Hola! xDD

De antemano, gracias x leer! N sta ocasión les traemos un capi algo diferente n¬nU speramos k sea d su agrado n.n Nus disculpamos x la tardanza, pero nu duden k seguiremos cn ste fic! xD

Mil gracias a EsmeLi, Faye-BurningDeep, krmn sk, Rail-Tezca y Risa.Haradaa x haber leido el capi II x3, somos felices recibiendo sus rvws! Speramos k cada vez sean más xP

-Esta s una historia scrita n conjunto x Timon y Maki Tasui n.n

-Los personajes de Shaman King NO nos pertenecen a ninguna d las dos TTxTT, son propiedad de Takei Hiroyuki-sensei.

-Advertencia: Fic shonen ai. Homofóbicos o con tendencias, salgan ahora, salvense!

Maki c toma la libertad d felicitar a Horoholikka x3, k cumplió años el 20 d abril! nwn MUCHAS FELICIDADES, NADIAYAN! xD.

Y sin nada más k agregar n..n, disfruten del capi III n0n

--------------------------------------------------

ME VERAS CAER

3. Cuidado

--------------------------------------------------

"Maldita Anna. Yo creo que se la trae contra mí nomás porque molesto a su novio, mi estúpido hermano..."

-Y cuando termines de restregar la mesa quiero que vengas a hacerme masaje, has escuchado Hao?

-SIII ANNAA! Maldita bruja...

-TE HE ESCUCHADO!

Hao salió volando gracias al cachetadón que la itako le había obsequiado, y aterrizó con la mejilla justo a tiempo para escuchar como la puerta corrediza de la entrada se abría, seguido del anuncio

-Ya estamos de vuelta!

Hao se puso de pie de un salto, fulminando a HoroHoro con la mirada, pero cambiando su semblante en cuanto posó sus ojos sobre Ren.

-Hola chicos. Cómo les fue en su... "paseo"?

Horo no se perdió el tono desdeñoso con que Hao había pronunciado aquella palabra, y frunció el ceño casi imperceptiblemente.

- ¿A qué te refieres con ese "paseo", Hao? -le dijo Ren yendo directamente al grano. Claro, no tenía nada que perder y no le gustaban las bromas desagradables de Hao. Nada iba a arruinarle el buen humor que tenía en ese momento, aunque pareciera que realmente estaba enojado. Se cruzó de brazos y se apoyó en la pared, viéndole fijamente.

El ainu volteó a verlo, algo extrañado de su cambio de ánimo, pero alegrándose secretamente de que pareciera molesto ante el sarcasmo del otro muchacho. Hao colocó una sonrisa altanera en sus labios, y se echó el cabello hacia atrás elegantemente.

-Bueno, es que para ser un simple paseo ha durado bastante. Casi pareciera una cita, eh chicos?- añadió guiñándoles un ojo. HoroHoro dio un respingo.

- ¿Una cita? –Ren sonrió casi con crueldad, y alzó las cejas. Crispó los dedos en sus propios brazos y se recargó mejor en el muro.- ¿Eres imbécil o te haces? -le preguntó con serenidad, algo extraño en él. Pero¿qué más da?... A veces un leve cambio de actitud no dañaba a nadie, y hoy decidiría ser más bien cruel a malhumorado. Sí, cruel e irónico.

Hao continuó observando a Ren con aquella sonrisa en sus labios, y Horokeu decidió tomar control de la situación.

-Eeehm, chicos...

-HAO ASAKURA, QUÉ RAYOS HACES DESCANSANDO?

La voz como trueno de la itako interrumpió su breve momento de valentía, y Horo cayó al suelo mientras una gota del tamaño de la casa le salía a Hao en la sien. Volteó, temblando como una hoja.

-Dime, cuñis...?

- Hasta ahí no más te llega lo psicópata... -alcanzó a susurrar Ren, y perdiendo todo el interés, sonrió irónico y caminó por el pasillo, dispuesto a irse a su habitación. Anna lo siguió con la mirada, y cuando desapareció de su vista volvió a mirar al par de chicos que la observaban llenos de temor. Una sonrisa curvó sus labios.

-Son un par de patéticos. Desaparezcan de mi vista- ordenó, y Hao y Horo no se lo hicieron repetir: corrieron casi casi hasta la cocina, donde Tamao terminaba de fregar los platos. La chica dio un respingo cuando los vio entrar.

-Largo- ordenó el castaño, y Tamao salió volando de ahí. Acto seguido, HoroHoro se encontró estampado contra la pared, con los brazos de Hao aprisionándolo. El castaño lo miró un momento a los ojos, y luego siseó, escupiendo veneno en cada palabra.

-Pon atención, pelos de escoba: mas te vale que te apartes, porque Ren Tao lleva mi nombre escrito por todos lados, has escuchado?

Soltó al ainu, y luego salió del cuarto dirigiéndole una última mirada de advertencia. HoroHoro lo miró partir, sintiendo que cada centímetro de su cuerpo hervía de rabia.

-------------------------------------

- Tarado -murmuró Ren con los labios fruncidos, se quitó la bufanda y el pesado gabán color berenjena y se echó en el futón, aún con la sonrisa irónica en los labios. Se dio media vuelta para quedar de lado, cerró los ojos y comenzó a sentir un poco de sueño. Pero más que eso, cabía la posibilidad de que estuviera meditando también. Tratándose de Ren Tao, podía ser cualquier cosa

En ese momento los pasos ligeros de la dueña de la casa se hicieron escuchar por el pasillo, y se detuvieron justo en la entrada de su cuarto. Cualquiera hubiera pedido permiso para entrar, pero Anna Kyôuyama era una excepción.

-Ren, estás ahí? Voy a entrar...

Ren se limitó a encogerse de hombros. Al ver a Anna entrar, decidió sentarse y alzar las cejas, como para preguntarle qué necesitaba. La itako cerró la puerta en silencio al entrar. Escuchó un momento, por si alguien venía, y luego miró severamente al chino a los ojos.

-Espero que te haya ido bien con Horokeu.

- ¿A qué viene eso...? -sabía perfectamente que con Anna no tenía que aparentar tanto como con los demás. Desvió la mirada y se sintió levemente incomodado, sin saber por qué...

-No te hagas el loco conmigo, Ren Tao. Pero en fin, no vengo a sacarte la sopa, ni quiero los detalles de tu odisea, solo quiero saber si lo que sientes por él es sincero.

Espetó la chica, entornando los ojos y arrodillándose a la altura del chico. Ren apoyó sus manos en la cama, se sintió compungido, era primera vez en su vida en que sentía como si le leyeran por dentro cosas que ni siquiera él tenía la certeza de sentir. Frunció la boca y definitivamente miró hacia otro lugar. Nunca había notado que había una trizadura en la pared de enfrente.

- Anna... no digas tonterías, por favor -se atrevió a balbucear, apenas. No iba a aceptar nada de lo que no estuviera seguro, y tampoco iba a evidenciar esa inseguridad

-Entonces no es sincero- concluyó la chica. No era una pregunta.

¿Se puede saber de qué es lo que estás hablando? -las pupilas doradas interrogaron con decisión. Se levantó del futón: no soportaba un segundo más así de tranquilo, y sabía que con Anna no le servía de nada hacerse el desentendido, pero le vio desafiante, quería ver hasta donde podía llegar Anna, y hasta donde podía el mismo revelar sus sentimientos.

La rubia cerró los ojos y suspiró.

-Bueno, si quieres hacerte el tonto está bien, te sigo tu jueguito.

Abrió de nuevo sus ojos, ahora encendidos como dos carbones, y le dio unos golpecitos en el pecho, autoritaria.

-Ren Tao, HoroHoro te mueve el tapete, y no quieras hacerme tonta, eh? Respóndeme, al menos te gusta, sí o no?

Ren bufó, ahora se encontraba entre que se enfadaba, entre que tomaba aire, entre que desviaba la mirada, entre que jugaba con sus dedos incómodo y entre que no podía más. Le dio la espalda a Anna y comenzó a pasearse por la habitación, ahora sí completamente inquieto, como si fuera a explotar. Y es que no le gustaba que dieran en el clavo así tan rápido, y mucho menos si de sus sentimientos, que era lo que siempre procuraba ocultar...

- ¿Por qué lo dices¿Es acaso que lo demuestro mucho o qué¿Me vas a decir? -gruñó, profundamente impaciente.

-No me hables en ese tono, recuerda con quién estás tratando- le advirtió Anna, molesta.

Entonces dímelo de una vez, por favor... -le dijo irónico, fingiendo paciencia y sumisión. Anna captó su sarcasmo, pero no agregó nada sobre eso.

-Bueno, cuando alguien mira a otra persona y se ruboriza, obviamente es que algo le ocurre cuando lo ve, no crees?- comenzó, impasible. -Además, conociéndote y sabiendo que pocas veces andas con alguien, pasas demasiado tiempo con HoroHoro. Al menos más del que pasas con nadie. Le sigo o te enseño la bitácora?- preguntó, claramente molesta.

- ¿Bitácora¿Ahora vas a decirme que me...¿Qué demonios? -se tomó la cabeza con las manos, sin poder evitarlo. No podía dejarse por su malhumor esta vez, no podía enfadarse con Anna. Sabía que en el fondo ella le interrogaba así para ayudarle y hacerle las cosas más "fáciles"... pero... era difícil.

-Idiota, en serio piensas que llevo un diario con cada uno de tus coqueteos y miraditas?- bufó la chica con una gotita en la sien. -Lo que quiero decir es que, bueno...

De pronto se detuvo, y miró con cautela hacia la puerta cerrada, escuchando. Al no oír ningún ruido de pasos, volvió su mirada al chico. Tampoco iba a delatar a HoroHoro, él tenía que poner de su parte y Anna no pensaba arruinarle el momento.

- ¿Entonces...¿A qué quieres llegar, Anna? -le dijo Ren tratando de calmarse un poco, pues sus mejillas habían adquirido una tonalidad derivada del rosa al escuchar la ironía en la voz de la rubia al decir lo de los "coqueteos y miradas"... Soltó el duodécimo bufido del día, y volvió a sentarse, apoyando sus codos en las piernas, y su cabeza entre sus manos.

Anna no estaba de humor como para darle de cocos al chico, aunque ganas no le faltaban. Soltó un suspiro de cansancio, se acercó a él y lo tomó de la barbilla firmemente, clavándole los ojos en las doradas pupilas.

-Pon atención. No pienso meterme en tu vida, porque es claro que no me dejarás entrar. Haz con ese ainu lo que quieras, solo te pido que tengas cuidado

Se mordió los labios un momento, contrariada, y agregó

-Piensa bien lo que sientes. Y abre los ojos.

Se puso de pie y se acercó a la puerta, donde se detuvo a escuchar de nuevo. Ren se levantó rápido y tomó a Anna por la muñeca, casi con brusquedad, pero la evitó porque se trataba de Anna Kyôuyama, y sentía cierto aprecio por ella que no podría explicar, simplemente. Buscó sus ojos y frunció el ceño, como interrogándose a sí mismo y a la vez a la chica.

- Anna... dos cosas. -le advirtió, como pidiendo permiso para proseguir. Ella seguía con los ojos clavados en la puerta cerrada, escuchando atentamente, algo bastante extraño dado que no había nadie detrás de ella, o se vería su sombra claramente. Anna, al no escuchar nada fuera de lo normal, volteó sus ojos al ojidorado y esperó.

- ¿Por qué dices que tenga cuidado...? –Ren alzó las cejas y al fin la soltó, pero sin despegar la mirada dorada de la marrón, ambos casi desafiándose a muerte. Anna entornó los ojos.

-No te voy a mentir, Ren. No eres nada feo. Y supongo que de eso eres bien consciente. -parpadeó -No te confundas, no quiero nada contigo, porque tengo a Yoh y con seguridad él es mucho mejor que tu, escuchaste?

Anna dijo lo último algo ruborizada y con las pupilas titilantes, pero de nuevo su semblante cobró algo de preocupación y agregó

-No voy a meterme en tus asuntos ni en los de nadie, pero te aprecio y temo por tu seguridad. Si en verdad quieres a HoroHoro... apóyate en él, buena falta te va a hacer.- Zanjó, repentinamente alterada al escuchar sonidos fuera del cuarto. Apartó sus ojos de los de Ren y abrió la puerta, lista para salir de ahí

- Espera... -pidió el chino de nuevo, sin importarle los ruidos. O más bien, sin importarle nada.- Sólo una pregunta más, para ver si te queda más clara mi situación...

-Habla, que tengo poco tiempo- pidió la itako desde la puerta, apresurada. Ren se acercó un poco más, y mirando hacia otro lado, en un susurro, le preguntó

- ¿Qué harías si sientes que te atrae otra chica...? -se separó de ella, dispuesto a que saliera y le dejara solo de nuevo, muriéndose de la incertidumbre, delirando como condenado a causa de tantas preguntas que se amontonaban en su mente. Bueno, nada podría ser tan terrible...

Anna parpadeó. Aquello no se lo esperaba, pero contrario a ella, sonrió, casi rió.

-Pues... tendría que gustarme mucho como para dejar de lado a Yoh. Aunque de ello hay una posibilidad MUY remota, oíste?

Dicho esto salió y cerró la puerta, pero de inmediato volvió a abrirla y le susurró

-No te mortifiques por que te guste un chico y no una chica, por favor. No seas ridículo.

Ren se mordió el labio inferior y se rascó en la cabeza. Anna, al ver que no agregaría nada más, le dedicó una sonrisa alentadora y se fue como una exhalación de ahí.

El ojidorado volvió a sentarse y decidió no mortificarse, tal como le había dicho la única a la que podía considerar su amiga. Tal vez Jun, pero a Jun no le contaría esas cosas... no aún. No le gustaba sentir esa incertidumbre terrible, esa posibilidad remota... o tal vez, ese asentimiento inquietante en su interior, que le hacía dudar a cada minuto menos, y estar más seguro de lo que "sentía"... inquietantemente novedoso. En medio de su cascada de pensamientos, se escucharon unos pasos ahogados por el pasillo.

Unos golpes sonaron en su puerta, y una voz conocida y aterciopelada pidió permiso para entrar.

-Rencito, me dejas pasar?

Ren titubeó. Abrió los ojos, harto. Sabía que esa voz no era la que quería escuchar. Precisamente ahora había un fastidioso detrás de la puerta corrediza. Alguien que en esos momentos no quería ver, no quería que su día se arruinara. Se sentó en el futón, adivinando quién pedía permiso. Bufó, y profundamente contrariado gruñó un "pasa"... sin ánimos y sin cordialidad.

Hao ya había abierto la puerta incluso antes de escuchar la voz de Ren dándole permiso. Echó un vistazo sobre su hombro antes de cerrar la puerta en silencio, y sin más preámbulos se acercó al chico y le siguió en el futón.

Demasiado cerca.

-Dime, Rencito... me vas a dar una reseña completita de tu paseo con el ainu ese? Cuéntame que hicieron, a donde fueron, vamos…!- Hao elevó una mano y le dio unos golpecitos cariñosos en la mejilla. Ren alzó las cejas y ni siquiera se movió de su puesto. No iba a dar su brazo a torcer y tampoco iba a fingir que temía a un posible acoso de Hao. No sería la primera vez... Se rascó en la cabeza y le vio despectivo.

-¿Por qué...? -preguntó simplemente, y luego desvió la mirada a cualquier cosa más interesante, porque Hao realmente no lo era.

El pelilargo no se perdió detalle de la reacción poco alentadora del chino, pero él era bastante persistente y acostumbrado a hacer de las suyas. Adquiriendo una pose despreocupada, Hao sonrió.

-Pues... digamos que tengo curiosidad. Tú y ese Hoto-Hoto parecen llevarse de maravilla...

Sintió como el estómago le daba un retortijón al recordar las miraditas que éste par se dedicaba, pero se obligó

enfocar su atención en el muchacho de ojos bonitos frente a él. Éste profirió un bostezo y se levantó del futón, para asomarse en la ventana. Igual de despreocupado y distante, Ren se encogió de hombros y dirigió su mirada al Asakura.

-¿Y qué si así fuera...?

Eso fue peor que un puñetazo en la cara. Hao retrocedió un poco sin querer, pero recobró al compostura de inmediato y dirigió sus enormes ojos oscuros hacia el suelo.

"Tendría que buscar una buena manera de deshacerme de ese ainu estorboso"

-Pues nada, no tiene nada de malo que sean tan buenos amigos- terminó con una sonrisa dulce, aunque por dentro sentía que se ahogaba en bilis. Ren casi se olvida de la compostura y la seriedad. Casi suelta una carcajada. Pero su rostro siguió tan impasible y sardónico como siempre. Recargó su mano en la ventana, bufó, aburrido, y vio cómo se empañaba el vidrio.

"Supongo que no tengo nada por decir..." -supuso en pensamientos. Limpió el vidrio con la mano y volvió a dirigir la mirada a Hao, pero como ido, como si realmente no le estuviera prestando atención. Podría haberle dicho que con Horo no eran amigos, pero no tenía por qué estarle dando explicaciones.

- No sabía de tu lado entrometido, Hao... -dijo al aire, mirando ahora al oscuro paisaje exterior.

-Pues ahora te lo presento- zanjó el otro comenzando a perder la paciencia y poniéndose de pie. Hao entornó los ojos, sonriendo con aquél gesto suyo que desarmó a tantas personas en un tiempo pasado. Se encaminó hacia el chino y recargó un brazo en el frío cristal, mirando con embeleso el bello rostro del ojidorado.

Idiota... –murmuró Ren, sintiendo que su respiración se agitaba un poco, y sintiendo que el calor regresaba a sus mejillas. Pero no por lo que cualquiera hubiese pensado... sólo era, simplemente, que tanta cercanía le incomodaba. Y se estaba poniendo de malas, porque por mucho que quisiera fingir que no le importaba el asunto, en el fondo él sabía cuánto le molestaba que el estúpido de Hao fuese tan confianzudo y se le acercara más de la cuenta.

Sintiendo el rechazo que Ren gritaba sin palabras, Hao decidió dejarlo por lo sano, y se dio media vuelta.

-Bueno, si no quieres decirme, no hay problema. Ya hablaremos otra vez, Rencito...- murmuró, intentando controlar la rabia que le subía por el cuerpo. Comenzó a salir de la habitación, dedicándole una dulce mirada al joven en la ventana.

-Que descanses- le deseó, saliendo del cuarto.

"Ya caerás, lo verás. Tarde o temprano, pero tú eres propiedad de Hao Asakura, Ren Tao..."

Ren se golpeó despacio en la frente con la palma de la mano, cerró los ojos, se separó de la ventana y murmuró unas palabrotas inentendibles e inconexas. Se revolvió el cabello, y cansado volvió a echarse en su futón.

¿En qué mierda estaba pensando Hao?

---------------------------------------

Gracias x leer! Hagannos saber su opinión, MÁNDENOS REVIEW! xDD Keremos saber k les parece ste fic ú.u si les gusta o si no n¬ñUu, aceptamos sugerencias y comentarios d todo tipo n..n Gracias otra vez, y speren capi IV! xD

Sin nada más k decir, c despiden stas loks amantes del yaoi KuroFye xD y claro, HoroRen!

HoroRen 4ever!

..oO0-- Timon y Maki --0Oo..