El fic está basado en dos capitulos del manga, los dialogos en cursiva son los originales. Todo lo demás es mío.


ACT II

-wow qué sorpresa! Vino una persona idéntica a Yuki… qué misterio…

-Soy yo – te contesto sintiendo una ligera gota de sudor frío, a veces no se como puedes ser tan adorablemente distraído y tan despistadamente encantador al mismo tiempo.

-pero aquí es la casa principal Souma…- me confirmas con duda y preocupación en tu voz. Estás confundido, lo sé. Yo mismo aun siento escalofríos al estar bajo este techo, pero cuando no te ví hoy en la escuela y Momiji me confesó que no asistirías, la enorme necesidad de verte y saber de ti fluyó desesperadamente por mis venas, trayéndome hasta aquí.

-por eso vine en secreto…- te aseguro con una tenue sonrisa. Mi respuesta parece desconcertarte y de pronto soy yo quien no sabe qué sucede. Te levantas de cómodo almohadón en el que estabas sentado leyendo un libro y comienzas a hurgar en una cómoda cercana. Repentinamente te vuelves hacia mí – justo a mi lado- levantas un brazo frente a nosotros y muestras una pequeña cámara digital enfocándonos. Con tu mano libre haces un signo utilizando dos de tus dedos, posando para una fotografía.

Te cuestiono intrigado por tus acciones, y tu simplemente me dices que es un recuerdo de mi visita, ya que nunca vengo a la casa… pero sobre todo, será un recuerdo de que vine a verte a ti.

Sonrío tenuemente, y desvío un poco el rostro pues me incomoda ser nuevamente el centro de tu atención. Sin embargo, logro decirte sin que mi voz se escuche trémula, que me extrañó que te ausentaras del colegio, pero que me alegra verte bien.

Te encoges de hombros y te excusas diciendo que te quedaste jugando tu nuevo play. Tomas asiento nuevamente y me indicas con un ademán que haga lo mismo a tu lado. Y lo hago tranquilamente mientras tú te dedicas a ver en la pantalla de cristal, las imágenes captadas por el artefacto. Te ves entretenido con ello y me alegra.

-¿Entonces, estás bien?... por lo de Rin – pregunto cauteloso. Dejas descansar un brazo sobre tu flexionada rodilla, ya no juegas con tu cámara. Veo perder tu mirada en algún punto lejano y la comisura de tus labios se curva ligeramente hacia arriba, regalándome una triste sonrisa. Ver aquel geto me lastima, no quería haberte sentir mal ni apagar el sutil brillo que habían tenido tus ojos desde que me vieron cruzar el umbral de tu puerta.

-Por ahora todavía no me rindo, Rin no sabe cuánto la quiero. Voy a seguir intentándolo hasta el límite.

-oh, entonces… échale ganas

Mi cabeza cae suavemente haciendo que mi flequillo oculte mi rostro tras escucharte. Nunca creí que sería tan difícil alentarte, apoyarte…

Pero el nudo en mi garganta no es mentira, ni tampoco lo es esta opresión en el pecho al saber lo realmente importante que ella es para ti. Mi vista se nubla por algunos segundos y siento mis ojos arder ante el esfuerzo de no derramar esta excesiva humedad que parece bordear mis ojos.

-Yuki… - me llamas con dulzura, pero no quiero enfrentarte probablemente te diste cuenta de que algo me sucedió y no sé como explicarte mi repentino cambio de humor, pero aún así, me obligo a levantar el rostro y mirarte. Parpadeo confundido y vuelvo a sonreír. Otra vez estás entretenido con tu cámara y no te has percatado de mi turbación y eso me alivia; me da además el tiempo necesario para recuperar mi acostumbrada fachada.

-tu también tienes que echarle ganas, para que puedas llamar a Honda por su nombre…-

-ya no me digas eso –

-¿por qué? – Desvío la mirada ante tu pregunta, cuestionándome por que de pronto estoy tan reticente a hablar de ella; de incluso pensar en ella. Repentinamente, pareciera que no tiene sentido preocuparme por mi interacción con Honda, pareciera que por primera vez desde que la conocí, su brillo no resulta tan deslumbrante, ni cálido, ni necesario para mí.

-no me digas que no puedes llamarle por su nombre por que te da pena… ah? – tus inquisitivos ojos azul nevado me miran fijamente, atravesando con su intensidad mi coraza haciendo que mis mejillas de pronto ardan descontroladamente, desobedientes de mi. Sonríes maliciosamente al darte cuenta del efecto que conseguiste.

-¡Así es!

-¡No te importa!- de pronto esto se vuelve incómodo y utilizo el momento como excusa perfecta para levantarme y tomar mi mochila, antes que puedas comprender que mi sonroje no fue por ella. Me alegro no ver más esa sombra de melancolía en tus ojos y que ahora incluso quieras bromear conmigo; pero ahora no me siento con la fortaleza para mentirte sobre mis sentimientos y esta revolución que estoy experimentando.

Emprendo mi camino hacia la puerta cuando te escucho hablar nuevamente

-Uy¿estás enojado?... anda amor y paz – vuelves a decirme, tu voz relajada y traviesa. Escucho el sonido del obturador realizar su mecánico movimiento y sé que has tomado un par de fotografías más.

-¡Ya me voy! – es mi ultima palabra antes de salir de tu cuarto, ya no me vuelvo para verte, ahora sé que estas bien y eso me tranquiliza. Tan cuidadosamente como llegué, me alejo de la casa Souma.

La tarde está cayendo con cada paso que doy, he venido caminado sin realmente darme cuenta de los pasos que he dado; el recorrido a la casa de Shigure me es tan natural que no presto atención a ello, en lo único que puedo pensar es en lo que ha sucedió estos dos días y el extraño efecto que ha tenido sobre mí.

Llego a la entrada de la casa junto con la primera estrella de la noche sobre el firmamento, escucho voces en el interior y me detengo. No me siento con ánimo de enfrentar a nadie, por lo que doy la vuelta sobre mi trayecto y prefiero utilizar la parte trasera y así evadirlos.

El trayecto a mi habitación no fue largo y pudo ser perfectamente desapercibido si no me hubiera encontrado con el tonto de Kyo en las escaleras. Sonrío tenuemente, su irritabilidad me divierte.

Sacudo la cabeza para despejarme y la dejo descansar sobre mi almohada al recostarme en mi cama. Ni siquiera me molesto en encender alguna luz, la penumbra no tarda en cernirse dentro del cuarto y lo prefiero, me siento protegido por ella y es en esta oscuridad en la que mis manos se convierten en puños contra las sábanas y mis ojos por fin, pueden verter un silencioso y cristalino llanto.

No entiendo qué pasa conmigo, por qué estoy llorando de esta forma. No entiendo por qué me duele tanto recordar tus palabras al hablar de ella, por qué me lastima el escuchar resonar en mi cabeza ese tono de voz lleno con que le llamabas, y por qué odié el brillo de tu mirada cuando renació en tus ojos por ella.

No, no lo entiendo.

Si siempre he desdeñado tu enamoramiento por mí, como nada más mal entendida admiración; si siempre he tratado de dejar en claro que más allá de nuestra amistad no existe un futuro… entonces, por qué me siento traicionado, por qué siento que me han robado algo que era solamente mío… por qué este fuego en el estómago ardiendo furioso porque Rin te lastimó… por qué este insano deseo de golpearte hasta el cansancio por mentirme…

por herirme…

por dejar de amarme…

continua.