_¿Qué hace él aquí?

Severus se vió fugazmente transportado al pasado cuando tuvo que sujetar a Draco por el hombro para que no se lanzara contra Potter pero, ahí no había nada que pudiera zanjar quitando unas decenas de puntos a Griffindor.

_El señor Potter está aquí en calidad de auror_ explicó con su voz sosegada_, ha venido a... ayudar.

El tono capcioso de la palabra "ayudar" no pasó desapercibido al orgullo de Harry, ni tampoco a Malfoy que sonrió con suficiencia emitiendo una risa de una sílaba que ahondó en la herida de Potter.

_¿Y tú, Draco?_espetó Harry_ Según su hijo, uno de los atacantes era rubio...

Draco se precipitó hacia él dispuesto a hacerle tragar sus palabras, Potter alzó los puños para defenderse pero Snape volvió a intervenir separándolos antes de que llegaran a tocarse.

_No es de buena educación, Draco, atacar a un funcionario del ministerio. El señor Potter... se marcha ya.

No podía evitarlo, a pesar de tantos años, no podía evitar sentir un malévolo placer en ver al hijo de James sufrir cierta dosis de humillación. Al momento comprendió de lo inapropiado de ese sentimiento. Creía que ya había superado todo aquello. Sería que_ pensó torciendo la sonrisa_ había regresado a sus antiguas costumbres, hacer sufrir a los demás para aminorar su sufrimiento.

_¿Ha terminado con su interrogatorio, verdad señor Potter?

_¡No!_ Harry se encaró con ese tipo, Crow, o cómo se llamara_ Quiero saber qué hace él aquí, de qué se conocen y qué relación tiene con la desaparecida...

_¿La "desaparecida"?_ Snape hablaba entre dientes_ ¡Se llama Paula, Paula Demons y es mi mujer! ¡la madre de mi hijo!. ¡Espero que la próxima vez, la llame por su nombre!, ¿o le gustaría que alguien se refiriera a su madre como "la difunta"?

El dolor le envenenaba la lengua, se arrepintió completamente de haber faltado al respeto a la memoria de Lily, eso había sido casi tan absurdo y tan malvado como cuando la llamó "sangre sucia".
Potter le miró con fijeza, su capacidad de empatía le hacía perdonar la mención hacia su madre pero... pero... a ese hombre le temblaba la barbilla, la piel de su rostro parecía desmoronarse o evaporarse, volvía a verse... borroso.

_ Comprendo su angustia, créame, si algo le pasara a Ginny, yo..._ Draco no ocultó el gesto como de vomitar al mencionar a la pelirroja y Harry se endureció_ . ¡Tiene que colaborar, señor Crow!, ¡su identidad puede darnos pistas sobre quién está detras de todo esto!¡Sé que fue un mortífago pero basta ya de esconder su rostro tras una... máscara!¡no sea cobarde!

Snape acometió contra Potter, agarrándole de la pechera sin darle tiempo a sacar su varita, el chico se retorcía (¿dónde has dejado la dignidad, Potter?) como si pensara que podía librarse de él tan fácilmente. Enfrentó su mirada con furia, sus ahora huidizos ojos verdes no le inspiraban ningún recuerdo que borrara el hecho de que volvía a llamarle cobarde y tuvo que contenerse, mucho, muchísimo, para no hacer que el cerebro de ese presuntuoso y prepotente muchacho que seguía creyéndose en posesión de la única verdad, ardiera hasta que echara humo por las orejas como una tetera.

Harry... Harry tuvo miedo.

Snape le soltó, abriendo la mano de golpe como si tocarle le produjera asco.

_Váyase_ pronunció Snape arrastrando las sílabas_. Ahora.

_Está bien,_ contestó Potter dirigiéndose a la salida. Draco no se apartó para cederle paso, se mantuvo erguido en medio del pasillo_, esto es una pérdida de tiempo.

"Otro hubiera cerrado la puerta con un portazo", pensó Snape, pero Potter no podía rebajar su nivel de... santidad.

_He llegado en mal momento_ se disculpó Draco.

_ Todo es un maldito mal momento desde que se la llevaron.

Draco le miró con atención. No era necesario ser un lince para darse cuenta del trastorno que causaba la ausencia de Demons en Snape. Incluso con esa cara que ocultaba la suya.

_Vengo de la Casa de Hiedra_ Snape sonrió al reconocer el nombre que James daba a la casa de su abuelo_ No he podido... encontrarla. No se veía por ninguna parte...

_Hemos hecho un encantamiento fidelio_Severus reveló el emplazamiento de la casa que ya conocía y Draco asintió_ Nos pareció más seguro así.

_Me pasaré luego a jugar con James un rato.

Severus se dejó caer en un sillón. Parecía realmente abatido.

_Gracias_ dijo sin levantar la vista del suelo.

_Si va a seguir con esa cara, debería cortarse el pelo.

Snape resopló.

_Puedes tutearme, Draco, a ella..._ la mirada de Severus se empañó_ a Paula la tuteas.

_Paula no fue mi exigente profesora de pociones, ni jefa de mi casa_ Snape volvió a resoplar, pero su bufido sonaba como una risa_ ¿Hay algo que pueda hacer? Cualquier cosa...

Severus suspiró (¿Por qué me cuesta retener el aire en los pulmones?). Sí, había algo.

_Potter dice que hubo una profecía que les puso en aviso para investigar esto. Tengo que entrar en el ministerio y averiguar qué dice.

Draco tomó asiento en otro de los sillones y se alegró interiormente cuando pudo mirar la familiar cara de su padrino. Sus cejas juntas por la preocupación, las arrugas que comenzaban a marcarse alrededor de los ojos, su notoria nariz. El rubio contestó:

_Eso va a ser... muy difícil. Aumentaron la seguridad después de que Potter destrozara la sala de las profecías..._ Malfoy recibió la mirada de Snape reprendiéndole_ Potter y los... bueno, mi padre... Han reforzado la seguridad.

_Sí, además los mortífagos_era curioso referirse a los mortífagos, como si ellos dos no hubieran pertenecido a ese grupo_ tenían gente dentro. Así que eso haremos. Buscaremos alguien dentro. Tienes que conseguir... es una especie de boletín, ...a veces lo publican en El Profeta.

La mayoría de los magos no lo sabía, era una de esas informaciones con letra pequeña que la gente solía pasar por alto y si él lo conocía era únicamente porque Dumbledore delegaba en él la tediosa tarea de ir cada año a notificar los nombramientos de los profesores al ministerio. Para hacerlos legales tenían que ser debidamente publicados. Todos los nombramientos. Todos.

_Hay que encontrar alguien nuevo en el departamento de misterios, que sea accesible. Se puede usar un Imperio o Confundus...

_Yo me encargaré_ asumió Draco.

_No tienes por qué, lo sabes, ¿verdad? A Paula no le gustaría que te pusieras en peligro...

El rubio rió con ganas.

_¡Paula no sabe el significado de esa palabra! Además, ella me prometió que tendría mi dosis de aventura...

Snape despidió a Draco que le aseguró que pasaría la noche con James, (el niño admiraba a Malfoy y entre ellos había un vínculo especial, era el mago más jóven que conocía), que podría quedarse tranquilo en la casa, por si los secuestradores querían ponerse en contacto con él. Snape le prometió que comería y dormiría y por la mañana, emprenderían la búsqueda de su topo en el ministerio.

Cerró suavemente la puerta y en vez de ir a la cocina, (definitivamente no necesito comer) subió las escaleras directamente al dormitorio. Se cambiaría, iría a ver a Mundungus por si él tenía noticias. Lamentó terriblemente no tener elfos domésticos para mandarles a buscar a Paula hasta en el fin del mundo.

Sus ojos le miraban desde cada foto.
Había recogido todas las de la casa y las había colocado en su dormitorio, preveyendo la llegada de algún investigador. Él salía en la mayoría de ellas también, con ella, con ellos, tocándose, riéndose...
"Has prometido que dormirías..." parecía decirle tras los cristales.

_Sí... mamá.

Se echó en la cama sin desnudarse, acariciando las finas sábanas del lado de la cama de ella. Cogió la almohada para aspirar su aroma y sus manos se tropezaron con el camisón de seda que ella solía guardar bajo la almohada. Siempre seda.
Lo sacó y lo estrujó entre sus dedos.
Dolía. Dolía tanto.

Era un negligeé de un color borgoña intenso que él le había regalado.

Recordaba perfectamente ese día. Fue el día en que... algo, rememoró apretando los ojos, (venga, idiota, reconócelo, algo...) se rompió entre ellos.