«Una Sirena no tiene un alma inmortal, ni puede obtenerla a menos que gane el amor de un ser humano. En el poder del otro cuelga su destino eterno»


—¿Puedo hacerlo con Fuinjutsu?

Kakashi se siente frustrado a medida que pasa el tiempo y la sonrisa de Orochimaru pasa a ser un gesto de intriga y autosuficiencia. En su rostro, puede ver sus colmillos empezar a crecer cuando escrutinia los ojos de peliplata mientras busca pistas sobre su reciente interés en el Edo Tensei.

—Puedo responder eso—dice—. Solo si me respondes una pregunta.

—¿Crees que estas en posición de hacer exigencias? Te recuerdo que tu libertad esta en mis manos.

—Entiendo, Kakashi-sama, pero no crees que necesito saber qué destino piensas darle a uno de los jutsus más peligrosos y grotescos que se han creados. Trato de ser un hombre honesto aquí.

Orochimaru sonríe, y toma asiento elegantemente en el delgado y sucio catre, sus ojos amarillos reptilianos ojean poco a poco el libro como quien ha leído con demasiada familiaridad aquella investigación. Kakashi ha recurrido a él porque sabe que es cierto, no hay nadie más que él que sepa como jugar con la delgada línea entre los vivos y los muertos.

Y aunque suena desagradable, inmoral y jodidamente loco, puede ver al final de todo eso la solución a su repentino dilema. Traer a Sakura de vuelta siempre iba a estar por encima de cualquier juramente de moralidad y honor.

—Aquí también te llegan las noticias, no es necesario que te lo diga. Sakura murió.

—Solo estoy tratando de jugar un poco contigo, Hokage sama.

Kakashi rueda los ojos ante ese llamado.

—Podrías hacerlo con Fuinjutsu—dice él y abre una página del pequeño libro que señala algunos sellos apenas legibles—. Pero es algo que no te lo recomiendo. Las bases están aquí en este libro, pero necesitas mucho más que teoría para lograrlo.

Le tomó más esfuerzo del requerido poder mirar de nuevo a Orochimaru sin sentir ganas de borraré la sonrisa del rostro a golpes.

—¿Y qué sugieres?

—Desde niño siempre has sido un prodigio, Kakashi. Luego con ese Sharingan prestado te hiciste un nombre más rápido de lo que te imaginabas. Sin él, aún eres una leyenda, serás el Hokage, el arquetípo de un shinobi perfecto. — cierra el libro y sus manos lánguidas y descoloridas se aferran al lomo—. Lo que yo te sugiero es que no lo hagas.

Es impresionante lo repugnante que se siente cuando está recibiendo un consejo del hombre más Anti ético que ha puesto un pie sobre la faz de la tierra. Y es como si su mente —aquella pieza racional y respetuosa que aún conserva— trata de asaltarlo con todos los contras que representan sus acciones futuras. Imágenes muy pequeñas que se atenúan mientras la idea se mete más dentro de su cerebro, del resto, cada vez que alguna duda empieza a asaltarlo, escucha uñas en un pizarrón verde que lo devolvían a la realidad sin Sakura.

—No es una opción. ¿Crees que no puedo hacerlo?

—Estoy seguro que puedes. Incluso, si yo me tragase este libro justo ahora para impedir que lo usaras, sé que lo has memorizado y aún intentarías hacerlo.

—Entonces por qué no nos dejamos de juegos y me dices, cómo demonios consigo la conexión espiritual.

Orochimaru se queda en silencio y vuelve a abrir el libro, está vez en la página que enumera lo necesario y lee un poco antes de llegar a la línea que le interesa. Se queda más de lo necesario mirando las palabras.

Contenedor humano adecuado―peso acorde, compatibilidad de chakra, resistencia muscular acorde al esfuerzo. [Apartado 5: Del sacrificio]

Cadáver integro― estado de descomposición―putrefacción activa―sin desmembrar [Apartado: Del ADN]

Conexión espiritual intrínseca―Sin corromper. Reservas de energía proporcional al invertido. Ritual de puertas. Sello de la Parca. [Apartado: Sin sección]

—Tobirama Senju describió tres elementos principales cómo te dije, siendo la conexión espiritual la más importante, después de todo es un jutsu de invocación. Por lo que se necesita fuinjutsu para retener lo que sea que estés invocando.

—¿Lo que sea que esté invocando?

—No seas ingenuo Kakashi, puede que haya sido creado por otros fines, pero el único modo en que funciona es para un contrato sirviente-invocador. No estás trayendo su verdadero espíritu.

Su mandíbula se aprieta dolorosamente mientras intenta procesar las palabras. La serpiente podía sonar sincera cuando quería.

Pero tratar con Orochimaru era pelar una cebolla, siempre hay una capa nueva tras la que te muestra. Su sinceridad bien podría estar llena de advertencias y cautela, o podría tener muchas más malas intenciones esperando una nueva oportunidad para salir a flote. No sería el primer en caer en ese juego.

Pero eso no significa que no va a intentarlo.

—Pero...

Sus dedos repasan los símbolos de invocación.

—Sellas un alma, pero es solo eso. La personalidad, los recuerdos, lo que verdaderamente lo hace humano nunca vuelve. Es solo tu sirviente.

—Deja de jugar conmigo, ambos sabemos que conseguiste una manera de anular eso.

—La primera vez que traté de hacerlo creí que solo necesitaba mucho chakra y técnica. Pensé que sería suficiente y terminé con dos copias a medias de dos maestros Hokages.

—Pero conseguiste hacerlo con éxito, solo que anulaste sus personalidades. Estoy al tanto de eso. ¿Cómo lo hiciste?

Orochimaru vuele a cambiar de página. Es de las más gastadas y los dibujos de la simbología son extraños para su conocimiento. Kakashi pasó más de la mitad de la noche mirando aquellos símbolos desconocidos e hipnóticos.

—Esto, significa Mundo Puro y este otro es el Mundo Impuro. Nosotros somos impuros, sujetos a los pecados terrenales. Entonces los Dioses crearon está barrera—una intrincada línea de patrones entrelazados borrada a los bordes.

Aunque demasiado detallada para seguirle la pista a cada pequeña línea, era fácil notar que toda la simbología dependía de eso, y se siente un idiota por percatarse de eso en este momento. Estaba tan concentrado en los símbolos grandes que pasó por alto el diseño de los bordes de las páginas, las líneas y puntos entrelazados tras cada signo.

—No puedes simplemente invocar un alma de aquel lado y sellarla en el nuestro, las conexiones espirituales no funcionan así. ¿Cuánto tiempo crees que pasaría para que el contenedor se deteriorara cuando traes un espíritu a medias y el otro mundo aun lo reclame?

—Necesito romper la barrera.

—Una barrera que no ves, Kakashi-sama, que no sabes qué la compone, cómo la encuentras principalmente. Ella está hecha para que monstruos como tú y como yo no podamos jugar a ser Dioses.

—El Tercero y el Cuarto pudieron invocar a la Parca—replica, ofendido de ser comparado con aquella escoria, pero no hay mucho que pueda decir para llevarle la contraria.

Se siente un monstruo.

—Es más fácil llevar que traer. Lo que necesitas, entonces, es algo que sí pueda tocarla. Un puente. Tobirama lo descubrió, pero decidió no colocarlo aquí: La conexión espiritual no es un jutsu, es una persona.

—Una miko.

—¡Ding, Ding, tenemos un ganador!

La mano que está sosteniendo un de los barrotes se aferran con tanta fuerza que siente electrificar el metal sin querer. No quiere jugar a ser Dios.

Pero tengo que.

—Pero cuidado, hay muchas farsantes y podrías arriesgarte a rasgar el alma de tu querida alumna. Hoy en día no hacen a las miko como antes, es una lástima. — se pasa la lengua por los dientes—Yo conseguí una auténtica sacerdotisa. Y la maté cuando ya no me fue de utilidad, no puedes dejar cabos sueltos, Kakashi sama.

Kakashi siente la ira subiendo por su cuerpo y lo siguiente que sabe es que su puño se está estrellando con fuerza en la boca de Orochimaru y lo manda a volar a un rincón. Su sangre tibia le pica en las manos y los colmillos le han roto la piel de los nudillos, pero es refrescante tener algo —o alguien— a quien golpear sin tener que preocuparse por alguien mirando sobre sus espaldas.

El enojo es un perro rabioso que saliva sobre su hombro y pide salir con sed de sangre, pero Kakashi siente que es demasiado para él. Porque Orochimaru se endereza en su lugar y disfruta lamiendo la sangre por todo su rostro. Hay un éxtasis en su cara que parece disfrutar de sentir dolor, el verdadero masoquismo tenía la cara de una serpiente, una lengua bífida y veneno en sus palabras.

—Ves como ambos somos monstruos—dice— tenemos que usar la violencia cuando queremos decir algo. Apuesto que ahora disfrutarías cortar mi garganta y beber mi sangre. Lo veo en tus ojos, es la dicotomía entre ser lo que quieren que seas y tu verdadero ser egoísta y sádico. Solo ríndete a lo que quieres, Kakashi-kun, no te voy a juzgar. Y cuando logres invocar tu primer sirviente muerto, seremos mas parecidos.

—No soy como tú—pero el sabor a mentira hace que su lengua sea pesada y se atore al hablar—. Nuestros propósitos nos hacen diferentes.

—Me pregunto quién será la afortunada. ¿Cómo atraparas a una pobre jovencita para usar como contenedor? No debe ser difícil, todos en esta aldea confiarían su vida al futuro Hokage.

Kakashi arrebata el libro de la cama mordiéndose el interior de la boca tan fuerte que sus mejillas sangran y lo mantienen tranquilo para no atravesarle el pecho con la mano ahora que la serpiente tiene el chakra bloqueado.

No le dará explicaciones, mucho menos le demostrará que es exactamente como lo pinta. Un lobo disfrazado de oveja. Que usará su futuro cargo, su reputación y tal vez sus conexiones para salirse con la suya sin tener que rendir cuentas a nadie.

—Asegúrate de conseguir un contenedor apto, en edad, peso y estatura. Suficiente ADN. Mucho chakra para la invitación. Toma tus precauciones, asegúrate de traer su alma integra porque si llegas a rasgarla puede que lo que arrastres hasta aca no te guste... Y la parte más importante, no dejes cabos sueltos, Kakashi-kun. ¿Ya me gané mi libertad?

Estrella un nuevo puñetazo en la cara del sanin antes de salir de la celda.

-o-

Está tramando algo, o eso parece, porque cuando Sai toca a su puerta, Kakashi parece ansioso y nada apático y ha pasado toda la semana con la mente fuera de ella.

Sakura se sorprende que nadie hable de él, que cuando va a su morada a buscarlo, la casa parece tan solitaria como su misma existencia. Pero Kakashi no está haciendo misiones y no hay nada de él que grite que tiene otros compromisos.

Tal vez estaba con Yugao.

El pensamiento es tan incómodo como doloroso y no necesita recordarse que ellos estaban a punto de reconciliarse cuando la pelirosa irrumpió en la mujer.

Por lo que prefiere pensar que está tramando algo, que planea una escapada secreta, una nueva misión encubierta, que planea fugarse a quien sabe dónde y empezar una vida desde cero.

—¿Y ahora? —pregunta cuando Sai se sienta en el sofá un poco más relajado que antes.

Desde su lugar al pie de la escalera, Sakura los ve interactuar.

—Necesito un favor, Kakashi.

—Oh, bueno, ya no hago de esos. Últimamente solo hago trueques, ¿Que me darás a cambio?

Sai sonríe, falso y frío, y saca un pequeño retrato su bolsa.

—¿Te parece suficiente?

Kakashi no lo revisa, no se toma dos segundos para posar sus ojos onix en la pintura, pero la posa delicadamente en la mesa de café y Sakura puede ver su propia silueta apoyada contra un balcon, dibujada con tanto realismo como amor.

Algo cálido se expande en su pecho.

—¿Qué quieres?

—Visitemos a la abuela de Sakura.

—Creo que es mala idea, chicos. Mi abuela es un poco complicada.

Kakashi balancea un lápiz entre los dedos y es entonces cuando Sakura se percata que la mesa del comedor está llena de libros de texto. Son muchos para revisarlos uno por uno, pero mientras los abandona en la sala lee los lomos de los libros repentinamente intrigada.

Fuinjutsu avanzado. El arte del sellado. Flujo de chakra y canales humanos. La historia del ninjutsu en cien páginas. Espiritualidad y humanidad sobre el mismo mundo.

¿Que demonios?

Hay lápices por todo el lugar y hojas sueltas con dibujos intrincados sin sentido. Ella no necesita revisarlos todos para llegar a darse una idea de lo interesado que está Kakashi en el chakra y en los espíritus.

—Kakashi, es esto lo que has estado haciendo? ¿Acaso quieres contactarte conmigo o algo?

Cuando mira de vuelta a la sala, los encuentra levantándose listos para salir.

Todo el camino fuera de la aldea hasta la casa de la abuela, es una picazón que Sakura no puede rascarse porque sabe que hay algo más ahí. Y su mente no puede apartarse de las páginas sueltas con su nombre escrito y garabatos ininteligibles llenos de signos de interrogación.

No es ni por asomo la mitad de lo que de verdad ha estado haciendo porque si algo está bastante claro es que Kakashi tiene una personalidad obsesiva cuando quiere, y si él está buscando una manera de comunicarse con ella, dalo por hecho de que la conseguirá. Y no se opone a eso.

A veces, por las noches, lo ve dormir esperanzada de que quizás en sueños pueda escucharla si le habla, y se acuesta con él por las noches y cree inhalar el aroma de su cabello o sentir su piel dura cuando se mete entre sus brazos. Daría la mitad del tiempo que le queda por volver a besarlo, por el contacto con su piel y volver a sentirse viva por momentos, hablarle del desorden en que se están convirtiendo sus sentimientos. Pero las cosas no funcionan así, y cuando piensa en todo lo que sufrirá cuando se vaya, se le rompe lo que queda de corazón.

La abuela está sentada en una mecedora en su patio con el gato en su regazo, ella no se sorprende cuando los ve a parecer por el camino de tierra que sale del bosque, sin embargo, mueve la boca como si dijese algo y espera a por ellos.

—No. No ninjas. Fuera. —sus palabras son calmadas, pero hay fuego en los ojos de la anciana.

—Somos amigos de Sakura, solo queremos hablar un poco— Kakashi le responde.

La mirada de la anciana viaja hasta Sakura tras ambos hombres y discretamente vuelve al frente, dónde Sai sostiene otro de los retratos. Está vez, afortunadamente, no ha traído flores.

—¿Podemos pasar? —pregunta mientras le tiende la pintura.

La abuela mira el cielo, y luego a Sakura en espera de alguna respuesta.

—Abuela, sé que dije que nunca vendría de nuevo, pero vamos, solo quieren presentarte sus respetos.

—Esta es tierra sagrada. No ninjas. No asesinos— señala una pequeña línea de tierra fresca que parece recién marcada y señalada con una roca y un par de pergaminos.

Los pergaminos de la tierra sagrada que la abuela le hacía colocar todos los veranos para que los espíritus del bosque pudieran circular.

Sai y Kakashi dan un paso atrás, apenas un pie detrás de la marca, mientras la confusión pasa por su mente.

Sakura sabe que jamás mencionó a su abuela con complejo de chamán/bruja y es algo nuevo y desconcertante para todos, pero en la cara de Sai no parece haber tanta curiosidad como expresa el gesto a medias en la cara de Kakashi, y su ceja levantada.

—Le hice un dibujo, quería que lo tuviera—dice Sai demasiado alto—. También extrañamos a Sakura, es un recuerdo.

Es sincero y al mismo tiempo cauteloso cuando coloca la pieza finamente enmarcada junto al pequeño monolito.

La abuela sigue atentamente sus movimientos como un gato celoso de su presa probablemente para asegurarse de que las "manos manchadas" como solía decirle a cualquier shinobi, no tocara nada de lo que considera tierra sagrada.

—Gracias—pronuncia enojada, pero ahora no lo está mirando a él, su vista esta fija en el punto encima del hombro de Sai donde Sakura se oculta. Su mirada grita rechazo y enojo.

Sakura lo entiende, parte de su trabajo es velar por la estabilidad entre ambos mundos, es normal que le desagrade verla rondando a los vivos. Ella lo dejó bastante claro la última vez que estuvo allí.

—¿Por qué es tierra sagrada? —Kakashi rompe el silencio que se había formado y Sai mira entre ambos como una pelota de ping pon.

La abuela conoce a Kakashi. Su nieta pasó innumerables fines de semana en su cabaña quejándose una y otra vez del hombre, y últimamente se encontraba más familiarizada con él, desde que Sakura le pido que llevara aquel libro para serle enviado. Agradecía eso, estaba segura que la mujer rompió un par de sus reglas sagradas para hacerlo.

Sin embargo, su rostro se endurece aún más si es posible, y sus ojos verdes se convierten en musgo sobre roca. Hay desprecio en su mirada, como si el hombre acabase de atropellar a su gato.

—Este es un punto de cruce para los espíritus—explica—. Ellos no quieren asesinos, dicen que están hartos de la muerte, he purificado la tierra.

Kakashi se mueve incomodo.

No tienen malas intenciones, son mis amigos, abuela. —Sakura da un paso adelante y puede sentir la barrera invisible atravesar su cuerpo como una ola muy suave.

Eso no estaba ahí antes. Mientras se acerca a la abuela, puede disfrutar de una sensación de frescura. Como si su cuerpo se hiciese ligero, sus extremidades se convierten en viento, y fluye como agua aunque sea contradictorio. Incluso las heridas permanentes en su cuerpo cierran, y es lo más parecido al alivio que la pelirosa ha sentido desde que ha muerto.

La abuela hace un breve contacto con ella y luego vuelve a mirar a los hombres.

—Son impuros, están corruptos—dice para ella lo suficiente bajo como para que no parezca que se dirige a alguien más.

Todos los ninjas lo estamos, somos el mal en este mundo ¿No es de eso que se trata el equilibro?

—No aquí. Es mi deber mantener el pecado libre de esta tierra y de aquella— señala al este.

A cien metros de la casa —demasiado cubierto con el bosque para ser visto— esta una de las puertas Torii más lejanas del pueblo. Cuenta la leyenda que aquellos condenados y perdonados, se les ordena a pasar a través de ella para purificarse antes de ir al otro lado. La más alejada es un portal de ida y no de regreso.

—Ella está aquí ¿verdad? —pregunta Kakashi.

La abuela le da una mirada envenenada y cruje los dientes. Levanta su cuerpo anciano y se dirige —hoy más cansada que nunca— hasta el borde de su barrera donde lo confronta.

Sakura contiene la respiración.

Ella es menuda y arrugada y se ve tan insignificante delante de la alta y modelada figura de Kakashi, porque él grita peligro de cada poro; pero la abuela hoy usa sus ropajes tradicionales y el contraste esta tan pasmoso que la congela en su sitio en espera de alguna confrontación.

—No lo está. Es mejor que dejes de buscarla y regreses por donde viniste.

—Usted envió el libro ¿verdad? Ella le dijo por qué ese.

—Ustedes los ninjas concéntrense en sus razones para matar y yo en los espíritus y sus razones para vagar. Ella no quiere saber de ti.

Algo en el rostro del peliplata se rompe casi imperceptiblemente, tanto que, si ella no pasase noches entera velando su cara, mirando sus facciones contraerse con el llanto y el dolor, jamás hubiese notado ese pequeño trozo de su corazón que se agrieta como pétalo de flor muerta. Y lo ve arrugarse mínimamente en su lugar y la mano que cuelga se aferra discreta al borde sus bolsillos mientras la abuela hunde el puñal de sus palabras.

—¡Kakashi no la escuches! —grita—¡¿Por qué rayos haces eso?! Ya está sufriendo lo suficiente, no necesita que lo lastimes más.

Siente la ira brotar de sus poros y la tierra se sacude mientras el viento se desata en una fuerte corriente. Es un poder que no había sentido antes, casi como volver a usar chakra, pero es algo más, que le deja una sensación fresca en las venas, y llena el vacío.

—¡Cálmate!

¡No hasta que le digas que es mentira!

—Váyanse de aquí ¡Ahora!

Sai mira confundido a su alrededor mientras el aire se arremolina en las copas de los árboles y mese las robustas figuras como simples ramas a punto de quebrarse. Es impactante para ellos, puede notar, pero también mira la decepción en los ojos de Kakashi más palpable que cualquier truco de clima con el que ella podría jugar. Y sus intentos de detenerlo son vanos e insuficientes cuando ambos ninjas se retiran con una disculpa silenciosa y toman lentamente el camino de vuelta al bosque.

Sakura busca en la cara de su abuela, cualquier cosa que le diga o le de fé de un deseo genuino de protección emocional o incluso espiritual, cualquier cosa que le explique la frialdad con la que se expresa y los sigue hasta empezar a perderlos de vista.

Tus espíritus siempre importaran más que yo ¿verdad? Mas que lo poco que queda de mi memoria.

Siente la fuerza tirar de ella de vuelta, pero esta vez es suave, y no es caliente como el dolor o la ira de Kakashi, es tan fresca como la curiosidad infantil del Sai, y sabe que debe ir a él, que mientras se desvanece puede oírlo nombrarla en lo que sea que le está diciendo a Kakashi, y no se resiste a ser arrastrada.

Pero antes lo deja bien en claro mientras señala la dirección del arco Torii: No te preocupes abuela, la próxima vez que me veas, será la última.

-o-

―Vamos, hombre perro. Ya puedes salir. No hay nadie aquí.

La anciana ha vuelto a su mecedora desvanecida y aunque luce menos tensa que hasta hace unos minutos, aún hay fuego en sus ojos. Y por momentos, sus orbes esmeraldas le recuerdan a los de Sakura en el preludio de una batalla, cuando el miedo se ha ido, y lo único que hay es la lucha interna entre devorar o ser devorado. No hay nada bonito en eso, la descripción son solo palabras vacías.

Kakashi sale de las sombras desde el extremo contrario del bosque, ya ha pasado suficiente tiempo para que Sai y su clon se hayan alejado lo suficiente y si su trabajo ha sido hecho decente, su colega pálido no notara su ausencia hasta pasadas unas cuantas horas y él mismo se lo deje saber.

―¿Cómo lo supo? ―pregunta haciéndose visible.

―El bosque habla mas de lo que nos gustaría escuchar.

Kakashi asiente, tiene un respeto implícito por la anciana y no sabe de dónde ha salido si hasta hace un par de minutos se imaginó su arrugado cadáver como resultado de los macabros planes que sostiene.

―Ese chico pálido es muy joven―dice―. No puede ver la muerte sobre tus hombros, escuchar los pasos de la parca seguirte a donde quiera que te mueves. De ser no te seguiría como un cachorro perdido.

―¿Ve muchos espíritus tras mí?

―Mas de los que te imaginas. Tienes mucha muerte en la cabeza y no hablo de mi nieta.

Kakashi da un par de pasos mas hasta volver al pequeño monolito que marca sus hechizos en la tierra pero antes de que pudiera dar un paso mas, choca contra una barrera invisible que lo empuja hacia atrás. Mira a la anciana en busca de explicación al tiempo que intenta dar un paso adelante y la barrera le impide poner el pie en su tierra.

―Esta tierra ha sido purificada, te dije.

―Entonces hablaremos desde aca: Conozco un modo para traerla de vuelta y necesito una Miko, una Chaman, una Bruja, lo que sea.

Ella no se sorprende ante su declaración, apenas y se mira las manos temblorosas y arrugadas mientras sostiene un puño de la tela roja de su hakama.

―¿Ha oído hablar del Edo Tensei?

―La Resurreccion del Mundo Impuro. ¿Quieres traerla como tu sirviente, un cadaver andante?―sus ojos se trasportan a otro mundo mientras mira por encima del peligris―. Puedes olvidarte de eso, Hombre perro, no debes jugar con la muerte.

El corazón de Kakashi se aprieta tan dolorosamente que bien podría ser la puñalada que mato a Sakura.

―Tengo este increíble plan que funcionará, y evitaré a toda costa eso.―declara―. Solo necesito una verdadera conexión con el mundo espiritual.

―Y piensas que puedo ayudarte... Estas muy equivocado.

La ira brota por sus poros como agua a presión de una tubería y está seguro que puede verse a si mismo expulsar vapor de los oídos y el rugidos de los vasos sanguíneos de su cerebro explotando uno tras uno mientras lucha contra la rabia que empieza a consumirlo.

―¡Usted va a ayudarme! ―grita. Los colmillos luchan por liberarse de la máscara.

―Hace décadas llego este sannin aquí, con la misma petición, pero para peores fines. Creyó que podría obligarme, yo era joven, poderosa e impulsiva, y él demasiado egocéntrico y confiado. ¿Te gustaría preguntarle como le fue? Desgraciadamente encontró a alguna otra joven ingenua que hiciera el trabajo sucio, que en paz descanse. ―ella se levanta. Ahora es una anciana arrugada y cansada, pero la fuerza que brota de ella, es esa clase de chakra demasiado puro para ser realmente chakra, que lo empuja hacia atrás, y debe clavar los pies en la tierra para mantenerse firme. ―Ya no soy tan joven e impulsiva, pero contrario a la creencia popular, con la edad suele venir la experiencia y esta, trae el poder.

Ella se mueve lentamente hasta estar completamente de pie y tarda un par de segundos en darle la espalda para entrar a su casa, pero entonces se detiene:

―Dame una buena razón para violar lo que jurado proteger con mi vida, todo por lo que he velado durante más de sesenta años.

Él no responde.

¿La tengo?

Acaso era suficiente razón sentir que moría en vida, que el fantasma de la ausencia de Sakura lo perseguía en sueños para robarle cualquier felicidad que pudiera tener. Eso no es suficiente. Pero Kakashi es un hombre torturado y sufrido, que encontró un cosmos infinito de felicidad mirando los ojos de Sakura. Y su felicidad se agotó tan rápido como la vida de ella se apagó.

No puede ―por el amor que le tiene― permitir que su existencia se acabe tan rápido como velas en el pastel de cumpleaños de alguien, incluso si Sakura esta ansiosa por apagarse. No puede permitirlo. Iría en contra de ella, de sus valores, de los Dioses, y de la misma muerte para traerla de vuelta. Para que tenga la vida que merece tener, una sin ellos arrastrándola a sus problemas, sin el peso de una aldea encima, sin el temor diario que un ninja debe sufrir por su vida.

Está seguro de que si Sakura estuviera allí ―o si la anciana lo estuviera mirando― verían la confucion de su rostro, y el enojo evaporar la bruma de sus ojos dejando sus emociones tan superficiales y delicadas que se lavan con la lluvia que empieza a caer.

Sakura ―hermosa, inalcanzable, prístina, abnegada y etérea― debe vivir la vida que le fue arrebatada.

―Ella se merece vivir la vida que le quitamos. Es la única razón por la que debemos hacer esto: Ella.

La anciana suspira muy ruidosamente: ―Pasa, hombre-perro. Esta anciana no puede decirle que no al apuesto novio de mi nieta.

Y entonces cuando puede colocar un pie más allá de la barrera invisible y se encuentra en su propiedad, percibe el ligero aroma que conoce muy bien.

Huele a amor, y el amor siempre huele a muerte.


*Miko: Son las sacerdotisas de los santuarios y templos Japoneses. En el Japón feudal actuaban también como chamanes y se les solicitaba realizar rituales, plegarias, adivinaciones. Hoy en día actúan mas como asistentes de los sacerdotes en los templos y ayudan a su mantenimiento, vender amuletos, etc.

¡Muchas gracias por leer!