Tal vez algún día.

Capitulo 2

"Shizune, hazme el favor de llevar a Naruto al hospital para una revisión general." Dijo Tsunade cuando el muchacho salió de la oficina. "Y manda a alguien para recoger las pertenencias a su apartamento. Pasará una larga temporada fuera y va a necesitarlas."

Las palabras de Tsunade-sama hicieron eco en la mente de Kakashi. ¿Naruto se va? ¿Por qué? ¿Y qué tiene que ver la Aldea Secreta de la Arena en todo esto? Mientras él permanecía intentando descifrar las instrucciones de la Hokage el resto de los miembros del Concilio desalojaron la oficina principal. Una vez más él estaba en la ignorancia de cómo se desarrollaban las cosas alrededor de su rubio alumno, y no le gustó. Obtendría las respuestas que buscaba de la Godaime, así que esperó a que el lugar se vaciara para poder tener una conversación más discreta con ella. El tiempo que esto tardó fue corto, pero la incertidumbre que sentía lo hizo parecer la espera el tripe de largo.

"Hokage-sama." Comenzó Kakashi, mirando la espalda de la mujer, quien se negaba aún a verle a la cara. "Aunque haya decidido que Naruto abandone la aldea, por el tiempo que él permanezca aquí sigo siendo su sensei. Eso me da derecho a enterarme de la situación."

"¿Escuchaste lo que acabas de decir, Hatake-san?" la voz de Tsunade era fría y con un toque de desdén. "Para un sensei, saber lo que ocurre con uno de sus estudiantes no es un derecho, es una obligación." Hizo una pausa. "Casi medio año. Ese es el tiempo que esto viene ocurriendo. ¿No notaste nada? ¡Pasas más de cinco horas diarias con ese niño! ¿Y no notaste nada?" giró levemente el rostro hacia el shinobi tras de ella, lo suficiente para verlo. Sus ojos el doble de implacables que sus palabras. "Parece que después de todo si encontré un error en las decisiones del Sandaime."

Kakashi se quedó paralizado viendo cómo Tsunade desaparecía de su campo de visión. La Hokage le dijo lo mismo que su mente venía reprochándole durante las horas de espera, pero en un tono que no intentaba en lo mínimo ser cortés o jovial. Era la verdad en toda su hosca y cruel integridad. Y lo peor de todo es que creo que tiene razón.

La visión de la Godaime de la aldea sentada sola en un bar bebiendo sake cómo si fuera el fin del mundo era suficiente advertencia para no acercarse a molestar. La mujer seguía sopesando que tan correcta fue la decisión a la que se llegó esa mañana. Después de informar a los miembros del Concilio los síntomas que Naruto presentaba era de esperarse que intentaran poner al muchacho bajo constante vigilancia o que sugirieran el encierro. Sin embargo, alguien tuvo las agallas de exigir que fuera expulsado de la villa antes de que el monstruo hiciera algo irreparable. Tsunade aún se preguntaba si al mencionar la palabra 'monstruo' hacía referencia a Kyuubi, o a Naruto en sí. Sospechaba la respuesta. Estúpidos miembros del concilio. ¡Naruto estaba presente, maldita sea! ¡Son unos expertos en la hipocresía! ¿No podían fingir algo de cordialidad? Iba por la tercera botella de sake. Poco le importaba la opinión que pudiesen formase sobre ella el que la viera. Estaban más que dispuestos a exiliar a Naruto antes que detenerse a pensar la forma de ayudarle. Por supuesto que no. ¿Para qué preocuparse por un demonio, cierto? Un insignificante y sucio demonio. La botella en su mano se rompió en pedazos al pensar en la intransigencia de la gente en la aldea. Su voto en contra de mandar a su persona favorita lejos no sirvió de nada. Tuvo que hacer uso de la autoridad que le concedía su rango para trasponer las cosas un poco a favor del rubio. Ahora él tenía permiso especial para residir fuera de Konoha sin convertirse en un missing-nin, y Tsunade rogaba a los cielos que Naruto fuera aceptado en la Villa de la Arena. El asunto no había sido consultado propiamente aún con el Kazekage: Gaara. No sé qué esperar de ese mocoso. Es demasiado inestable como para predecir lo que piensa o pueda hacer. Pero uno de los motivos por los que decidí que Naruto vaya a esa villa es por Gaara. Él también tiene sellado en su interior a un demonio, y en dado caso de que el sello que contiene a Kyuubi se rompa, Sabaku no Gaara es el contrincante más apto para enfrentarle. La condición del ninja de ojos azules le preocupaba, sobre todo al no estar segura de lo que estaba provocando reacciones tan violentas en el cuerpo del muchacho. Zorro idiota. ¡Yondaime te selló! ¿Es que no piensas rendirte jamás? Y ahora no podría estar al lado de Naruto para asegurarse de su bienestar físico, así como tampoco estaba al tanto de que tan bueno era el nivel de los ninjas médicos en el país del Viento. Otro punto a considerar era la historia de la infancia de Gaara. Al parecer, en esa aldea tampoco eran muy adeptos a la idea de tener a un niño con un demonio sellado dentro. Pero ahora su líder es uno y deben lidiar con eso. Cómo da vueltas la vida ¿verdad? Miró con pereza el reloj de pared del bar. Eran casi las 3:30 p.m. Aun hay asuntos pendientes.

Cuatro de los mejores Jounnins de la aldea de la Hoja esperaban impacientes la aparición de la Godaime. La mujer tenía casi treinta minutos de retrazo con la hora establecida en esa extraña cita. Kakashi intuía el tema que abordaría la junta pero el resto no entendía la causa del repentino llamado. El copy nin vio a Gai acercarse a él. Más vale que no me venga con sus típicos comentarios sobre nuestra rivalidad eterna o un reto. No estoy de humor para eso ahora. El hombre vestido de verde se detuvo frente a su rival, cruzando los brazos y mirándole con escrutinio.

"¿Qué?" dijo Kakashi, recargado en una de las paredes de oficina.

"Hay algo diferente en ti, Kakashi, mi rival." Dijo Gai, desconfiado. "Tu juvenil actitud de despreocupación está oscurecida el día de hoy." Entrecerró los ojos, intentando descubrir los pensamientos del Jounnin de la máscara. "Escuché que ni tu ni Naruto se reunieron con el resto de su equipo. ¿Tiene esto que ver con…?"

El ruido de la puerta abriéndose de golpe atrajo la atención de todos. Tsunade estaba ahí, y su expresión facial no daba cabida a recibir replicas por el retrazo. El sonrojo en sus mejillas delatando la previa sesión de sake. Kakashi, Gai, Asuma y Kurenai se posicionaron frente al escritorio de la Hokage.

"Bien, acabemos con esto rápido." Dijo Tsunade, fastidiada. "Escuchen bien, porque no les voy a repetir las cosas." Los shinobis pusieron todo el esfuerzo posible en prestar atención. "Han estado ocurriendo anomalías en el interior de Naruto con respecto al demonio que duerme en él. El Concilio de la Aldea, en una votación democrática, decidió que lo más conveniente es mandar lejos a Uzumaki Naruto. Específicamente, a la Villa de la Arena, en el país del Viento. El traslado se hará hoy, y si sus alumnos les hacen preguntas les dirán que Naruto fue enviado en un entrenamiento especial ¿entendido?" los cuatro senseis asintieron. "Perfecto. Gai, tu serás en el encargado de escoltar a Naruto a su destino. Prepara tus cosas, saldrán de inmediato. Ahora retírense."

Sólo uno de los cuatro ninjas permaneció en su lugar, renuente a marcharse. Kakashi no estaba seguro de qué le diría a Tsunade, pero le era imposible aceptar el concepto de que uno de sus alumnos se iría de la aldea bajo la supervisión de otro sensei.

"¿Sigues aquí, Hatake-san?" dijo Tsunade, demasiado ocupada observando sus uñas como para mirar al shinobi frente a ella. "¿No tienes algo más importante que hacer? ¿Reflexionar sobre que tan mal profesor eres, quizás?"

Ese comentario desbordó el límite de la paciencia de Kakashi. Fuese ella o no la Hokage, eso no le daba derecho a reprocharle de forma tan cruel. Con mi conciencia tengo suficiente.

"¿O tal vez despedirte de tu estudiante?" dijo Tsunade, antes de que el hombre pudiera decir una palabra. La voz ligeramente menos venenosa que antes. "Está a punto de irse, no sabemos por cuanto tiempo, ¿y prefieres quedarte a discutir conmigo?"

Sin detenerse a pensarlo, el copy ninja desapareció en una nube de humo.

Tras una revisión de rutina y comprobar que todo estaba en orden, Uzumaki Naruto fue dado de alta en el hospital. ¡Al fin! Les dije que me sentía bien desde el principio. Pero bueno ¿cuándo han hecho caso a lo que digo, no? Por lo menos pude quitarme toda esa sangre de encima. Aunque de todas maneras debo ir a casa a darme un baño y cambiarme de ropa. Con expresión tranquila siguió caminando a su apartamento. Ociosamente se preguntó a quién le habrían encomendado la tarea de empacar sus pertenencias. Es decir, prefiero saber quien estuvo mirando entre mis cosas. Se llevó las manos detrás de la cabeza, siguiendo el camino a casa. La idea de abandonar Konoha todavía era surrealista para él. Todo esto es por tu culpa, zorro fastidioso. Bajó la mirada a donde se encontraba el sello y suspiró, cansado. Y lo peor es que no puedo enfadarme contigo. Sí, eres un demonio asesino, lo sé, pero eres lo más cercano que tengo a una familia. O aun amigo de toda la vida. Claro que los amigos no deben hacerse miserable la vida entre ellos, pero con mi suerte, no puedo esperar más ni me sorprende que sea así.

"Oye, inútil." Naruto no pudo evitar girar la vista al origen de la voz. Ahí estaba, justo afuera de su departamento, el último de los Uchiha. "¿Se te olvidó cómo llegar al puente está mañana?"

Ah, Sasuke. Naruto sonrió para su interior. Voy a extrañar discutir contigo todas las mañanas.

"¿Y a ti se te olvidó cómo no parecer un idiota?" replicó el rubio, mirándole molesto. Recordó entonces que no vería a su rival en un periodo de tiempo indefinido. Si es que lo vuelvo a ver. Fue hacia él. "Oye, Sasuke." El Uchiha se limitó a observarlo. "Tengo que irme." Antes de que Sasuke pudiera evitarlo, el rubio le dio un efusivo abrazo, para después correr al interior del apartamento. "¡Nos vemos!"

No se detuvo hasta encontrarse en la seguridad de su casa. Abrazar a Uchiha Sasuke era algo que una persona en uso de sus capacidades mentales no haría, sin embargo, esa sería probablemente su única oportunidad de despedirse de su amigo. En serio, vaya suerte la mía para encontrar amigos. A este paso terminaré saliendo a divertirme con Itachi… Ja, a Sasuke le estallaría una vena en la frente si eso pasara. Imaginando la cara de su rival ante esa situación se adentró en la ducha.

En el camino de regreso a casa, Uchiha Sasuke reflexionaba el extraño comportamiento de su compañero de equipo. Y también sobre el suyo. ¿Para qué rayos fui a buscarlo? Poco me importa lo que pueda ocurrirle a ese tonto obsesionado con el ramen. Sólo quería cerciorarme de que no estuviese relacionado con la falta de Kakashi. Eso es todo. La lógica de un vengador no podía permitirse aceptar que apreciaba al ruidoso ninja cómo un amigo, así cómo tampoco podía aceptar que se preocupaba por él. Si algo le ocurre al idiota de Uzumaki no es mi problema. Él es mi rival, y que desaparezca del mapa es más que bueno para mí. Pasó frente a un grupo de chicas que le sonrieron y lanzaron saludos dirigidos a él, los cuales ignoró con facilidad. Innecesarios despliegues de afecto. Sasuke no podía pensar en cosas más inútiles que esas; ningún beneficio se obtiene de ellas. El recuerdo del abrazo de Naruto volvió a su mente. Estúpido. No sé que pretendía con eso. Y después se fue sonriendo como si nada. Puede que comience a perder la cordura, no me sorprendería. Sacudió la cabeza, intentando sacar al rubio de ojos azules de su mente. Para el Uchiha, pensar en Naruto era equivalente a perder el tiempo mirando una pared.

En las afueras del apartamento del rubio aguardaba Gai sensei, cumpliendo con las ordenes de Tsunade-sama. Cuando recibimos la información sobre el estado de Naruto Hokage-sama estaba extremadamente molesta… y bebida. Algo lógico, siendo Naruto-kun tan querido por ella. Si acordaran alejar a mi adorable estudiante Lee a otro país también perdería los estribos. ¡Ah, seguro por eso Kakashi estaba tan extraño! Mi rival debe haber predicho el destino que le esperaba a su alumno y por eso se mostraba impasible.

"¿Qué hace usted aquí?" interrumpió la voz de Naruto, con tono casi de aburrimiento. Una mochila de tamaño medio a su espalda.

"¡Muchacho, deberías demostrar un poco más de entusiasmo!" dijo Gai, sonriendo. Naruto lo miró como si le hubiese crecido una segunda cabeza. "Están ocurriendo muchas cosas en tu vida, lo sé. ¡Pero no hay nada que no pueda ser superado! ¡Sobre todo cuando tienes la fuerza de la juventud en ti!" se inclinó al nivel del rubio. "Además, irás a la Villa de la Arena. Piensa en esto como un entrenamiento especial. Ya verás que las cosas mejorarán. Te lo prometo." Hizo su famosa pose de 'nice guy'.

Naruto sonrió, sin necesidad de recurrir al gesto falso que ofrecía a diario. Era agradable que Gai intentase confortarlo. Es raro y siempre habla de cosas fastidiosas pero, aunque no quiera aceptarlo, Gai sensei es una excelente persona.

"Bien ¿tienes todo empacado?" preguntó Gai, colocando una mano sobre le hombro del muchacho. Naruto asintió. "¡Entonces, al país del Viento!"

Kakashi sensei llegó al edificio en el que residía su rubio estudiante, encontrándolo afuera, en compañía de Gai. Gai, Gai… habrá que agregar una victoria más a tu cuenta. Acabo de descubrir algo más en lo que lograste superarme. Los dos shinobis comenzaron a caminar, alejándose del edificio. Al ver que estaban dispuestos a marcharse el copy nin supo que no podía quedarse ahí observando, sino que debía actuar. Decidido, interceptó al ninja de los ojos azules.

"¿Kakashi sensei?" dijo Naruto, sorprendido de la súbita aparición de su profesor.

El Jounnin sintió que sería incapaz de pronunciar una sola palabra. De momento se limitó a observar las profundas piscinas azules que su estudiante tenía por ojos. Había muchas cosas rondándole la mente, suficientes para redactar un discurso bien estructurado. Sin embargo, todo se resumió a pocas palabras.

"Discúlpame, Naruto." Descubrió su ojo izquierdo, inclinándose para mirar de frente al rubio. La frustración y el remordimiento presente en esos ojos. "Realmente no fui un buen maestro para ti."

Los brazos de Naruto rodearon a su sensei en un cálido abrazo, gesto que sorprendió al Jounnin. El rubio era famoso por lo ruidoso de su carácter, no por ser efusivo en ese aspecto. Pero no voy a quejarme. Una sonrisa brilló en los labios del shinobi del cabello plateado.

"Tampoco fuiste un pésimo maestro… Kakashi sensei." Dijo Naruto, casi en un susurro, antes de soltarle. "¡Bueno, debo irme! ¡Mi entrenamiento especial en la Arena espera!"

Sí, el abrazo fue corto, pero significativo, y Kakashi no podía pedir una mejor respuesta por parte de Uzumaki. Al menos sabía que su disculpa fue aceptada. Gracias, Naruto…

"¡Dile adiós a Sakura-chan e Iruka sensei de mi parte!" dijo Naruto, despidiéndose con un alegre gesto de mano. "¡Y de todos los demás también!"

El Jounnin asintió en afirmación. Ahí se marchaba su razón número uno para encontrarse con el equipo número siete cada mañana. Y la persona que siempre supo hacerme sonreír.

Todavía no aparecía Naruto. Recargada en las puertas de Konoha, Tsunade esperaba ver aparecer al muchacho que tuvo la voluntad suficiente para hacerla convertirse en Godaime. Han pasado ya tres años desde que me obligaste a venir aquí, Naruto. Es raro lo rápido que pasa el tiempo cuando eres feliz. Muchas dificultades azotaron la Villa Secreta de la Hoja, sumiendo a los habitantes en una oscuridad profunda, en la cual incluso Tsunade se creyó perdida. Pero la voluntad de hierro que el rubio poseía se convirtió en el fuego de la antorcha a la que ella se aferró. ¿Qué va a pasar con esta aldea cuando ya no estés aquí para alumbrarme, Naruto? Era irónica forma en que la gente de la villa seguía apuñalando la espalda de su héroe, hasta el punto de expulsarle de ahí. Espero que conviertas este viaje en un verdadero entrenamiento. Hazte fuerte, Naruto, y prueba a todos esos idiotas del concilio que están equivocados. El viento de la tarde jugó con sus cabellos, asimismo que levantaba y barría hacia fuera de las enormes puestas varias solitarias hojas. Ellas no serían las únicas que se irían ese día. El sonido de pasos acercándose atrajo la atención de la mujer, quien levanto la vista para encontrarse al rubio de ojos azules, preparado para el viaje.

"¡Vieja Tsunade!" exclamó Naruto, sonriendo mientras avanzaba hacia ella. "Has estado bebiendo ¿verdad?" olfateó el aire que rodeaba a la mujer, para después hacer un gesto de repulsión. "¡Ni siquiera Ero-sennin bebe tanto!"

"¡Deja de compararme con Jiraiya!" dijo furiosa, golpeando la cabeza del muchacho. "¡Y yo puedo beber todo lo que me de la gana! ¡Por algo soy Hokage!"

"¡Si, disfruta eso mientras puedas!" gritó Naruto, levantando un puño. "¡Cuando vuelva de mi entrenamiento te quitaré el título de Hokage! ¡Una anciana decrepita no podrá hacer nada contra el gran Uzumaki Naruto!"

"¡Naruto-kun!" intervino Gai, indignado por las palabras del ninja rubio. "¡Esa no es manera de dirigirte a Hokage-sama!"

"¿Ah, si?" dijo Tsunade, con su mejor sonrisa de apostadora. "Pues que así sea. Ahora no podrás retractarte de tus palabras, mocoso."

"¿Cuándo lo he hecho?" respondió Naruto, imitando la expresión de Tsunade. "Ya deberías saber que yo siempre cumplo lo que digo." Abrió su chaqueta lo suficiente para mostrar el collar que colgaba de su cuello. La cara de la mujer se tornó amable ante la visión de ese regalo.

"Aquí te estaré esperando." Besó la mejilla del muchacho, haciendo que un sonrojo inundaran las mejillas del joven shinobi.

"La edad te está suavizando, vieja Tsunade." Dijo Naruto, avanzando hacia la salida. "No te mueras antes de que yo vuelva ¿entendido?"

Gai dio una respetuosa despedida a la mujer, pero Tsunade no la tomó en cuenta. Su atención estaba centrada en excelente ninja que abandonaba la Aldea de la Hoja.

NOTAS:

Hey! Vieron que rápido actualicé? Y todo gracias a sus reviews! (así que si quieren que me ponga a trabajar, sigan dejándome sus comentarios!)

Muchas, muchas gracias a todos los que han leído esta historia. Los amo. Sé que no están muy familiarizados con la pareja que elegí, pero pondré todo de mi parte para que le guste! Si que sí!

Sólo para que sepan, me encantan los comentarios extensos…

Ok, Gaara sigue sin aparecer, pero pronto lo hará! Sí, ahora el pelirrojo es Kazekage. Y, como podrán haber deducido en por comentario de Tsunade, Naruto y los demás jóvenes ninjas tienen cerca de 15 o 16 años. La edad perfecta para el romance, no?

Nos vemos!