Tal vez algún día

Capítulo 10

La presencia del ninja ruidoso al lado de su contenedor, en la noche, bajo las estrellas, era una oportunidad que Shukaku no desperdiciaría. ¡Maldita sea si la dejase pasar! Empero, no había que apresurarse. Haciendo uso de su sobresaliente coeficiente intelectual el demonio se detuvo a desarrollar un plan. Hasta el momento, el pelirrojo había demostrado una resistencia sorprendente ante las insinuaciones del mapache. ¡Comienzo a pensar que mi contenedor es frígido, con un demonio! ¿Es qué no tiene ningún deseo sexual? Eso, o él estaba afrontando la situación de la forma incorrecta. Se detuvo a revisar esa posibilidad. Lo más lógico era que Gaara, al recibir ordenes o sugerencias del perro mapache, actuara al contrario de las palabras de éste por lógica. ¡Bastardo obstinado! Tendría que ser más discreto, más suave. Los comentarios pervertidos no estaban dando resultado. Chilló, en una mezcla de fastidio y aburrimiento. ¡Odio el romance! Pero él era Shukaku, y no existía nada que él no pudiera lograr. Carcajadas maliciosas salieron de su boca, complacido con el nuevo plan, el cual pondría de inmediato en práctica.

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Había pasado mucho tiempo desde la última ocasión en que Uzumaki se detuvo a observar la belleza del cielo nocturno, y nadie lo sabía mejor que su eterno acompañante, Kyuubi. Sintió irradiar del rubio una tranquilidad desacostumbrada a lo normal, el zorro se preguntó cómo podía el muchacho hacer de lado los problemas que sólo horas atrás le ocasionaban insomnio. El médium de Shukaku. Desde su húmeda prisión el demonio de las nueve colas observaba con cuidado cada una de las acciones de su hospedador, sus pensamientos, lo que sentía. Cuando Naruto estaba cerca del pelirrojo las presiones de su contenedor pasaban a segundo plano, hasta cierto punto incluso disminuyendo. El mocoso lo considera un amigo. Él mismo lo escuchó decir en las profundidades del corazón de Uzumaki. Expresó su molestia por medio de un gruñido corto. Se negaba a aceptarlo, pero en el fondo le irritaba la relación que los dos adolescentes comenzaban a establecer. La mente del ninja de Konoha giraba hacia Sabaku no Gaara cada vez más, ganándose las sonrisas del ruidoso shinobi. Sonrisas reales. Hasta esa noche, el único que conocía aquel relato de la infancia de Naruto era Kyuubi. Y si algo le disgustaba al zorro demonio, eso era compartir. Agitó sus nueve colas de mal humor. Aunque odiara aceptarlo, Naruto iniciaba una nueva vida más abierta, y él no podía evitar sentirse olvidado. Y celoso. ¡Maldición! Ese mocoso sólo sirve para darme molestias. Sintió el cuerpo de su portador ser vencido por el cansancio. Una lástima, la luna de medianoche era hermosa, recordándole sus días de gloria y libertad. Tendría que conformarse con la melodía natural que ofrecían los sonidos nocturnos entrando por los oídos del ninja dormido.

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Gaara desconocía el lado del mapache que de momento resurgía de las profundidades de su mente para describirle al muchacho sentado a un lado. Shukaku repasaba la forma en que el traslucido resplandor plateado acariciaba la piel dorada de Uzumaki, quien contemplaba la luna admirado por la belleza de ésta, dejando vagar una sonrisa débil en sus labios. El demonio continuó narrando cómo el viento de la noche jugaba gentil con los mechones dorados que caían libremente en el rostro del ninja de la Hoja. Al principio el Kage no mandó a callar al espíritu, ya que las palabras de éste no resultaban molestas, pero en cuanto notó que estuvo contemplando la figura del rubio por más tiempo del necesario se obligó a mirar al frente, diciéndose que sólo lo había hecho porque la inusual personalidad del perro mapache le tomó por sorpresa. Sin embargo, en el fondo sentía que eso no era del todo verdad. Naruto iniciaba un nuevo cambio en él, y Gaara no estaba seguro de cuál. Quizá esto es lo que ocurre al tener un amigo. No tenía ninguna otro amigo con la cual hacer comparación, pero tampoco terminaba de aceptar que eso era amistad. Escuchó el sonido de tela deslizándose, y al mirar a su lado encontró la fuente del ruido. El shinobi de los ojos azules yacía recostado sobre la espalda, dormido. El Kage del Viento reconoció que resistió mucho tiempo despierto. Shukaku tuvo renovadas fuerzas, insistiendo en lo inocente que se veía el rubio, descansando sin preocupación. La voz en su mente le recordó lo cerca que estaban, lo sencillo que resultaría extender la mano para alcanzar el cuerpo del otro, y lo mejor que se apreciarían los rasgos de Uzumaki desde más cerca. El estoico Kazekage no confiaba en esta faceta del mapache, pero acercarse un poco era inofensivo, sin representar ninguna amenaza. Gaara del Desierto se apoyó en su brazo izquierdo al inclinarse a ver el rostro de Naruto. Tuvo que darle la razón al demonio, a esa distancia podía apreciar cada sombra proyectada en la piel del rubio, cada trazo en las cicatrices representativas de éste, las diminutas líneas en los labios. La imagen de Uzumaki en un estado de serenidad cómo ese dio curiosidad al pelirrojo, mientras la voz melosa de Shukaku le decía lo distinto que se veían los labios del otro shinobi cuando no estaban en constante movimiento, diciendo todo tipo de tonterías. El mapache le sugirió probarlos. No. Eso sobrepasaba los límites de los comentarios inofensivos. En su mente siguió resonando la petición, cómo un mantra interminable. No voy a besarlo, Shukaku. La respuesta del espíritu fue argumentar que los amigos suelen demostrarse afecto por medio de gestos, tales cómo abrazos y besos. No ese tipo de besos. Se preguntó si el demonio en su interior le consideraba estúpido cómo para creer semejante contestación. Empero, la curiosidad sembrada por el mapache ya estaba actuando en el ninja del desierto. El espíritu de la Arena le alentaba, diciendo que no habría perjuicios en un acto tan simple, no iba a dañarlo. Pero sería contra su voluntad. Las respuestas de Shukaku irritaban al pálido Kazekage. No, no voy a despertarle para preguntar si puedo besarlo. Sin precedente alguno, el demonio le provocó uno de los más terribles dolores de cabeza que jamás tuvo la desgracia de sentir. Por instinto se llevó las manos a la cabeza, perdiendo el balance, y antes de poder evitarlo, se precipitaba hacia el cuerpo del adolescente debajo de él. Recuperó el control al estar a escasos centímetros del rostro de Uzumaki, quedando suspendido ahí, sintiendo la cálida respiración del muchacho dormido acariciándole la cara. Su mente estaba paralizada, pero su cuerpo se movía con voluntad propia, avanzando hacia abajo. Los labios de Naruto rozaron los suyos aún sin tocarse totalmente, y el Kage los encontró más suaves de lo que aparentaban ser. Los latidos de su corazón retumbaban en su pecho con tal fuerza que temió despertar al ninja de los ojos azules. Shukaku gritaba en su mente a volúmenes estridentes, pero las frases del mapache carecían de sentido para él. ¿Iba a besar a Uzumaki? ¿Le daría su primer beso a la persona que le hizo cambiar su destino? La cabeza de Gaara se llenó de preguntas y sentimientos confusos. No. Se detuvo. No quiero que sea de esta manera. Si algo llegase a ocurrir entre él y el rubio, sería de otra forma, no así. El perro mapache replicó, haciendo uso de cada palabra altisonante que conocía.

"Silencio." Dijo el pelirrojo, fastidiado. "Dije que no voy a hacerlo."

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El sol se levantó en la Villa de la Arena, introduciéndose por las ventanas a saludar a los habitantes, quienes le recibían alegres. Las mañanas comenzaban más temprano en el país del Viento, tomando por sorpresa al visitante proveniente de Konoha. Abrió los ojos, extrañamente lívido. Por lo general tardaba un buen rato en pasar de estado automático a estado activo. Lo primero que le llegó a la mente fue lo bien que se sentía, durmió cómo no en mucho tiempo atrás. Se estiró en la cama, gimiendo al sentir tronar los huesos de sus hombros y espalda. Oh, eso se siente bien. Se detuvo de pronto. ¿Eh? ¿Cómo llegué a la cama? Lo último que recuerdo de ayer es estar en el techo con Gaara… Estuvo sentado en la cama un rato, intentando descifrar la interrogante. ¡Bueno, la vida está llena de misterios! Saltó al piso, sonriendo. Por alguna razón, estaba feliz, casi eufórico. ¡Siento que podría correr cien vueltas alrededor de la aldea! Pero eso sería aburrido, así que mejor no. Descubrió que la ropa que traía puesta el día anterior estaba cuidadosamente doblada junto con su protector de Konoha arriba de la mesa de noche. ¡Vaya que fui eficiente ayer! Buscó entre sus cosas una muda de ropa limpia, decidiendo que tomaría un baño después de desayunar. Salió de la habitación, desfilando en bóxer hasta la cocina. El collar de Tsunade oscilando colgado de su cuello a cada alegre paso que daba. Al llegar a su destino, encontró a Gaara ahí, ataviado en el imponente traje azul y blanco de Kazekage, aunque sin el sombrero, dejando a la vista los mechones color carmesí. ¡Pero si el sombrero es lo mejor del atuendo! Entonces notó que la mirada del ninja de la Arena estaba clavada en él con insistencia que rayaba en lo intimidante.

"¡Buenos días!" dijo Naruto, obligándose a sonreír. "¿Ya desayunaste?"

El pelirrojo continuó su silencio, observando al otro cómo si le calificara. ¿Y ahora qué le pasa? ¡Claro! Debe estar preocupado por nuestra conversación de ayer. Rió para si en el interior. No querrá que el mundo se entere que el temible Gaara del Desierto tiene sentimientos.

"No te preocupes, Gaara." dijo el rubio, acercándose a su amigo en tono de complicidad. "Sobre lo que pasó ayer… quedará entre nosotros dos, no hay problema." El semblante impasible del Kage se distorsionó, adoptando un gesto de sorpresa e incredulidad. "De verdad, nadie sabrá de lo que hablamos." El pálidos shinobi pareció tranquilizarse al escuchar eso. "Aunque no es la gran cosa, tú casi no dijiste nada. De hecho, casi nunca dices algo. Deberías intentar ser más sociable, o terminarás cómo el antipático bastardo que es Sasuke. Por eso nadie lo quiere. ¡Cómo sea! ¿Ya desayunaste?" sonrió a la máxima amplitud que podía ofrecer. El Kage negó con la cabeza. "¡Gaara, el desayuno es la comida más importante del día! Bueno, yo no sé, al menos eso dice Iruka sensei. ¡Sé exactamente cual será el desayuno perfecto! Tú sólo siéntate y deja todo en manos de Uzumaki Naruto."

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En la cocina, Gaara pensaba en muchas cosas. Entre ellas, cómo fue que terminó sentado a la mesa con un humeante tazón de miso ramen frente a él. Minutos atrás se creyó descubierto por Uzumaki, empero, la suerte sólo le jugó una pequeña broma. Sus acciones del día anterior seguían ocultas para su huésped. Tuvo el resto de la noche para reflexionar respecto a lo que estuvo a punto de hacer, si fue influencia de Shukaku o algo distinto. Sin embargo, la gran cantidad de horas que pasó pensando fueron infructíferas, dejándole las mismas dudas iniciales. Otra vez repasaba los hechos. Naruto fue quien le hizo reconsiderar los motivos de su existencia, el ninja al que deseaba enfrentarse, alguien semejante a él, su prioridad número uno, y su único amigo. El campo de los sentimientos y emociones era uno en el que él era inexperto, así que no lograba descifrar lo que Uzumaki representaba para él. La posibilidad de estar confundiendo las cosas bajo la influencia del demonio que contenía era una más de las opciones. Parte de su mente le decía que la presencia del rubio en el país del Viento, justo en la villa bajo su cargo, no podía ser simple coincidencia. Asimismo, la parte analítica de Sabaku no Gaara reprochaba la idea de que el encuentro de los dos portadores de demonios fuera un designio del destino. Demasiado literario cómo para ser verdad. De nuevo entonces, necesitaba aclarar el asunto pronto, preguntarse qué pensaba respecto a Naruto. Cállate, Shukaku. No me refiero a su cuerpo. Las actitudes de ambos eran demasiado diferentes, podría decirse antagónicas. Aunque no encontraría alguien más que le comprendiera al punto que lo hacía Uzumaki, que entendiera la soledad de la que fue victima, porque éste mismo la vivió también. ¿Era posible pensar en una relación así? ¿Deseaba una relación así?

"Vamos Gaara, tú y yo sabemos que quieres probarlo." Dijo Naruto, en tono seductivo. "Nadie puede resistirse a las delicias del ramen. Ni siquiera tú."

El líder de la Aldea Oculta de la Arena tomó sus palillos resignado a probar la poco saludable comida.

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Cansado pero alegre, el ermitaño de los sapos recorría el camino a la casa dónde su joven aprendiz se hospedaba. Bostezó, tallándose los ojos. Estuvo hasta la madrugada de ese día escribiendo en su cuarto de hotel. Pero valió la pena. Había logrado concluir el primer capítulo de la nueva saga alternativa al Icha Icha Paradise. En los últimos meses, por más villas que visitara o mujeres hermosas que espiase, la inspiración seguía ausente. Pasaba horas frente a pergaminos en blanco, mirándolos fastidiado. Esta nueva serie era fresca, distinta a cualquier trabajo suyo anterior. Ahora iba en busca de Naruto, empero, antes había pasado a la oficina de correos para enviar bajo el título de urgente su más reciente trabajo a la editorial que le distribuía. Ir a la casa del Kazekage no le hacía ilusión. No me agrada ese mocoso. Naruto es un enano irrespetuoso, sí, pero ese otro… ah, simplemente no me agrada. Siguió adelante, saludando a cada mujer joven que cruzaba en su campo de visión. Una joven con las manos llenas de carpetas y papeles tomó el mismo rumbo que él. Cómo el caballeroso hombre que era, Jiraiya se acercó a ayudar.

"Una señorita tan hermosa cómo usted no debería hacer tareas pesadas. Manos tan delicadas deberían usarse para fines más gentiles." Dijo Jiraiya, tomando la carga de la joven. "Permítame que le ayude. ¿A dónde va?"

"Muchas gracias." Dijo la muchacha, sonriendo. "Tengo que llevar estos reportes a la casa de Kazekage-sama, soy su asistente."

"Ah." La mención del pelirrojo no le agradó. Dejó el asunto de lado, sonriendo. "Yo también voy para allá, a visitar a mi discípulo. Está quedándose una temporada ahí."

"¿El muchacho rubio de ojos azules?" dijo ella, sonriendo divertida. "Sé a quien se refiere. Se ha hablado mucho de él por estos días. No es normal ver a Kazekage-sama pasar tanto tiempo con la misma persona. Hay muchos rumores en la villa…"

La mujer puso al ermitaño al tanto de las especulaciones de los aldeanos en el transcurso a la casa del Kage del Viento.

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Kyuubi no estaba tranquilo, no desde la noche pasada. Naruto se rindió al sueño pero el zorro de nueve colas permaneció despierto en su interior, atento a los alrededores del ninja inconsciente. Al poco tiempo de estar en ese estado, la ya cercana presencia del contenedor del espíritu de la Arena se aproximó más. Demasiado, para el gusto del zorro. Hubo un lapso sin movimiento, roto por otro súbito acercamiento, el cuál se detuvo justo sobre el rostro de Uzumaki. Para ese momento, Kyuubi había saltado a estado de alerta. Podía oír a través de su portador la respiración irregular del pelirrojo, el nerviosismo que irradiaba de él a caudales, y cómo la separación entre ellos se acortaba. Hubo un contacto muy leve. De haberse profundizado, el zorro se vería obligado a intervenir. El médium del mapache se detuvo y se retiró. Por las palabras del adolescente adivinó que el incidente fue provocado por el demonio en el interior de éste. Shukaku idiota. ¿Qué rayos te pasa? Kyuubi no era estúpido. Ese acercamiento tenía una intención específica. Y no era matarnos.

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Era la segunda ocasión que llamaban a la puerta. Gaara sabía que la persona afuera de la casa era el anciano del cabello blanco, así que no tenía planes de abrir. Recargado contra la pared al lado de la entrada vio a Naruto asomarse tras la puerta del cuarto de baño. Parecía molesto.

"¡Estás a treinta centímetros de la puerta!" gritó el rubio, los mechones rubios oscurecidos por el agua, adheridos al rostro del ninja. "¿Es que no puedes abrir la maldita puerta?"

El Kazekage cerró los ojos, permaneciendo en su sitio. Escuchó a Uzumaki quejarse malhumorado, para después salir del cuarto de baño vistiendo sólo una toalla a la cintura, dejando un rastro de agua por donde pasaba. Shukaku despertó en la mente del pelirrojo. ¡Déjame en paz! Tocaron con mayor insistencia.

"¡Ya voy, ya voy!" el rubio abrió de la puerta, molesto. "¿Qué?"

Desde su posición Gaara pudo ver al ermitaño acompañado de su asistente.

"Ah… yo…" dijo la mujer, nerviosa. "Kazekage-sama… cómo hoy no se presentó en la oficina, asumí que preferiría que… que le trajera el trabajo aquí." Retrocedió, con una sonrisa vacilante. "Disculpe la interrupción. Me retiro."

"¡Ero-sennin!" exclamó Naruto, indignado. "¡No traigas gente a la casa sin avisar! ¡Esa mujer ha de pensar que soy un exhibicionista, o algo parecido!"

"Es tu culpa. ¿A quién se le ocurre abrir la puerta vestido así?" replicó el anciano, entrando a la casa sin esperar a ser invitado. Pasó frente a Gaara, lanzándole una mirada de sospecha. "Aquí están tus malditos papeles." Los dejó en la mesa más cercana, asegurándose de que un parte de ellos cayeran al suelo. "Ahora, mocoso, vístete, porque vamos a salir."

"¡Todo el mundo me da ordenes!" se quejó Naruto, avanzando a su habitación sosteniendo la toalla en su cintura. "¡Uno ya no puede ni bañarse en paz! ¡Será mi suerte!"

"¿Qué estaban haciendo?" preguntó Jiraiya receloso en cuanto el rubio se marchó. El pálido muchacho se limitó a cerrar los ojos e ignorar al anciano.

Los tres ninjas estaban minutos después en las afueras de la villa, a donde fueron guiados por el ermitaño pervertido. Tras una discusión para hacer que Naruto se deshiciera de la camisa, continuaron.

"Bien." Dijo Jiraiya. "Quiero comprobar ciertas dudas que tengo. Lo único que debes hacer es sacar el chakra de Kyuubi." el rubio juntó las manos y obedeció. "Increméntalo gradualmente."

Los ojos verdes del Kage vieron el chakra rojo surgir del cuerpo del ninja de Konoha, dando vueltas en círculos alrededor de éste. Era una versión incorpórea de su arena, envolviendo a Uzumaki en una defensa perfecta. La forma en que Naruto podía mantener semejante control del poder de su demonio demostraba que días atrás, cuando dijo que su fuerza había aumentado, estaba hablando con la verdad. La cantidad de chakra expulsado seguía creciendo, sin parecer tener un límite fijo. El sello en el abdomen del portador de Kyuubi comenzó a tomar una coloración rojiza, Uzumaki soltó un grito ahogado, luchando por permanecer en la posición que el ermitaño le indicó.

"Está bien, ya puedes parar." Dijo Jiraiya a su alumno. El muchacho no se detuvo. "Dije que es suficiente, Naruto."

Al contrario de las indicaciones de su maestro, acompañado de un grito el chakra rojo de Uzumaki se incrementó con la fuerza de una explosión. Los otros dos shinobis fueron lanzados por el impulso del inesperado golpe de energía. Aterrizando a una distancia a salvo, Gaara levantó la vista hacia el causante del impacto. Frente a ambos estaba el rubio, envuelto por completo en el chakra rojo, mirándoles con los ojos del zorro. Adoptó una posición felina, y la manera frenética en que pasaba la vista de un objeto a otro delataba que estaba fuera de control. El primero en actuar fue Jiraiya, quien se lanzó tras su poseído alumno. Consiguió detenerlo por la espalda, pero por la forma en que se debatía Naruto, era evidente que rompería el agarre del anciano en cuestión de tiempo. De inmediato Gaara levantó la arena que tenía disponible, atando las piernas y manos de Uzumaki. Avanzó hacia el aprendiz y maestro, hasta quedar delante del rubio, quien mostraba sus afilados colmillos en amenaza. La sensación de estar frente al que se dice ser el más poderoso de los demonios no podía ser narrada. Shukaku se sacudía en el fondo de su interior, inquieto. El pálido adolescente empezaba a comprender que el perro mapache desagradaba la presencia del zorro de nueve colas. Algo pasó frente a sus ojos, a tal velocidad que no logró registrar que era. Un líquido cálido se deslizó por la mejilla del Kage. Esa sensación tan inusual podía reconocerla cuando fuese. Estoy sangrando. El ermitaño volvió a atrapar la mano derecha de Uzumaki, la cual logró liberarse el tiempo suficiente para acertar un golpe al rostro del ninja del desierto.

"¡No podemos controlarlo así!" gritó Jiraiya. "¡Haz algo o nos matará!"

Tras formar algunos sellos, Gaara atrapó el cuerpo del rubio en la arena, envolviéndolo por completo. La herida en su cara comenzaba a desaparecer. Minutos después, la agitación dentro del capullo de arena finalizó. Al sacar el cuerpo de la prisión creada por el Kazekage descubrieron que el muchacho estaba inconsciente. La arena se dispersó en el viento, y Jiraiya avanzó a levantar a Uzumaki. El rostro sorprendido de éste no predecía nada bueno.

"Uno de los signos ha desaparecido por completo."

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NOTAS:

Hi! Capítulo 10 listo! Quién lo diría! Rápido, eh? Pues fue porque me llegaron muchos reviews… qué nos enseña eso? Que dejar reviews me hace escribir más pronto. El resto se los dejo a ustedes xD Pues no estoy del todo conforme con el capítulo, pero soy demasiado perezosa para rescribirlo, así que sorry. Gracias por seguir a mi lado, por ser tan buenas personas y darme su apoyo! Voy en el review 99, quién será el afortunado review 100, eh? Y recuerden que todo esto es para ustedes, no lo olviden por nada del mundo!

A contestar reviews!

Karin Nekoi: en tu mail, lindura!

Arli-chan: gracias por decir que escribo bien! No sabes lo que significa para mí… pues ya ves, si me sigues dejando reviews, actualizo rápido! Así que… a dejar uno más! Anda!

Leo Black Le-fay: Sí, todos están molestos con Sasuke-bastard xD Ojalá sigas leyendo! Y me sigas dejando reviews! Por favor!

RiMi: Jiraiya es un exhibicionista, hasta rutina tiene y todo xD Sí, Naruto es un lindo! Yo también quisiera vivir con él! (jejeje xD) Y sí, los vampiros rulz! Anda! Dime que te pareció el capítulo! Por favor! Si?

ReiKaida: Shukaku expresa todo lo que mi mente pervertida quiere decir xD Dos reviews! Muchas gracias! Que considerada! (lagrimas de Gai sensei xD) No te preocupes por el mail, luego me respondes, primero la escuela! O terminarás cómo yo xD Y lo del chico de los bichos… te lo prometí, así que no te preocupes, linda!

Sherry: Ahora todos odian a Sasuke-teme xD Y sí, pobre Gaara… soportando cosas tan difíciles. Deja otro review! Por favor! Si lo haces, verás que actualize pronto!

Terpsicore: Gracias por decir que te gusta cómo escribo! Es muy importante para mi eso… lemon, lemon… todos quieren lemon xD Lo estoy contemplando muy, muy de cerca! Verdad que me vas a dejar otro review? Verdad que sí? Por favor?

Mikage-sama: Eu sou feliz que você gosta das frases que eu escrevi! E aquele é também meu favorito! Eu espero que você continue lendo! Por favor!

Chibi-hinata: Gracias por leer, y que bueno que te estás volviendo fan de ésta pareja! Me alegro mucho. Y claro que todas las opiniones cuentan por igual! Ok, ok, de verdad que lo del lemon es una posibilidad muy grande! Me dejas otro review? Por favor?

Ari: Ya ves? Actualicé pronto! Verdad que me merezco un review por ser buena niña? A que sí? Y como verás, el romance ya está comenzando xD Espero que sigas leyendo! Mil gracias!

Liz: Tanta fan del SasuNaru xD Pero que bueno que le des una oportunidad a esta parejita tan bonita. El pelirrojo es un amor, cómo no amarlo? Y lo que dices del manga… yo no sabía xD Bueno, espero de nuevo tus comentarios! Así avanzo más rápido! Gracias!

Nadeshcka: Dos estrellitas? Te doy todas las del cielo! (aunque dudo que te quepan en la frente todas xD) Gracias por seguir a mi lado! Sí, Shukaku está un poco mal de la cabeza por la abstinencia xD Ahora se ve un poco más de Kyuubi, para tu deleite personal! Espero tu review, eh!

Anzu Zoldick: Que bueno que haces tiempo para mi! Me siento importante compitiendo con física! xD Sí, la relación de Gaara y Jiraiya va de mal en peor… suegro-nuero? Pues más o menos, verdad? xD Y disculpa por lo de tu jugo, y cuidado, no te vaya a hacer corto circuito el teclado o algo xD Ahora ya sabes lo que piensa Kyuubi de las intenciones de Shukaku! Todos están enfadados con Sasuke-bastard, jaja, me alegro xD (no me agrada mucho el tipo…) Naruto tiene razón, por malo nadie lo quiere xD Tú también te cuidas! Otro review? Qué dices? Verdad que sí? xD