Hola! Again!
Siento si el fic no avanza muy rápido, pero para poder escribir dramione yo necesito realmente tener un contexto y una base en la que desarrollarlo, esta historia tiene su propio ritmo, yo solo le sigo el rollo!
superjunior15: Gracias por tomarte un ratito a dejarme un comentario, siempre se agradecen! Me alegro que te esté gustando!
mariapotter2002: No querías lentitud? Ahora no te quejes jajajajajaj soy mala, lo sé. Para compensarlo he subido otro capítulo ;)
Besos y abrazos
AJ
Pociones y maldiciones
De nuevo habían regresado a la rutina de antes, más o menos.
Draco dejó de ir al Ministerio y sus encuentros se reducían al apartamento de Granger con alguna salida ocasional al Callejón Diagon tomados de las manos.
Desde el baile que no debía ser nombrado y la posterior retirada de Draco, no se sentían lo suficientemente cómodos el uno con el otro como para fingir que eran una pareja de enamorados felices. Durante las siguientes semanas, para poder continuar con la pantomima habían decidido hacer alguna que otra aparición en público que mantuviera la farsa, pero se limitaban a un paseo hasta Flourish & Blotts una tarde, una visita a San Mungo en la que Hermione se sentaba en la sala de espera como una novia devota o una ocasional cerveza de mantequilla con Harry en el Caldero Chorreante, normalmente en horario laboral para evitar que Ginny estuviera por allí y se diera cuenta de que la actitud de su mejor amiga distaba mucho de ser todo lo feliz que quería aparentar.
Cuando sus amigos le preguntaban ella se únicamente les decía que entre el trabajo y su relación no tenía demasiado tiempo y que estaba segura que cuando los fuegos iniciales se mitigaran se verían con más ganas de dejar la privacidad de sus casas.
Era una mentirosa e iría al infierno de los amigos por el resto de la eternidad.
—Esto no está funcionando —dijo Hermione esa tarde poniéndose el abrigo.
Iban a ir hasta el Caldero Chorreante contra todo buen juicio para cenar con Harry, Ginny, Ron, George, Blaise y Theodore Nott. Incluso Ginny había extendido la invitación a Pansy.
Se paró delante de Malfoy que lucía tan perfecto y absorto como de costumbre.
—No es una buena idea, Malfoy. Harry, Theo y Blaise no son un problema pero sí todos los demás, sabes tan bien como yo que, con suerte parecemos un viejo y rancio matrimonio ¿Cómo crees que podremos engañar a Pansy y a Ginny? Con suerte el único que se lo creerá será Ronald.
Suspiró y cogió una bufanda de la percha que había tras la puerta.
—Creo que lo mejor será romper oficialmente, es el momento perfecto. Llegaremos así, molestos y huraños —sonrió para sí —en eso no necesitamos fingir demasiado —cuando nos pregunten podemos discutir o yo decir que no pasa nada y marcharme, se lo contaré a las chicas porque ellas me seguirán y tú harás lo mismo con los demás —frunció el ceño —bueno con George y Ron.
—No
—¿Pero por qué no? —exclamó con un gesto de frustración —¿Qué sentido tiene ahora? —se pasó la mano por el pelo sujetándoselo en una coleta baja —ni siquiera sé por qué me pareció una buena idea en su momento ¿Acaso sirvió de algo? No hemos vuelto a ver a Cullimore y además tampoco ha vuelto a haber ningún incidente con el BR. Realmente pensaba que quizás verme con el sangre pura por antonomasia, el ex mortífago redimido, haría que hicieran algo impulsivo, que les llevara meter la pata, por decirlo de alguna forma. Y no ha sido así.
—Puede que sea así, démosles tiempo
Draco no pensaba aceptar que su razón principal era no darle la razón a Atwater y no dejarle el camino libre. No tenía ninguna duda de que ese cabrón sabía que toda la relación era una falacia y que en cuanto lo descubrieran iba a caer sobre Granger como un hipogrifo sobre un desprevenido hurón.
No iba a dejar que nadie pisoteara su orgullo. Puede que no quisiera tener nada con Granger o que más bien no iba a tener nada con Granger porque no debía hacerlo, pero de ahí a que su falsa relación terminara para que ella pudiera levantarse las faldas para ese cretino había un mundo.
—Draco —Hermione suspiró con gesto cansado —de verdad, no va a funcionar tú… en fin creía que habíamos empezado a ser ¿Amigos? —sus cejas se fruncieron levemente —bueno quizás esa es una palabra demasiado grande pero algo similar —bajó la mirada algo avergonzada pero con los hombros cuadrados como la leona valiente que era —igual te sientes incómodo por… en fin, por el momento de enajenación mental transitoria que compartimos en el baile. Creo que ambos nos…mmm… ¿Dejamos llevar por las circunstancias? Supongo que podríamos decir que fue un error pero ¿Podríamos intentar olvidarlo? Creo que si no, le pediré a Harry que continúe él con la investigación. No estamos haciendo un buen trabajo y realmente esto es más importante que nosotros.
Draco se quedó callado, mirándola en absoluta concentración.
¿Por qué tenía que ser siempre tan lógica y racional? Suerte que después del tiempo que pasó con ella había aprendido a leer sus pequeñas reacciones físicas lo suficiente como saber que no estaba tan tranquila como quería aparentar. Bien, su ego no soportaría saber que su encuentro era tan fácilmente olvidable.
—Tienes razón—dijo sorprendiéndola —los dos hemos estado dando vueltas alrededor de esa situación durante todo este tiempo. Lo mejor es aclararlo y seguir adelante.
Se sentó en el sillón extendido que Hermione había vuelto a transfigurar y le indicó el otro con un ademán. Cuando ella le imitó se cruzó de brazos y continuó hablando.
—Lo que ocurrió no debería haber pasado. Llevo un tiempo de… abstinencia y creo que perdí el control. Quiero que entiendas que me habría pasado con cualquier bruja que hubiera tenido entre las manos en ese instante.
Los ojos de Hermione se abrieron apenas un milímetro, lo suficiente para que Draco se diera cuenta de que sus palabras la habían lastimado.
Mierda.
No había sido su intención, él solo quería poner distancia entre ellos. Se contuvo de frotarse la nuca sabiendo que eso revelaría su obvia incomodidad.
—Eres atractiva —añadió para intentar remediar su anterior ofensa —mucho, quiero que quede claro que pienso que eres una bruja sobresaliente y una mujer hermosa, pero definitivamente no busco una relación estable y una de otro tipo no sería… un movimiento nada inteligente por nuestra parte, podríamos follar un par de veces y no me malinterpretes, seguramente sería estupendo, pero es todo cuanto podríamos tener tú y yo.
Hermione encajó el golpe. No entendía por qué le molestaba esa frase es todo lo que podríamos tener tú y yo. Ella lo sabía y además ¿Acaso querría ella tener cualquier cosa con Draco Malfoy? Jamás. Ni en un millón de años, la masticaría y la escupiría en un abrir y cerrar de ojos.
—Yo no quiero tener una relación contigo ni esporádica ni de ningún tipo. Fue un error que no volverá a repetirse. La pregunta es si podemos dejarlo atrás y olvidar que ocurrió.
Draco asintió lentamente.
—Sí, siempre y cuando no malinterpretes mis palabras, mis gestos o mis… toqueteos en caso de ser necesarios todo irá bien.
—No los malinterpretaré, esto es solo una obra y nosotros los actores.
—Bien, si en algún momento ocurre algo como el día del baile —comenzó Draco levantando un dedo cuando vio que iba a interrumpirle —me refiero al momento en que… te mordí porque alguien estaba allí tendremos una palabra que recordará la mentira.
—¿Qué palabra?
—Puk
—¿Puk? —Hermione le miró parpadeando —¿Cómo el duende de Shakespeare?
—Exacto —dijo Draco —un duende mentiroso y bribón.
—¿Has leído Shakespeare?
—Pareces sorprendida —respondió él ladeando sus labios en una semisonrisa.
—Lo estoy.
—Puede que fuera muggle, per su obra no está mal.
—Me gusta el Sueño de una noche de verano.
—Lo imaginaba —puso las manos sobre sus rodillas y se levantó —bien, querida —le dedicó una arrebatadora sonrisa que se habría ganado más de un suspiro y le tendió la mano —¿Estás preparada?
Hermione no lo estaba, pero lo estaría. Merlín sabía que tenía orgullo suficiente para lidiar con eso.
Le sonrió de vuelta, mirándole con embeleso.
—Estoy preparada, amor
Tomó su mano y ambos ignoraron por completo las chispas que saltaron en el instante en que se tocaron.
Electricidad estática pensó Hermione recordando que había estado toqueteando su jersey. El efecto triboeléctrico por frotación, absolutamente científico, dejó de pensar cuando Draco los apareció y el conocido tirón en su estómago la hizo girar y estirarse hasta que sus pies tocaron el suelo del Caldero Chorreante en donde sus amigos y llevaban un par de rondas de cerveza y hablablan ruidosamente de quiddich alrededor de una enorme mesa redonda que estaba en una de las esquinas de la taberna.
—Hola Hermione —Hannah Abbot se acercó a ella con una sonrisa y una bandeja —todos están por ahí.
—Los oigo —dijo ella con una risita.
—Tanto Gryffindor junto no pasa desapercibido —masculló Draco.
—Hogwarts, Hogwarts, Hoggy Warty Hogwarts —la voz de Blaise desafinada llegó hasta ellos entonando la supuesta melodía del himno de la escuela
—¿Oh sí? Me temo que ese no es un Gryffindor
Draco puso los ojos en blanco murmurando una maldición.
—Desde luego acaba de ser adoptado por los leones.
—teach us something pleaseeee, whether we be old and bald —Ron y Harry se unieron a él
—Oh Dios mío —dijo Hermione apresurándose hasta ellos —Theo por favor no empieces tú también.
Él solamente sonrió levantando la jarra de cerveza que tenía en la mano en un silencioso brindis.
—¿Bromeas? Estoy demasiado concentrado en no perderme ni un solo detalle de este momento. Mi pensadero lo rememorará más de una vez.
—Hola chicas —se acercó a ellas y se sentó al lado de Pansy en una de las sillas libres, Draco hizo lo propio pegándose a ella.
—No has vuelto por la tienda —le recriminó la morena con un ligero puchero
—No he tenido más fiestas y tu… tu ropa es demasiado exclusiva.
—Chorradas, ven mañana, te haremos un nuevo guardarropa
—Pansy, no puedo permitirme un guardarropa entero de Parsini, créeme.
—Ni Ginny —dijo la chica con desparpajo —pero ella es la publicidad con patas perfecta, la famosa cazadora de las Arpías de Holyhead. Yo le hago la ropa y ella la enseña por todo el mundo.
—Yo no podría enseñarla por todo el mundo —se vio obligada a decir.
—¿Bromeas? Eres la heroína de guerra. Por cada túnica o vestido que lleves venderé tres. Además me he expandido —dijo dando un sorbo a su bebida.
—¿De veras?
—Es genial —dejó la copa en la mesa —hemos… Zabini ¿Cómo se dice lo que hemos hecho?
Zabini seguía cantando a voz en grito coreado por los Gryffindor.
—Diversificado el mercado —dijo Theo.
—Exacto, tenemos Parsini´s White Veils, Parsini´s Luxury y Parsini´s DayDay ¿No es maravilloso? Bodas, fiestas y día a día. DayDay es el nuevo proyecto y sería perfecto que me ayudaras con la promoción. Ropa moderna para la bruja moderna.
La bruja era agotadora, siempre creyó que era callada e introvertida, seria y fría. Pero parecía tener incontinencia verbal, exudaba energía y era incluso más sociable que Lavender Brown ¿Pansy había sido así en el colegio?
—Ya lo creo —dijo en voz baja Draco.
—¿Lo dije en alto?
—Al menos lo de si siempre ha sido así.
—Es… intensa.
—Hasta el agotamiento —concordó el rubio con una sonrisa.
—Siempre pensé que podríais terminar juntos —dijo Pansy de pronto mirando a ambos.
Draco se atragantó y Hermione le golpeó la espalda con fuerza sin dejar de mirar a la morena con asombro.
—En serio, entre vosotros había tanta química que una sola chispa podría haberos hecho arder —chasqueó los dedos —así.
Hermione rió
—Pansy, nos odiábamos
—¿Seguro? —preguntó con una mueca en los labios que a Hermione le recordó a la de Draco —no estoy tan segura. De todas formas, aquí estáis.
Draco cogió la mano de la castaña y acarició sus dedos.
—Aquí estamos Pans —le guiñó un ojo a su amiga —es curioso el destino.
—Y que lo digas —Hermione se recostó contra él en un gesto de cariño.
—¿Vendrás mañana entonces? —preguntó Pansy.
—Está bien, iré.
—¡Fantástico! Ven por la tarde, por la mañana vendrás las Greengrass —puso los ojos en blanco —pasarán allí horas molestándome todo lo posible.
—Pensé que erais amigas —dijo Ginny
—En el pasado quizás fuimos amigas por necesidad. Crecer en Slytherine no es sencillo si no tienes apoyos. Quizás yo creyera durante un tiempo en todo eso de la sangre y la superioridad, al fin y al cabo lo mamé con el biberón, pero ellas no necesitan tener prejuicios de sangre, los tienen económicos. Son dos snobs.
—Para ellas solo está la gente con dinero y la plebe —intervino Theo —si no tienes un par de cámaras en Gringotts no perteneces a un círculo social apropiado. Da igual si tu sangre es pura o no, solo les interesan los galeones que tienes en el banco.
—Que superficialidad —dijo Ginny
—Como podrás imaginar hubo un tiempo de mi vida en el que mis cámaras de Gringotts dejaron de existir, entonces dejé de existir para ellas.
—Vaya amigas —gruñó Hermione.
—Aprendes mucho del mundo y de las personas cuando te arruinas —dijo Pansy con una risita cristalina —Oh mon dieu —añadió bajando la mirada —no mires Hermione, pero hay un bombón a las tres en punto que no te quita los ojos de encima, Draco, yo que tú me pondría en guardia.
—Maldito Atwater —masculló el rubio fulminándole con la mirada — ¿Acaso no entendió que estás conmigo?
—Oh no, no Malfoy —resopló Hermione olvidándo por un instante donde estaban —creo recordar que dijiste, literalmente: Hermione es mía. Déjame decirte que o no tengo dueño, soy libre.
Ginny empezó a reír bajito y poco a poco su risita alcohólica fue convirtiéndose en una carcajada
—Oh Merlín, de pronto he recordado a Dobby
—¿Dobby? —preguntó Malfoy — ¿Ese no era el elfo de mi padre?
—No no, Malfoy —Harry que solo había oído la última parte se colocó las gafas y señaló al rubio con su dedo índice —Dobby era un elfo libre.
Ginny volvió a reír y Pansy y Draco la siguieron al escuchar a Potter, hasta Hermione no pudo evitar una sonrisa al escucharles.
Al día siguiente Malfoy la visitó de nuevo en el Ministerio cuando Hermione le mandó una lechuza para avisarle de que Harry tenía retenido a un posible miembro del BR.
Desde que el Jefe de Aurores se había encargado personalmente del caso, los avances se iban sucediendo lentos pero seguros.
Después de más de un mes de escuchas, seguimientos y vigilancias, el pequeño escuadrón H4 empezó a conseguir sus primeros frutos y Timothy Spinster terminó detenido. Soprendentemente fue Reginald Cattermore la figura clave para la detención de Spinster ya que, pese a que en un primer momento había estado en la lista de nombres que hicieron Hermione y Draco, demostró ser un ciudadano de lo más ejemplar y denunció ante el departamento de aurores comportamientos cuestionables que había visto en su compañero de trabajo. Incluso, a petición de Harry y recordando que gracias a él su esposa había escapado de Umbrigde años atrás, espió a Spinster, fingiéndose atraído por sus obvios intereses hasta que habló y se involucró él solito como miembro del grupo radical.
El departamento de aurores tenía programado un interrogatorio esa mañana, habían tardado un par de días en conseguir que la Brigada de Aplicación de la Ley Mágica les aprobara la utilización de veritaserum y legeremancia en caso de ser necesario y finalmente, con la firma de Filius Archer y Kingsley Shakletbolt bien rubricada en la autorización, el interrogatorio se llevaría acabo en una de las salas destinadas para tal fin en el Departamento de Seguridad Mágica a cargo del Jefe de Aurores.
—Buenos días.
Hermione dio un ligero bote en su asiento porque ya se había desacostumbrado a la costumbre de Malfoy de entrar sin llamar.
Le fulminó con la mirada y limpió con un golpe de varita la tinta que había derramado sobre los pergaminos extendidos en su mesa.
—Pensé que tardarías más en llegar, apenas te avisé hace quince minutos.
Draco se encogió de hombros elegantemente.
—Estaba a punto de entrar en la red flú cuando recibí tu lechuza ¿Cuándo será el interrogatorio?
Ella miró el reloj de pulsera que llevaba
—En diez minutos
—¿Y qué hacemos aquí?
Hermione sonrió.
—Malfoy, tú, de hecho, te vas a quedar aquí.
—¿Qué? Ni de coña
—Me temo que no tienes autoridad para estar presente… no, déjame corregirme, no tienes autoridad para estar siquiera cerca de las salas de interrogatorio.
—El Ministro…
—Kingsley te dio permiso para estar aquí —señaló su despacho —con esta investigación en un papel de consultor externo si es que puede llamarse así, desde luego ese permiso no es, ni de lejos, un salvoconducto de hago lo que me da la gana por el Ministerio.
Malfoy le dirigió una mirada fría que podría haber congelado el aliento de un Ridgeback Noruego, pero Hermione solo parpadeó, absolutamente inmune a su ridículo intento de amedrantarla.
—Siéntate ahí —señaló la silla mientras ella se levantaba y se dirigía a la puerta —y espera a que acabemos.
—Si piensas que me voy a quedar aquí como si pudieras ordenarme como a un puto crío que…
Pero Hermione no le dejó terminar.
Resoplando cerró la puerta con un fermaportus seguido de un fulmenporta y de un par de hechizos que le prohibirían abrir la dichosa puerta o al menos le mantendrían dentro durante el tiempo suficiente mientras trataba de romper las protecciones del despacho.
—Merlín, termina con mi paciencia —susurró.
—Oh, no me extraña —dijo Meredith que estaba sentada a su mesa revisando unos informes.
Hermione le sonrió y se apresuró a la sala de interrogatorios número cinco, dónde Harry ya debería estar esperando.
Cuando llegó, uno de los magos vigilantes que se encargaban de mantener el orden y corroboraban la legalidad de las acciones que se realizaban allí, había lanzado un hechizo a la pared que la había convertido en una transparente masa gelatinosa que les permitía ver el interior y escuchar la estancia con un sonido algo hueco que a Hermione siempre le recordaba a la reverberación de una catedral o una iglesia grande.
Harry estaba de espaldas, sentado frente a Spinster.
Era un hombre alto y muy delgado, de pelo lacio y desordenado que se veía algo sucio con algunas canas aquí y allá. Vestía una túnica de mantenimiento marrón oscura. Su rostro alargado y de pómulos muy sobresalientes, se apretaba en una mueca de desdén. Miraba a Harry con sus pequeños ojos oscuros sin arrepentimiento y ciertamente no parecía que fuera a hablar con facilidad ni a delatar a nadie.
—Bien Tim —dijo Harry con su voz calmada y parsimoniosa, esa voz que había llamado a Voldemort Tom con una cadencia burlona años atrás —Tienes únicamente dos opciones —el otro no emitió ni un sonido —podemos hacer esto por las buenas o por las malas.
Se escuchó un bufido viniendo de Tim.
—Por las buenas —continuó Harry tranquilamente —tú me dices lo que quiero saber, te mandamos a prisión preventiva y te mandamos al Wizangamot de forma rápida para un juicio justo en el que advertiremos que has colaborado con el Departamento de Aurores lo que seguramente conllevará una reducción de la pena y una sentencia decente, acorde a tus… acciones. Por las malas —metió la mano en el bolsillo de su túnica y sacó un pequeño frasco transparente — hago que te bebas hasta la última gotita de esto —su voz tenía un leve rastro socarrón —incolora, inodora y transparente ¿Te suena? y estarás contándome absolutamente cada uno de tus más inconfesables deseos, cada una de las más pequeñas ilegalidades cometidas durante toda tu vida. Por supuesto irás a prisión preventiva durante todo el tiempo en que te podamos mantener allí hasta que la burocracia sea capaz de proveerte de un juicio justo… ya sabes que esto lleva su tiempo. Después indicaremos al Wizengamot que necesitaste de una pequeña ayudita para colaborar, lo que sin duda hará que tu condena sea algo más larga. Igualmente, sea como sea, vas a contarme absolutamente todo así que, Tim, tú decides ¿Será por las buenas o por las malas?
—¿No te da vergüenza sentarte ahí? Un auror —escupió con odio — el asesino del que no debe ser nombrado, defendiendo a la inmundicia del mundo, a esos magos y brujas que deberían haber muerto con él.
—¿Verguenza? ¿Defender la libertad, el orden, el civismo? ¿Crees que me da verguenza cumplir la ley y velar por la igualdad? ¿Dónde estabas tú, Tim, mientras mis amigos y yo luchábamos por todos vosotros? ¿Dónde estabas tú, con tu doble moralidad y tus creencias vacías mientras mis amigos morían por salvaros? ¿Dónde estabas mientras sangrábamos? ¿Dónde estabas tú y todos los hipócritas del BR mientras enterrábamos a nuestros muertos con nuestras propias manos? Tú eres quien debería morirse de la verguenza sentado ahí, juzgándonos a todos como si hubieras hecho algo más que huir como una rata hace siete años —se levantó poniendo las manos sobre la mesa — No Tim, no me da verguenza, pero tú lo has dicho, yo soy el asesino de Voldemort ¿De verdad crees que después de haber acabado con él tú y tu lamentable grupo de bravucones sois un rival digno? Os cogeré, uno por uno Tim.
Con un gesto de su varita un incarcerous ató a la silla a Spinster, con otro le inmovilizó el rostro y le abrió la boca y con uno más levitó el frasquito abierto hasta los labios del hombre y dejó caer el líquido por su garganta.
—Grandioso —dijo volviéndo a sentarse —ahora, hablemos.
Hermione sintió una presencia a su lado y miró de soslayo, sorprendiéndose al encontrar a Malfoy a su lado.
—Joder —dijo el rubio en un susurro de fascinación—nunca pensé que diría esto pero… Potter es un cabronazo
Y pese a las palabras malsonantes, ella supo que eran todo un cumplido viniendo de Malfoy.
—¿Qué diablos haces aquí? —preguntó entre dientes
—Eres buena, Granger —sonrió de lado —pero yo también y tú me has infravalorado.
—Algo que no volverá a ocurrir —masculló Hermione.
—No lo dudo —repondió él —ahora calla, esto se pone interesante.
Dentro de la pequeña sala de interrogatorios Harry sacó un pergamino y una vuela pluma y entrelazó los dedos apoyando las manos en la superficie de madera oscura de la mesa.
—Nombre completo
—Timothy Albert Spinster
—Domicilio
—High Street 114B, Clovelly, Bideford.
—¿Casado?
—Soltero, sin hijos.
—¿Hijo de muggles?
—Sí
—¿Perteneces al grupo que se hace llamar BR?
—Sí
—¿Conoces a algún miembro del grupo que se hace llamar BR?
—Sí
—¿Sabes quién es el líder del grupo que se hace llamar BR?
—No
—¿Has cometido algún acto delictivo en nombre del grupo que se hace llamar BR?
—Sí.
—¿Qué has hecho en nombre del grupo que se hace llamar BR?
—Vandalismo principalmente. Pintadas en el Callejón Diagon, en los pubelos mágicos o semimágicos de Hogsmeade, Godric Hollow, Castle Combe, Bibury y Shankin Old Village. Accedí a la mansión Nott y rompimos algunas cosas fuera y dentro de la casa. También estuve en la casa de Zabini.
—¿Estuviste solo?
—No
—¿Eres consciente de que los allanamientos de morada son actos ilegales penados por ley?
—Sí
—¿Entraste solo a estos domicilios?
—No
—¿Cuántas personas iban contigo?
—Seis
—¿Puedes identificar a las seis personas?
—No
—¿A cuántas puedes identificar?
—A cinco.
El interrogatorio siguió durante más de diez minutos con las preguntas simples y concisas de rigor.
El mago dio los nombres de las personas que le acompañaban, las mismas en todos los allanamientos, en cuanto a las pintadas solían ir en grupos de dos o tres pero siempre eran los mismos. Eran dos brujas y cuatro magos que no tenían en el listado. No trabajaban en el Ministerio y tenían un perfil bajo, tres de ellos trabajaban en el mundo muggle, una de las mujeres era ama de casa, la esposa de uno de los brujos y la otra trabajaba con experimentación en hierbas y venenos mágicos. El otro mago era cocinero en un pub de Bibury.
Nada de demasiada utilidad, pero lo suficiente para seguir tirando del hilo.
Le preguntó por la Mansión Malfoy, por el asesinato de Lucius y el secuestro de Narcisa sin confirmar que la bruja había aparecido, pero Spinster no sabía nada porque él no había estado en ese allanamiento.
Cuando el interrogatorio acabó Harry salió dando órdenes a diestra y siniestra. Mandó un equipo para arrestrar al resto de miembros de los que Spinster había hablado, a otro equipo a vigilar a sus allegados y a dos aurores a llevar al acusado a prisión preventiva.
—Iré a hablar con Kinsgley —se dirigió a Malfoy —siento no haber podido hacer más —frunció el ceño — espera ¿Qué haces aquí?
—Ya nos vamos Harry —Hermione empujó a Draco por todo el pasillo hasta que llegaron a su despacho y lo metió de nuevo allí —eres un completo dolor de cabeza ¿Lo sabías?
— Bien, tú eres como un grano en el culo así que supongo que estamos a mano.
Ella le ignoró, sacó una pastilla muggle para las migrañas, la tomó con un poco de agua y suspiró.
—¿Qué te has tragado? —preguntó Draco con interés.
—No, ahora no —no se creía capaz de empezar algo que seguramente le traería más y más preguntas durante el resto del día —tenemos que ir a hablar con Morgan.
Draco gruñó.
—Si prefieres irte puedo ir yo a hablar con él.
—Ya estoy aquí —dijo con una mueca de fastidio —iremos.
Hermione sonrió débilmente, sacó un trozo de pergamino, garabateó unas líneas para inefable y con la varita lo convirtió en un pequeño avión que salió por la puerta a toda velocidad.
La respuesta de Atwater no tardó en llegar.
Quince minutos en la Bruja Bizca, en Godric Holow.
M.A
