Hola

Caro2728: En cada capi hay un poquito de Dramione, necesito un poco de base para que salga algo que me resulte coherente pero en el próximo capítulo no, al siguiente creo que puedo prometer incluso lemon xD

giulianacontesso:Hermione es mucha mujer jajaja

WendyLizarraga:Gracias! Habrá que ir viendo!

:jajaja de eso se trata! Si, creo que en algún punto volveré a ver qué tal le va a Pansy

mariapotter2002: Espero que este le leas a una hora más decente. Voy a poner un poco el turbo que hay que tener algo de salseo, pero aun no jajajaja

Besos y abrazos

AJ

Acusaciones y mudanzas

Hermione discutió.

Discutió y hasta elaboró una enorme lista de pros y contras en la que únicamente hubo un pro y decenas de contras en cuanto a la terrible idea de mudarse de forma temporal a la Mansión Malfoy.

La lista era tan larga que se quedó ronca después de pasarse quince minutos hablando sin parar mientras Draco la miraba impertérrito como si estuviera recitando las consecuencias de la huelga de las gárgolas de 1911.

— En tu casa ha habido un asesinato, un secuestro, fue la guarida de Voldemort y sus secuaces, me torturaron casi hasta la muerte en tu sala de dibujo, la casa seguramente tendrá trampas anti hijos de muggles que habrá puesto tu tatara tatara algo…

—Granger…

—¿Cómo crees que será más segura que mi propia casa cuando en mi apartamento han entrado una vez y en la tuya al menos dos? ¿Cómo vas a proteger una casa tan grande? ¿No crees que es una locura poner en el mismo sitio dos objetivos?

—Granger…

—Porque puedes creerme tú sigues siendo un objetivo tanto como yo y además….

—¡Suficiente!

Su voz sonó tan firme y brusca que Hermione se calló de golpe. Si Ron hubiera estado delante habría incluso aplaudido a Malfoy por conseguir tal hazaña.

—He aislado una de las recámaras dobles poniendo una serie de protecciones que impiden incluso la entrada de mis elfos domésticos en ella. He tardado casi dos semanas en conseguir un confinamiento absoluto pero he logrado aislarla y es infranqueable.

—¿Cómo lo has hecho?

—Un hechizo de sangre, he combinado varias fórmulas de aritmancia con un hechizo de protección de sangre que genera un vínculo físico con la estancia. He conseguido limpiar la sangre utilizada de forma que el vínculo sea únicamente con mi persona, incluso mi madre sería incapaz de traspasar los muros de la estancia. Haré lo mismo contigo, será nuestro lugar seguro —frunció el ceño intentando explicarse — por ahora es algo experimental, no es posible ampliarlo a toda la casa, además no puedo aplicarlo a ninguna sala en la que la chimenea esté conectada a la red flú por lo que no podría hacerlo en tu apartamento y aislar solamente la habitación no me parece algo demasiado inteligente.

—Eso es francamente brillante —murmuró Hermione

—Ya van dos veces —dijo él torciendo los labios en una sonrisa —como te dije, soy brillante. La recámara doble es una suite con una sala central y dos habitaciones. Creo que podríamos acondicionar la sala para que haga… no sé, como tu casa, que haga las veces de salón y cocina… aunque no tengo muy claro cómo podría poner una de esas cosas que pitan allí, en la Mansión no hay electrocidad de esa, pero no veo problema en añadir una cocina mágica.

—¿Quieres que hagamos un apartamento dentro de la mansión?

—Será el lugar seguro. De hecho tengo pensado ayudar a Theo y Blaise a hacer lo mismo en sus casas, son tan objetivos como nosotros.

—Bien, sí… podría funcionar.

—¿Tenemos más pros entonces en tu lista?

—Creo que sí, podemos… intentarlo. No sé si será sensato por nuestra parte, podríamos terminar asesinándonos pero será una forma de seguir con la investigación y protegernos ¿Estás seguro de que funcionará?

—Debería funcionar, ni siquiera mis elfos han podido aparecerse dentro. Las puertas de la habitación han desaparecido y la única forma de llegar es la aparición.

—Eso puede ser un problema si no tienes la varita.

—Sí, aún necesito hacer ciertos ajustes, no he tenido mucho tiempo para los detalles. Pero podría intentar que la puerta aparezca, como en la Sala de los Menesteres… tal vez arreglando la fórmula sería posible que la sala nos sintiera al tocar la pared —se quedó pensativo haciendo distintas cábalas en su cabeza —me gusta, creo que podría desarrollarlo con un poco de tiempo.

Y allí fue cuando Hermione Granger se dio cuenta de lo peligroso que era para ella Draco Malfoy.

Era inteligente, muy inteligente. Y esa inteligencia y ese cerebro tan maravilloso la hicieron casi jadear de deseo.

Si ya antes le había parecido atractivo fisicamente ahora podría ponerse a babear.

Sabía que era listo, sacaba muy buenas notas pese a que apenas pasaba por la biblioteca y era bastante vago, no había coincidido demasiado con él pero a lo largo de todo su tiempo en Hogwarts habían sido obligados a compartir algún trabajo conjunto y se sorprendió por las capacidades que tenía.

Ahora simplemente empezaba a ser consciente de que era alguien con quien podría discutir de Aritmancia e Historia de la Magia, él tenía amplios conocimientos en pociones y mucho mayores en Alquimia. ¿No sería interesante hablar con alguien que la podría igualar en estudios?

Y se iba a ir a vivir con él… empezaba a cuestionarse la decisión que de pronto no parecía tan buena como minutos atrás.

—Bien —dijo él saliendo de su ensoñación —Vamos a tu casa, recoges las cosas que necesites y nos marchamos. Pasaremos por mi taller de pociones para tomar las muestras de sangre y realizar los encantamientos necesarios para que puedas acceder al lugar seguro.

—¿Taller de pociones? —dijo con un brillo en los ojos que hizo reír a Draco.

—Sí, taller, lo habilité hace tiempo, está en las mazmorras. Han sufrido ciertos cambios y me pareció un sitio maravilloso para tener un taller. Mi madre creía que era mejor si lo ubicábamos al lado de la biblioteca pero algunas pociones y filtros necesitan poca luz y siempre es mejor una oscuridad natural para evitar que puedan verse comprometidas.

Hermione suspiró.

—¿Entiendo que los pros siguen aumentando? Pociones, biblioteca… Si damos una vuelta por la casa quizás encuentre algo más con lo que tentarte.

Ella le golpeó el brazo y se dirigió al lugar de aparición de San Mungo.

—Está bien, vamos a mi casa, después escribiré a Harry y a Ron y de paso quizás deberíamos pasar por casa de Blaise.

—Sí, primero recojamos tus cosas —la sujetó del brazo y sacó la varita —hasta que esto termine estarás conmigo.

Por algún motivo en el que realmente no quería pensar, aquellas palabras a Hermione no le parecieron una condena como ciertamente le hubieran parecido meses atrás. En ese momento habían parecido una promesa.

….

Fueron a casa de Hermione, y ésta, prácticamente hizo una mudanza absoluta. Ante el estupor de Draco, cuándo le dijo que cogiera las cosas que iba a necesitar para el tiempo en que durara su estadía en la Mansión, la bruja conjuró una maleta mediana, la abrió, utilizó la varita para murmurar un hechizo que él no conocía y empezó, literalmente, a meter allí toda su santa casa. De hecho, a golpe de varita, los armarios se abrieron y la ropa comenzó a salir, doblándose primorosamente y lanzándose a la maleta. Por la sala pasaron vestidos, pantalones, camisetas, abrigo, calcetines, bragas y sujetadores, danzando alegremente del armario a la maleta sin fondo que se abría ante ellos. Mientras el desfile de telas deambulaba por el piso, Granger hizo levitar todos y cada uno de los libros que tenía por su vivienda… y eran muchos. Cuando los hubo metido en aquel agujero negro con forma de baúl, continuó desvalijando el cuarto de baño, siguió con las toallas, incluso las fotografías, Draco se sorprendió de no verla metiendo el horrible sofá también.

Cuando terminó la casa estaba tan vacía que Draco estaba seguro de que si hablaba se oiría su eco.

—¿Nada más? —preguntó finalmente con cierta sorna.

—Creo que es todo —dijo ella mirándole con sus enormes e inocentes ojos castaños.

Se preguntó si ella era consciente de que no había dejado allí ni un solo objeto personal, incluso había conjurado una bolsa de mano y había metido en ella todo objeto comestible que encontró en la cocina junto con alguna taza y algún cacharro de colores que, según dijo, eran suyos y no del apartamento.
Draco no entendió ese comentario pero hacía tiempo que se había resignado a no entender a Granger de modo que cogió el baúl con una mano, a la bruja con la otra y se apareció.

Mientras los elfos llevaban al pasillo del Lugar Seguro, el baúl y la bolsa de la castaña, ellos bajaron a las mazmorras para elaborar el hechizo de sangre.

Discutieron, de las dos horas que pasaron dentro del taller de pociones ellos discutieron una hora y media sobre absolutamente todo, hasta que finalmente Draco vertió la poción en un pequeño tubo de ensayo y se apareció delante de Hermione.

Regresó cinco minutos después y le tendió la mano.

—¿Qué pasa si no funciona? —Preguntó ella

—Sufrirás una despartición —respondió Draco encogiendo uno de sus anchos hombros. Metiendo una mano en el bolsillo de la túnica sacó un pequeño bote que ella supuso era díctamo —estoy preparado para la posibilidad.

—¿Y pensabas mencionar esa posibilidad antes de llevarme a lo que podría ser una muerte segura?

Él resopló.

—No seas dramática, no morirías, como mucho sangrarias dolorosamente pero nada grave —dijo poniendo los ojos en blanco —en realidad no va a pasarte nada. Confía en mi, Granger.

Volvió a tenderle la mano y ella la tomó sin vacilar. Algo se encogió en su estómago al ver que verdaderamente estaba confiando en él, en el ex mortífago, en la persona que se había quedado mirando mientras ella era torturada en esa misma casa, el bravucón de colegio que se creía mejor que ella, que la insultaba y le deseaba las cosas más atroces solo por no haber nacido en una familia como la suya.

La mano de Granger tocó su mejilla con delicadez.

—Respira, Draco —susurró apoyando la cabeza en su pecho en algo parecido a un abrazo —respira. Todo está bien.

Él hizo lo que le decía e inspiró, lentamente, expirando poco a poco, dejando que el aire saliera despacio de sus pulmones, inhalando de nuevo, profundo, llenando su pecho, una y otra vez.

—Está bien —dijo con la voz ligeramente tomada —debe ser el estrés del que hablas.

—TEPT —replicó ella con una sonrisa.

—Lo que sea —Se separó de Granger pero no la soltó. Pasó un brazo por sus hombros y los apareció.

Hermione sonrió cuando el brusco tirón de su estómago la dejó caer en una enorme sala de altos techos y grandes ventanales. El lugar estaba vacio, paredes blancas y desnudas, suelos de madera pulida y tres puertas, dos en la misma pared y otra en frente de éstas.

—Esa de allí —dijo señalando la puerta de su derecha —es tu habitación y aquella —continuó indicando la otra puerta —es la mía la puerta que está al lado de la tuya es el baño común. Vacié la estancia, he pensado que tú eres mejor con la transfiguración y los encantamientos. En el ático hay más muebles de los que encontrarás en una tienda de mobiliario, podemos subir y elegir lo que quieras, una vez aquí podrás arreglarlos a tu gusto.

Hermione sacó la varita y apuntó al final de la sala

—Allí puede estar la cocina. Ayúdame.

Entre los dos consiguieron modificar la estructura de la estancia con bastante esfuerzo y colocar una pequeña estancia dentro de la habitación. Subieron al ático, que a Hermione le recordó a la Sala de los Menesteres y durante más de una hora buscaron entre la multitud de cosas que había allí. Llevaron a su nueva Sala Común dos sillones, un sofá, una pequeña mesa de café, una mesa de comedor con dos sillas, una lámpara y varias alfombras.

Una vez que hubieron colocado todo Hermione cambio el diseño y los colores dejándolo lo más neutro posible.

Draco quería colores oscuros y tapicerías verdes, Hermione prefería la madera blanca y la tapicería borgoña. Así que los muebles terminaron siendo de madera de abedul y las tapicerías en color crema. El resultado final fue bien recibido por ambos, era un salón que se asemejaba al apartamento de Hermione aunque mucho más amplío.

Cuando finalmente entró a su nuevo dormitorio no pudo evitar una exclamación de deleite. Era enorme, con una cama gigante y un gran vestidor. En uno de los laterales tenía un tocador con un precioso espejo y una ventana que daba a los preciosos jardines.

Dejó sus cosas allí y decidió que aquella noche se dedicaría a dejarla a su gusto, pero hasta entonces tenían demasiadas cosas que hacer.

—¿Vamos a ver a Blaise? —dijo saliendo de su habitación

—Sí, vayamos —respondió Draco levantándose del sillón en el que se había sentado.

Theo estaba con él cuando llegaron. Los dos habían bebido y se encontraban bastante perjudicados por lo que la visita fue muy rápida. Aparecieron, los vieron tirados en el sillón con dos botellas de whisky de fuego vacías, dejaron una nota con la habitación de Pansy en San Mungo y la situación en la que se encontraba, pidieron al elfo elegante que les vigilaran estrechamente y se marcharon de nuevo sabiendo que en aquel estado no iban a poder hablar demasiado. Esperaban que el elfo no les perdiera de vista porque eran un par de objetivos jugosos en esa situación de absoluta embriaguez.

Al día siguiente a primera hora de la mañana, Draco y Hermione se aparecieron en San Mungo y sorprendentemente cuando llegaron al pasillo de la habitación de Pansy, ambos hombres estaban allí, completamente sobrios aunque algo demacrados.

—¿Una noche movidita? —preguntó Draco en voz más alta de lo normal.

Theo hizo una mueca ante el sonido y le fulminó con la mirada.

—El desahogo se nos fue un poco de las manos.

—Una botella de las manos, creo yo —respondió Malfoy.

—Ayer no teníais muy buen aspecto —intervino Hermione

Theo gimió absolutamente avergonzado.

—¿Tú también viniste?

Ella sonrió.

—En serio, babeabais muy elegantemente, Theo.

Para diversión de Draco su amigo se sonrojó.

—Entraré a verla —dijo Hermione separándose de ellos y dando un golpecito en el hombro a Blaise que cabeceaba apoyado en la pared —¿Por qué no les cuentas lo del Lugar Seguro? Quizás podríamos ir a solucionar eso cuando terminemos aquí.

—¿Lugar Seguro? —preguntó Theo cuando la mujer desapareció tras la puerta.

—Creo que he conseguido aislar una estancia dentro de la mansión en la que únicamente nosotros podemos entrar, ni siquiera pueden acceder los elfos por lo que parece muy segura. Es la única forma en la que podemos protegernos ahora mismo, no estoy al cien por cien seguro ya que no tengo ni idea de cómo han conseguido romper las protecciones de todas y cada una de nuestras casas, sobre todo teniendo en cuenta que son ancestrales con una magia de sangre muy poderosa.

—¿Has dicho "únicamente nosotros podemos entrar"?

Draco frunció el ceño, algo incómodo.

— Granger se ha mudado… temporalmente a mi casa.

El rostro de Theo se congeló.

—¿La has metido en tu casa? ¿Te has vuelto loco, Draco?

—Espera un momento Theo, para un maldito momento

—¡No! —hizo una mueca nuevamente por el sonido de su propia voz — ¿A tu casa? ¡Maldita sea la torturaron en esa puta casa Draco! ¿Es que acaso te has vuelto loco?

—Eso fue hace años ¡Por Salazar Theo! No somos las mismas personas, ninguno de nosotros. Es solo una casa.

—Solo una casa para ti que tienes la misma capacidad emocional de un gusarajo pero ¿Acaso has pensado en ella antes de meterla allí?

—¿Crees que la he secuestrado? Practicamente se ha mudado conmigo, tengo toda su maldita casa en mi mansión. Ella ha venido sin coacciones, joder Theo ¡Somos amigos! ¿De verdad crees que me la llevaría a rastras sin su consentimiento?

—Creo que podrías ser capaz de convencerla de hacer lo que te conviene. Yo os vi regresar al salón de baile de la fiesta del Ministerio, Draco ¿Vas a decirme que fue todo un ardid? ¿Vas a decirme que no estuviste metiéndola mano en la jodida terraza de la antigua mansión Crabbe?

Blaise se incorporó, sacó la varita y lanzó un muffliato a la habitación de Pansy.

—No creo que queráis que escuche esto. Aunque ¿Tal vez prefiráis hablar de estas cosas en otro lugar?

—Este lugar es perfecto —dijo Draco entre dientes —Mira Theo, voy a controlar mi mal genio porque sé que estás interesado en ella —su amigo empalideció al escucharle —pero no voy a consentir que me insultes. Lo que pasó en aquella terraza no te importa. Además Granger está en el sitio más seguro ahora mismo —frunció el ceño —no quiero que le pase nada ¡Diablos! —se pasó las manos por la cara, frustrado.

—Vaya —Blaise soltó una risita —¿Será posible que seas tú quien esté interesado en Hermione?

—¿Lo estás? —preguntó Theo que se había recuperado magníficamente bien y tenía de nuevo su habitual máscara de frialdad —Porque si lo estuvieras estaría menos inclinado a maldecirte. Y créeme Draco —dijo con voz tensa —llevo tiempo queriendo hacerlo.

—Yo no… —Draco suspiró. Theo y Blaise eran sus mejores amigos y él hacia tiempo que no era el cabrón que había sido —mira Theo ¿Estás enamorado de ella? Si lo estás puedo llevarla a tu casa o algo así, puedo retirarme de esto. Además tampoco hay un "esto" realmente. No tenemos nada y no lo vamos a tener, pero admito que ella me atrae de alguna forma.

Nott había apretado los puños y los fue relajando lentamente.

—No creo estar enamorado de Hermione —dijo en un sorprendente alarde de sinceridad — pero podría estarlo. Ella es todo lo que podría querer en una mujer, es lista, cariñosa, intrínsecamente buena, humilde, trabajadora y preciosa entre otros cientos de cualidades que podría enumerar. Pero la verdad es que Hermione nunca me ha visto así y que no creo que se hubiera tirado a mis brazos a la primera oportunidad en un baile —dejó salir el aire con brusquedad — siempre he pensado que con un poco de paciencia y con algún par de citas las cosas podrían cambiar y lo sigo pensando —frunció el ceño. Pero no voy a hacer nada, si ella quiere irse contigo o estar contigo… esto no es una batalla entre tú y yo para conseguir a la chica, Draco.

—No lo es —estuvo de acuerdo él —Ya te he dicho que yo no estoy buscando a la chica, Theo.

—Ya —él sonrió — eso dices.

—¿Apostamos? —preguntó Blaise uniéndose a la conversación.

Sus dos amigos le lanzaron una mirada fulminante y él solo puso los ojos en blanco.

—Los años os están haciendo unos putos aburridos.

—Si la haces daño, Draco…

—¿De verdad vas a ir por ahí? —preguntó el rubio con sorpresa.

Theo se quedó pensativo.

—No —sonrió — las amenazas siempre fueron tu especialidad, no la mía. Pero si lo haces no me quedaré quieto y además solo tienes una oportunidad en esto, después iré a por todas.

La puerta se abrió y Hermione se asomó.

—Chicos, está despierta ¿Queréis pasar? —Salió al pasillo sin cerrar —yo iré a hablar con el medimago ¿Les contaste lo del Lugar Seguro?

—Sí —respondió Draco —iremos después a la mansión los cuatro y nos pondremos manos a la obra.

—Perfecto. Pasad, le he dicho que estáis aquí.

Blaise parecía reacio a entrar.

—Ella también te espera, no seas tonto —animó con una sonrisa.

Finalmente el moreno entró y cerró tras él.

—Ey Parky —dijo Draco acariciando la cabeza de la mujer que continuaba metida en la cama con un aspecto atroz —No estás en tu mejor día ¿Eh?

Ella le apartó la mano de un manotazo y bufó.

—No me llames así, idiota. Siempre has tenido la caballerosidad de un escorguto

—Gusarajo, escorguto…—murmuró Theo — Malfoy acabarás saliendo en ese libro de Scamander como te descuides. ¿Cómo estás Pansy?

—He tenido mejores días.

—Todos, querida —respondió él —la pregunta es ¿Los has tenido peores?

—Sin ninguna duda —dijo ella con una sonrisa triste.

—Voy a ver si Granger habló con el medimago, quiero saber cuándo saldrás de aquí —dijo Draco.

—Te acompaño —Nott se fue con él.

Blaise se acercó aunque ella aún no le había mirado, arrastró una silla hasta el lateral de la cama y se sentó

—Hola Pans

Le acarició la mano vendada con un solo dedo, sabiendo que podría rechazar el contacto, pero ella no lo hizo.

—Blaise —dijo en tono bajo.

Él tragó saliva.

—¿Cómo te encuentras? —preguntó buscando su mirada sin tratar de ocultar el horror que sentía de verla así —la verdad.

Ella se mordió el labio inferior cuando le empezó a temblar.

—Maldita sea —Blaise se levantó, se sentó en la cama y la atrajo hacia sus brazos con brusquedad — Vamos Pans, déjalo salir —dijo luchando por controlar sus propios sentimientos que amenazaban con desbordarse de sus ojos —lo siento. Lo siento tanto pequeña…

La meció, murmurando cosas ininteligibles mientras ella sollozaba contra su pecho, refugiada en aquel abrazo tan conocido y olvidado, dejando que Blaise fuera el receptáculo de todas sus miserias, de todos sus miedos, de su dolor.

¿Cómo se encontraba? Estaba aterrada, completamente aterrorizada y no quería pensar en cerrar los ojos y dormir porque sabía que las pesadillas iban a perseguirla en el mundo onírico del mismo modo en que la perseguían en ese instante, allí, tumbada en la cama del hospital.

—Pensé que iba a morir —dijo tras una respiración profunda en la que intentó recuperar su aplomo —se separó un poco de los brazos de Blaise, se limpió las húmedas mejillas con una mano y le miró, consternada —realmente creí que no saldría viva, en realidad no sé cómo no estoy muerta.

—Yo pensé… —él miró al techo intentando controlarse — pensamos que te encontraríamos… Merlín, ni siquiera puedo recordar qué pasó o cómo pasó… estabas en mi casa, Pansy —exhaló con fuerza —en los sótanos.

—¿Pero tú? ¿Me encontraste tú? ¿Bajaste allí Blaise? —le preguntó con angustia —dime que no.

—Theo te encontró. Yo intenté entrar… lo intenté. Draco y Theo estaban allí curándote y todo lo que yo podía hacer era mirar desde lejos, temblar y…. —no le diría que vomitó, no se humillaría hasta ese punto — lo siento, lo siento Pans.

Volvió a abrazarla y ella también le rodeó con sus brazos, ambos consolándose mutuamente.

—Sigo viva —susurró ella —es lo que importa —¿Cómo me encontró?

—Creo que será mejor hablar de eso en otro momento —dijo sin estar seguro de que decirle que tenía hechizos rastreadores por todas partes fuera algo inteligente de su parte.

—Tengo que hablar con los aurores —replicó ella — creo que hoy será el momento.

—¿Tiene que ser hoy? —preguntó con disgusto —hablaré con Potter

—No Blaise —Pansy sacudió la cabeza —siento que cuanto antes lo haga antes podré empezar a olvidar.

—Me quedaré contigo… si tú quieres —añadió

—Eso estaría bien —respondió la bruja —sí, creo que eso estaría bien.

Cuando Harry llegó ambos estaban correctamente ubicados en sus respectivos lugares. Pansy en la cama y Blaise en la silla a un lado, sentado como si fuera un ángel guardián custodiando un tesoro.

—Siento mucho tener que tomarte declaración ahora Pansy —dijo el auror —¿Cómo estás?

Ella sonrió.

—Empezando a odiar esa pregunta.

Harry le devolvió la sonrisa.

—Bien, intentaré ser lo más breve posible ¿De acuerdo? —miró a Blaise —tal vez sea mejor que esperes fuera con los demás.

—No —dijo con sencillez.

—¿Puede quedarse? —preguntó Pansy que decidió que la mejor forma de enfrentar a Potter era con humildad —me resultaría más fácil.

—Está bien —respondió Harry —de verdad me gustaría poder hacer esto en otro momento pero me temo que es fundamental que nos digas si recuerdas algo. No necesito ahondar en las cosas que ocurrieron, podemos esperar a que te sientas mejor o simplemente preparada para hablar.

Blaise alzó una ceja y Potter subió en su estima varios puntos de golpe. Tenía que reconocer que el tío sabía como tratar a los demás y demostraba una empatía que rallaba en la jodida santidad.

—¿Sabes quién fue? ¿Puedes recordar algo que nos ayude a encontrar a la persona que te hizo esto?

Ella asintió lentamente.

—Me acuerdo de todo —dijo en un murmullo ronco —recuerdo todo lo que ocurrió hasta que me desmayé, supongo que eso fue en el sótano de la casa de Blaise. Recuerdo la aparición, el lugar oscuro, frío… —Se abrazó a sí misma y se estremeció con los recuerdos — Justin Finch-Fletchley fue quien me desarmó y me inmovilizó, parecía horrorizado con todo eso pero no se marchó, se quedó allí, mirando todo. Sé que hubo otras dos personas en mi apartamento, una de ellas era una mujer, pero se marchó, no pude verla, solo la escuché.

—¿Reconocerías su voz si la escucharas de nuevo?

—Sí —dijo sin dudar —No creo que pueda olvidarla mientras viva. Ella dijo: Haz lo que quieras con esta puta, puedes follártela hasta que no quede nada de ella o puedes tirarla a una alcantarilla, me da igual, pero acaba con ella hoy.

Blaise apretó los puños y se incorporó pero Harry le hizo una señal para que estuviera quieto.

—¿A quién se lo dijo, Pansy? —preguntó a la mujer que parecía en trance mientras sus ojos se velaban por culpa de las pesadillas que estaba reviviendo.

—Andrew Kirke

Harry se echó hacia atrás como si alguien le hubiera pegado en el plexo solar, incluso el dolor era casi físico.

—¿Andrew Kirk? —cerró los ojos y sacudió la cabeza con pesar —¿Golpeador del equipo de Gryffindor? —susurró.

—Sí —respondió Pansy —fue él.

Cuando el moreno salió de la habitación ya no era Harry Potter el Niño que Vivió, no era el antiguo Gryffindor, no era el capitán de quiddich. Cuando salió de allí era el Jefe de Aurores en toda la expresión de la palabra. Y fue ese auror quien se presentó en la casa de Kirke para leerle sus derechos y llevarle al Ministerio acusándole de tantos delitos menores y mayores que no le iban a dejar ver la luz en al menos los próximos treinta años. Nadie, absolutamente nadie iba a atacar así a otro ser humano y esperar misericordia, no mientras él continuara siendo el encargado de mantener la seguridad en ese mundo. No había muerto y vuelto a la vida para dejar que aquellos mamones del BR destrozaran lo que él y todos lo que lucharon a su lado habían conseguido.