Ojos Grises (Dragón)
Parejas Draco/Severus
Disclaimer Los personajes de esta historia son propiedad de J.K. Rowling y la Warner BROS. Esto es puro entretenimiento y no me reporta beneficio económico alguno.
Hola Ailuj! Tienes razón, Severus es súper mal pensado, jajajajaja… ya nos acercamos al final de la historia y estoy dándome prisa en terminar esa tercera parte : )… beshototes
Que lindo ver un nuevo mensajito tuyo Narcissa : ) … y pues sí… ese rubio no es Draco… música de suspenso… vamos a ver como le va a Severus con LUCIUS, jajajaja… te mando un gran beso
OJOS GRISES (DRAGON)
Capítulo IX. Otro rubio
A Lucius le dolía terriblemente la garganta y estaba casi afónico cuando volvió sorpresivamente de Francia. Lo único que quería al llegar a su casa era tomar un té caliente y acostarse junto a Harry hasta la mañana siguiente, pero sus planes se vinieron abajo cuando reconoció el auto de Víktor estacionado frente a su casa. El millonario no le caía mal, pero no dejaba de notar que cada vez que estaba en Londres trataba de pasar más tiempo con Harry que con Draco que era realmente su amigo. Su hijo le había dicho como lo había conocido en Estados Unidos y no se opuso a que Harry saliera con ellos de vez en cuando, pero no dejaba de molestarlo encontrarlo en su casa cada vez más seguido. Disimuló su enfado cuando lo encontró sentado cómodamente en 'su' sala, leyendo 'su' periódico y bebiendo de 'su' coñac favorito.
-Hola, Víktor –Lucius lo saludó con voz ronca.
-Hola, Lucius –Víktor se levantó para estrecharle la mano–. ¡Pero que mal estás de la garganta! ¡Casi ni puedes hablar!
-Por eso tuve que volver. Nadie iba a entenderme en las juntas–dejó su saco en una silla–. ¿Y Harry?
-Está dándose un baño –le informó y no se dio cuenta de los celos que aparecieron en los ojos grises.
-¿Van a salir? –le preguntó como si nada.
-Sí. Draco tiene ganas de bailar y nos invitó.
-¿Está él aquí?
-No. Se fue a su departamento a cambiarse y yo le dije a Harry que vendría a recogerlo. Draco nos va a alcanzar allá.
-Iré con ustedes –declaró aún cuando no tenía ganas ni de caminar.
-¿No te irás a sentir más mal? –le dijo preocupado.
-Estoy bien. Voy a ver a Harry y a cambiarme de ropa.
-Como quieras –le contestó Víktor y volvió a sentarse en el sillón.
Lucius respiró profundamente al entrar a su recámara. No. Definitivamente no le gustaba que Krum estuviera tan cerca de Harry y mucho menos cuando éste tenía su espectacular cuerpo desnudo bajo el agua caliente. Entró al baño con cuidado y se quedó parado viendo al chico que amaba hasta más allá de las palabras. Sus ojos recorrieron con avidez ese cuerpo que desde hacía mucho tiempo había dejado de ser delgado y que ahora estaba fuerte y bien delineado por el ejercicio. Harry tenía los ojos cerrados y levantó los brazos para enjuagarse el cabello y Lucius vio como su estómago se marcaba a la perfección. La boca se le hizo agua y sin pensarlo dos veces se acercó a su pareja y lo abrazó sin importarle mojarse.
Harry abrió los ojos sorprendido al sentir la cercanía de otro cuerpo, pero enseguida cambió su expresión a una de completo deleite.
-¡Lucius! ¡Regresaste! –lo envolvió y lo besó en los labios mojándolo más de lo que ya estaba.
-No, espera –dijo Lucius con su voz roca y trató de alejarse–. Voy a enfermarte.
-No me importa –lo besó largamente antes de separarse–. ¿Te sientes muy mal? ¿Quieres que traiga algo?
-No quiero nada. Sólo te quiero a ti.
Lucius ya no lo dejó hablar pues sus manos recorrieron expertas ese amado cuerpo encontrando enseguida los puntos en los que Harry ya no podía pensar en nada más que en él. Para cuando salieron de la recámara ya Krum estaba bastante impaciente.
-Lo sentimos –le murmuró Harry algo sonrojado.
-No se preocupen –dijo Víktor divertido–. ¿Nos vamos?
-¿En serio no quieres que nos quedemos, mi amor? –le preguntó Harry a Lucius antes de salir de la casa.
-No, quiero ir con ustedes.
Una vez afuera Lucius decidió que fueran en su limousine y no tardaron en llegar a la discoteca en donde les asignaron la mesa de siempre.
-Enseguida regreso –les dijo Lucius a sus acompañantes cuando les tomaron su orden y se fue al baño–. ¡Condenada garganta! ¡No la aguanto! –pensó molesto y decidió mojarse la cara.
Unos brazos envolvieron su cintura y por un momento pensó que Harry lo había seguido, pero cuando abrió los ojos y se dio cuenta de que el baño estaba sumido en la oscuridad, se alarmó.
'¡Un ladrón!' –pensó y se movió de tal manera que pronto tuvo al atacante contra la pared.
-¡Oh, Dragón! Sabes defensa personal. Me sorprendes –le dijo una voz desconocida–. ¿Pero qué crees? Yo también sé.
Lucius se quedó congelado cuando escuchó como lo había llamado ese hombre y por eso no pudo ofrecer ninguna resistencia cuando fue empujado hacia atrás. Sintió como volaba en el aire y caía al frío piso del baño. Sus manos fueron hábilmente atrapadas bajo su cuerpo y quedó inmovilizado por unas fuertes piernas… Severus se había puesto sobre él. Lucius se retorció tratando de liberarse, pero le fue imposible. Unos fuertes toques en la puerta hicieron que Severus se sobresaltara.
-¡Sr. Malfoy! ¡Sr. Malfoy! –escucharon gritar–. ¿¡Está usted bien?
'Mis guardias' –pensó Lucius aliviado y abrió la boca para gritarles que lo ayudaran, pero una mano se lo impidió.
-Soy Severus, Dragón –le dijo el hombre en un murmullo–. Sabes que jamás te haría daño, sólo quiero hablar contigo. Si después de escuchar lo que tengo que decirte decides no volver a verme, me iré… te lo juro.
Lucius dudó y Severus se dio cuenta de esto. Ya los embates a la puerta eran muy fuertes… no resistiría mucho tiempo.
-Te lo suplico –volvió a pedir Severus.
Lucius movió la cabeza afirmativamente y Severus liberó su boca.
-Estoy bien –gritó Lucius lastimándose la garganta–. No dejen entrar a nadie.
-Está bien –le contestó una voz y el baño volvió a quedarse en silencio.
-Gracias, tesoro –le agradeció Severus y depositó un pequeño beso en la boca del rubio haciendo que Lucius se sobresaltara–. ¿Te resfriaste, Dragón? Pobrecito. Te ha de doler mucho la garganta –le acarició el largo cabello rubio.
-Un poco –le contestó tratando de retirarse del contacto, pero no pudo hacerlo–. ¿De qué quieres hablar?
-De ti… de mí… de todo –se inclinó sobre el hombre que estaba bajo de él y comenzó a besar su cuello–. No tienes idea de cuánto te he extrañado –le dijo apasionadamente–. ¿Por qué me abandonaste? Todo este tiempo no he podido dejar de pensar en ti… en las noches que pasamos juntos –hizo una pausa y Lucius oyó como tomaba aire profundamente–. Te amo, Dragón… te amo con todo mi corazón –le confesó con sinceridad y el rubio se dio cuenta de que no mentía… ese hombre amaba a su hijo–. Estos tres meses han sido un infierno para mí. Ni un solo momento he dejado de pensar en ti y mi corazón ya me duele de tanto anhelarte. Mi cama está vacía sin tu cuerpo a mi lado –hubo una breve pausa en la que Lucius sintió como temblaba–. Yo… yo… yo sé que tienes… otros amantes, pero no me importa –se alejó y tomó el rostro de Lucius entre sus manos–. Aunque los celos me están matando te juro que no interferiré en tu relación con Harry ni con Krum si decides seguir con ellos, pero déjame volver a estar contigo. Te necesito… te amo –y buscó con desesperación sus labios–. Te daré todo lo que me pidas… todo… todo… pídeme lo que quieras y será tuyo, pero vuelve a mi lado –decía sin parar, pero también sin dejar de besarlo.
Si Lucius no estuviera tan impactado por lo que estaba escuchando habría apartado la cabeza para evitar el beso, pero como no pudo hacerlo se vio sometido a esos labios que se movían sobre los suyos demandando una respuesta. Le correspondió automáticamente unos instantes antes de apartarse y tratar de normalizar el latido de su corazón. Severus también sentía el loco palpitar, pero pensó que era por su confesión y una luz de esperanza brilló en su interior.
-¿Por qué… por qué piensas que tengo una relación con… Harry y con Víktor? –le preguntó Lucius cuando pudo encontrar la voz.
-Los escuché, mi amor –había mucha tristeza en su voz–. Estaba en el museo cuando Harry llegó y te convenció de que te fueras con él. Estaba a punto de marcharme cuando llegó Krum y también escuché su conversación –gimió con dolor–. No comprendo porque permites que te compartan. Que ellos se acuesten me importa poco, pero no puedo soportar pensar que hoy… estuviste con los dos al mismo tiempo.
-¿Eso escuchaste? –preguntó con escalofriante voz baja… ya estaba más que furioso con el hombre que estaba diciendo tantas mentiras sobre su pareja–. Pero Harry tiene a…
-Tiene a Lucius –lo cortó riendo con sarcasmo y al rubio se le fue el color del rostro–. Sí. De sus 'conversaciones' me di cuenta de que vive con él, pero eso no le impide hacer citas a diestra y siniestra con otros hombres y prometerles que la pasaran sensacional con él ahora que su 'relación estable' está en Francia.
-¿Hizo citas? –el enojo en su voz era más que evidente.
-¿No lo sabías? –le preguntó burlonamente y sintió como se tensaba el cuerpo que estaba bajo de él–. ¡Oh, vamos Dragón! No vuelvas a jugar al inocente conmigo. No eres tan ingenuo para que creas que 'ojos verdes' sólo anda contigo y con Lucius. Estoy seguro de que pasó una tarde muy entretenida con Krum si tú no estuviste con ellos. ¡Vas a necesitar ayuda para caminar cuando termine contigo, Harry! ¡El que va suplicar que pare vas a ser tú! –dijo imitando el tono de Víktor.
Eso fue más de lo que pudo soportar Lucius y con un movimiento brusco se liberó de Severus. Tenía ganas de salir corriendo y golpear hasta el cansancio a Víktor porque se había atrevido a tocar a Harry. Se puso de pie pero unos brazos le impidieron llegar a la puerta.
-¿Qué me contestas, Dragón? –preguntó Severus con voz lastimera–. ¿Me darás la oportunidad de volver contigo?
Lucius estaba a punto de mandarlo al demonio, pero se dijo que lo necesitaba para aclarar muchas cosas. Ya una vez había juzgado a Harry sin darle la oportunidad de explicarse y no volvería cometer el mismo error. Aún cuando estaba temblando de furia por sentirse traicionado recordar el momento de pasión que había compartido con Harry antes de partir a la discoteca logró calmarlo. No podía creer que el amor que brillaba en esos ojos verdes fuera fingido.
'No. Harry no me engaña' –se dijo Lucius con firmeza–. 'Ni con Víktor ni con nadie más. Todo debe ser un mal entendido y voy a averiguar cuál es la verdad en todo lo que este hombre me ha dicho'
No tenía la menor duda de que Severus creía firmemente en todo lo que le había dicho, pero había muchas cosas que no comprendía. Por ejemplo, ¿por qué había repetido sin parar que le daría todo lo que Draco le pidiera? Su hijo no necesitaba absolutamente nada pues era rico por derecho propio. Después del incidente con Remus se dio a la tarea de que Draco recibiera la parte de la herencia que le pertenecía y Narcisa había hecho lo propio. Su fortuna había crecido considerablemente al confiar parte de ésta al búlgaro y él no lo había defraudado. Tuvo que aceptar que Víktor sabía su negocio y le agradeció que fuera honesto con su hijo. El trabajo en el museo era sólo un entretenimiento para el rubio y el jugoso sueldo que recibía lo donaba al fideicomiso que había hecho Harry a favor del orfanato en el que se habían criado él y Hermione.
-Te espero en mi casa en una hora –le contestó Lucius a Severus después de un momento–. Déjame deshacerme de mis… 'amantes' –casi se atraganta al decir esa palabra.
-Ahí estaré –le prometió él cuando memorizó la dirección que le dio–. Te amo, Dragón… no lo olvides –y Lucius no pudo evitar que su boca fuera nuevamente atrapada.
-Vete ya –ya unas febriles manos buscaban el botón de su pantalón.
-Te amo –repitió una vez más Severus antes de salir del baño.
Lucius salió del baño completamente furioso, pero trató de caminar lo más tranquilamente posible hasta donde estaban esperándolo Harry y Víktor. Las palabras de Severus aún resonaban en su cabeza y se quedó parado cerca de la mesa en donde antes sólo estaban su pareja y el búlgaro. Vio que Draco ya había llegado y se movía al ritmo de la música sentado junto al millonario. Sintió como la sangre le hervía al ver como Víktor se acercaba a Harry y le hablaba al oído. El moreno rió con facilidad y movió la cabeza asintiendo. En el siguiente segundo Harry sintió la mirada penetrante de Lucius y volteó a verlo. Lucius vio como su sonrisa moría al ver su furiosa expresión y se sintió muy mal cuando vio pintarse el terror en su bello rostro. Respiró profundamente para tranquilizarse. Ya había visto ese mismo temor en los amados ojos verdes y pensó que jamás volvería a provocarlo. Se acercó con pasos decididos a la mesa donde estaban los jóvenes y vio como Harry se encogía en su silla aterrorizado.
-Nos vamos –declaró con firmeza en cuánto llegó a la mesa y Harry se levantó tan deprisa que casi tropieza con su silla.
-¡Pero si acabo de llegar! –se quejó Draco, pero calló al ver la expresión de su padre y tal como lo hizo Harry, se levantó de inmediato y siguió al moreno que corría a la salida.
-Tú también, Víktor –le ordenó Lucius.
El millonario estuvo a punto de decirle que a él nadie le daba órdenes, pero Lucius lucía lo bastante enfadado como para que decidiera obedecerlo. Ya afuera sólo tuvieron que esperar un par minutos para que la limousine apareciera y la abordaron en silencio. Draco había hecho el intento de subir a su propio auto, pero se arrepintió al ver la advertencia en los ojos de su padre y le entregó las llaves a uno de los guardias que siempre acompañaban a Lucius. Harry se refugió en la esquina más alejada que pudo de espaldas al chofer y Draco se sentó en el mismo asiento pero del lado contrario. Víktor se acomodó junto a Lucius y miró a los dos muchachos con incredulidad. Los dos evitaban mirar hacia donde estaba Lucius. Vio como Harry se retorcía las manos sin cesar mientras que Draco se mordía una uña con nerviosismo. El auto arrancó y los primeros minutos de viaje estuvieron llenos de un silencio aplastante. Lucius lo rompió haciendo que todos saltaran en sus asientos.
-¿Y cómo está Cedric, Víktor? –le preguntó.
-Está bien, gracias –le contestó educadamente.
-¿Mencionaste que se encontraba en Roma?
-Sí. Minerva le pidió que supervisara la entrega de unas piezas arqueológicas.
-Qué bien. ¿Y cuando regresa?
-En dos días –de nuevo silencio.
Lucius no perdía de vista a Harry que había levantado la vista brevemente cuando le preguntó a Víktor por su pareja, pero el chico volvió a girar la cabeza hacia la ventanilla. El rubio vio correr una pequeña lágrima por la tersa mejilla y se odió por haber provocado su llanto. El viaje a la casa de Lucius y Harry se les hizo eterno a los cuatro y Víktor suspiró audiblemente cuando se estacionaron frente a la residencia. Harry y Draco prácticamente saltaron del automóvil en cuanto se estacionó y casi corrieron a la casa.
-Vayan a la sala –les ordenó Lucius y se entretuvo un momento para darle instrucciones a su chofer.
Cuando entró a la casa vio que Harry se había encogido en la esquina del sofá y tenía el rostro oculto en una almohada que tenía entre sus rodillas. Draco estaba sentado muy rígido en una silla mientras que Víktor estaba parado cerca del rubio.
-Necesito que me den una explicación y espero que sea buena –les dijo Lucius todavía con el enojo vibrando en su ronca voz–. Sobre todo la tuya… 'Dragón' –vio como el color huía del rostro de su hijo ante ese apelativo–. Hace un rato un hombre se me echó encima en el baño de la discoteca y me comió a besos –declaró Lucius y Harry levantó la cabeza.
Lucius se guardó una sonrisa de satisfacción al ver brillar los celos en sus ojos verdes.
-Sin embargo esas caricias no iban dirigidas a mí pues no paraba de decirme 'Dragón' –miró a su hijo que ya estaba temblando visiblemente en su silla–. ¿Quién es exactamente Severus, Draco?
A Lucius no le pasó inadvertida la mirada de alarma que cruzaron los tres muchachos y supo que tanto Harry como Víktor sabían quién era ese tal Severus.
-Estoy esperando –lo apuró Lucius.
-Es… es… alguien que conocí en… los Estados Unidos –contestó Draco entrecortadamente.
-Pues parece que lo conociste muy… íntimamente, ¿no? –el joven asintió y miró sus zapatos–. Mira Draco, ya estoy lo bastante enfadado como para que me hagas enojar más así que te recomiendo que empieces a hablar. Y te lo advierto… no quiero nada más que la verdad. Ese hombre dijo muchas cosas de ustedes tres que no me gustaron y que van a tener que aclararme.
Draco empezó su explicación desde el momento en que conoció a Cho en el aeropuerto. Al principio lo hizo titubeando y sin atreverse a mirar a su padre, pero pronto su voz se hizo más firme. Se sonrojó cuando le contó como Severus lo había abordado en su segunda noche de estar en la casa de los señores Chang, pero su rostro estaba más que rojo cuando confesó que había aceptado un anillo a cambio de ser su amante.
-¿¡Pero cómo se atrevió el muy cretino? –explotó Lucius furioso.
Víktor entonces comprendió porque tanto Harry como Draco lo habían obedecido tan rápido cuando dijo que se iban de la discoteca… el rubio lucía realmente intimidante cuando se enfadaba.
-¿¡Y por qué diablos tú aceptaste esa situación, por todos los cielos? –el rubio se movía de un lato para otro–. ¿¡No pudiste convencerlo de que no eres ese tipo de gente?
-¡Traté de explicárselo! –se defendió Draco–. Pero comprendí que dijera lo que dijera no iba a creerme y yo… ¡quería estar con él! ¿¡Está bien? –se levantó para enfrentarse a su padre y Harry se preparó para intervenir si se desataba una pelea–. ¡Me enamoré como un loco de él! ¿Lo puedes comprender? ¡No me importó lo que pensara de mí con tal de compartir su intimidad!
-¿¡Y lo dices así? ¿¡Cómo si te sintieras orgulloso de ser un… cualquiera?
-¡Lo que menos me siento es orgulloso, padre! –gruesas lágrimas cayeron por las sonrojadas mejillas–. ¡Me siento tan sucio y rastrero como sé que lo soy!
-¡Eso no es cierto, Draco! –intervino Harry levantándose–. ¡Tú no eres así!
-Lo soy, Harry –lo contradijo–. Y por lo mismo siempre defraudaré el apellido Malfoy –miró a su padre con el dolor pintado en el rostro–. He tratado de cambiar y lo sabes. Juré que jamás volvería a hacer algo que te lastimara y ve donde quedaron mis promesas… volvieron a comprarme y lo peor de todo es que esta vez no me arrepiento de haberlo hecho –se derrumbó en una silla.
-Pero tú no eres así, hijo –Lucius ya estaba más sereno–. Me parece inconcebible que ese hombre te haya creído.
-Fui muy convincente, te lo aseguro –Draco hizo saltar a su padre cuando lo miró con la misma expresión depredadora que le regaló a Severus ese día en la joyería.
-¡Ay, Draco! –lo miró con tristeza.
Así como había esperado nunca volver a ver el temor en los ojos verdes de su chico, había rogado que Draco jamás volviera a mostrar su antigua personalidad.
-¿Qué pasó después? –preguntó Lucius después de un momento.
Draco siguió con su relato con voz muerta. Le dijo escuetamente como habían sido esos días con Severus hasta el momento en que pudo hablar con Cedric en la fiesta.
-Como ya no tenía porque permanecer en los Estados Unidos decidí dejarlo sin más explicaciones. Víktor me alcanzó cuando salía y me llevó a la casa de los señores Chang a recoger mis cosas. Antes de salir dejé el anillo que me había regalado sobre su almohada y fin de la historia.
-Por supuesto que no es el fin –dijo Lucius y miró a Harry, que volvió a refugiarse en el sillón, y a Víktor–. Quiero que me expliques por qué dijo que estos dos eran tus amantes.
-¿¡¡¡Qué dijo qué? –gritaron los tres al mismo tiempo y Lucius estuvo a punto de soltar una carcajada al ver su genuina cara de incredulidad
-No tengo la más mínima idea de por qué dijo eso –Draco tenía los ojos como plato.
-Según él… –siguió diciendo Lucius–. … Harry es un degenerado que me pone los cuernos con todo Londres y que hoy te compartió con Víktor –los tres se quedaron con la boca abierta–. Me dijo que escuchó hablar a Harry contigo y que después de eso hizo citas con otros hombres prometiéndoles que iban a pasarla de maravilla en su compañía.
-¡¡¡Eso es mentira! –Harry se levantó furioso del sillón.
-Y que después oyó como Víktor quedaba con ustedes y que le dijo a Harry que iba a pedir piedad antes de que terminara con él –siguió diciendo Lucius como si el moreno no hubiera hablado.
Una carcajada se escuchó en la habitación y todos voltearon a ver a Víktor.
-¿¡Severus era el idiota que estuvo pegado a mí en el Museo mientras hablaba con ustedes? –preguntó sin dejar de reír.
-¡Vamos, Víktor! Tú conoces a Severus –le dijo Draco frunciendo el ceño.
-Te dije una vez que soy mal fisonomista –se disculpó–. Esa noche que lo ví estaba más interesado en retorcerte el cuello y no me fijé en él.
-Sí, tienes razón –dijo Harry pensativo–. Creo que era Severus el tipo que estaba sentado junto a mi mientras esperaba a que Draco bajara –miró a Lucius con las pestañas húmedas–. ¡Pero jamás hablé con ningún hombre para decirle que iba a pasarla de maravilla conmigo!
-¿Con quién hablaste? –le preguntó Lucius con tranquilidad… ya empezaba a respirar de nuevo, pero aún faltaban algunas cosas por aclarar.
-Averígualo tú mismo –sacó su celular y se lo ofreció a su pareja con el desafío brillando en sus ojos verdes.
Lucius miró el teléfono y supo que si lo tomaba era casi como gritarle a Harry que no confiaba en él y su relación se iría a la basura.
-Mejor dímelo tú –le pidió con dulzura.
-Hablé con Draco, Ron, Neville, mi papá y le dejé un mensaje a Sirius –seguía enojado, pero ya no tanto porque se dio cuenta de que Lucius confiaba en su palabra–. Como podrás ver es inconcebible que haya tratado de meter a alguno de ellos a mi cama.
-¿Conoces a Severus? –le preguntó después de asentir con la cabeza y darle a entender que le creía.
-Draco me enseñó una foto de él –miró al rubio que sacó su cartera con desgano y le tendió una foto a su padre.
-Así que este es Severus –Lucius vio la foto con detenimiento–. No es muy guapo –opinó y le devolvió la foto a Draco–. Víktor… –el búlgaro se puso a la defensiva–. … ¿por qué dijiste que Harry iba a pedir piedad?
-Harry convenció a Draco para que fueran al gimnasio y me invitaron a acompañarlos –le empezó a explicar el búlgaro–. Cuando le dije eso a Harry me refería a que no iba a aguantarme el ritmo… así de sencillo.
-Pues tal parece que este hombre es especialista en crear malos entendidos –dijo Lucius después de unos instantes–. Pero tú… –señaló a Draco–. … vas a hablar con él y arreglar todo ese enredo. Severus no tarda en llegar.
-¿¡Quééé? –gritó Draco estupefacto.
-Lo cité aquí –caminó hacia su hijo y lo tomó de los hombros–. A mí me parece que ese hombre está loco por ti. Habla con él y sigue lo que te dicte tu corazón –miró largamente el pálido rostro–. Vámonos, muchachos –les dijo a Harry y a Víktor–. Sobramos aquí.
-Pero… pero… –tartamudeó Draco.
-Suerte –le dijo Víktor y lo despeinó un poco.
Harry simplemente le guiñó un ojo antes de seguir a Lucius y a Víktor fuera de la casa.
