Día X Mes X

Hora: 10:20 am

Se miró en el espejo una última vez antes de salir, fijo su vista en cada detalle, desde su cabello perfectamente recogido hasta su ropa, nada debía estar fuera de lugar.

Observó su rostro por unos segundos, conteniendo el odio que emergía cada vez que detallaba su reflejo, haría lo que fuera por eliminar aquellas cicatrices en los extremos de sus labios, pero sabía que era imposible.

Recordó cuando era un ingenuo y creyó que podría ocultarlas con maquillaje, mala idea, aún recordaba las burlas que recibió cuando sus compañeros de la escuela lo notaron.

Esa fue la primera vez que agredió a una persona.

Desde entonces él ya no sería el chico calmado y amable que alguna vez fue; aquellas marcas serían el detonante para lo que es ahora.

Un pandillero que no le importaba el sufrimiento ajeno.

Su sueño de tener un trabajo estable y formar una familia como cualquier persona había acabado en la basura, ahora su futuro era incierto pero no le importaba demasiado, sabía que a partir de ahora su camino sería turbio por decirlo de la manera más suave.

Hizo una mueca y se colocó su mascarilla negra, haciendo un fuerte contraste con la ropa que llevaba, pero no le importaba, cargó su bolsa oscura, esencial para aquel día.

Miró una última vez antes de cerrar la puerta, el espejo donde segundos antes recordaba su trágica historia, como si los vestigios de su versión pasada le rogara por volver y hacer un último intento para llegar a la vida normal que deseaba.

Una agitada batalla se desató en su mente, como si su cuerpo se dividiera y lucharan por tomar el control de sus actos, ésto no era lo que quería, pero no tenía opción.

¿O tal vez sí?

Pero antes de explorar esa posibilidad recordó a aquel chico rubio, su mirada inexpresiva, sus ojos oscuros como si fuera un ser sin vida, luchando contra el líder de la pandilla enemiga aquella noche

Esas escenas le devolvieron la razón, suspiró y sin pensarlo más cerró aquella puerta, enterrando los anhelos que cargaba desde que era niño y aunque su pecho le dolía aguantó sus lágrimas e inició su camino.

Su destino estaba sellado.


Día X Mes X

Hora: 5:45 pm

El mar estaba tranquilo, su movimiento suave y el olor a sal lo envolvió en un delicado confort, el chico se permitió alzar su mirada hacia el cielo azul, deseaba ser aquella ave que se dejaba llevar por el viento.

¿Qué se sentiría estar cerca del cielo? Nunca lo sabría.

Las puertas que lo llevarían al paraíso ya no le permitirían la entrada a su podrido ser.

Manchado con la sangre de aquel que fue su amigo.

Su memoria no tardó en traicionarlo, Sanzu miró a su lado, juro ver por un momento el charco de sangre extenderse hasta su mano

Como si aquello fuera real, la apartó, el olor característico de aquel líquido carmesí inundó sus fosas nasales, las últimas palabras de su antiguo superior y la mirada de sorpresa y confusión fue lo último que le dirigió.

La calma ahora era temor, ¿A qué? No lo sabía.

Sus manos comenzaron a temblar, el dolor en su pecho regresó con más fuerza, pensó que ese era su castigo.

Pero no lo lamentaba, haría lo que fuera por su Rey.

Aquel joven que le extendió la mano que su propia familia le había negado hacía tiempo atrás.

Desde ese instante el chico se ojos azules había tomado una decisión.

Misma que lo había llevado a ese acto violento del cual no podría borrar de su mente.

Los momentos que había pasado con Mucho lo bombardearon, jamás imaginó que aquel hombre de aspecto intimidante con el cual había discutido incontables veces los primeros meses (el cual lo noqueo en varias ocasiones por su insolencia), terminó como su figura de hermano mayor.

Sacó el cubre bocas de su bolsillo, aquel gesto fue el segundo que lo marcó en medio de su turbulenta adolescencia, cualquiera lo vería como algo insignificante

Pero para él fue uno de los mejores obsequios que le pudieron dar.

Parece que ni siquiera Mickey notó la repugnancia que se tenía a sí mismo a raíz de sus feas cicatrices.

En fin, él estaría ocupado en sus propios problemas para manejar la pandilla como para pensar en él, eso fue lo que se imaginó aquel chico.

Después de todo Mucho ya era comida para los carroñeros, aquel que cuidó de sus espaldas y lo consejo innumerables veces, algo dentro de él no le permitía estar en paz.

En un intento desesperado por recuperar la cordura, si es que aún había en aquella mente torcida y sombría el joven lanzó aquel obsequio al agua.

Poco a poco las aguas cubrían aquella tela oscura hasta que el mar se lo llevó a las profundidades, llevándose consigo al antiguo Sanzu y su sentimiento de culpa.

Formó un puño con ambas manos, su suerte ya estaba dictada.

Ya era tarde para arrepentirse

En medio de la agresiva corriente de sus pensamientos se permitió llorar.

Lágrimas caían sobre su pantalón mientras recordaba una última vez al hombre que una vez vio como su hermano, al superior que le brindó total confianza y al cual había acompañado aún fuera de la Tokyo Manji.

Pero aquello ya era historia, la sombra de Mucho se había evaporado y ahora solo había una cosa en su mente...

Todo sea por el Rey


One Shot rápido porque quería escribir sobre mi drogo fav. 3

No se sabe casi nada de Sanzu así que prácticamente todo es sacado de mi imaginación kajskasj cualquier cosa si llegó a quedar muy clown cuando saquen su historia tendré que eliminarlo xD

Espero que les guste :'3 ruego a mi imaginación que me permita escribir más sobre este hombre, lo amo 3 3