Capítulo 13: Preparativos para la batalla
El cielo en la capital imperial estaba comenzando a oscurecerse cuando una gran hoguera comenzó a iluminar la noche desde el coliseo. El sonido de una bella tonada musical y las voces de los bardos inundaron el lugar al mismo tiempo que gran cantidad de personas se reunían en las puertas del recinto esperando disfrutar de la festividad que había sido organizada por el imperio.
Arthur tuvo la idea de hacer una fiesta para que los ciudadanos puedan relajarse y así aliviar el resentimiento que tenían hacia ellos debido a los ataques ocurridos en la capital. Y aunque el común de las personas debería estar aterradas u ocultándose bajo sus camas antes de pensar en ir a divertirse, bastó con que una caravana liderada por la Emperatriz real y secundada por los cuatro caballeros imperiales diera el anuncio por toda la ciudad para que las masas se tranquilizaran y aceptaran gustosas participar del evento. Es por eso que ahora las personas comían, bebían y bailaban en las gradas y la arena del coliseo olvidándose de todo, incluso algunos nobles bajaron de sus palcos para celebrar junto a ellos.
Uno de los más destacados nobles era un apuesto hombre de cabellos rojizos quien junto a su esposa y sus tres hijos saludaba a las personas que ingresaban al recinto por la puerta principal. Su nombre era Albert Astón Bassile Farlord y era el primogénito del emperador. Hijo de una de las primeras concubinas que su padre tomó, se esperaba heredara los talentos y la sabiduría de su madre para manejar las finanzas del imperio o al menos el liderazgo político de su padre, pero no fue así. Desafortunadamente para él nunca mostro talento o habilidad que lo hiciera merecedor de la atención del emperador quien ni siquiera espero que cumpliera la mayoría de edad para desposarlo con una humilde, pero brillante jovencita de 18 años que dirigía una antigua posada de Arwintar que ahora estaba ganando popularidad rápidamente bajo su mando. A cambio de una cuantiosa suma de dinero con el que ella podría remodelar su establecimiento ambos se casaron en el palacio imperial generando una gran admiración en el pueblo quienes solo pensaban que el amor entre una plebeya y un príncipe había triunfado sobre la aristocracia y sus costumbres políticas. Unos meses después del matrimonio, recibieron el título de Marqués y les fue encomendado la administración del complejo de viviendas de bajo arrendamiento que el imperio había construido en el lado sur de la capital.
A pesar de perder su derecho al trono, Albert nunca guardo rencor a su padre y cuando su esposa quedo embarazada no pudo estar mas feliz de esa decisión. Entusiasmado por la idea de ser padre se acercó más a su mujer colmándola de regalos y atenciones que termino por hacer que ambos cayeran perdidamente enamorados del otro. Entonces lo decidió, apoyaría a su padre y al imperio en todo lo que estuviera a su alcance. Y fue gracias al trabajo que se les había encomendado que descubrió como hacerlo. Aprendió a relacionarse con las personas de a pie, escuchando sus problemas y ayudándolos a solucionarlos, así que sabia como calmarlos y darles la tranquilidad que tanto necesitaban en este momento. Es por eso que estaba en la entrada guiando a las personas que venían a disfrutar del baile.
Justo después de despedirse de una tierna pareja de ancianos que lo habían reconocido como el primer príncipe imperial su esposa llamo su atención halándolo del brazo – Albert-san, ¿Por qué no dejamos que los niños vayan a divertirse un rato? Se ven algo aburridos – propuso la peliazul mientras señalaba a su hija mayor quien estaba totalmente concentrada observando a un chico rubio con anteojos que leía unos libros cerca del ingreso a los palcos privados.
-Es verdad… - tomando a su hija de los hombros para llamar su atención, Albert continuo – si quieres puedes ir con tu amigo, Lía. Mama y yo llevaremos a tus hermanos a disfrutar del banquete
- ¿De verdad?
- Si, solo no te alejes de él y has que te acompañe de regreso para que estés segura
- De acuerdo, gracias papá – Luego de darle un gran abrazo a su madre, Lía camino hacia su amigo mientras comprobaba si conservaba su pulcra apariencia. Sabia que él iba a estar presente así que preparo su mejor vestido, recogió su largo cabello violeta con unos prendedores de plata que coloco en los lados para resaltar su rostro e incluso robo algo de maquillaje de mama para acentuar sus ojos… todo para esta ocasión – Buenas noches Adrián-sama – Lía agacho la cabeza levemente para saludarlo
- Buenas noches para usted también princesa Lía ¿Se le ofrece algo? – contesto el rubio cerrando su libro para prestar total atención a la chica.
- A pesar de la extrema formalidad, ambos eran viejos conocidos de la escuela de magia e incluso cuando ella no pudo seguir con el curso debido a su falta de talento, aun así, se mantuvo a su lado apoyándolo desde las gradas – Bueno… yo… me preguntaba si… si tú y yo – Lía entro en pánico, había planeado esto con mucha antelación, esperando la oportunidad perfecta para hacer su movimiento he invitarlo a salir y ahora la atacaban los nervios impidiéndole pronunciar palabra alguna – …invítalo a bailar YA ¡Idiota! ¡No es como si le propusieras matrimonio!... – incluso podía oír como parte de su conciencia le reclamaba su indecisión - ¡¿Quieres bai…?!
- Oye Adrián, ya es hora de que entremos
- Lastimosamente para Lía fue interrumpida por una voz detrás de ella así que se giró molesta para gritarle al intruso, pero cuando descubrió quien era agacho rápidamente la cabeza en señal de respeto – Amy oba-sama
- ohhh Lía-chan… - Amy miro a ambos jóvenes, especialmente a su tensa y muy sonrojada sobrina y sonrió de lado a lado - ¿Acaso interrumpo algo?
- para nada… Solo estaba conversando con un amigo… - contesto Lía tristemente, aún más, la mirada gatuna que su tía le daba un mal presentimiento - … en que problema me metí… - pensó para sí misma
- Ignorando las penurias de su amiga, Adrián solo se giró para disculparse por su partida – Lamento no poder quedarme a ayudarla princesa Lía, pero debo cumplir con mis deberes
- No se preocupe por eso Adrián-sama… - justo cuando la pelivioleta estaba por darse la vuelta fue detenida por la mayor
- ¿Por qué no vienes con nosotros, Lía-chan? Te haría bien saludar a tus abuelos de vez en cuando. Incluso madre podría apoyarte en tu matrimonio… - susurro esto último en el oído de su sobrina haciéndola enrojecer furiosamente
- Yo… permítanme ir con ustedes por favor – tal vez sus planes se habían arruinado por completo, pero conseguir la ayuda de la emperatriz real seria mejor que cualquiera cosa que pudiera pensar. Solo tenia que superar su miedo por ella y en poco tiempo podría estar escogiendo vestido de boda. Sonrió ante la idea y se armo de valor para su próximo campo de batalla
Cuando Amy y compañía llegaron al palco privado del emperador vieron sorprendidos como la distinguida emperatriz real, olvidando sus refinados modales, tenia atrapada a cierta albina que todos conocían muy bien en un abrazo amoroso – por favor suélteme Laila oba-sama… todos nos están viendo… - Amelia no podía hacer nada a pesar de la vergüenza, en su espalda descansaba su afilada guadaña azabache además tenía múltiples cuchillos y dagas entre sus ropas así que temía lastimar a su indefensa tía si hacia un mal movimiento
-ufufu no me importa que nos vean, ha pasado mucho tiempo desde que vi a mi querida Amelia-chan así que no puedo contenerme
- Solo fue un año oba-sama
- Para mi fue una eternidad. Estaba preocupada por mi pequeña que estaba lejos en un país ajeno, sola a merced de malos hombres que pueden intentar propasarse con ella
- "Nadie es lo suficientemente estúpido para hacer eso…" – Fue el pensamiento de todos los presentes, pero ninguno se atrevió a decirlo
- Esto… podemos ponernos al día luego Laila oba-sama. Mire, Sonya-sama esta esperando para presentarse con usted – Amelia señalo a su lado, mostrando a Sonya quien estaba acompañada por un joven rubio
- Es una promesa… - Laila soltó lentamente a su sobrina y se concentró en la pareja a su lado – Nos honra con su presencia Sonya T Ludwell- dono – recuperando su apariencia solemne correspondiente a su título como emperatriz real, saludo con una elegante reverencia
- Soy yo quien agradece su cordial invitación Laila Farlord-dono – Sonya respondió con la misma elegancia que la mayor – mis agradecimientos también a su majestad Alexander Farlord-dono. Me alegra ver que los gobernantes gocen de buena salud y se vean tan felices esta noche
– Laila tomo del brazo a su esposo y se recostó amorosamente en su hombro para acentuar lo dicho
- Lo mismo para usted Sonya T Ludwell-dono, espero pueda disfrutar de todo lo que hemos preparado para la ocasión – saludo el emperador manteniendo su estoico semblante a pesar del movimiento hecho por su esposa pues tenía algo más importante en mente - perdóneme si la ofendo, pero podría preguntar por el joven que la acompaña esta noche – Alexander estaba intrigado por el rubio pues creía que era otro guardia enviado por el reino hechicero
- Su nombre es Edward Burns, lo he aceptado como mi discípulo y está bajo mi cuidado
- Buenas noches su majestad… – Edward estaba un poco nervioso por conocer a la realeza. Cuando la invitación a Sonya fue entregada, él se encontraba ayudándola a curar a los heridos y revivir a los muertos resultantes del ataque a la capital así que la rubia le ofreció acompañarla a la fiesta como recompensa por su arduo trabajo. Al principio se había negado, pero Lugh lo convenció de ir y disfrutar un poco de la alta sociedad.
- Debes tener un gran talento para ser aceptado bajo la tutela de Sonya-dono. ¿No te interesaría trabajar para el imperio cuando te gradúes, joven Edward?
- … - Edward se quedó en silencio no sabiendo que responder, pero afortunadamente para él la emperatriz real le lanzó un salvavidas
- Querido, no molestes al chico con tus asuntos políticos. Él ha venido para divertirse no para escuchar sobre los problemas del imperio
- Es verdad, por favor disculpe mi impertinencia y disfruten de la fiesta – Alexander se disculpó con Sonya agachando levemente la cabeza
- No se preocupe por eso. Vamos a bailar un poco Edward – tomando al rubio de la mano, Sonya lo arrastro hacia la improvisada pista de baile que se había formado en el centro de la habitación.
- Cuando Amelia estaba por seguir a la pareja fue detenida por su tía, quien la llevo hacia una esquina cerca al balcón – tenemos mucho de qué hablar hija – en ese lugar se habían colocado unos sofás para la comodidad de la familia real y en este momento la pareja real se dirigía hacia ahí
- pero tía Laila, mi trabajo es cuidar de…
- Déjala divertirse un poco a solas con ese muchacho, no es como si estuvieras lejos de todos modos.
- A pesar de su fuerte deseo de estar lo mas alejada posible del bastardo de su padre, Amelia no quería entristecer a su tía dejándola plantada. Laila la crio desde su nacimiento como si fuera su propia hija y ella sentía que debía corresponderle de la misma forma - … si es solo un momento… - Sonya estaba bailando alegremente con Edward así que podía tomarse ciertas licencias de su trabajo.
Los cuatro caballeros imperiales estaban reunidos alrededor del emperador. Un hombre de aproximadamente 35 años y cabello azulado estaba parado estoicamente detrás de donde él se sentaba. Vestido con una armadura completamente negra y portando una gran espada ancha de hoja traslucida, era un ex aventurero de rango A apodado "El caballero de los mares" el cual gano gran fama por sus hazañas en la ciudad submarina de los tritones. Casado con la primera princesa imperial con quien ya tenia tres hijos, su nombre era Thomas Rigalt el actual líder de los caballeros imperiales
Sentado en el sofá al lado izquierdo del emperador estaba Adrián Blake leyendo otro de sus libros. Con tan solo 14 años había obtenido su puesto derrotando a mas de 50 adversarios en el torneo que se realizo para cubrir el lugar del antiguo caballero imperial que paso al retiro. Y a pesar de parecer descuidado con su entramiento al pasar horas leyendo, su fuerza no era algo que pudieran subestimar. En el año que llevaba en servicio derrotó a varios aventureros en la arena del coliseo, incluso algunos pertenecientes al reino hechicero y el concejo Argland, ganando el alias de "Marioneta Demoniaca" por su particular forma de pelea.
En el sofá del lado derecho se encontraba una pequeña figura bebiendo té. Usaba una armadura ligera de cuero y una visera negra para poder ver en la superficie, su nombre era Feng Lou "El Ermitaño" un quagoa que había sido discípulo de Li Ryu y que se decía podía romper Orichalcum con sus propias manos como si fuera un simple trozo de madera.
Por último, "La princesa relámpago" Amy Farlord estaba junto a su madre interrogando a Lía y Amelia respectivamente, susurrando palabras en sus oídos que las hacían avergonzar visiblemente. Había descubierto el enamoramiento de su sobrina por su compañero caballero y estaba muy interesada en saber que tan enserio iba y hasta donde había llegado con él. Después de todo, debido al talento mostrado por el chico, su padre quizá ya le tenia preparada a una de sus hermanas menores como prometida, si la pelivioleta no hacia un movimiento rápido podría perder a su amado.
Cuando la charla de chicas mostro signos de terminar, Alexander se aclaro la garganta para tomar la palabra – Sabes del ataque que sufrió nuestra capital, ¿no es así Amelia?
-Si – los ojos antes alegres de la albina se volvieron fríos al mirar a su padre
- Quiero que vayas a matar a todos los que nos atacaron
- Los ojos rojizos de Amelia brillaron fuertemente y sin ningún aviso, arrojó dos cuchillos directamente hacía los hombros de su padre para hacerlo escarmentar por querer darle ordenes, pero estos no dieron en el blanco gracias a la intervención de Adrián quien interpuso su brazo para salvar al emperador recibiendo el daño por él. La albina miro extrañada al chico, no solo por el hecho de entrometerse en su camino sino también porque para detener el ataque se había dislocado el hombro y la muñeca derecha y aun así seguía leyendo su libro tranquilamente, ignorando por completo el dolor o los cuchillos clavados en su brazo sangrante – Eres quien reemplazo al anciano ¿cierto? Interesante… no te gustaría… - no tuvo tiempo de continuar su oración debido a la Katana blanca con detalles dorados en forma de relámpago que fue colocada cerca de su garganta
- ¿Puedes controlarte un poco hermanita? No hagas una escena delante de nuestros invitados – en algún momento de la conversación Amy había apartado a una paralizada Lía fuera de su camino y se puso al lado de su hermana para amenazarla
- Lo siento, lo siento – Amelia se disculpó levantando las manos en señal de rendición – Amy onee-chan da mucho miedo, ¿no lo cree Laila oba-sama?
- Amy-chan no atormentes a tu hermana pequeña y guarda esa arma ¿quieres? – Laila quito el arma de su hija del camino y abrazo a su sobrina fuertemente – tú también debes relajarte un poco Amelia-chan. Tu padre solo esta pidiendo un favor, no es ninguna orden
- Con una reverencia, Amy enfundo su Katana obedeciendo la orden de su madre. Ella quería mucho a su hermanita, pero eso no quería decir que aprobara todo lo que ella hiciera, especialmente cuando se trataba del odio que tenía hacia su padre
- Lía-chan, debería haber un cambio de ropa en el baño de este lugar. Lleva a Adrián-chan ahí y ayúdalo a curarse y limpiarse apropiadamente – Laila continúo dando indicaciones mientras mimaba a su sobrina acariciando su cabeza
- Con un pequeño asentimiento hacía su abuela, la nerviosa pelivioleta se acercó al chico que de alguna manera se había acomodado las articulaciones, pero no hacia nada por retirar los cuchillos que tenia clavados debido a que seguía concentrado leyendo su libro. Ella lo tomo de las manos y lo guio hacia un lado para ayudarlo.
- ¿Sabes hija? No estoy del todo de acuerdo con tu padre al pedirte ir a pelear contra esos rufianes. Si alguno te llegara a lastimar… no podría vivir con la culpa por hacer que nos ayudes con esto, pero si no hacemos nada lo mas probable es que regresen y lastimen a más personas… tu padre quiere mandar a Amy-chan junto a un grupo de aventureros que Arthur-chan esta reuniendo en el palacio imperial para enfrentarlos… eso me tiene muy preocupada… yo… me sentiría mas segura si ambas se cuidaran mutuamente en esta tarea…
- Madre… yo… lo siento, pero debo cumplir mi misión… - Amelia se alejo un poco sin romper el abrazo y miro con tristeza a la mayor. Ella odiaba a su padre por tratar a las personas como si fueran ganado, llegando incluso a pagarle una pequeña fortuna a una aventurera anónima del concejo Argland para acostarse con él dando como resultado su nacimiento, pero al mismo tiempo adoraba a su tía quien a pesar de todo lo que su hermano le hizo aun mantenía una sonrisa en su rostro dándole todo el amor de madre que pudiera desear. La albina recordaba con cariño como su tía le mandaba un [Mensaje] cada noche sin falta durante su estadía en el Reino Élfico para preguntarle como le había ido con su entrenamiento o solo desearle dulces sueños. Sabia que todo esto era una vil manipulación de su padre, pero eso no evito que se le partiera el corazón al no poder aliviar la angustia de aquella a quien consideraba su verdadera madre.
- Tengo una idea para eso Amelia – interrumpió el emperador ganándose otra de las miradas frías de su hija – le ofreceremos a Sonya-dono la más estricta protección dentro del castillo imperial mientras nos ayudas con esto
- Esa decisión no es mía, solo Sonya-sama podría aceptar esa petición
- Okaa-san hará su mejor esfuerzo y hablará con ella. ¿Amelia-chan nos ayudara si logro convencerla?
- Por su puesto Okaa-sama, pero que quede claro… solo lo hare por ti y Amy onee-chan – la albina miro con total desprecio a su padre – guárdate tus malditos juegos mentales, bastardo
En el jardín delantero del palacio imperial se había levantado una tienda de campaña para recibir a los guerreros que participarían en la cacería. Los equipos de rango A Majestic Roar y Red Fox se encontraban adentro intercambiando información y opiniones sobre la misión cuando un grupo de mujeres entro en la tienda llamando la atención de los presentes. Pertenecientes a las Five Flowers, eran la parte del equipo rango A que sobrevivió al ataque de la tarde. En la delantera estaba "Rosa" Carmelia Invelt, una hermosa pelirroja que vestía un ajustado traje de ranger hecho con cuero negro y con encaje de hilo plateado en los hombros, abdomen, cintura y muslo en forma de telaraña gigante. En su espalda, a pesar de estar cubierto por una desgastada capa, se podía notar un arco largo de color carmesí junto a un carcaj repleto de flechas.
A su derecha había un ser cuya apariencia cautivadora le hacia justicia a las leyendas que contaban sobre ellas. Era una hermosa mujer de piel aguamarina y cabello azulado como el mar que vestía una túnica ceremonial blanca con adornos hechos con perlas y coral rojo en las muñecas y el escote. Lo que la hacia tan peculiar era que envés de piernas tenia una delgada cola de pez con escamas doradas con la cual se desplazaba por el lugar. Bajo el alias de "Azucena", Maureen era una hermosa sirena que podía usar magia elemental de agua de hasta el nivel 5 la cual vino al imperio en busca de aventuras.
Detrás de ellas estaba "Gardenia", una Lizard-men de escamas blancas y ojos rojos que usaba un chal hecho de flores de lavanda y portaba un bastón de jade con forma de dragón. Su nombre era Fuyuka Shasha, una habilidosa druida que brindaba soporte al equipo con sus hechizos defensivos y sanadores, llegando incluso a poder revivir a los muertos.
El líder de Majestic Roar el cual era un Zoastia con forma de pantera negra fue a su encuentro – estoy sorprendido que vinieran. Pensé que se tomaría un descanso por haber perdido casi la mitad de sus miembros.
-No nos subestimes Duncan, queremos venganza por lo que esos bastardos les hicieron a nuestras amigas – Carmelia estaba muy molesta
- Su crimen no quedara impune – agrego Maureen
- Estamos aquí para ayudarlos con su falta de peleadores de rango medio, largo y apoyo. Espero que podamos hacer un buen equipo – completo Fuyuka suavemente
- Esa seria una buena alternativa, pero nos las arreglaremos solos. Ya tenemos una alianza con el equipo Phantom para que nos ayuden a rastrearlos y nadie se nos escape. Podrían ir a brindarle ayuda a Red Fox, aunque… ¿Por qué no buscan entre esos chicos de allá? Talvez alguno de ellos les sirva para reforzarse – Duncan señalo hacia una esquina donde varios hombres estaban reunidos en silencio
- ¿Quiénes son? – pregunto Maureen extrañada
- No solo nos llamaron a los equipos de rango A y B. El imperio también repartió volantes entre los peleadores del coliseo llamando a cualquiera que quisiera pelear y probar su fuerza.
- ¿Por qué los hombres son tan belicistas? – se quejó Carmelia haciendo sonreír al zoastia - ¿Te divierte?
- jajajaja es divertido que lo diga la compañera de "Sakura"
- Touche, pero enserio ¿crees que alguno sirva?
- Uno que otro si, por ejemplo, ¿ese de ahí no es el hermano mayor de "Gardenia"? – Duncan señalo a un Lizard-men de escamas blancas que meditaba con los ojos cerrados detrás del cumulo de personas - a diferencia de nosotros que nos van a pagar por la misión y tendremos un bono por cada objetivo, ellos solo cobraran por las muertes, así que deberían poder contratar a los que les plazca. Mucha suerte – diciendo esto último el zoastia regreso con su equipo
- ¿Tú qué opinas Fuyuka?, ¿Habrá alguien aparte de tu hermano para reclutar o deberíamos hablar con los de Red Fox? – pregunto Maureen
- …
- ¿Estas bien, Fuyuka? – esta vez fue Carmelia quien pregunto al ver como su amiga se tensaba
- ¡Ese tonto! Le dije que estaría bien por mi cuenta, pero nooo… él siempre tiene que hacer las cosas ha su modo. Tendré que reprender a mi hermano apropiadamente – ignorando a sus compañeras, una molesta Fuyuka camino hacia donde los hombres estaban reunidos
- Parece que esta decidido…
- Entonces busquemos a los mas fuertes
Entre el grupo de hombres se encontraba cierto semi-elfo de cabellos negros esperando impaciente por que comenzara la reunión. Estaba intrigado por estos asesinos que habían logrado matar a aventureros del nivel de Lucas quien le causo muchos problemas en la arena y por saber el porqué de los ataques - ¿Acaso eran enemigos del imperio?... – muchas preguntas como esa cruzaban por su mente en este momento. Pero también había otra razón por la que había venido, era una gran oportunidad de pelear codo a codo con las personas mas fuertes de esta nación y poder aprender de sus tácticas de batalla, así podía ganar más experiencia de combate
Estaba a punto de buscar a alguien para entrenar y matar el aburrimiento cuando tres chicas se acercaron al grupo donde estaba, aunque solo la mujer pelirroja se quedó delante mientras las demi-humanas se acercaban a Shuryu Shasha quien recibió un gran golpe en el rostro por parte de la Lizard-men sacándolo de su meditación
-Soy parte del equipo de rango A Five Flowers y estoy buscando a dos vanguardias y un asesino para completar mi grupo. Si alguno de ustedes está dispuesto a seguirme a la victoria dé un paso al frente – Carmelia provoco a los hombres mientras los miraba de manera altanera y confiada. Si eran tan irracionales como para negarse a ponerse bajo sus órdenes no le servirían para nada.
- Yo me apunto como vanguardia – Lugh levanto la mano inmediatamente. Las Five Flowers fueron el único equipo que logro herir a los bandidos así que ni siquiera lo pensó dos veces cuando se le presento la oportunidad de ser parte de sus filas.
- Yo también – Un joven hombre de cabellos rubios platinados estaba levantando su mano como lo hizo el semi-elfo. Usaba un chaleco manga larga de cuero blanco con bordados dorados en los hombros y la espalda con forma de un ave junto a unos pantalones y botas de color beige
- Talvez no sea muy fuerte, pero soy bueno detectando personas y cosas – Un insectoide con forma de libélula se acercó hacia ellos. Todo su cuerpo estaba envuelto por vendas oscuras como si fuera un ninja pero dejaban el suficiente espacio para que sus alas puedan moverse con libertad
- No son lo que esperaba, pero tienen agallas y con eso me basta. Ahora bien, sobre el pago, repartiremos el dinero de los bonos entre todos los integrantes ¿Están bien con eso? – todos asintieron en confirmación y siguieron a la pelirroja hacia donde estaba el resto del grupo - Supongo que tu hermano también vendrá con nosotros, ¿no es así Fuyuka?
- Este tonto no entiende que puedo cuidarme sola… gezz – Fuyuka siseo molesta dándole la espalda a todos
- Entonces cubrirá la retaguardia… Y ya que esto es personal supongo que no le importara hacerlo sin paga, Shuryu-san – la pelirroja sonrió felinamente mientras veía al Lizard-men
- Si es lo que pides por acompañarlos, no hay problema con eso
- No seas avariciosa Carmelia – se quejó Maureen
- Era solo una broma, obviamente también tendrá su parte. Ven aquí Fuyuka, es hora de comenzar con nuestra reunión estratégica…
Luego de que la emperatriz convenciera de alguna forma a Sonya, Amelia y Amy se dirigieron al palacio imperial encontrándose en la entrada a una niña de coletas rubias quien con libreta en mano dirigía a los guardias, empleados y sirvientas para fortalecer el castillo y acoger a la embajadora del reino hechicero con todas las comodidades.
Al ver a la pequeña, Amelia comenzó a correr sin ningún aviso dando un gran grito de alegría - ¡Claudia-chan!
- La niña ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar cuando fue envuelta entre los brazos de la mayor y cargada por los cielos hasta el punto de marearse un poco – yo… ¡Amelia onee-chan! Estoy muy feliz de verte – cuando recupero el sentido Claudia correspondió el abrazo de su hermana mayor con una angelical sonrisa en su rostro
- Claudia-chan siempre tan linda… - la albina comenzó a frotar sus mejillas con la de menor sonriendo amorosamente. Amelia tenia muchas hermanas menores cortesía del promiscuo de su padre, pero de entre ellas su favorita por mucho era la pequeña hija de la emperatriz real Claudia Iveth Helina Farlord de ocho años - ha pasado tan tiempo desde que nos vimos…(beso) he estado preocupada por ti…(beso) (beso)
- De tal palo tal astilla… aunque se supone que soy yo quien lleva la sangre de madre… - fue lo que pensó Amy mientras veía a Amelia abrumar de atenciones a su hermana pequeña - Veo que falta mucho para terminar con los preparativos ¿Qué paso aquí?
- Claudia se apartó rápidamente de la albina y se arrodillo enfrente de su hermana mayor – Lo siento mucho Amy onee-chan, pero… me equivoque siguiendo las instrucciones y…
- No digas más Claudia-chan – Amelia abrazo otra vez a la pequeña – no tolerare que alguien moleste a Claudia-chan incluso si esa persona es Amy onee-chan – los ojos de la albina ardían intensamente mostrando cuan seria era al respecto.
- Amelia onee-chan… fue mi error así que…
- Siempre te pones a la defensiva cada vez que te encuentras con padre, ¿no es así Amelia-chan? Relájate un poco que no le estoy reclamando nada. En primer lugar, este ni siquiera es su trabajo sino el de Arthur – Amy tomo a su pequeña hermana en brazos a pesar de las protestas de la albina y le dio largo beso en la frente que la hizo sonreír – Se que quieres tener mas responsabilidades, ¿pero no deberías estar durmiendo?
- Bueno… hace unas horas, mientras acomodamos el lobby junto a los mayordomos, Annie onee-chan comenzó a sentirse mal así que Arthur oni-chan me dejo a cargo y la llevo a descansar a su habitación. Fui hace una hora a preguntarle sobre una de las indicaciones que no entendía bien, pero fue Annie onee-chan quien salió a la puerta a pesar de su enfermedad. Ella dijo que Arthur oni-chan fue a buscar medicina porque su enfermedad había empeorado, pero cuando fui a la enfermería de palacio no lo encontré así que regresé a seguir con los preparativos hasta descubrir como solucionar ese problema. No quise molestar otra vez a Annie onee-chan, la pobre solo estaba usando una bata por el sudor y su rostro estaba completamente rojo, incluso le estaba costando respirar, pensaba mandar un médico a verla, pero…
- Mientras oían contar su historia a la inocente niña una vena comenzaba a palpitar en la sien de ambas mujeres. Amy coloco a su hermanita suavemente en el suelo y le dio unas leves palmaditas en la cabeza mientras mostraba su mejor sonrisa – continua con lo que estás haciendo Claudia-chan. Amelia-chan y yo nos encargaremos de Arthur y curaremos a Annie
- Claudia vio como sus hermanas mayores se dirigían al interior del castillo con pasos erráticos mientras, por alguna razón, sostenían sus armas fuertemente sin dejar de sonreír, incluso se podía ver como una extraña aura oscura empezaba a filtrase desde ellas, pero decidió ignorarlo. Recogió la libreta que se le había caído por el abrazo de Amelia y se dispuso a completar rápidamente con los preparativos para poder ser tan grandiosa y confiable como sus hermanas mayores.
Notas finales:
Demoro un día pero logre publicarlo, no sabía lo complicado que era el idear nombres y títulos que vayan con ellos, pase dos días enteros con la página en blanco xd. Espero poder publicar el domingo o lunes así que por favor sigan apoyando esta historia
Como siempre, todos los comentarios son bienvenidos
PD: parece que pronto tendremos noticias de la cuarta temporada, estoy deseoso por verla
