Tal vez algún día
Capítulo 19
Sentado con los pies sobre el escritorio, los brazos cruzados y una expresión de aburrimiento estaba Hatake Kakashi, haciendo frente a su primer día cómo Kage del Fuego. El cuerpo del ninja copia era la replica exacta de la poderosa Tsunade-hime. Cruzar los brazos en esta forma es… difícil. Vio el sol elevarse desde la ventana de la oficina. Jiraiya-sama y la Godaime-sama ya deben estar en las afueras del país. A pesar de la edad que tenían los sannins aún eran excelente ninjas con habilidades formidables. Me hubiese gustado ir con ellos. Pero todo fue demasiado precipitado. Ni siquiera me dio tiempo de preguntarle a Jiraiya-sama si Naruto en verdad era el… protegido de Sabaku no Gaara. Imágenes de su alumno y el pelirrojo en situaciones interesantes inundaron la mente del Jounnin. Esos dos tienen demonios en ellos, y también actitudes bastante salvajes… deben divertirse mucho. Soltó una risita pervertida. Aunque asimismo se enteró por Tsunade-sama de la crítica situación del sello del Cuarto y los recientes despliegues del Kyuubi. Temía por el destino de su alumno, de ese niño ruidoso que siempre encontraba la manera de hacerle sonreír y amenizaba las horas de trabajo. Confiaba en que los dos ninjas legendarios lograsen arreglaran el problema. Pero por ahora no puedo hacer nada, sólo esperar. ¡Y nada mejor que un buen libro para pasar el tiempo! Mientras se decía lo bueno que era tener el hábito de la lectura fue a la puerta. Abrió, asomó la cabeza, y sonrió al localizar a la asistente de la Hokage. Era una suerte que Shizune estuviese demasiado ocupada con sus nuevas obligaciones como sensei, dejando por eso el trabajo de asistente a otra mujer, porque de lo contrario su disfraz seguro quedaría al descubierto.
"Buenos días." Dijo Kakashi, alegre. "Quisiera pedirte un favor. Hay cierto libro que necesito vayas a comprar a la librería para mí… ¿has oído hablar del Yaoi Yaoi Paradise?"
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Recargado contra la pared de la habitación, Gaara vio al fin la luz del sol naciente entrar por la ventana. La duración de la noche anterior le pareció mayor a muchas del pasado, debido a la necesidad de tocar el cuerpo del rubio aún recostado en la cama. Shukaku no le dejaba en paz, ensañado en mandarle imágenes indecorosas de Uzumaki en las más comprometedoras posiciones. No confiaba en el mapache, así que optó por permanecer lejos de Naruto mientras éste dormía. Otras cosas de carácter menos apetecible abundaban la mente del pelirrojo, entre las principales, el futuro encuentro de los cuatro ninjas de Konoha. Sabía el objetivo de la misión de los enviados de la Godaime, era razonable que tuviera ciertas desconfianzas y preocupaciones respecto a la condición de Uzumaki, sin embargo, el Kage del Viento desconocía los motivos particulares de los amigos de Naruto. Quien menos le agradaba era el Uchiha, una extraña desconfianza le invadía al pensar en él. Preferiría que no se reuniese con el rubio, pero él no podía decidir a quienes trataba su novio. Mi novio… El término seguía siéndole extraño, prefería referirse al ninja de los ojos azules cómo su pareja. Como sea, era necesario no dejarse controlar por ese sentimiento de posesión hacia Uzumaki, no obstante, era difícil. Era la primera persona que amaba en realidad, su ser querido más importante, lo único que de verdad le interesaba fuera suyo. Vio al adolescente en la cama moverse. Pronto despertará. Los días que pasó observando a Naruto dormir le permitieron comprender los hábitos de éste. Más tarde iría a ver a sus antiguos compañeros, y Sabaku no Gaara se preguntaba que tan franco sería el rubio con ellos, sobre todo respecto al asunto de Kyuubi. Fuera de eso, le daba alivio la llegada de la mañana. Durante las horas nocturnas no hubo irregularidades con el zorro demonio, pero eso no quería decir que Naruto pasara una excelente noche.
"Buenos días…" fijo Uzumaki desde la cama, sentándose con expresión soñolienta. "Gaara, tráeme un vaso con agua."
"No." Por mucho que le quisiera, el pelirrojo se negaba a ser la sirvienta de Naruto. Decidió abordar el tema que le interesaba. "Hoy verás a esos tres ninjas de tu aldea. Tendrán muchas preguntas."
"Lo sé, lo sé…" respondió el contenedor de Kyuubi, cansado. "Sobre todo Sasuke, te lo aseguro… es un bastardo arrogante y presumido, pero me dará gusto verlo otra vez, a los tres."
"Si la Godaime no les dijo nada, no pueden obligarte a que les cuentes respecto a Kyuubi." Dijo Gaara. "Pero es tu decisión."
"Sí, como sea, ya pensaré en eso luego." Dijo Naruto, carente de entusiasmo. "Quizá lo resuelva en el momento. Además, dudo que lleguen tan temprano aquí…" Escucharon el ruido de la puerta. "O quizás si… será mi suerte…"
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La noche anterior Shino le informó de un encuentro accidental con Uzumaki en las calles de la aldea. En la estoica manera de ser del Aburame, Shikamaru pudo enterarse de que Naruto decía estar bien y lucía estarlo. Sin embargo, no podía confiarse de que eso fuera del todo verídico, porque segundos después apareció Sabaku no Gaara. Puede que Naruto estuviese conciente de su presencia ahí, y por eso dijo que se encontraba bien. Era una de tantas posibilidades. También estaba la mirada que le ofreció el Kazekage al ninja de los insectos. Se continuaba preguntando si los rumores podían ser reales, al menos en parte. Salió de la habitación en busca de los miembros de su escuadrón. Naruto era quién les aclararía sus dudas. Sasuke y Shino estaban ya en la entrada del hotel, esperando. Era muy temprano aún, pero si no iban ahora, estaba seguro de que el Uchiha lo haría por su cuenta. Ninguno de los tres se atrevió a hablar durante el transcurso, y aunque eso era bastante común, el silencio pesaba un poco más tras los hechos del día anterior. Dio gracias al cielo porque no tardaron en llegar a la casa del Kage. Fue éste mismo quien les abrió la puerta y les dejó entrar tras mirarles con frío recelo unos segundos. Fueron trasladados sin una sola palabra hacia la sala de la casa, donde no había rastro del rubio de ojos azules. El Kazekage se recargó en una pared del cuarto, los brazos cruzados sobre el pecho. Que problemático es esperar… Un silencio aún más denso llenó la habitación mientras las miradas del pelirrojo y el Uchiha competían por mostrar mayor antipatía a su contrincante. Fue un alivio cuando Uzumaki apareció en la habitación con una de sus ruidosas entradas.
"Hola, muchachos." Saludó el rubio, mostrando en su sonrisa la sincera alegría de volver a encontrarse frente a ellos. "Me alegra verles de nuevo." Tomó asiento, y los otros tres le imitaron. "Perdonen, pero me estaba vistiendo… Bueno, entonces ¿ahora qué?"
Naruto pasó la vista sobre los visitantes, con una expresión de dudosa ansiedad. Sin embargo, ninguno de los tres habló. Vaya, tanta insistencia en querer verle y ahora nos quedamos callados. En Shino no es sorpresa, claro. La mente del Nara analizaba qué pregunta era la correcta a realizar, si sería más adecuado respecto a su salud, o quizá en relación al comportamiento de Gaara, o si pensaba volver pronto a Konoha. Hasta cierto punto, se sentía en un tipo de conferencia o entrevista donde Gaara era el manager receloso al lado de su cliente, supervisando el desarrollo de las cosas Los ojos de Shikamaru notaron la actitud nerviosa de Naruto bajo la sonrisa que les ofrecía, y uno de los hechos que delataban su verdadero estado mental era la forma en que sus manos se cerraban una sobre otra. Fuera de eso no había nada anormal en el ruidoso ninja, no obstante, si quedaba un poco fuera de lugar la buena condición física de Uzumaki en comparación con la última vez que le vieron. Pero siempre ha sido así con él… una noche, y la mañana siguiente está como si nada. En un movimiento casi imperceptible, el shinobi de las sombras alcanzó a distinguir algo fuera de lo normal en las manos del rubio, pero antes de que pudiera registrar bien de qué se trataba, las manos de éste cambiaron de lugar, quedando ocultas tras la espalda de Uzumaki. Decidió indagar en el asunto.
"Oye, Naruto…" comenzó el Shikamaru, indeciso. "¿Qué le pasó a tus manos?"
"Oh ¿esto?" levantó las manos, mostrando que las uñas de sus dedos tenían la apariencia de garras como la cosa más natural del mundo. "Me estoy convirtiendo en un demonio ¿no es obvio?"
El comentario, sumado a la brillante sonrisa que le ofreció, desconcertó a los entrevistadores. El Nara sabía que Naruto tenía la costumbre de bromear al querer ocultar cosas, incluso diciendo en ocasiones la verdad de esta manera para hacer parecer que se trata de algo ridículo. Pero la afirmación de Uzumaki era demasiado irreal para ser verídico. De cualquier forma, almacenó la frase en su mente para futuras conjeturas.
"Deja de decir tonterías." Dijo Sasuke. La expresión del Uchiha demostraba que no estaba de humor para bromas. "Queremos saber la verdad, idiota."
"¿La verdad, eh?" Uzumaki asumió una postura de cansada seriedad. "Oh, entonces tendré que comenzar con una pequeña lección de historia. Voy a contarles lo que en verdad ocurrió en Konoha hace ya casi diecisiete años." Había decidido decirles la verdad de su pasado, completa, sin el mínimo reparo. Y eso se dispuso a hacer.
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El relato de Naruto era sorprendente, pero unía los muchos cabos sueltos en el misterio del extraño poder del rubio. Kyuubi… Sasuke al fin tuvo respuestas, el por qué de casi todas sus interrogantes. Mientras la información se asentaba en su mente vio a Uzumaki, que tras concluir la historia permanecía sentado en total tranquilidad, con la típica sonrisa dibujada en el rostro. El Uchiha tuvo deseos de matarlo, de golpearlo, de descargar su ira en contra de él. No era justo que Naruto tuviese a Kyuubi, esa era la única razón por la que él no pudo vencerlo en el pasado, y aunque le doliera en el orgullo admitirlo, tampoco podría en el futuro. El demonio de las nueve colas, un espíritu inmortal, le brindaba ayuda a su antiguo rival. En una batalla real a los límites de los poderes de ambos, Sasuke sería el perdedor. Es… injusto. Y asimismo, también irrevocable. Lo que ocurría con sus otros dos compañeros, las reacciones que tuvieron, nada de eso se registraba en su mente de momento. Ni siquiera estaba pensando en lo que hacía al acercarse a Naruto, sin prisas, sin una expresión que delatara lo que ocurría en su interior. No sabía si el resto permanecía en silencio o era un simple efecto de aturdimiento causado por la cantidad de pensamientos en su cabeza. Al quedar frente al rubio ese tan conocido par de ojos azul claro le miraron hacia arriba, aún con esa sonrisa que sólo sirvió para alimentar la ira del Uchiha. La fuerza con que apretaba los puños le causaban dolor, aunque era algo insignificante comparado a la frustración interior experimentada. Nunca fueron rivales en verdad, jamás existió la posibilidad de poder superar el poder de Uzumaki, a expensas de cualquier entrenamiento, era irrealizable. Quizás el Hyuuga tenía razón al decir que una persona no puede cambiar su destino preordenado. No. Voy a sobrepasar a Naruto, y si no puedo, acabaré con su existencia de una manera u otra. Su puño derecho desplegó la fuerza de su ira contenida contra el rostro de su viejo amigo. Un segundo después se encontró en contra de la pared, aprisionado por el firme agarre de la arena. Las miradas de las cuatro personas en la habitación recayeron en él, pero a la única que prestó atención fue al la del rubio, plagada de confusión.
"Sólo eres un estúpido demonio." Dijo el ninja del Sharingan en el tono más cruel capaz de producir.
"Sasuke…" una sonrisa cansada apareció en los labios de Naruto, ladeó un poco la cabeza, sin dejar de mirar al Uchiha. "Dime algo que no sepa ya."
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La arena se disparó en contra del Uchiha. Tenía que usar su autocontrol para reprimir el deseo de acabar con la vida del arrogante ninja de Konoha. No sólo había golpeado a Naruto, sino que también le insultó. Ser llamado monstruo o demonio a él ya le era indiferente, quizás a Uzumaki también, pero de todas maneras Gaara no lo permitiría. Sasuke ya había probado demasiado su paciencia, y sólo porque su pareja estaría en contra no convertía aquel cuerpo en alimento de la arena. Sus hermanos mayores se hicieron presentes en la habitación, atraídos seguro por el impacto creado al atrapar al Uchiha. La antigua expresión de terror adornaba los rostros de sus parientes, entonces supo que debía tener la mirada asesina del pasado. Vio el chakra comenzar acumularse en la mano derecha de Sasuke, así que aumentó la presión ejercida por la arena. El heredero del Sharingan se quejó, pero en su irracional necedad continuó el intento de reunir chakra. El daño que el Chidori podría ocasionar, en especial cuando el oponente le tenía en esa posición, era mínimo. Asimismo, aún no encontraba ninguna técnica que pudiese perforar su arena. Incrementó por segunda ocasión la fuerza del agarre, logrando hacer al Uchiha abandonar el afán de contraatacar. A sus oídos llegó el sonido de Naruto pronunciando su nombre por lo bajo, en un tono que le suplicaba dejar a Sasuke ir. Lo hizo. Su contrincante no tenía una sola posibilidad de vencerle, o al menos eso sentía. Era una sensación de realización que no había experimentado antes, la seguridad de poder derrotar a quien se atreviese a lastimar a la persona que amaba.
"Tienen sus respuestas." Dijo el Kage del Viento, dispersando la arena en el lugar. "Váyanse." Los dos ninjas visitantes acudieron a auxiliar a su compañero en el suelo. Miraron al rubio con ojos apenados.
"Nos dio gusto verte de nuevo, Naruto." Dijo Shikamaru, acompañado por un movimiento afirmativo de Shino. "Esperamos que regreses pronto a la aldea."
"Yo también." Respondió Uzumaki, tranquilo. "Saluden a todos allá por mi."
En cuanto se marcharon, Temari y Kankuro también optaron por irse, dejando a los dos portadores de demonios solos. Gaara se acercó al rubio de ojos azules, debatiendo en su interior sobre si debía hablar al respecto o dejar ir el tema de lo ocurrido. Él no era una persona de muchas palabras, mucho menos alguien con la habilidad para dar conforte. Pero siento que debo hacerlo. Naruto siempre encontraba la manera de hacerle dudar.
"Oh, bueno, era de esperarse." Dijo Uzumaki, despreocupado. "No vale la pena ponerme a pensar en eso. Además ¡tengo hambre!"
El líder de la Arena se vio arrastrado a la cocina, donde el rubio comenzó a buscar con fervor entre los estantes. Sabía que esa actitud de poca importancia a los problemas era una defensa de Naruto, a quien en realidad le dolía la respuesta que obtuvo del Uchiha al decirle la verdad. También estaba esa manía de refugiarse en la comida para olvidar los problemas y preocupaciones que le acechaban. Quizá no era saludable, pero él no tenía derecho a decirle qué o qué no hacer. Se limitó a observar lo que hacía, y le sorprendió que Naruto pasara por alto el ramen, comida que conformaba la primordial fuente de los pocos nutrientes que obtenía. El rostro de Uzumaki se iluminó, levantando una caja en señal de triunfo. ¿Dulces?
"¡Bien!" exclamó Naruto, sentándose en la mesa, para después darse a la apresurada tarea de quitar la envoltura plástica de la caja. "Había olvidado por completo que compré estas cerezas cubiertas de chocolate."
El pelirrojo decidió que ya podría pensar en reconfortar a Uzumaki más adelante. De momento los ojos verdes claros del Kazekage contemplaron cada movimiento de su pareja, prestando mayor atención al ver elevarse una oscura cereza hacia la boca del rubio y entrar en ella. Los párpados de Naruto se cerraron junto con un gesto de gustosa fascinación, soltando una gemido de deleite. Gaara estuvo en total acuerdo con los comentarios que estallaron en su cabeza por Shukaku, la escena era incitante. La mirada del rubio se clavó de pronto en él.
"Sé lo que estás pensando." Dijo Naruto, sonriendo con complicidad. "Quieres una cereza ¿verdad? No te preocupes ¡las compartiré contigo!" extendió la caja, ofreciendo las golosinas al pelirrojo.
El pálido shinobi del desierto declinó el ofrecimiento, viendo en la situación una oportunidad para liberar algunas tensiones originadas por la anterior visita. Fue hasta quedar de pie al lado de Naruto, le tomó del mentón e hizo que le mirara.
"No pienses en él." era una afirmación, mas no una orden. "No pienses en lo que dijo." Uzumaki se levantó, sin romper el contacto visual. "No pienses en nada." Atrajo el cuerpo del rubio en contra del suyo. "O piensa en mí."
Cuando sus labios se unieron pudo sentir el dulce sabor restante en ellos a causa del chocolate. Le dio poco seguimiento a lo que decía el mapache en su interior, enlistando las tantas propiedades afrodisíacas del chocolate. Naruto se rindió de inmediato al beso, relajándose al momento que daba acceso al pelirrojo a profundizar el gesto, lo cual Gaara hizo gustoso. Sintió los brazos del ninja de la Hoja rodearle el cuello y él respondió a esto tomándole de la cintura. Uzumaki necesitaba sacar de alguna manera la serie de emociones que tenía acumuladas tras la máscara de indiferencia al dolor, y él le estaba dando una opción. Su pareja pareció comprender esto, y dúo a esto el beso se hizo más violento, con un dejo de desesperación en él. El joven Kage encontró un camino al interior de la camisa del rubio y le acarició la espalda, disfrutando la fricción entre sus pieles. Sintió que el beso se volvía vacilante, e incluso un pronunciado temblor en el cuerpo de Uzumaki. Retiró su mano, creyendo que el contacto le había sido molesto en alguna manera, pero al sentir un roce húmedo en el rostro de su pareja comprendió lo que ocurría: Naruto estaba llorando. El rubio escondió la cara en el pecho de Gaara, quién cerró los brazos alrededor suyo, haciendo su mejor esfuerzo por confortarle.
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NOTAS:
Disculparán la tardanza… muchas cosas han pasado, pero no importa, ya he vuelto! Gracias a los que aún leen esto, y a los que me siguieron insistiendo para que no dejase esto. Haré lo posible recuperar el tiempo perdido! Un enorme abrazo para todos, se les agradece en verdad! Ahora mismo me pongo a escribir el capítulo dos de 'Porque así lo quiero' ˆˆ
Hoy no hay respuesta a los reviews, pero en el siguiente los habrá! Así que dejen sus comentarios!
