Hola! Lo primero avisar que de viernes a martes estaré de viaje así que no podré actualizar, voy a intentar compensarlo actualizando estos días todo lo posible!
mariapotter2002: Amiga, ahora vas a tener que apechugar, me he relajado jajajaja no te haré esperar demasiado pero sí un poquitín.
Besos y abrazos
AJ
Amenazas
Llegaron al punto de aparición de Godric Hollow con tiempo suficiente para caminar hasta la vieja y mugrienta taberna en la que Morgan les había citado.
—Ese sitio —dijo Draco señalando la entrada a un pequeño local que se veía muy nuevo y elegante, con un bonito cartel y una puerta roja labrada con intrincados diseños rúnicos —es la Banshee Gritona. Acaban de abrir hace apenas unos meses según Blaise. Vine con los chicos al poco de llegar a Londres. Es elegante, limpio, con buena comida y bebida… pero Atwater tenía que llevarnos al bar más viejo y cutre de este puto pueblo.
—Este pueblo es un sitio lleno de historia mágica y es hermoso, Malfoy —espetó Hermione — ¿Sabías que aquí vivieron los Dumbledore? ¿Y que aquí vivía Harry cuando Voldemort mató a sus padres? Las ruinas de su casa siguen aquí como recuerdo y homenaje. Además —continuó con aquel tono de sabelotodo que a Malfoy le crispaba los nervios — Morgan ha buscado un lugar con poca gente donde podamos pasar más desapercibidos. Creo que ir a un sitio de moda no seria muy inteligente… —dejó la frase en el aire con las implicaciones que ella tenía.
Draco no estaba seguro de qué le molestaba más, si la forma directa en la que le había llamado idiota o el modo en que se refería a Atwater todo el rato, con esa mezcla de admiración y confianza que no sabía de dónde coño había salido. Además él seguía siendo Malfoy según le convenía pero aquel cretino siempre era Morgan.
—Allí —dijo decidiéndose por ignorar sus palabras para tener la fiesta en paz cuando vio el antro mugriento al que se dirigían.
—Perfecto —musitó ella.
¿Perfecto? Pensó Draco mirando la pared de piedra llena de musgo y humedad y la puerta de madera mohosa entreabierta.
Empujó con el pie ese tronco laminado que quizás había sido una puerta cuando su abuelo Abraxas estaba en Hogwarts y le cedió el paso a Granger con una burlona reverencia.
Entraron al bar que era muy parecido al Cabeza de Cerdo aunque, según había oído, la comida sí era más que decente y el whisky de fuego bastante aceptable.
Atwater ya estaba allí y se levantó cuando Granger llegó a la mesa.
—Hermione —dijo con una pequeña sonrisa que Draco quiso borrarle de un puñetazo sin saber muy bien por qué.
Se observaron con ambivalencia, midiéndose con la mirada y Malfoy pensó que simplemente le caía mal y por eso sentía el impulso de molerle la cara a golpes, solo era por eso, nada más, seguro.
Se sentaron y realizaron sus peticiones al camarero, Hermione una cerveza de mantequilla, Morgan una copa de Hidromiel y Draco un whisky de fuego.
—Nunca había estado aquí —dijo Hermione tratando de entablar conversación al ver la tensión entre ambos hombres.
—Tienen una empanada de Cornualles espectacular y la tarta de melaza es la mejor que he probado —dijo Atwater sin apartar sus ojos oscuros de la castaña —no es elegante pero lo regenta un matrimonio que, si no recuerdo mal, vivían al lado de los Potter. Tal vez tu amigo Harry quiera conocerlos, me parece que James Potter y sus amigos pasaban mucho tiempo por aquí.
—No me sorprende —murmuró Draco apoyando las manos en sus piernas para no tocar la mesa.
—¿Demasiado sencillo para ti, Malfoy? ¿Quizás necesitas mantel de seda de acromántula, vajilla de plata y cristalería de las veelas de Bohemia para sentirte cómodo?
—Me vale con un poco de limpieza, en realidad.
Morgan levantó el labio superior en una mueca muy Malfoy.
—Seguro. Bien, creo que es mejor si empezamos a hablar en lugar de perder el tiempo. Creo que es hora de contaros quien es Selwyn Chadburn.
—¿El pocionista de Nueva York? —preguntó Hermione.
Morgan asintió.
—Si has leído los informes, como creo que has hecho, habrás visto que Chadburn era un mago mediocre que estudió en Hogwarts conmigo. Era un Hufflepuff que únicamente sobresalía en Pociones y Herbología. Nunca creí que fuera siquiera a superar sus TIMOS porque era un inútil con la varita en general.
—Debe ser primo de Longbotton —masculló Draco.
—Eres un imbécil. Neville es profesor en Hogwarts ¿Qué eres tú ya que estamos? —espetó Hermione cuando le escuchó insultar a uno de sus amigos más cercanos.
Draco la miró como si fuera una cucaracha a la que espachurrar y le dio un apretón a la rodilla bajo la mesa que quería decir ¿Eres tonta? Supuestamente estamos muy enamorados.
Suspirando, como si no hubiera querido ahogarla un segundo atrás, vació su rostro de cualquier expresión de molestia y sonrió de una forma que, según Hermione, daba escalofríos porque Draco Malfoy fingiéndose enamorado era escalofriante, más bien terrorífico.
—Amor —besó su mejilla casi sobre su oreja —Puk —susurró muy bajito — soy el que te hace temblar cada noche, no lo olvides.
Ella se puso completamente roja, carraspeó y le empujó cariñosamente con el hombro.
—Draco ahora no, sabes que estos días estoy algo nerviosa.
—Brujas —dijo Draco a Morgan — ¿Quién las entiende cuando tienen ese humor tan voluble?
—Por supuesto —respondió él con aquella mirada oscura y profunda que Draco odiaba con toda su alma —como os decía antes de esta encantadora interrupción, Chadburn era un mago mediocre que aunque no se presentó a los EXTASIS siguió practicando y elaborando pociones, investigando con la mezcla de nuevos ingredientes. La Brigada de Aplicación de la Ley Mágica le puso en busca y captura tras una serie de incidentes y denuncias por lo que dejó Inglaterra y terminó en Estados Unidos. El MACUSA solicitó una colaboración conjunta y el Ministerio me envió a Nueva York. Pasé allí casi cuatro años.
El camarero les puso las bebidas sobre la mesa junto con unos trozos de empanada de Cornualles. Los tres dieron un trago de su copa y, mientras Morgan hablaba, Draco cogió un trozo de empanada y lo mordisqueó, reconociendo para sí mismo que, efectivamente, estaba muy buena.
—El Departamento de Investigaciones Mayores en colaboración con la División de aurores, la Oficina General de Vigilancia Encubierta y Obliviación y el Departamento de Drogas Aplicadas a la Comunidad No-Maj, formaron un escuadrón en el que fui incluido. Nos ocupamos durante este tiempo de desarticular una red de narcotráfico liderada por Chadburn y un capo de la mafia muggle, Kirk Stone.
—No era tan idiota como parecía, después de todo —dijo Hermione.
Morgan levantó su vaso en un silencioso brindis.
—No. Era un mago inútil y vulgar, pero al parecer no tan tonto cómo todos creímos.
—¿Qué tiene que ver esto con mi madre y con el BR? —preguntó Draco tras limpiarse discretamente las migas de los labios con los dedos ya que no había ni una triste servilleta de papel.
—La paciencia —dijo Morgan paladeando las palabras como si fueran un delicioso sorbo del mejor de los vinos — es una virtud en la que deberías instruirte, Malfoy.
—No veo la necesidad —espetó él.
—No, ya lo veo. Pues pese a todo el trabajo que realizamos y pese a conseguir nuestro objetivo y desarticular a la banda, dejando en bandeja a Stone para los muggles, Chadburn escapó. Llegó a nuestros oídos que dejó Estados Unidos. La inteligencia le cree ahora mismo en Sudamérica, pero es imposible comprobarlo, no volvimos a oír noticias sobre él o sobre cualquier tipo de negocio sucio que hubiera podido comenzar en todos estos años. Si está allí se está comportando de forma absolutamente legal y mantiene un perfil bajo. También existía la posibilidad de que que alguno de sus antiguos socios lo hubiera asesinado. Ese mundo es duro y peligroso, los muggles no se andan con tonterías.
—¿Y ahora has vuelto a oír hablar de él? —preguntó ella.
—Más o menos. Potter ha tenido una interesante reunión con un miembro del BR esta mañana y me he enterado de que el señor Spinster ha cantado como un jilguero los nombres de varios de sus compañeros de fechorías.
—¿Cómo es posible que te hayas enterado? —preguntó Hermione dejando su vaso — Recibí tu nota minutos después de que acabara el interrogatorio de Harry.
Él solo sonrió
—La información es un bien muy valioso, Hermione y el Ministerio tiene ojos y oídos por todas partes, no lo olvides.
—¿Qué sabes de Timothy Spinster? —preguntó de nuevo ella con un gesto displicente de la mano.
—¿El de mantenimiento? Absolutamente nada pero sí sé de una de las brujas.
Hermione cerró los ojos, intentando recordar lo que Spinter había dicho y lo que acaba de contar Morgan. Buscó el posible vínculo y lo encontró en menos de un minuto.
—Adalid Rymer —dijo de pronto — la bruja que experimentaba con hierbas y venenos mágicos. Trabaja para San Mungo pero no en plantilla, abastece al hospital con pociones pero trabaja como una especie de pocionista externa, ella es el vínculo con Chadburn ¿Verdad?
—Impresionante —Morgan observó a Granger durante largo rato — empiezo a entender por qué creen que llegarás a Ministra de Magia y por qué te llaman la bruja más brillante. Exactamente. Ella es la hermana de Chadburn.
—¿Su hermana?
—Chadburn es un mestizo, su madre era muggle y cuando su padre murió ella volvió a casarse. Con miedo de volver a pasar por la experiencia de tener un hijo mago, decidió que no quería saber nada más de este mundo y su siguiente marido fue un muggle normal y corriente. No obstante su hija, Adalid, también es una bruja.
—¿Y crees que Chadburn puede estar metido en todo esto? —preguntó Draco
—Si involucra a su hermana es muy posible, ella es el único punto débil de Chandburn. Si está vivo está metido hasta el fondo.
—Harry la tendrá detenida hoy mismo si todo sigue el cauce habitual —añadió Hermione.
Morgan se cruzó de brazos.
—No la van a detener —dijo sin apartar la mirada de la chica
—¿Cómo estás tan seguro?
—Ella es la clave para dar con Chadburn y, probablemente para desarticular el BR, en el momento en que capturaron a Spinster desapareció.
Draco se tensó.
—¿Y cómo supo que detuvieron a Spinster, Atwater?
—A veces hay que sacrificar peones para lograr dar jaque al rey, Malfoy. Deberías saberlo después de estos años trabajando conmigo.
Malfoy bufó sin un ápice de elegancia.
—¿Trabajando contigo? No no, ¿Dándote masticadas las cosas? Puede ser ¿Haciendo el trabajo que los inefables no sabéis hacer? También.
—Es sorprendente que la arrogancia de los Malfoy sigan viva, después de todo.
Hermione sujetó el brazo de Draco cuando vio que iba a sacar su varita.
—Cariño, no es el momento ni el lugar —se puso en pie —Gracias por compartir la información, Morgan. Espero que podamos seguir una misma… línea en esto y podamos continuar colaborando con las mutuas averiguaciones.
—Cuenta con ello, Hermione.
Ella salió de la Bruja Bizca tirando del brazo de un furioso rubio que estaba tan tenso como la cuerda de un árbol. Sabía que en cuanto estuvieran solos iba a explotar y preferiría que eso sucediera en privado por lo que se dirigió rápidamente al punto de aparición y, sin soltarle, los apareció en el salón de su pequeño apartamento.
Se apartó de él, poniendo la suficiente distancia entre ellos y esperó la explosión que sin duda iba a tener lugar.
Malfoy respiraba con inhalaciones rápidas y profundas, como si estuviera intentando controlarse. Inhalaba, mantenía el aire dentro de los pulmones y exhalaba sin dejar de mirarla con sus turbulentos ojos grises llenos de recriminaciones.
Hermione rompió el contacto visual al ver, por el rabillo del ojos que sobre la barra de la cocina americana había algo que no estaba allí por la mañana, algo que ella no había dejado allí.
Abrió desorbitadamente los ojos y se llevó las manos a la boca.
—Granger… —empezó Draco.
—Oh Dios mío —ella ni siquiera le miró.
—Vas a tener que escucharme quieras o no, la próxima vez que…
—¡Draco! —señaló un pequeño paquete cuadrado envuelto en papel de embalar tosco y marrón.
—¿Qué ocurre?
—Han entrado aquí —susurró, espantada —Han entrado en mi casa.
Draco se puso en guardia, sacó su varita y se acercó a ella en un par de zancadas.
—¿Cómo lo sabes?
—Mis protecciones son extremas —dijo ella —únicamente Harry, Ron y tú tenéis permisos para acceder, nadie, ni siquiera Ginny puede hacerlo sin avisar. Harry y Ron no han dejado eso ahí y tú tampoco. El papel de la carta que hay encima es exactamente igual al de las amenazas de Blaise y Theo. Han estado aquí —aseguró.
Draco se acercó al paquete y lanzó varios hechizos para asegurarse de que no eran objetos peligrosos.
—¿Quieres llamar a Potter?
Ella negó.
—Solo le avisaré. Puedo hacer yo misma un registro efectivo y válido de la casa, como personal de Alto Nivel del Departamento de Seguridad Mágica está dentro de mis funciones si así lo decido. Harry puede venir después. Con dar el aviso será suficiente.
Envió un patronus al Jefe de Aurores y pasó por cada habitación realizando complejos hechizos de detección para ver si había algún leve rastro de magia en la zona que les diera un indicio de quién podría haber entrado o qué podrían haber hecho.
—No hay nada —dijo con un suspiro de frustración cuando hubo terminado —bien —miró a Draco cuadrándose de hombros —veamos qué es lo que quieren.
Al ver cómo las manos de la bruja temblaban y sin querer pensar demasiado en por qué aquello le perturbaba, Draco cogió sus dedos y los apartó con suavidad.
—Yo lo haré.
Hermione no quería parecer una tonta pusilánime pero le dejó porque realmente agradecía no tener que hacerlo ella misma.
Aferró la varita con fuerza, se retiró el pelo del rostro y esperó.
Draco apuntó la varita hacia sus manos y éstas se cubrieron hasta las muñecas con una película trasparente, como si unos finísimos guantes se adhirieran a su piel pálida. Ella se recriminó mentalmente por haberse olvidado de algo tan básico y contempló como los dedos largos y elegantes de Malfoy cogían la carta. Miró el sobre al trasluz y murmuró un par de hechizos que Hermione no conocía antes de abrirlo.
—¿Quieres que la lea yo? —preguntó sacando el pergamino doblado.
—Sí
Draco lo hizo por encima y apretó los dientes hasta que sintió que crujirían sus mandíbulas.
—Hijos de la grandísima puta —exclamó en un violento susurro.
—Déjame verla —inspirando hondo y recuperando su fortaleza, Hermione cubrió también sus manos y tomó el papel.
La sangre pura del mortífago te contamina.
Ahora sí eres una impura
Traicionas al nuevo orden que debe establecerse
Pero cuidado, hasta los héroes caen
¿Gritarás tanto como la señora Malfoy cuando vayamos a por ti?
¿Será capaz tu amante mortífago de encontrarte?
Te respetaba pero ahora…
Él pagará con sus pecados, le quitaremos todo lo que es importante,
le arrebataremos todo lo que quiere.
La muerte de su padre, la pérdida en vida de su madre…
¿Crees que te querrá después de que acabemos contigo?
¿Qué crees que le haremos a su amante?
Tic Tac, tu hora se acerca.
Hermione tragó saliva y leyó tres veces la nota, decidiendo que volvería a ella más adelante. Con un hechizo de duplicidad hizo una copia del pergamino y lo guardó entre la documentación de la investigación. Se sentía tan avergonzada que ni siquiera podría mirar a Malfoy a los ojos. ¿Había malinterpretado las palabras? Era una amenaza sutil y rebuscada pero a ella le pareció muy clara.
—El paquete —le dijo sin girarse hacia él intentando no derrumbarse. Había pasado cosas mucho peores —veamos que hay dentro.
—Yo lo haré —repitió el rubio.
—No —ella respiró profundamente y se acercó con arrojo —puedo hacerlo. No dejaré que estos cabrones me hagan sentir mal, he enfrentado cosas mucho peores que las amenazas, empezando por hombres lobos, carroñeros, magos tenebrosos y torturas varias.
Draco se estremeció cuando escuchó de nuevo los gritos.
La sangre, los gemidos de Hermione, los chillidos histéricos de la tía Bella…Respiró e inspiró recordándose que no era el momento de perder el control. Recurrió una vez más a la oclumancia y sintió como los latidos de su corazón se ralentizaban poco a poco.
Con un diffindo, Hermione rasgó el papel de embalar y miró la caja de Parsini´s que tenía delante.
—He cambiado de idea —dijo sin apartar la vista del objeto —llamaré a Harry.
Su nutria salió de nuevo en busca de Harry y Ron.
—No me voy a ir —espetó Malfoy cuando finalmente ella le miró —No lo pienses ni por un maldito segundo Granger.
Se dijo que era por la investigación, por su madre, por saber que coño estaba pasando, por su amiga Pansy, por la posibilidad de que la implicaran en esto. No tenía nada que ver con que ella hubiera temblado y con que la estuvieran amenazando porque pensaban que eran amantes. No era preocupación de ningún tipo.
—Weasley piensa que estamos juntos, Granger ¿No crees que sería extraño que no me hubieras llamado a mi en primer lugar? ¿Qué no estuviera contigo?
—No iba a pedirte que te fueras. Es solo que… ¿Crees que la amenaza habla de…? —tragó saliva —lo escribió un hombre ¿Verdad?
Malfoy apretó los puños y sintió todo su cuerpo en tensión. Podría reconocer, al menos para sí mismo que tenía ciertos instintos posesivos hacia Granger, podría ser derivado de aquel encuentro caliente que habían compartido en la fiesta del Ministerio o fruto del tiempo que habían pasado juntos. Entre ellos había cierto vínculo en el que no le gustaba pensar demasiado pero Granger le caía bien, se había apegado a ella ligeramente, quizás empezaban a ser amigos en cierto modo y esa puta amenaza estaba haciéndole hervir la sangre. Realmente sentía deseos de matar a quien quiera que hubiese sido su autor.
—Sí —siseó entre dientes —no te va a tocar —su voz sonó oscura y peligrosa.
Hermione se acercó más a él y le agarró la mano. Habría deseado echarse en sus brazos y que la abrazara del modo en que ella le abrazó aquella noche en la que Draco le mostró un poco de sí mismo, aquella noche de confesiones en la oscuridad y pesadillas.
Peor no lo hizo, solamente tomó su mano buscando un poco de consuelo y sintió el alivio recorrerla de arriba abajo cuando él le dio un pequeño apretón.
Se mordió el labio y se estremeció.
—Maldita sea —murmuró Draco tirando de ella hacia él.
Hermione ahogó un sollozo cuando sintió el cuerpo de Draco rodearla, cálido, firme y protector. Sin entender muy bien el motivo se sintió segura allí, se sintió reconfortada. Le rodeó la cintura y le devolvió el abrazo apretando la mejilla contra su pecho.
—No te va a tocar —repitió Malfoy apoyando la barbilla en su cabeza.
Ella solo suspiró y se relajó contra él, absorbiendo todo lo que pudo de su fuerza y su seguridad. El olor a sándalo y petricor inundó sus fosas nasales y cerró los ojos disfrutando de aquel íntimo contacto que tocó una parte de ella que hasta entonces poca gente había rozado.
Se estaba encariñando con él y aunque sabía que era una locura, se abrió a la necesidad de consuelo y dejó que la invadiera aquella extraña sensación de calma que la hacía flotar. Era irreal, insólito y posiblemente inadecuado pero necesitaba a Draco Malfoy en ese instante y se aferró a él como si fuera el ancla que le impedía naufragar en medio de una enloquecida tempestad.
Cuando Harry y Ron llegaron los encontraron justo así, encajados, adheridos el uno al otro como dos piezas de un puzzle perfectamente unidas, abrazados en mitad del pequeño apartamento de Hermione.
—¡Mis ojos! —Ron boqueó y se tapó ambos ojos con las manos —Merlín Harry dime que no están ahí morreándose o algo así porque no puedo con ello —hizo un gesto con la boca como si fuera a vomitar —ya es malo pensarlo pero verlo ¡Puag! Voy a tener pesadillas durante un mes.
Hermione se separó de Draco lentamente y puso los ojos en blanco
—Corta el rollo Ronald. No sé cómo puedes seguir siendo tan dramático e infantil.
Draco sonrió, disfrutando de la forma en la que Granger aún ponía a la comadreja en su lugar, era estupendo cuando su furia no se dirigía hacia su persona y disfrutó de la mirada maliciosa de la castaña. Era aún más bonita cuando estaba enfadada.
Dejó de sonreír cuando se dio cuenta de lo que estaba pensando y se cruzó de brazos dando un paso atrás, alejándose del trío dorado.
—¿Qué ha pasado?
Potter, quien parecía haber entrado en la madurez con mucho más aplomo que su amigo pelirrojo, ni siquiera hizo un comentario al respecto de la imagen que habían dado los dos abrazados, se limitó a saludarle con un asentimiento y se enfocó en su mejor amiga que se veía aún un poco pálida.
—Han estado aquí —le tendió la carta.
Harry, acostumbrado como estaba a las escenas de crímenes por su trabajo, no dudó en cubrirse las manos antes de tocar la prueba.
La leyó en silencio
—¡Maldita sea!
Leyó la amenaza en voz alta y Ron maldijo coloridamente antes de acercarse a abrazar a Hermione.
—No te van a tocar
Draco hizo una mueca al escuchar las mismas palabras que él había dicho de la boca de la comadreja pelirroja y dejó de mirarles. Que estuviera allí sobando a la castaña le empezaba a provocar unas sensaciones desagradables y unas irreprimibles ganas de ponerle a vomitar babosas solo por recordar viejos tiempos.
—Hay más —dijo Hermione apartándose de los brazos de Weasley justo a tiempo de salvarle de la maldición que Draco tenía en la punta de la lengua —eso.
Señaló el paquete que había sobre la encimera
—¿Qué es? —preguntó Ron —¿Por qué es una caja regalo de la tienda de Parkinson?
—Atrás —Harry puso un brazo por delante de sus amigos y les conminó a alejarse.
—Hemos escaneado todo y no parece peligroso, Harry —dijo Hermione
—Parece estar limpio —añadió Malfoy
—Puede ser —dijo Potter sacando la varita.
Hizo varios arabescos en el aire y envió un par de hechizos que hicieron brillar el contorno de la caja en color azul claro.
—No es explosivo, ni líquido. Pero estamos teniendo en cuenta todas las opciones. Hermione necesitamos estar seguros de que lo que haya ahí dentro no sea cualquier toxina o virus mortal que pueda ser inhalado.
—Pero esas amenazas son muggles —dijo ella.
—Por eso Hermione —Harry la miró a través de los cristales torcidos de sus gafas —tú fuiste quien vio la pauta. Cuchillo, pistola…
—Elementos muggles —susurró —está bien, tienes razón. No podemos correr el riesgo, no sabemos qué nexos con el mundo muggle tienen —recordó la historia de Chadburn y decidió que el punto de Harry era más que válido —¿Encantamiento casco burbuja? —preguntó
—Podría servir —se giró a los otros dos —encantamiento casco burbuja si queréis seguir en esta casa
Todos se lo colocaron sobre el rostro mientras Hermione dibujaba una runa de protección con la varita. Con un pequeño golpe se extendió, rodeándoles en una enorme pompa.
—¿Qué demonios ha sido eso? —preguntó Malfoy.
—Ella a veces da miedo —susurró Weasley como si compartiera un secreto —a veces creo que quiere tomar el relevo de Dumbledore.
—He estado… estudiando ciertas permutaciones entre hechizos, probando las posibilidades de hacerlos interactuar con las runas a un nivel físico elemental.
—Ya empezamos —murmuró Ron dando un codazo a Harry.
—¿Has creado un hechizo mezclando conjuros protectores con runas? —preguntó Malfoy que parecía ser el único que la había hecho caso o la había entendido.
—No solo protectores —respondió ella.
Draco solo la miró con algo que podría ser admiración en los ojos. Hermione se sonrojó.
—Pffff ¿Podéis dejarlo ya? —preguntó Ron sintiéndose de nuevo incómodo —a lo que estamos
—Sí, perdón —Hermione lanzó algún otro hechizo protector y se giró a Harry —bien, si conseguimos abrir cada uno de los horrocruxes y destruirlos, creo que podremos con esto.
—En realidad —respondió Harry —únicamente tuvimos que abrir el guardapelo.
—Técnicamente el libro también, Harry —añadió Ron.
—Está bien, ya me entendéis. Ron eres único estropeando "momentos" —dijo abriendo y cerrando comillas con los dedos
—¿Yo? —se señaló así mismo con un gesto grandilocuente —¡Pero si ha empezado Harry!
—Suficiente — exclamó Draco callándoles a ambos.
—Gracias —masculló Harry mirando de reojo al rubio.
—Traidor —susurró Ron.
—Yo lo haré. Supongo que ser el Jefe del Cuerpo de Aurores me da ese honor —sonrió con ironía y abrió la caja sin pensarlo dos veces.
—¡Joder! —miró el interior incapaz de asimilar lo que estaba viendo.
Cuando Hermione se acercó tras Harry y se asomó, comenzó a gritar.
