Hola!
Espero que vuestra noche de Halloween haya sido estupenda. Yo estoy súper cansada pero paso a dejaros un capítulo que espero que os guste.
Mil gracias por vuestros reviews; Mariapotter,Caro2728,DamaDeRohan,Belen,Wendy y Monicaisabel! Siempre es genial saber lo que opináis y leer vuestros mensajes.
Besos y abrazos
Aj
Preguntas sin respuestas
Nada más poner un pie en Grinmauld place, Hermione le fue arrebatada por Ginny que se aferró a ella como un cromo a un álbum, gimoteando y murmurando mientras Pansy, que saltaba de un pie a otro, empezaba a sentirse ansiosa y, finalmente, rodeando a las amigas, se metió entre ambas y se unió al abrazo gritando tanto o más que las otras dos.
— Ya ya es mi turno—Blaise espantó a las mujeres abriéndose camino hasta Hermione y la abrazó, alzándola para girar con ella en círculos —que susto nos has dado, leona.
Cuando la bajó, la chica dio un traspiés, algo mareada y Draco fue hacia ella para sostenerla.
—¿Estás bien? —miró a su amigo echando fuego por los ojos —¡Un poco más de cuidado, hombre! En su estado no deberías zarandearla como si fuera una bandera.
—¿En su estado? —Pansy se acercó a Draco y miró a Hermione fijamente —¿Eso significa lo que creo que significa?
Un poco avergonzada y con media sonrisa, la castaña asintió mirando a Pansy ruborizada.
—Sí.
Luna, bendita fuera, que sabía que únicamente Pansy y Blaise desconocían la situación se acercó con los ojos rebosantes de alegría.
—Oh Hermione ¡Qué buena noticia! ¿Verdad Theo?
—¿Así que vas a traer un nuevo Malfoy al mundo? — Theo, que entendió perfectamente la situación, pasó un brazo sobre los hombros de Luna y se tocó la barbilla con los dedos —¿Y estás segura de querer que los genes Malfoy perduren? No sé, yo me lo pensaría un poco más.
Luna le golpeó en el estómago suavemente, pero él solo rió entre dientes.
—A mi me parece maravilloso —Pansy volvió a abrazar a Hermione y miró a Ginny —Qué calladito te lo tenías
La pelirroja se tocó su barriga y se encogió de hombros.
—Es derecho de la mamá dar la noticia, no quería robarle el protagonismo a Hermione.
—No te preocupes por eso —dijo Morgan —ya lo ha hecho Malfoy por ti
El rubio le fulminó con la mirada y Ron rió la gracia del Inefable.
—Os habéis perdido un grandísimo espectáculo —dijo el pelirrojo a su hermana y a Pansy sentándose en una silla con los brazos apoyados en el respaldo —¿Verdad Zabini?
—Ya te digo, un momento para rememorar en el pensadero una y otra vez.
—Draco Malfoy de rodillas pidiendo perdón —rió Theo — Potter tú estabas en primera fila ¿Me prestarías tu recuerdo?
—Podría hacerlo, con el aliciente correcto.
Blaise soltó una sincera carcajada.
—Eso es muy Slytherin, Potter, demasiado tiempo con serpientes.
Harry solo sonrió y sus ojos viajaron hasta Malfoy quien, al cruzar su mirada con la del moreno, sonrió de medio lado.
Si ellos supieran qué tan cerca de ser una serpiente había estado Potter, se dijo sabiendo que su némesis del colegio pensaba lo mismo que él en ese momento.
—¿De rodillas, Draco? ¿En serio? —preguntó Pansy cruzándose de brazos con seriedad. Un segundo después sonrió — Yo quiero ver eso también, Potter.
—Está siendo una noche de mierda —masculló Draco defendiéndose mientras abrazaba a Hermione.
No podía dejar de tocarla, era como si perder el contacto con ella pudiera hacer que desapareciera o se alejara de su lado y solo pensar en ello hacía que una terrible ansiedad lo sacudiera de arriba a abajo.
—Tienes que contarnos lo que ocurrió —intervino Morgan rompiendo el momento.
—Puede esperar a mañana —escupió Malfoy enfrentando a Atwater con un gruñido.
—Cuanto más fresco esté el recuerdo más fácil será prestar atención a los detalles. Piensa con frialdad Malfoy, no dejes que tus sentimientos te aturullen y usa el sentido común.
A Draco no le sentó bien aquel rapapolvo que le recordaba a los que Severus Snape le había echado en su último año en Hogwarts, pero se mordió la lengua para no decir lo que tenía en la cabeza y se centró, porque en el fondo sabía que tenía razón, luchando contra sus impulsos más naturales de revolverse y darle un metafórico zarpazo a aquel idiota.
—¿Quieres hacerlo? —preguntó a Hermione.
Porque podría o no tener razón, pero nadie iba a obligarla a pasar por aquello de nuevo, ni siquiera en su propia mente, si ella no estaba preparada aún.
—Está bien Draco —apoyó una mano en su mejilla, absolutamente maravillada de que aquello realmente estuviera ocurriendo de verdad.
Necesitaba estar a solas con él, era imperativo para su salud mental tener tiempo para aceptar lo que estaba pasando, para conciliar lo que había sido su vida las últimas semanas con lo que acababa de suceder. Parecía un milagro y tenía que saborearlo, acariciarlo, comprenderlo para asegurarse de que era real. Quería acurrucarse en su cama de nuevo con él, sentirle a su espalda mientras el sueño iba a buscarla, borrar lo ocurrido las últimas semanas, olvidarlo todo y comenzar de nuevo una vida juntos, con ese pequeño ser que iba creciendo ajeno a todo dentro de su cuerpo.
—Creo que para esto será mejor que estéis a solas —dijo Ron bostezando ruidosamente —cuando mañana venga George a despertarme no sé si seré capaz de levantarme de la cama —frotándose los ojos como un niño, se acercó a su amiga y la atrajo a sus brazos con infinita ternura —no vuelvas a darme un susto así ¿Vale? —besó su frente y suspiró — empieza a hartarme la costumbre que tiene tu… —se estremeció componiendo una mueca de absoluto disgusto—tu novio de venir a golpear mi puerta como un poseso cuando no estás.
—Hasta mañana Ronald —Hermione le dio un beso en la mejilla y apretó su mano con cariño —gracias por venir a buscarme.
—Siempre lo haré—dijo el pelirrojo con un guiño.
Cuando se hubo marchado por la red flú, Blaise agarró a Pansy por la cintura y la arrastró hacia la chimenea.
—Nosotros nos vamos también, el próximo susto que quiero de ti, Hermione es que me despierten para decirme que hay un nuevo bebé Malfoy en el mundo.
—Hasta mañana —Pansy se despidió con un movimiento de la mano y una sonrisa mierntras Blaise la metía dentro de las llamas verdes.
—Me parece que me estáis echando —murmuró Theo al ver que los ojos de todos los presentes se clavaban en él.
—Solo del salón, Theo —dijo Luna tomándolo de la mano —¿Quieres que tomemos un té en la cocina? Creo que no podría dormir ahora mismo.
Theo miró aquella pequeña mano que sujetaba la suya y se deleitó con aquella sensación de burbujeante y desconocido placer que se instalaba en la parte alta de su estómago. No estaba seguro de su Luna Lovegood le gustaba de verdad o si le provocaba acidez, pero, sabiendo como sabía que sus posiblidades con Granger habían bajado de pocas a ninguna, se dijo que no le haría mal averiguarlo.
—Vale —respondió dejando que la pequeña mujer lo sacara de la estancia sin soltar su agarre.
—Eso es… inesperado —dijo Harry mirando cómo se marchaban.
—No tanto —Draco sonreía deseando que su amigo encontrara también la felicidad, aunque fuera con aquella peculiar bruja con la que jamás se le habría imaginado.
Sintió el cuerpo de Hermione pegase al suyo y la rodeó con el brazo. Quizás él tampoco había esperado encontrar la felicidad allí, de modo que tal vez, las cosas más inverosímiles podrían llegar a funcionar mucho mejor que las esperadas.
—Yo me iré a dormir —Ginny tapó un bostezo con la mano y se acercó a abrazar a su amiga —no me hagas esto nunca más ¿Vale? —tenía los ojos húmedos cuando se apartó —no tardes Harry.
Él besó su sien y asintió.
—Os contaré todo lo que recuerdo y sí Morgan —replicó sabiendo lo que él diría —puedes interrumpirme para preguntar siempre que quieras.
Draco gruñó pero se sentó en el sofá y la invitó a que ocupara un lugar a su lado.
—Bien
Morgan se sentó en la silla que había dejado Weasley y Harry en un sillón orejero frente a la pareja.
—Fui a ver a un hipnotizador —miró a Draco con ojos brillantes —creo que puedo quitar esa compulsión de tu cerebro.
—Nunca lo he dudado —respondió él torciendo los labios en una media sonrisa.
—Cuando salí decidí pasar por Giovani´s para coger la cena y mandé un patronus a Draco. Pensé en coger el autobús pero me apetecía andar un rato, de modo que caminé hasta el restaurante. Debí pasar allí unos cuarenta minutos entre realizar el pedido, saludar a Giovani y charlar con Nicola mientras me lo servían. Nada más salir todo en lo que podía pensar era en comerme los cannoli que me habían regalado y encontrar un lugar en el que aparecerme, pero antes de llegar al callejón me petrificaron. En ese momento no sabía quién era, hasta que vi a Dennis Creevey —suspiró con tristeza —a la bruja no la conocía. Al menos no sé quién es pero sí la he visto antes, en el retrato que pintó la madre de Draco.
—No es una bruja —intervino Harry decidiendo que él también podría interrumpir si con eso conseguía ir poniendo al día a su amiga —por lo que Morgan ha descubierto, creemos que es una squib. Su nombre es Maggie y adoptó el apellido Rymer por lo que legalmente es la hermana de Adalid.
—¿Squib?
—Todo es un poco complicado ahora mismo. Por lo que sabemos, la madre de Chadburn se volvió a casar, pero en aquella ocasión decidió hacerlo con un muggle porque no quería arriesgarse a tener de nuevo a un hijo como Selewyn —dijo Morgan —por desgracia para ella no sirvió de mucho. Tuvo a Adalid quien, años después conoció a Maggie, una squib con problemas que adoptó su apellido y se convirtió en su hermana.
—Por eso los asesinatos son así — añadió Harry —como tú dijiste, un squib o un muggle.
—Verdaderamente esa mujer estaba loca —murmuró —hablaba sobre el asesinato de Penélope como si hubiera sido un juego, ella disfruta matando magos y brujas.
—¿Pero por qué sangre puras? ¿Qué le puede importar el estatus de sangre? —añadió Harry
—Una squib—aportó Draco —los sangre pura llevan cientos de años renegando de los hijos no mágicos y manteniéndo sus existencia en el más absoluto secreto… orfanatos, iglesias muggles, algún familiar renegado… son las elecciones que todas esas familias utilizan para deshacerse de ellos.
—Pareces saberlo muy bien, Malfoy —dijo Morgan.
—Que yo sepa —dijo él haciendo énfasis en su persona —ningún Malfoy ha terminado así, pero, como he dicho, nadie hablaba de ello, es lo que tienen los secretos, si existe algún squib en mi familia yo no lo sé, ni puedo averiguarlo.
—Lo sé —dijo Morgan dejando a un lado las ganas que tenía de tocarle las narices a Malfoy —sé perfectamente como funcionan las familias sangre pura —había ironía en su voz —por eso mismo es una buena línea de investigación. Si supiéramos quien es su familia…
—Podríamos saber si fue abandonada y si eso es lo que la ha llevado a odiarnos —terminó Draco.
—Es un buen punto —aportó Hermione —sería lógico que odiara a su familia pero ¿Y el resto? ¿Por qué mata indiscriminadamente? Penélope era hija de muggles.
—Ella no la obedeció —dijo Morgan —según pude dilucidar de mi conversación con Astoria, tenía encargado tu asesinato y no quería hacerlo —sonrió —le caías bien.
Hermione tragó saliva, porque a ella, pese a ser mayor y algo estirada, Penélope siempre le había parecido muy agradable.
—De todas formas tuvieron a Adalid bajo un imperius durante mucho tiempo —dijo Morgan — lo que me lleva a pensar ¿Desde cuándo? ¿Por eso consiguió el apellido Rymer? ¿Ha estado usando a Adalid como un títere desde el principio?
—¿Pero cómo?—preguntó Draco —una squib no puede usar magia, mucho menos maldecir con un imperius.
Harry pensó en su tía Petunia y en la envidia que sentía por Lily, incluso tras su muerte. Envidia por saberla especial, envidia por no ser portadora ella misma de ese gen mágico que permitió a su hermana conocer todo un mundo maravilloso que estaba muy lejos de su alcance. Sí, aquel era un peligroso pecado capital, pero ¿Hubiera podido la envidia llevar a Maggie a matar? probablemente sí.
—¿Y si su Cruzada es con todos? —preguntó de pronto —quizás empezó por odiar a su familia, después extendió su odio a los sangre pura y finalmente a todo el mundo mágico del que ella desea ser parte pero no le es posible por su condición de squib.
—Podemos tener esto en cuenta también —apostilló Morgan.
—Creo que deberíamos dejar las divagaciones para otro momento — dijo Draco al ver bostezar a Hermione discretamente.
—¿Recuerdas algo que pueda ser importante, Hermione?
Ella negó con la cabeza y suspiró.
—Lo siento, de verdad, pero no creo que ahora sea capaz de recordar nada —se frotó la cara con ambas manos —estoy demasiado cansada. Tal vez mañana, con más claridad… incluso puedo dejaros mi pensamiento si es necesario, pero ahora querría irme a la cama.
Draco se levantó ni bien hubo terminado de decir aquello y la ayudó a incorporarse.
—Mañana, Atwater —cortó al Inefable cuando vio que éste iba a hablar de nuevo —Potter —con un asentimiento de cabeza fue hacia la chimenea y echó un puñado de polvos flú mientras Hermione abrazaba a su amigo y les agradecía a ambos —Hermione —dijo tendiéndole la mano —vamos a casa.
Y aquello le pareció a la bruja la frase más maravillosa del mundo.
Draco y Hermione se aparecieron en su Lugar seguro ni bien pusieron un pie en el hall de Malfoy Manor.
Se miraron.
El rubio intentaba encontrar las palabras para volver a disculparse, tan arrepentido, horrorizado y dolido que ahora que estaban a solas no sabía por dónde empezar.
—Hermione…
—No —le puso un dedo sobre los labios y negó con la cabeza — sé lo que está pasando por tu mente y no Draco, por favor. Ha sido un infierno —se mordió el labio inferior y él se sintió tan culpable que realmente tuvo ganas de llorar de nuevo — pero no solo para mi —apoyó la palma de su mano en la pálida mejilla del hombre —no quiero seguir llorando, ni seguir… sufriendo —hizo un gesto de impotencia con la mano —estoy bien y tú estás bien. Estamos juntos, no quiero más arrepentimientos ni disculpas Draco. Te perdono todo lo que ocurrió porque fuiste tan víctima como yo.
—No tan víctima —dijo él dejando salir lo que más daño estaba haciéndole —perdí la memoria pero me comporté como un auténtico gilipollas. Incluso antes de regresar a Londres yo —encogió los hombros con frustración, llevándose una mano a la frente —no era el mismo cretino de Hogwarts y me comporté como cuando era un crío estúpido.
—Draco…
—No —la silenció con un gesto de la mano —necesito sacarlo fuera ¿De acuerdo? —inspiró hondo —me daba miedo, me aterraba que lo que decían los periódicos, lo que me contaban Theo y Blaise fuera verdad. No quería que fuera cierto, Hermione. Una parte de mi se resistía a ti con tanta fuerza que… —se frotó el rostro con ambas manos —nunca —cruzó los brazos en un gesto de negación un par de veces —jamás, pensé que sería capaz de amar a alguien. Ahora me doy cuenta de que tan fervientemente luché contra esto —se llevó un puño al pecho y golpeó —yo no quería quererte, Granger. Nunca he querido hacerlo y, sin embargo —pasó la yema de su dedo por la mejilla de la bruja, recogiendo la única lágrima que se había escapado de su ojo derecho —lo hago de una forma tan absoluta e irremediable que me acojona de verdad —rió sin humor —sería capaz de cualquier cosa por ti, Hermione. Cualquier cosa.
—Todo está bien —repitió ella de nuevo — sé que luchaste contra esto —se limpió las lágrimas con una risita —me di cuenta de cuanto —puso los ojos en blanco e inspiró —yo tampoco quería enamorarme de ti ¿Sabes? —dijo con humor —puedes creerme cuando te digo que no eres el epítome del príncipe azul y todo eso.
Él alzó una ceja.
—Siempre fui el príncipe de Slytherin así que sería más bien verde.
—¿Crees que para una Gryffindor el príncipe de las serpientes sería la mejor opción?
—No lo sé —respondió él tomándola de la cintura para acercarla a su cuerpo —dímelo tú, Granger ¿Soy la mejor opción para ti?
Ella se puso de puntillas y besó su mentón.
—No, Malfoy —sonrió cuando el hombre frunció el ceño —eres la única opción.
Con un gruñido él la levantó hasta que alcanzó su boca sin tener que agacharse y buscó sus labios con tanta ternura que Hermione sintió que se derretiría entre sus brazos de un momento a otro.
—Merlín ¿Cómo pude olvidarte? —preguntó sin dejar de darle pequeños besos cortos y húmedos —no sé que hubiera pasado si no…
—No más —repitió ella cogiéndole de las mejillas para que la mirase —hubiera conseguido traerte de vuelta Draco, no pensaba perderte —aquellos ojos llenos del coraje de los leones le hizo sonreír.
—A veces das miedo, Granger —sus labios se ladearon en una sonrisa —eres tan condenadamente brillante que das escalofríos.
—Estoy muy cansada.
—Vamos a la cama entonces
Ella gritó cuando la levantó y la cargó hacia la habitación que habían compartido antes del accidente. Hermione había entrelazado los brazos alrededor del cuello de Draco y apoyó la cabeza en su hombro con los ojos cerrados disfrutando del viaje.
—Tengo que quitarte la compulsión, o al menos intentarlo. El doctor Jameson me dijo que podríamos ir a su consulta si lo preferías.
—No lo prefiero —respondió rápidamente. Lo último que quería era a otra persona, un muggle además, hurgando en sus sesos.
—Lo imaginaba. Si quieres…
—Mañana —respondió sin dejarla terminar —no pasará nada por esperar un día más.
—Quizás sea lo mejor—murmuró Hermione cuando la dejó sobre el colchón —¿Qué haces?
No pudo evitar sonreír al ver que Draco intentaba desnudarla.
—Draco… —se mordió el labio inferior —siempre te deseo pero yo… creo que hoy
Él bufó, molesto.
—Hoy vas a dormir ¿Por quién me tomas Granger? —dijo fastidiado —lo único que voy a hacer contigo será abrazarte, pero creo que será mejor si llevas un pijama.
Ella dejó que le sacara el jersey y que le desabrochara el sujetador.
—¿Dónde está tu pijama? —Al ver el rostro sonrojado de la mujer enarcó una interrogativa ceja —¿Hermione?
Ella no respondió pero Draco se dio cuenta de que había mirado furtivamente a la almohada por lo que la levantó y encontró una de sus viejas camisetas. Sintió tanta ternura al darse cuenta de que ella había estado durmiendo con su ropa que tragó saliva y carraspeó, cogiendo la prenda y pasándosela por la cabeza.
Le quitó los pantalones y se desnudó él mimo quedando en bóxers antes de meterse con ella bajo el edredón.
—¿Cómo te sientes? —preguntó acariciando su estómago —¿Cuándo es la próxima revisión?
—En dos semanas —respondió ella y, pese a la oscuridad, Draco pudo oír la sonrisa en su voz.
—Quisiera acompañarte —dijo el rubio sin dejar de acariciarla.
—Claro que sí —Hermione puso la mano sobre la de él y suspiró —me canso con más facilidad, aunque por suerte ya no tengo nauseas aunque sigo mareándome de vez en cuando.
—Aún me resulta… no sé, me cuesta creer que vayamos a tener un hijo—inspiró profundamente —tú y yo… no me malinterpretes, no podría elegir mejor madre y compañera —se rió de sí mismo —pero me gustaría poder usar un giratiempo solo para contárselo a mi yo del pasado. Me temo que él no pensaba igual.
—La Hermione de Hogwarts tampoco estaría feliz por ello —replicó ella con altivez.
—En cambio —dijo dándole un beso en la frente cuando ella se acurrucó contra él —el Malfoy del presente está aterrorizado por la idea de ser padre, pero feliz de que tú seas la madre.
—¿Incluso aunque vayas a terminar con siglos de pureza? Vas a sacar de un solo plumazo al apellido Malfoy de los Sagrados Veintiocho.
—Bien, podrán ser Sagrados Veintisiete entonces —respondió con una risita — no pueden importarme menos esas estúpidas creencias, además, después de todo, ambos sabemos que han demostrado ser, no solo falsas, sino tan arcaicas que podrían haber terminado con nuestro propio mundo.
—De hecho —dijo ella bostezando —leí hace poco un interesante artículo llevado a cabo por Apolline Delacour, la madre medio veela de Fleur Weasley. Por lo que tengo entendido es una mujer muy inteligente y una magnífica bruja. Estudió biología muggle en Francia y es una reconocida genetista. Hizo un estudio genético sobre los magos y brujas de Europa y, en la comparativa entre los distintos países, Inglaterra estaba rozando la línea de la posible extinción. Finalmente, tras el fin de la guerra y tras abolir varias de las arcaicas leyes de los matrimonio concertados, parece que hemos conseguido librarnos del problema, pero la endogamia estaba empezando a causar estragos en la sociedad. Los puristas se estaban cargando nuestro mundo y poniendo en peligro nuestra existencia.
—Entonces tu maravillosa sangre impura —dijo con una risita —va a obrar maravillas en las próximas generaciones Malfoy.
Ella rió.
—Eres un idiota —volvió a bostezar.
—Lo que tu digas. Ahora duérmete.
—Eres un déspota Draco —dijo acomodándose sobre él.
Él no respondió porque la respiración pesada de la bruja le indicó que se había quedado dormida.
Besó su sien y la abrazó, cayendo rápidamente también en los brazos de Morfeo.
…..
Morgan y Harry se habían quedado en Grinmauld Place hablando de lo ocurrido.
—He estado pensando —dijo Harry —¿Puedes hablar con los medimagos que llevan el caso de Adalid y con Bill Weasley para que valoren la posibilidad de verificar si, como a Malfoy, han hurgado también en su mente de forma no mágica?
—¿Quieres decir que han podido hipnotizarla?
—No lo sé —hizo un gesto de impotencia con las manos —pero, hasta que Maggie montó toda esta mierda de la Revolución de la Sangre ¿Cómo pudo utilizar a Adalid? ¿Y si ha buscado técnicas muggles que pudieran servirle para sus fines?
—Tal vez Adalid se ofreció realmente.
—¿Entonces por qué ha estado tanto tiempo controlada como una marioneta?
Morgan suspiró con pesadez.
—Hablare con ellos.
—Bien. Además hay algo más extraño en todo esto—dijo el auror frotándose la cicatriz de forma inconsciente —la mujer del retrato que pintó Narcisa… no era la misma que yo vi en Privet Drive —frunció el ceño cruzándose de brazos —Hermione dice que la bruja que la atacó, la que la encerró, la que estaba con Dennis… era esa mujer pero no es la que yo vi con Creevey, Morgan. No era la misma del retrato.
—¿No lo era?
Harry negó con la cabeza.
—Apenas fue una fracción de segundo, pero no era ella, hasta el color de pelo era distinto. Yo vi a una mujer de pelo castaño, largo y rizado. Se sorprendió al verme allí
—¿Quizás la luz? Era de noche, estaba todo en penumbras…
—No, Morgan, era muy diferente. La mujer del retrato es realmente fea —rió sin humor —créeme, la que escapó de Privet Drive era hermosa, me miró con asombro un segundo antes de que Dennis se la llevara.
—¿Crees que pueda estar usando poción multijugos?
—No lo sé ¿Es posible que un muggle o un squib utilicen la poción sin que les ocurra algo? —preguntó Harry mirándole interrogativamente.
—La verdad es que no lo sé —Morgan frunció el ceño —nunca he leído sobre eso, quizás pueda investigar mañana sobre los usos de pociones en gente no mágica.
—Se lo diré a Hermione, si te parece. Seguramente mañana insista en ayudar y, si la puedo tener entretenida con esto…
Se calló, no queriendo decir que estaba muy preocupado por ella y que preferiría que, al igual que Luna o Ginny, se mantuviera encerrada mientras él terminaba con aquello.
Sabía que era un pensamiento horrible, al fin y al cabo él había salvado el pellejo más veces de las que podía contar gracias a Hermione, pero aún así…
—Te entiendo —dijo Morgan como si le hubiera leído el pensamiento —yo también preferiría que investigara esto a que volviera a ponerse en la línea de fuego.
Harry estuvo a punto de echarle en cara la vez que él mismo se encargó de utilizarla como cebo, pero se lo pensó mejor, suponía que muchas cosas habían cambiado desde ese momento y ella no querría que guardara rencor a Morgan.
Suspiró.
—Está bien. Mañana te veré en el Ministerio y pondremos todo en claro, si te parece.
—Perfecto, Potter.
Cuando Harry subió las escaleras hacia su habitación, se sorprendió al escuchar las carcajadas de Theo que llegaban desde las cocinas y alzó las cejas con sorpresa.
Nunca habría creído posible que Luna y Theo pudieran congeniar en modo alguno pero, al menos su amistad parecía ir viento en popa. Nott volvió a reír acompañado de las carcajadas alegres y tintineantes de Luna y Harry sacudió la cabeza.
Quizás había algo más que amistada allí. Suponía que solo el tiempo sería capaz de responderle.
