Capítulo 5: La prueba del Ángel

Las calles de la capital Imperial estaban repletas. Carruajes de diferentes modelos iban y venían transportando desde personas y alimentos hasta criaturas que se dirigían hacia el coliseo. Los mercaderes ambulantes ofrecían a diestra y siniestra pociones, equipamientos y armas mágicas y rúnicas de todas calidades y precios y muchas personas caminaban diligentemente a realizar sus labores cotidianas. Entre este tumulto, ambos jóvenes se abrían paso con rumbo fijo hacia el Gran Coliseo Imperial.

-Se que vienes a la capital a estudiar, pero pensé que buscarías a alguien en los templos – pregunto Lugh mientras seguía a Edward

- Los templos dejaron de existir hace 40 años. Todos los grandes sacerdotes y sanadores se encuentran trabajando en el Coliseo Imperial o están afiliados al gremio de aventureros

- ¿Es así? Entonces, ¿Puedo saber quién es el elegido? Para que pueda enseñarte algo a ti, debe ser alguien con gran poder

- Bueno, mi abuela me dio una lista de poderosos sanadores, pero a quien busco ahora es un adicional. Nacida en E-Rantel y con la sangre de un dragón desconocido corriendo por sus venas, su nombre es Sonya T Ludwell "El ángel de la vida"

- ¿No crees que es un apodo muy trillado?

- Si, pero lo merece. Los rumores dicen que puede usar magia divina de hasta el séptimo nivel

- ¡Que!

- Si me convierto en su discípulo, estoy seguro que podré realizar mi sueño de crear una magia para revivir a los muertos sin penalidades

- Eso es algo muy complicado e idealista

- Tal vez incluso sea imposible, pero debo de intentarlo. Nadie debe perder a un ser querido antes de tiempo – comento con melancolía

- Lugh simplemente se quedó callado ante el cambio de semblante del rubio quien normalmente se mostraba alegre.


Luego de llegar al Coliseo e identificarse para poder ingresar, llegaron a una gran habitación repleta de peleadores de diferentes razas conversando y preparándose para pelear o entrenar, entre ellos se podía observar a humanos hablando animadamente con quagoas y elfos, un grupo de hombres bestias con apariencia de feroces carnívoros(Zoastia) y gorilas bípedos más grandes que los humanos(Cabens) median su fuerza en una mesa de la esquina al lado de los hombres serpientes que siseaban en profunda meditación junto a algunos hombres lagarto e incluso un par de centauros descansaban en el fondo. En verdad era un espectáculo imposible de ver en otros tiempos. Entre tantos individuos llamativos, había un hombre lagarto que sobresalía al resto debido a sus blancas escamas y a la imponente espada ancha tan oscura como la noche misma que tenía en su espalda. Esta no era otra que la famosa espada Kilineiram la cual podía destruir una ciudad con un solo ataque de su abrumador poder escondido en la hoja.

Reconociendo al imponente guerrero, Edward se le acerco decidido a preguntarle sobre el lugar al cual quería llegar – Buenas tardes señor Shuryu ¿podría decirme donde está la enfermería?

- ¿Quién pregunta?

- Mi nombre es Edward Burns y vengo a ver a la señorita Sonya

- Oh, así que eres uno de sus admiradores. Sigue por esa puerta de la izquierda y llegaras a la enfermería.

- Muchas gracias – agradeció con un ademan para luego regresar con su compañero de viaje

- ¿Ya sabes dónde es? – pregunto Lugh

- Si, es por la derecha. Vamos

Caminando por el pasillo los jóvenes siguieron platicando sobre las personas que vieron en la habitación anterior, en especial Lugh estaba interesado en aquel con quien había hablado Edward

- Dime Edward, ¿Quién era ese hombre lagarto albino? Emanaba una fuerte presión a su alrededor, como si tuviera una capa de sed de sangre a su alrededor

- ¿Lo sentiste? Nunca entendí esa famosa presión de la que hablan los guerreros, aunque puedo sentir la magia relativamente fácil comparado al resto, pero lo otro me es esquivo. Su nombre es Shuryu Sasha alias "Espada negra del Este" y es el descendiente de un héroe legendario de los hombres lagartos además de ser el actual portador de la espada negra Kilineiram, una reliquia de su familia

- Yo había oído que la antigua portadora de rango Adamantita cayó en batalla hace décadas, pero es sorprendente que terminara en la tribu de hombres lagartos

- Bueno, es un hombre muy amable. Se de muy buena fuente que pasa sus descansos visitando los orfanatos de la capital enseñando a los niños técnicas de espada y…

- ¿Qué se les ofrece muchachos? – una elfa de cabellos violetas fuertemente armada interrumpió la conversación de los jóvenes. Tras de sí estaba la puerta hacia la enfermería la cual custodiaba – No parece que estén heridos – acoto mirándolos fijamente

- No lo estamos – se adelantó Edward – vengo a buscar a la señorita Sonya

- Esta adentro. Si quieres puedes pasar, pero te advierto que está ocupada para firmarte algún autógrafo

- Esta bien

Entrando en la habitación vieron más de veinte camas perfectamente ordenadas las cuales estaban ocupadas en su mayoría y en una de ellas se encontraba una bella joven de cabellos dorados de alrededor de los veinte años vestida con hermoso e inmaculado vestido blanco y un sombrero ancho del mismo color similar al usado por los juglares con una pluma azul adornando el centro del mismo

- Lugh se quedó en la entrada dejando que Edward se acerque en busca de su nueva maestra

- Estoy muy agradecido de poder conocerla Sonya-sama. Mi nombre es Edward Burns y quiero pedirle que…

- En este momento estoy atendiendo a mis pacientes. Vuelve más tarde – respondió cortante sin dejar de atender a la joven herida en la cama

- Si solo son simples contusiones yo podría ayudar – levantando la mano, el rubio se propuso a usar sus poderes para curar a la herida, pero fue detenido rápidamente por Sonya quien lo jalo del brazo

- ¡Detente! ¿Has pensado si quiera por qué los curo normalmente y no con magia? Si su vida corriera peligro, los habría curado enseguida, pero al hacerlo eliminaría gran parte del resultado de su entrenamiento

- Lo siento… Yo… no sabía…

- Es evidente que no. ¿Dime que es lo que quieres para que puedas marcharte rápidamente?

- Quiero que me enseñes magia…

- Te detendré ahí – corto tajantemente Sonya – Yo no acepto discípulos

- Pero… quiero aprender a salvar vidas como tu

- Yo no hago eso… solo… solo curo personas a cambio de dinero… - sentencio con un notorio autodesprecio

- Sonya-sama… - Edward no sabía que decir. Al parecer había tocado una fibra sensible en la chica frente a él

- Vete por favor… no insistas

- Siento si la ofendí Sonya-sama, pero yo necesito que me enseñe…

- Soy ciudadana del Reino hechicero, además de eso ocupó un alto cargo en la política de mi país. Tengo prohibido enseñar mis habilidades a extranjeros

- Soy parte del Gremio de aventureros, ese no es problema para mi

- ¿estás dispuesto a ponerte bajo las órdenes del Rey Hechicero el cual es un no-muerto?

- Si es por cumplir mi sueño no me importaría

- Entonces ve a E-rantel y no me distraigas. Sigue buscando poder o fama como el resto

- En un acto desesperado. Edward se cubrió con un aura blanca y señalando a todos los heridos en la habitación hizo que el aura se trasladara en ellos uno por uno curándolos en el acto

- ¡Que has hecho! – Con un impresionante movimiento, Sonya derribo al rubio en el suelo y piso fuertemente su pecho desprotegido

- Arrkkgg

- ¡Te dije que no te metieras en mi trabajo!

- ¡Espere! Todos los heridos han sido sanados sin comprometer su progreso

- Luego de revisar a la joven tendida en la cama y comprobar que lo dicho por Edward era correcto, Sonya lo miro asombrada - ¿Cómo lo hiciste…?

- Solo estimule a que su propio cuerpo acelere su recuperación. Las heridas no eran graves y…

- Eso debería ser imposible. Tu… -Sonya levanto al rubio y lo tomo del rostro empezando a inspeccionar todo su cuerpo en busca de algún ítem o reliquia con la que pudo haber hecho tal hazaña, pero no hallo nada. Entonces uso uno de sus hechizos de análisis más altos y quedo anonadada por su descubrimiento – tu… no usas el sistema arcano o el divino ¿cierto?

- No lo sé. Solo pienso en lo que quiero hacer y sucede

- Es como si estuvieras hecho de luz… No sé qué cosa quieres que te enseñe, literalmente podrías hacer todo lo que quieras

- Esto no funciona así. Curar heridas y enfermedades es fácil porque se cómo se ven y como deberían ser o revertir los estados negativos, pero si hablamos de revivir a los muertos… no importa cuánto lo desee, no logro hacerlo… aún peor son las penalidades… Nos llaman santos, pero no podemos hacer nada para salvar a las personas comunes… es risible…

- Así que eso es lo que quieres – Sonya mira a los ojos al rubio y sonrió – No tengo idea de que puedo hacer para ayudarte, pero si quieres que te muestre mis habilidades tengo dos condiciones

- Hare cualquier cosa

- La primera es simple. Aceptaras que experimente contigo en todos los aspectos posibles, en verdad eres alguien interesante

- No tengo problemas con…

- Alto ahí vaquero. La segunda condición es que tengas un duelo contra mi

- ¡que!

- Así es, no perderé mi tiempo con alguien que no puede enfrentarse a mí. Si ni siquiera puedes superarme tus palabras no serán más que un bello ideal y nunca se harán realidad

- Eso es…

- Relájate. No espero que lo logres ahora, solo quiero ver cuál es el alcance total de tu poder

- Yo… acepto…

- Ok, entonces nos vemos el fin de semana en la arena. Y no te preocupes por nada, tengo una amiga que nos ayudara con el trámite requerido. Nos vemos luego Edward-kun – se despido Sonya dirigiéndose hacia la salida – Tu también pareces alguien interesante – comentó distraída mientras miraba al semi-elfo pelinegro parado al lado de la puerta

- Solo soy un espectador

- No muestras tus cartas he. Bueno, no es como si me importes. Adiós


- Luego de que la rubia saliera, Lugh se acercó a Edward el cual estaba parado inmóvil en el centro de la habitación – Al parecer te fue bien en tu entrevista con tu ángel – comento con una sonrisa para molestar al joven, pero este no se movió ni un poco - ¿Edward? Hey amigo, ¿Te encuentras bien?

- he… A si, no es nada

- ¿Te preocupa tu pelea contra ella? Dijo que no importaba si perdías así que ¿Cuál es el problema?

- Los duelos entre sanadores no son combates físicos o mágicos. Debes curarte a ti mismo o algún aliado mientras eres atacado por una criatura o invocación

- Eso suena algo extremo

- Tal vez, pero en batalla pocas veces puedes curar a tu equipo sin presión

- Parece que sabes del tema

- No es la primera vez que tengo un duelo

- Entonces por que estas tan asustado

- Bueno… es solo que… los novatos se enfrentan a esqueletos, los intermedios a Lich o hordas de invocaciones menores como arcángeles de fuego. Incluso oí que algunos duelos de sanadores avanzados enfrentaron dragones esqueletos y aventureros de clase B y C, pero si es contra la señorita Sonya… algo que sea un reto para ella…

- Tal vez se enfrenten a uno de esos dragones de escarcha. Creo que necesitaras toda la suerte del mundo – se burlo Lugh golpeando en el hombro al rubio – Vamos chico, yo te invito el almuerzo hoy. Tal vez sea de tus ultimas comidas…