Todos los personajes y escenarios le pertenecen a J.K. Rowling
Era sábado al medio día y la cama de Charlie estaba llena de ropa mientras él estaba muy desesperado, cuando tocaron a la puerta de su cabaña.
-Charlie, sé que es tu día libre pero ¿no ir al comedor ni a desayunar?- dijo Zoe burlona
-Cállate y pasa, necesito tu ayuda- dijo Charlie dejándola pasar.
-¿Ahora qué hiciste, tonto?
-¿Yo? Yo no hice nada.
-¿Entonces qué quieres?- preguntó escéptica.
-No sé que ponerme, esta noche tengo una cita y quiero verme bien pero… esta es toda mi ropa- dijo Charlie viendo el montón de ropa en su cama.
-¿Cita? ¿Con quién? No, no, no me respondas. Nunca te ha importado arreglarte para salir o para tener una cita con alguien. Pero cierto joven medimago, rubio, apuesto, y británico siempre está tan pulcro y bien vestido… Seguro quieres impresionarlo- dijo Zoe con aire pícaro.
-Oye, haces sonar como si nunca me bañara. Y sí, es una cita con Draco pero no puedo ir vestido como cuando voy a trabajar- dijo Charlie sonrojado.
-Ok, Regla número 1: NO cambies tu esencia por NADIE, si le gustas será con tus ropa de dragonolista o con túnicas de diseñador. Ahora, si realmente quieres impresionarlo siendo tú mismo… báñate bien, arregla tu cabello, ponte la ropa que te indique, si tienes ponte un poco de loción y… ya.
-Perfecto. Gracias, Zo, eres la mejor- dijo Charlie abrazando a su amiga y dándole un beso en la mejilla.
-Lo sé, ¿qué harías sin mí?
Eran las 7:30 pm y Charlie ya estaba listo, esta muy nervioso, no pensó que Draco fuese a aceptar una invitación a salir por voluntad propia, mucho menos que fuese el mismo Slytherin quien lo invitara. Empezó a caminar hacia la enfermería, no quería llegar tarde y que Draco se arrepintiera.
Llegó a la puerta de la enfermería, respiró profundamente y entró, caminó por el largo pasillo hasta la oficina de Draco y tocó la puerta, escuchó un ligero "adelante" y abrió, quedándose con el aire atascado en los pulmones al ver a Draco.
Traía unos jeans que en esos 7 meses nunca le había visto usar, una camisa casual pero no demasiado informal, su cabello estaba suelto sin llegar a estar despeinado, de hecho se veía que ponía empeño en ese look. Draco estaba espectacularmente guapo.
-Hola… ¿Listo?- preguntó Charlie recuperando el aliento.
-Erm… sí, vamos-
Empezaron a caminar tranquilamente hacia las afueras de la Reserva, iban tan cerca que sus brazos se rozaban.
-Te ves genial, Draco- alagó Charlie.
-Ammm… gracias, tú no estás nada mal- respondió Draco sonrojado.
-¿Sabes dónde queda el pueblo más cercano? ¿O deseas que haga una Aparición conjunta?
-Sí sé donde queda, he ido un par de veces para adquirir material para la enfermería- informó Draco.
-Muy bien, podemos Aparecernos enfrente de la librería
-Ok, vamos.
Segundos después ambos magos se aparecieron en el pueblo, Charlie le empezó a indicar el camino al pequeño pub, parecía escondido de la vista de todo el pueblo, pero era muy bueno el ambiente.
-¿Qué deseas tomar?- preguntó Charlie cuando se sentaron en una mesa en la esquina del local
-Pero… yo te invité esta vez- dijo Draco queriendo adelantarse hacia la barra.
-Tranquilo, yo invito la primer ronda, tú te encargas de la segunda ¿de acuerdo? - dijo deteniéndolo, Draco sólo asintió sentándose. -¿Qué quieres de tomar?
-Un Whisky de fuego, por favor
Unos minutos más tarde, Charlie vuelve con dos vasos y se sienta frente a Draco.
-Y dime, Draco ¿Qué planes tienes para cuando termines tus prácticas y pases tu examen de graduación?
-Pues… pienso buscar un puesto en el Hospital General Mágico en Francia- dijo Draco después de dar un trago a su bebida
-¡Vaya, qué bien! Y ¿Por qué no en San Mungo?- preguntó Charlie curioso
-Ah… bueno…
-Disculpa, no tienes que responder si no deseas- aseguró Charlie al notar la incomodidad y reticencia de Draco a contestar. No quería arruinar su cita con preguntas fuera de lugar.
-No, está bien. Es que… no he estado en Inglaterra desde hace… 5 años más o menos y… honestamente, no me siento listo para volver.- dijo Draco mirando su vaso fijamente.
-Claro, entiendo. A veces cuando llego a visitar a mi familia en vacaciones y tengo salir de la Madriguera, las calles se sienten… diferentes, tristes y frías. La comunidad mágica necesita sanar, pasar de página; pero lamentablemente, eso es muy difícil para algunos- dijo Charlie con una mueca.
-¿Cómo está… tu familia? Si no te importa que pregunte- dijo Draco temeroso de haber cruzado una línea que no debía.
-Ellos están… bien, dentro de lo que cabe. Ginny como te había mencionado juega para la Holyhead Harpies, se casó con Harry hace 2 años. Ron está comprometido con Hermione, está trabajando junto a George en la tienda, Sortilegios Weasley. George… creo que él junto con mi madre son los que peor la llevan, tienen días buenos y días malos, es… difícil para él; Fred y él eran almas gemelas, no había uno sin el otro y de la nada… tuvo que empezar a aprender a seguir él solo- narró Charlie con lágrimas en los ojos- Percy trabaja en el Ministerio, le agradan todas esas cosas burocráticas y legales. Bill se dedica a romper maldiciones, es muy bueno en ello; se casó hace varias años con Fleur Delacour y ya tienen dos pequeñas Victoire y Dominique- dijo el pelirrojo con una sonrisa ahora al recordar a sus pequeñas sobrinas.
-Lo siento- dijo Draco de la nada confundiendo a Charlie
-¿Por qué?
-Por… por lo de Fred y por lo que le sucedió a Bill, yo… si yo no hubiera ayudado a…- dijo Draco con un nudo en la garganta y sus ojos empezaban a empañarse
-¡No! Detente- interrumpió Charlie buscando su mirada- Draco, tú no tienes la culpa de lo que les sucedió. Tú eras sólo un niño que fue obligado a participar en una guerra que no era suya. Tuviste que hacer cosas que estoy seguro no querías hacer, por tu bienestar y el de tu familia. ¿Fueron cosas horribles? Puede ser, pero quiero creer que si hubieras tenido otra opción, no lo hubieras hecho. Estabas asustado, Draco, y eso está bien, es normal tener miedo. Yo, en tu lugar, no estoy seguro de que hubiera hecho algo muy diferente.- aseguró Charlie tomando la mano derecha de Draco.
-Aún así… lo siento- dijo Draco devolviendo el apretón a la mano de Charlie y mirándolo a los ojos.
-Lo sé. ¿Cómo están tus padres?
-Pues…mi madre lidia con la situación como puede, claro sin perder la clase, elegancia y porte que la caracterizan. Sé que ha tratado de recuperar contacto con su hermana Andrómeda a espaldas de mi padre. En cuando a mi padre… él… ya cumplió casi la mitad de su condena pero… no sé… creo que a pesar de todo lo que tuvimos que pasar por sus decisiones, a pesar de toda la mierda, él no ha cambiado en nada y es difícil, por que cuando era un niño, incluso durante parte de mi adolescencia, mi padre era mi héroe, mi ejemplo a seguir y que de la nada toda esa imagen perfecta que tenía de él se desmoronara…
-Tienes sentimientos encontrados. Por una parte los recuerdos buenos de cuando eras niño y todo estaba bien. Por otro lado recuerdas lo que pasaron durante la guerra, sabes los errores que cometió y a los que los jaló a ti y a tu madre; y te molesta que tú estás cambiando, has cambiado y él parece seguir en el mismo lugar.- dijo Charlie viendo a Draco mientras acariciaba el dorso de la mano del rubio con su pulgar.
-Eso es… exactamente lo que siento. Desde que me fui de Inglaterra se la pasa mandándome cartas pidiendo que regrese a hacerme cargo de la herencia Malfoy y a casarme con "una bella y honorable chica sangrapura" para luego tener "un digno heredero Malfoy". Como si no supiera que las brujas no me van, precisamente.- dijo Draco imitando la voz de su padre
-Pero ahora eres libre ¿no? Libre de decidir qué hacer con tu vida
-Sí, lo soy. Pero no fue fácil, cuando decidí irme a Francia a estudiar medimagia, mi padre se enfureció y me dijo que él no apoyaría semejante pérdida de tiempo. La verdad es que nunca quise su apoyo, al menos no económico. Yo quería empezar de cero, labrar mi propio futuro, con mi propio esfuerzo, ser capaz de decir "lo logré, lo hice por mí y para mí, sin necesidad del dinero e influencias de nadie. Pude hacerlo porque soy bueno en algo, porque lo merezco y porque luché por ello porque es mi elección".- explicó Draco
-Y lo estás logrando, Draco, puedes sentirte orgulloso- dijo Charlie dando el último sorbo a su Whisky.
-Muy bien, voy por la siguiente ronda- dijo Draco poniéndose de pie con dirección a la barra.
-¿A qué te hubieras dedicado si no fueras dragonolista?- preguntó Draco al regresar con los vasos recién llenados de alcohol.
-Probablemente… profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas- dijo Charlie- ¿Y tú? ¿Qué serías si no fueras medimago?
-Pocionista, seguramente. Severus me inculcó el amor, dedicación y respeto a las pociones desde que era pequeño.
Pasaron las horas y ambos magos seguían charlando animadamente. En algún momento de la noche, en vez de estar sentados uno frente al otro, estaban sentados codo a codo, demasiado cerca sin notarlo ya que se sentían cómodos, claro que el alcohol ayudaba a no pensar, a desinhibirse. Ya iban en la cuarta… ¿ o era la quinta ronda?
-¿Recuerdas esa vez… esa vez que… Richard se tropezó en… en el hábitat de las crías… y pisó a una de ellas en la cola, además de… de darle un golpe en la… la cabeza con el balde con el que debía bañarlos… y que el dragón enojado le… le mordió y quemó la pierna?- dijo Charlie con algunos problemas para hablar a causa del alcohol y de la risa
-¿Cómmmmo olvidarlo? Esssstuve a punnnnto de nnnegarme a atttenderlo por idiottta.- dijo Draco arrastrando las palabras pero riendo igual a carcajadas
Después de reír y reír a carcajadas de las anécdotas más tontas, se callaron, tenían la respiración agitada y estaban aún más cerca el uno del otro. Se miraron directamente a los ojos y ambos quedaron hipnotizados en los ojos del otro. Charlie pasó saliva y sin perder contacto visual dijo:
-Me gustas mucho, Draco- y sin esperar respuesta, eliminó el espacio entre ellos y juntó sus labios con los del rubio. No se movió ni abrió la boca, simplemente dejó la presión de sus labios. Unos segundos después se separaron, ambos abrieron los ojos y volvieron conectar miradas.
-Creo que… creo que tú también me gustas, Weasley- dijo Draco y habiendo escuchado eso, Charlie sonrió ampliamente antes de poner su mano sobre la mejilla de Draco y atraerlo a un nuevo beso.
Esta vez sí movieron sus labios, era un beso tierno pero anhelante, suave pero ansioso. Las manos de Draco fueron hacia la nuca y cabello de Charlie, para evitar que se aleje. La mano libre del pelirrojo fue a la cintura de Draco para acercarlo aún más si era posible.
Se besaron por varios minutos, el beso comenzó a subir de intensidad, las manos exploraban por donde encontraran de la cintura para arriba. Eventualmente, Charlie rompió el beso y juntó sus frentes tratando de calmar su respiración.
-Creo que deberíamos volver a la Reserva. El alcohol nos está afectando un poco- dijo Charlie dándole un último beso rápido en los labios a Draco
-Sí, creo que es lo mejor.
Ambos salieron del pub tomados de la mano sonriendo como idiotas, caminaron unos metros de regreso a la fachada de la librería del pueblo.
-¿Te sientes bien para hacer la Aparición o prefieres que esperemos?- cuestionó Charlie
-No, estoy bien, creo que el aire fresco me despejó un poco la mente, ¿tú? ¿Estás bien?
-Mejor que nunca- contestó Charlie con una sonrisa antes de ambos desaparecer del pueblo y llegar a los límites de la reserva
-Vamos, te acompaño a tu cabaña- dijo Charlie, deseando que la noche no acabara. Cuando llegaron a la puerta de Draco, ambos se pararon uno frente al otro- Sano y salvo en casa, caballero.- dijo burlonamente.
-Oh pero qué amable, caballero en brillante armadura- rió Draco tomando por la cintura a Charlie y acercarlo a un beso.
-Es un placer, hermoso caballero. Nos vemos mañana, Draco- dijo Charlie al separarse del beso y despidiéndose con un beso de buenas noches en la mejilla
Draco entró a su cabaña y se apoyó en la puerta suspirando, con los labios hinchados y completamente sonrojado.
-¿Qué me estás haciendo, Charlie? Estoy aquí para trabajar, para terminar mi entrenamiento de medimago, no para parecer una colegiala enamorada.- se regañó Draco
A la maña siguiente, era domingo, algunos dragonolistas tenían su día libre, por lo que el comedor estaba bastante tranquilo. Charlie llegó a desayunar con una sonrisa radiante; apenas entró, divisó una familiar cabellera rubia, sonrió más y se acercó para sentarse a su lado.
-Buenos días, Draco- saludó Charlie notablemente feliz
-Eeeh… Buenos días, Weasley- contestó el rubio indiferente sin voltear a verlo.
Charlie no quiso decir nada, al menos no ahora, de lo extraña que se le hizo la conducta de Draco después de la noche anterior. Había gente a sus costados y enfrente de ellos, sabía que Draco no apreciaría un pequeño drama en público.
Cuando Draco terminó de desayunar, también lo hizo Charlie; el rubio intentó caminar rápido para huir del dragonolista, pero claramente, no lo consiguió. Charlie lo jaló del brazo a un pequeño callejón a un lado del comedor, nadie los podría ver ahí y aplicó rápidamente un Muffliato.
-¿Qué te pasa, Draco? ¿Por qué estás tan seco conmigo?- preguntó Charlie acorralando a Draco entre la pared y su cuerpo.
El rubio no contestó, sólo continuó evitando su mirada y luchó muy débilmente por liberarse.
-Draco… ¿te arrepientes de… haberme besado anoche?- preguntó Charlie con cuidado.
-Weasley, yo… estábamos borrachos, ¿ok?, olvidémoslo.
-No, no quiero olvidarlo. Sé que estaba ebrio, pero lo que dije fue cierto; me gustas, Draco y me gustas MUCHO. Ahora la pregunta es… ¿Yo de verdad te gusto a ti?
Por medio segundo, Draco volteó a ver a Charlie directamente a los ojos y fue el peor error que pudo hacer en ese momento. Esos ojos azules mostraban esperanza, cariño e incluso un poco de dolor y miedo a ser rechazado.
-Yo… yo no…No puedo hacer esto, Weasley, ya te lo había dicho. Estoy aquí para trabajar, para terminar mis prácticas y graduarme como medimago. No puedo perder el tiempo. No debo distraerme. No puedo arruinar esta oportunidad por andar como colegiala hormonal. -dijo Draco desesperado dejando de mirar a Charlie de nuevo y volviendo a intentar liberarse de su agarre.
-Draco… por favor… mírame. Mírame, Draco. Dime a los ojos que te arrepientes de haberme besado anoche- pidió Charlie pegándose más al rubio, tomando su rostro entre sus manos y haciéndolo que lo mirara.
Draco quedó bajo el poder de su mirada y no pudo, simplemente no pudo mentirle.
-Draco… no tienes porque arruinar nada. Por favor, permíteme ser parte de tu vida, deseo estar ahí para apoyarte, ser una ayuda, no una piedra en tu camino. No tiene que cambiar nada. Simplemente seguiremos trabajando como hasta ahora, tú en la enfermería, yo con los dragones; nos veremos personalmente durante nuestros días libres. Incluso, si durante esos días necesitas estudiar o hacer algo por lo que no podamos vernos, está bien. Yo no seré un obstáculo para que consigas lo que quieres. Por favor, sólo intentémoslo. Permíteme estar para ti.- pidió Charlie sin soltar a Draco, mirándolo a los ojos y rozando sus labios por la cercanía.
Draco pensaba a mil por hora, las emociones lo estaban abrumando, él no estaba acostumbrado a este tipo de situaciones. Él siempre había hecho lo que era correcto y debido bajo la lupa de un sangre pura; pocas veces había hecho lo que ÉL quería. Lo habían educado para enmascarar, guardar, y olvidar las emociones, eso lo hacía débil. Pero… Draco se sentía tan bien a lado de Charlie, se sentía pleno y comprendido como nunca antes. Se sentía… correcto.
Sin más pensarlo, Draco cerró los ojos, respiró profundo y eliminó la distancia entre sus labios. Era una beso necesitado de afecto, comprensión, cercanía…
-Intentémoslo- murmuró Draco una vez se separaron y tenían juntas sus frentes.
-Excelente. Ahora a trabajar, medimago Malfoy- dijo Charlie sonriente antes de darle un rápido beso en los labios e irse.
Pasaron las semanas y tanto Draco como Charlie estaban felices y cómodos, todo iba como miel sobre hojuelas. Se daban su respectivo espacio y tiempo, pero también salían juntos a visitar el pueblo cercano cuando podían. Las pesadillas de Draco disminuyeron, aún no desaparecían del todo, pero era un alivio poder dormir más horas y más noches seguidas. Al parecer el estado de ánimo ayudaba en su sueño.
Charlie entró a la enfermería una mañana con un brazo sangrante y Draco sólo rodó los ojos.
-¿Ahora qué fue, Charlie?- preguntó Draco indicándole con la mano que se sentara en la camilla. El pelirrojo se mostró sorprendido- ¿Qué?
-Es la primera vez que me llamas por mi nombre. No me estoy quejando, no lo dejes de hacer, me gusta.- Draco se tensó al notar que en efecto lo había llamado así sin pensar.- sobre el brazo… fue un dragón adolescente berrinchudo, está en esa etapa de todo ser vivo donde nadie los tolera. Son insoportables. Me ha dado dolores de cabeza toda la semana ese… insolente.- se quejó Charlie mientras Draco curaba su herida.
-Ni te quejes, conociéndote, seguramente volviste loca a tu pobre madre cuando eras adolescente.- bromeó el rubio- Listo, en media hora debería de haber cerrado por completo- añadió Draco.
-Ay, me duele el brazo- dijo Charlie abrazando su extremidad contra el pecho
-¿Qué? No debería…
-Tal vez un beso del medimago pueda ayudar- interrumpió Charlie sonriendo y batiendo sus pestañas "coquetamente".
-Eres un idiota- dijo Draco dándole un golpe en el hombro, provocando que Charlie se quejara y riera a la vez- y un cursi- añadió el rubio pero dándole un rápido beso en los labios de todos modos.
