Capítulo 6 – La bestia que se esconde bajo una bella sonrisa

Los días pasaron rápidamente y ahora, Edward se encontraba parado en medio de la sala de descanso del Gran Coliseo esperando a que Sonya se presentara para el duelo – Estoy muy feliz de que vinieras a apoyarme Lugh – agradeció el rubio agachando levemente la cabeza hacia el semi-elfo parado a su lado

-No podría mirar a tus abuelos al rostro si dejara que algo malo te pasara

- Lo siento. Se que tenias planeado ir a E-Rantel y…

- No te preocupes. No tengo apuro – En realidad, Lugh había pasado los días en la ciudad intentado contactarse con la realeza del Imperio Baharuth sin ningún resultado y en este momento meditaba su próximo movimiento. Ir con el Dragon Lord de Platino era una idea atractiva, pero tenía muchos obstáculos en medio como la forma en la que lograría tener una audiencia con él.

- Ohhh llegaron temprano – interrumpió una voz a espaldas de los jóvenes

- Buenos días Sonya-sama

- Buenos días Edward-kun. Veo que sigues acompañado de tu amigo

- Si. Él es Lugh Arsley, un amigo de mi familia

- Mucho gusto

- Igualmente. Bueno, los preparativos ya deberían estar listo. Vayamos al campo

- Luego de seguir a la rubia por unos amplios pasillos llegaron a la arena de batalla del Gran Coliseo, sorprendiéndose al ver una hermosa chica vestida con un ajustado traje completo de cuero que resaltaba su curvilínea figura, su largo cabello negro con leves tonos purpuras se mecía ligeramente con el viento acentuando aun mas la encantadora sonrisa que tenía en los labios y a su derecha, su poderosa lanza carmesí estaba clavada en el suelo

- Así que tu eres el chico que escogió Sonya. Admito que eres algo lindo – la chica tomo su lanza y se acercó al grupo con un seductor andar, al mismo tiempo se noto que cargaba en su espalda un desgastado saco de gran tamaño

- Uuu… usted es… ¡Sonya-sama! No me diga que la amiga de la que hablaba era…

- Así es. Es ella, Saphira la actual Lord Martial

- Mucho gusto, chicos

- El gusto es mío. Mi nombre es Edward Burns

- Soy Lugh Arsley – El pelinegro estiro la mano para saludarla apropiadamente. En verdad fue un verdadero golpe de suerte poder conocer a la que sería el ser más poderoso del continente fuera de las fuerzas del Reino Hechicero. Aunque no podía sentir ninguna presión o sed de sangre viniendo de ella lo cual lo dejo extrañado

- Al mismo tiempo, Saphira se quedo observando a Lugh por un largo tiempo - ¿Acaso te conozco de algún lado? – preguntó mientras devolvía el saludo – hueles algo familiar

- ¿Huelo?

- Saphira se acerco más al pelinegro y comenzó a rodearlo y revisarlo en un intento de descubrir por qué sentía que lo conocía

- Deja de toquetearlo, Saphira. Creí que solo te gustaban los rubios con ojos de cachorro – intervino Sonya alejando a la pelinegra del confundido semi-elfo - recuerda que viniste aquí para ayudarme

- Te debía un favor, es todo. Eso no significa que no pueda hacer otras cosas

- ¿Y dónde está el dragón de escarcha que te pedí que trajeras? – interrogo mirando a la pelinegra entrecerrando los ojos

- Bueno… fui a recoger amablemente a uno de los chicos grandes como te lo prometí ¿sí?, pero…

- ¡¿Qué hiciste?!

- Edward intento protestar por la mención de un dragón, pero ambas mujeres ignoraron sus intentos por tomar la palabra

- No fue mi culpa, quiero que eso quede claro… - Saphira desvío la mirada hacia un lado y miro sus manos como si fueran lo mas interesante del mundo – hubo cierto malentendido y termine noqueando a dos de ellos

- Edward y Lugh tragaron saliva ante tal revelación. Esta mujer acababa de decir que derroto a dos dragones adultos como si no fuera nada. Estaban completamente anonadados

- ¡Queeee! – solo Sonya reacciono y se acercó rápidamente a la pelinegra tomándola de los hombros - ¡Explícate! ¡Ahora mismo!

- Les dije que dos de ellos debían venir conmigo y ellos respondieron que no obedecerían ninguna orden que no venga de su señora y me atacaron de la nada

-Si claro, de la nada. Continua

- Y luego apareció la zorra de Amelia y también me ataco. En verdad yo soy la victima aquí ¿sabes?

- Era obvio que ella aparecía si atacas el Nido de Dragones. La princesa prácticamente vive ahí, por eso te dije que le pidas ayuda mientras yo iba a ver a mi abuelo

- Como si fuera a deberle un favor a esa trepadora

- ¡Por no hacerlo nos metiste en un gran problema!

- No te preocupes. Madre intervino y arreglo la situación hasta cierto punto

- ¡Encima la involucraste a ella en esto! Ahhh pierdo años de vida cuando estoy contigo – se quejó Sonya haciendo círculos en sus sienes con ambas manos para calmar la jaqueca causada por la pelinegra – Lo siento mucho Edward, pero creo que tendremos que posponer nuestro duelo por ahora. Al menos hasta que arregle el desastre que ella causo

- Esta bien Sonya-sama. Además, preferiría que no fuera un dra…

- Espera Sonya. Es cierto que no traje tu dragón, pero estoy yo aquí para reemplazarlo – interrumpió Saphira sonriendo de medio lado, haciendo que no solo Edward sino la misma Sonya sintiera un escalofrió recorrer por su espalda – relájense, no es como si fuera a atacarlos enserio. También traje algunas armas que les ayudaran en su desafió – vaciando el saco que tenia a su espalda, cayeron al suelo un par de espadas gemelas, así como un arco junto a su carcaj encantado lleno de flechas y una lanza de doble filo. Todas las armas tenían un aspecto monstruoso, como si hubieran sido hechas con brea solida y al mismo tiempo irradiaban una insana luz verde pálido

- Esas son… - sorprendida por reconocer esas armas, Sonya se acercó curiosa por las historias que recordaba haber oído sobre ellas así que tomo el arco sin precaución, pero inmediatamente lo soltó haciendo una mueca de desagrado en el rostro – ¡Estás loca! Como pudiste traer esto. Sabes si quiera todos los problemas que tendrás si alguien descubre que los sacaste

- A pesar del regaño, Saphira tenia una sonrisa orgullosa en su rostro – Madre me dio permiso. Dijo que no había ningún problema mientras los devuelva a su lugar

- Debí suponerlo… de tal palo tal astilla. Es por que ella te malcría mucho que eres así.

- No se de que te quejas. Para un duelo de sanadores no hay mejor equipamiento que este

- ¿Qué clase de armas son? – pregunto Lugh acercándose atraído por la lanza – se siente mucho poder emanando desde ellas

- ¿Lo notaste? – emocionada, Saphira se acerco al semi-elfo y lo insto a que tomara el arma a sus pies – vamos, pruébala

- Al tomar la lanza, un gran poder corrió por el cuerpo de Lugh al mismo tiempo que sintió como parte de su vitalidad era drenada constantemente hacia ella – Tss… estas armas… ¿Acaso están malditas? El solo empuñarlas causan dolor

- Lugh, por favor cuida tus palabas – aconsejo preocupada Sonya – estas armas fueron forjadas por el novi… ejemmm el amigo de Saphira – se corrigió a mitad de la oración debido a la oscura mirada inexpresiva que le envió la pelinegra

- Son poderosas ¿Cierto? – sonriendo de una forma rígida, Saphira siguió alabando las armas que había traído

- Al estar distraído examinando el arma en sus manos, Lugh no noto la ligera sed de sangre que era emitida por la joven pelinegra a su lado. Edward por otro lado estaba petrificado mientras que Sonya se preparaba para actuar ante cualquier incidente - Dan un gran poder, pero son inútiles en… Puagg – Escupió una gran cantidad de sangre por la boca acallando lo que estaba apunto de explicar. El arma en su mano hizo un sonido seco al golpear el suelo de la arena de batalla y entonces lo notó, estupefacto, vio como una lanza de color carmesí brillante atravesaba limpiamente el centro de su abdomen

- ¡Lugh!

- ¡Saphira! ¡Que has hecho! – Sonya activo rápidamente sus hechizos curativos para atender al pelinegro herido

- ¡Alguien tan débil como tu no tiene derecho de criticar su trabajo! – con ojos inyectados en sangre, Saphira retiro bruscamente su lanza del cuerpo del semi-elfo haciendo que mas sangre brotara de la herida abierta.

- Lugh cayo de rodillas al suelo intentando entender que es lo que había pasado

- Saliendo del shock, Edward se sumo a la rubia para atender las heridas de su compañero, curándolo juntos en un par de segundos - ¡Lugh! ¿Te encuentras bien? – pregunto preocupado, pero sus palabras fueron ignoradas

- Molesto al entender que había sido atacado por la chica, el pelinegro tomo la lanza a su lado y frenéticamente ataco a Saphira en el mismo lugar en el que había sido herido, pero ella bloqueo las estocadas de manera impecable y aprovechando una apertura lo ataco con un barrido de su lanza haciéndolo retroceder varios metros

- Ohhh. Lo bloqueaste, muy bien hecho. Al parecer no eres tan débil como creía. Sabes que Sonya, cambiemos un poco tu duelo. Este tonto y yo pelearemos y ustedes nos curaran a cada uno de nosotros. Veamos cuanto tiempo puede tu elegido mantener vivo a este idiota – Saphira estaba molesta, una enorme presión se desbordaba desde su cuerpo haciendo que todos los presentes sudaran frio – descuida, no iré enserio para que nuestra pelea dure lo más que se pueda

- eso significa que quiere torturarme lentamente… esta mujer… puede emanar y controlar tanta sed de sangre como si no fuera nada… Que clase de monstruo es ella – aun con esos pensamientos, Lugh se puso en guardia, trago su miedo y se preparo para la pelea. Nunca fue su intención involucrase en este duelo, pero la mirada de Saphira le decía que no lo dejaría ir incluso si se rendía