Tal vez algún día

Capítulo 20

Estaba molesto. Era difícil que él estuviera algo más que fastidiado o aburrido, pero esta ocasión Shikamaru en verdad estaba enfadado. A pesar de la condición de Sasuke lo lanzó con fuerza sobre la cama de la habitación de hotel. Se lo merecía, en especial por haberle hecho cargarlo desde la casa del Kazekage. Podía pasar horas enlistando cada característica que le desagradaba del Uchiha, sin embargo, la única que tenía presente en el momento era la falta de tacto para manejar la situación. Y su irracionalidad, eso sobre todo. Shino estaba a un lado, silencioso como siempre, pero él sabía que también estaba molesto, el ligero fruncimiento en el entrecejo del ninja de los insectos no le pasaba desapercibido. ¡Y es lógico que esté molesto! Una roca tiene más sensibilidad que éste idiota.

Miró el cuerpo de Sasuke recostado en la cama justo en la posición que lo dejó, como un cadáver. Eso sería tener suerte. Mas no estaba muerto, sólo aturdido aún por el ataque de Sabaku no Gaara, seguro muy adolorido también. Y tengo que lidiar con él. Era su deber como líder del escuadrón después de todo. Suspiró, harto de tener que batallar con tan problemático compañero. La próxima vez mejor traeré a Akamaru. Ese animal ha de causar menos de la mitad de problemas de los que causa este. Permaneció delante del Uchiha varios minutos durante los que nada ocurrió, el ninja del Sharingan no parecía tener intenciones de entablar esa conversación.

"Levántate." Ordenó el Nara. Los ojos de Sasuke dejaron de admirar el techo de la habitación y se posaron en el ninja de las sombras. No se movió.

"No quiero escuchar un sermón de tu parte." Dijo el Uchiha. Su voz tan fría como de costumbre. "Y no voy a escucharlo."

Los ojos del Nara se entrecerraron en disgusto. La impertinencia de Sasuke parecía no tener límites, pero la paciencia de Shikamaru sí los tenía, y estaba muy cerca de llegar al final. Avanzó hacia él, entrando por completo en el campo de visión del Uchiha.

"Bien, como quieras." Dijo Shikamaru. "De todas maneras sería un poco redundante decirte que, igual que siempre, actuaste como un idiota. No tenemos tiempo para estar señalando lo obvio." Vio un cambio en los ojos negros del ninja en la cama. El comentario en verdad le molestó, así que de momento Shikamaru se dio por satisfecho. "Ahora levántate y recoge tus cosas. Gracias a ti tenemos a un Kazekage con antecedentes homicidas enfurecido, el mismo que ordenó que nos marchásemos de inmediato, y yo no pienso quedarme a ver qué ocurre si no le obedecemos. Nos vamos."

Bajaría a liquidar la cuenta del hotel, arreglaría sus pertenencias y se marcharían de vuelta a Konoha. Tendría que hacer un largo reporte de los resultados de la misión, los cuales no serían nada agradables para la Godaime. Sólo pensarlo le daba dolor de cabeza. Hizo una seña al joven Aburame para indicarle que le siguiera. Ambos salieron de la habitación por el orificio que hasta el día anterior todavía era una puerta.

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Tras permanecer varios minutos en esa posición al fin decidió separarse del abrazo de Gaara. Se limpió las lágrimas con el dorso de las manos y miró apenado en dirección al pelirrojo. Desde su llegada a la villa de la Arena desmayarse y llorar se le estaban convirtiendo en hábitos. Malos hábitos. No tenía sentido ponerse a llorar porque le insultaron, estaba más que acostumbrado a los tratos hostiles y las palabras hirientes. Pero no fue exactamente por eso… No eran las palabras, sino de la persona que provenían. Sasuke… Fue un golpe duro el que recibió del Uchiha, no físico, sino emocional. ¿Es que no éramos amigos? Durante esos años de rivalidad estrafalaria y obstinada él creyó que llegaron a desarrollar una silenciosa amistad, algo que ambos sabían y que no necesitaba ser mencionado en voz alta. Supongo que me equivoqué. Un nombre se estaba tachando en la reducida lista de amistades del ruidoso ninja de Konoha. Sintió los ojos de Gaara en él, recordándole su presencia, la situación.

"Parece que Kyuubi me está haciendo sufrir cambios emocionales también." se aclaró la garganta y miró a otro lado, forzando una risa.

Cuando encaró de nuevo al pelirrojo, los ojos de éste seguían con la atención en el rubio, sin embargo, no parecía tener planeado profundizar en las circunstancias, cosa que Naruto le agradecía profundamente. De pronto se sintió cansado, un tipo de cansancio que no se asemejaba en nada a la fatiga de un arduo día de entrenamiento, o al de un largo viaje tras una misión. Le vino una sensación de vacío interior, como un fuerte golpe en el pecho dejándole sin aire y aturdido. Apretó los labios y sacudió la cabeza, si seguía así las lágrimas volverían. Uzumaki Naruto no llora por las cosas que no se pueden cambiar.

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El sol brillaba, con una intensidad casi tan fuerte como el calor que desplegaban sus rayos. Caminar en la arena era una tarea complicada y molesta, Tsunade había tropezado en varias ocasiones, Jiraiya ya llevaba cuatro caídas. La rubia continúo caminando, su mente lejos de las inclemencias del ambiente, repasando las posibilidades de Naruto. Todas sus esperanzas estaban contenidas en el jutsu del país del Viento usado en Sabaku no Gaara. Deseaba tener al menos la mínima idea de en qué consistía la técnica, así aprovecharía las horas de viaje en algo productivo. Ni siquiera sabía si el Shisou Fuuin en Naruto podría ser compatible con los oscuros secretos de la aldea de la Arena.

Con una mano para protegerse los ojos miró al frente. Las dunas se erguían imponentes hasta donde la vista le permitía alcanzar. Soltó una maldición y continuó caminando. El sol le escocía la piel por el largo lapso de tiempo en el desierto. Mas no podían detenerse por causa de la comodidad, la vida de su querido mocoso impertinente estaba en peligro. Además, se acercaba ya el aniversario del fallecimiento del Cuarto Hokage, de la creación del sello para encarcelar a Kyuubi. Tsunade suponía que esa fecha sería la más indicada para hacer cualquier modificación a la inscripción en el ninja rubio.

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NOTAS:

Ok, aquí voy… sí, sé que esto es prácticamente nada, de verdad lo sé! Pero dejen que explique las cosas. Llegó un momento en que me perdí en el camino de la vida. Entré a la facultad… terrible, terrible. Así que no pude continuar escribiendo y para cuando me di cuenta, mi estilo de escritura era (a mi parecer) bastante distinto al de esta historia.

Cada día tenía remordimientos por culpa de esta historia, y mentiría si les dijera que algunos reviews de los que me llegaron demandando que continuase me gustaron en lo absoluto. Estuve a punto de dejar todo esto simplemente por mi mal humor. Pero no sería justo, cierto? Así que aquí termina el fic… naah, no es verdad, aquí termina mi estilo anterior. Esto es lo último que escribí antes entrar a la facultad, ahora continuaré con algunas variantes en la redacción.

Gracias a quienes leyeron esto, a los que tuvieron paciencia, y a los que siguen atentos después de mi espantosa desconsideración. Un abrazo y ojalá estén bien.