Tal vez algún día.
Capitulo 1
Los rayos del naciente sol bañaron a la tranquila aldea Konoha dando los buenos días a sus habitantes, recordándoles las actividades pendientes del día. Kakashi sensei no es una de estas personas que se levantan temprano para llegar a tiempo a cumplir sus deberes, sino todo lo contrario. Especialmente la parte respecto a los deberes. Esos niños deben aprender a tener paciencia. Algo que todo ninja debe poseer. Esa era la excusa que se daba cada mañana para llegar tarde a reunirse con su equipo. La verdadera razón es que resultaba demasiado agotador lidiar con esos muchachos, aún tratándose de misiones clase D. Sasuke y Naruto siempre terminaban discutiendo por tonterías, y los interminables suspiros enamorados de Sakura por el último de los Uchiha comenzaban a parecerle tediosos. La chica en verdad que no sabe reconocer una indirecta. Eso, o es muy necia. Miró el reloj de pared del desordenado apartamento. Aún faltaban unas buenas tres horas para su horario usual de aparición. Despreocupado, se levantó de la cama, para ir a la cocina a preparar el desayuno. Su vestimenta consistiendo en simples y holgados pantalones deportivos grises.
"Cuerpo sano, mente sana." Dijo, metiendo al microondas la comida congelada que sería su primer alimento del día.
Permaneció frente al aparato, esperando a que los cinco minutos de preparación concluyeran. Cómo todas las mañanas, los utilizó para reflexionar sobre el origen de la vida y para qué estamos en este lugar. Y de igual forma que siempre, sus pensamientos se desviaron a temas triviales o cotidianos de la vida diaria. La vida en esta villa es aburrida, así que por consecuente, mi vida es aburrida. Al menos no sólo mi vida lo es, sino la de todos. Es mas, probablemente soy de los afortunados que tienen algo de acción en este lugar. Ser aldeano debe ser horrible. Pero la vida de un sensei tampoco es tan excitante. Supongo Tsunade-sama es quien tiene más acción, siendo Hokage y todo eso. Me pregunto que diría ella si le pido ser su sucesor. Hatake Kakashi, Sexto Hokage. Suena bastante bien. Claro que, si obtuviese el puesto, tendría que cuidarme día y noche, en caso de que Naruto intente asesinarme para tomar mi lugar. Una sonrisa ligera apareció en el rostro del Jounnin, mostrando ligeramente la blanca dentadura de éste, ya que la máscara aún aguardaba con el resto de su uniforme. Naruto siempre lograba hacerle sonreír, por una u otra razón. Siendo esta una de los motivos por los que, aunque tarde, aparecía ante sus estudiantes. Naruto siempre parece estar alegre, saltando y hablando a gritos. Quizás él sí tiene una vida divertida. El sonido del microondas anunciando que la comida está lista interrumpió la línea de pensamientos en la cabeza del copy nin. Los cinco minutos diarios de reflexión terminaron. Cómo era usual, degustó su desayuno a paso lento, mientras leía una de sus ediciones preferidas del Icha Icha Paradise. No había prisa.
El ninja más problemático de toda Konoha descansaba en el borde del puente donde el equipo 7 acordaba reunirse esa mañana. Sus ojos azules se reflejaban en el agua bajo la construcción, dándole una muestra de la profunda tristeza que contenían. Suspiró, remplazando el semblante melancólico por una enorme sonrisa, de la cual estaba bastante orgulloso. Tras tantos años de practicar ese gesto al final encontró la manera de hacerlo parecer sincero, como si en realidad estuviese feliz. Ojalá yo también pudiera engañarme con esta sonrisa… tal vez lo logre algún día, si continúo haciéndolo. Aún ninguno de sus compañeros estaba ahí, tampoco había aldeanos en las cercanías, así que el pequeño rubio se sintió libre de tararear una canción. Era antigua, desconocía la letra, y no recordaba donde la escuchó, pero le gustaba. Era su canción. Una melodía ordinaria, simple, aunque especial para él. Recargado en el borde del puente cerró los ojos, hundiéndose en la marea de los sueños, escuchando el tranquilizante silencio que lo rodeaba, al mismo tiempo que el astro rey salía de su letargo nocturno.
Uchiha Sasuke no se sorprendió al encontrar a su compañero de equipo ahí antes que él. Era bastante normal que Uzumaki llegase al punto de reunión antes que el resto de ellos. Siempre se preguntaba cómo su ruidoso rival lograba levantarse tan temprano cada mañana. Ja, puede que pase las noches aquí, sólo para hacer parecer que se levanta temprano. Se recargó en un árbol a una distancia considerable de Naruto, cruzando los brazos sobre el pecho. He llegado a pensar que lo hace para molestarme. ¿Por cuál otra razón sería? ¿Para impresionar a Kakashi sensei? Seguro que no. Descartó al rubio de sus pensamientos tan fácil cómo lo haría con una roca en el camino. No tenía intención de malgastar su tiempo en intentar comprender a Uzumaki. Cosas más importantes conjurándose en la mente del Uchiha.
En medio de una nube de humo, Kakashi hizo su triunfal entrada. Su uniforme impecable y la máscara haciendo un eficiente trabajo en cubrirle el rostro. Los tres miembros del equipo estaban presentes, justo cómo era debido.
"¡Buenos días!" exclamó Kakashi, en tono despreocupado.
"¡Tarde de nuevo!" gritó Sakura, olvidando de momento los intentos de obtener la atención de Sasuke. "¡Dos horas de retrazo!"
El copy nin sonrió para sus adentros. ¿Dos horas? ¡Vaya, eso es un nuevo record! Nunca había llegado tan temprano. Los regaños de su alumna continuaron, intrigando a Kakashi que no estuviera acompañada por las quejas de Naruto. El curioso ojo del sensei encontró al rubio en la misma posición que el muchacho mantenía desde horas atrás. ¿Está dormido? Bueno, pues que falta de respeto hacia su profesor.
"Lo siento, Sakura." Dijo Kakashi, encogiéndose de hombros. "En el camino aquí fui perseguido por el fantasma de Yondaime así que tuve que detenerme a exorcizarlo."
"¡Eso es… irrespetuoso!" logró articular Sakura, indignada. "¡Incluso viniendo de alguien como usted!"
"Bien, bien. Suficiente charla. Ahora, las misiones." Sacó del bolsillo un pergamino, desplegándolo. "Primero tenemos que ir a ayudar a la nueva librería, porque todavía no tienen personal." Las replicas de la chica no se hicieron esperar. "Ya, ya. Andando."
Sasuke se limitó a dar la vuelta y marcharse, siendo seguido en cuestión de segundos por su eterna admiradora. La atención del Jounnin recayó en el muchacho durmiendo al borde del puente. Se aclaró la garganta, con la intención de despertarlo, pero no funcionó. Lo intentó de nuevo, sin obtener resultado. Levantando una ceja se acercó a su alumno, hasta encontrarse observándolo desde un lado. Era extraño ver al usual niño escandaloso ahí, sólo descansando, sin cientos de palabras saliendo de esos labios. Un Naruto sereno fue una imagen nueva para el sensei. Aunque no se ve tan bien… Unas ojeras algo oscuras rodeaban los parpados inferiores del muchacho. Jamás las había notado desde una distancia mayor. Y tampoco parece tan tranquilo… Los ojos de su alumno se movían con furia tras los parpados, dando a entender que soñaba. Los labios de Uzumaki se separaron levemente, y a Kakashi le pareció que diría algo. Se acercó más para alcanzar a escuchar lo que fuese a decir Naruto. Repentinamente, los ojos del rubio se abrieron de golpe a un tamaño casi inhumano. Con un grito ahogado el niño retrocedió dos pasos, tropezando con sus propios pies, terminando en el piso.
"¡Kakashi-sensei!" logró decir Naruto, acomodándose la bandana con el sello de Konoha que había caído sobre sus ojos. "¿Qué demonios…?"
"Estabas dormido." Declaró Kakashi, sin ningún énfasis en especial. Sin embargo, se preocupaba por su alumno. "¿Te sientes mal? Parece que te hacen falta horas de sueño."
"¡Claro que estoy bien!" se levantó, blandiendo la bien practicada sonrisa falsa. "¿Quién no se quedaría dormido esperando tanto tiempo sin hacer nada?" cruzó los brazos, mirando a su maestro con dejo reprobatorio.
El Jounnin debatió en su interior sobre las palabras de Naruto. El ánimo y la sonrisa de su alumno contrastaban con la percepción que tuvo del niño instantes atrás. Decidió no preocuparse tanto y dejar el asunto por la paz. Si Naruto tenía problemas ya lo habría consultado con él. Sí. Él me tiene la suficiente confianza… ¿verdad? La mirada impaciente de Uzumaki lo devolvió a la realidad.
"La misión del día es en la nueva librería. Sakura y Sasuke ya están allá." Dicho esto, el copy nin desapareció.
Resignado, Uzumaki Naruto comenzó a caminar. La sonrisa artificial seguía impresa en sus labios. Tal vez algún día…
La misión fue relativamente fácil. Sólo algunos cuantos percances cuando Naruto dejó caer por accidente un estante de revistas sobre Sasuke. Despidió a sus tres alumnos, y volvió a casa. Hogar, dulce hogar. Fue recibido por la visión desordenada del pequeño departamento. La idea de limpiar continuamente le acosaba en momentos cómo ese, pero siempre lograba sacudirla de su mente. Volvería a ensuciarse, y de nuevo tendría que limpiar, para ensuciarse otra vez. Ese es un círculo vicioso en el que no pienso entrar. Concluyendo su teoría, Kakashi se lanzó a la cama, con el propósito de hacer nada el resto del día.
El pequeño apartamento que daba hospedaje al joven Uzumaki mostraba el mismo perpetuo desorden que cada día, igual que desde semanas atrás. Para una persona conocida por su escandaloso carácter era extraño como el lugar mantenía ese aire silencioso semejante al de una casa vacía. Pero el rubio no tenía razones para ser ruidoso mientras permaneciera solo ahí. En este lugar no tengo que aparentar ante nadie. Tampoco tengo a quien hablarle, excepto quizás a los tazones de ramen. Y dudo bastante que sí ellos pudieran hablar se dignaran a responderme. Una punzada de dolor desgarró con la efectividad de un afilado kunai el interior de Naruto. Se vio obligado a utilizar la pared más cercana de apoyo para evitar derrumbarse contra el piso. Maldita sea. ¿Por qué demonios me pasa esto? Era la tercera vez en la semana que le ocurrían esos extraños espasmos de dolor, todos sin causa aparente. La sensación de algo subiéndole por la garganta con la intención de ser expulsado de su cuerpo le hizo querer correr al lavabo, pero la condición de debilidad provocada por los dolorosos pinchazos internos le impidió hacerlo. La sustancia se abrió camino al exterior de forma poco ceremoniosa, aterrizando al lado del rubio. ¿Sangre? Eso es algo nuevo. Tuvo otro espasmo que le hizo escupir otro tanto. Perdió el resto de su aguante físico, cayendo de bruces al frente. Su rostro aterrizó en el charco carmesí, tiñendo algunos mechones dorados del ahora inconsciente muchacho.
Otra bella mañana llena de nuevas posibilidades abrazó a la villa oculta de la Hoja. La calidez del día era agradable y prometía con sinceridad seguir así un buen tiempo. Esa hora era la de mayor movimiento en la villa, sobre todo entre la gente común, quien abrían sus negocios o se marchaban al trabajo. La gente de Konoha era reconocida por su capacidad de trabajo y esfuerzo, dispuestos a cumplir con las tareas diarias de la más eficiente manera. Por eso cierto Jounnin de cabello plateado siempre tuvo sus sospechas sobre si él nació en otra villa y sus padres jamás se lo dijeron. Dio varias vueltas en la cama intentando volver a dormir, ya que su sueño fue truncado por la molesta luz filtrándose por la ventana. ¿Por qué rayos dejé las cortinas abiertas anoche? Derrotado, salió de la cama, dispuesto a comenzar la aburrida rutina diaria. Tal cómo el día anterior, los cinco minutos de reflexión frente al microondas dieron inicio. La vida es monótona. Quizás el sharingan no puede predecir el futuro pero adivino cómo transcurrirá el resto del día. Sakura me gritará por llegar tarde, luego les informaré de alguna misión tonta que nos asignen, se quejarán un rato, Sasuke y Naruto discutirán, terminaremos la misión y nos iremos a casa. Sí, la vida es definitivamente monótona. Y la última edición de Icha Icha Paradise tiene dos semanas de retrazo… ¡ah, tal vez Jiraiya-sama está escribiendo una edición especial! Antes de ir a reunirme con mis estudiantes daré una vuelta por la librería. Quizás me lleve una linda sorpresa. El timbre del microondas anunció el desayuno.
Uchiha Sasuke caminaba a reunirse con su equipo, mostrando ninguna emoción en el rostro. Era más temprano que el día anterior. En su estoica manera de ver las cosas admiró el silencio de la villa a esa hora. Pronto todos comenzarían a levantarse y pasear por las calles, haciendo el acostumbrado coro de saludos entre conocidos, un ruido que el último Uchiha encontraba fastidioso. Sobre todo cuando eran dirigidos hacia él. Sasuke jamás respondía, ni siquiera a la Hokage. ¿Por qué debería hacerlo? Ellos son nadie para mí. Al concluir ese pensamiento alcanzó su destinación: el puente. El rubio no estaba a la vista por ninguna parte. La primera idea que vino a la mente del Uchiha fue entrar en estado de alerta, inspeccionando los alrededores en busca del chakra de su rival. Si esto es una trampa tuya, no creas que caeré. Aguardó en esa posición hasta confirmar que estaba solo en el lugar. Vaya. Parece que hoy te vencí, Naruto. Una sonrisa de superioridad apareció en labios de Sasuke mientras cruzaba los brazos y se recargaba en el borde del puente. El puesto del rubio cada mañana.
Saliendo decepcionado de la librería estaba Hatake Kakashi, al recibir la noticia de que su novela preferida aún no aparecía a la venta. La vida es aburrida… e injusta. Comenzó a vagar por las calles de Konoha, o mejor dicho, por lo techos de las casas. Era temprano y hoy tenía deseos de trabajar que lo usual. Además, esos niños son unos desagradecidos. Uno se digna a llegar sólo dos horas tarde ¿y qué recibe a cambio? Insultos y un estudiante dormido. La visión demacrada que presenció en el rubio de ojos azules golpeó al shinobi con fuerza. La condición de su alumno era como una molesta astilla enterrada que se negaba a salir. Quizás Naruto estaba pasando un mal momento y él no estaba consciente de eso. ¿Qué clase de maestro sería él si eso fuese verdad? ¡Por Dios! ¿Desde cuándo comencé a ser tan histérico? Nada pasa con Naruto, él está bien. Pero la astilla seguía ahí, haciéndose presente en el trabajo de su conciencia. Sólo para quitarse esa molestia de la cabeza decidió dar al apartamento de su estudiante una pequeña visita.
En segundos ya estaba en la ventana del apartamento del rubio, la cuál no le dio problemas cuando forzó su entrada al lugar. El ojo derecho del copy ninja repasó el área sin interés. Era la versión mini del apartamento de Kakashi, la cama deshecha, basura y ropa sucia esparcida por el suelo. Las manos del Jounnin iban dentro de sus bolsillos mientras avanzaba hacia la cocina. El silencio le indicaba que Naruto ya no estaba en casa, pero aún así optó por revisar el resto de las habitaciones. El baño estaba vacío, un poco más limpio de lo que las expectativas del sensei pronosticaban. Cerró la puerta y pasó al último espacio sin inspeccionar: la cocina. La oscuridad lo recibió de inmediato, ofreciendo una atmósfera poco agradable. Además había un aroma extraño en esa cocina, mezclado con el sofocante olor del ramen instantáneo. Inhaló con fuerza, llenando sus pulmones con el olor no identificado. La realización de algo tan familiar lo abofeteó. Sangre. La mano del despreocupado sensei accionó de golpe el interruptor de luz, en un acto poco característico de él. Soltó una maldición ante la escena que tenía en frente: su alegre alumno yacía en el suelo en medio de un charco de sangre seca. Miles de posibles situaciones se agolparon en la mente de Kakashi, y una pregunta sobresalió entre todas las demás. ¿Está muerto? En un segundo estaba ya tomando el pulso del rubio, aliviándose cuando sintió un bastante decente palpitar en el cuello que presionaba. Debo llevarlo ante Hokage-sama.
La puerta de la oficina de la Godaime se abrió con un estruendo irrespetuoso, provocando a su ocupante a levantar la vista en una mirada enfadada, dispuesta a reprimir a quien osara mostrar ante ella tan insensato comportamiento.
"¡Hokage-sama!" exclamó Kakashi, mostrando al muchacho que tenía en brazos. "Es Naruto."
"¿Qué ocurrió?" la ira de la mujer quedó olvidada al instante, corriendo a auxiliar a su ninja predilecto. Había sangre seca por todo el rostro del rubio y también en la ropa. "¿Un enfrentamiento?"
"No lo sé." Respondió el Jounnin, molesto por la poca información que tenía. "Lo encontré así en su departamento. Había sangre en el suelo."
Tsunade apartó los mechones tiesos por la sangre que cubrían la frente del muchacho. El protector con el símbolo de la aldea ausente. ¿Sería un ataque? ¿Enviados del Akatsuki? Un leve gemido interrumpió su línea de pensamientos.
"¿Naruto?" los ojos de los dos rubios se encontraron. Al instante las facciones de la mujer se suavizaron. "¿Cómo te sientes?"
"¿Qué…?" Naruto sintió estar siendo colocado en una silla mientras reaccionaba la pregunta de Tsunade. ¿Qué pasa? Lo último que recordaba era llegar a su apartamento y… Ah, si. La sangre. Era incómoda la manera tan intensa en que los ojos de Tsunade le miraban. Necesitaba encontrar una salida rápida de esa situación. "¡Por supuesto que me siento bien!" Dijo Naruto, utilizando un tono de voz estridente. "¿Y por qué me miras con esa cara tan fea, anciana?"
"Naruto, quiero que me digas qué pasó ayer." Ordenó la mujer, cruzando los brazos. "¡Y no me digas que no pasó nada! Kakashi te encontró cubierto de sangre."
Naruto giró la vista hacia su sensei, observándole como si éste hubiese descubierto a Tsunade algo que no debía.
"¡Vamos! ¡Eso le pasa a cualquiera!" dijo, adoptando la sonrisa falsa que tanto orgullo le daba. Se levantó de la silla. "¡Andando, Kakashi sensei! ¡Sakura se enfadará si llegamos tarde!" la mano de Tsunade lo obligó a volver a su sitio anterior.
"Naruto, bien sabes que tu acto de 'soy la persona más feliz del mundo' no me engaña." Dijo Tsunade, acercando su rostro al del muchacho. "Si estás conciente de lo que te conviene me vas a decir ahora mismo qué demonios pasó ayer, ¿entendido?"
Para sorpresa de Kakashi, la sonrisa de su alumno desapareció sin vacilar, cambiando por una expresión de profunda derrota. ¿Y a qué se refería Tsunade al decir que el 'acto' de Naruto no la engañaba a ella?
"No sé qué pasó. De pronto me sentí mal y lo siguiente que sentí fue sangre saliendo de mi boca." La voz del rubio era serena, sin rastro de los gritos a los que el Jounnin estaba acostumbrado. "Asumo que después de eso me desmayé."
"¿Desde cuándo?" preguntó Kakashi, las palabras salidas de puro instinto.
"Algún tiempo." Dijo Naruto. "Pero la sangre es nueva."
¿Algún tiempo? Esa frase rompió algo dentro del sensei. ¿Esto ha estado pasando antes? ¿Cómo es qué no me di cuenta?
"¿A qué te refieres con eso?" preguntó Tsunade, con una serenidad semejante a la de Naruto.
"Por lo general son simples dolores, o desmayos…" explicó el chico de los ojos azules. "Es la tercera vez que me pasa esta semana, pero como dije, nunca antes hubo sangre."
"Entiendo." Tsunade asintió con seriedad antes de girar hacia Kakashi. "Necesito hablar con Naruto a solas un momento."
El famoso copy ninja dudó. Quería saber el resto de la historia, no ser mandado fuera de la habitación. Sin embargo, era imprudente desobedecer los mandatos del Hokage. No tuvo otro remedio que hacer una inclinación y marcharse.
"Es Kyuubi." Dijo Naruto, antes de que la mujer pudiera pronunciar una sílaba. "No sé muy bien qué pasa, pero tiene que ver con él."
"Déjame ver el sello." Naruto obedeció, haciendo aparecer el sello en su piel descubierta. Tsunade lo inspeccionó. "Todo parece estar en orden. Es extraño que tengas ese tipo de reacciones. ¿Hay algo más que deba saber de esta historia?"
"He tenido pesadillas." Dijo el muchacho, hundiéndose en la silla. "Noche tras noche. Pero… es como si no fuesen míos. Todo se ve y se siente de otra forma. Como… si no fuera un humano." Tsunade permaneció en silencio. "No recuerdo lo que pasa en esos sueños, pero tengo la sensación de que Kyuubi quiere…"
"¿Qué?" insistió la mujer. "¿Qué es lo que el zorro quiere?"
"¡No lo sé, es confuso!" Apartó la mirada, ligeramente irritado. "Eso es todo lo que sé, abuela."
Kakashi esperaba afuera de la oficina de la Hokage; el desasosiego marcado en su único ojo visible. Minutos después de que Tsunade-sama le pidió estar a solas con Naruto la mujer convocó al concilio de la villa. La junta inesperada tenía ya casi dos horas, tiempo que el Jounnin utilizó para repasar todas las razones por las que no notó el estado de su alumno. En alguna parte de su mente sabía que de haberse tratado de Sasuke lo hubiese percibido de inmediato. ¿Cuánto tiempo más podría haber seguido sin notarlo? ¿Tenía que encontrar a mi alumno en medio de un charco de sangre para darme cuenta de que las cosas no iban bien? Ese tipo de pensamientos poblaban su cabeza desde que salió de la oficina. El asunto debía ser bastante serio si el concilio entero fue llamado con tanta prisa. Y no fue hasta una hora más tarde cuando la puerta de esa oficina se abrió de nuevo.
"Hemos tomado una decisión." Dijo Tsunade, pasando de largo a Kakashi, sin detenerse a mirarle. "Uzumaki Naruto parte ahora mismo hacia la Villa de la Arena."
NOTAS:
Ok, mi primer fic de Naruto. Sí, sí, sé que aún no aparece Gaara, pero sean pacientes!
El nombre de la historia… bueno, no me vino nada mejor a la cabeza, así que no lo tomen demasiado en cuenta, ok?
Espero que no haya quedado tan mal el capitulo, porque no lo revisé… también espero no haber quedado muy OOC, o algo así.
En fin, espero que me dejen un review si les gustó… por favor? nnU
