Muchas gracias por sus reviews, lo aprecio muchísimo. Ahora sí, todos los diálogos de aquí en adelante son míos XDDD. Pkño te amo!
ACT III
La mañana está calurosa, pronto llegará el verano y con el las vacaciones del colegio… sin embargo a esta altura, el viento es reconfortantemente refrescante. Me agrada este lugar, la azotea de la escuela es callada y solitaria, es un buen sitio para meditar, para relajase y para… esconderse.
Sí, debo admitírmelo a mí mismo. Desde aquel día en que me di cuenta lo que verdaderamente significas para mí Haru, he estado evitándote lo más posible sin que nadie note mi cambio de actitud. No ha sido difícil, después de todo es poco el tiempo que convivimos juntos frente a los demás… y aunque odie admitirlo, soy un experto en ocultar mis emociones.
Nunca antes había pensado en el tipo de relación que llevamos.
Tu me conoces mejor que nadie y no sólo por el hecho de ser primos, no. Haru tu eres por mucho mi mejor amigo, siempre estás al pendiente de mí, siempre cuidándome y apoyándome. Eres una de las pocas personas que pueden acercarse a mí en todos los sentidos.
Creo que nunca te he dicho cuento me divierte esa manía tuya de colgarte a mi ropa en cuanto me ves, o cuanto aprecio esa dulce y posesiva forma en que me abrazas a veces; incluso, cuando Black Haru hace su aparición y yo suela mostrarme incómodo por sus avances conmigo, la verdad admiro su libertad y su decisión para proclamar todo aquello que desea.
Hay tantas cosas que admiro en ti y nunca me había percatado antes.
-¡Yuki! – la angustiada voz del pequeño conejo me saca de mis pensamientos, se ve realmente alterado. Llega corriendo hasta donde estoy y puedo ver sus ojos ligeramente desorbitados y enrojecidos.
-¿qué sucede Momiji? – le pregunto acercándome a él confundido, se lleva las manos al pecho tratando de recuperar algo de aire mientras intenta hablarme al mismo tiempo.
-…n-negro… pelea…K-kyo… otra…vez-
-¿qué? Momiji calmate y… - no termino de pronunciar palabra. Él toma mi mano y me jala hacia las escaleras, para regresar dentro del edificio. Intento averiguar que pasa, pero sólo dice entre jadeos, que no hay tiempo, que debemos llegar antes que algo malo pase. Sus palabras incrementan el mal presentimiento que tengo desde que le vi llegar a la terraza. Logro entenderle que Honda le pidió que me buscara y que lo hizo por toda la escuela, hasta que recordó que le habías dicho que mi parte favorita era aquella zona.
Por un momento me sonrojo ante sus palabras, en verdad me conoces muy bien.
No pasa demasiado antes que comience a escuchar el alboroto y vea cómo un grupo de estudiantes se congregan alrededor observando una pelea.
Una pelea entre el tonto de Kyo y… oh, no! Black Haru de nuevo.
¿pero que creen que están haciendo¿por qué pelear aquí como si fuera un verdadero combate? Si siguen con ese ritmo, terminarán por destruir algo, lastimarse seriamente o transformarse en animales.
Siento mi rostro arrugarse ante su inconciencia, ignorando los comentarios a mis espaldas sobre su comportamiento, sobre lo frágil que yo soy como para intervenir; incluso Honda se preocupa de lo peligroso que puede ser, pero aún así me acerco a donde están ellos. Debo detener este enfrentamiento y lo quiera aceptar o no, la mejor forma es hacer entrar en razón al gato. Cuando Haru está tan alterado pocas cosas pueden tranquilizarlo.
-Muy bien mocoso…has mejorado¡pero aun te falta mucho para superarme! – el gato replica tras un certero golpe que lo manda con fuerza al suelo y logra que algo de sangre se derrame por su labio roto.
-¡Kyo, basta ya! – intervengo por fin no sólo ordenándole que se detenga, también bloqueando el golpe que intentaba lanzar; esto lo enfurece aun más y de pronto tengo sobre mí su endemoniada mirada y una advertencia dentro de ella. Cierro los ojos con fuerza, ignorando ahora las desafiantes palabras de Haru que intentan seguir provocando al gato; sé que ésta momentánea pausa es frágil, así que utilizo lo único que lo detendrá por completo.
-Kyo, estás asustando a Honda – Esa palabra parece mágica. Tan sólo con pronunciarla el gato se queda quieto mirando el temeroso y preocupado rostro de Tooru, sus expresivos ojos al borde del llanto y sus manos entrelazadas rogando que se detenga.
-Yo me encargaré de Hatsuharu… - murmuro tranquilo enfrentando sus ojos marrón, refunfuña algo inteligible y se aleja hacia donde lo esperan Honda y Momiji.
Antes de que termine de voltear hacia donde está mi belicoso primo, siento una intensa presión en mis brazos y de pronto me veo arrinconado contra la pared con su agresivo rostro a sólo centímetros del mío. Como reflejo levanto las manos para presionarlas contra su pecho e intentar alejarlo; pero recuesta todo su peso sobre mi cuerpo impidiéndome hacer más, pues si ejerzo más fuerza, terminaría por arrojarlo hacia le otro lado del pasillo, eso no lo calmaría y… definitivamente, yo nunca lo lastimaría.
-Yuki, Yuki… por fin sales de tu escondite, ah?
-¿Qué?... Haru que…-
-A mí has estado evadiéndome Yuki… pero ahora vienes a proteger al gato… – Un escalofrío me recorre y me hace tratar de incrustarme contra la pared. Su voz se escucha tan siniestra y su mirada es la visión más atemorizante que pude imaginar jamás. Nunca antes había estado ante la verdadera fuerza de Black Haru.
Siento la garganta seca y mi respiración errática parece intentar asfixiarme. Intento mantenerme sereno, sin mostrarle cuánto me está afectando, incluso arrugo un poco el ceño para tratar de darme valor. Nuestros ojos están clavados, tu poderoso azul grisáceo tratando de devorar una tonalidad lavanda con su fuego e intensidad; amenazando con consumirla dentro de ella, arrastrándome hacia tu atormentado corazón, hacia tus celosa perspectiva.
Parpadeo confundido ante el rumbo de mis propios pensamientos, eso significan las incisivas palabras que pronunciaste, esa emoción es la que titila tras estas turbadas pupilas; es por ello que presionas tus manos con descomunal fuerza contra mis brazos robándome incluso un suave quejido.
-Haru…- susurro tu nombre suavemente, tengo que encontrarte detrás de toda tu confusión y ayudarte a volver de este alterado estado en el que te encuentras. No quiero que vuelvas a tener problemas con el director, ni que terminen por… oh dios! por qué se inclina de esa forma contra mi cuello? Por qué siento su nariz cosquillear mi piel recogiendo el aroma que ahí se esconde? Qué hace? No le basta con los escalofríos que ha desatado en mi cuerpo y de los que sé está conciente; ahora además, me hace gemir su nombre tras aquel húmedo beso plantado justo donde mi mandíbula y mi oído se unen.
Aprieto mis manos sobre su pecho, formando dos firmes puños con la tela de su camisa. Entreabro mis ojos al llamado de su voz susurrando mi nombre, no me había dado cuenta que mis parpados les cubrían y que había cedido completamente ante sus atenciones.
Nuestros ojos vuelven a encontrarse, pero esta vez su mirada es diferente; no ha perdido su abrumadora intensidad pero ahora, la sombra del deseo es la única emoción que puede identificarse. Escucho lejanas murmuraciones, voces borrosas que parecen rodearnos y sorprendidas expresan su incredulidad sobre lo que estamos haciendo, sobre lo cercano de nuestros rostros, sobre la forma en que uno de tus brazos de desliza por mi cintura apegándome posesivamente contra tu cuerpo; sobre lo atrevida que es tu mano al alcanzar mi cabello, despeinarlo entre tus dedos y aterrizar sobre mi nuca formando un puño con los hilos de mi melena.
Un instante más seducido por la profundidad de tu mirada y pierdo por completo conciencia de todo a mi alrededor. Sólo estoy conciente de tus labios cálidos moviéndose sobre los míos, haciéndome estremecer con ese primer roce, el que pronto me es casi imposible seguir pues se vuelve demandante, hambriento y húmedo, controlas su evolución por completo y yo, cual indefensa victima estoy cediendo todo terreno ante ti.
Cómo resistirse cuando acaricias con habilidad mis labios y los partes a tu voluntad con esa traviesa lengua que como experta conocedora se desliza dentro de mi boca incitando con circulares movimientos a la mía, arrastrándola a un baile en el que victoriosa proclama su triunfo, al ser coronada por los quedos jadeos que emito.
Cierro con más fuera mis puños, aferrarme a tus ropas es mi tabla de salvación ahora que siento mis piernas no ser capaces de soportar mi propio peso. Debiste sentirlo también pues tu brazo me asegura contra tu cuerpo con mayor ahínco, encontrándome completamente apegado a la firmeza de tu figura.
¡oh Dios, Haru! No puedo soportar más este tren de excitantes sensaciones que electrifican cada poro de mi piel y evaporan de mi cuerpo toda la coherencia y aliento; pero no puedo detenerme… no quiero perderme del sabor que guardan tus labios, su calidez, su pasión… no, no quiero dejarte ahora que bebo el cielo de tu boca.
Pero… como todo aquello que he deseado alguna vez, esta maravillosa sensación repentinamente me abandona, me arranca de mi éxtasis y aunque me permite respirar nuevamente, el aire se siente pesado frío sin tu aliento ocupando mis pulmones.
-Respondiste…- te escucho murmurar, nuevamente abro los ojos para verte frente a mí tan agitado como yo. Ya no existe rastro de Black Haru en tu rostro, él pareciera haberse marchado junto con el sabor de tu boca; ahora sólo veo tu confusión fusionada a la sorpresa, el deleite dentro de tus ojos y la satisfacción en la tímida sonrisa que poco a poco se va formando sobre tus labios.
Siento mis mejillas arder al darme cuenta de lo que hice… al darme cuenta que en algún momento mis manos soltaron tu ropa y decidieron viajar hacia la seguridad de tu cuello, anclándose en él para enredar mis dedos en tu dual cabellera y aferrarte a mí.
Las voces de los demás me sacan del momentáneo trance de vergüenza en el que estoy; desconfiado miro hacia los lados y veo muchos rostros sorprendidos, algunos otros pasmados y varios más inexplicablemente emocionados, estoy seguro que eso que brilla sobre sus abiertas bocas es excesiva saliva.
El timbre que anuncia el final del descanso oportunamente se hace notar, su chillante replicar logra que los curiosos espectadores se esparzan con agilidad a sus aulas, dejándonos casi en soledad. Siento tu mirada clavada en mí, que aun me niego a volver a enfrentarte.
¿cómo podré mirarte a los ojos ahora¿cómo dejarte ir sin que parte de mi alma se vaya contigo¿cómo decirle a este palpitante corazón que su euforia es una ilusión pasajera? Sé bien que tu oscura personalidad siempre me ha deseado, pero tu cariño Haru, eso que en verdad anhelo… ese irónicamente, ya pertenece a alguien más.
Continua…
