¡Hey! :)
Me perdí una semana, pero tengo que ser completamente sincera. Esta vez no fue por trabajo. Debo confesar que llevo todas estas noches intentando salir sin mucho exito del infierno de Bronce V en League Of Legends. Debería de darme pena, lo sé. Pueden regañarme, me lo merezco. Lamento mucho hacerlos esperar tanto por esto.
Estoy saltandome completamente el encuentro de Fate y Nanoha explicandolo de una manera más breve acá pero no se preocupen, ya las chicas tendrán su momento.
¿Que por qué el dramon?. Lo dije en "Eres mi enfermedad" y lo repito por acá. Yuri sin drama no es Yuri. Todos necesitamos un poco de drama en nuestras vidas.
Por cierto, una personita me ha preguntado ya un par de veces en los comentarios qué mención estudia Fate (Hola! Si, tu :) Vieron que si leo los reviews hahahaha). Ubicarme ha sido un poco dificil en vista de que en la zona en la que vivo ninguna de las universidades tiene una facultad o escuela de letras. Hay unas pocas universidades en Venezuela que la tienen dentro de sus programas de estudio y realmente no conozco a nadie aún que estudie esa carrera en alguna de las facultades de acá, por lo que orientarme se me hizo bastante dificil. Pero, dejando atrás todo eso, efectivamente es Literatura al menos la que se asemeja más a la visión que tengo de esta Fate.
No les quito más tiempo. Muchísimas gracias por leer esta historia y dejarme llegar a ustedes aunque sea por diez minutitos. Gracias por todos sus comentarios y su buena vibra. Un abrazo gigante para todos y cada uno de ustedes *Inserte corazoncito aquí*
Disclaimer: MSLN ni sus personajes me pertenecen. Todo el crédito a sus respectivos autores.
Capítulo 7: Invitaciones.
Tocó los últimos acordes de la canción en su guitarra acústica y se quedó allí con la mirada perdida. Sentía como un intento de suspiro empezaba a formarse en sus pulmones, y su caja torácica se expandía lo suficiente como para liberarlo, dejando escapar su voluntad junto a esa bocanada de aire. Tomó la pequeña libreta que reposaba abierta a su lado, y la metió en su mochila junto al lapicero de tinta negra que había utilizado para darle los últimos toques a la letra de la melodía que había hecho días atrás.
Escribirlo era una especie de liberación, pero aún sentía que no era suficiente. Todavía sentía ese peso en su pecho, y ese absurdo cosquilleo en su estómago que no lograba hacer desaparecer. Una mezcla de ansiedad, temor y otra pizca de emociones indescifrables que se hacía más grande cada vez que la veía.
¿Cuántas opciones tenía? Sabía que ya no había oportunidad de echarse para atrás, aunque aún estuviese en la fase de negación.
Otro suspiro se formó en su ser, y ella ya no tuvo fuerzas de reprimirlo. Estaba por empezar a tocar nuevamente cuando el familiar sonido de una patineta le hizo alzar la mirada. Afortunadamente pudo apartarse lo suficientemente rápido para evitar que Reinforce colisionara de lleno con ella.
La peliplateada pronunció un par de maldiciones antes de levantarse del suelo y tomar su patineta, sentándose junto a Fate mientras se sacudía el polvo de la ropa.
- ¿Sabías que con la patineta puedes frenar? – preguntó Fate, burlonamente.
- ¡Uy! ¡Gracias por la información sabelotodo! – exclamó ofendida Reinforce – Al menos yo no ando lloriqueando encima de mi guitarra, como otras por allí.
Golpe bajo.
Fate solamente puro dedicarle una mirada de soslayo mientras le alzaba el dedo medio.
- Ya mujer, no te enojes, lo siento – se disculpó Rein, mientras le alborotaba el cabello cariñosamente – Solo estaba bromeando. ¿Cómo van las cosas con Nanoha?
Nanoha.
Todo iba mal con Nanoha.
O bueno, todo iba bien. Dependiendo del punto de vista de cada quién.
Casi todas las tardes, desde hace más de un mes, se reunía con Nanoha en el mismo sitio en el que se encontraban ahora. Fate le traía discos, y a veces Nanoha se traía su laptop y los escuchaban juntas. La cobriza se mostró encantada con el material que le estaba proporcionando Fate, excepto cuando intentó mostrarle cosas un poco más pesadas. En ese momento Fate tuvo que redefinir su estrategia musical.
Nanoha disfrutó tanto de Mineral, una de las bandas favoritas de Fate, que pidió la discografía original completa por Amazon. Intentó regalarle a Fate una serie de compilados rarísimos de bandas que a ella realmente le gustaban y que solo había logrado descargar por internet, pero Fate se negó rotundamente.
Ese tipo de detallitos la iban a poner peor de lo que ya estaba.
Al principio se atrevió a flirtear un poco con Nanoha, lo que tontamente pensó que sería inofensivo. Intentó hacerlo a modo de broma, intentando que la cobriza empezara a sentirla como una simple amiga más, pero su risa se había convertido en una tortura para ella, en vista de que ese dulce sonido era capaz de hacer que su corazón latiera más rápido que el doble bombo de la batería de Reinforce.
Si algún momento llego a tener dudas acerca de si realmente le gustaba Nanoha, en todo ese tiempo que habían pasado juntas esas dudas habían desaparecido.
Le gustaba Nanoha. Le gustaba cuando el viento mecía sus largos cabellos cobrizos, y la pequeña ráfaga de fragancia a vainilla que le llegaba cada vez que se inclinaba para saludarla. La suavidad de sus dedos que se cerraban sobre su mano cuando intentaba que Fate le prestara atención a algo, y la intensidad de su mirar cuando pasaban mucho tiempo cerca. Era gentil, era amable, era dulce y sentía que podía conversar con ella acerca de un montón de cosas sin sentido sin llegar a aburrirse.
Y poco a poco estaba derribando las murallas que había construido con el pasar del tiempo.
Lo peor de todo es que Fate sabía que no le era indiferente a Nanoha. Había una chispa cada vez que la cobriza la miraba, que solamente saltaba cuando la miraba a ella y a nadie más. Ella también sentía la necesidad que acogía a la cobriza de acercarse más, porque ella estaba pasando por lo mismo. Hasta un ciego podría darse cuenta de que Nanoha la miraba como algo más que a una simple amiga.
Pero la cobriza no se imaginaba el inmenso miedo que sentía Fate ante ese sentimiento.
- Todo va igual Reinforce – contestó Fate – Ella y yo somos amigas.
- ¿Vas a seguir con eso Fate? – preguntó Reinforce, incrédula – Es obvio que ella está loca por ti. Y tú también estás loca por ella así que no veo porque te frenas tanto.
- No es fácil Rein – murmuró Fate, desviando la mirada – Tu sabes que para mí no es fácil.
- Joder, no te imaginas como odio el día en que pusiste tus ojos en Une.
Ese nombre hizo que sus entrañas se revolvieran, llenándolas momentáneamente de plomo. A pesar de que había pasado tiempo, todavía no tomaba muy bien que retomaran ese tema.
- Eso paso hace mucho tiempo – comentó Fate, intentando restarle importancia.
- ¡Me alegra que lo digas! – exclamó Reinforce – Entonces no entiendo por qué sigues enfrascada en que todos te harán lo mismo. No todas las chicas son iguales, allí tienes el ejemplo de Hayate.
- ¿Qué tiene que ver Hayate en esto? – preguntó Fate
- Ella también podría ser una niña mimada – contestó Reinforce – Pero no lo es, al igual que Nanoha. No puedes permitir que algo que pasó hace tanto siga afectando tu capacidad de estar con otra persona.
Pero es que era inevitable.
Cuando entro a la universidad Fate era aún una chica con serios problemas para relacionarse con los demás. Además, estaba pasando por un momento emocional bastante duro. Unos cuantos meses atrás su madre, Precia Testarossa, y su hermana mayor, Alicia Testarossa, habían perdido la vida en un aparatoso accidente de tránsito cuando se encontraban en un viaje de negocios. De pronto, los pilares fundamentales de su vida habían desaparecido y Reinforce intentaba desesperadamente que ella no cayera junto con ellos. Después de la gran insistencia de su tutora y de su mejor amiga accedió a acudir a terapia, y su inmenso miedo al mundo exterior fue reduciéndose poco a poco con ayuda de píldoras y largas sesiones.
En ese tiempo también empezó a hacer música. Para ese momento solo eran ella y Reinforce, practicando día tras día para ser cada vez mejores. Sus emociones fluyeron más fácil componiendo, y luego de un tiempo quedó con apenas una pequeña dosis de fármacos que ayudaban a mantenerla estable.
Cuando estaba a punto de ser dada de alta completamente del tratamiento farmacológico conoció a Une.
Une ya llevaba un par de años en la universidad cuando ella empezó. Era una chica bastante guapa, y bastante inteligente, pero siempre andaba junto a un grupo de chicos que no le inspiraban confianza a Fate por la manera en la que trataban a muchos de los estudiantes en el campus. Reinforce se había hecho novia de Hayate antes de empezar la universidad, quién a su vez era prima de Shamal, la novia de Signum. Para ese momento Fate y Reinforce se habían mudado ya al pequeño apartamento herencia Testarossa cerca del campus, por lo que en una pequeña reunión conocieron a la que sería la guitarrista de su banda.
Rápidamente congeniaron y empezaron a tocar en lugares cercanos al campus. Su música tuvo una buena acogida, así que empezaron a hacerse populares en la TSAB, hecho que llamo la atención del grupito de los niños mimados. Une, una de las cabecillas del grupo, fijo su mirada inmediatamente en Fate, y al poco tiempo empezaron a salir. Reinforce desde un primer momento le advirtió que no le daba muy buena espina el repentino acercamiento de Une, e incluso Hayate le dijo que esa chica no era de fiar, pero era joven, estaba llena de hormonas y Une era bastante atractiva.
Una cosa llevo a la otra, y no pasó mucho tiempo hasta que Une logró llevársela a la cama.
Al día siguiente toda la universidad lo sabía, y Fate se convirtió en el objeto favorito de las burlas de Yunno al caer tan fácil. Se sintió usada, se sintió vejada, y todo su miedo al mundo exterior regreso, junto a una profunda depresión que le impedía incluso algunos días levantarse de la cama.
Las sesiones regresaron, las dosis se intensificaron, las canciones se volvieron a llenar de tristeza y se juró que no dejaría entrar a nadie más. La rehabilitación fue terriblemente dura, y su depresión estuvo a punto de hacerle perder el semestre, pero con ayuda de sus amigas se recuperó, y armó con sus propias manos la muralla inquebrantable que la protegería de cualquier amenaza externa que pudiera perturbar nuevamente su paz.
La muralla que Nanoha estaba pasando por alto olímpicamente.
- Nanoha es una buena chica Fate – dijo Reinforce, sonriendo – Personalmente creo que ella puede hacerte mucho bien si la dejas entrar en tu vida, pero la decisión es tuya.
- Tengo miedo Rein – confesó Fate, mirándola – No sé si podría soportar pasar por lo mismo otra vez.
- Nanoha no es Une. – le recordó Reinforce – Pero ya no hablemos del tema. No quiero que te me pongas sensible así que mejor háblame de tu canción ¿Ya está terminada?
- Sí. Solo tenemos que armarle algunos arreglitos por allí, pero ya está lista – afirmó Fate.
- Eso es genial. Ayer estaba hablando con Agito, la chica de Urban Café, y me pidió que tocáramos un set acústico el viernes de la próxima semana en la cafetería, podríamos montar tu canción para ese día. Tendremos una semana bastante movida, con el evento en L Scuadron y el toque en la cafetería.
Estaba a punto de contestarle cuando un par de chicas conocidas se les acercaban a paso rápido, saludándolas. Su rostro se iluminó con una sonrisa al ver la manera en la que Nanoha le sonreía, y Reinforce tuvo que aguantar la risa ante la cara de idiota que estaba poniendo su mejor amiga. Sintió nuevamente como su corazón se aceleró al sentir como Nanoha se sentaba a su lado, luego de haberle regalado un beso en la mejilla a manera de saludo.
Y así Nanoha una vez más se ganaba la medalla de oro en salto con garrocha, pasando por encima de las murallas de Fate como si hubiese nacido entrenada para eso.
- ¡Les tengo una noticia! – anunció Hayate, solemnemente.
- ¿Qué pasa cariño? – preguntó Reinforce
- Estamos invitadas a una fiesta este fin de semana – contestó Hayate – Y no acepto un no por respuesta – se apresuró a agregar, ante la mirada de pánico de Fate.
- ¿De quién? - inquirió Reinforce, sonriendo maliciosamente.
- Los niños mimados darán una fiesta en la casa de Yunno, así que nos invitaron. Sé que suena fatal pero tenemos que ir, ya saben, para cumplir y eso. Podemos llevar a un acompañante así que ustedes irán con nosotras.
- No – dijo firmemente Fate – Rotundamente no.
- Venga Fate – comentó Hayate, ensanchando su sonrisa – Pero si no vas Nanoha no tendrá ningún acompañante. Yo estaré con Reinforce, así que no podré estar junto a ella todo el tiempo y seguramente Yunno aprovechará para ese tiempo para andar fastidiándola.
La simple idea de que Yunno estuviese a solas cerca de Nanoha hizo que su sangre alcanzara el punto de ebullición. Estaba a punto de decir algo despectivo acerca del hurón cuando giró la mirada, para encontrarse con una Nanoha que le ponía la mejor mirada de ruego que había visto en toda su vida, aderezando todo con un ligero puchero que la hacía ver extremadamente adorable. Le habló con una voz tan dulce que parecía miel, y Fate ya no pudo pensar.
- ¿Quieres ir conmigo? – preguntó Nanoha, sin dejar de mirarla.
Ya no podía negarse ya. La tenía comiendo de la palma de su mano.
- Vale, si iré – asintió Fate, mientras dejaba escapar un largo suspiro.
Hayate sonrió con más ganas.
Su plan había funcionado.
