Los personajes y escenarios pertenecen a J.K. Rowling.
Pasaron los tres días que Draco le había dicho tentativamente a Charlie, siguió aplicando las pociones y siguieron hablando conociéndose poco a poco.
Las lesiones de Charlie estaban infinitamente mejor; ya se podía mover sin tanto dolor y podía comer cosas más sólidas. Por lo que Draco lo dejó irse del ala médica y regresar a su cabaña, con la condición de no dejar de ponerse las pociones de su tratamiento por dos semanas más y debía regresar al menos una vez a la semana para revisar los avances; Charlie estuvo de acuerdo, lo que quería era salir del ala médica y no por la compañía (Draco), de hecho eso es lo único que le agradaba de estar ahí, pero el estar postrado a una cama las 24 horas del día le desesperaba.
El primer día de regreso a su cabaña fue como la gloria, su propia cama, su baño, sus cosas, ¿qué más podía pedir un hombre más que su propia independencia?
Para el fin de semana, Charlie se sentía mucho mejor, aunque seguía un poco molesto, porque al parecer nada más lo habían cambiado a una jaula más grande, ya que por órdenes de Draco, le seguían llevando los 3 alimentos del día hasta su habitación, dado que el camino desde su cabaña hasta el comedor estaba lleno de tierra y algunos insectos que podían estropear su mejoría; y como sus amigos parecían acatar cada indicación del nuevo sanador, Charlie no podía ni ver la luz del sol desde otro lugar que no fuera su ventana.
Para el primer sábado después de su salida del ala médica, Charlie se desesperó y decidió salir al medio día de su cabaña para dar una vuelta alrededor y después adelantarse a sus amigos en el comedor.
Salió sigilosamente de su casa, todos estaban trabajando así que no había nadie por ahí que lo "regañara". Empezó a andar en dirección a la zona de incubadoras, donde tenían a todas las crías de dragón que nacieron muy débiles y necesitaban un empujoncito antes de unirlos con el resto de pequeños dragones. Esa zona no podría representar mucho peligro para él, ya que dado el estado de los dragones, el área siempre estaba muy limpia, no había fuego ni nada que Draco no aprobara.
Se asomó por la ventana desde afuera de donde se encontraba un pequeño Hocicorto Sueco, ese crío, cuando salió del cascarón, era más pequeño que el resto y su piel no era del azul que lo caracterizaba, se veía pálido y no podía desplegar bien sus alas. Lo habían traído a la incubadora dos días antes del accidente de Charlie, él tomó especial empeñó en ayudar al bebé dragón pero dada su propia recuperación, no había podido ir a verlo.
El Hocicorto pareció notar una presencia y se giró a verlo, sin saber cómo, lo reconoció, ya que se acercó a la ventana donde estaba Charlie y estiro sus alas.
-Hola, pequeño. Veo que has progresado mucho. Estoy muy feliz por eso, sigue así y pronto podrás unirte a los demás párvulos- dijo Charlie con una sonrisa al dragón que sólo inclinó su cabeza a un costado.
Charlie continuó con su recorrido por la incubadora y después de 20 minutos decidió salir y encaminarse al comedor.
-Y tú, ¿qué haces aquí si se puede saber? Deberías estar en tu cabaña- dijo una voz detrás de él cuando iba a mitad de camino, Charlie sólo cerró los ojos, maldiciendo mentalmente el haber sido descubierto antes de tiempo.
-¡Hey, Draco! Qué casualidad, ¿qué haces por aquí?- dijo Charlie, dando media vuelta para encarar al medimago que tenía una ceja levantada y no se veía muy contento.
-Yo pregunté primero y YO sí tengo permitido estar aquí, TÚ por otro lado…- dijo Draco regalándole una mirada que intimidó un poco Charlie
-Pues…- empezó el pelirrojo sin saber qué excusa dar, pero al no encontrar nada, decidió decir la verdad- Vamos, Draco, sólo salí a dar una vuelta, he pasado más de una semana encerrado entre 4 paredes. Sólo quería un poco de aire fresco; vine a ver a las crías, no a trabajar. Ahora mismo iba al comedor y después pasar contigo al ala médica para la consulta semanal. Por favor, no me hagas regresar, un minuto más que pase encerrado y me arrancaré cabello por cabello de la desesperación y aburrimiento.- suplicó Charlie luciendo cada vez más como un niño a punto de hacer un berrinche, incluso, la última frase la dijo con un puchero.
-Weasley, no te dije que te quedaras encerrado por gusto, por mí haz lo que quieras, pero tu piel no se puede exponer a todos los factores naturales de la Reserva, no estás sanado aún… -empezó Draco con su discurso.
-Lo sé, lo sé, por eso me puse estos vendajes cubriendo algunas de las quemaduras que aún no cierran, mira.- dijo Charlie levantando su camisa y mostrando su brazo y parte de su cuello.
-Y tú ¿cómo supiste poner correctamente los vendajes?- cuestionó Draco entrecerrando los cojos
-Ah, pues simplemente te observé hacerlo en los días que estuve en la enfermería- dijo alegremente Charlie- ¿qué dices? ¿Puedo ser tu nuevo asistente?- bromeó el pelirrojo y guiñó un ojo
-No. - dijo Draco totalmente serio, rodó los ojos y agregó- Bueno, ya estás afuera, vayamos a comer y después revisaremos qué tan bien pusiste los vendajes.
Charlie y Draco retomaron el camino al comedor, el pelirrojo no dejaba de hablar mientras el Slytherin sólo escuchaba y asentía de vez en cuando. Cuando llegaron a su destino, varios de los dragonolistas sonrieron y se alegraron de verlo ahí
-Charlie, qué milagro verte otra vez aquí
-Hola, Sascha. Pude convencer a mi carcelero de darme un breve respiro- bromeó Charlie dando un pequeño cabezazo en dirección a Draco quien sólo negó.
-Muchas gracias por prestárnoslo un momento, doc- sonrió Sascha poniendo un brazo alrededor de los hombros de Draco, que sólo se tensó, no estando acostumbrado al contacto físico y en cuanto pudo se escapó del medio abrazo para sentarse en una de las mesas largas del comedor. Después de unos segundos, Charlie se sentó a su lado mientras hablaba con algunos de sus compañeros "poniéndose al día".
Mientras Draco comía tranquilamente, sintió una mirada sobre él, era ese idiota que nada más ve a Draco y parece haber visto a su peor enemigo, lo peor de todo es que Draco ni siquiera le dirigía la palabra o interactuaba con él como para que lo odiase tanto, pero eso era algo que al rubio no le importaba lo más mínimo, si ese idiota se quería ahogar en bilis, pues que lo haga.
-Y… Charlie… ¿cuándo volverás al trabajo? Tal vez te gustaría ir a dar una vuelta en escoba por las barreras de la Reserva- dijo el idiota con una sonrisa estúpida
-Pues, en realidad no sé cuando pueda volver a montar en escoba, Jimmy, pero al trabajo es posible que en una semana, ¿cierto, Draco?- contestó Charlie volteando a ver a Draco
-Ajá, si dejas de fugarte de tu cabaña y cuidas tu progreso, es posible que regreses al trabajo en una semana- comentó el rubio sin interés.
Una vez terminaron de comer, todos se levantaron de la mesa, unos se dirigían de regreso a sus tareas, mientras Draco y Charlie se dirigían a la enfermería para realizar el chequeo.
-Parece que todo va bien, tu piel se está sanando sin problemas, pero no dejes el tratamiento. La inflamación irá desapareciendo con el tiempo al igual que lo rojo, no puedo prometer que no vaya a quedar alguna cicatriz, pero al menos será menos perceptible que si hubiéramos seguido un tratamiento muggle.- aseguró Draco al terminar los hechizos de seguimiento.
-Excelente, gracias, Draco.- dijo Charlie volviendo a colocarse la camisa.
-De nada. Ahora vuelve a tu cabaña y nos vemos en una semana.- se despidió Draco mientras se dirigía a otra habitación para atender a una dragonolista con arañazos de crías dragón.
Pasaron los días y Draco dio de alta a Charlie, quien pudo volver al trabajo con actividades ligeras; todos parecían seguir con sus tareas normales, Draco sólo atendía lesiones de rasguños y quemaduras leves, nada que exigiera demasiado esfuerzo o estancia de los pacientes en el ala médica.
Charlie estaba ansioso por volver a trabajar con sus amados dragones, el trabajar al aire libre, sentir el sol en la cara, la adrenalina correr por sus venas. Eso era vida para él.
Pasaron tres semanas cuando la puerta de una de las habitaciones de la enfermería se abrió intempestivamente, Draco volteó a ver el motivo. Entraba cojeando un malherido y sangrante Charlie Weasley, el rubio sólo suspiró y le vio con reproche.
-¿Otra vez aquí? Siéntate en la camilla y sube las piernas- demandó Draco aproximándose a él. - ¿Podrías explicar ahora qué te pasó?
-Estaba en el hábitat de los dragones trabajando cuando uno de los Colacuerno Húngaro pensó que era su juguete, supongo, me metió un coletazo que logré brincar pero por detrás con la pata me metió un zarpazo que no vi venir. Creo que la herida no es my profunda pero está sangrando mucho y no quisiera que se infectara.- dice Weasley relajándose en la cama.
-Pero ¿qué estoy presenciando? ¿Un Gryffindor con algo de sentido común? Es un milagro- se burló Draco- Quítate el pantalón.
-Un café primero ¿no?- dijo Charlie con una sonrisa coqueta mientras se desabotonaba el pantalón.
-No seas idiota o te dejo así hasta que te la tenga que amputar- amenazó el rubio.
Charlie ya no dijo nada pero soltó una pequeña risita juguetona. Draco empezó a limpiar la sangre de la herida y aplicó unas pociones para heridas.
-La primera poción tiene efecto antiséptico, la segunda ayuda a que cierre y cicatrice, espera una hora y te podrás ir- informó Draco al momento que guardaba todo en su lugar.
-Gracias, Draco.
No pasaron ni dos semanas cuando cierto pelirrojo volvió a entrar por las puertas de la enfermería; Draco se llevó una mano a la cara y se frotó las sienes.
-Por Melín ¿ahora qué fue?- Pregunta Draco exasperado
-Estaba en la zona de dragones jóvenes y uno de ellos dio su primer fuego, pero decidió hacerlo cuando estaba limpiando su espacio, en realidad fue un estornudo, pero parte de la llamarada llegó a mi mano- explicó Charlie con una sonrisa inocente mientras mostraba su mano
-Ay, no puede ser, a ver, siéntate en la camilla.- pidió Draco para examinar de cerca la herida- tienes suerte, no es tan grave como tu quemada anterior. ¿Todavía tienes poción de la vez pasada?- Charlie asintió- bien, aplícala en la zona afectada cada 12 horas por 3 días. Recuerda, antes de ponerla debes lavar y secar bien tu mano. Cuando estés trabajando, usa vendajes estériles y un guante de protección, si puedes evita usar esa mano por estos días de tratamiento. -concluyó Draco dejando ir a Charlie.
El tiempo estaba pasando relativamente rápido, Draco llevaba 4 meses en la Reserva, se estaba adaptando bastantes bien, aunque a veces podía volverse algo aburrido. Había días en que ni un alma se para en el ala médica y Draco aprovechaba para estudiar o realizar diversas pociones medicinales.
La mayoría de los dragonolistas era muy cuidadosos en su trabajo y sólo atendía algunos rasguños de dragones adolescente berrinchudos, mordidas de bebé dragón, algunas veces unas quemaduras de primeros fuegos, pero nada muy grave o demasiado letal.
Era Martes por la tarde, un poco antes de la cena, y era uno de esos días en que no había nada que hacer, no había heridos y Draco ya había terminado 3 pociones; todo estaba demasiado tranquilo, hasta que empezó a sonar una horrible y estridente alarma, el rubio se exaltó sin saber de donde provenía dicho sonido.
Salió de su pequeña oficina, caminó por el largo pasillo hasta las afueras de la enfermería, viendo a todos lados para ver si podía identificar la fuente del sonido o averiguar porqué sonaba, pero no había nadie ahí. Decidió caminar hacia el comedor, tal vez hubiera alguien cerca
Apenas empezó a aproximarse a su destino, empezó a ver a gente corriendo de un lado a otro, dando instrucciones, montándose en sus escobas y definitivamente, se respiraba un aire muy tenso
-¿Qué está pasando? ¿Qué es ese ruido?- le preguntó Draco a un dragonolista que pasaba corriendo a su lado
-La alarma indica que alguno de los dragones recién llegados se ha escapado de su zona, por lo que escuché, el nuevo Ridgeback Noruego se puso agresivo y empezó a atacar a los dragonlistas encargados de su cuidado, y ahora se fugó al área del Ironbelly Ucraniano, esto será una masacre si no lo detenemos a tiempo. Es posible que necesite prepararse para recibir a varios heridos, doc.- le explicó el chico para acto seguido salir corriendo a ayudar a los demás.
Draco se quedó asimilando la información para pocos segundos después correr de vuelta al ala médica y empezar a preparar el equipo necesario para quemaduras, huesos rotos y rasguños mayores; igualmente apareció un par de camillas más en cada cuarto, en la pequeña sala el frente del edificio colocó botellas con agua, toallas para desinfectar, un poco de poción vigorizante. El rubio estaba listo pero empezó a sentir una adrenalina combinada con ansiedad que le estaban poniendo los nervios de punta.
Pasaron 10 minutos y nada ocurría, nadie llegaba. Tal vez habían logrado controlar la situación y no habían heridos, pensó Draco. Consideró el armar rápidamente un botiquín con cosas de emergencia y volver a la "zona de riesgo" por si habían heridos que no podían traer, pero luego pensó que podría ser contraproducente, sólo estorbaría y no podía dejar la enfermería sola.
El no saber qué estaba pasando allá afuera estaba desesperando a Draco. Tanta "tranquilidad" le resultaba asfixiante. Quería noticias y las quería YA. Estaba dando vueltas por el pasillo como león enjaulada, casi haciendo un hoyo en el piso cuando de repente la puerta de entrada al edificio se abrió.
Draco volteó tan rápido que casi se desnuca. Venían entrando 5 personas, dos dragonolistas traían en brazos a un hombre, cabeza sangrando, su pierna derecha estaba totalmente torcida y el hombro derecho totalmente dislocado. El rubio les dijo que lo colocaran en la primer camilla. Les informó que en la entrada había agua y poción vigorizante.
Los dos dragonolistas restantes aunque de pie, se apoyaban el uno contra el otro, traían sangre sobre ellos que no supo identificar si era de ellos mismo o de alguien más. Les pidió que ambos se sentaran en unas sillas a lado de la primer camilla.
Les realizó hechizos diagnóstico a cada uno, empezó a limpiar sus heridas y acomodar las extremidades del paciente en la cama. Iba a la mitad de ello cuando las puertas se volvieron a abrir y entraron 4 personas más, todos heridos en diversas partes del cuerpo con diferentes niveles de gravedad. Los que estaba considerablemente estables los asignaba en una silla, los que estaban un poco más graves, los ponía en camilla.
A todos les empezó a dar pociones vigorizantes, a los fracturados poción crecehuesos y a los heridos de zarpazos poción con efecto antiséptico y otra para cerrar los cortes.
No muchos minutos después, llegaron dos personas con algunas quemaduras en brazos y piernas donde las protecciones contra fuego no pudieron cubrir. Draco estaba corriendo de un lado a otro, curando, haciendo hechizos diagnóstico, dando pociones, limpiando heridas. Hasta el momento tenía a 9 personas heridas, la mayoría estaban controlados pero temía que llegaran más y no se pudiera dar a basto.
Draco se maldijo mentalmente cuando las puertas se volvieron a abrir, otras 3 personas heridas. Pasaban y pasaban los minutos y la gente seguía llegando. Llegó a tener 27 personas lesionadas. Draco estaba exhausto, necesitaba al menor un par de manos más que le ayudaran. Las pociones se estaban agotando, las camas y sillas estaban casi a su límite.
La puerta se volvió a abrir y el rubio no hizo más que suspirar, se dio media vuelta para atender a nuevos heridos, pero se sorprendió al ver a Zoe, de pie e intacta, estaba sucia de barro y sudor, pero sin herida grave aparente, la miró inquisitivo.
-Charlie, ¿está aquí?- preguntó ella rápidamente y visiblemente alarmada.
-No, no he visto a Weasley por ningún lado
-Mierda-murmuró - Gracias- dijo Zoe y salió corriendo con varita en mano
Draco no entendió nada pero sintió un peso en su pecho. Después de un par de minutos se dio cuenta que se había quedado parado, sacudió su cabeza y regresó a atender a los heridos.
Cayó la noche y los heridos dejaron de llegar. Todos estaban estables, algunos debían permanecer la noche en revisión pero otros podían irse por su propio después de unas horas, con la condición de irse a descansar a sus habitaciones.
Draco por fin pudo tomar un respiro, pero no podía dejar de sentir una presión en el pecho, supuso que era por el estrés de estar recibiendo tanto heridos y atenderlos él solo, en un hospital habrían enfermeras y otros medimagos, aquí sólo estaba él.
Era casi media noche, Draco estaba dando una ronda a todos los pacientes, viendo que todo siguiera en orden cuando Sascha entró por la puerta.
-Draco, por favor, ven, es Charlie- rogó Sascha desesperado
Draco sintió que su corazón se saltó un latido para volver a latir desbocadamente.
-¿Qué es? ¿Qué le pasó?- preguntó Draco tratando de mantener la calma
-No lo sabemos con exactitud, se ve muy mal, no quisimos moverlo por temor a empeorarlo, pero su respiración es muy superficial.- trató de explicar cada vez más agobiado.
-Está bien, deja agarro algunas cosas que podríamos necesitar- pidió Draco comenzando a armar un botiquín con las pocas cosas que quedaban en la enfermería.
Después de unos minutos, Sascha guió a Draco hasta lo profundo y arbolado de una de las hábitat de los dragones, no estaba seguro cual. Había 4 dragonolistas alrededor de un cuarto en el suelo, cuando se acercó más, pudo divisar, aún en la oscuridad de la noche, una conocida cabellera pelirroja. Se aproximó más y cuando vio el estado de este, contuvo el aliento.
Nunca había visto a nadie en tan mal estado, ni siquiera durante la guerra. A simple vista pudo notar que el brazo derecho estaba roto y torcido en dirección contraria a la natural, el hombro izquierdo dislocado, el rostro estaba lleno de lodo, sudor y sangre, no sabía si tenía alguna herida en la cabeza, lo más seguro es que sí; la pierna derecha tenía una fractura expuesta. Parte de su ropa estaba quemada por lo que también tenía quemaduras en diferentes zonas del cuerpo. Estaba demasiado pálido seguramente de la sangre perdida.
-¿Hace cuánto que ocurrió esto?- preguntó Draco mientras comenzaba a conjurar los hechizos necesarios para estabilizarlo, inmovilizarlo y poder llevarlo a la enfermería, necesitaba encontrar las fuentes del sangrado y detenerlas
-No lo sabemos, lo encontramos hace 15 minutos, pero Charlie llevaba desaparecido desde que inició todo el caos- dijo Zoe tratando de mantener la calma pero las lágrimas salían sin control
-¿QUÉ? ¡Pero si eso fue hace más de 6 horas!- exclamó Draco, esperando no haber llegado muy tarde- Listo, ya lo estabilicé, hay que llevarlo al ala médica, aquí no puedo hacer mucho por él, puede ser hasta peor.
-Está bien, ¿tú haces la Aparición?- preguntó Adrien
-No, tendrá que ser a pie, la Aparición podría herirlo más- dijo Draco poniéndose de pie y levitando la tabla inmovilizadora.
Después de alrededor de 5 minutos caminando lo más rápido posible sin mover mucho a Charlie, llegaron todos a la enfermería, llevaron a Charlie a una de las habitaciones casi vacías, Draco trasladó al par de pacientes que se encontraban ahí a otro cuarto.
-¡Los 5, aplíquense hechizos de limpieza y desinfección!- ordenó Draco, al ver la cara de confusión de los dragonolistas, exasperado agregó.- tengo a 18 pacientes ingresados en este momento, además tengo que atender de urgencia a Weasley, necesito de su colaboración. ¡Hechizos, AHORA!- esta vez todos hicieron caso al instante
-Jimmy y Darien, hagan rondas a todas las habitaciones, revisen que todos los pacientes estén estables, sin dolor. Todos deberían estar dormidos- indicó Draco, el par mencionados salieron de la habitación- Adrien, retira toda la ropa de Weasley que no haya sido tocada por el fuego. Zoe, ve a mi oficina, en una de las vitrinas hay pociones, trae… trae todas. Sacha, en cuanto Adrien termine de remover la ropa de Weasley me ayudarás a levitar su cuerpo con EXTREMO cuidado, necesito revisar su espalda.- Todos comenzaron a ejecutar lo ordenado.
Cuando Sacha levitó unos centímetros a Charlie de la camilla, Draco maldijo al ver un trozo pequeño de escoba clavado profundamente la parte casi de la espalda, seguramente de su escoba que estaba hecha añicos en la escena donde lo encontraron.
Lo primero era cerciorarse que ese trozo no estuviera insertado en algún órgano, para después poder remover el pedazo sin problemas; afortunadamente, la madera no perforó nada importante. Lo siguiente que hizo Draco, fue checar el golpe en la cabeza, estaba sangrando del lado derecho, con un hechizo pudo ver que el lóbulo temporal estaba demasiado inflamado, ya vería las consecuencias de eso cuando Charlie despertara.
Revisó el cuello y columna de Weasley, no parecía haber gran daño, continuó a la fractura expuesta de la pierna, dictaminó que con la crecehuesos sería suficiente. Volvió a la parte superior, recolocó el brazo fracturado para igualmente coincidir que la crecehuesos ayudaría. En cuanto al hombro dislocado, sólo fue cuestión de acomodarlo en su lugar, el descanso bastará.
La piel quemada necesitaría de igual esfuerzo que la primera vez que lo atendió. El Slytherin aplicó las pociones que Zoe llevó de su oficina, la crecehuesos, poción para heridas, para las quemadura, poción relajante en caso de que Weasley sintiera dolor. Después de 40 minutos que fue lo que tardó en terminar de atender a Charlie, Draco se permitió respirar aliviado, el pelirrojo estaba fuera de peligro de muerte, por ahora. Sólo había que esperar a que los hechizos y pociones surtieran efecto.
Cuando vio que no podía hacer más por el pelirrojo, se dio media vuelta, encontrándose con 3 pares de ojos preocupados, le hizo la seña que lo acompañaran afuera de la habitación. Ahí estaban Jimmy y Darien esperando. Draco les dio un breve resumen de lo que había hecho y de la condición de Weasley.
Todos se relajaron un poco pero no del todo.
-Y… ese golpe en la cabeza… ¿es muy grave? -preguntó Adrien
-No sabremos si habrá consecuencias hasta que despierte. Es mejor no adelantarnos y esperar que los hechizos y pociones funcionen. -dijo Draco cansado
-Gracias, Draco. Salvaste la vida de mi mejor amigo- dijo Zoe abrazándolo de sorpresa.
-Ajá, no hay problema, es mi trabajo. Será mejor que todos se retiren a sus respectivas habitaciones a descansar y vuelvan mañana temprano- recomendó Draco, todos asintieron y salieron del lugar.
Draco dio la última vuelta de la noche a sus pacientes antes de volver a donde cierto Gryffindor arrebatado estaba.
Se sentó a un lado de la camilla de Charlie y lo miró unos minutos fijamente.
-Vamos, Weasley, te tienes que recuperar para que te pueda dar la regañiza de tu vida por ser tan insensato, porque estoy seguro de que estás en este estado por haber actuado sin pensar. Típico Gryffindor- dijo suavemente Draco tratando de sonar frío y severo pero fallando en el intento.
Draco recargó su cabeza en un costado de la camilla y sin siquiera pensarlo, se quedó dormido.
Unas horas después, Draco despertó al escuchar ruido. Se estiró un poco y salió a ver qué pasaba.
Entró al cuarto donde había más pacientes y encontró a uno de ellos en el suelo. Rápidamente se acercó a él.
-Gracias, Draco. Sólo intentaba ir al baño pero mi pierna falló- dijo Zoran apoyándose en Draco para levantarse e ir al cuarto de baño.
-Tranquilo, es normal, la poción aún no termina de hacer efecto. Te acompaño al baño, te espero en la puerta y te ayudo a regresar, ¿de acuerdo?- ofreció Draco
-Gracias a Merlín llegaste aquí, Draco. Creo que sin ti, muchos hubiéramos acabado mucho peor el día de ayer. Eres un gran medimago.- dijo Zoran con una sonrisa.
Pasaron 2 o 3 horas cuando 4 conocidos dragonolistas entraron en la enfermería, se les veía mucho más descansados y obviamente bañados.
-Hola, Draco, ¿Cómo está Charlie?- preguntó Zoe ofreciéndole una bandeja con el desayuno.
-Gracias.- dijo Draco aceptando la comida, la noche anterior con todo el ajetreo no cenó y ya tenía hambre- Aún no despierta, lo mejor es dejarlo descansar, salió muy herido ayer.
Cuando Draco terminó su desayuno comenzó a dar de alta a algunos pacientes que se encontraban mejor, cerca del medio día permitió que los amigos de Charlie entraran a verlo, aunque sea unos minutos, bajo la condición de no molestarlo ni tratar de despertarlo.
-Malfoy, ven acá, está despertando- gritó Jimmy desde el marco de la puerta de la habitación de Weasley.
Draco caminó rápidamente y se acercó al pelirrojo haciendo diferentes exámenes diagnóstico.
-¡Hey! Hasta que despiertas. No mentías cuando dijiste que pasas más tiempo aquí que trabajando. Estoy considerando darte una tarjeta de cliente frecuente; en tu cumpleaños te damos una sorpresa- dijo Draco bromeando- ¿Cómo te sientes? ¿Algún dolor insoportable?
-¿Qué..? ¿Dónde estoy?- preguntó Charlie tratando de enfocar la mirada y con voz ronca
-En la enfermería- contestó el rubio atrayendo la mirada del Gryffindor
-¿Quién… quién eres?- preguntó Charlie confundido- ¿Jimmy? ¿Amor, eres tú? ¿Qué me pasó? - volvió a preguntar Charlie viendo a la persona detrás de Draco.
Todos los presentes tenían cara de sorpresa y estaban aún más confundidos que el hombre en la camilla.
-Char, creo que estás confundido, ustedes ya no…- comenzó Zoe cuando Jimmy la interrumpió
-Sí, cariño, soy yo. Tuviste un percance ayer con el Ironbelly, pero te encontré y ya te están atendiendo- se apresuró Jimmy con una gran sonrisa, apartando bruscamente del camino a Draco y sentándose a un lado de Charlie en la camilla.
Nota de la Autora:
Hice una investigación sobre la amnesia temporal y los golpes en la cabeza y todo eso. Espero no estar tan errada en cuanto a todo esto.
