Tal vez algún día.
Capítulo 9
Gaara se mantuvo alejado de la escena frente a él. Uzumaki parecía muy familiarizado con el anciano por la manera poco respetuosa con que le hablaba. Sin embargo, el rubio no era conocido debido a sus buenos modales. Por otra parte, el Kage centró su atención en el hombre de cabello blanco que devolvía el gesto de sorpresa del ruidoso adolescente. No es una persona común. A pesar de que el hombre ocultaba su presencia y chakra de forma excepcional no pasaba desapercibido para Sabaku no Gaara. Un ninja, eso es seguro. Avanzó hacia ellos, las miradas de esos dos se posaron en él.
"Identifícate." Ordenó el líder del país del Viento. "Dime quién eres."
"¿Quién soy? ¡Que bueno que lo preguntas!" exclamó el hombre, sonriendo acercándose. "Algunos me conocen cómo el ermitaño de las montañas. El mago blanco de los sapos." Agitó su cabello en círculos y haciendo lo que parecía ser una rutina bien ensayada. "El hombre que hace a las mujeres desmayarse y suspirar con sólo una mirada. Aquel de quien se cuentan historias en cada aldea. El más sexy de los tres ninjas legendarios." Levantó los brazos en una pose final. "¡Jiraiya-sama! ¡Ese soy yo!"
"Mejor conocido cómo Ero-sennin." Agregó Naruto en un murmullo escéptico. "El súper pervertido."
"¡Cállate, mocoso!" replicó el ermitaño, levantando el puño frente a la cara del muchacho. "¡Sólo tú me llamas así, porque eres un enano insolente! ¡Soy una persona respetable!"
"¡Respetable para pervertidos cómo Kakashi sensei!" respondió el rubio, levantando su puño en respuesta. "Estabas espiando en los baños ¿verdad?"
"¡Ah! ¿Cuántas veces tengo que decírtelo para que entiendas? ¡Es investigación para mis novelas! ¡Investigación!"
El misterio de las recientes cantidades descomunales de reportes en su escritorio quejándose de los baños públicos quedaba resuelto. La parte interesante de la situación era la identidad del viejo ermitaño. No esperaba que fuera uno de los sannins legendarios. Tendría que averiguar qué razones le traían a la aldea bajo su cargo. Sintió la mirada del hombre en él.
"¿Recuerdas a Gaara, Ero-sennin? ¿Del examen para ascender a Chunnin?" intervino Naruto, posicionándose al lado del pelirrojo. "¡Ahora es Kazekage! ¿Puedes creerlo? ¡Su sombrero es increíble! Estábamos a punto de ir a hacer unas compras porque él no tiene nada comestible en su casa, que ahora es mi casa, o mejor dicho, nuestra casa." Pasó un brazo despreocupado sobre los hombros de Gaara, lo cual le dejó en una posición poco cómoda, siendo él más bajo en estatura que el shinobi de la Arena. "¿Verdad, Gaara?"
La sensación del agarre de Uzumaki tomó desprevenido al frío adolescente. Los actos de camaradería eran algo inusual para él, acostumbrado a que las personas se mantuvieran alejadas y renuentes a siquiera tocarle. Naruto sonreía ignorante a la confusión interna del Kage.
"¿Oh? Así que ustedes dos están… viviendo juntos." Dijo el ermitaño, utilizando un tono sugerente para la última parte de la frase. "Que interesante… Estoy seguro que deben divertirse mucho los dos solos."
El Kazekage sintió un leve parecido entre las actitudes de Jiraiya y Shukaku. Decidió que no le agradaba.
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El último de los Uchiha volvía de concluir una misión de protección a uno de los pueblos vecinos. No hubo complicaciones, el trabajo era demasiado fácil. Incluso podría considerarlo un insulto a mis capacidades. La villa oculta de la Hoja estaba cerca, pero él no tenía prisa por volver, avanzando pues a paso tranquilo por uno de los tantos extensos bosques del país del Fuego. El equipo al que Sasuke pertenecía quedó disuelto al día siguiente de la partida de Naruto, así que ahora los miembros restantes eran asignados a misiones individuales. Mejor, así no tengo que lidiar con las tonterías de otros. Ya tuve suficiente con el inútil de Naruto. Por más que lo intentaba, de una u otra manera el rubio lograba llegar a sus pensamientos constantemente. La idea de que otros le consideraran a él inferior a un ninja cómo Uzumaki no le dejaba vivir en paz. Desde los entrenamientos especiales con Jiraiya el portador del Sharingan sospechaba que le daban prioridad al ruidoso adolescente. Él no era ingenuo, y la actitud preocupada de la Hokage delataba que Naruto estaba afrontando una situación difícil. Una misión difícil. Además, la ausencia de Gai para escoltarle se prolongaba más de lo necesario. La posibilidad de que esos dos estuvieran en una misión secreta le corroía por dentro. Odiar a su ex compañero de equipo era a la vez fácil y difícil. Por un lado le resultaba sencillo guardar resentimientos hacia el shinobi de los ojos azules, siendo éste su preordenado rival y la persona a quien debía demostrar superioridad. Empero, resultaba complicado repudiar a un amigo que confió en él de manera incondicional, que no intentó cambiarle, y que era el primero al que le permitió ocupar un lugar importante en su corazón. Se concedió la oportunidad de brindarle su amistad porque sabía que Naruto no le traicionaría. Sin embargo, el abrazo de despedida, la última sonrisa que recibió de él, sin decirle nada respecto a su próxima partida, de alguna forma lo consideraba deslealtad. Las puertas de la aldea de la Hoja aparecieron en su campo de visión, indicando que el paseo terminaba.
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Uzumaki dejó a los otros dos shinobis esperando en el exterior de la tienda mientras él entraba a hacer las compras. A los pocos minutos de que el rubio desapareció de la vista de ambos, Jiraiya comenzó a hablar.
"Naruto dijo que está viviendo aquí." Dijo el ermitaño, observando a las mujeres que salían del establecimiento. "¿Por qué? ¿Está en una misión?"
La pregunta del sannin le demostró a Gaara que el hombre no estaba ahí por causa de Uzumaki, argumento que se había formulado en su mente. Basado en la naturaleza impaciente de la Godaime parecía factible que Tsunade enviara a alguien para verificar el estado de su subordinado. Que se tratase de uno de los más poderosos ninjas de Konoha el encargado para la tarea se debería a la gravedad del asunto. Sin embargo, aquí estaba el anciano, averiguando la situación del rubio.
"No." Respondió el Kage, sin siquiera molestarse en abrir los ojos para mirar al ermitaño. "Le han exiliado del país del Fuego."
"¿Qué? ¿Exiliado?" el interés de Jiraiya se centró por completo en el pelirrojo. "No lo creo. ¿Por qué harían eso? Además, Tsunade no lo permitiría."
"El Kyuubi ha comenzado a estar inestable. En Konoha temían que una desgracia ocurriera de nuevo." Cruzó los brazos, recargándose en la pared. "La Hokage hizo los arreglos necesarios para que fuera traído aquí."
"¿A qué te refieres al decir que Kyuubi es inestable? Naruto ha trabajado por tres años en entrenar el chakra del demonio. Él puede controlarlo."
"Han transcurrido tres días desde que Uzumaki llegó a la Villa de la Arena." Sus ojos hicieron contacto con la mirada del sannin. "Dos ocasiones he visto al zorro tomar control sobre él."
Se hizo silencio entre ellos. El hombre se mostró sorprendido al inicio, para luego sumirse en un estado de reflexión. Gaara hizo lo mismo, sin intención de prolongar la conversación con el anciano. La información que sabía de los Tres Ninjas Legendarios era poca, aparte de su reconocida fuerza. Qué partido tomaría el ermitaño en las circunstancias era incierto.
"No has justificado aún tu estadía aquí." Dijo el Kage del Viento, en tono monótono.
"No tengo razones concretas." Respondió Jiraiya sin mucho interés. "Toda mi vida la he pasado viajando por el continente, es una mera coincidencia que encuentre a Naruto en este preciso momento." El pelirrojo asintió, mostrando que aceptaba la respuesta. "Dices que Tsunade lo envió a este lugar en específico. ¿Por qué haría ella algo así?"
"Son diversas las posibilidades. Podría ser porque estando tan lejos Uzumaki queda libre del alcance de cualquier represalia de la gente de Konoha. Tal vez se deba a que las relaciones entre la Arena y la Hoja son más estrechas que con otras villas. O quizá sea porque yo estoy aquí." Su voz seguía serena y su semblante frío. "La única persona con una circunstancia semejante al de Uzumaki, y con las mayores posibilidades de detenerle si el sello se destruye."
"Pareces bastante tranquilo al mencionar la posible ruptura del sello." Dijo Jiraiya, estrechando los ojos en desconfianza. "No será que tienes deseos de enfrentarte al demonio que duerme en Naruto ¿verdad?"
"Si dijera que no, estaría mintiendo."
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El joven ninja de la Hoja paseaba alegre por los pasillos del lugar, empujando delante de él un carrito de compras lleno a la mitad. Naruto pasaba la vista por los diversos productos buscando los de mejor calidad y precios, tal cómo cualquier buena ama de casa lo haría. Sin embargo, el aspecto nutricional de los productos que seleccionaba eran menos que favorables, constituidos por ramen y diversos tipos de golosinas, comida chatarra y aperitivos. Era una sorpresa encontrar a Jiraiya en la aldea de la Arena. La última vez que lo vi fue hace más de seis meses, cuando decidió irse de vago otra vez para escribir sus novelas pervertidas. Introdujo a la lista de compras una caja de cerezas cubiertas de chocolate. Me pregunto si se estará llevando bien con Gaara. Cuando creyó tener todo lo necesario para sobrevivir una o dos semanas en casa del pelirrojo avanzó a pagar, encontrando una mediana fila de compradoras delante de él.
"Disculpa…" Dijo la mujer que tomó un lugar detrás del rubio. "¿No te había visto antes?"
"¿Eh?" Naruto inspeccionó el rostro de la mujer, intentando recordar. Apenado, se llevó una mano a la parte trasera de la cabeza. "No lo sé, no lo recuerdo."
"Tu rostro en verdad me parece familiar…" se acercó hasta quedar a sólo pocos centímetros de la cara de Uzumaki. "¡Hey! ¡Tú eres el chico que apareció en una de las películas de La Princesa Fuu!"
"¿Qué…? ¡Ah, sí!" Sonrió, recordando cómo terminó involucrado en una filmación cuando la misión de proteger a una actriz famosa se salió de lo previsto. El rubio decidió que era lindo ser reconocido por alguien. "Eso fue ya hace varios años…"
"¿Y qué te trae a esta villa?" preguntó la mujer, mientras avanzaban en la fila. "¿Tienes familia aquí? ¿Piensas quedarte una temporada?"
"Si, creo que pasaré un buen tiempo en la aldea." Respondió Naruto, adelantándose otros lugares. "Estoy quedándome con Gaara." Esa simple frase atrajo la atención completa de las personas que estaban cerca del ninja de los ojos azules.
"¿Gaara?" preguntó la joven que hacía los cobros. Incredulidad plasmada en sus facciones. "¿Te refieres… a Kazekage-sama?"
"Sí." Dijo Naruto, usando su sonrisa más brillante, feliz de tener tanta atención. "Llevamos varios días viviendo juntos, en su casa. De hecho, está esperándome afuera mientras yo compro lo necesario."
Uzumaki no comprendió muy bien por qué, pero la gente de la tienda no le cobró un solo ryuu por la comida. No se quejaría. ¿Será porque conozco a Gaara? O quizás fue porque esa mujer me reconoció de aquella película. Puede que pronto me convierta en una celebridad. Aunque la actuación no me llama la atención. De momento debo concentrarme en convertirme en el Rokudaime de Konoha. Al salir se encontró con los dos hombres esperándole en silencio. Supongo que no se llevaron bien después de todo. Sonrió, llenando de bolsas las manos del ermitaño pervertido.
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Jiraiya se dejó arrastrar por su alumno a la casa que el rubio compartía con el actual Kazekage. Podía percibir que el gobernante de la Arena no sentía animosidad hacia él. Pues el sentimiento es mutuo. El pálido adolescente le dijo sin inhibición alguna que esperaba la oportunidad de enfrentarse a Naruto por segunda vez. Dejarle bajo su cargo si tiene eso en mente no me parece la mejor de las ideas. Los tres estaban en la cocina. El ermitaño tomó asiento a la mesa a un lado de Uzumaki, quien succionaba a velocidad inhumana el ramen instantáneo que preparó minutos atrás. Gaara del Desierto estaba frente a ellos, a distancia considerable. Por sus expresiones, le pareció que el Kage tenía algún tipo de lucha interna. Demonios, este mocoso está loco. Jiraiya notó también cómo la mirada del pelirrojo se posaba con insistencia en el muchacho sentado a su derecha. Optó por pensar que el Kazekage tenía serios problemas psicológicos, dejando el tema pasar.
"Oye, Naruto." Dijo el ermitaño. "Déjame ver en qué estado se encuentra el sello."
"¿Qué no ves que estoy comiendo, Ero-sennin?" dijo el rubio, sin prestar interés al hombre. "Deja de molestar."
"¡Sólo levántate la maldita camisa, niño!" ordenó Jiraiya, molesto. "¡Ya después podrás ahogarte en ramen si eso quieres!"
"¡Ya no soy un niño, Ero-sennin!" gritó Naruto, apuntando amenazado al ermitaño con los palillos llenos de ramen. "¡Además, probablemente lo único que quieres es verme sin camisa!"
"¡Ja! ¡Cómo si alguien quisiera verte a ti sin camisa!" replicó el hombre del cabello blanco. A pesar de lo absorto que estaba en la discusión con su alumno, la manera en que el cuerpo del pálido shinobi se tensó con la frase anterior antes de sumirse en otro conflicto interno no pasó desapercibido para Jiraiya. "¡Anda, muévete!"
"¡Bien!" al decir esto, el ninja de los ojos azules se sacó la camisa de mala gana. "¡Si así me dejas en paz!" juntó las manos, concentrando su chakra.
El sello resurgió en la piel de Naruto. Inspeccionó trazo por trazo, descubriendo una pequeña grieta en el símbolo justo en la parte superior al espiral. Para muchos pasaría desapercibido, quizá hasta por el mismo Naruto.
"El problema es el sello, no hay duda." Dijo el ermitaño, volviendo a su anterior posición en la silla.
"¡Pero la vieja Tsunade dijo que el sello estaba bien antes de venir aquí!" dijo Naruto, confuso.
"Pues debe ser algo reciente." Respondió el ermitaño, cómo si fuera la cosa más normal.
"Ya he mandado llamar al mejor shinobi entrenado en sellos." Dijo Gaara, con una frialdad más evidente a lo usual.
"Y seguro también lo llevaste al hospital." Se burló Jiraiya. "Soy uno de los sannins legendarios, no vas a encontrar a alguien que sepa más de sellos que yo, mocoso." Se levantó, saliendo de la cocina. "Me voy. A partir de mañana yo me haré cargo del estado de ese sello."
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El Kazekage vio marcharse al ermitaño. La antipatía que sentía por el anciano iba en aumento. Pocas veces hubo persona lo suficiente atrevida para burlarse de él, y esos cuantos terminaron siendo algo menos que un cadáver. La remota posibilidad de considerarle un hombre respetable terminó la agonía que dio inicio al descubrirlo espiando en los baños públicos. Lo más desagradable de la situación era que el hombre tenía argumentos validos. No pudo poner la atención que hubiese deseado en estudiar a Jiraiya por culpa de Shukaku. El perro mapache seguía empeñado en describir cada acción de Uzumaki de manera lasciva, transformando algo tan sencillo cómo ingerir ramen en las situaciones más indecentes. El Kage pasó gran parte del tiempo que estuvieron en la casa mandando a callar al demonio. Lo que menos necesitaba era al espíritu de la arena distrayéndole con sus pervertidas sugerencias, resaltando que el rubio estaba a medio vestir, convenientemente al lado de una mesa. ¡Silencio! Era el momento perfecto para encerrarse en su habitación y sumirse en la dulce inconsciencia del sueño, pero eso era imposible. Así que simplemente se retiraría a su habitación, confiando en que tal vez al ya no tener a Uzumaki en su campo de visión el mapache le dejaría libre.
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Shukaku daba gritos de alegría, orgulloso de cómo avanzaba su plan. ¡Soy un genio! Sabía que sus intervenciones en la mente del pelirrojo no pasan desapercibidas para el muchacho. Después de todo, el mocoso rubio no está nada mal. Mientras se mantenga callado, no hay problema. Aunque tiene aspecto de ser bastante… ruidoso, en ciertas actividades. Soltó una risa que podría ser confundida con la de Jiraiya en sus momentos de investigación. Veré si puedo apresurar las cosas. ¡Dieciséis años aquí encerrado y sin nada de acción comienzan a volverme loco! La vida de celibato no es lo mío. Su contenedor se retiró de la cocina, alejándose del rubio tras haberle mandado callar. No importa, tarde o temprano tendrán que volver a verse. Las oportunidades sobran. Se sumergió en las profundidades de la mente del Kage, fraguando nuevas tretas para incitar a éste. El mapache había encontrado un nuevo y divertido pasatiempo.
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El zorro de las nueve colas tenía muchas cosas en mente. La aparición del humano pervertido con el que Naruto pasó gran parte de los tres años anteriores abría nuevas posibilidades referentes al problema que tenían. Fue ese hombre de cabello blanco el que removió aquel sello tan molesto que Orochimaru puso en su portador. Estúpido tipo serpiente. Se agitó dentro de la celda, incómodo. Confiar su futuro a un simple mortal le ponía de mal humor. ¿Qué tan bajo seguirá cayendo mi reputación? ¡Maldita sea! Y por otro lado, estar a merced de la voluntad humana podía tener diversas repercusiones. Es obvio que no me quieren aquí. Nada me asegura que encuentren la manera de reforzar el estúpido sello o una forma de desvanecerme. Gruñó, irritado. Depender de las acciones de otros le arruinaba los nervios. Se preguntó si Uzumaki permitiría que le desvanecieran. ¿Qué demonios? ¡A mí qué me importa lo que el mocoso opine de mí! ¡Ja! Se replegó al fondo de su celda, maldiciendo en voz baja. Descubrirse pensando en Naruto cómo algo más que un simple mocoso que le daba hospedaje le causaba dolor de cabeza. Y todavía quedaban conjeturas por hacer.
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El miedo inquietante de dormir acosaba a Naruto, haciéndole dar vueltas en la cama. Tenía la mente en blanco, pero llena de una cantidad enorme de sucesos. Hasta cierto punto resultaba frustrante permanecer en aquel estado, pensando al mismo tiempo en todo y en nada. No deseaba pensar en lo que Jiraiya dijo sobre el sello, pero era lo único dando vueltas en su mente. El encierro al que le sometían esas cuatro paredes que le rodeaban sólo empeoraba la situación del ninja. Fue por eso que no pudo resistir el súbito impulso que nació en su pecho cuando sus ojos se encontraron con la ventana de la habitación. El viento nocturno soplaba en susurros cariñosos, hechizando los oídos del rubio en una invitación a reunirse al mundo exterior. La poderosa urgencia de salir le dominó, pasando por la ventana para trepar al techo de la casa. Apenas iba a admirar la belleza del cielo nocturno cuando los ojos de Uzumaki recayeron en la solitaria figura que descansaba a pocos metros lejos de él. Gaara. Por extraño que fuera, lo supo de inmediato. Ni siquiera se detuvo a intentar descubrir la identidad de la persona por su físico o vestimenta, simplemente lo supo. De igual manera adivinó que el pelirrojo también advirtió su presencia. Dudó si debía retirarse y dejar solo al otro adolescente. Permaneció de pie ahí, sin saber qué esperar o de que forma actuar. Vio girar el rostro del joven Kage en dirección directa a él, y temió ver en la mirada de éste molestia o una orden de marcharse al instante. Cuando por fin los ojos verdes encontraron a los azules las preocupaciones de Naruto se desvanecieron. Transcurrió sólo un segundo en el que las miradas de los dos se cruzaron antes de que Gaara volviera a la posición inicial, pero fue suficiente para que el rubio supiera que su presencia no era incomoda al shinobi del desierto. El aire que se respiraba era cálido, impregnando el ambiente con la característica esencia árida de la arena. Con pasos ligeros Naruto se hizo camino hasta quedar al lado de Sabaku no Gaara. Desde el techo de la casa del Kazekage podía admirarse la luna llena en su entero e imponente esplendor.
"No recordaba que hoy había luna llena." Dijo Uzumaki, intentando entablar conversación con el pelirrojo, aunque sin muchas esperanzas de lograrlo. "¿Te gusta?"
"No." Respondió el líder de la aldea. Su mirada adherida en el luminoso astro. "Noches de luna llena cómo estas me traen malos recuerdos."
La contestación del Kage tomó por sorpresa a Naruto. Gaara pudo haber ignorado sus palabras y no prestarles el menor interés, empero, contrario a toda expectativa, le respondió. La parte más impactante fue lo que había dicho. Era una frase corta, pero el contenido en ella revelaba, aunque ligero, los sentimientos que vivían dentro del frío muchacho. Luchando por prevalecer la conversación, Uzumaki comenzó a hablar, externando su opinión de la luna llena. Si Gaara había hecho un comentario personal, lo justo era corresponderlo con otro propio.
"Cuando era pequeño yo solía subir al techo del edificio de mi departamento a mirar el cielo. Nunca aprendí a llevar cuenta de las fases lunares, así que las veces en que subía en las noches y encontraba la luna llena me sentía feliz. Creo recordar que incluso le hablaba, contándole las cosas que pasaban por mi mente. La luna fue mi fiel confidente cuando ningún otro ser deseaba escucharme. En una ocasión, la anciana que en ese entonces era propietaria de los apartamentos subió y me descubrió admirando la luna. Ella me dijo que sólo los demonios miraban así la luna, hecho que todo el mundo conocía. Para mi fue horrible escuchar eso. La gente de la aldea ya me llamaba monstruo y hacía de lado, si descubrían que me gustaba ver la luna llena me odiarían todavía más. Nunca volví a subir al techo del edificio, e incluso evitaba por cada medio posible mirar el cielo en las noches." Suspiró, ignorante del tono solemne de seriedad que había adquirido su voz durante el relato. "Ahora sé que no es verdad lo que me dijo esa anciana, y que aunque lo fuera, el hecho de que hay un demonio en mí ya era verdad y nada lo cambiaría." Los ojos del pelirrojo miraban con atención el rostro de Uzumaki, quien le respondió con una sonrisa. "Así que no me pasará nada si me quedo un rato más aquí ¿cierto?"
Gaara asintió y ambos tomaron asiento, contemplando en silencio el baño de luz plateada que la luna dejaba caer sobre la villa. De manera distraída el rubio pensó lo frecuentes que se estaban volviendo en él las sonrisas sinceras.
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NOTAS:
Qué onda? Pues sí, ya subí el capítulo nueve. Por qué tan rápido? Porque soy buena! Así que me merezco un review a cambio, eh? Verdad que sí? Anda! Por favor! Será su buena acción del día!
Un capítulo algo… light, supongo. Pero bueno, ustedes digan que piensan de todas maneras. Saludos y agradecimientos a todos por su preocupación, por leer, por ser lindísimas, y dejar comentarios tan bellos. Sigan a mi lado, se los ruego!
Ahora, a responder reviews! (Karin, tu sabes que no estás aquí por razones especiales)
Mikage-sama: Todos ama Jiraiya! Sim! E demons do pervertido! Eu espero que você aprecíe o capítulo! Beijos para você!
Ari: Yay! Gracias por seguir leyendo! Que bueno que te gustó el capítulo anterior! Parece que todos aman a los demonios pervertidos… y ahora con Jiraiya ahí xD Espero que me sigas dejando reviews, por favor!
Nadeshcka: Otra vez me dejaste varios reviews! Muchas gracias! Eres, rápida, sabes? Cómo a los diez minutos de que actualicé ya me estaba llegando tu review! Te mereces una estrellita en frente xD Déjame otro review, por favor!
Kennich: Sin cámara? Pues qué? Piensas grabarlos en el acto o qué onda? xD Y si, Shukaku le tiene miedo a Kyuubi! Espero que me dejes comentario a este capítulo también, por favor! Ya viste lo que pasó cuando Naruto estaba comprando ramen xD
Lin Hashimoto: Uy, quieres lemon… mira, mira, eso sería interesante xD Quizás si me dejas otro review me convences de poner uno más adelante, eh?
Sherry: Respecto a que Shukaku se siente atraído a Naruto, te diré lo que me dijo mi buena amiga Karin N. ok? "Yo me imagino que los demonios (y la mayoría de las criaturas sobrenaturales) no tienen los mismos prejuicios y complicaciones que los seres humanos... por eso se puede fijar tanto hombres y mujeres que cumplan sus fijaciones de belleza (o lujuria)" Y lo de los hermanos de Gaara llamándole Kazekage-sama… pues me parece que su relación no es muy estrecha. Quizás podría pasar… Un review muy interesante el tuyo, me encantaría leer más de lo que piensas. Que dices? Me dejas otro? Por favor? Ah, y gracias por leer!
RiMi: Gracias por tus comentarios tan lindos, y por seguir leyendo! Te dio cosita lo de la sangre de Naruto? Espero que no lo haya sido para mal xD Aquí se ve un poco más de las locuras que le dice Shukaku al pobre pelirrojo. Me alegra más de lo que te imaginas que te parezca bien la extensión de los capítulos y cómo transcurren las cosas. Tienes razón, el amor se toma su tiempo, verdad? Un review más, entonces? Si? Anda! Por favor!
Anzu Zoldick: Ocupada? Entonces con más razón te doy las gracias de tomarte el tiempo de leer mi historia y dejar comentarios (los cuales aprecio mucho, mucho, muchísimo) …Gaaracula! Me hiciste escupir la soda que estaba tomando, mujer! xD Ahora todos están enamorados del pervertido mapache! Quién lo diría! Si, me llevaré las cosas con calma, un ritmo tranquilo, la vida es dulce (me siento hippie xD) Kyuubi un sufrido? Pues un poco, verdad? …Una regadera abierta en el piso de la celda del zorro! Mojé de nuevo mi monitor con soda! xD Pues si, Naruto tiene el don de conocer gente especial, y de ganarse su afecto, aunque sea a la mala. Y si, quién diría que el ramen puede ser más saludable que otras cosas, verdad? Anda, tu deseo se cumplió! Ahí está Ero-sennin, listo para que te deleites con su sensualidad fatal xD Y no te niego que Jiraiya quiere a Naruto, tienes toda la razón del mundo! Entonces… me dejas un review más, si tienes tiempo, por favor? anda, di que sí! Sólo uno! Vamos! Si? xD
