Tal vez algún día.
Capítulo 5
El abrazo desapareció tan pronto cómo vino. El pelirrojo vio al otro ninja regresar a la modesta cama de hospital, blandiendo una sonrisa muy amplia, demasiado para no ser sincera. Sin embargo, los ojos verdes capturaron en su campo de visión la poco ceremoniosa mancha roja que comenzaba a oscurecerse sobre la blanca bata, creando un contraste irregular. Una vez más, sigues sin relatar la historia en su totalidad. La confesión de Uzumaki era impactante, y aclaró muchas incógnitas que venían acosando al joven Kazekage desde tiempo atrás. Ahora sólo restaba que el ninja de la hoja aclarara el asunto tan importante a tratar. Pero primero me explicarás que rayos fue eso. Dio un paso hacia el rubio, dispuesto a obtener respuestas.
"Dime que ocurrió hace un instante." Declaró el ninja de la arena, en un tono que no daba cabida a replicas.
El contenedor del Kyuubi se movía inquieto en su lugar, jugando con los mechones dorados que caían libres en su frente, debido a la ausencia del protector con el emblema de Konoha. El nerviosismo de Naruto era evidente. Más no tienes otra opción.
"No sé muy bien cómo fue sellado en ti Shukaku, pero creo que es diferente a la manera que usó el Yondaime. Pasaron doce años sin que yo supiera de Kyuubi." Gaara asintió, exhortando al rubio a continuar el relato. "El chakra del zorro me ha ayudado muchas veces, en especial durante situaciones más difíciles de lo normal. Pero en ocasiones ese tipo de ayuda tiene sus consecuencias. Al liberar cantidades tan grandes de su chakra Kyuubi resurge para tomar control de mi cuerpo."
Él sabía a la perfección lo que es ser dominado por un demonio. Una sensación aprehensiva de inconsciencia lívida, dónde observas sin tener permitido actuar o decidir. Era cómo presenciar un sueño donde eres el protagonista, pero desde el tercer punto de vista, o por lo menos así lo era para él. El hecho de tener enfrente a alguien que compartía sus experiencias de modo casi idéntico seguía sin asentarse por completo en su cabeza. Toda la vida creí que yo era el único. Ahora descubro que no es así, que hay alguien más. Y es Uzumaki Naruto. De una u otra forma, siempre es él.
"La verdad yo no tengo problemas con las ocasiones en que Kyuubi toma control. No mucho, por lo menos." Continuó el rubio, en tono meditativo. "Es decir, cuando eso pasa él termina salvando mi vida. Nuestra vida. Pero… parece que algo anda mal."
El shinobi de ojos azules hizo una pausa, incrementando la intriga del otro adolescente. Su mente utilizó el pequeño instante para repasar varios posibles problemas que pudieran ser los causantes del extraño incidente. Naruto abrió la boca para seguir hablando, mas fue interrumpido por el violento ruido de la puerta de su habitación siendo abierta.
La molesta agua que abarcaba el lugar entero seguía estropeándole los nervios. Dieciséis años eran insuficientes para acostumbrarse al molesto elemento. Estúpida agua maldita del demonio. ¡Idiota Yondaime! ¡Reza para qué nunca salga de aquí, porque lo primero que haré será ir a inundar tu tumba! ¡Tenlo por seguro! Gruñó molesto, harto de verse obligado a mantenerse en pie la mayor parte del tiempo para evitar tocar el agua. El eterno mal humor del zorro empeoraba a causa de los recientes eventos. La situación que desde seis meses atrás se presentaba no parecía mostrar signos de mejora. Si ibas a encerrarme aquí al menos podías hacerlo bien ¿no crees, Yondaime? Al no tener compañía más que el eco provocado en las paredes de su prisión el demonio de nueve colas se creó el pasatiempo de hablar al fallecido humano que le encerró. Por lo general eran insultos y maldiciones, acompañados con ocasionales promesas de venganza. La ira de Kyuubi se encendió esta vez por la repentina visita al mundo exterior. Fueron breves segundos, pero salió. Todo es tu culpa, estúpido, estúpido Yondaime. ¡Sigo sin entender cómo diablos lograste sellarme! Seguro fue un golpe de suerte, cómo los del tonto mocoso. Pensar en el muchacho que le daba asilo en su cuerpo también le causaba conflictos internos al demonio. ¡Hablas todo el tiempo de hacerte más fuerte! ¿Cuándo piensas cumplirlo, enano? En realidad él aceptaba, a su engreída y amargada manera, que Naruto se volvió bastante fuerte con el paso de aquellos tres años. Jiraiya y Kakashi contribuyeron en aumentar la capacidad de control sobre el chakra que él le prestaba al muchacho, lo cual atrajo la atención del demonio. En ese tiempo prestó mayor atención a la vida de Uzumaki, en cuanto a entrenamientos y vida personal, enterándose así de la existencia de un muchacho solitario y sensible bajo la máscara de imparable alegría. Asimismo descubrió que el joven ninja le consideraba, a pesar de todo, un amigo. Gruñó de nuevo, agitando sus nueve colas con furia. ¡Maldita sea! ¡Odio a los rubios! ¡Me arruinan la vida! Dio vuelta, golpeando por accidente la puerta de barrotes de su celda, de lo cual se arrepintió al instante. Usando su velocidad se alejó de inmediato, girando para clavar los ojos en el sello que impedía su escape. Demonios… La esquina superior izquierda del sello se desprendió levemente.
Ojos verdes y azules recayeron en la persona parada en la entrada al cuarto de hospital. Los pertenecientes al líder de la Arena mostrando irritación ante la descortés interrupción, sobre todo en el momento menos conveniente. Uzumaki estaba a punto de revelarle el problema que le acosaba, pero ahora el rubio permanecía en silencio, observando al hombre en la puerta. El archivo mental del ninja de la Arena trabajó con velocidad en busca de la identidad del extraño. Maito Gai. Ese hombre… Era el mismo que intervino en el combate entre él y aquel ninja con excelente taijutsu. Se preguntó si acaso el único propósito en la vida de ese hombre era interrumpirle en sus asuntos.
"¡Naruto-kun!" gritó el sensei mientras exageradas lagrimas corrían por sus mejillas. Su ropa era una bata de hospital idéntica a la de Naruto. "¿Estás bien?"
"¡Hola, Gai sensei!" respondió Uzumaki, saludando entusiasta. "¡Claro que estoy bien! Ya me dieron de alta ¿verdad, Gaara? ¡Me iré más tarde!"
La mirada del adulto viajó hasta Sabaku no Gaara, quien se mostraba impasible ante el escrutinio al que era sometido su rostro. Al parecer, el hombre quería asegurarse que él en verdad era humano y no algún tipo de aparición en las ropas del Kazekage. Cuando quedó satisfecho la realidad pareció golpear al sensei.
"¡Kazekage-sama!" Gai se inclinó en reverencia. "Disculpe la interrupción, pero al despertar lo primero que me vino a la mente fue averiguar el bienestar de Naruto."
"Él está bien, a diferencia de usted." Declaró el pelirrojo, recalcando el estado deplorable que presentaba.
"¡Es verdad, Gai sensei!" intervino Naruto. "¡Se ve horrible!" La sinceridad del ninja más problemático de Konoha no tenía límite. "Oh, le estaba contando a Gaara por qué vinimos aquí."
"¿En verdad?" apenado, miró en dirección al líder de la Arena. "¡Mis disculpas, Kazekage-sama! ¡No era mi intención interrumpir!"
"No importa." Dijo Gaara, sin interés. "Ya puedes retirarte." El hombre hizo otra reverencia y se marchó.
Cuando la puerta se cerró, la atención del pelirrojo volvió a estar en Naruto. Para su sorpresa, los ojos azules del ninja rubio le miraban intensamente. El líder del país del Viento encontró nuevo ese gesto, ya que incluso sus hermanos preferían mirar un punto en el horizonte a verle directo a los ojos. No era molesto, pero le inquietaba ser observado así, aunque no lo exteriorizase.
"Puedo llamarte Gaara ¿verdad?" preguntó Uzumaki, levantando una ceja. "Sería extraño decirte Kazekage-sama, o Gaara-sama, siendo amigos."
¿Amigos? ¿Uzumaki me considera su amigo? Sonrió en el interior. A pesar de los problemas del pasado, Naruto encontró en si la forma de olvidar eso y pensar en él cómo un camarada. La nobleza del corazón del shinobi era evidente, comenzando por el punto en que perdonó a la gente que le hizo de lado en su villa para ahora protegerlos e incluso dar la vida por salvarles. Tiene en él las cualidades de un Kage, a diferencia de mí. Él lideraba a la gente en la Aldea Oculta de la Arena, buscaba su bienestar político, evitar conflictos bélicos, mejorar la calidad de vida, sin embargo, en el fondo de Gaara aún quedaba resentimiento. Quizás ser amigo del rubio podría ayudar.
"Puedes llamarme Gaara." Dijo el muchacho. "Porque somos amigos." La sonrisa reapareció para adornar los rasgos del ninja de la Hoja.
Maito Gai volvió a la habitación que le era correspondida, satisfecho de encontrar a Naruto en buena condición. Excelente condición. Uno de los beneficios de tener dentro al demonio de las nueve colas. Lamentablemente, era uno de los pocos pro que existían para contrarrestas los muchos contras del sello de Kyuubi en la vida del niño. Pronto, justo al estar recuperado, se vería obligado a iniciar el viaje de regreso a la Aldea Oculta de Konoha. No deseaba dejar a Naruto ahí, pero nada podría hacer al respecto. Y Hokage-sama estará esperando mi regreso para tener el reporte completo del estado de Naruto-kun. Todos sabían del grande y evidente afecto que Tsunade-sama tenía al adolescente. En este momento ha de estar bebiendo descontrolada y sin la menor intención de ocuparse de las personas en la aldea. Y de pésimo humor. Lo mejor será darle la mayor cantidad de detalles posibles al volver o no me dejará en paz. Ya después confirmaría con el muchacho cuál fue la reacción del Kazekage ante el asunto. Aún no puedo creer que ese niño sea el líder de esta villa. No era el hecho de la edad del pelirrojo con lo que estaba inconforme. Comprendía bien que los ninjas se ven obligados a adquirir madurez a una velocidad fuera de los estándares regulares. Sí, seguro es el shinobi más poderoso en este lugar, pero no me parece el candidato más adecuado para proteger un país. Le tranquilizaba el hecho de que hasta aquel momento los ninjas de la Arena se mantenían fieles a los tratados de alianza establecidos años atrás, pero no del todo. Quizá Naruto ayudaría a influenciar en el Kazekage. Él suele tener ese efecto en la gente. Fatigado, alcanzó la cama de la que salió tan apresurado minutos atrás. Pasó poco tiempo antes de caer otra vez en un sueño profundo.
"Ahora dime qué ocurre con el demonio que tienes dentro."
"No estoy muy seguro." El rubio cruzó los brazos, pensativo. "Desde ya varios meses pasan cosas raras… desmayos, debilidad, la sangre… es cómo estar enfermo, pero no saber bien de qué. Pero, sé que es algo sobre Kyuubi." se golpeó la frente. "¡Demonios! ¿Por qué no le pregunté?" Gaara se limitó a mirarle, escéptico. "Verás, ayer hablé con Kyuubi. No creas que lo hago a menudo, en verdad. Y no se me ocurrió preguntarle por esto que está pasando. En fin, te estaba contando por qué vine a tu aldea ¿verdad? Lo que pasa es que todo este asunto de Kyuubi ha empeorado, así que gente importante en Konoha se enteró. …Sólo te diré que no les gustó para nada la noticia, y ahora me tienes aquí pidiendo asilo."
"Te expulsaron." Declaró el Kage.
Era de esperarse. Él vivió en carne propia los extremos a los que podían llegar las personas para deshacerse del contenedor de un demonio. La gente teme y rechaza lo que no puede entender, pero él sí entendía a Uzumaki. Probablemente sea en único que puede hacerlo. Y no pensaba mandarle lejos, como los demás.
"Prefiero verlo cómo unas vacaciones fuera de la aldea, por favor." Replicó el rubio, cruzando los brazos haciendo un gesto fastidiado.
Era fácil descifrar la tristeza escondida en los ojos de Naruto. Alguien que ha vivido sufriendo puede ver el dolor a través de cualquier intento por disimularlo, y la cantidad oculta en las pupilas azul cielo era profunda, rivalizando con la del pelirrojo.
"Entonces, Gaara." Interrumpió el shinobi de la Hoja. Una sonrisa de anhelo en el rostro. "¿Puedo quedarme aquí contigo? ¿Verdad que sí? ¿Verdad que no me mandarás a vagar por el mundo, solo y triste?"
"Puedes quedarte." Respondió Gaara, asintiendo. "Aunque quizá después cambie de opinión."
"¿Cómo me dices eso?" se quejó Naruto, levantando el puño derecho en amenaza. "¡Soy un enviado especial de Konoha, se supone que me tratas bien! ¡Tú, mal intento de Kazekage! ¡Eso podría romper las relaciones entre dos países! ¡Tu descortesía quizás cause la guerra!"
Por dentro, Sabaku no Gaara disfrutaba los despliegues de enojo que su invitado tenía. Una persona con el coraje suficiente para cuestionarle no se ve cada mañana, así que pensó disfrutar de la irregular discusión.
"Enviado especial o no." Dijo el líder de la Arena, manteniendo la serenidad que le precedía. "Si creas disturbios no tendré otra opción más que echarte de aquí."
"¡Echarme a mi! ¡Tú!" la indignación se apoderó de Uzumaki. Señaló al otro adolescente, molesto. "¡Quiero ver que lo intentes! ¡Pateé tu arenoso trasero una vez y lo haría de nuevo! ¡Estos los últimos tres años me volví más fuerte que antes! ¡Espera y lo verás!"
La queja golpeó un punto clave en Gaara. ¿En verdad eres más fuerte? En todo el tiempo que tuvo contacto nulo con el rubio, en el fondo siempre quiso volver a tener un encuentro contra él. Luego de saber la naturaleza secreta dentro de Uzumaki aún más deseaba comparar fuerzas. Yo también soy más fuerte ahora. A pesar del cargo que de momento ejercía jamás abandonó el entrenamiento, anhelando superar al ninja que le arrebató su record invicto. Ya después compararemos fuerzas. La condición de Naruto sería un factor determinante en caso de enfrentarse, haciendo injusto el encuentro. Hacerse cargo del problema del rubio venía primero. Está bien, puedo esperar.
"Te quedarás hospedado en mi casa." Dijo el pelirrojo, dejando pasar las amenazas e insultos lanzados en su contra. "Temari y Kankuro, como te dije, salieron a cumplir misiones, así que estarás solo."
"¿Solo?" repitió el rubio, sorprendido. La idea de la casa vacía no le agradaba. "Es tu casa ¿no se supone que vives ahí?"
"Los asuntos como Kazekage de la aldea absorben gran parte de mi tiempo." Dijo Sabaku no Gaara. "Casi nunca estoy allá."
"Oh…" la voz de Uzumaki se desvaneció. Mantuvo los ojos en el suelo, mientras su mente trabajaba. Tras cortos segundos llegó a una resolución. "Creo que no sería buena idea dejarme solo allá… ¡imagina si tengo otro ataque cómo el de hace un rato! ¡Podría necesitar ayuda! ¡O ser controlado! ¡No quiero que Kyuubi se coma a la gente de esta villa!"
Los argumentos del shinobi de la Hoja eran válidos, sin embargo, el Kage del Viento presentía que eran otras razones las que incitaban a su inesperado visitante a replicar sobre el ofrecimiento. Permaneció en silencio, dejando que la falta de palabras presionara al otro ninja a revelar la verdad. Un método obvio, pero efectivo en contra del muchacho de ojos azules.
"¡Además, no pienso quedarme solo allá!" Continuó Naruto, disfrazando su estado apenado con gritos escandalizados. "¡Tu casa podría tener fantasmas! ¡Ha de ser igual de tenebrosa que la de Sasuke! Bueno, no lo sé… ¡el muy bastardo jamás me dejó entrar! ¿Puedes creerlo? ¡No sé que es lo que piensa ese idiota! ¡Es un antipático, presumido, antisocial…!"
La mención del último Uchiha en Konoha fue inusitada para Gaara. Poco era lo que sabía sobre el poseedor del sharingan además de que era el único sobreviviente a la masacre de aquel clan y compañero de equipo de Uzumaki. Tampoco tenía contra él rencor alguno, pero sintió una sensación de desagrado al pensar en Sasuke. Estaba fuera de su comprensión por qué Naruto seguía considerándolo un camarada. Optó por ignorar el comentario sobre el Uchiha y responder las quejas del indignado rubio frente a él. En efecto, Naruto no deseaba permanecer en la casa vacía, justo como sus sospechas le indicaron. Era comprensible, en especial porque él conocía las razones de Uzumaki. Parece que la soledad sigue siendo demasiado opresiva para él. El pelirrojo eventualmente logró lidiar con el abandono de las personas, a diferencia del otro adolescente, quien siempre continuó buscando atención y compañía. La perseverancia, una de las cualidades más visibles en el rubio.
"Bien." Cortó el interminable balbuceo de replicas que emanaban de Naruto. "Puedes acompañarme durante mis actividades del día, si eso es lo que quieres."
"¡Genial!" exclamó Uzumaki, resumiendo la olvidada búsqueda de sus pertenencias por la habitación. "¡Nos vamos a divertir, te lo aseguro! ¡Ya lo verás, no te vas a arrepentir!"
Una sonrisa divertida adornó los pálidos labios del pelirrojo, la cual pasó inadvertida a Naruto, pues estaba ocupado corriendo por el cuarto. Me voy a arrepentir.
NOTAS:
Otro capítulo corto y malo… disculpen por eso. Además, tardé un buen, lo sé. Prometo dar lo mejor de mi en el siguiente capítulo, si?
En estos días he estado… eh… ocupada y sin inspiración. So sorry! Espero que continúen leyendo! Y dejándome comentarios, por favor. Se agradecen bastante ˆˆ
No es Kyuubi una lindura? xD
Hasta la próxima!
