Tal vez algún día.

Capítulo 7

La conversación autosuficiente de Naruto fue soportable durante las primeras tres horas, pero incluso la fría tolerancia de Gaara del Desierto tenía un límite. Sentado frente a su amplio escritorio lleno de papeles con relación a asuntos triviales de la villa. Tedioso, pero alguien tiene que hacerse cargo. La torre de pendientes ese día era sobresaliente en comparación a lo usual, y Uzumaki no estaba ayudando a mejorar la situación para el pelirrojo. Era sorprendente la enorme cantidad de palabras que se podían utilizar en decir tan pocas cosas de tan poco sentido.

"El ramen instantáneo jamás podrá compararse con el ramen casero." Dijo Naruto, continuando su imparable andar de un extremo de la oficina al otro. "No sé por qué pero nunca tienen la misma consistencia, ese sabor tan único… incluso una vez le pregunté al dueño del Ichiraku cuál es el secreto ¿y quieres saber qué me dijo?"

"No, no quiero." Respondió el pelirrojo en tono fastidiado, sin siquiera levantar la cabeza de entre los pilares de pendientes.

"¡Me dijo que no había secreto!" exclamó Naruto con la mayor indignación. "¿Puedes creerlo? ¡Yo no! ¡Claro que debe haber un secreto! La verdad he estado pensando al respecto y…"

El actual reporte en manos del Kazekage fue victima de la desesperación de éste, terminando en la papelera. No era algo importante, así que no había problema con eso. El verdadero problema era que en las tres horas transcurridas sólo logró hacer el trabajo que hace en una. Sabía que me arrepentiría de traerlo.

"Fuera." Dijo Gaara. El tono de su voz era normal pero conciso, haciéndose llegar con total claridad a oídos del shinobi de la Hoja. La mirada interrogante de Uzumaki le obligó a explicarse. "Tengo trabajo que hacer y contigo aquí no puedo avanzar. Eres ruidoso. Así que…"

"¡Puedo estar callado!" cortó Naruto. Interrumpir al Kazekage era un acto irrespetuoso, incluso él lo sabía. Pero no quiero irme. Si era necesario quedarse sentado en una esquina de la oficina sin decir palabra, lo haría. "Tu haz lo que tengas que hacer. Verás que pronto olvidas que estoy aquí."

"No." Dijo Sabaku no Gaara. No se dejaría embaucar esta vez. "Puedes ir a conocer la villa, o volver a la casa, lo que prefieras."

"Gaara…" dijo Uzumaki, casi rogando. Sabía muy bien lo poco divertido que era vagar por una aldea sin compañía. "Por favor…"

"Ve a visitar a aquel hombre que está en el hospital si no quieres quedarte solo." Dijo Gaara, adivinando los motivos de la insistencia del otro ninja. "Ahora, fuera."

---

El exterior de la Academia estaba repleto de personas debido a la celebración que acontecía ese día. Iruka y demás profesores entregaban orgullosos a los que fueron alumnos suyos durante años los anhelados protectores con la placa del emblema de Konoha. La cantidad de nuevos Gennins era una cifra favorable y ayudaría a elevar el nivel de la aldea. Iruka se recargó en una de las paredes del edificio a observar a los padres felicitar a sus hijos por el logro de convertirse en ninjas. La ocasión le recordó la graduación de su antiguo y problemático alumno que ahora estaba fuera de la villa. El ramen no sabe tan bien cuando no estás aquí, Naruto. Paseó la vista por entre las personas, topando con el viejo columpio en que solía sentarse Naruto. Una persona ocupaba el solitario lugar. ¿Konohamaru? El niño contemplaba el protector que tenía sobre las piernas sin demasiado interés. El Chunnin no pudo evitar ir a su encuentro.

"Hey, Konohamaru." Dijo al llegar a él. "¿Por qué no estás celebrando con tus amigos?"

"Iruka sensei…" miró a su profesor con semblante triste. "Yo quería celebrar con Naruto-niichan este día. Ahora ni siquiera podré hacérselo saber." El nieto del Sandaime fue otro de los que resintieron la partida del ninja más bromista de la aldea. "Naruto se convirtió en el hermano mayor que siempre quise. Escandaloso y molesto en ocasiones, pero así es él." La mirada de Konohamaru regresó a su regazo. "La manera en que se fue, sin decir adiós… Naruto-nii no es así." O eso quiero pensar…

Iruka comprendía la frustración de su alumno. Yo sentí lo mismo al enterarme que Naruto se fue sin despedirse. Pero más tarde supo que el viaje del rubio de ojos azules se decidió por la Hokage. Y si ella lo consideró prudente debe ser lo correcto. Los detalles que le fueron dados respecto a la situación eran pocos. Demasiado pocos, diría yo. La versión oficial era que enviaron a Uzumaki a un entrenamiento especial, empero, eso no lograba convencer al Chunnin.

"Entonces… lo que quieres es que Naruto se entere de que ya eres un ninja ¿correcto?" Konohamaru asintió en respuesta. "En ese caso, quizá puedas escribirle una carta y pedirle a Hokage-sama que se la mande."

"¡Iruka sensei! ¡Esa es una gran idea!" el niño se levantó, entusiasmado. "¡La escribiré ahora mismo!"

---

El Kage se limitó a continuar examinando los problemas que acontecían en la aldea bajo su cargo. Su invitado seguía obstruyendo en su trabajo incluso sin estar en la habitación. No mintió al decir que el rubio shinobi se convirtió en la más importante de sus prioridades, en distintas maneras. La que le preocupaba de momento, impidiendo que se concentrara en los informes en el escritorio, era la condición de Uzumaki. Tiene que ser tratado, pronto. No será fácil encontrar voluntarios para atenderle. Tendría que hacerlo una orden, así no podrían oponerse. Ser Kazekage en verdad que tenía sus ventajas. Pero no sé si los medic nins de la aldea sean competentes para la tarea. Era seguro que en la formación de los ninjas del equipo médico no se incluía una sección respecto al cuidado de contenedores de demonios. Aunque Tsunade debe ser la persona más apropiada para esto la opción queda descartada. No sabemos la duración del tratamiento que Uzumaki necesita, y el país del Fuego entraría en caos si su líder se ausenta una larga temporada. Firmó e hizo de lado algunos de los informes. Lo único que necesitaban esos papeles era su aprobación, ya después la policía se encargaría de resolverlos. Sólo en caso de gravedad él se veía obligado a intervenir. Querellas familiares, desacuerdos entre vecinos, disturbios en los baños, y deudas pendientes no figuraban dentro de la clasificación de casos de gravedad. Ser Kazekage también tenía sus desventajas. Su mente volvía insistente a la cuestión de Naruto, no obstante ahora en una línea distinta. Él es el contenedor de Kyuubi. Se presume la existencia de nueve encarnaciones demoníacas, de las cuales Gaara se pensaba el único portador hasta esa mañana. La jerarquía de estos seres se definía por el número de colas que el demonio posee, clasificando al de mayor cantidad cómo el superior en cuanto a lo que poder se refiere. Kyuubi tiene nueve colas. Shukaku tiene una. La meta principal del pelirrojo era derrotar al ninja de Konoha, esto sólo hacía más interesante el reto. Que Uzumaki estuviera en posesión del demonio más poderoso no era algo que le provocase envidia. Los problemas físicos que le estaba causando al rubio de ojos azules eran hechos suficientes para preferir a Shukaku, a pesar de ser una presencia molesta sedienta de sangre. Le llegó de golpe la realización de que el demonio mapache había estado en silencio toda la mañana. Eso era anormal, y no podía predecir algo bueno.

---

Naruto no tuvo gran problema en encontrar el camino hacia el hospital. Avanzó por las calles de la aldea a paso lento, pensando en su pelirrojo amigo. No negaría que escuchar al joven Kazekage decir que él, Uzumaki Naruto, era su mayor prioridad le hacía sentir bien. Los estándares de Sabaku no Gaara era altos, y figurar cómo el principal de ellos era mucho más que un halago, quizás un privilegio. Siguió avanzando entre la gente, mezclándose en la multitud. De inmediato notó que las miradas dirigidas a él no eran agresivas. Lógico, al ser un completo desconocido para esas personas. Su identidad cómo el afortunado portador del zorro de nueve colas estaba en Konoha, con un inmenso desierto de por medio. Tal vez no sea tan malo quedarme aquí una temporada. Alcanzó la entrada del hospital y entró. La recepcionista le saludó sonriente antes de entregarle un pase de visita. En cuestión de minutos ya estaba en la habitación de su compañero de viaje, conversando.

"Gai sensei, tengo un favor que pedirle." Dijo el rubio, sonriendo con complicidad. "Verá, por más que busqué entre mi cosas, no encuentro mi protector, y estaba pensando que tal vez… usted…" su voz disminuyó mientras su sonrisa inocente crecía.

"¿Quieres el mío?" dijo el hombre en la cama de hospital, escandalizado.

"¡Por favor, Gai sensei!" suplicó Naruto, juntando las manos en ruego. "¡Por favor! ¡Usted puede conseguir otro en la aldea!"

"Lo sé, Naruto-kun…" dijo Gai, desconfiado. "Pero… ¿darte mi emblema de Konoha?"

"No puedo estar en un país extranjero sin nada que me identifique cómo un shinobi de Konoha. ¡Gai sensei! ¡Por favor, prometo cuidarlo! Cuando vuelva a la aldea se lo devolveré."

"Bien…" el hombre suspiró derrotado. Buscó entre sus pertenencias y le entregó el rojo emblema de la villa de la Hoja que utilizaba en la cintura. "Cuando regreses me lo devolverás."

---

El enorme perro mapache meditaba desde horas atrás la súbita aparición de Kyuubi. Nunca me creí la historia de que un humano mató a un demonio con tanta facilidad, pero tampoco pensé que habían logrado encerrar a ese zorro presumido. ¡Si volvemos a vernos me reiré en su cara por eso! En realidad, él no deseaba tener que verle de nuevo en ningún tiempo cercano. Shukaku, de naturaleza despreocupada, se vio obligado a pensar las cosas con detenimiento. El muchacho que le servía de contenedor quería enfrentarse al ninja que les venció hace años. Lo cual, en parte, es bueno. Hace un buen rato que mi hospedador se niega a darme sangre. Y nada me gustaría más que desmembrar a ese mocoso ruidoso. Pasó mucho tiempo antes de que el dolor de ese kunai explosivo desapareciera. Empero, las cosas no eran ya tan simples. Por difícil que fuese aceptarlo, las posibilidades de vencer al Kyuubi y su portador eran menos que mínimas. ¡No es que les tenga miedo! …Es simple sentido común. Nada bueno podía salir de una pelea entre dos seres tan poderosos, terminando probablemente en la muerte. Nuestra muerte. Siguió repasando la situación, en busca de la forma de disuadir a Gaara de enfrentarse con Naruto. Quizás… El semblante del demonio se contorsionó en una sonrisa maliciosa. Una idea formulándose en su mente.

---

La jornada del Kazekage tuvo conclusión después del atardecer. Logró resolver gran parte del papeleo, aunque no por completo. Ahora volvía a la casa donde daría hospedaje a Uzumaki. En verdad no sabía qué haría al llegar allá, pero sentía la necesidad de presentarse. La cortesía u obligación no eran las razones de su impulso de aparecer frente a su invitado. Curiosidad e intriga se ajustaban más a la realidad. Por otro lado, el raro silencio de Shukaku seguía intrigándole, aunque no se quejaría al respecto. Al llegar a la casa lo primero que notó desde el exterior fue una sola luz encendida: la cocina. Se adentró en el lugar, avanzando por las habitaciones en oscuridad hasta alcanzar la única con iluminación. El ninja de ojos azules estaba sentado a la mesa, comiendo cereal.

"Mañana es necesario que hagamos unas compras." Dijo Naruto, señalando al Kage del Viento con la cuchara. "Aquí no hay nada que comer."

"El refrigerador está lleno." Declaró Gaara, desinteresado.

"¡Sí, lleno de cosas raras!" Se quejó el otro muchacho. "No creo que a eso pueda llamársele comida de verdad."

El shinobi de la arena decidió dejar morir el tema a discusión. Uzumaki siguió comiendo, Gaara continuó mirándole, y nadie dijo nada. Según parecía, el rubio aceptó que el joven Kazekage prefería el silencio a las conversaciones. Así prosiguieron hasta que Naruto terminó de cenar, se levantó, dijo buenas noches y se marchó a dormir. Los inquisitivos ojos verdes del Kage del Viento recayeron entonces en el emblema de Konoha que poseía Naruto. Debió obtenerlo de aquel hombre, Maito Gai. Sabaku no Gaara se retiró a su habitación a ducharse y cambiarse. Para él, los días no llegaban a ningún final al caer la noche.

---

Cerró la puerta de su nueva habitación. No sería fácil acostumbrarse a vivir ahí, pero tendría que hacerlo. Lo que le causaba ansiedad de ese lugar era el sentimiento a casa abandonada. Bueno, pues tendremos que trabajar en cambiar eso ¿no? Otra de las trabas para que su estadía ahí fuera agradable era la nostalgia de su antiguo dormitorio en Konoha. Vivió hasta entonces su vida entera en ese edificio, que resultaba incómodo el cambio. Aquel pequeño apartamento era de los escasos sitios donde Naruto podía estar calmado, lejos de una villa que le excluía. Ese cuarto era su propia villa, lejos de las miradas frías. Mi villa del descanso. Sacudió los pensamientos tristes de su mente, reemplazándolos por la buena experiencia del día que estaba por terminar. Supongo que ahora esta será mi nueva villa del descanso. Villa del descanso 2. Sonriendo descartó las prendas que formaban su atuendo, tratando con especial cuidado su temporal protector de Konoha. Aún no puedo creer que perdí mi bandana… Iruka sensei me matará si se entera. Era una pérdida que le dolía, por el fuerte significado sentimental que tenía para él, pero tendría que lidiar con ello. El recuerdo de aquella ocasión seguirá en su mente, sin importar lo demás. Extrañaba a su viejo profesor. Y a todos los demás también. La Aldea de la Arena era agradable, empero, no tenía a sus amigos. Abrió la ventana y después subió a la cama, descubriendo que era bastante cómoda. Mientras se acoplaba al nuevo lecho sus pensamientos se centraron en su hospedador. Desde el punto de vista del rubio, Sabaku no Gaara sí que era impredecible. Primero dice que soy su prioridad, más tarde me corre de su oficina, y al final llega a la casa cómo si nada. Dio una vuelta, abrazándose a la almohada. Me recuerda un poco a Sasuke, pero al mismo tiempo Gaara es totalmente diferente. Y me insulta un poco menos… creo. Giró de nuevo, quedando con la mirada en el techo. El sueño comenzaba a apoderarse de Naruto. Dormir no era nada bueno para él esos últimos días. ¿Quizá pueda dormir bien, no soñar y descansar? Claro, Uzumaki, cómo si tu suerte fuera tan buena. Resignado a ser vencido por la fatiga dejó que se cerraran sus ojos, sumiéndose en las profundidades de la inconsciencia.

---

Gaara de la Arena contemplaba la noche desde el techo de la casa cómo era su costumbre. Le gustaba la tranquilidad en la aldea a esas horas. Sólo se veían ocasionales transeúntes, pero esto era poco común. Percibió actividad por parte del demonio en su interior. La paz del mutismo de Shukaku no podía durar mucho. Sin embargo, la voz del espíritu resonó en su mente con un comentario fuera de los típicos gritos pidiendo matanza. ¿Visitar a Uzumaki? Frunció el entrecejo, extrañado. El asunto no tenía buen aspecto. No pienso escucharte. Cerró los ojos, disfrutando del silencio. Esto no duró mucho, ya que el tono agudo del perro mapache taladró los oídos del pelirrojo, repitiendo sin cesar la misma orden de ir a ver al shinobi de la Hoja. El líder de la Arena gruñó, cediendo de mala gana a los deseos del irritante demonio. Con sigilosa elegancia descendió del techo a la ventana más cercana, a la siguiente en la derecha, y luego a la que buscaba. Abierta ya a la mitad, fue fácil descorrerla por completo. Comprobó que su invitado dormía. Sin ruido, aterrizó en el interior del lugar. Por instinto registró con la vista la habitación en busca de amenazas, en este caso, factores que pudieran provocar ruido y despertar al otro adolescente. Nada. Se incorporó, indiferente. ¿Suficiente? Esperaba que la obstinada petición de Shukaku se diera por concluida, pero el demonio le ordenó seguir ahí. Por un momento vio el protector de la Hoja, colocado con un cuidado que no era característico en el rubio. Pero cómo siempre, Naruto era el objeto más sobresaliente del lugar, atrayendo la atención a su persona. El pelirrojo observó con recelo al otro adolescente dormir. Uno de los sencillos placeres de la vida que a él le estaba vedado. La plateada luz de la luna entraba por la ventana abierta de la habitación, bañando la piel dorada del rostro de Uzumaki. Era curioso cómo Gaara, viviendo en el desierto, mantenía una perpetua palidez, y Naruto, procedente de un lugar de clima templado, parecía haber estado expuesto a la inclemencia del sol. Se reprimió por detenerse a pensar en detalles tan innecesarios. Ni siquiera hay razón para que esté aquí. Justo cuando iba a dar la vuelta y marcharse su atención volvió a posarse en el rubio durmiente. En un movimiento brusco hizo de lado la ligera sábana que cubría el cuerpo de Uzumaki. El muchacho estaba frente a él, ataviado en sólo un bóxer negro. La voz de Shukaku resonó en las profundidades de la mente de Gaara, elogiando de la forma más indecente la figura del otro ninja. El joven Kage, aunque sorprendido por la línea de comentarios del demonio, logró con esfuerzo inhumano hacerle callar, concentrándose en lo que ocurría con Naruto. El rubio continuaba debatiendo con la sábana, moviéndose con brusquedad de un lado a otro. ¿Una pesadilla? Permaneció ahí unos instantes más, hasta que decidió acercarse a su invitado, no muy seguro de con qué propósito. El shinobi de Konoha incluso parecía estar padeciendo algún tipo de dolor interno, pues se retorcía, aferrando con fuerza lo que tuviera a su alcance. De pronto la agitación de Uzumaki se detuvo, cayendo en la cama inmóvil. Sin previo aviso, los ojos de Naruto se dispararon abiertos, clavados en los del pelirrojo, los cuales se abrieron sorprendidos al descubrir pupilas rojas donde debían estar unas azules. Con velocidad arrebatada el portador del Kyuubi arrinconó a Gaara del Desierto contra la pared, presionándole el cuello con su brazo. La arena no tuvo oportunidad de contrarrestar los movimientos del otro muchacho.

"Nos vemos de nuevo." Dijo el zorro demonio a través de Naruto. "Mis más cordiales saludos a Shukaku."

Sintió la irritación del perro mapache en su interior mientras los ojos de apariencia felina le miraban con intensidad, cómo si intentara ver dentro de él.

"Dime que quieres." Dijo Gaara, tratando de mantener su actitud fría y un semblante inexpresivo.

"Escapar de esta maldita prisión, por supuesto." Sonrió a manera de burla, dejando a la vista de forma intencional sus prominentes colmillos. "Pero seamos realistas. Por ahora el problema del mocoso es lo principal." El agarre del zorro disminuyó. "El sello se debilita."

Al terminar de decir esto el cuerpo de Uzumaki se derrumbó en el suelo, inconsciente. Se quedaron así, sin moverse. Gaara recargado en la pared y Naruto yaciendo a sus pies.

---

NOTAS:

Hi. Capítulo siete terminado! Yay! He estado enferma, así que disculpen si hay errores, o cosas raras… culpo a los delirios de la fiebre xD Algo me dice que ahora las cosas se van a poner más activas entre los dos muchachos!

Un saludo a todos los que leen esto! Y más a los que dejan reviews! Yo los amo! Así que por favor sigan comentando, si? Por favor? Miren, incluso ahora voy a poner respuestas a los reviews (algo que nunca he hecho) Pero se lo merecen, por ser tan buenos conmigo y darme ánimos. Gracias!

Anzu Zoldick: Este capítulo es un poquito más largo, para que no te quedes con deseos insatisfechos xD Si! GaaNaru Rulz forever! xD Ya saldrán más personajes por ahí, verás que sí!

ReiKaida: Ne, ne, ne! Qué te pareció? Muchas gracias por todo! Y si, muerte a mi profe malvada! Villa del descanso, eh? xD

Mikage-sama: Eu tenho não o ver em um quando! Eu estou contente de vê-lo aqui outra vez! Você diz as coisas assim agradáveis a mim! Thanks!

Karin Nekoi: Ah, adelantándote a lo que viene! Tan perspicaz! Espero tu review con ansias! muchas, muchas ansias! Espero que no hayas odiado el capítulo, culpo a la enfermedad! Hoy no hay mucho Kyuubi, pero hubo Shukaku a cambio, jajaja. Amo tus comentarios!

Leo Black Le-Fay: Que bueno que te encanta! Muchas gracias!

Kennich: que bueno que te guste la historia, muchas gracias! Y lo digo por todas las cosas bonitas que me dices ˆˆ Ya se pondrán las cosas más interesantes entre los dos muchachos. Que venga el romance!

Ari: Muchas gracias! Espero que sigas leyendo y dejando reviews!

Nadeshcka: Gracias por dejarme tres reviews, fue muy considerado de tu parte! Y claro que Gaara es un amor! Tan bello! Ojalá tu compu mejore… la mí también anda súper mal…

Ai Uchiha: Quizás el fic si está avanzando un poco lento por culpa de que estoy ocupada, pero trataré de que eso no intervenga más. Gracias por la crítica constructiva! Y gracias por leer y dejar un review! Déjame otro, no? xD

Gracias, y hasta el capítulo ocho! Se cuidan! ˆˆ