Capítulo 21

Pasaron varios minutos, posterior a los cuales el niño que vivió se rindió porque estaba agotado. Pese a todo su esfuerzo no había logrado nada.

-¿Cómo te fue? –le preguntó Sirius interesado

-No sé si hice lo suficiente, pero no pude sacar nada de su mente –contó desilusionado

-O es que yo ya sé Oclumancia en una sola clase –se burló Camila mirándose las uñas

Harto de la actitud de la muchacha, Sirius le pidió a Harry que se aparte.

-Legirimens! –exclamó Sirius despertando la atención del resto de los alumnos

-¡No es justo! –reclamó Draco acercándose con violencia- ¡Usted es el maestro, no puede hacerle algo así!

Sin embargo nadie dijo nada, Sirius continuaba mirando a Camila a los ojos, mientras ella lucía lo más despreocupada posible.

-¿Qué ocultas Camila? –preguntó al fin Sirius limpiándose unas gotas de sudor de su frente

-¿Por qué profesor?

-¿Cuándo aprendiste a hacer Oclumancia? –insistió su profesor desconfiado

-¡Ah eso! Pues lo hicimos en las vacaciones de Navidad mientras no teníamos nada que hacer –contó Camila tranquilamente- Draco y yo practicamos muchos hechizos...

Sirius fijó entonces su mirada en Draco, que lo veía ceñudo y con los puños apretados.

-Tienen un buen nivel –comentó Sirius sorprendido- A ti tampoco puedo leerte la mente Draco

-¿Por qué no pierde su tiempo enseñándole éste tipo de cosas a los de su casa? –preguntó Draco burlonamente- Porque ya quedó demostrado que los de Slytherin somos demasiado para su absurda clase

-Si quieren irse pueden hacerlo, yo no los retengo –refunfuñó Sirius, indicando la puerta

-Mejor –dijo Camila recogiendo sus cosas- Así podremos adelantar algunas tareas de Pociones

Camila, Draco, Millicent, Crabbe, Goyle y Zabini tomaron sus cosas y se dirigieron a la salida del aula, seguidos por las miradas sorprendidas de los demás por su atrevimiento.

-Qué desilusión –murmuró Camila cuando pasaba junto a Sirius- Bellatrix tenía razón, eres demasiado impaciente...

Sirius no creía lo que acababa de escuchar. Camila le dirigió una última mirada de burla y se marchó detrás de sus amigos.

Durante el resto de la semana las cosas para Harry y sus amigos estuvo de la patada: Ron había sido enviado preventivamente a Azkaban pese a todo lo que trató de hacer su padre, por lo que su familia entera estaba consternada, incluso Percy. Hermione se veía deprimida y demasiado callada, se la pasaba distraída incluso en clases, lo que le costó varios regaños de los profesores. Neville continuaba en San Mungo sin mostrar mejoría. Por lo ocurrido a su hermano Ginny había tenido que dejar el colegio para consolar a su madre.

Al enterarse Lucius de lo que había hecho Sirius en su clase, demandó al profesor frente a la Junta de Hogwarts, por lo que fue suspendido mientras se aclaraban las cosas; claro que Camila había colaborado con el fin, dado que cuando compareció ante los miembros de la Junta, entre los que estaba Fudge, dijo que Sirius había sido muy violento y la obligó a que le practicara Oclumancia; digamos que exageró un poquito, pero no estaba mintiendo del todo.

Hagrid había estado cuidando celosamente a Hedwig, quien todavía seguía delicada. Así que con el mundo derrumbándose a su alrededor Harry pensó que sólo faltaba que los Dursley lo mandaran llevar de nuevo a su casa.

Él y Lila trataban de consolarse entre ambos dándose palabras de aliento, que si bien no servían de mucho, al menos estaban para no olvidar que permanecían juntos.

Debido a los inconvenientes la profesora Lockhart tuvo que cambiar los roles de algunos, sobre todo reemplazando a Ron. Aun así los ensayos continuaron, con un inusitado interés de parte de los Slytherin.

Camila y Lila apenas se dirigían la palabra, sea porque la primera trataba de evitarla a ella y a Harry lo más posible; o sea porque esta segunda creía que Harry la necesitaba más en esos momentos. El caso es que durante esa semana ambas se distanciaron bastante.

Era viernes, un día antes de presentar la obra.Lockhart y sus estudiantes le estaban dando los últimos retoques a todo. Alumnos y maestra se veían emocionados y nerviosos, querían que con esa obra la gente olvidase por unos momentos la amargura de lo que estaban pasando, así que se esforzarían al máximo.

Las invitaciones habían llegado para los padres de todos los alumnos de ése nivel y estaba abierta a los padres que quisiesen participar de ella.

Durante la cena en el Gran Comedor no se hablaba más que de la obra, que sorprendía más por ser interpretada entre Slytherin y Gryffindor. En su mesa Harry y Lila hablaban de las posibilidades que tendrían de liberar a Ron, con una Hermione que no participaba de la charla y se dedicaba a mirar con evidencia a los Slytherin.

En la mesa de los alumnos de Salazar éstos se veían tranquilos. Zabini de vez en cuando echaba un vistazo a la mesa de Gryffindor y se ponía incómodo.

-¿Pasa algo Zabini? –inquirió Camila sin mirarlo, fingiendo que con quien hablaba era con Millicent

-Granger...que no deja de mirarme –respondió él fastidiado

-Creo que la Poción aun le está durando –se burló la muchacha- Pobrecita...se nota que te quiere, jajaja

Y diciendo esto Camila abrazó a Zabini cariñosamente, logrando que Hermione suelte algunas lágrimas y salga corriendo del Gran Comedor.

-Ya déjate de eso –la regañó Draco frunciendo el ceño

-Lo siento, no podía evitarlo...

-¿Lista para mañana? –le preguntó su amigo bajando la voz

-Estoy más puesta que un calcetín –contestó Camila contenta

-Camila –dijo Millicent tímidamente- ¿Luego podemos hablar a solas?

-Claro...

-¡Camila! –exclamó Pansy visiblemente enojada acercándose a ella- ¡Debo hablar contigo, ahora!

-Bien Pansy –contestó la aludida tranquilamente- Los veo arriba...

Camila y Pansy salieron del Gran Comedor con rumbo a una de las aulas vacías.

Una vez en su Sala Común, Harry y Lila se pusieron a observar el crepitar del fuego, pensativos cada uno en todos sus problemas. Habían estado ensayando con tanto desgano últimamente que eso casi les cuesta los roles principales, pero como todo ya estaba listo no pudieron cambiarlos.

-Ahora vengo –dijo Lila, saliendo por el cuadro

Había salido a caminar un poco, se sentía algo aprisionada metida en la Sala Común y en tanto silencio. Quería comprender por qué tenía tan mala suerte, por qué justo cuando las cosas parecían ir bien con Harry todo se había echado a perder a su alrededor y tenían que estar ocupados en asuntos tan tristes. Cuando se dio cuenta estaba en un pasillo del cuarto piso, por lo que decidió regresar.

Iba caminando cuando sintió que la seguían. Se armó de valor y siguió con su camino sin mirar atrás. De repente vio pasar frente a ella una sombra larga, la misma que había visto en una ocasión. No supo qué hacer, simplemente se quedó helada y sin moverse, estaba muy asustada. Tragó saliva e intentó reiniciar la marcha, pero la sombra volvió a pasar ésta vez junto a ella.

-No voy a gritar, no voy a gritar –susurraba Lila apretando los puños, sudando frío

-Hola Lila

-Ahhhhhhh!

-¡Pero qué te pasa! Cállate o Filch nos encontrará –la regañó Camila viendo que el conserje no estuviera cerca

-Camila...me asustaste –dijo Lila con la respiración entrecortada

-Ah pues, qué novedad

-¿Qué haces aquí? –le preguntó cuando recuperó la calma

-Paseaba, no podía dormir –contestó Camila tranquilamente- ¿Y tú?

-Lo mismo... –susurró su amiga- Oye, ¿viste algo extraño por aquí?

-¿Extraño como Snape caminando sonámbulo? –bromeó Camila- O extraño como Patil y Potter en escenas hentai...

-¡Camila! –la regañó Lila sonrojada- Cómo dices esas cosas

-Fácil, yo digo todo lo que se me ocurre

-Harry y Parvati no tienen nada ¿oíste?

-Ahá, lo sé, porque por ahí corren los rumores que se hizo tu novio –comentó Camila fríamente

-Son sólo rumores, él y yo no hemos formalizado nada –explicó Lila apenada

-Claro, no formalizaron nada...

-¿Y tú qué me dices? Hermione se ve muy molesta porque sueles estar con Zabini

-Zabini es un pobre idiota que sólo...

-Que sólo qué

-Que sólo es un estorbo

-¿Y Draco?

-Je, qué con él –preguntó Camila divertida

-Se ha convertido en tu mejor amigo ¿no? –dedujo Lila dolida

-Mira Lilita querida –dijo su amiga rodeándola con un brazo- Aun yo espero volver al país para dedicarme a deleitar mi pupila con-quiénes-tú-ya-sabes, así que no saques conclusiones erradas

-¿Segura?

-¿Alguna vez te he mentido?

-Bueno, no

-Entonces ya deja de preocuparte –insistió Camila, dándole una palmada en la espalda

-¡Ouch! Eso dolió...

-Ay, la delicada

-Bueno, ya es tarde, será mejor que me vaya

-Ok, nos vemos mañana. Adiós...

Lila se despidió con la mano y se dispuso a irse. De repente el fuego de las antorchas que iluminaban el pasillo se apagó por una corriente de viento. Asustada Lila volteó y se encontró con un par de ojos rojos que la paralizaron de miedo.

-Lumos! –dijo Camila encendiendo una fuente de luz con su varita- Lila?

-Camila –susurró más tranquila- Eras tú...

-Obviamente, ¿a quién esperabas? ¿a Voldemort? Jajaja

-No bromees con eso –advirtió Lila preocupada- Hasta mañana

Al día siguiente los alumnos de Gryffindor y Slytherin estaban muy ocupados encargándose de los últimos detalles de la obra. La profesora Lockhart había caído en la histeria cuando supo que Pansy Parkinson no figuraba por ninguna parte, esto sumado al hecho que Colin Creevey solía olvidar sus líneas cuando se ponía nervioso (al no encontrar a nadie que lo supla en su mismo nivel, él era el reemplazo de Ron).

Durante el almuerzo los que iban a ser partícipes de la obra se encontraban muy nerviosos. Incluso Dean estaba más pálido que una hoja sin poder controlar el temblor de sus manos, porque resultó tener pánico escénico.

-¿Y dónde se supone que actuaremos? –preguntó Parvati a sus compañeros

-Según sé la profesora Lockhart va a instalar un escenario aquí en el Gran Comedor –contestó su amiga Lavender

-No sería de extrañar, recuerden que se suele utilizar el Gran Comedor para muchos eventos distintos –señaló Seamus viendo preocupado a Dean

-¿Listo para la obra, Harry? –preguntó Oliver que estaba comiendo junto a ellos

-Sí –respondió él vagamente jugando con su sopa

-Todo estaría mejor si Ron estuviese aquí –suspiró Lila acongojada

-Pero no está, así que tendremos que sobrellevarlo como podamos –respondió Hermione algo agresiva

-Los Slytherin se notan demasiado relajados –comentó Seamus aun pálido

Los que participaban de esa charla voltearon a ver hacia la mesa indicada y notaron que efectivamente los alumnos que participarían en la obra estaban frescos como lechuga, bromeando y haciéndole maldades al pobre de Crabbe. Lila lanzó otro suspiro.

De repente Parvati lanzó un grito y todos la miraron asustados: se sostenía la cabeza y gritaba de dolor.

-Será mejor llevarla a la Enfermería –propuso Oliver preocupado, levantando a la muchacha por un brazo, mientras era ayudado por Seamus

-¡¡No! –gritó Parvati antes de salir del Comedor- ¡Por favor, no!

Del silencio abrumador surgieron cuchicheos cada vez más sonoros acerca del hecho. Incluso los chicos de Slytherin se mostraban asombrados.

-¿Qué es lo que nos está pasando? –inquirió Harry mirando hacia el vacío

-No lo sé –susurró Lila asustada- Pero tengo miedo...

Harry miró a su amiga conmovido y la abrazó. Pasara lo que pasara esto tenía que detenerse, la pesadilla debía acabar, y lo haría tarde o temprano...

Ya por la tarde, en la Sala Común, Camila y sus amigos se encontraban repasando sus líneas.

-¿Qué te dijo Millicent? –inquirió Draco sentándose junto a ella

-¿Millicent? –repitió Camila mirando de reojo a su amiga, que en una esquina de la sala practicaba con Goyle

-¿Estás sorda o qué?

-No protestes, te oí bien, pero no sé para qué quieres saberlo

-Se nota demasiado nerviosa, ¿qué está planeando?

-Está tan nerviosa como nosotros –explicó Camila simplemente

-Algo no está bien en ella... –confesó Draco mirándola con sospecha

-Ideas tuyas –concluyó su amiga poniéndose de pie- Ahora vengo, voy por un jugo

Camila salió con rumbo a las cocinas de Hogwarts. Cuando iba de regreso escuchó un comentario de Flitwick con Sprout que llamó bastante su atención.

-¿Pero crees que el profesor Dumbledore logre algo? –preguntó Sprout visiblemente preocupada

-No lo sé –respondió el otro maestro- Pero a mi tampoco me parece justo que Ron Weasley esté en Azkaban

-Creo como muchos que pudo estar bajo la maldición Imperius

-Yo también, ¿pero cómo demostrarlo? –inquirió el pequeño maestro- Aunque tengo confianza en que Albus y Sirius puedan ayudarlo, después de todo él también fue víctima de un encierro injusto y con su experiencia servirá de mucho

-Tienes razón –murmuró la profesora de Herbología antes de desaparecer en una esquina

Camila se quedó sorprendida y decidió retornar a su Sala Común, donde le comentó el interesante hecho a Draco y Crabbe.

-¿Dumbledore no está en Hogwarts? –preguntó Draco boquiabierto

-¿Ahora quién es el sordo? –se burló Camila

-Tampoco el profesor Black –murmuró Crabbe pensativo

-Ja, es tan divertido que hasta podríamos utilizar varitas verdaderas en la obra –comentó Draco- Y nadie podría prohibírnoslo, ya que Lockhart es tan o más inútil que su hermano

-Bueno –dijo al fin Camila luego de unos minutos de silencio- Será mejor irnos preparando

-Tienes razón –la apoyó Draco dirigiéndose a su habitación

-Crabbe –volvió a decir la muchacha cuando el chico de cabello platinado se hubo marchado- Vigila de cerca a Millicent, pero no descuides lo que debes hacer

-No te preocupes –respondió el regordete chico con una voz segura que rara vez se le oía

-Y prepárate bien para todo lo que viene...

-Sí Camila...

-Esta obra será inolvidable...claro que lo será –dijo Camila con una media sonrisa, marchándose luego a su habitación

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Ya por la noche, durante la cena, todos veían interesados cómo gracias a encantamientos de varios maestros se estaba instalando un bonito escenario en la parte donde usualmente solían estar la mesa de los profesores. Incluso Snape estaba colaborando.

Lila cenaba tranquilamente sin saber qué se metía a la boca, cuando sintió una terrible punzada en la cicatriz que se había hecho. Le ardía como si le hubieran puesto un carbón humeante. La vista se le nubló y sólo escuchaba rumores, que poco a poco se aclararon, reconociendo la voz de Harry.

-Lila, Lila ¿estás bien? –preguntó él preocupado

-Eh...sí –mintió Lila- Sólo es una migraña

-¿Entonces por qué te presionabas justamente la cicatriz? –indagó Hermione, que parecía estar menos deprimida

-Casualidad –respondió ella esquivando su mirada escrutadora- ¿Vamos de una vez por nuestros trajes?

-Bueno –dijo Hermione viendo a Harry que también parecía desconcertado

Cuando iban de salida notaron que Camila y Zabini entraban al Comedor. La primera parecía estar furiosa por algo, por lo que no notó cuando su mejor amiga pasaba junto a ella. Lo último que llegó a ver Lila es que Camila fue contra Millicent y arrojó a sus pies una botella que hasta ese momento tenía Zabini. Millicent bajó la mirada y se limitó a escuchar los reclamos de su amiga.

Una vez de regreso al Comedor Lila notó con agrado que todo ya estaba listo para la obra. El escenario no podía lucir mejor y alrededor de él, en lugar de las mesas de siempre, figuraban cientos de cómodas sillas. Poco a poco vio entrar a familiares de muchos alumnos que se fueron acomodando en las sillas. Ella y Hermione se dirigieron a la parte de atrás del escenario, a la sala donde habían comparecido Harry y los demás campeones durante el Torneo de los Tres Magos, que al final como saben resultó ser de cuatro.

Notaron que Parvati y Lavender se encontraban ya allí, al igual que Millicent, que pensativa estaba sentada en un rincón con el vestido que debía ponerse en las manos. Camila aun no había llegado, y aparentemente Pansy tampoco. Lila descubrió entonces que Parvati aun estaba algo pálida y aun aparentaba dolor de cabeza. Sin darle importancia a nada, Hermione se fue cambiando en silencio.

En el vestidor de chicos la cosa no era muy distinta. Dean continuaba con la cara más pálida que helado de coco mientras Seamus trataba de animarlo (y miren que se supone que es negrito). Habían intentado toda serie de hechizos y pociones contra el pánico escénico, pero aparentemente no consiguieron nada más que empeorarlo. Harry se vestía con desgano pensando en todo lo que estaría pasando su mejor amigo. De pronto entraron Derrick y Goyle conversando animadamente quién sabe sobre qué. Ni Crabbe ni Draco hicieron acto de presencia.

Ya faltaba poco para que se tuviera que abrir el telón y la señora Lockhart estaba que se desmayaba: Pansy no aparecía; Camila, Draco y Crabbe no habían llegado aunque Millicent aseguraba que ellos prefirieron cambiarse en sus habitaciones y que pronto llegarían.

Entre los espectadores se encontraban Lucius y Narcisa Malfoy, ésta última vestida con delicada elegancia. También estaban los padres de Ron, quienes convecidos por Ginny trataron de ir a animar a los amigos de su hijo y también despejarse un poco. La antes regordeta señora Weasley había enflaquecido preocupadoramente y se veía enferma, mientras su esposo lucía unas grandes ojeras. También estaban los padres de otros alumnos de Slytherin. El padre de Zabini llegó del brazo de su esposa, que lucía un sombrero con velo azul. Hasta la abuela de Neville había ido, por pedido de su nieto que ya estaba mejor pero que permanecía en San Mungo.

Entonces aparecieron los que faltaban. Camila, Draco, Zabini y Crabbe se acercaron a saludar a los señores Malfoy. La muchacha llevaba consigo a Nagi, que se había rehusado a quedarse solo en la habitación de su dueña.

-Buenas noches –saludó una arrugada ancianita llevada del brazo por un niño gordinflón de rosados cachetes- Soy Honoria Sybes, una ex alumna de Slytherin y él es mi nietecito John

-Mucho gusto –saludó el muchachito con una voz de pito

-El profesor Snape me invitó, su madre era amiga mía –contó la anciana- Sé que no me conoce señor Malfoy, pero conocí a sus honorables padres

-¡Ah sí, señora Sybes! –saludó el aludido con cortesía- Recuerdo que alguna vez mi madre me habló de usted

-Espero que sí –comentó ella riendo, siendo llevada a un asiento cercano

-Será mejor irnos –dijo Camila sonriendo- Con su permiso

Los cuatro muchachos se dirigieron hacia la parte posterior del escenario, donde una vez vistos por su maestra, recibieron el regaño del siglo por su impuntualidad. Draco refunfuñó y murmuraba malhumorado, mientras Camila hacía pucheros de disconformidad. Zabini se veía nervioso, mientras Crabbe disfrutaba de unos pastelitos.

-Es hora -dijo al fin la señora Lockhart acercándose a abrir el telón

-Pero Pansy no ha llegado aun –hizo notar Parvati

-No podemos hacer nada, la señorita Brown tendrá que suplirla

-¡Qué bien! –exclamó Lavender emocionada- Digo...porque quería ser parte de la obra, no por lo de Pansy

Los otros alumnos se colocaron a un costado del escenario, ellos serían del coro e iban vestidos con túnicas azul noche y tenían en sus manos unos libretos que les servirían de guía.

La profesora Lockhart levantó el brazo con su varita en mano para que el telón carmesí de terciopelo se levante. Con un rápido movimiento el telón se abrió y dejó ver la escenografía de una plaza con una fuente real de donde brotaba una brillante agua violeta. Ante esto los espectadores aplaudieron. Pero de repente todo se sumió en la oscuridad y los cuchicheos empezaron.

Nerviosa, la profesora Lockhart trató de solucionar el problema con un hechizo, pero nada ocurría. Entonces, como un rayo en una tormenta, el escenario se iluminó dejando ver el cuerpo de Pansy flotando unos centímetros por encima del suelo: tenía los ojos en blanco y estaba pálida.