Ojos Grises (Dragón)
Pareja Draco/Severus
Disclaimer Los personajes de esta historia son propiedad de J.K. Rowling y la Warner BROS. Esto es puro entretenimiento y no me reporta beneficio económico alguno.
Ailuj! Que maravillosa sorpresa ver un mensajito tuyo! También te mando un abrazo enorme : ) … gracias por apoyarme como siempre… un besototote.
Patty… nada más que la verdad… Severus deberá ir tras Draco : ) … ya sigo con la historia.
Hola Princesa! Muchas gracias por dejar tu mensajito y también por haber leído la primera parte de esta locura, jejeje… espero que te siga gustando… hasta pronto!
OJOS GRISES (DRAGON)
Capítulo VI. ¿Misión cumplida?
Draco casi corrió hacia la casa y la atravesó sintiendo que dejaba atrás la felicidad. Una ardiente lágrima resbaló por su mejilla, pero la borró enseguida. Aún había mucha gente en la sala y no tenía ganas de dar un espectáculo. Salió por la puerta principal y se detuvo indeciso fuera de la casa. En ese momento se dio cuenta de que no tenía medio de transporte y se desesperó. Los señores Chang se habían llevado su camioneta y ahora no sabía como iba a llegar hasta su casa para recoger sus cosas. Miró hacia el bosque oscuro y suspiró profundamente pensando que la larga caminata que le esperaba no iba a ser nada agradable.
-¡Draco Malfoy! –una voz potente a sus espaldas lo hizo girarse con rapidez y el rubio vio acercarse a Víktor.
Draco revisó rápidamente las manos del búlgaro en busca de una pistola o al menos de un cuchillo pero Víktor no llevaba nada.
-¿Te vas tan pronto? –le preguntó como si nada Víktor y se puso a su lado.
-Sí –fue todo lo que le contestó.
-Deja de que te lleve… necesitamos hablar –hizo una seña al hombre que estaba de guardia en la puerta y muy pronto un auto estuvo listo para los dos–. Sube con confianza, no te haré daño –le dijo Krum con una sonrisa al verlo dudar–. Se lo prometí a Cedric.
-Está bien –aceptó Draco y miró hacia la casa.
Cedric estaba parado en la entrada y se despidieron con un además de manos.
-Sabía que eras peligroso –empezó a decir Víktor después de unos momentos.
-¿Peligroso? –sonrió Draco en la oscuridad–. Me han dicho de mil formas, pero nunca peligroso.
-Sé que te han dicho que eres atractivo y que tienes unos hermosos ojos grises, pero desde que te vi, supe que serías el único que iba a convencer a Cedric de dejarme.
-¡No hice tal cosa! –le dijo indignado.
-Por supuesto que sí, pero debo reconocer que la mayor parte de culpa ha sido mía –le sonrió con inmensa tristeza–. No tengo porque decirte esto, pero lo haré y no es porque quiera justificarme contigo es simplemente porque quiero hacerlo –cayó un momento de silencio mientras Víktor conducía en la noche–. Tuve una relación en la que la confianza se convirtió en traición y nunca pude superarlo. Así que cuando conocí a Cedric, me juré que no volvería a pasarme lo mismo. Jamás tendría la oportunidad de conocer a alguien más con quién compararme y así abandonarme.
-El amor no puede mantenerse de esa forma, Víktor –se atrevió a decir Draco.
-Lo sé y también sé que me estuve engañando a mí mismo durante todo este tiempo. He sufrido mucho al ver como Cedric se ha ido apagando con el correr de las semanas y lo quiero demasiado para permitirlo. Acabamos de platicar y quedamos en que iba a dejarlo volver a Inglaterra… volverá a tomar sus propias decisiones y lo voy a apoyar. Me suplicó que confiara en él y… yo he accedido –su voz se quebró en las últimas palabras–. No puedo dejar de pensar que estoy cometiendo un error, pero si no lo dejo libre, él no va a sobrevivir a mi lado. Soy un odioso mandón y celoso que no lo deja respirar… tiene que soportarme todo el día y él es un alma libre –lo miró brevemente–. Pero tuviste que llegar tú para que me diera cuenta de todo.
-Estás haciendo lo correcto, Víktor –le puso una mano en el hombro–. El amor de Cedric es verdadero y lo verás crecer día a día cuando encuentre más alicientes en su vida.
-Espero que tengas razón porque si me llega a abandonar, me iré contra ti, ¿eh? –le sonrió para que se diera cuenta de que estaba bromeando.
-No puedo decirte que tomaría su lugar con gusto, porque no lo haría, pero si te ofrecería mi hombro para que pudieras llorar.
-No lloraré –dijo con firmeza Víktor–. Mi relación con Cedric va a continuar y podré reír con él.
-Vas a ver que sí –ya habían llegado a la casa de Cho y Draco dudó antes de bajar–. ¿Puedo abusar de ti, Víktor?
-¡Huy! ¡Qué palabra tan fuerte! –se burló el búlgaro y Draco lo golpeó en el hombro–. Podría tomarte la palabra.
-¡No seas payaso! –lo golpeó nuevamente–. Me refiero a que si podría abusar de tu buena voluntad y hacer que me dieras un aventón a algún lugar donde pueda tomar un transporte.
-¿Regresas a Inglaterra? –el rubio asintió–. ¡Claro! Vienes, me destrozas la vida y luego sales corriendo.
-Si sigues diciendo eso vas a hacer que me sienta mal.
-Eso es precisamente lo que busco –rió divertido y le dio un leve empujón–. Ve por tus cosas… te esperaré.
-Gracias –y salió corriendo del auto.
Draco salió de la casa escasamente cinco minutos después. Llevaba su maleta con él y la puso en el portaequipaje del auto antes de acomodarse nuevamente junto a Víktor. Le había escrito a Cho una nota diciéndole que tenía que salir con urgencia y que se comunicaría con ella después. Le habría gustado decirle la verdad, pero no quería que comentara nada con Severus. Cuando estaba a punto de bajar las escaleras, se dio cuenta de que aún llevaba el anillo que su amante le había regalado y supo que no sería capaz de conservarlo. Le traería sólo amargos recuerdos y no quería recordar de esa manera al hombre que amaba, así que se lo quitó y entró al cuarto de Severus. Dejó el anillo sobre la almohada y salió llorando de la casa.
-¿Por qué no te quedas con él? –le preguntó Víktor cuando vio su rostro lloroso–. Lo amas, ¿no?
-Con toda mi alma, pero no hay futuro para nosotros –volteó la cara y se secó las lágrimas.
Un silencio muy tenso cayó entre ellos mientras Víktor tomaba la carretera principal.
-Enséñame la foto que le mostraste a Cedric –le dijo de pronto el búlgaro–. Tengo ganas de ver una buena fotografía del famoso Harry Potter.
-¿¡Famoso Harry Potter? –rió con ganas Draco por el apelativo y sacó la fotografía de su cartera… agradeció el tacto del millonario al cambiar la conversación tan drásticamente–. ¿De donde sacas que Harry es famoso?
-Tu padre es Lucius Malfoy, ¿no? –le contestó y tomó la fotografía que le tendía Draco–. ¡Guau! En verdad es muy guapo. Había escuchado que su belleza era incomparable y siempre creí que era una exageración, pero ahora veo que no. No me extraña que tu padre se haya enamorado de él.
-Sí… Lucius es mi padre. ¿Lo conoces? –le preguntó mientras pensaba que era cierto que Harry era más que bello.
-Lo he visto un par de veces –le devolvió la foto–. Cuando te vi por primera vez, te me hiciste conocido pero no pude ubicarte. Desgraciadamente soy un pésimo fisonomista y hasta que te investigué me di cuenta de quién eras. ¡Te pareces mucho a él! Casi podrían pasar por hermanos.
-¿¡Me investigaste? –estaba perplejo.
-Por supuesto –se encogió de hombros con indiferencia–. Te dije que sabía que eras peligroso y necesitaba saber a quién me enfrentaba. No fue fácil obtener información de ti y cuando me dijeron quién era tu padre… te tuve doblemente miedo.
-No sé como tomar tu comentario –frunció el ceño sintiéndose levemente molesto.
-Como un cumplido por supuesto –le sonrió–. Me di cuenta de que debías ser tan astuto e inteligente como Lucius y así me lo demostraste. Te acercaste a Cedric de tal forma que no pude evitar que te escuchara. Ya me había desecho de muchos otros que habían tratado de hablar con él, pero tú lograste burlarme –le sonrió y Draco se ruborizó levemente.
-¿Y por qué dices que Harry es famoso? –le preguntó tratando de que la conversación ya no versara sobre él.
-¿En serio no lo sabes? –Draco negó con la cabeza–. Sabía que Lucius había movido todas sus influencias para que el escándalo que se hizo cuando dio a conocer que vivía con un hombre no saliera a la luz pública, pero pensé que siendo su hijo, estarías enterado.
-No sé de qué me hablas –le dijo confundido.
-Muchas personas se pusieron en contra de tu padre cuando declaró que estaba viviendo con un hombre –le comenzó a explicar–. Por supuesto, hubo algunos que los apoyaron y otros más que se abstuvieron de hacer comentarios, pero el caso fue que los que estaban en contra de eso, empezaron a ejercer mucha presión sobre Lucius tratando de que terminara con Harry, pero él se negó a hacerlo. La situación se tornó tan tensa que Malfoy presentó su renuncia como consejero –Draco se quedó con la boca abierta–. No se la aceptaron, ¡gracias a Dios, y le dijeron que se tomara unos días para que meditara las cosas. Tu padre aceptó y desapareció completamente del mapa por una semana entera. La más horrible semana para la economía inglesa, te lo puedo asegurar. El dólar y el euro empezaron a ganar delantera contra la libra y las bolsas de valores se vinieron abajo. Yo habría perdido mucho dinero en esa semana si no hubiera tomado medidas preventivas… medidas preventivas que Lucius había recomendado dos semanas atrás. Tengo inversiones en todo el mundo, pero las principales están en Inglaterra y aquí en los Estados Unidos. Los opositores de Lucius declararon que no lo necesitaban para hacerle frente a esa emergencia y tomaron las decisiones más desastrosas que jamás se hayan visto. Todo cayó en un completo caos y lo buscaron frenéticamente por todos lados, pero no fue hasta que él volvió a Londres que pudo tomar las riendas de todo y al cabo de dos días, ya todo estaba solucionado. Te puedo asegurar que tu padre es un verdadero 'genio' de la economía. A partir de ese día, sus detractores tuvieron que amarrarse la lengua con respecto a su relación con Harry. Les había demostrado que era indispensable para el país y no podían darse el lujo de perderlo. Los ataques cesaron y todo el mundo se dispuso a proteger tanto a Lucius como a su pareja como tesoros nacionales. Es por eso que Harry es famoso… o al menos lo es en las grandes esferas del gobierno pues casi le arrebata a Inglaterra uno de los pilares del mundo financiero.
-¡No lo puedo creer! –exclamó Draco perplejo–. Mi padre estuvo a punto de perder su carrera y yo jamás me enteré. Y estoy seguro de que Harry tampoco sabe nada esto.
-Lucius es muy astuto –dijo con simpleza.
-¿Y dices que ahora a Harry lo cuidan como tesoro nacional?
-Y a ti también –rió con ganas al ver su cara de incredulidad–. Vamos, Draco… no creo que seas tan ingenuo. Como ya te dije, tu padre es más que valioso para tu país, así que no permitirían que les pasara algo a aquellos a quiénes ama. Sé que le dijiste a Cedric que tu padre dejaba a Harry hacer lo que quisiera e ir a donde le placiera, pero te aseguro que mínimo hay dos pares de ojos siguiéndolo a todas partes… cuidando de su seguridad y… de la tuya.
-¿De la mía? –se sentía estúpido repitiendo las palabras de Víktor pero es que él nunca se había dado cuenta de nada… no se creía tan importante como para tener guardaespaldas.
-Un auto nos ha estado siguiendo desde que salimos de mi casa. Mi propia guardia de seguridad viene detrás de ellos. Nunca estás solo, Draco.
Draco miró sobre su hombro para confirmarlo pero no vio nada.
-Ya llegamos –declaró Víktor y aparcó el auto junto a una construcción.
-¿Dónde estamos?
-Te voy a prestar mi avioneta para que te lleven al aeropuerto más cercano –le guiñó un ojo.
-Pues muchas gracias –le dijo Draco mientras descendía del auto.
-No esperes que Cedric te llame de inmediato –le mostró la tarjeta que antes le había dado al joven trigueño.
-Nunca cambiarás, Víktor –le dijo en broma Draco mientras movía la cabeza fingiendo enojo.
-Sí lo haré –se dieron la mano–. Que tengas buen viaje y espera noticias de nosotros.
El regreso a Londres fue muy diferente al de ida. Al lado de Draco no iba una preciosa chica con rasgos orientales, si no un gordo ejecutivo que durmió durante todo el vuelo llenado el ambiente con sus ronquidos, pero el rubio no se molestó por eso. De hecho estaba tan sumido en sus pensamientos y en su pena que todo desapareció a su alrededor. Había visto su mano desnuda muchas veces y se dijo que extrañaba el peso del anillo que Severus le había comprado. Durante todo el viaje de vuelta, se preguntó como había reaccionado el hombre ante su huída.
Pero sus pensamientos no se centraban solamente en Severus, si no también en todo lo que Víktor le había dicho y se preguntó mil veces cómo era que no se había enterado de nada. Estar más que conciente de que era hijo de un hombre tan importante, lo hizo sentirse nuevamente sucio y bajo. Y como antes lo había pensado, no era sólo por su degradante relación con Severus, si no también por la forma en que se había comportado en el pasado y se prometió que jamás volvería a defraudar a su padre.
Llegó a Londres y nadie lo estaba esperando en el aeropuerto. Sabía que Harry y su padre lo iban a regañar porque no les había avisado para que fueran a esperarlo, pero no quería ver a nadie. Decidió presentarse al día siguiente en el Museo y hablar con su jefa. Aún cuando Víktor declaró que iba dejar volver a Cedric a Inglaterra, no dijo que volvería a trabajar con ellos y eso quería decir que no había hecho lo que le habían pedido. El departamento estaba frío y cuando Draco se acomodó en su cama para descansar, de inmediato extrañó el calor de cuerpo de Severus. Escondió la cara en la almohada y lloró amargamente hasta que el cansancio lo venció.
Al día siguiente fue al Museo preguntándose si Minerva lo iría a despedir por no haber podido hacer lo que le pidió. Suspiró pesadamente y se dijo que aunque le gustaba su trabajo, seguramente tendría que empezar a buscar otro.
-¡Hola, Draco! –lo saludó alegremente Tina… era una guapa chica que estaba sentada en el vestíbulo del Museo–. ¿Ya se acabaron tus vacaciones?
-Sí –le contestó él y supo que Minerva había corrido el rumor de que estaba de vacaciones para encubrirlo.
-¿Y qué tal te la pasaste?
-Muy bien, gracias. ¿Cómo han estado las cosas por aquí?
-De maravilla. Ayer llegaron unas nuevas antigüedades que Seamus está ansioso de limpiar, pero como Minerva le dijo que tenían que esperar a que volvieras, anda llorando por las esquinas –se rió de su propio chiste.
-Es patético –le contestó Draco divertido–. Iré a buscarlo antes de que se suicide.
-Sí, por favor. Ve a su honrado rescate –le contestó la chica y se despidieron.
Draco se detuvo frente a la puerta de Minerva como lo había hecho apenas unos días antes y se preguntó cómo era posible que hubiera perdido el corazón en tan poco tiempo. Cuando su jefa lo llamó y lo envió a tratar de convencer a Cedric a volver a Inglaterra, jamás pensó que ese viaje marcaría su vida y la cambiaría tan radicalmente. Sí, estaba triste, pero también se sentía feliz porque había tenido la suerte de compartir momentos íntimos e inapreciables con el ser que amaba con todo tu corazón y por el que daría cualquier cosa… incluso la vida. Sacudió la cabeza diciéndose que ya se estaba poniendo cursi y tomó aire antes de tocar la puerta. Era hora de poner los pies sobre la tierra y saber si podría seguir trabajando ahí o iban a ponerlo de patitas en la calle.
