hiciste creer que te habían matado

-Eso nunca, al menos no así –afirmó su amiga altanera

-Bravo, bravo! –aplaudía emocionada la señora Pomfrey, quien había terminado casi parada, con las galletas en el suelo- Estuvo encantador!

-Los felicito muchachos, lo hicieron muy bien –dijo Lockhart satisfecha- Creo que esta parte ya está lista

-Bien hecho Potter –lo felicitó Camila- En una de ésas casi creo tu cara de odio hacia mi

-Gracias, tú también lo hiciste bien

-Bueno muchachos es hora del almuerzo, pueden retirarse –les dijo la señora Lockhart- Y no se olviden de ir este fin de semana a probarse sus trajes en Hogsmeade

Ése fin de semana todos los actores y demás alumnos fueron a Hogsmeade a divertirse un poco y a probarse los trajes que usarían en la obra. Draco tenía cara de pocos amigos, la cual empeoró al ver a su padre que había quedado con él y sus amigos para acompañarlos a una tienda de costos más elevados a probarse la ropa.

-Cómo está señor Malfoy –lo saludó Camila

-Muy bien, gracias, cómo estás tú Camila –contestó sonriente Lucius

-Buenos días señor Malfoy –lo saludaron Goyle, Crabbe y Millicent

-Hola padre

-Draco...-contestó Lucius mirando a su hijo fijamente- Bien, es hora de irnos

Se pusieron en camino a la tienda, cuando se cruzaron con Harry, Lila y sus amigos; aunque pasaron de largo sin reparar en ellos

-Brrrr... –tuvo escalofríos Ron- "Ellos" y Lucius Malfoy juntos dan mucho miedo. Sólo hace falta el-que-no-debe-ser-nombrado para que me muera del susto

-No seas exagerado –lo regañó Hermione- Entonces ya quedamos, nos vemos aquí en la plaza en 1 hora

-¿A dónde piensas ir? –preguntó algo molesto Ron

-No te incumbe –respondió cortante Hermione- Pero si quieres saberlo...iré a comprar algunas cosas con Padma

-¿Es tu amiga? –volvió a insistir Ron

-No precisamente –contestó nerviosa Hermione- Eso es lo de menos, bueno, adiós

Y sin decir más, Hermione se dio la vuelta y se marchó seguida por la mirada fija de Ron.

-Qué te pasa –le preguntó Harry a su amigo- Parece que no creyeras lo que Hermione te dijo

-Bah... –dijo Ron, marchándose en sentido contrario a Hermione

-Bien, parece que nos quedamos solos –le dijo Lila- ¿Vamos a ver nuestros trajes?

-Vamos –contestó Harry con una sonrisa

Al llegar a la tienda indicada vieron que poca gente estaba allí, entre ellos Seamus, quien tenía puesto un traje de época cuyas mangas le quedaban muy largas. Vieron cómo la "modista" con un toque de varita hizo que el traje tomara una medida adecuada.

-Buenos días –saludaron ambos Gryffindor- Hola Seamus

-Hola muchachos –respondió Seamus- ¿Y los demás?

-Vendrán más tarde –dijo Lila

-¿Ustedes también son parte de la obra? –preguntó la dueña del lugar

-Así es –contestó Lila- Yo seré Julieta y él será Romeo

-Qué linda pareja! –comentó la mujer, haciendo sonrojar a los amigos- Pasen por aquí

Los dirigió hacia un gran armario, que al abrirse dejó ver centenares de ropa colgada. Con un movimiento de varita de la mujer y unas cuantas palabras, dos trajes llegaron directamente a sus brazos.

-Tomen –les dijo, mientras les alcanzaba a cada uno un traje- Pueden cambiarse por allá, y si tienen algún reclamo, vienen aquí conmigo

Lila fue a probarse el vestido, que sería el principal de un pequeño número que usaría. Le quedaba perfecto. Como no tenía ningún reclamo se lo sacó, volvió a ponerse su ropa y salió, chocando su mirada con la de Harry, que estaba vestido con un traje tipo "A Knight's Tale". Al parecer la quedaba algo ancho de los hombros.

-Qué bonito! –lo halagó Lila

-El traje o el que lo lleva puesto –se burló Seamus, que aun estaba allí

-Ambos –respondió algo atontada Lila, sin percatarse que había metido la pata

-Jajaja –comenzó a reírse Seamus y algunos amigos que estaban ahí

Ambos muchachos se pusieron rojos, porque Lila al fin había puesto otra vez los pies en la tierra, bajando de su nube color verde esmeralda.

Por su parte, Hermione fue caminando, cuidadosamente de que nadie la viera, hasta el "Cabeza de Cerdo". Una vez adentro buscó con la mirada y cuando encontró su objetivo esbozó una sonrisa y se dirigió a una mesa. Allí la esperaba Zabini, concentrado en su vaso de cerveza de mantequilla.

-Hola –saludó tímidamente la muchacha, sentándose frente a él

-Hola –contestó él en un susurro sonriendo

Ambos se miraron por unos segundos sin atreverse a decirse nada. De repente se escuchó un fuerte golpe sobre la mesa: era el cantinero que le había llevado a la muchacha un vaso de cerveza de mantequilla.

-Cortesía de la casa por ser una de las pocas mujeres que nos visitan –comentó el hombre toscamente sin mirarla si quiera

En ese momento un hombre con capa negra salió del lugar, aparentemente llevaba apuro.

-Humm, esta cerveza sabe diferente –comentó Hermione luego de darle un sorbo- Está como más amarga

-Tal vez es una de las mejores –respondió Zabini encogiéndose de hombros

-¿Ya fuiste a probarte el traje? –inquirió ella mirándolo con cariño

-Sí –dijo él secamente- Aun pienso que es ridículo

-Bueno, cosas de la señorita Lockhart...

-¿Y tú ya fuiste?

-Aun no, ¿quieres acompañarme luego? –indagó esperanzada la chica del cabello alborotado

-No sé si sea buena idea –razonó el muchacho- Recuerda que aun somos de distintas casas y todos van a molestar con comentarios...

-Tienes razón –admitió Hermione cabizbaja

-Quisiera que no importe –dijo él tomándola de las manos- Quisiera tener el valor de Camila para gritarle a todos que me dejen en paz con mis decisiones, pero...no puedo

-¿Camila? –se extrañó la muchacha

-Ahá, a veces creo que se extralimita, pero en ocasiones eso le es muy útil

-¿Tan útil como para aparentar ser muy grosera? –comentó Hermione, sin saber por qué exactamente el hablar de la Slytherin no le agradaba mucho, no cuando era tema de tratar con Zabini

Después de terminar de probarse los trajes Lila y Harry se dirigieron a las 3 escobas, ya que aun tenían tiempo antes de encontrarse con sus amigos. Una vez allí se pusieron a conversar de temas diversos. Momentos después Ron se les unió, aun con cara de pocos amigos y atragantándose con varios vasos de cerveza de mantequilla.

De pronto la puerta se abrió y por ella entraron Draco y sus amigos, sin Camila ni el señor Malfoy. Lila se extrañó muchísimo por aquello, pero obviamente no podía acercarse a preguntarles por el paradero de su amiga, así que tuvo que conformarse. Eso sí, notó que Millicent veía de rato en rato con mucho interés hacia la puerta, como esperando la llegada de alguien que aun no aparecía.

Mientras, en las cercanías de la Casa de los Gritos, Lucius y Camila caminaban en silencio hacia el interior del lugar, que era temido y evitado por muchos magos y brujas. Una vez allí se dirigieron a la habitación más alta. Abrieron la desvencijada puerta y se encontraron con un par de hombres que ya estaban allí.

-Acércate –ordenó una fría voz

Camila, con la cabeza gacha, se acercó a él.

-Camila, me han estado informando sobre tus avances en el colegio –continuó Voldemort, que estaba sentado en un mullido pero polvoriento sillón junto a Nagini- He sabido que algunas actitudes tuyas casi nos cuestan la finalización gloriosa de nuestros planes

-Señor, yo... –trató de excusarse la muchacha

-Te has estado dedicando a objetivos sin importancia –la interrumpió él- Te has desviado de Potter y el fin que tenemos con él. ¿Por qué? ¿por qué me has estado desobedeciendo?

-Señor, he analizado la situación y sé que podemos cercar a Potter utilizando a sus amigos más cercanos –explicó Camila tranquilamente- Poco a poco el cerco se cerrará y él no verá más a su alrededor que dolor y pesar...

-Me parece un buen plan –apoyó Riddle- Pero aun así detesto que me desobedezcan...

-Lo lamento señor, no volverá a pasar...

-Te aseguro que no –contestó Voldemort tomando una varita que Colagusano le extendió- Pero para que no vuelva a ocurrir, y aunque me duela mucho hacerlo, debo darte una lección...

-Señor –intervino Lucius asustado- Camila nos ha sido muy útil, por lo que el plan que trazó no es del todo inservible

-Ya lo sé Malfoy –respondió el señor Tenebroso- No soy un idiota, pero si no le enseño a obedecerme ahora, más tarde será difícil...¡Crucio!

Camila sintió que los huesos le quemaban y que su cuerpo se retorcía. Jamás había experimentado tanto dolor físico; sólo deseaba que aquello acabara pronto, mientras se mordía los dientes y trataba de no gritar, aunque no supo si lo hizo o no.

-Nagini, de ahora en adelante debes vigilar mejor las acciones de Camila

-Sí amo

-Camila, obedece mis indicaciones y no tomes decisiones por ti misma -ordenó Voldemort, mientras la muchacha era ayudada por Lucius para ponerse nuevamente de pie

-No se preocupe señor -murmuró ella adolorida sin poner permanecer de pie por sí sola y sintiendo ardor en una mejilla- No lo haré

-Ahora vete y recuerda todo lo que te dije

Lucius y Camila hicieron una breve reverencia y se marcharon.

-¿No cree que fue algo extremo lo que hizo? -inquirió Nagini curiosa

-Quizá, pero así aprenderá y el dolor la hará más fuerte -aseguró el señor Tenebroso, desapareciendo luego tras un ¡bang!

Mientras Harry y Lila conversaban, el primero sintió de pronto que la cicatriz le perforaba el cráneo. Extrañamente Lila sintió un dolor agudo también en la cicatriz de utilería que se había hecho para Halloween y que ni para esos días se había quitado. Ron los vio extrañado presionándose cada uno su cicatriz con los dedos, tratando de aliviar el dolor.

-Oye Lila, ¿y cuándo se irán de vuelta a su país? –preguntó Ron ceñudo una vez que ambos se recuperaron, él creía que estaban haciendo teatro

-Eh...al terminar el año en Hogwarts –respondió Lila algo triste

-Miren... –susurró Harry haciendo un gesto con la cabeza

Sus amigos miraron en dicha dirección y descubrieron que Lucius entraba en el lugar, acercándose a los Slytherin.

-Con razón empezaba a apestar –refunfuñó Ron- ¿Por qué no nos vamos? Al fin que ya es hora de vernos con Hermione

-Él tiene razón, vámonos ya –apoyó Harry, poniéndose de pie

-¿Vienes o no? –preguntó Ron cuando se disponían a irse, viendo a Lila que seguía sentada

-Claro, vamos –respondió ella mirando aun con recelo a los Slytherin

Los tres amigos se dirigieron a la plaza principal. Lila iba pensativa, de repente su mirada se topó con una persona que estaba sentada en una banca cubierta por la sombra de un edificio contiguo. Extrañada se detuvo y la contempló curiosa. Entonces, raudos, pasaron junto a ellos los Slytherin, dirigiéndose a la persona que estaba sentada.

Goyle se acercó e hizo que pasara un brazo por su cuello para ayudarla a levantar.

-Lila, vámonos –pidió Harry desconfiado al notar sobre ellos la mirada de advertencia que les lanzaba Lucius Malfoy

-Pero... –dudó ella, siendo jalada por un brazo tratando de descubrir a quién se llevaban

Entonces sucedió: la capucha de su túnica se resbaló por un momento y Lila reconoció a Camila, que parecía enferma y tenía una rasmilladura en la mejilla que tenía sangre seca a su alrededor. Atónita no pudo avanzar más.

Asustado, Draco volvió a cubrirla con la capucha y apresuraron a Goyle para llevarse a Camila, quien apenas podía arrastrar los pies.

-¡Camila! –gritó Lila con lágrimas en los ojos

-¡No vayas! –pidió Harry asiéndola con firmeza

-¡Pero es ella! ¡Camila, qué te pasó! –insistía Lila, pero ella ya se había alejado- ¡Es ella!

Ron y Harry se la llevaron y trataron de tranquilizarla. Cuando Hermione llegó, de mal humor para variar, cambió su gesto a uno de preocupación al notar el estado de su amiga.

-¿Qué pasó con Lila? –preguntó sentándose junto a ella

Lila miraba el vacío asustada, no podía creer lo que habían visto sus ojos. La cicatriz volvió a dolerle, esta vez únicamente a ella. Harry la miró preocupado y propuso su regreso a Hogwarts lo antes posible. Cuando estuvieron en una de las carrozas su amiga les pidió que la ayudaran a averiguar lo ocurrido con Camila, y si era necesario, acudir con Dumbledore para protegerla de algo similar en el futuro.

Cuando Lila y sus amigos llegaron a la Enfermería notaron que no había ningún paciente allí. Preguntaron a la señora Pomfrey de alguien que haya podido consultar con ella, pero la enfermera negó haber tenido pacientes ese día.

Más extrañada y preocupada Lila buscó a Camila en la cena, pero no la encontró, a ella ni a ninguno de sus amigos. A excepción de Zabini, que jugaba con su comida bastante pensativo.

-Nada lograremos con preocuparnos –dijo Ron sirviéndose un buen plato de puré de papas y salchichas- Si ella regresó de seguro está bien, y si no lo está sus amigos la llevarán con la señora Pomfrey

-Es que no entiendo –dijo Lila pensativa- ¿Qué le pudo haber pasado?

-¿Otro accidente de los que suelen ocurrirle? –propuso Hermione luego de darle un vistazo fugaz a Zabini

-Tu amiga debe tener pase especial a Enfermería –bromeó Ron- Lo extraño en ella es no verla internada

-¡Ron! –lo regañaron Harry y Hermione al unísono

-¿Pero qué hacía el señor Malfoy con ellos? –insistió Lila ignorando al pelirrojo- ¿Acaso él y Camila fueron sin el resto a alguna otra parte?

-Quizá la acompañó a comprar algo o a probarse el traje y como el resto de sus amigos está tan "emocionado" con la obra, de seguro no quisieron acompañarlos, qué sé yo –dedujo Ron con la boca llena

-¿Qué pudo ocurrirle en Hogsmeade? Ni modo que la costurera la haya atacado con sus tijeras –comentó Hermione escéptica

-No lo sé –respondió Lila- Pero tengo que averiguarlo...