Capitulo IV: Así soy yo…

La chica caminó directamente hasta donde el grupo se encontraba y sin más, saludo a cada uno.

- ¿Nos subimos al expreso de Hogwarts?- pregunto la castaña. Todos estaban impresionados por el repentino cambio de la chica mas centrada de howgarts, pero no fueron capaces de responderle.-Bueno, si no quieren, los entiendo, pero yo no le haría eso a la memoria del profesor Dumbledore…En fin, ustedes son dueños de sus actos…Me voy…

Y sin esperar nada, subió al tren, y justo antes de desaparecer por la puerta del vagón, giró la cabeza y miró a toda la gente que observaba atónita su increíble decisión de ir sin rodeos, sin miedo, a cumplir su último año en el colegio que la vio crecer.

Y es que así soy yo, no pretendo imitar a nadie, ni mucho menos contentar a la gente, solo quiero seguir lo que mi corazón me dicta, y lo mas sensato es rendirle homenaje y pleitesías al hombre que dio todo por mi y mi juventud, mi vida y mis creencia, que me dejo ser y me comprendía antes de que yo le dijese algo, el que sabía mas de mi que cualquier persona. Ya que él, sólo él tenía esa cualidad tan mágica y esa sabiduría infinita, fue él el que me mostró mi camino desde el primer día en que pise el colegio, simplemente no puedo dejar votado todos sus esfuerzos que hizo por todos los que comprendimos su magnificencia…

Hermione dejó de escribir y miró la ventanilla y comprobó que fueron muy pocos los que se atrevieron a cruzar la línea que dividía sus vidas entre lo reconfortante que eran sus comodidades en sus hogares, y aquellos que estaban dispuestos a luchar por conseguir lo imposible, terminar sus vidas dignamente y no entregándose en bandeja de plata. Veía como la Sra. Weasley abrazaba fuertemente a sus dos hijos menores y les decía algo, que no logro descifrar, seguramente que se cuidaran y no se metieran en problemas… Otros tantos, luchaban con su padres y les quitaban las maletas para poder subirse al tren, los mas pequeños, no se atrevían a soltarse de las faldas de sus madres, seguramente temiendo que fuese la última vez que los verían con vida… aun que aquello nunca lo sabrían con certeza, pues nadie sabía si sería el próximo en las lista de defunciones que aparecían semanalmente.

De pronto, algo llamó la atención la chica, un joven que jamás había visto antes entraba por el andén con una maleta un tanto vieja contrastando con sus túnicas impecables, como si fuesen recién compradas. Era un joven alto, un tanto bronceado, de fracciones finas y bien definidas, tenía pelo de color oscuro y unos ojos verdes que contrastaban con su pelo. Iba vestido de traje negro, con camisa blanca y zapatos negros. A la castaña le sonaba tan extraño que hubiese un chico de ese tipo por el andén, sobre todo por que nadie en sus sano juicio cambiaría a su hijo de colegio que voldemort rondaba constantemente el colegio intentando capturar y liquidar a Harry Potter. Pero había algo en el que le llamaba muchísimo la atención… Aquel muchacho, parecía conocer casi todo lo que tenía en frente, como si hubiese visto todo aquello en una película, en sus ojos no había esa chispa de brillo al encontrarse frente algo desconocido, era como si él lo único que quisiera fuera volver a estar dentro de aquel tren , como si en él estuviese a salvo. Pero su mirada no solo reflejaba eso, tenía una mira tan fría como un témpano de hielo y a la vez de completo reproche, como si lo que estaba haciendo fuese algo tan indigno que de solo pensarlo le diera asco. Era increíble la semejanza de esos ojos tan expresivos, con aquellos ojos grises que tenía gravados en su memoria , esos ojos que nunca demostraron otra cosa que no fuese odio puro, arrogancia, asco y superioridad… Volvió a tomar su pluma y el pergamino y siguió escribiendo…

Espero poder compensar con este gesto todo lo que él hizo por nosotros, y sobre todo por mi, pienso seguir firme en mis convicciones hasta el final, cueste lo que cueste. Es por esta razón que escribo esta declaración firmada, para dejar constancia de lo que pretendo hacer… encontrar sea como sea a Draco Malfoy y a Severus Snape. Para así entregarlos a la justicia y de esta manera lograr compensar de alguna forma la perdida del ser mas inteligente que llegue a conocer, el ser mas simple, honesto y poderoso en todo el sentido de la palabra, ya que el me demostró que la magia mas eficaz es aquella magia que se haga con el corazón, con el amor mas puro que existe, y que es la mas poderosa de toda…

La puerta del compartimiento se abrió de golpe, interrumpiendo la labor de la chica, aquel joven que por tanto rato había observado estaba frente a ella, sus miradas se cruzaron unos segundos, aquel contacto le resultaba tan extraño, era como si ya conociera al chico misterioso, pero no sabía donde lo había visto antes…

El joven al interrumpir el contacto visual, comenzó a moverse para retirarse del compartimiento pero Hermione le hablo…

- Espera, no te vallas…

- No quiero interrumpir, de seguro esperas a alguien…

Esa voz… donde la he escuchado antes… pensaba la chica pasmada.

- Para nada, eres nuevo, ¿Cierto?

- Si…-titubeo el chico

- Y dime, ¿ Y de que colegio vienes?-pregunto, intentando así entablar conversación

- ¿Y eso a que viene?- pregunto algo incomodo… aunque en realidad parecía mas que nada fastidiado que otra cosa…

- Lo siento, si no quieres decirlo por mi esta bien… ¿Por qué no tomas asiento?-propuso la castaña. El , dudo un tanto pero tras darle unas vueltas se sentó un tanto contrariado - Yo soy Hermione Granger, voy en séptimo curso. ¿Qué edad tienes?

- Tengo 17, y me llamo Thomas Bustamante.

- Ah… ya veo ¿Y que te trae por estos lados? Si es que se puede saber… claro esta- dijo la chica mostrándole una de sus mejores sonrisas…

- Mis padrinos creen que estando aquí es más seguro, yo honestamente creo que no, por lo que se el viejo chiflado que manejaba el colegio antes exponía constantemente a sus alumnos a cosas innecesarias…

-¡El profesor Dumbledore no era ningún viejo chiflado! ¡ El era el mejor hombre que jamás ha pisado este planeta! ¡El era un mago excelente, único en su estilo es lo mejor que le paso al colegio en muchísimos siglos!- salto la castaña ante el comentario del chico

- Siento haberte molestado con mi actitud…-siseó el muchacho de mala gana parándose de golpe del asiento- veo que no fue bueno entrar aquí, aunque deberías saber que ambas cosas que dije son ciertas, el era viejo y tenia comportamientos un tanto infantiles en relación a algunas cosas… era a eso a lo que me refería nada mas…

- ¡Tu no sabes lo que dices! ¡Tu no lo conociste! El… el fue el mejor mago que conocí… tendrías que haberlo conocido para hablar de el… - dijo la chica controlando sus impulsos y sus ganas de llorar, respiro hondo y miro al joven a los ojos.- No es necesario que te vallas, siento haber reaccionado así, es que todo fue tan repentino…

- no importa, entiendo- por poco y hecho a perder todo ¡Que estupidez de mi parte! Tendré que tener mas cuidado…No me pueden descubrir…pensaba Thomas mientras volvía a sentarse…

Ninguno de los dos volvió a hablar, ambos estaban tan sumidos en sus pensamientos que no notaron que el tren se había ido llenando lentamente, ni mucho menos que se había puesto en marcha.

Unos cuantos vagones mas atrás se encontraban Harry, Ron, Ginny, Luna y Neville, todos, preocupados por el cambio repentino cambio de Hermione aunque no se atrevían a hablar de ello…Todos, con un nudo en la garganta y muchas preguntas en sus mentes, todos intrigados por aquel chico que vieron en el anden… Aunque, a nadie le sorprendía que gente de todas partes tratara de mantener a salvo a sus hijos… en aquellos tiempo…

Y con todas esas dudas y inquietudes comenzaron su último viaje a Hogwarts…