HOLA! xDD

Sentimos la demora, pero al fin hemos decidido acualizar n.nU hubieron algunos contratiempos y fases emocionales xDD pero ya hemos resuelto todo eso, y aki tamos d welta n-n.

Agradecemos infinitamente a Rail-Tezca, Horoholikka y Risa.Haradaa, k nus leyeron la primera vez x3 mil gracias d todo corajonjito xDDD

-Esta s una historia scrita n conjunto x Timon y Maki Tasui n.n

-Los personajes de Shaman King NO nos pertenecen a ninguna d las dos TTxTT, son propiedad de Takei Hiroyuki-sensei.

-Advertencia: Fic shonen ai. Homofóbicos o con tendencias, salgan ahora, salvense!

Weh, sin mas k agregar n.n disfruten del cap II n.n

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ME VERAS CAER

2. Celos

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Tras caminar un breve lapso de tiempo -que había parecido eterno por el silencio, Ren estaba sorprendido de tanta poca euforia por parte del shaman del norte.

Tal vez se le estaba pasando la mano con el respeto, iba como pensativo -¿había pensado en esa palabra para describir a Horo?- (sonrió ante tal pensamiento), mirando el paisaje con los brazos doblados tras la cabeza, como un escolta. Ren simplemente iba bien agazapado en su bufanda, sus ojos mirando fijamente el suelo y sus manos frías en los bolsillos enormes del abrigo color berenjena.

Entonces llegaron a una pequeña feria de improviso que se había instalado... ya iban un poco lejos de Funbari Oka. Pero de todas formas, los colores eran muy llamativos, los aromas tentadores, y el ánimo de la gente simplemente, entretenido... HoroHoro abrió mucho los ojos, encantado con la vista. Antes de acceder a su impulso de salir corriendo hacia los juegos, verificó que llevara dinero en el bolsillo... Dio un suspiro de alivio al sentir un par de billetes y algunas monedas. Entonces, colocó una mano en el hombro de Ren, y le sonrió, entusiasmado.

-Oye! Quieres dar una vuelta por allá?

Ren no pudo evitar sonreírse al ver a Horo transformado en todo un niño con juguete nuevo de navidad. Desvió la mirada al percatarse de que esa noche estaba siendo demasiado evidente con sus sentimientos, pero al fin y al cabo asintió levemente, sin siquiera separar los labios para susurrar un sí o un no. Lo mejor de todo era que estaban solos...

Apenas tuvo su consentimiento, Horo le tomó de la manga y jaló con él hacia el conjunto de luces, personas y juegos de todo tipo. Ren esta vez lo que no pudo evitar fue un sonrojo, por lo que agitado, se soltó de la manga de Horo y le dio un manotazo en la cara. Cuando vio a Horo lloriqueando sintió cargo de conciencia, pero es que no estaba acostumbrado que lo tomaran así como así. Frunció el ceño y se cruzó de brazos. Horo se recuperó de inmediato y le dedicó una mirada desdeñosa.

-Vaya, qué delicadito... mira, voy a comprarte una paleta para que se te quite lo amargo, qué te parece?- sugirió el ainu, y antes de que Ren dijera nada fue al puesto mas cercano y compró tres paletas de caramelo. Una para Ren... y dos para él. Sonriendo, le entregó la suya a su amigo.

-Toma. Para el mal humor, jeje...

- H-Horo... -murmuró Ren casi inaudible, y distraído aceptó la enorme paletota colorida que le acababan de dar, pero ni siquiera la miró.

Lo miraba a él. Iba a disculparse, estaba decidido.

Abrió los labios para decir algo, pero luego volvió a cerrarlos. Dos veces hizo lo mismo, desconcertado y apenadísimo. ¿Qué le estaba pasando? Parece que sus dudas se estaban respondiendo de manera muy sencilla. ¿Y Horo? Horo no le había respondido con violencia...

Por su parte, el peliazul no se había perdido la reacción de el chino, y chupando su caramelo lo miró a los ojos, algo alarmado.

-Te pasa algo?

Ren negó frenéticamente con la cabeza, frunció también la boca y desvió la mirada, murmurando cosas como "miserable, idiota". Bufó, y esta vez su hálito se marcó levemente en el aire.

Comenzaba a hacer fresco, pero así era precisamente cómo le gustaba el tiempo a Ren, así que se encontraba bastante feliz a pesar de la incomodidad. Seguro Horo iba a comprar toda la comida que encontrara aún habiendo comido cerca de media hora atrás. Seguro se iba a entretener jugando a la puntería y esas cosas y jamás iba a ganar un premio y luego iba a lloriquear como un niño de escasa edad. Así era HoroHoro¿no...?

Y Ren Tao seguía divagando, y se encontró con que por enésima vez en el día pensaba en HoroHoro, y esa sorpresa definitivamente no le fue grata, menos al percatarse de que esos enormes ojos negros y dichosos estaban posados con curiosidad sobre su rostro inexplorable.

-Que se me hace que la comida te ha hecho daño... en serio que la comida japonesa te va mal, verdad?- dijo el peliazul en voz baja, terminándose su primer caramelo y empezando el segundo. Se inclinó e intentó ver a través de esos ojos dorados, intentando descifrar lo que Ren estaba pensando.

- Te sientes mal? Podemos volver a la posada... si quieres.

- N-noooo ... ¡No qué cosas dices, puercoespín! - dijo Ren entre gruñón y asustado (y cualquiera se asustaría al sentir como en dos segundos pareciera que todo el calor del cuerpo se va a la cara, sintiendo que va a explotar).

¿Por qué Horo estaba tan atento a él¿Por qué le preguntaba cosas tan triviales¿Desde cuando era tan importante...? Realmente no supo como responderle, pero tampoco tenía idea de cómo evadir esa mirada negra tan radiante.

Pasaron unos segundos callados entre ellos, pero sorprendentemente no era un silencio incómodo, mas bien, expectante. Horo analizó a Ren atentamente, y luego le puso la punta de su paleta en los labios, como teniendo una gran idea.

-Ah, es que no has probado tu paleta! Mira que no voy a gastar mi dinero en ti en vano, eh? Además, -prosiguió, metiéndose el caramelo de nuevo en la boca- es de durazno. La he escogido especialmente para ti...

Horo se calló al percatarse de lo que había dicho, y miró hacia otro lado de inmediato, sonrojándose levemente.

- Uh... -casi gruñó Ren, pero estaba demasiado acalorado y avergonzado como para replicar. Y lo que había dicho Horo había querido decir que... y... las mejillas acuareladas de rosas podrían ser...?

No, era imposible.

Pero ni se inmutó ante el caramelo que tenía tan cerca, y que al mismo tiempo estaba tan cerca de otros labios que no eran suyos, y que se torcían divertidamente en una sonrisa animada y dulce. Todo tan dulce, hasta le parecía sentir un leve aroma a manzanas confitadas, o algodones de azúcar...

O tal vez la misma paleta, o Horo. Qué confuso de nuevo, ahí vamos por segunda vez...

Pensó que debía de parecer un idiota así tan mudo y tieso, pero no le importaba, bien en el fondo se sentía estupendo.

HoroHoro sonrió, intentando calmarse ante las sensaciones que lo atacaban. Si no se tranquilizaba, bien podía soltar la sopa en cualquier momento sin darse cuenta!

Intentando pensar en cualquier cosa que no fueran aquellos ojos dorados como la miel, el ainu levantó la vista… y miró a chicas y chicos gritando y riendo en un juego mecánico que daba vueltas y más vueltas.

Las tazas locas. Sonrió.

-Bueno, en lo que te regresa el habla… te apetece subirte a ése juego?- preguntó señalando con la cabeza -Así tal vez te vuelve el alma al cuerpo, no? Jejeje…

- Idiota... -murmuró el otro casi como un gruñido, ocupando esa palabra en sentido ambivalente: uno, era un idiota porque se había dado cuenta de que estaba en la luna, y dos: era un idiota porque esa mirada negra ya no se dirigía exclusivamente a él.- ¿De verdad piensas que el gran Ren Tao va a subir a un juego tan estúpido?

-Bueno, el Gran Ren Tao está sosteniendo una enorme paleta de caramelo en la mano parado en medio de una feria local. Por qué no de una vez subirse a un juego, eh?

Horo sonrió, aliviado de que Ren había recuperado el ánimo. Ya le estaba preocupando tanto silencio…

- Puede ser, pero no sería capaz de subir con un tipo también estúpido. -le regañó Ren mismo sin saber por qué.

¿Por qué tenía que usar la violencia para dirigirse a él? Siempre. Guardó la paleta en su bolsillo boca abajo. Le llamaba la atención, era de un color melocotón bien suave y transparente, y definitivamente se veía bien tentadora. ¡Tanta tentación en una noche, por Buda!

A HoroHoro le salió una gotota en la frente, pero se aguantó las ganas de darle un zape a su amigo. En vez de eso, le arrancó un trocito a su paleta y sonrió por enésima vez.

-Ah, quien dijo que tienes que subirte con un tipo estúpido! Súbete conmigo, va?- y dicho esto, lo tomó del brazo y lo jaló hacia el juego lleno de luces.

Ren se dejó llevar, estaba demasiado preocupado pensando en otras cosas como para gastar energías en golpear a Horo con todas sus fuerzas por los descaros de esa noche (o eso es quería pensar, evidentemente para engañarse). ¿Por qué las cosas no podrían ser y ya? Si tenía ganas de hacer algo, hacerlo y punto. Listo, sin pensar más.

Pero eso sería ser muy impulsivo, o más de lo que él era. Vio como Horo le pagaba a la tipa de los boletos, sonriéndole de una manera especialmente feliz. ¿Qué tenía esa tipa¿Por qué demonios andaba flirteando tanto?

¡ESTÚPIDO¿Quién se creía?

Pero no le dio mucho tiempo de gastar sus energías fulminando a la mujer con la mirada, porque sintió cómo lo jalaban dentro del carrito.

-No te quedes ahí parado!- exclamó Horo, algo enfadado.

Es que Ren se le había quedando viendo a la tipa de los boletos por mucho tiempo...!

Se oyó ya dentro del carro unas palabrotas con respecto a algo de "lo estúpidas que son ahora y que se ponen" y nada más se entendía por lo furioso que estaba Ren, ya sin intentar disimularlo. Apretó los puños, se cruzó de brazos y miró hacia adelante, sin siquiera chistar porque Horo había tomado el volante-

Horokeu apretó el manubrio con todas sus fuerzas, hasta que sus nudillos se pusieron blancos... Él haciendo su mejor esfuerzo para que Ren estuviera de buenas, y el chico se fijaba en una tipa que ni conocía...!

"Cálmate HoroHoro... después de todo, es más probable que se fije en una chica… que en…"

Justo entonces el juego se movió con un chirrido, y la enorme maquinaria comenzó a dar vueltas. El ainu miró a Ren casi sin darse cuenta, buscando alguna reacción...

- Qué estúpido... –dijo Ren, irónico, al viento, sin dedicarse a ningún objetivo en especial, pero pensando en millones de improperios para la inútil que los había atendido. Pero claro, para ellas todo era más fácil, desde coquetearle a su Horo hasta pedirle cualquier cosa...

¡Un momento!

- ¡MALDICIÓN! -se le soltó al darse cuenta que en pensamientos había aplicado un posesivo para hablar de... del ainu que tenía al lado. Fingió estar mareado, así que desvió la mirada y se abrazó a sí mismo. No quería que Horo pensara que le gritaba a él tanta palabrota junta…

Aunque ya había sido muy tarde.

-...Ren...

Horo tragó saliva, intentando sacudirse aquél horrible sentimiento que le había asaltado. Qué Ren no se estaba divirtiendo? Bueno, Ren Tao nunca lo iba a admitir abiertamente, pero al menos se le notaría... O es que estaba mareado? Si, tal vez era eso.

Horo forzó una sonrisa burlona.

-No me digas que ya te has mareado? Pero si apenas vamos empezando!

- ¡NO TE BURLES IMBÉCIL! -rugió Ren y se sujetó mejor el cinturón de seguridad. Tenía un loco al volante y más valía prevenir que lamentarse. Tomó aire como desesperado intentando controlar su rabia -y no su mareo, como Horo creía-

El peliazul le regresó una mirada que luchaba por ser alegre.

-Órale Rencito, qué boquita…

- ¿Qué tiene mi boca... ? -le dijo, viéndolo desafiante, muy serio. Dio una mirada rápida alrededor para ver cómo el estúpido jueguito comenzaba a moverse despacito.

-Me refería al lenguaje, sabes?- dijo el ainu, sin evitar soltar una risita, y comenzando a dar vueltas al carro al ver que el juego empezaba a funcionar. Claro que en todo el tiempo no dejó de ver la expresión del chico frente a él. Ren bufó.

- Sí lo sé, tonto. -se cruzó de brazos, volviendo a enfadarse. Bajó un poco la cabeza para que su bufanda dorada le tapara hasta la nariz, y miró todo como con burla y aburrimiento. Qué juegos de niñatos ...

La maquinaria comenzó a girar más y más rápido, y HoroHoro se preguntó si girando el carro a más velocidad, Ren quedaría pegado a él... bueno, nada costaba probar, no?

El ainu hizo uso de todas sus fuerzas, y empezó a manipular el volante cada vez más rápido, hasta que sintió que perdía el sentido de derecha e izquierda. Ren se limitó a gruñir cuando sintió que la fuerza de atracción hacia el trabajo por él. Era necesario ir en extremos para que algo resultara. No protestó y tampoco intentó afirmarse de la manecilla que tenía la tacita para así no apegarse tanto al que tenía al lado...

- Mh... - frunció el ceño y desvió la mirada. La bufanda pistaccio ocultó sus mejillas incómodas.

Horo miró de reojo a Ren, sintiendo que al sonrojo causado por el esfuerzo se le sumaba el de sentir a Ren tan cerca... dejó de girar la taza, y se sostuvo con una mano del manillar. Luego, miró a su compañero.

-Ren, quieres girar la taza?

Ren se limitó a negar con la cabeza y desviar la mirada inmediatamente. Temía que algún indicio de duda o algo más se viera reflejado en sus ojos. Aburrido de vagar con la mirada lugares que no fueran los que quería ver, cerró los ojos y bufó, esperando pacientemente que el jueguito terminara, sintiendo el costado de Horo contra su espalda, y prácticamente la cálida respiración de éste jugando con su coronilla.

Era muy cálida en contraste con el frío de esa noche ... y los gritos de la gente no eran más que detalles. Ahí, en medio de la gente y al mismo tiempo solos, a Horokeu se le hacía muy difícil no sucumbir ante la tentación del calor de Ren, ante el aroma de su cabello, ante las ganas que tenía de abrazarlo fuertemente.

Bueno, qué tendría de malo? Eran amigos, qué no? Y los amigos pueden abrazarse...

Pero Horo tenía miedo de dejarse llevar...

Ah, qué mas da!

Sabiendo que cometía suicidio, Horo elevó un brazo, y lentamente lo apoyó en el hombro de su compañero, suave al principio, pero con más confianza después, aguantando la respiración… Sintió que Ren daba un pequeño respingo.

¿Y cómo reaccionar de otra manera si nadie se lo había enseñado? Abrió los ojos de par en par y sintió un calor sofocante que iniciaba en su cuello y lo recorría hasta las mejillas. ¿Y si era notorio eso…?

Se quedó estático, preguntándose si Horo lo hacía a propósito o qué demonios. Mejor sería guardar silencio, claro. Apretó los puntos y sin protestar se quedó así, tieso, sin saber qué hacer. Nadie se lo había dicho nunca.

Sin dejar de dar vueltas a la tacita, Horo inhaló aire, y subió un poco más el brazo, rodeando entonces el cuello de Ren con cuidado, con lo que la cabeza del chino quedaba apoyada en el hombro de HoroHoro. El ainu exhaló un suspiro sin darse cuenta, y rogó entonces por que Ren no se hubiera dado cuenta, o de seguro lo aventaría del carrito, mínimo.

Por su parte, Ren fingió no sentir nada, ningún hálito tibio jugueteando con su cuello... nada.

Pero era inevitable, no podía premeditar lo que le iba a pasar. Y se estremeció, sintiendo como nunca cosas que realmente no podía controlar, por mucho que quisiera, por mucho autocontrol que usara... todo iba a seguir igual, y digamos que tener tan cerca al causante de todos esos males desconocidos, no era lo mejor.

O tal vez sí.

Y siempre había estado conciente, pero teniéndolo lejos era tan fácil reprimirlos...

Mejor sería no dejarse llevar, una vez más... Cerró los ojos, y recargó su cabeza en el hombro que se le ofrecía.

En su pecho, el peliazul sintió que un millón de fuegos artificiales estallaba cuando sintió aquélla respuesta por parte del chico que lo ponía... así, tan nervioso. Arriesgándose, recargó su cabeza en la de Ren, aspirando el aroma de su cabello…

Y Ren…

¿Cómo no sentirse vulnerable con tanta cercanía? Ni siquiera eran necesarias las palabras ... Estaba aquí, todo lo que había querido y nunca iba a aceptar. Y todo terminaría pronto, cuando se detuviera el pérfido carrito en forma de taza. Era casi un aprisionamiento mutuo, y a eso nadie se podía resistir. Y los estremecimientos ya no eran desagradables, y los suspiros eran incontenibles. ¿Qué más daba¿Eran amigos, no¿Esas cosas son de amigos, no?

Y de pronto, en medio de tantos pensamientos y tantas emociones... el paseo terminó.

El carro se detuvo, y Horo sintió que ya no sabía como reaccionar, ahora que tanto se había acercado a Ren... ahora que por fin había logrado abrazarlo... Ren se apartó lo más rápido que pudo. Sinceramente sería tan bueno tocarlo... pero... tantos descubrimientos inquietantemente novedosos no debían durar demasiado. Se arregló la bufanda sin darse cuenta de que estaba dejando a la vista sus antes pálido rostro ahora acuarelado de un tenue rosa. - Mh... - murmuró y desvió la mirada, como si no hubiese pasado nada.

Horo por su parte, bajó la mirada y bajó del carro detrás de su compañero, sin decir nada, sin mirar a la encargada del juego y luchando por que sus mejillas no se vieran sonrojadas... obviamente eso no es algo que se pueda controlar, y menos en esa situación.

¿Y ahora qué iba a pasar? No quería volver al dojo, no quería nada más que estar con Horo, a lo mejor hablando, o tal vez guardando silencio, pero le inquietaba sentir más... esas cosas que nunca antes había sentido. Estaba dando a conocer demasiado de sí, había que ser cuidadoso.

- ¿No tienes hambre... ? -se atrevió a decir, con voz firme, pero sin mirarlo.

De inmediato todo el esfuerzo de Horo por evitar sonrojarse se fue al caño, y la cara del ainu se tiñó de un rojo casi morado. Tanto así, que no hizo ningún comentario burlón acerca de cuanto comía, simplemente se aclaró la garganta y sonrió.

-Ehm... la verdad? Si... pero...- tragó saliva. No quería volver, pero tal vez Ren sí...

-…Quieres volver a la posada? No estás incómodo? No tienes frío?

"Ok Horo, cállate. Demasiadas preguntas", pensó.

- No volveré a la posada. -le dijo Ren muy decidido y se cruzó de brazos- ¿Qué se te antoja…?

Estaba dispuesto a pagar él mismo lo que fuese que se le ocurriera comer al ainu. No evadió el sonrojo que vio reflejado en el rostro de su interlocutor, por lo que una leve sonrisita casi imperceptible se atrevió a asomarse en sus labios. Ahora sí que Horo abrió los ojos sorprendido, pero casi de inmediato una enorme sonrisa asomó a sus labios.

Abrazó de nuevo a Ren por los hombros, y yendo calle abajo, comentó, de nuevo contento y sin vergüenza alguna, toda la pena del episodio pasado había quedado ya atrás.

Solo quedaba la deliciosa sensación del calor de Ren en su hombro…

-Bueno… digamos que puedo comer lo que sea! Muero de hambre!

Antes de que Ren abriera la boca, completó

-...Pero nada de comida china…!

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Gracias x leer! Si les ha gustado, REVIEWS KUDASAI! ú.u. Y si no, n.ñU también! hagannos saber su opinión. S muy importante para nosotras. n-n Sin nada más k agregar, c despiden las lokas amantes del yaoi HoroRen xDD. Mata ne!

HoroRen 4ever!

..oO0-- Timon y Maki --0Oo..