Hola!
superjunior15: Ya voy a quitarte la intriga! xD
giulianacontesso: ¿Quién dijo miedo? Espero que no te decepcione el cap.
Besos y abrazos
AJ
Cicatrices
Draco sujetó a Hermione antes de que ésta pudiera aparecerse.
—¡Basta! ¡Quieta maldita sea! ¡Sufrirás una despartición en este estado.
Ella luchó contra él, le sentía tras ella, con el cuerpo pegado completamente a su espalda, rodeándola con los brazos para sujetar sus muñecas.
Se debatió, sollozando.
—Tengo que ir —dijo con voz entrecortada —tengo que ir.
Pansy y ella se habían ido acercando un poco y, para su sorpresa, la amistad había surgido de forma rápida. Nada quedaba de la bruja adolescente que quiso vender a Harry para salvar su trasero y la mujer en la que se había convertido, probablemente debido a las experiencias que le habían tocado vivir, era divertida y cercana, astuta y manipuladora, por supuesto, pero no malvada.
La posibilidad de que le hubiera pasado algo la abrumó y le dolió realmente. Sabía que Malfoy tenía razón y que aparecerse en esos momentos solo la pondría en un riesgo estúpido pero era su amiga y no iba a quedarse allí mientras ella podría estar… mientras ella…
Ni siquiera era capaz de pensar en ello sin ponerse a llorar. ¿No habían tenido ya muertes suficientes? ¿No podían vivir sin esta angustia? ¿Acaso el mundo no podía mantener la paz por unos años sin dejar que el odio y los prejuicios volvieran a desembocar una puta guerra?
El ser humano merecía la extinción, ciertamente.
—Por favor Draco, por favor —dejó de agitarse y dejó caer la cabeza hacia atrás hasta apoyarla sobre su hombro —llévame allí. Necesito ir, ella es mi amiga ahora.
Draco maldijo en un siseo. También era su amiga, lo había sido durante toda su vida y estaba tan afectado como Granger, pero respiró hondo y lentamente reparó las fisuras de su muro y miró a Potter, él solo asintió.
—Llamaré a un escuadrón, cuando lleguen iré con vosotros.
—¿Weasley? —preguntó mirando al pelirrojo.
—Iremos los tres —dijo con aplomo acercándose a ellos —será mejor que os lleve yo
Toco apenas con la punta de los dedos el hombro de Malfoy y los tres se aparecieron rumbo a Parisini´s.
El callejón Knocturn bullía de actividad, magos y brujas entraban y salían de los distintos locales, se acercaba la Navidad y algunos tenderos ya empezaban a preparar las decoraciones de sus tiendas. El restaurante del que Ginny le había hablado estaba a reventar, incluso la tetería que, por suerte no se parecía en nada al Salón de té de Madame Pudipié, tenía varios clientes en el interior pese a que era más bien la hora del almuerzo.
—Está cerrado —Hermione se fijó en el cartel que había en la puerta de la tienda de ropa de Pansy —ella nunca habría cerrado estando el callejón lleno de gente.
Intentó abrir la puerta pero los hechizos eran inútiles, tenía protecciones demasiado fuertes.
—Draco ¿Tenéis conectada la red flú?
—No desde que se mudó al apartamento encima de la tienda. Aunque Blaise seguramente…
No le dio tiempo a terminar la frase cuando Harry llegó.
—Eso fue rápido —dijo Ron
—Sí, no era necesario que me quedara allí ¿Qué ocurre?
—La puerta está cerrada —dijo Hermione.
—Está bien —Harry apuntó con la varita al cerrojo y la agitó. Unas chispas doradas y rojas salieron de la punta y con un crack la puerta cedió.
—¿Cómo has hecho eso? —preguntó Draco
—Soy el Jefe de Aurores —dijo con sencillez —el puesto viene con algunos extras.
—Tan justo todo como siempre —murmuró para el cuello de su camisa.
Hermione, al ver que Harry abría se lanzó al interior con la varita en la mano y sin un ápice de sentido de la autoconservación. Potter y Weasley la siguieron de cerca.
—Realmente no soy capaz de comprender cómo salisteis vivos de la guerra.
Draco sacudió la cabeza, levantó la varita y entró tras ellos.
No los vio por ninguna parte ¿Cómo podían ser tan rápidos? Convocó un lumus ya que las ventanas estaban tapadas y no entraba claridad, cerró la puerta y fue hacia la trastienda porque supuso que el trío dorado estaría yendo al apartamento de Pansy.
Esquivó cajas y carritos de ropa llenos de perchas buscando las escaleras entre el batiburrillo de objetos que se encontraban tirados por aquí y por allá. Aquello no era una buena señal. Teniendo en cuenta lo obsesa del orden que era su amiga no concebía que pudiera tener la tienda hecha un desastre.
Escuchó ruido en el piso superior y escuchó el murmullo de las voces de Potter y Granger mientras se acercaba.
—No está aquí —decir Granger con voz aguda —ella no está aquí Harry. ¡Dulce Circe! Está lleno de sangre.
Cuando Draco entró a la habitación de Pansy tuvo que hacer un esfuerzo para no temblar. ¿Qué demonios había ocurrido allí?
Las paredes estaban ennegrecidas allí dónde los hechizos de las maldiciones habían impactado, había cristales y diversos líquidos desparramados por la esponjosa alfombra blanca que recubría casi la totalidad del suelo, cojines desgarrados sobre la cama de sábanas salpicadas de sangre, un cuadro con un paisaje marítimo se sujetaba solo de una esquina y se balanceaba despacio, lentamente, como si se burlara del tiempo imitando el tic tac de un reloj moribundo.
Sintió un golpe en el pecho y se dio cuenta de que Granger se había chocado contra él en su afán de salir de aquella horrible estancia.
—Ey —la sujetó por los hombros y bajó la mirada para buscar sus ojos —está bien —susurró atrayéndola hacia sí en una especie de incómodo abrazo.
Ella se aferró a Draco como si fuera una tabla de salvación en medio de un inesperado naufragio.
No sabía si era ella o él quien más necesitaba el contacto en ese instante, pero se aferraron el uno al otro, consolándose entre estremecimientos y murmullos.
Pudo haber pasado un segundo o una hora cuando Potter se acercó a ellos y apoyó la mano en el brazo de Hermione.
—La encontraremos —dijo dándole un suave apretón.
—Haz tu trabajo aquí, Potter —Draco se apartó de Granger aunque siguió manteniéndola cerca de su cuerpo —nosotros iremos a buscar a Blaise, si alguien puede ayudarnos a buscarla es él, ellos son muy cercanos.
Al escucharle Hermione pareció recuperarse y el brillo de sus ojos regresó.
—Draco eso es… ¡Una idea brillante!
—¿Por qué ese tono de sorpresa? Soy brillante.
La castaña solo sonrió y se aferró a la mano del rubio.
—Vamos —le dijo —visitemos a Blaise.
Cuando llegaron a la mansión de Zabini, el pequeño elfo de enorme y puntiaguda nariz vestido de punta en blanco se apareció frente a ellos con un plop, les hizo una grandilocuente reverencia y les miró con sus enormes ojos brillando de felicidad.
—Bienvenidos a la Mansión Zabini.
—No tenemos tiempo —dijo Draco tomando la mano de Hermione y arrastrándola por el pasillo —¡Blaise! —siguió casi corriendo hacia el despacho de su amigo que estaba vacío —¡Maldita sea! ¡Blaise! ¿Dónde coño estás?
Se dirigió hacia las enormes escaleras que subían a la planta superior y cuando iban por la mitad del camino le vieron salir de una de las puertas abrochándose la camisa con celeridad.
—¿Qué pasa? —se pasó la mano por el pelo que tenía algo revuelto y palmeó sus arrugados pantalones buscando su varita —¿Qué ocurre? ¡Por Merlín!.
—Es Pansy —dijo Draco cuando los tres se encontraron en la escalinata —Es Pansy, Blaise.
El rostro del hombre se demudó y empalideció por completo.
—¿Pansy? —preguntó con la voz más grave de lo normal.
—¿Qué ha ocurrido? —La voz de Theo llegó desde la planta de abajo —He recibido un patronus de Potter diciéndome que viniera aquí cagando leches. — Miró a Hermione como si necesitara comprobar que todo estaba bien con ella —¿Hermione?
—Oh Theo… —sin pensarlo bajó las escaleras de nuevo y se lanzó a los brazos del chico que la rodeó antes incluso de que se echara sobre él con un sollozo —Es Pansy Theo, Pansy ha desaparecido, le han hecho… algo.
—¿Cómo que le han hecho algo? —preguntó Blaise al que aquellas palabras parecían haber sacado de su trance —¿Qué le han hecho? ¿Cómo que está desaparecida? ¿Draco?
El rubio dejó de mirar a Granger y Theo con un esfuerzo sobrehumano y se giró de nuevo hacia Zabini, recordándose que ella podía hacer lo que le diera la gana ya que su relación era ficticia y que lo único que habían compartido fueron unos besos calientes y unos toqueteos algo lascivos.
—Granger recibió una amenaza.
Theo se soltó del agarre de Hermione y la sujetó por los antebrazos poniéndola a un palmo de distancia para mirar su rostro.
—¿Una carta? —preguntó. Ella asintió —¿Qué decía?
—Eso no importa ahora —respondió ella alejándose un poco de Theo —lo que importa es que vino junto a una caja. Una caja de regalo de Parsini´s.
—Dentro de la caja —continuó Draco viendo que Ganger no era capaz —había un… un dedo —sintió la forma en la que el cuerpo de Blaise se estremecía a su lado.
—¿Y creéis que es de Pansy? —preguntó Theo que ya estaba analizándolo todo —¿Por qué estáis seguros que es suyo?
—Las uñas —dijo Hermione —el lunar que tiene en el borde derecho y… y el… el anillo.
—El anillo de la P y la serpiente —murmuró Blaise.
—Sí —dijo Draco —además fuimos a la tienda y el apartamento estaba echo una mierda
—¡Draco! —exclamó Hermione.
—Las cosas son como son, expongo los hechos nos gusten o no. No tenemos tiempo de paños calientes. No si queremos encontrarla. El resumen es que Granger ha recibido una amenaza junto con un dedo de Pansy y teniendo en cuenta cómo se las gasta el BR últimamente más nos vale a todos poner nuestro cerebro a trabajar antes de que le pase algo.
—Sé cómo encontrarla —dijo de pronto Blaise bajando hacia donde estaban Hermione y Theo. Draco le siguió —tengo algo que nos ayudará.
Mientras se dirigían al despacho la puerta por la que Blaise había salido antes se volvió a abrir y una semidesnuda rubia asomó la cabeza.
—¿Z? ¿Vas a volver? —preguntó con una suave voz ronroneante.
Hermione se sonrojó y aceleró el paso alejándose de allí tan rápido como pudo.
—Creo que le hemos cortado el rollo —le dijo a Theo quien solamente elevó una ceja mirando al moreno.
—No —dijo mirando hacia arriba —vístete y vete a casa. Puedes usar la red flú.
—Pero Z…
—No es un buen momento Misty
Se alejó con sus amigos ignorando el golpe que dio la bruja al cerrar la puerta descargando sobre ella todo su mal humor.
—Hechicé varias de sus cosas —dijo cuando entró detrás del resto al despacho.
—¿Qué cosas? —preguntó Hermione.
—Algunas horquillas, un colgante, unas gomas de pelo, un reloj…
—Oh Merlín —dijo Theo con regocijo —¿Por qué diablos?
Blaise se encogió de hombros.
—Protección, somos amigos. No quiero que le pase nada, viviendo sola en mitad del Callejón Knocturn… Cuando se fue allí puse los hechizos de rastreo en muchas de sus cosas por seguridad, quería saber que no le pasaría nada.
—¿Tengo yo también algún hechizo? —Preguntó Malfoy con una sonrisa maliciosa —¿O Theo?
—Vete a la mierda —respondió su amigo sin dar explicaciones —veamos si tenemos suerte y lleva algo encima —sacó un mapa, elaboró el conjuro dibujando pequeños círculos con la punta de la varita y esperó.
El haz de luz señalaba un punto sobre ellos.
—¿Pero qué demonios? —murmuró Blaise repitiendo de nuevo el hechizo.
—¿Qué ocurre? —preguntó Draco
—Según esto ella está aquí —respondió el moreno que parecía confundido.
—Tal vez ella dejó algo aquí, alguna de las cosas a las que pusiste el hechizo localizador.
—No —él carraspeó —ella no ha vuelto a esta casa desde entonces.
Hermione miró a Draco alzando una ceja y él se encogió de hombros. No iba a contar chismes de sus amigos a Granger, si no sabía de lo que hablaba Blaise es que nadie le había contado por lo que no era, ni de lejos, de su incumbencia.
—Entonces ella está aquí —replicó Theo de forma terminante —registremos la mansión ¡Vamos! —tiró del hombro de Zabini —¿Qué estás esperando?
—Nos dividiremos —dijo cuando pareció volver en sí —¡Tipply! —el elegante elfo que siempre estaba pendiente de la red flú se presentó ante él —¿En qué puedo servirle?
—Necesito que reviseis el ala este de la mansión, las habitaciones de servicio, las cocinas y los terrenos. Creemos que la señorita Parkinson está en la propiedad, seguramente herida.
Los ojos del pequeño ser se llenaron de horror.
—En seguida señor
Con un pequeño plop se marchó
—Hermione, arriba, la primera planta… evita la habitación principal, creo que seguirá una muy molesta bruja allí dentro y puedo asegurarte que estábamos solos.
La castaña salió corriendo sin decir nada y Blaise se volvió a sus amigos.
—Theo tú… —carraspeó —¿Podrías mirar tú en las mazmorras, el sótano y las cámaras?
—Por supuesto —Nott se marchó hacia la planta baja
—Busca en esta planta Draco, yo subiré a la segunda y al ático
Se separaron y pasaron más de quince minutos hasta que con un sonorus que reververó por toda la enorme casa, la voz de Theodore llegó a cada uno de ellos.
—¡Está aquí! En una de las cámaras de la señora Zabini, en el jodido sótano. Daros prisa.
Cuando Hermione llegó Theo y Draco ya habían dado el aviso a San Mungo y a Harry, ninguno de los dos quería tocar demasiado a la chica ya que no tenían ni idea de qué le había ocurrido y era de manual no manipular el cuerpo de la víctima.
Hermione, persona de Alto Nivel del Departamento de Seguridad Mágica del Ministero Mágico de Londres, olvidó absolutamente todo cuando vio a su nueva amiga con el rostro magullado, la ropa rasgada, sangre por todas partes y completamente quieta, pálida y sin mover un solo músculo.
—¡Pansy! Oh no, no, no, no ¡Pansy!
Se arrodilló tras la chica y con mucho cuidado cogió su cabeza y la puso sobre sus muslos, buscando el pulso con sus dedos temblorosos
—Vamos, vamos
Se dio cuenta de que la sangre que cubría sus dedos era cálida por lo que no podía estar muerta ¿Verdad?
Respiró, intentando calmar los acelerados latidos de su corazón. Ella había pasado por cosas mucho peores, era capaz de calmarse, tenía que calmarse.
Siendo incapaz de parar el estremecimiento con que se sacudía su cuerpo, se dedicó a calmar su respiración, esperando que de ese modo el ruido atronador de su corazón en los oidos se ralentizara lo bastante para dejarla sentir el pulso de Pansy. Porque tenía que tener pulso, tenía que seguir aquí.
—¿Tiene pulso? —preguntó Draco con la voz gruesa pero calmada.
—No lo sé —seguía temblando ¿Qué diablos le pasaba?
De pronto sintió la mano de Draco sobre su hombro. Presionó el pulgar contra la base de su cuello y la acarició, apretando levemente una y otra vez.
Su cercanía, su contacto o simplemente la forma en la que transmitía seguridad y tranquilidad, consiguieron que Hermione se calmara lo suficiente como para recuperar algo de su seguridad y entereza habituales.
Siguió buscando la arteria y por fin lo encontró, un latido, débil, apenas podía sentirlo pero estaba ahí.
—Está viva.
Theo ya había empezado a realizar hechizos de sanación sobre el cuerpo de Pansy y Draco lo imitó en cuando pudo soltar a Granger.
—Los sanadores no pueden tardar ¿Dónde está Blaise? —Theo miró hacia la puerta —Hermione dile que baje las protecciones, que deje pasar al equipo de medimagos de San Mungo.
Ella corrió hacia el pasillo y chocó contra Blaise que, parado bajo el vano de la puerta, en la más absoluta oscuridad, estremecido, con el rostro macilento, desencajado.
Cuando vio a Hermione comenzó a temblar de manera violenta y entró en la estancia aunque apenas pudo dar un par de pasos antes de caer de rodillas y vomitar.
—¿Blaise? —Hermione no sabía qué hacer —¿Chicos?
—Maldita sea —Theo se acercó a su amigo y le levantó —Vamos colega, es mejor que no estés aquí.
—Pansy… —susurró sin fuerzas, apenas revolviéndose en los brazos de Theo
—Va a estar bien —dijo clavando los ojos a Hermione quien asintió
—Claro que sí, saldrá de esta Blaise, Pansy se pondrá bien —y ella esperaba con todas sus fuerzas no estar mintiendo.
Se acercó a Draco que había terminado de sanar las heridas que podía ver
—¿Fue aquí? —le preguntó —Fue aquí donde estuvo Blaise ¿Verdad?
El rubio asintió con brusquedad sin mirarla, estaba tenso y solo pareció relajarse un poco cuando Harry llegó acompañando al equipo médico de urgencias de San Mungo.
—Hemos curado las heridas sangrantes —dijo a una de las sanadoras que se arrodilló ante Pansy —tiene pulso leve, tenía cortes en el estómago, los brazos, el cuello y las piernas. He intentado curarle el rostro pero no soy bueno con los hechizos curativos ella…
—Está bien —la bruja le dedicó una pequeña sonrisa profesional —nos ocuparemos de ella.
Cuando se fueron solamente quedaron Harry, Hermione y Draco en el sótano.
—¿Dónde está Ron? —preguntó Hermione.
—George le pidió que fuera a la tienda, estábamos llegando al Callejón Diagón cuando recibí el aviso de Nott —se pasó la mano por el rostro con gesto cansado, descolocándose las gafas —¿Cómo la habéis encontrado tan deprisa?
—Blaise puso hechizos de localización a sus cosas —respondió Hermione sacudiendo la cabeza con algo de estupefacción.
—¿A sus cosas? —preguntó Harry sin saber muy bien qué pensar.
—A todo su jodido guardarropa seguramente —masculló Draco que acababa de guardar su varita y se pasaba las manos por el pelo con exasperación —y aunque puede parecer que está un poco loco, menos mal que lo hizo porque aquí nadie baja nunca. Jamás. Podría haberse convertido en polvo y nadie la hubiera encontrado.
—¿Por qué nadie baja aquí? —preguntó Harry.
—¿Lo preguntas como auror?
Ambos se quedaron mirándose durante más de un minuto.
—No —dijo Harry finalmente —lo pregunto porque la investigación principal va a basarse en las evidencias y, a priori, Pansy ha aparecido en el sótano de la mansión de Zabini. ¿Necesitas que te recuerde que Cullimore es parte de la acusación en cualquiera de los casos que lleguen al Wizengamot? Necesito presentar un informe impecable en el que quede claro que el lugar en el que ella ha aparecido no tiene absolutamente nada que ver con Zabini. No queremos que Cullimore ponga las garras en ninguno de vosotros Malfoy. Es un cabronazo.
—Lo sé —Draco suspiró —Blaise pasó un tiempo aquí abajo… retenido por su madre. En la época en la que me marcaron. Ella quería protegerle pero digamos que no era la persona más maternal del mundo y el ¿Cómo lo llamaste Granger? ¿Transtorno de estrés traumático?
—TEPT —dijo ella —Transtorno de Estrés Postraumático
—Bien, ese transtorno hace que le sea imposible bajar aquí. Hoy lo hizo y eso —dijo señalando el vómito de al lado de la puerta —es el resultado. ¿Cómo podría él haberla traído aquí?
—¿Y por qué puso rastreadores en sus cosas?
Draco puso los ojos en blanco
—Porque está enfermo y es un idiota. Tienen una extraña relación de amor odio que han llevado a los extremos más absolutos. Comparten negocios y en su día compartieron algo más… no sabemos qué ocurrió pero Pansy dejó de venir aquí y apenas le dirige la palabra, cuando lo hace es la cortesía personificada, casi como si fueran simples conocidos.
—¿Hace mucho de eso?
—Yo no vivía aquí cuando ocurrió, me enteré por una de las visitas de Blaise, hace al menos dos años.
—De todas formas Harry —intervino Hermione —Blaise tiene coartada.
—¿De veras? —preguntó pareciendo repentinamente más relajado
—Sí, en forma de bruja rubia y curvilínea. Cuando llegamos estaban en la habitación de Blaise y sinceramente no creo que estuvieran jugando al ajedrez mágico.
—Bien, eso es genial. Iré a ver si puedo hablar con ella.
—Él la invitó a irse —añadió Malfoy
—No se fue —Hermione resopló —creo que tenía la intención de quedarse allí esperando por él, cuando pasé por la puerta al bajar aquí ella seguía medio desnuda en la cama. Y no lo sé porque sea una cotilla —continuó cuadrándose de brazos —dejó la puerta abierta.
—Perfecto. Iré a tomarla declaración y hablaré con Zabini.
—Yo voy a San Mungo —dijo Hermione
—Te acompaño —respondió Draco.
Pansy no tenía parientes por lo que la perra del infierno que había en admisiones no quiso ni oir hablar del tema.
Solo familiares, dijo con aquella cara de bulldog enrabietado.
—No tiene familia —exclamó Hermione perdiendo los papeles mientras sacaba su acreditación ministerial —Soy Hermione Jane Granger y si no me dejas entrar ahí a ver a mi amiga, vas a salir de este puesto de trabajo así —chasqueó los dedos —¿Eres consciente de que tras la abolición de las leyes que daban ventajas económicas y sociales a los sangre pura hubo unas aprobaciones paralelas que buscaban mantener la igualdad y eliminar los prejuicios? ¿Eres hija de muggles, Betty? —preguntó mirando el cartelito con el nombre en la túnica verde —¿Esta negativa a dejarnos pasar a visitar a una enferma que ha sido atacada violentamente se ve empañada por el hecho de que es una sangre pura y estás utilizando tu rango en el hospital para dejarla aislada y sola?
La mujer boqueó sin saber qué decir.
—Dame tu nombre, tu número de trabajadora, quiero tus datos Betty —sonrió de una forma sibilina que Draco nunca le había visto antes —veremos a ver que pasa cuando hable con Kinsgley sobre esto.
—Habitación trescientos veinte —susurró mirando hacia la gente que se había detenido a observar.
—Buena decisión
Sin mirar atrás Hermione atravesó las puertas y subió las escaleras casi a la carrera.
—Granger, a veces das auténtico miedo.
—Soy miembro del Ministerio. Yo tengo derecho a pasar, le expliqué que es parte crucial en un caso en investigación y me pidió una orden ¡Una orden! No quería dejarnos pasar. De hecho no necesito sus datos, en cuanto llegue a mi despacho voy a investigarla, no permitiré que se vuelva a llegar tan lejos como se llegó en el pasado. No permitiremos prejuicios de sangre de ningún tipo nunca más.
—Cuando seas Ministra de Magia el mundo mágico temblará —dijo con ironía.
—Vaya Malfoy ¿De veras crees que una hija de muggles puede llegar a ser Ministra?
Él solo sonrió y entrecerró levemente los ojos.
—Sin lugar a dudas tú llegarás a serlo.
Hermione no supo que responder a eso así que decidió mantener silencio y buscar la habitación trescientos veinte. Cuando llegaron un sanador salía de allí.
—¿Cómo está? —preguntó acercándose a él.
—Se recuperará —respondió él comprobando algunos pergaminos que llevaba en la mano —el señor Potter nos envió el miembro que había sido extirpado y pudimos unirlo de nuevo. Llevará un tiempo el averiguar si el cuerpo no rechaza la reimplantación pero no suele ser un problema. Tenía varias heridas internas en el hígado, estómago y pulmón derecho. Hemos hecho distintas pruebas y esperamos los resultados para mañana.
—¿Ella fue… ella fue forzada? —preguntó.
—Creemos que no, no obstante los resultados de las pruebas serán concluyentes, mañana podré decirle mucho más.
—Está bien. Muchas gracias ¿Podemos entrar?
—Está durmiendo pero sí, pueden pasar.
Draco se quedó al lado de la puerta apoyado en la pared, lidiando con la miríada de sentimientos que bullían en su interior. Tiempo atrás sus padres habían previsto la unión de las dos familias a través de un posible matrimonio concertado entre ambos. No les había importado demasiado ya que se conocían desde niños y eran amigos, por eso desde cuarto año habían intentado ser algo más íntimamente. Fue un fracaso, la atracción física era inexistente y la química entre ellos no existía. Pese a todo decidieron que podrían unirse si era lo que se esperaba de ellos, al fin y al cabo había matrimonios mucho peores, sobre todo para las mujeres, Pansy le rogó que no la repudiara o su padre terminaría casándola con algún viejo verde con buen apellido y gran fortuna.
Tuvieron mucha suerte de que Potter ganara la guerra y todo cambiara, incluidas las arcaicas leyes que había derogado Granger y les habían permitido desligarse de aquellos principios absurdos y antediluvianos.
Miró a la bruja que parecía pequeña y frágil entre las feas sábanas blancas del hospital y apretó los puños. Él tenía cariño a Pansy. A su manera quería a los pocos amigos que le quedaban, puede que no fuera de la forma desinteresada e incondicional de los Gryffindor, pero los quería y ver a Pansy así le hacía sentir rabia y una ira absoluta. Recordó que en ese mismo lugar, en una habitación silenciosa llena de narcisos estaba su madre, en el mismo corredor que los padres de Longbottom, solitaria, perdida en un mundo al que nadie más podía llegar.
¿Despertaría alguna vez?
Primero Narcisa y luego Pansy ¿Sería Granger la próxima que yacería en una cama de San Mungo? ¿O irían más allá y acabarían enterrándola como a su padre?
Pensar aquello hizo que algo doliera en su pecho, una punzada que le atravesó dejándole completamente horrorizado.
No podía permitirlo, por alguna razón en la que no quería profundizar no soportaba la idea de imaginar a Granger así, le importaba una mierda el motivo por el que un miedo atroz le impedía respirar al imaginar las posibilidades. Daba igual el por qué, solo sabía que iba a encargarse personalmente de mantenerla fuera de peligro.
—Te vas a poner bien —estaba diciendo la castaña mientras acariciaba los cabellos de la mujer dormida —Mañana vendré a verte y haremos planes, Ginny vendrá conmigo y nos encargaremos de que salgas de aquí rápido. Seguramente querrá llevarte a Grinmauld Place, es como una mamá gallina, creo que lo lleva en la sangre por ser una Weasley.
Después de lo que pareció una eternidad de cháchara absurda e incesante Granger se levantó y fue hacia él.
—Me iré a casa y mañana…
—No irás a casa —la interrumpió él con el ceño fruncido —tu casa no es segura. Solo irás a recoger tus cosas
Hermione se cruzó de brazos sintiendo que su mala leche hacía acto de presencia.
—¿Y quién me va a obligar? ¿Tú?
—Para empezar —respondió él cruzándose también de brazos — pero puedo pedir refuerzos solo chasqueando los dedos —empezó a contar —Potter —subió otro dedo —la comadreja —subió uno más —la pequeña comadrejita, Theo —siguió subiendo —y todos los Weasley que necesite, seguramente podría contar con Longbotton, Lunática y Blaise… bueno, Blaise no está en su mejor momento ahora.
—Eres un….
—Sí sí, un hombre maravilloso, guapo, inteligente.
—¡Déspota, imbécil, manipulador…serpiente!
Él hizo una burlona reverencia
—A tu servicio, Granger.
—¿Y dónde crees que voy a ir, Malfoy?
—A mi casa.
