_ Señor...

Draco cerró la boca reconociendo el gesto de Snape, con una mano alzada hacia él, apuntándole con un dedo, mandándole callar, mientras en el puño conservaba los papeles inútiles ya.
Con la otra mano masajeaba su entrecejo mientras sus facciones iban recuperando su forma original, mucho más agradables de contemplar para Draco que la anodina y vulgar cara con la que se disfrazaba.
Si pusieran su foto en el diccionario al lado de la palabra "devastación", no haría falta definir su significado.

_ Señor, tendremos que ir a...

Aguien llamaba. Aporreando la puerta con impaciencia.

Snape desvió sus ojos hacia la madera, como si pudiera hacerla desaparecer del universo con la mirada.
Draco dió unos pasos y observó por la mirilla.

_Es un muggle...

Snape abrió la puerta sin comedimiento, con una energía excesiva.

_ ¡Severus!¡Debbiemehadichoque...!¡Paula!¡Dimequenoesverdad!¡Dimequeellaestá...!

Harry, (su Harry), rubio, fornido, bronceado, balbuceando su preocupación.

_Pasa, Harry, entra..., como si estuvieras en tu casa.

El tono de Snape no dejaba lugar a dudas. No era bienvenido. Le miraba como diciendo "no puedo evitar que Deborah te lo haya contado, pero no pintas nada viniendo aquí".

_ Te saqué de una, Severus, de una gorda. Espero que no lo hayas olvidado. ¿Pero qué...?_Harry Simons se lanzó hacia él palpando sus brazos y su pecho, asegurándose de que no hubiera lesiones bajo la ropa_ ¿Te has quemado?¿Estás bien..?

_Sólo ha sido la ropa_la ropa y la única pista sobre el secuestro de Paula.

Severus resopló.
No le caían mal los amigos de Paula. Tanto Deborah, como Harry eran ácidos, inteligentes y desdeñosos con la vida. Harry era un tipo arrogante, decidido bien pagado de sí mismo, con una suave mordacidad que se mantenía en los límites de la buena educación inglesa. Bien parecido. Y con una afinidad especial con Demons que nunca había comprendido del todo y que le hacía sentir (¡oh, vamos, confiésalo!) celoso.

_ No creo que puedas ayudar en esto_ dijo con superioridad.

_Ya veo que has reclutado alguno de... los tuyos _Harry Simons señaló con la cabeza al jóven que le miraba arrugando el labio superior con evidente desagrado, bien, la sensación era mutua _. De todas formas, dime qué ha pasado.

Snape contó (¿cuántas veces lo había contado ya?) lo que sabía del secuestro de Paula. Al menos, Simons no parecía culpabilizarle de ello. Tenía que concederle al muggle que había conseguido crear una especie de camaradería entre ellos. Demasiada, pensó Snape recordando un bochornoso incidente durante la despedida de soltero del chico.

Simons asintió a todo, se paseó por el salón, meditando. Finalmente, decidió algo, (algo grave, pensó Snape) y le preguntó si tenía alguna cosa de beber. ¿El miedo te seca la boca, Harry?

_Hay agua en la cocina_ respondió Snape.

_ Me temo que el caso requiere algo un poco más fuerte.

Sirvió dos copas del mueble bar del salón y alargó una a Snape. Draco estiró el brazo para coger la otra.

_¿Tienes edad para beber, chico?

_Dásela_pidió Snape _ se la ha ganado.

_Bebe rápido y te vas_ordenó Harry con autoridad de médico_ Tengo que hablar con Severus.

Vaya, Severus alzó la ceja sobre el borde de su vaso. Eso era un poco sorprendente y algo preocupante... ¿qué tenía que contarle Simons para llegar a echar a Malfoy de esa manera? Al menos le había ofrecido una copa, tenía la consideración de... anestesiarle... primero.

Severus asintió y Draco apuró el vaso casi de un trago y se despidió dando explicaciones para no dejar que pareciera que el muggle le expulsaba. Aún tenía a una bruja bajo un cofundus a la que tendría que acompañar a casa y borrarle la memoria para que no asociara su conversación al caos que iba a encontrarse mañana en su despacho.
Salió de la casa antes de desaparecerse.
Snape aún suspiró una vez y tomó otra copa antes de dar pie con una mirada impaciente a la conversación con Simons.

_ Severus, tengo que contarte algo...

_ ¿De veras crees que es momento para... confesiones?

Harry dudó. Era verdad que ese hombre le causaba cierta aprensión, por no llamarlo miedo. Sobre todo después de que una vez le apuntara con esa varita suya y sintiera su presencia en su cabeza, revolviendo recuerdos de él y de Demons juntos. Aunque en aquella ocasión, Severus pareció satisfecho, no estaba seguro de que se quedara tan tranquilo esta vez. Sobre todo porque esa voz suya, profunda, similar al gruñido de una fiera antes de atacar, no le animaba en absoluto.

_Tienes que saberlo.

Simons tragó saliva mientras los nudillos de Snape palidecían al apretar el vaso.

_¿Ahora tengo que saberlo?_ trataba de pronunciar calmadamente y su voz surgía despacio, pero su timbre hacía casi vibrar los cristales_ ¿Ahora... es importante que lo sepa? No quiero saberlo, Harry, no quiero. No te gustaría nada lo que te haría si lo supiera.

Snape apretaba tanto el vaso que parecía que en cualquier momento iba a saltar convertido en pedazos. Ojalá fuera su cabeza (la de Harry, claro) lo que apretara. El muggle parpadeó un par de veces, incrédulo antes de replicar.

_Eres un auténtico capullo_ dijo Harry, sin amedrentarse ante los oscuros ojos del mago, que pretendían traspasarle como puñales_. Siempre me he preguntado que vió Paula en ti.

Severus bebió antes de responder desdeñoso.

_ Creo que se sintió atraída por el tamaño de mi... nariz.

Simons se levantó de repente, adelantando sus hombros, doblando sus brazos. Sus biceps abultaban bajo la camisa. Snape lo estaba esperando, se levantó igual de rápido y sacó su varita.

_Es eso, ¿no, Severus? No serías tan... hombre sin ese palo.

Snape pasó la lengua despacio por el filo de sus dientes y con premeditada calma, dejó la varita sobre una mesilla dispuesta junto al sofá.

_Soy más hombre de lo que piensas... aunque no haya sido suficiente para ella.

Harry cerró el puño y lo lanzó a la mandíbula del mago que lo esquivó ágilmente, respondiendo con un golpe seco a la boca del estómago del muggle. Simons se repuso rápido, casi sin resoplar, y se cirnió contra el mago aplicando la fuerza de sus ochenta kilos en varios puñetazos a las costillas. Snape no tuvo más remedio que retroceder, le dió tiempo a ver los ojos claros de Harry inyectados en furia antes de dirigir otro de sus puños como misiles hacia su cara.
Snape se desvaneció. El puño de Simons atravesó el humo y Snape se rematerializó a su espalda atacando con golpes precisos sus riñones.

_ Cabrón_ dijo Harry_ usando tus sucios trucos de titiritero...

_Sería un imbécil si no usara las ventaja que poseo, ¿o es que piensas adelgazar antes de pegarme de nuevo?

De nuevo se deshizo en niebla para acercarse y golpearle en su ancha mandíbula.
Simons arremetió como un toro, tirándose contra él, llevándole en su caída contra el suelo, rompiendo una de las mesillas de camino. Con precisión de gimnasio, el muggle le inmovilizó con una llave. Pero no fue su fuerte lazo lo que impidió que Snape volviera a esfumarse, fueron sus palabras.

_Ella te quiere, idiota_ Snape le miró a los ojos, quería cerciorarse de que no mentía_ Te quiere. Tú no viviste la determinación con que fabricó aquel antídoto. No sabes con qué elocuencia me convenció para robar material por valor de miles de libras del hospital y meterme con ella en un coche camino a Escocia. Tú no viste su rostro cuando te encontramos en aquel charco de sangre o su desesperación cuando desapareciste en albania. ¡En la vida ha sido tan feliz como en estos años que habéis pasado juntos!. Te quiere, ¡que me aspen si sé por qué, pero lo hace!

Snape dejó de resistirse y Harry aflojó su presa.

_ ¿Y tú la acusas de...? ¡No te la mereces!

_No, _ contestó Snape casi en un susurro_ ¡me la merezco! ¡es mía!

_¡Es tuya, imbécil!_ Harry le sacudió un poco antes de quitarse de encima de él y luego le tendió una mano para ayudarle a levantarse_ Yo he sido para ella siempre como un hermano. No te negaré que mis intenciones respecto a ella no hayan sido siempre honestas... te juro que he respetado siempre vuestra relación.. es tuya, sí, pero vas a perderla, y no me refiero a esos secuestradores. Ella no tolerará que la acuses de algo así.

Snape se incorporó y se palpó dolorido las costillas. Estaba algo desconcertado. Harry le sirvió otra copa antes de seguir explicándose, con un hielo pegado a la barbilla.

_Hace un par de meses, Demons vino a verme a la consulta. No se trataba de una visita de cortesía. Empezó a contarme que se sentía mal... ansiosa.. extraña. Que no dormía bien ni comía bien... Bromeé diciéndole si habías desaparecido otra vez y casi me mata. Hablamos de James, del... trabajo extra que suponía criar a un niño tan... especial. Me contó que venía del parque con él y que había levantado un castillo en el arenero sólo con pensarlo; que se había deslizado por el tobogán hacia arriba y que había hecho volar todos los globos de un vendedor hacia los niños del parque porque escuchó a uno llorarle a su madre porque quería uno de ellos.

Snape no le miraba. Recordaba haber tenido esa conversación con Paula. Para ser concretos, recordaba haber empezado esa conversación con Paula y recordaba perfectamente... haberla interrumpido hablándole de su infructuosa reunión con un posible inversor para su laboratorio. Harry en cambio, la había escuchado hasta el final.

_ Me dijo que... había comenzado a tener... Ella los llamó "ataques"... de sonambulismo. Decía que se despertaba a media noche en el salón, o en el despacho, escribiendo como una posesa. Me enseñó unos cuantos folios llenos de garabatos ilegibles. Yo lo achaqué a la tensión, a que el laboratorio no funcionaba aún bien y que no hacía lo que realmente le gustaba, (mezclar cosas, ya sabes) sino dedicarse a burocracia. Le mandé unos ansiolíticos que se negó a tomar y le propuse que se hiciera unos análisis.

Así que por eso había ido a verle... y él la había acusado de... Snape empezó a sentirse un miserable y reconoció que le habrían venido bien unos cuantos puñetazos más de Harry. Había tenido razón en aventurar lo que le pasaba a Paula pero... erró al pensar que era suficientemente fuerte para soportarlo sola, que sus puyas acerca de las arrugas que se le empezaban a formar en torno a los ojos no habían sido nada caballerosas y que tal vez su negativa a... se debía a que estaba tratando de llamar la atención, tu atención, idiota.

_ Pocos días después apareció en mi casa, de noche_ Harry tragó saliva ostensiblemente y aguantó la mirada penetrante de Snape_. Me dijo que os habíais peleado. Estaba muy alterada, muy... sensible.

Snape apretó los dientes. El pensamiento de Harry formaba la imagen de Demons, muy sexy con el pijama de su mujer. Snape bebió, apuró su copa.
Simons continuó cauteloso.

_ La dejé dormir en mi cama... yo dormí en el sofá, lo juro... pero a media noche me desperté. Las luces estaban apagadas, la casa parecía tranquila pero aguien... alguien murmuraba... incoherencias... balbuceos... Paula estaba sentada en mi despacho, escribiendo compulsivamente. La llamé, no me oía... estaba presenciando uno de esos ataques del que me había hablado... por fin conseguí que volviera a la cama. Estaba inquieta y me tumbé a su lado. Ella durmió sobre la cama...

Snape alzó una ceja, no le había entendido muy bien.

_Flotando_ matizó Simons_ Flotaba encima de la cama. Un metro por encima de la cama. Por la mañana, no recordaba nada.

Severus se había quedado petrificado.

_No te lo contó, ¿verdad? Dijo que iba a hacerlo. Me llevé horas tratando de convencerla pero, sabía que no lo haría porque... no querría preocuparte.


_Prométemelo.

_¡Oh, Harry, no seas insistente!

_ Es importante, nena y no puedo ayudarte con esto. Tal vez la analítica que te has hecho...

Demons rió.

_Claro, vas a encontrar una causa concluyente para justificar la levitación... ganarías el Nobel con eso.

_Tienes que decírselo a Severus.

_Me voy a Francia unos días, voy a llevar a James a un mundo mágico, ¡ja! Un mundo mágico... como si no tuviera bastante magia en su vida.

_Nena...

Demons parecía triste, miraba las hojas emborronadas.

_ Quémalas.

_Son solo garabatos, nena, no te preocupes y habla con...

Paula le dió un beso en la mejilla.

_ Cuando vuelva, hablaré con él. Cuando vuelva...