Ojos Grises (Dragón)
Parejas Draco/Severus
Disclaimer Los personajes de esta historia son propiedad de J.K. Rowling y la Warner BROS. Esto es puro entretenimiento y no me reporta beneficio económico alguno.
Estoy a un par de capítulos de terminar la tercera parte de Ojos Grises, Patty : ) … te prometo que si para el próximo lunes aún está inconcluso, publicaré una historia cortita para que no te me vayas a aburrir, jijijiji… te mando un beso enorme
OJOS GRISES (DRAGON)
EPILOGO
Draco miró a Severus que estaba inmerso en la lectura de un grueso libro y suspiró con irritación. Su pareja llevaba ya dos días leyéndolo y durante todo ese tiempo apenas lo había mirado. Bueno, eso no era totalmente cierto porque Severus hacía algo más que mirarlo en las noches, pero en el día, según su opinión, él no existía. Sabía que su trabajo era leer y criticar los libros que hacían llegar a sus manos los editores o los propios autores de los libros, pero eso no hacía que su enojo disminuyera. Aventó lejos la revista que tenía en las manos y se acercó a Severus asegurándose de estar en su trayectoria visual. Se arrodilló frente a él y le pasó las manos por las piernas acariciándoselas con lentitud.
-¿Severus? –lo llamó sensualmente–. ¿Severus? –volvió a llamarlo cuando no obtuvo respuesta–. ¿Está interesante ese libro?
-Hmmm –fue toda la contestación que recibió y eso hizo que su enojo creciera.
-¿Sabes que hice hoy en la mañana?
-Hmmm.
-¡El amor! –dijo lo bastante fuerte para que lo escucharan en todo el edificio pero Severus no despegó los ojos de libro–. ¡Con Seamus! –casi gritó pero no obtuvo la respuesta que esperaba–. ¡Maldición! –juró y se levantó hecho una furia.
Severus sonrió levemente cuando Draco se levantó y apenas se contuvo para no ir tras él y disipar su mal humor a besos. Sabía que a su adorado le molestaba que no le hiciera el menor caso, pero ya estaba muy atrasado en su trabajo y sabía que si se levantaba del sillón no volvería a sentarse a leer si no hasta el día siguiente en que Draco se fuera a trabajar. Como siempre le pasaba, la menor mención de que su rubio pudiera estar con alguien más que con él, lo enfurecía, pero también comprendía que su pareja sólo le había dicho eso para que le hiciera caso. Después de su reconciliación, su joven amante le había demostrado una y otra vez que lo amaba de verdad y que jamás le sería infiel, así que sus terribles celos ya estaban bajo control.
Lo miró caminar como león enjaulado en la sala y volvió sus ojos al libro tratando de concentrarse y evitar dejarse llevar por el embeleso que siempre lo envolvía cada vez que observaba ese cuerpo grácil y elegante. Le parecía que era uno de los libros más espantosos que había leído en su vida e iba asegurarse de que todo el mundo lo supiera. Según su opinión, Rita Skeeter ni siquiera tenía el derecho de llamarse 'escritora'. El libro era una verdadera porquería y estaba ansioso de terminarlo para poder estar más tiempo con su pareja. El teléfono sonó en ese momento y Draco fue a contestarlo.
-¿Diga? –lo escuchó responder y levantó la vista.
-…………
-¿Zabini¿¡Cómo diablos conseguiste este número? –preguntó airado y Severus se puso alerta en cuanto oyó el nombre del que llamaba.
-…………
-¿Y qué te hace pensar que estoy interesado en… –se cortó abruptamente y a Severus lo envolvió la furia cuando vio la expresión de alarma en el rostro de su pareja.
Draco no se dio cuenta de que Severus estaba muy atento oyendo la conversación y se fue de la sala para ir a encerrarse a su cuarto llevándose el teléfono con él. Severus ya no pudo escuchar más pero se quedó donde estaba esperando a que Draco regresara y le dijera algo sobre esa llamada, pero el rubio salió unos momentos después y atravesó la sala a grandes zancadas para luego salir del departamento sin despedirse ni decirle adonde iba. Severus dejó a un lado el libro y salió tras él.
Draco iba temblando de furia, pero también de temor. No sabía como Blaise había conseguido averiguar lo que había pasado entre Harry y él, pero debía hacer todo lo posible para evitar que lo divulgara. Debía proteger el buen nombre de los dos seres que más amaba después de Severus.
'¿Es que jamás podré librarme de eso?' –se preguntó frenéticamente mientras bajaba las escaleras a toda velocidad–. '¿Cuándo será suficiente¿Nunca terminaré de pagar esa equivocación?'
Salió del edificio y doblando hacia su izquierda, caminó deprisa hacia la esquina. A dos cuadras de su casa había un pequeño parque y ahí era donde Blaise lo había citado.
-Charlemos sobre tu amorío con Harry Potter¿te parece? –le había dicho el descarado joven.
Recordó las palabras de Blaise y apretó los puños de impotencia. En ese momento se arrepintió de no haberle confesado a Severus su más grande y oscuro secreto, pero no había podido reunir el valor para hacerlo. No quería volver a ver en esos amados ojos negros el desprecio y la repugnancia con que lo había visto hacía ya tanto tiempo. Sí, era cierto, le había dicho que él no era ningún ángel, pero tampoco le había confesado todas las cosas equivocadas que había hecho en el pasado y ésa era la peor de todas. Y ahora aparecía Blaise y lo amenazaba con decírselo, no sólo a Severus, si no a todos aquellos que quisieran escucharlo y eso incluía a la prensa sensacionalista que su padre tanto despreciaba.
'¡Debo evitar que abra la boca!' –se dijo decidido.
Sus pasos lo llevaron hasta al centro del parque en donde una fuente aventaba la cristalina agua hacia el cielo. Una pequeña brisa sopló en ese momento y agitó su largo cabello rubio. Draco metió las manos en los bolsillos de su pantalón cuando se estremeció de frío… en sus prisas había olvidado ponerse una chaqueta. Llegó hasta el lugar de la cita y miró a su alrededor buscando a Blaise que no tardó en aparecer. El joven iba vestido con un bonito traje azul oscuro, pero algo en su persona le hizo saber a Draco que estaba atravesando un mal momento económico. No supo porque pensó eso porque Blaise estaba vestido tan impecablemente como la última vez que lo había visto.
-Hola, Draco –lo saludó Blaise alegremente y Draco quiso borrar de un puñetazo esa hipócrita sonrisa–. Hacía mucho tiempo que no nos veíamos.
-¿Qué es lo que quieres? –le preguntó sin preámbulos el rubio.
-No estés tan ansioso –rió bajito–. Sentémonos a charlar como dos buenos amigos –se sentó en la fuente pero Draco siguió de pie–. Estás más guapo de lo que recordaba –lo recorrió de arriba abajo apreciativamente–. Tu pareja ha de estar feliz contigo.
-Te pregunté qué es lo que quieres –repitió tratando de mantener la calma.
-¿Pues que más? Dinero –dijo sin perder la sonrisa–. Después de que me despidieron del Parlamento tuve que irme a trabajar a un bufete de abogados y no gano lo suficiente para mantener mis gustos caros.
-¿Cuánto?
-¿Por qué estás tan ansioso de despedirme? –sus ojos brillaron con avaricia al comprender que podría sacarle lo que quisiera al hijo de Lucius Malfoy–. ¿Acaso tu… novio no sabe lo que pasó entre Harry y tú?
-¿Cuánto? –volvió a repetir Draco.
-Ofréceme una cantidad, pero que sea buena¿eh? –lo invitó con descaro–. ¿Cuánto vale para ti la reputación de Lucius y la de su apestoso amante?
-¡No hables así de Harry! –apretó los puños furioso.
-¡Eso lo que es¡Un mísero rastrero que se estuvo, o tal vez, se está acostando con el padre y con el hijo!
-Te lo advierto, Zabini –dio un paso al frente–. Una palabra más sobre Harry y te partiré la cara.
-A de ser muy bueno en la cama para tener a los dos comiendo de su mano –rió desagradablemente y se levantó para acercarse a Draco–. Además del dinero, quiero… –levantó una mano para acariciar el rostro del rubio pero él la apartó de un manotazo–. … quiero algunas noches contigo –Draco se sorprendió tanto que sólo acertó a quedarse con la boca abierta–. Hace mucho tiempo que no estoy con nadie y tú te has puesto tan guapo y apetecible como Lucius.
-¡Estás loco?
-No, simplemente sé lo que quiero –deslizó un brazo por la cintura de Draco y lo acercó a él–. ¿Qué me contestas?
-¡Yo te voy a contestar, infeliz rata sarnosa! –dijo una voz furiosa y Blaise no vio el puño que se estrelló en su cara, pero si sintió como su nariz se quebraba por el golpe–. ¡Aparta tus asquerosas manos de él!
Severus vio como el joven que sujetaba a su dragón caía al suelo con la nariz sangrante y haciendo a un lado a Draco, le propinó a Blaise una patada en las costillas dejándolo sin aire. Hubiera seguido golpeándolo pero un par de manos lo separaron del caído.
-No vale la pena, Severus –dijo la fría y controlada voz de Lucius a su lado–. Llévate a mi hijo, después te llamaré.
Severus vio a Lucius a través de la niebla de la furia y asintió con la cabeza. Draco estaba estupefacto con lo que acababa de ocurrir y se dejó llevar con docilidad por Severus que miró nuevamente a Blaise con ferocidad apenas conteniéndose de no volver a patearlo. Los dos hombres que le habían impedido darle su merecido a Zabini le eran desconocidos pero supuso que formaban parte de la guardia personal de Lucius.
-Levántenlo –ordenó Lucius una vez que su hijo y Severus se alejaron lo suficiente para que no escucharan lo que tenía que decirle a ese chantajista.
Los hombres levantaron sin delicadeza a Blaise que lloriqueaba como un niño.
-Esta vez has ido demasiado lejos, Zabini –le dijo Lucius con voz de hielo–. Sé perfectamente que hablaste con Remus McGregor y pensaste que ibas a obtener dinero fácil con lo que te dijo, pero déjame decirte que no puedes estar más equivocado. No le tengo miedo al escándalo ni mucho menos, pero no estoy dispuesto a permitir que el nombre de Harry y de mi hijo estén en boca de todos. Así que te lo advierto, no te quiero cerca de ninguno de los dos porque te juro que si vuelves a intentar una cosa así, te arrepentirás hasta de haber nacido y puedo asegurarte que yo no amenazo en vano.
Blaise tembló ante las palabras del rubio y no pudo sostenerle la mirada. Supo demasiado tarde que había sido un error convertir a Lucius Malfoy en su enemigo. Él era una persona muy influyente y sabía que no volvería a ser admitido en ninguna parte.
-¡Perdóname, Lucius! –se zafó de las manos de sus captores y se arrojó a los pies del rubio llorando a raudales–. Yo… yo no quería… ¡pero estaba desesperado y…!
-No me interesa saber porque lo hiciste, pero te vuelvo a repetir que te arrepentirás el resto de tu miserable vida si llegas a manchar el nombre de alguno de los dos –se separó de él con brusquedad y le hizo una seña a los guardias.
Los dos hombres se llevaron a rastras a Blaise y lo metieron sin consideraciones a un auto que se perdió entre las calles con rapidez. Lucius se quedó un par de minutos en el parque en lo que hacía algunas llamadas y después se dirigió a su propio automóvil. Su chofer le abrió la puerta y le preguntó adónde quería ir.
-Llévame a casa –le ordenó y se recostó en el asiento diciéndose que quizá no sería la primera vez que tendría que estarle agradecido al servicio secreto que lo cuidaban a él y a sus seres queridos su valiosa intervención, pero por el momento sí lo estaba… y mucho.
Hacía tres días le habían informado que Blaise había entrado en contacto con Remus McGregor en la prisión y que había estado con él cerca de cuatro horas. Lucius supo enseguida lo que esa entrevista iba a desencadenar y le informó de esto a James y a Sirius y todo se preparó para proteger tanto a Harry como a Draco de lo que estaba seguro intentaría Zabini.
Aún cuando Lucius sabía que Harry estaba más que cuidado, no se opuso a que su padre y su padrino se ocuparan de su vigilancia y no lo dejaron solo ni un momento. Con respecto a su hijo, también habló con Severus de la situación y él le dijo que estaría alerta. Cuando los guardias que vigilaban a Zabini le informaron que estaba cerca de la casa de Draco, supo que ya se había contactado con su hijo y salió de inmediato del Parlamento para enfrentarlo.
El auto se estacionó frente a su casa y bajó sintiéndose ya más tranquilo. Había esperado que el joven le presentaría más problemas pero como no fue así, estuvo seguro de que no volvería a intentar chantajear a nadie y que también mantendría la boca cerrada si era inteligente. La casa estaba silenciosa pero él sabía que Harry estaba en el despacho terminando un trabajo y se fue directo ahí. Abrió la puerta sin hacer ruido y se quedó contemplando mucho tiempo a su amado... le encantaba observarlo cuando estaba distraído.
Siempre amaría ese revuelto cabello negro, que en ese momento estaba más enredado que nunca pues se lo jalaba a cada momento, y ese aire de inocencia que tenía su angelical rostro. No se cansaba de agradecer al cielo que le hubiera mandado a tan hermoso ser para que fuera su compañero por lo que le restaba de vida. Sonrió levemente al recordar como Hermione había ido a buscarlo después de que se habían instalado en esa casa y lo amenazó con que lo mataría si volvía a ignorar a su querido hermano. En ese momento se dio cuenta de que Harry no le había comentado que casi lo mataba a golpes, porque estaba seguro de que si lo hubiera hecho, la despeinada chica ya le habría encajado un cuchillo en el estómago y fue cuando una vez más se dio cuenta de la ternura de su corazón... no había querido enfrentar entre sí a dos personas que amaba.
Harry levantó el rostro y sus ojos verdes se iluminaron al ver que Lucius había llegado temprano. El amor que brillaba en ellos hizo que el corazón del rubio latiera más deprisa.
-¡Hola, mi amor! –lo saludó Harry con alegría y se levantó del escritorio para abrazarlo–. Mi papá y Sirius se acaban de ir. ¿No te los encontraste?
-No –lo abrazó con fuerza–. Pero me alegro de que estés solo.
-¿Y eso por qué? –le preguntó y besó sus labios con ternura.
-Porque ha pasado demasiado tiempo desde la última vez que te demostré lo mucho que te amo.
-Sí –inclinó la cabeza para atrás para ofrecerle su cuello–. Ha pasado mucho tiempo –dijo suspirando.
-Te amo, Harry –le dijo Lucius mientras lamía delicadamente la suave piel.
-Y yo más a ti –le contestó el moreno derritiéndose como mantequilla entre sus brazos.
'Y jamás dejaré que nadie te haga daño, mi amor... primero muerto antes de dejar que hablan mal de ti y de Draco' –pensó Lucius antes de conducirlo a la recámara para demostrarle sin palabras lo mucho que lo amaba y lo idolatraba.
Draco miró de reojo a Severus y pudo ver que sus delgados labios formaban una sola línea y tembló al comprender que estaba más que enfadado… colérico era más adecuado. Una vez más se dijo que había sido un tonto por no haberle dicho lo que había pasado entre Harry y él, pero ya no había vuelta de hoja… ahora debía hablarle con sinceridad y esperaba que su amado comprendiera y perdonara su fatal equivocación.
En cuánto llegaron al edificio donde vivían, Severus lo hizo entrar al elevador y el corto trayecto hasta su departamento estuvo cargado de un denso silencio. Las puertas se abrieron y Draco salió sintiendo que todo su mundo estaba por terminar. Caminó hasta la sala y se dejó caer en el sillón más próximo. Severus por su parte, fue hasta el bar y se sirvió una copa. A Draco se le hizo eterno el tiempo que tardó su pareja en acabar su trago y volvió a temblar cuando Severus se acomodó junto a él. No se atrevía a tocarlo aún cuando lo que más deseaba en ese momento era acomodarse en su amplio pecho y llorar.
-Me hubiera gustado que me dijeras adonde ibas, Dragón –le dijo Severus con una voz extremadamente dulce–. Te habría evitado pasar un mal momento con esa sabandija.
-¡Tú sabes quién es él? –le preguntó Draco impactado–. ¡Cómo puede ser?
-Lucius habló conmigo hace días para decirme que ese idiota se había entrevistado con Remus McGregor y que estaba seguro de que iba intentar chantajear a Harry o a ti para evitar que divulgara lo que…
-¡También sabes lo que pasó entre… –se atragantó y a duras penas pudo continuar–. … entre… Harry y yo?
-Sí, mi amor –lo envolvió en sus brazos y lo recargó en su pecho–. Tu padre habló conmigo poco después de que me aceptaste en tu vida y me explicó todo. Puso muy en claro que aquello había sido un error y que no quería que pensara que había algo entre tú y Harry. Aunque me habría gustado confiaras en mi y me lo dijeras.
-No me atreví –sollozó Draco aferrándose a la camisa de Severus.
-Lo comprendo –besó la cabellera rubia–. ¿Sabes que más me dijo tu padre?
-No lo sé –levantó el rostro lloroso y Severus limpió sus lágrimas con inmensa ternura–. Me dijo que yo era un idiota por haber pensado que tú no eras un hombre íntegro en toda la extensión de la palabra y que estaba orgulloso de ti.
-¿Eso dijo? –las lágrimas volvieron a correr.
-Sí. También dijo que te amaba y que comprendía y perdonaba todos tus errores y que esperaba que yo hiciera lo mismo –tomó la cara de Draco entre sus manos–. Todos cometemos errores en la vida, mi amado Dragón. Lo que nos hace más fuertes es aprender de esos errores para no volver a cometerlos y… olvidarlos.
-Yo jamás podré olvidar lo…
-Harry ya lo olvidó y te perdonó… es tiempo de que tú también te perdones… ya deja de castigarte.
Draco se perdió en esos ojos negros que lo miraban con inmenso amor y tan llenos de sinceridad que no pudo evitar volver a llorar.
-Gracias, Severus… gracias por no despreciarme.
-Jamás lo haría –tomó sus labios con pasión–. Así como tampoco voy a dejar de amarte nunca… estoy loco por ti, mi hermoso Dragón… siempre te amaré.
-Yo también… Severus… yo también –le dijo suspirando contra sus labios.
-Demuéstramelo –lo retó.
-Pero tienes que terminar tu libro –lo bromeó Draco sintiéndose por primera vez libre… libre de remordimientos y de culpas… libre para amar al hombre que tenía frente a él.
-¡Al diablo con él! –dijo en voz alta Severus y tomándolo de la mano, se lo llevó directo a la recámara.
Y una vez ahí, Draco le demostró lo mucho que lo amaba.
FIN
Hemos llegado al final de la historia de Ojos Grises (Dragón). Espero que la hayan disfrutado tanto como yo cuando la hice. Ya estoy terminando una tercera historia que se desarrolla en este mismo AU. Harry y Lucius, Severus y Draco, Cedric y Víktor salen en ella, pero la pareja principal es otra que aunque rara, no es desagradable (bueno, al menos a mí no me parece, jajaja) y quisiera que le brindaran la oportunidad de ganarse su cariño ; ) … hasta muy pronto!
