Título: Memorias de una guerra

Resumen: Una guerra no deja indiferente a nadie. Cuando se ha visto a la Muerte a los ojos, es muy difícil volver a la normalidad. Pero lo peor, es cuando se te niega el derecho a morir…

Cap.1: La Gran Batalla
Primer testimonio

La noche ya había caído y el castillo entero quedó en silencio. Por boca de Snape habían sabido que esa madrugada Voldemort atacaría junto sus mortífagos directamente a la escuela y cualquiera que estuviera dentro, buscando como único objetivo: Harry Potter. Por esa razón ahora estaban todos reunidos y preparados para que enseguida estallara lo que tanto tardaba en llegar.

Algunos aurores se habían escondido por diferentes zonas estratégicas del castillo, y otros en el bosque prohibido. Cualquier cosa era poca para estar listos. Los alumnos más aventajados y mejor preparados, entre los cuales se encontraba él, se mantenían alerta en lugares más protegidos para ayudar en lo que fuese; los menos preparados y más novatos permanecerían escondidos con la profesora Sprout, y los otros se quedaron en la enfermería para ayudar a Madame Pomfrey con los posibles heridos.

Harry miraba a su alrededor. Ahí estaban Ron y Hermione, sonriéndole para darle ánimos. Qué suerte tenía de tener amigos como ellos, en quien confiar. Más allá había un grupo, entre ellos Neville, Ginny, Cho, Draco... A Harry le sorprendió mucho cuando el rubio y prácticamente toda la casa Slytherin se juntó a su bando en esa lucha, creando una pequeña revolución contra sus padres mortífagos. Miró al rubio y siguió, divisando algunos Ravenclaws, como Goldstein.

En todos ellos se podía leer el miedo y la inseguridad en sus ojos, pero permanecían ahí pese a todo.

Faltaba tan poco para que todo terminara, que aún así parecía una eternidad.

Harry pensó en los de primer año que estaban escondidos, seguramente estaban aterrados por lo que les pudiera pasar. A algunos les prometió pasarlos a ver en cuanto todo terminara, pero ahora se daba cuenta de que sería una promesa que no podría cumplir...

-Acabamos de recibir la señal de Snape, preparaos!- Gritó un auror que apareció por la puerta. La señal. En pocos minutos llegarían todos.

Harry se acercó hacia sus amigos, que empezaban a inquietarse ante la noticia, intentando mantenerse impasibles. Siempre habían estado a su lado, para lo bueno y lo malo, siempre le habían apoyado. Y se lo agradecía tanto que nunca podría devolverles esa deuda. Eran sus hermanos, más que eso incluso. Si les pasara algo no se lo perdonaría, ya que todo eso era por su culpa y la maldita relación con el Lord Oscuro.

-Ron, Hermione, todos... Ha sido un placer pasar estos años con vosotros. Gracias por todo.- Bajaron la cabeza al escucharle, sabían muy bien que probablemente no se volverían a ver después del desafortunado pero inevitable encuentro con Quien No Debe Ser Nombrado. -Ahora, demos lo mejor de nosotros!

-Sí!- Gritaron para hacer desaparecer la tensión, aunque los más próximos intentaban retener las lágrimas que afloraban por sus ojos. Era la última vez que harían algo juntos con el chico de oro.

Lo siguiente que ocurrió parecía ir a cámara lenta. Una fuerte luz roja lo envolvió todo rompiendo la barrera que protegía la escuela. Ya estaban dentro. La sala empezó a llenarse de hombres encapuchados y con máscara, aunque poco rato les duraba puesta. Por todos lados aparecían rayos de luz que embestían a alguien o chocaban contra los muros.

Harry logró salir de esa locura por un momento sin quedar herido más que en una mejilla, dando en el blanco a un par de mortífagos. Su objetivo era otro y como antes lo alcanzara antes terminaría todo. Era como un partido de Quidditch. Necesitaba alcanzar la Snitch antes que fuera demasiado tarde. Dumbledore había dicho que no fuera, que no se precipitara si no era necesario, pero él no podía seguir viendo como moría gente mientras no hacía nada por evitarlo. A lo mejor pensarían que quería hacerse el héroe, pero eso solo era su destino: si le buscaba a él, no lo haría esperar más.

O Harry o Voldemort.

Logró salir del vestíbulo, observando horrorizado el campo de batalla que se había formado en los jardines. Ahí la escena era mucho peor. El suelo estaba lleno de cuerpos de ambos bandos, heridos o sin vida. Los que seguían en pie no cesaban su lucha, daban todo por todo.

Ahí, a lo lejos, estaba Voldemort.

Corrió rápidamente hacia él, pero un mortífago le dio de lleno en el brazo derecho, provocando que le cayera la varita en el suelo. Lo más rápido que pudo se tiró él también y, rodando, la cogió, girándose para encarar al atacante. Era Lucius Malfoy, con una sonrisa macabra en su rostro. Intentó levantarse para devolverle el golpe, pero alguien lo hizo antes y le dio de lleno en la espalda al mortífago, causando que cayera también, de rodillas y muy cabreado.

No perdió tiempo en saber quién fue el que le ayudó, además sus gafas se habían caído en medio del barullo y no veía muy bien. Salió en busca de Voldemort de nuevo y le encontró pisándole la cabeza a un joven auror y aplastándola produciendo un crujido que helaba la sangre. Harry notó la rabia crecer en su interior al oír el grito del chico antes de morir. La sangre le hervía, estaba cegado por la venganza.

-Tom!- Gritó en medio del griterío mirando con ira al Lord, que se giró sorprendido al llamarle por su nombre de pila. Simplemente sonrió.

-Vaya, si es mi amigo Harry... Qué tal?- Dijo bajando la varita, tomándose un descanso para centrar su atención en el moreno.

-Yo no soy tu amigo!- Tenían que gritar para hacerse oír por encima de las voces y pequeñas explosiones que ocurrían a su alrededor. -Eres un bastardo!-

-Jajajaja- esa risa resonó en su cabeza. Voldemort cogió a un auror que había detrás de él en el suelo, muy mal herido pero vivo aún. -Este me dijo algo parecido...-

-Déjale, Tom!-

-Tom? Qué íntimo suena...- Levantó al auror del suelo cogiéndole del cuello con fuerza, estrangulándole. -Por qué tengo que soltarle?-

-Ya me tienes aquí, no es a mí a quién querías? Estoy aquí por ti. Por qué no le dejas y hablamos tú y yo?- El moreno también bajó su varita, aunque no muy seguro. Quería mostrarse tranquilo.

-Jajaja Touché amigo. Tienes razón, no le necesito...- Y estrelló su cabeza contra el suelo, produciendo otro crujido y esparciendo más sangre a sus pies.

Harry no podía ver ni pensar con normalidad de la ceguera por su rabia. Todo eso era por su culpa, tenía que acabar con todo inmediatamente para liberarlos a todos de ese mal y de sí mismo. Pero hablar con el Lord no era fácil, se mostraba tranquilo e impasible, haciendo que cada vez más Harry perdiera su control. Le estaba buscando, buscaba su verdadera fuerza para volver a conseguir su poder, el que un día le transmitió por accidente.

-Por qué lo haces, Tom!- Dumbledore le había aconsejado hablarle de ese modo, le afectaría más y sería más fácil que le prestara atención. -No era a mí a quién querías? Por qué esta guerra!-

-Jaja -Por qué?- dices? Más bien pregúntate -por qué no?-No ves que son unos ignorantes? Que solo actúan por sus propios fines?- Voldemort dejó de sonreír.

-Tan sólo son humanos! Personas como tú y yo!-

-Tú y yo no somos como ellos! Nacimos con una fuerza extraordinaria, con cualidades fuera de lo normal y sangre excepcional de nuestros antepasados!- Ese punto Harry no lo entendió muy bien, pero no quería seguir preguntando, debía terminar cuanto antes. -A nosotros nos han utilizado desde que nacimos, nadie nos ha querido, y hemos existido para cambiar eso! La única diferencia es el bando en el que estamos.- Sus palabras podían convencerle, pero sus ojos llenos de sed de sangre hacían que no dejara de recordar todo lo que había soportado por culpa de ese hombre... Sus padres, Sirius, Ginny, toda la gente del mundo mago...

-Te equivocas, Tom. Tú y yo no nos parecemos en nada!- Gritó Harry esquivando un hechizo que pasó muy cerca de su brazo izquierdo. Lo ignoró, manteniendo el contacto visual con su objetivo.

-No lo creo, Harry. Mira a tu alrededor...- Voldemort levantó las manos para mostrarle el percal. -Nuestros dos bandos luchan para protegernos. Pero si tuvieran la oportunidad nos traicionarían. Son ratas, solo piensan en salvar sus miserables vidas a cambio de acabar con aquellos que no les facilitan el camino. Ambos hemos crecido sin amor, sin nadie a nuestro lado! Tuvimos que cuidar de nosotros mismos! Y qué me dices de Dumbledore! Nos utilizó como quiso!- En ese punto la ira de Voldemort se hizo más evidente, tampoco había tenido buena relación con el director.

Pero tenía razón. Tanta que daba miedo. Sus primeros once años fueron un verdadero infierno en manos de sus tíos, ni un solo día podía respirar tranquilo sin miedo de recibir los golpes de su primo o su tío. Por no decir el mal trato que recibía, tanto psicológico como físico. Y todo porque al director le parecía mejor que estuviera ahí.

Estuvieron unos segundos en silencio, en los que el Lord se acercó más a él, casi rozándole.

-Qué me dices Harry, por qué no nos unimos y terminamos con todos estos que nos han hecho sufrir tanto?- Dijo con la voz más baja debido a la corta distancia.

Harry bajó la cabeza, como si se lo pensara. Mantuvo bien fuerte su varita en la mano, y sonrió con sarcasmo.

-Sí, nos parecemos mucho...- dijo sin levantar aún la cabeza. -Pero...- La levantó lentamente para encarar esos ojos rojos que le observaban confundido. -...no solo nos diferenciamos en el bando...- Voldemort parecía más perdido. -Mientras tú creciste rodeado del odio y la maldad que tú mismo creabas, yo lo hice con amigos y compañeros que me quieren por ser tal como soy. Igual que el amor de mis padres, que siempre ha estado conmigo.- Tras eso, con una sonrisa más marcada en su rostro, clavó la varita en el cuello del Lord con fuerza. -Eres tú el pobre desgraciado que fue traicionado por todos por no saber amar! Aved...-

Pero el hechizo fue interrumpido por otro de defensa. El Lord se había apartado a tiempo gracias a la nueva ira que crecía en su interior. De algún modo se abalanzó hacia el chico para atacarle y terminar con él de una vez, como debió hacer años atrás. Harry era más listo, así que tiró su varita y se aferró con fuerza al cuerpo del hombre, manteniéndolo confundido y quieto.

No le quedaba otra alternativa. Era su último plan, pero iba a funcionar. Porque confiaba. Sonrió con lágrimas en los ojos… ahora, al fin, podría volver con sus seres amados: Lily, James, Sirius…

-Unio!- Un fuerte halo de luz envolvió a ambos cuerpos, una luz cegadora que terminó con el cuerpo del Lord y, por la misma fuerza, le impulsó a él hacia atrás, unos metros lejos y con algunas costillas rotas. Sonrió. Al fin lo había conseguido, ahora el Lord no causaría más muertes.

Silencio.

Silencio y miedo.

Con el fin del Lord los aurores consiguieron terminar con los mortífagos que quedaban, intentando mantenerlos vivos para que recibieran el beso de la muerte. El alma de Harry aún no había abandonado su cuerpo cuando unos brazos le recostaron la cabeza, abrazándole el pecho para infundirle calor.

-Tranquilo, ya estoy aquí... Todo ha terminado, has ganado.- Susurró una voz tranquilizadora y suave, como la de un ángel.

Lo sería? Pero no olía como un ángel, no era tan puro. Entonces, no había muerto? Si no era así, su sacrificio no habría servido de nada...