Hola!

Esta semana, como os dije, la tengo muy complicada, perdonar si no puedo publicar tan seguido como siempre.

Siii fue mi cumple, ayer, miles de gracias por las felicitaciones ^^

Si hay algún dedazo, perdonadme, no lo he revisado porque lo quería subir y no me da tiempo. Espero que, pese a que es un capítulo un poco de transición, sin mucha historia, lo disfrutéis.

Ya va quedando menos, me da un poco de pena, porque esta historia está siendo muy especial, quizás porque era un OS que se ha convertido en algo grande!

Besos y abrazos

AJ

Entre libros y jabón

La lechuza de Harry les despertó al día siguiente.

Draco, que había comenzado a besar por todo el rostro a la dormida bruja que tenía entre sus brazos, en un primer paso hacia otros menesteres mucho más placenteros, maldijo en tres idiomas cuando la lechuza entró por la ventana entreabierta y dejó caer sobre la cara de Hermione una carta que la despertó en el acto.

—¿Qué ocurre? —preguntó la mujer en un graznido nada atrayente.

—Que Potter es demasiado madrugador para mi gusto —masculló Draco volviendo a tumbarse con el antebrazo sobre la frente mientras ella abría el sobre y leía el contenido de la carta.

—Quiere que investigue —frunció el ceño con disgusto y siguió leyendo hasta que, poco a poco, la arruga de su frente se fue difuminando —oh… vale, está bien, supongo.

Draco cogió el papel que había dejado sobre la almohada y leyó por encima.

No había que ser muy listo para darse cuenta de que Potter quería a Hermione lejos del punto de mira de la loca que la había secuestrado, escondida y a salvo. Bueno, pese a que le había jodido las intenciones que tenía con la bruja de buena mañana, agradecía la diplomacia del auror para conseguir que ella se quedase en el Lugar Seguro sin tener que discutir.

— Harry quiere que encuentre información sobre el uso de pociones en gente no mágica. Es para el caso, es importante ¿Crees que podríamos ir a la biblioteca?—se mordió el labio inferior —¿Será seguro estar allí?

Draco se apoyó en el brazo y se incorporó de lado para mirarla con gesto pensativo.

Necesitaba mantener a Hermione en la mansión y, como Potter, no quería tener que discutir con ella ni quería que se diera cuenta de su intención de tenerla bien encerrada bajo doscientos candados mientras cogían a la maldita sociópata.

—Podríamos intentar hacer en la biblioteca lo mismo que hemos hecho aquí —dijo frotándose la sien —no sé si sería posible en un lugar tan grande. Sé que ocultar la mansión es imposible, primero porque lo intenté y segundo porque las protecciones ancestrales no lo permiten, no del modo en que pude hacerlo aquí.

—Pero si logramos que la biblioteca se convirtiera, temporalmente en una extensión de este lugar —dijo Hermione con los ojos brillantes.

—Está bien, lo intentaremos después de desayunar —respondió Draco fingiendo rendición aunque por dentro tenía ganas de bailar una jiga irlandesa.

—Eso es perfecto — Hermione se estiró, le dio un beso en los labios y saltó de la cama rumbo al cuarto de baño.

Mucho más tranquilo de lo que había estado el día anterior pensando en cómo hacer que no fuera al Ministerio, silbó y salió de la cama sonriendo al escuchar el sonido de la ducha.

Oh sí, iba a intentar ocultar la puñetera biblioteca pero no antes de disfrutar de un buen reencuentro y un enorme desayuno.

Abrió la puerta y una bofetada de vaho y calor le recibió. El olor del gel de ducha que utilizaba Hermione llenaba toda la estancia y Draco cerró los ojos, imbuyéndose de él.

La bruja cantaba desafinando ligeramente alguna canción muggle que no conocía y se encontró sonriendo porque saberla feliz y a salvo era algo que, ahora que sus recuerdos estaban dónde debían estar, le resultaba necesario para tener paz mental.

Se acercó sigiloso como la serpiente que era y se quitó la ropa sin dejar de sonreír. Pasó a la ducha sin que Hermione le escuchara ya que seguía cantando desaforadamente y se pegó a su espalda, sujetando sus caderas para que no se resbalara ya que sabía que iba a asustarse.

—¡Draco! —después de gritar y tirar el bote de champú maldijo y trató de girarse entre sus brazos —me asustaste.

—Lo sé —él, que se había excitado en el mismo instante en el que la vio desnuda, con aquella perfecta espalda y aquel trasero que le hacía salivar, se apretó más contra ella y mordisqueó su oreja, apartándola del chorro del agua para que no les cayera en la cara — te necesito —rotó sus caderas para que pudiera sentir la dureza de su erección entre las nalgas —¿Lo notas?

¿Cómo no iba a notarlo? Se preguntó Hermione mordiéndose el labio inferior y apretando las piernas al sentir que su sexo palpitaba y se humedecía.

—Vaya —una de las manos de Draco había soltado la cadera y la rodeó, buscando su pubis y hurgando entre los suaves pliegues con los dedos —creo que tú también me necesitas ¿Hmmm?

Hermione echó la cabeza hacia atrás y él la giró, pegándola a a pared para buscar sus pechos con labios y manos, amasándolos, chupando los picos endurecidos.

Ella gritó cuando le dio un pequeño mordisco y él sonrió, apoyando los dedos de una mano sobre sus labios para decirle sin palabras que se mantuviera en silencio pero Hermione, poco dispuesta a ceder en eso, abrió la boca y mordisqueó las puntas, lamiendo su piel húmeda por el agua, chupando sus dedos entre jadeos.

Draco gruñó, dejando que su imaginación volara y continuó mordisqueando su sonrosado pezón, rodándolo por su lengua, absorbiéndolo entre sus labios hasta oírla gemir mientras pellizcaba el otro, rozándolo con el pulgar una y otra vez.

Cuando notó las femeninas caderas arqueándose aferró con ambas manos su pequeña cintura y se arrodilló besando su ombligo, su estómago plano donde su bebé crecía protegido de todo y finalmente su pubis, hundiendo la nariz para respirarla.

Merlín, se le hacía la boca agua únicamente con la expectativa de saborearla de nuevo.

—Draco —ella le sujetó del pelo y abrió ligeramente las piernas.

—Quiero desayunar —le dijo con humor.

Usó los pulgares para separar los tiernos y empapados pliegues y con la punta de la lengua torturó su hinchado y anhelante clítoris una vez, dos.

Ella soltó un hondo gemido y Draco lamió toda su hendidura, atrapando el nudo de carne con los labios y tironeando suavemente.

Las manos de Hermione le empujaron contra su sexo y él perdió el control.

La devoró, mordiendo sus pliegues, besando cada parte, enfebrecido, anhelante de sentir su orgasmo en la boca.

La besó, mirando hacia arriba, deleitándose con su rostro enrojecido y sus labios entreabiertos, jadeantes e hinchados.

—Quiero que te corras, Hermione —dijo contemplando sus ojos mientras lamía de nuevo y sentía como su pequeño agujero se contraía —quiero beber de ti —sonrió y volvió de devorarla hasta que, con un grito ahogado ella terminó, temblando entre espasmos bruscos e incontrolables —Ahora —dijo Draco levantándose del suelo y elevándola contra la pared —rodéame con las piernas —murmuró con voz grave.

Hermione lo hizo a duras penas, aún con las reminiscencias de su orgasmo reverberando en su cuerpo y Draco se empujó, enterrándose en ella hasta la empuñadura.

—Oh joder Hermione —dijo al sentir cómo su sexo aún se contraía espasmódicamente —tan apretada —susurró saliendo lentamente para entrar una vez más.

Ella gimió su nombre y Draco simplemente se dejó llevar.
Se internó en ella una y otra y otra vez, diciéndole sin palabras lo mucho que la quería en su vida, lo mucho que la necesitaba, lo mucho que la deseaba.

Cuando finalmente se dejó llevar por su propio orgasmo ella se rompió con él en millones de pedazos, desmoronándose juntos en aquella pequeña muerte.

—Ahora sí son unos buenos días —dijo Draco besando su frente, su nariz y finalmente su boca.

—Necesito ducharme de nuevo —respondió ella jadeante devolviéndole el beso.

—Yo me ocuparé de eso —dijo acariciando su espalda con voz seductora.

Hermione rió y, cuando salieron finalmente del cuarto de baño, fue solo porque la bruja se escapó entre carcajadas gritando que se morirían de hambre si no salían de allí.

….

—¿Has encontrado algo? —preguntó Hermione después de más de una hora revisando cada una de las estanterías.

—No. No sé, empiezo a creer que al ser algo que tiene que ver con los muggles, mi padre puede no haber querido tenerlo aquí. Pero es extraño, creo que cada libro escrito en el mundo mágico está en esta biblioteca. Al menos padre se vanagloriaba de eso en cada reunión social en la que asistí con él.

—Pues habrá que seguir buscando —dijo Hermione sin desfallecer.

Después de un copioso desayuno, la castaña se sentó a responder a la lechuza de Harry y envió una nota a Morgan para ver si podían verse pronto en Grinmauld Place. Mientras ella escribía, Draco se puso manos a la obra con la tarea de ocultar la biblioteca y, cuando finalmente lo logró habían pasado más de tres horas y varios intentos fallidos.

Pidió a dos de los elfos de Malfoy Manor que intentaran acceder a esa parte concreta de la casa pero no fueron capaces de llegar allí, la estancia parecía haber desaparecido de la casa, del mismo modo que otrora lo hiciera el Lugar Seguro.

Una vez que la biblioteca se blindó, Hermione hizo de ella su base y Draco comprendió, quizás demasiado tarde, que tal vez había sido un completo error darle acceso absoluto y seguro a ese lugar, que, para una come libros como ella debía ser lo más cercano al paraíso en la tierra.

—¿Qué es exactamente lo que tenemos que buscar? —preguntó Draco después de otra infructuosa media hora.

—Si un squib o un muggle puede beber una poción, creo, no estoy del todo segura, pero Harry cree que Maggie usó poción multijugos. No explicaba mucho más en la carta.

—Entonces la pregunta está mal enfocada —dijo Draco.

—¿Por qué?

—Obviamente un squib puede beber una poción. Piensa en esto, normalmente cuando un niño nace no sabes que es un squib, quiero decir, la magia involuntaria no se presenta en bebés, sino en niños ya más mayores. Puedo asegurarte que mi madre me dio más de una poción siendo niño cuando estaba enfermo, incluso antes de tener mi primera revelación de magia involuntaria ¿Qué habría pasado si a los once años no hubiera recibido la carta? Si hubiera resultado ser un squib igualmente habría tomado las pociones en la infancia y me curaron.

—Claro —dijo ella —un squib que nace en una familia purista crece del mismo modo que un niño mágico.

—Exactamente.

—Pero hay niños squib abandonados siendo muy pequeños.

—Sí, hay familias que hacen pruebas de sangre —frunció el ceño —por lo que sé nada agradables y bastante dolorosas, son prácticas bastante… poco legales. Pero de esa forma se evitaban educar a un hijo no deseado, supongo.

—Es cruel —exclamó ella.

—No lo negaré —respondió Draco —pero el punto es que un squib puede beber una poción. Ahora bien ¿Puede beber una poción multijugos? O más concretamente.

—Por supuesto —Hermione chasqueó los dedos —Harry ha olvidado algo muy importante al hacerme esa pregunta, algo que él sabe muy bien.

—¿El qué?

—Los muggles también pueden beber pociones con el mismo resultado —ella sonrió —al menos sabemos que la amortentia puede ser consumida ¿No? Al fin y al cabo así fue concebido Tom Riddle.

—Voldemor —susurró Draco.

—Exacto.

—Bien, entonces lo que realmente estamos buscando es concretamente si la poción multijugos tiene el mismo efecto en un squib o un muggle que en una bruja o un mago

—Eso es —terció Hermione —¿Puede un muggle transformarse en una bruja o un mago si consume poción multijugos? ¿O tal vez se de algún tipo de reacción adversa?

—Siendo así, tendríamos que buscar en otra sección —dijo Draco cerrando el libro que había estado leyendo y señalando el piso superior hacia el lado opuesto de la fastuosa estancia —en el primer pasillo creo recordar que hay varios libros sobre cambios físicos, desde poción multijugos a hechizos punzantes y transformación física. También hay varios tomos de animagia y hombres lobo.

—Echaremos un vistazo —dijo Hermione poniéndose en pie.

—¿Por qué Potter piensa que Rymer ha usado la poción?

—No fue demasiado claro en la segunda carta que me envió, pero me dijo que él no vio a la misma mujer que yo en la antigua casa de los Durlsey. La mujer que estaba con Dennis era la misma que pintó tu madre en el retrato, pero, al parecer, no es la que estaba en Privet Drive por lo que, o se fue y llegó la otra o se tomó una poción multijugos que perdió el efecto cuando llegasteis a por mi.

Draco se frotó la frente con fastidio.

—Así que volvemos a estar a ciegas ¿No? No estamos mucho más cerca de averiguar quién coño es Maggie Rymer.

—No tan a ciegas. He escrito a Morgan para ver si podíamos vernos en Grinmauld Place, quizás mañana. Me ha confirmado que no habría problema y me ha contado que ha vuelto a Privet Drive esta mañana y ha conseguido encontrar el rastro de magia de Dennis.

—Que cabronazo —dijo Draco con incredulidad.

—Es un buen Inefable ¿Sabías que es sobrino de MacGonagall?

—No me jodas —exclamó el rubio.

—Lo descubrí hace poco y no —dijo al ver el brillo divertido de los ojos de Draco —no puedes decirle que lo sabes y tampoco puedes contárselo a nadie. Confío en ti —añadió haciéndole gruñir y condenándole con aquellas palabras.

—No vuelvas a contarme algo así si tengo que callármelo.

—De acuerdo —dijo Hermione —si me entero de chismes jugosos no te los contaré a no ser que puedas hablar de ellos.

Draco se quedó pensativo un instante.

—No, prefiero saberlo —Se dijo que no se trataba de ser cotilla, para nada, pero el conocimiento era poder y, a fin de cuentas, él era un Mafoy y le gustaba el poder.

—Así que Atwater tiene el rastro de Creevey, espero que haya hecho algo más que encontrarlo.

—No me ha dicho nada más, pero supongo que mañana nos enteraremos de todo ¿Vendrás conmigo?

—Por supuesto —no iba a quedarse allí mientras ella iba a casa de Potter sola. De hecho suponía que pasaría un tiempo hasta que fuera capaz de perderla de vista más de cinco minutos —sigamos buscando, con suerte llevaremos algo de investigación propia a la reunión.

Comieron unos sandwiches y algo de zumo de calabaza y continuaron durante toda la tarde hasta que cerca de las siete y media, cuando estaba a punto de rendirse, Hermione lo encontró.

—¡Aquí, Draco! —se acercó a él corriendo, enarbolando por bandera un libro titulado Farmacovigilancia del medimago pocionista. —lo tengo, es apenas un pasaje en todo el tomo, pero es suficiente. Mira.

Le tendió el libro abierto casi por la mitad y Draco leyó en la línea que ella señalaba.

Dentro de los efectos adversos que podemos encontrar en la poción multijugos, es remarcable la diferencia de los mismos que encontramos en los muggles. Se han reportado casos de gente no mágica intoxicada con la poción, en todos los casos han sufrido una gastroenteritis aguda que les ha mantenido con suero durante una semana, por el contrario los squibs, magos y brujas son capaces de tolerar la poción sin efectos adversos de índole estomacal, aunque sí sabemos que en un dos por ciento de los squibs en seguimiento, presentaron cefaleas y erupciones cutáneas posteriormente a la toma de la poción.

—Bien hecho —dijo con una sonrisa ladeada devolviéndola el libro y dejando caer la pluma que tenía en la mano —si tengo que pasar un minuto más aquí es posible que se fundan mis neuronas ¿Crees que podríamos dejar la biblioteca por hoy?

Hermione parecía reacia y Draco simplemente la cogió de la mano y les apareció en lo que ya se había convertido en su hogar.

—Eres un déspota —replicó ella algo molesta al verse en la sala.

Draco simplemente encogió un hombro con indiferencia.

—¿Sabes? —miró a su alrededor —tener de nuevo mi memoria me ha hechor recordar este lugar —entrecerró los ojos y su voz bajó un tono o dos, volviéndose ronco y sensual —y todas las cosas que hemos hecho aquí —se acercó más a ella hasta que sus alientos se entremezclaron —pero sinceramente, estoy deseando poder volver a pasear libremente por la mansión. Merlín, esto es una casa de muñecas.

Hermione dio un paso atrás y le miró con incredulidad.

—Es casi el triple de grande que mi apartamento.

—Tu apartamento era una caja de cerillas, de las pequeñas.

Hermione le golpeó.

—Perdí el alquiler del piso —dijo con un suspiro.

—¿Por qué lo perdiste? —Draco frunció el ceño

—Digamos que olvidé los dos últimos pagos —rió entre dientes —no he pasado mi mejor época —se encogió de hombros —tu memoria, el bebé, la investigación… simplemente me olvidé y el casero lo realquiló. Está bien —dijo al ver que él iba a replicar —necesita el dinero realmente, además yo le dije que me iría por una temporada. De todas formas Grinmauld Place es mi casa, no es como si me hubiera quedado en la calle.

—¿Cómo dices? —preguntó Draco con la voz gélida —Granger, estás embarazada de mi hijo. Que me cuelguen si voy a dejar que salgas de esta casa —señaló su estómago —así.

Hermione enarcó una ceja.

—¿Si vas a deja? —Se cruzó de brazos — Malfoy, soy una mujer, no una niña a la que puedes poner donde te parezca.

—Eres la madre de mi hijo —respondió él con un bufido.

—¿De tu hijo? ¿Y qué te hace pensar que será un niño? Eres un machista—soltó ella encarándose con él.

—Oh vamos, no ha habido niñas en la familia Malfoy en generaciones. Claro que será un niño.

—¿Y qué hay de los Black? —preguntó Hermione —tu madre sólo tiene hermanas, la familia Black sí que tiene niñas y tus genes no solo son de tu padre.

—Bueno ¿Qué coño importa? —exclamó frotándose las sienes —eres la madre de mi hijo —la miró con intención —o de mi hija. Así que no vas a dejar esta casa —añadió calmadamente, como si quisiera que comprendiera sus palabras —cuando podamos dejar este lugar, simplemente nos trasladaremos a mis aposentos —dijo como un rey hablando con sus súbditos.

Ella fue a replicar pero justo en el momento en que abría la boca para decirle que podía irse a la mierda o utilizar los decretazos con otra bruja más tonta que ella, le miró a los ojos y se dio cuenta que, bajo esa capa de altivez él estaba realmente ansioso y preocupado porque ella pudiera irse de allí.

Era tan… autocrático y tan idiota a veces.

Suspiró ¿De verdad no se daba cuenta de que simplemente tenía que pedírselo y ella se quedaría con él dónde quisiera?

Vio sus nudillos blancos por la fuerza con la que apretaba los puños y sacudió la cabeza pensando que, en el fondo, Draco siempre sería un Malfoy.

—¿Te das cuenta de que solo tienes que pedírmelo? —preguntó con una sonrisa en su voz.

—Un Malfoy no pide —dijo con una frase que parecía haber aprendido desde la cuna.

—¿Seguro?

Draco se mesó los cabellos con frustración y la miró lanzándole puñales con los ojos. Se enzarzaron en una pelea de miradas que, contra todo pronóstico, no ganó él.

Finalmente, con un suspiro pesaroso resopló.

—Maldita seas —dijo con un gruñido —me estás volviendo un imbécil, Granger.

—Digamos que me gustó tu forma de pedir disculpas.

Ella rió y Draco la miró furibundo.

—Eso no volverá a pasar —dijo arrastrando las palabras.

—Eso espero —respondió Hermione —la parte de tener que pedir perdón, quiero decir. Aunque lo de pedir es algo en lo que deberías trabajar.

—Joder Granger ¿Te quedarás conmigo o no? —preguntó con los dientes apretados.

Hermione sonrió, suponiendo que eso era un paso después de todo.

—Me quedaré —dijo rodeándole el cuello con los brazos.

Draco soltó el aire que había estado conteniendo y abrazó su cintura.

—Será un niño —murmuró un segundo antes de besarla para silenciar la réplica que estaba a punto de salir de sus labios.

…..

En el Lugar Seguro de las serpientes, Pansy estaba terminando uno de los bocetos de su nueva colección Libres un vestido tipo túnica largo y elegante de color verde esmeralda con la espalda al descubierto un tirante en un hombro y una manga larga y de gasa en el otro.

—¿Qué te parece? —preguntó a Blaise animando el dibujo con la varita para que modelara para él —¿No es hermoso?

—Sí que lo es —dijo el moreno imaginándose a Pansy dentro de aquel vestido —quiero verte con uno de esos. Pronto —miró sus labios un momento antes de comerse su boca en un beso fiero y posesivo que hablaba de necesidad y deseo.

Theo resopló al otro de la estancia.

—Os agradecería que dejarais ciertas cosas para la intimidad de vuestro dormitorio, no quiero tener que vomitar la cena.

—Theo, si lo que tienes es envidia siempre podrías hacer un viajecito a Grinmauld Place para… desahogarte —respondió Blaise, mordaz.

Pansy arqueó una bien delineada ceja mirando a su amigo.

—¿En serio? ¿Luna? —se quedó pensativa durante un rato y después se encogió de hombros —es bonita, quizás demasiado cándida y buena para ti, pero a lo mejor te viene bien después de todo.

—¿Qué estás metiéndole en la cabeza? —preguntó a Blaise —Luna y yo somos amigos.

—También Blaise y yo éramos amigos —dijo la mujer sin levantar la vista de su dibujo.

—Y lo seguimos siendo, querida —respondió el moreno besando su sien —solo que es una amistad mucho más interesante.

Theo puso los ojos en blanco.

—La amistad con Luna ya es lo suficientemente interesante —replicó Nott.

—Mira Theo —dijo Blaise con más seriedad de la que Theo le había oído en mucho tiempo —sé que tenías planes con Hermione y seguramente con ella todo habría sido muy sencillo porque sois prácticamente iguales —frunció el ceño —descontando todo eso de que ella es una heroína de guerra y tú hijo de un mortífago o que ella sea hija de muggles y tú un sangre pura, o que ella sea una Gryffindor y tú un Slytherin…

—Sí sí, lo pillo, Blaise.

—Obviando esas cosas que, en mi opinión no son importantes, en lo que cuenta sois iguales, come libros, listos, sensatos, leales… podría seguir pero no tengo ganas de hincharte el ego así que puedes hacerte una idea. El caso es que contra todo pronóstico ella y Malfoy parece que tienen algo muy serio que, sinceramente, es posible que acabe en boda —rió entre dientes —un Malfoy casado con una hija de muggles sería grandioso —dejó de reír al ver el rostro oscurecido de su amigo —siendo así y sin posibilidades de llevarte a la chica, tal vez Lovegood, con quien tienes lo mismo en común que con grindylow, sea lo que necesitas para olvidar a Granger.

Theo puso los ojos en blanco.

—¿Quieres decir que un clavo saca otro clavo? —preguntó Pansy que se había envarado de pronto —Osea que olvidarme sería tan fácil como irte a buscar a otra a ver si me saca de tu mente?

—No he dicho eso, querida.

—Pues suena a que para olvidar a una mujer solo hace falta otra, Zabini.

Theo sonrió con maldad al ver el charco en el que se había metido su amigo él solito y se cruzó de brazos disfrutando del espectáculo.

—Por supuesto que no, pero Theo no está enamorado de Hermione en realidad.

El silencio cayó sobre el trío.

Blaise miraba a Pansy con horror, ella contemplaba a Blaise con asombro y Theo los observaba a los dos sin perder detalla, deseando poder recordar hasta el más mínimo detalle para la posteridad.

—¿Y tú estás enamorado de mi, Blaise? —preguntó la morena en un susurro.

Al ver el brillo en los ojos de la mujer y la forma en la que su amigo tragaba saliva, Theo se sintió un mirón e, incómodo y descolocado por todo aquello, se levantó en silencio y se fue hasta su habitación con el libro que había estado leyendo, pensando en que lo mejor sería que continuara su lectura en la intimidad de su dormitorio.

Cuando entró puso un hechizo silenciador, nada interesado en lo que pudiera estar ocurriendo al otro lado de la pared y se tumbó en la cama, pensativo.

No estaba seguro de si las cosas que sentía por Luna era producto del cariño que había empezado a tener por la particular chica en Hogwarts, si eran fruto del despecho por haber perdido a la chica como decía Blaise o que verdaderamente sentía una extraña y absurda atracción por la rubia simplemente por ser ella.
Era cierto que tenían lo mismo en común que una taza y un espagueti, pero quizás, si se abría un poco a las posibilidades… a fin de cuentas Luna era preciosa, no podía negar lo evidente y, aunque tenía creencias de lo más absurdas lo cierto era que le hacía reír y que hacía mucho tiempo que no se sentía tan cómodo con alguien como con ella.

Apagó las luces y cerró los ojos pensando que, al día siguiente, tal vez podría ir a hacerla una visita, por comprobar la teoría y estudiar las posibilidades.

Cuando se durmió, lo hizo con una sonrisa en los labios ante la expectativa.