¡Hey! ¿Cómo están? :)
No me gusta desaparecerme por tanto tiempo, sobre todo cuando ya estaba actualizando casi semanalmente. A principios de mes tuve que prepararme para una convención de anime que harían en mi ciudad (todo sea por el dinero), y hasta hace un par de días estuve bastante enferma con una gripe rompehuesos que no le deseo a nadie, pero ya estoy de regreso.
¡Muchisimas gracias por leer esta historia! No se imaginan la capacidad que tienen sus comentarios de hacerme sonreir. Les envio un abrazo gigante en la distancia. Gracias por su interés, por sus hermosas palabras, y por estar allí.
Por cierto, este comentario no tiene nada que ver con la historia, pero no se cuantos de ustedes esten pendientes de la votación para la musa Yuri de este año en la página de Michiru Magazine. No puedo decidirme entre Mel (Pulse) e Izetta (Shuumatsu no Izetta), es demasiado para mi kokoro. ¡Ambos personajes me encantan! ¿Ustedes ya votaron?
Disclaimer: MSLN ni sus personajes me pertenecen. Todo el crédito a sus respectivos autores. A su vez, el pedacito de canción que aparece en este capítulo es obra de sus respectivos productores/compositores.
Canción: Tinie Tempah - Girls Like Ft. Zara Larsson
Capítulo 8: Todo puede pasar.
Por lo que Nanoha podía escuchar, ya Hayate se estaba poniendo en ambiente para la fiesta, o al menos eso era lo que le daba a entender el coro de Lean On saliendo a todo volumen de las bocinas del pequeño escarabajo. Esbozo una sonrisa mientras abría la puerta del copiloto, interrumpiendo a la pequeña castaña en pleno paso de baile.
- Parece que estás muy animada – dijo Nanoha aguantando la risa, mientras aguantaba la mirada de soslayo de Hayate.
- Cabe destacar que es viernes y tuve una semana espantosa en la universidad, por lo que tengo derecho a relajarme un poco – refutó solemnemente Hayate – Dicho esto sigamos con nuestro camino.
Nanoha supo que Hayate iba muy enserio con lo de relajarse cuando le paso una botella de agua mineral y casi se ahoga cuando le dio un sorbo al alcohólico contenido de la botella. En ese momento hizo una nota mental para recordarse no tomar nunca nada de lo que Hayate le ofreciera sin preguntarle antes que era, o al menos ese era el paso a seguir si no quería morir antes de tiempo.
- Bien, repasemos las reglas – comenzó a decir Hayate.
Habían conversado sobre eso el día anterior. A pesar de que iban a una fiesta de niños ricos en su mayoría a veces todo se ponía bastante salvaje, y más cuando se reunían un montón de niñatos que se sentían inmunes a cualquier basamento legal que pudiera perjudicarlos. Un descuido más una pastillita de colores disuelta hábilmente en su bebida podían convertir una noche de diversión en una pesadilla, así que tenía que estar alerta.
- No aceptes bebidas de extraños, mantente cerca de nosotras y si alguien quiere bailar contigo hazme señas para ver de quién se trata. ¿Estamos?
- Si mamá – respondió Nanoha, con una sonrisa.
- Aunque no creo que tengas muchos problemas con eso – Añadió Hayate mirándola con una sonrisa pícara – Tendrás a todo un caballero de brillante armadura cuidándote toda la noche.
- ¿De quién hablas? – preguntó Nanoha, extrañada.
- ¡No te hagas la tonta! – exclamó Hayate - ¿Qué crees? ¿Qué no se notan las miraditas que tú y Fate se dan?
Una oleada de calor inundó súbitamente las mejillas de Nanoha, mientras enfocaba rápidamente la vista hacia la ventana intentando que su sonrojo no fuese tan evidente. Demonios, ¿En verdad ya su enamoramiento era tan obvio para los demás?
- Solo somos amigas – se apresuró a contestar Nanoha.
- Pero no precisamente porque eso es lo que tú quieres – agregó Hayate, con su misma sonrisa.
- Yo… Ya no sé qué hacer – confesó Nanoha, mordiéndose el labio.
La verdad era que su situación con Fate rayaba casi en lo ridículo. Sabía que Fate la miraba con otros ojos, e incluso se permitía flirtear intensamente con ella cuando estaban a solas, pero cada vez que Nanoha se proponía confesar directamente sus sentimientos y pedirle una cita formal la rubia parecía darse cuenta de sus intenciones, cambiando descaradamente el tema de conversación y fingiendo demencia repentina.
Fate huía descaradamente por la derecha, y de paso, lo hacía dedicándole una de sus sonrisas matadoras.
Cualquiera en su misma situación se hubiese dado por vencida desde hace rato. Pero Fate era algo más. Había algo en sus ojos que hacía que Nanoha quisiera protegerla y hacerla sonreír siempre, y cada vez que Fate le decía algún cumplido sentía que su corazón latía sin control como loco. Ya no tenía autocontrol junto a esa rubia, y no, definitivamente seguiría intentando hasta conseguir un sí o un no rotundo que la hiciera, o llegar al mismísimo paraíso, o descender a las profundidades del averno.
Lucharía hasta tener una respuesta.
Pero a veces Fate se la ponía demasiado difícil.
- Lo acepto. Me gusta Fate – aceptó Nanoha.
- Eso ya todos lo sabíamos – comentó Hayate riendo – También le gustas a Fate.
- ¿En serio?
- Las dos son demasiado obvias.
- Es que ya no sé qué hacer con esa mujer – dijo Nanoha, suspirando – Cada vez que voy a confesarle mis sentimientos me evade. ¡Esa chica me está haciendo perder la cabeza! A veces creo que me estoy imaginando cosas y que ella realmente no me hace ojitos, y solo soy yo quién está confundiendo las cosas.
- Estás hablando de Fate – dijo Hayate – Fate es complicada. Es más complicada de lo que tú crees. Me atrevería a decir que para ella toda esta situación es mucho más difícil de lo que crees.
Hayate aprovechó la luz roja del semáforo para entregarle su teléfono celular a Nanoha, pidiéndole que le escribiera un mensaje de texto a Reinforce indicándole que en cinco minutos pasaban buscándolas, y emprendió la marcha nuevamente no sin antes bajar el volumen de la radio de su auto hasta que las voces que salían de las cornetas se convirtieron en apenas un murmullo reconocible en la lejanía.
- No debería decirte esto, pero viéndolas en esta situación definitivamente necesitan un empujón, y de los buenos. – comenzó a decir Hayate, frunciendo el ceño – Fate a nivel emocional está bastante jodida. Quería que fuese ella que te lo dijera, pero por lo lento que va seguramente te lo dirá cuando tengan cincuenta años o algo así. La última relación de Fate terminó muy, pero muy mal. Cuando estábamos empezando la universidad ella empezó a salir con Une ¿Sabes? ¿La estirada amiguita de Yunno?
- Si – respondió secamente Nanoha – Se quién es.
- Bueno, ella le jugó sucio a Fate. Me ahorraré los detalles porque realmente todos queremos olvidar ese episodio, pero en verdad lo que le hizo no tiene perdón. Esa es una de las razones por las cuales nosotros nos llevamos tan mal con ese grupito de gente. El punto es que después de eso Fate se cerró completamente. Le tiene algo de fobia a las relaciones interpersonales o algo así.
- Esa… desgraciada – murmuró Nanoha, apretando los puños - ¿Cómo pudo lastimar a Fate? Ella es la persona más dulce que conozco.
- ¡Whoa! ¡Cálmate tigresa! – exclamó Hayate, sorprendida con la visible molestia de Nanoha – Parece que el caballero de brillante armadura eres tú después de todo. Eso ya pasó, ya no hablamos de eso y todos hacemos como si eso no ocurrió. Lo que quiero es que entiendas que Fate definitivamente quiere contigo, pero para ella es muy difícil confiar en alguien, y más si es una potencial niña mimada.
- ¡Pero yo no soy así! – refutó Nanoha, desesperada.
- Y ella muy en el fondo lo sabe, pero no es fácil. Fate es una chica complicada y sé que es muy tarde para decirte que busques solo su amistad porque se nota a leguas que te enamoraste, pero ya es decisión tuya si estás dispuesta a luchar realmente duro por ella o lo dejas hasta acá.
- Lucharé por ella – dijo con determinación Nanoha – No permitiré que nadie le haga daño otra vez, lo juro. Es más, esta noche no dejaré que se me escape. ¡Esta noche si le diré lo que siento!
- ¡Ve por ella girl! – la apoyó Hayate, mientras subía nuevamente el volumen de la radio.
La determinación llenó cada fibra de su ser a medida que se acercaban a la residencia de las chicas, pero la abandono completamente cuando, a través del cristal de la ventana, pudo observar la escultural figura de Fate.
Si tan solo Fate pudiese leer su mente en ese momento.
La belleza rubia caminaba a paso firme junto a Reinforce en dirección al auto, con unos shorts marrones adornados con un cinturón negro, una camisa igualmente negra con las mangas subidas hasta el codo, y unas botas Dr. Marteen del mismo color dándole el toque rebelde que no podía faltar. El atuendo lo completaba un gorro tejido que evitaba que el cabello rubio se agitara frente a su cara, por las grandes ráfagas de brisa que atravesaban la ciudad. Nanoha estaba consciente de que la estaba mirando como si se la fuese a comer con los ojos.
Pero ¿Quién no haría lo mismo en su lugar?
Se encontró con la sonrisa cómplice de Hayate cuando tuvo que hacer acopio de voluntad para recomponerse y saludar a las chicas, que ya habían tomado asiento en la parte de atrás del auto. Al intercambio de saludos le siguió una animada conversación y un par de sorbos de la botella de "agua" de Hayate, a medida que se acercaban hacia la zona de muelles de la ciudad, otro de los sectores residenciales exclusivos de la ciudad, en donde se encontraba la casa de los padres de Yunno.
Afortunadamente Hayate parecía conocer la zona como la palma de su mano, y, Nanoha no podía negar que la pequeña castaña tenía sus influencias. Apenas tuvo que bajar el vidrio y saludar a los guardias de la garita de vigilancia del conjunto residencial para que ellos subieran inmediatamente la barrera de entrada con una enorme sonrisa, ganándose una mirada de soslayo marca Reinforce. A lo lejos podían escuchar el escandaloso sonido de la música, que iba creciendo a medida que atravesaban lentamente las calles de la residencia.
Dos calles después Hayate ubicó un puesto en uno de los estacionamientos para visitantes, así que tuvieron que bajarse del escarabajo para proseguir el resto del camino a pie. Reinforce se adelantó en la caminata, momento que aprovecho Hayate para colgarse amorosamente del brazo de la peliplateada ganándose una risita por parte de su novia. Nanoha iba a apurar la marcha para alcanzarla cuando sintió que una mano se cerró suavemente sobre su muñeca, haciendo que frenara en seco mientras su corazón latía desesperado en su pecho.
- Te ves hermosa – dijo Fate en apenas un susurro.
Si pensó que Fate le había robado el habla al verla, esta nueva interacción hizo que se mareara súbitamente, mientras que sentía como una nueva oleada de calor la invadía. La rubia se veía adorable, con ese suave sonrojo coloreando sus mejillas, y Nanoha estaba decidida a no seguir dejando escapar las oportunidades.
Esta vez tomaría al toro por los cuernos.
- No tanto como tú – respondió Nanoha sonriendo, mientras con una mano acomodaba un mechón de cabello rebelde detrás de la oreja de una boquiabierta Fate.
Tenía ganas de besarla allí mismo, pero la noche apenas empezaba y ellas todavía tenían una fiesta a la que asistir, así que se guardó su confesión para más tarde mientras entrelazaba sus dedos con los de Fate, ante la mirada sorprendida de la rubia.
- Sigamos – dijo Nanoha sonriendo.
Cuando empezaron a caminar tuvieron casi que correr para alcanzar a las demás. Ya en ese momento podían ver la considerable cantidad de gente que estaba reunida bebiendo frente a una de las casas del sector, una monstruosidad arquitectónica de tres pisos con balcón que irradiaba lujo, no así como la chica que ya se encontraba vomitando a un lado de la calle mientras su acompañante la veía con una obvia expresión de asco.
Y eso que la noche apenas empezaba.
Nanoha miró sorprendida como una gran cantidad de personas las saludaban cuando estaban acercándose a la casa. En verdad, las chicas eran más populares que lo que ella creía, o al menos eso era lo que indicaba la absurda cantidad de manos que tuvieron que estrechar antes de hacer su entrada. Inconscientemente se aferró al brazo de Fate mientras esperaban en la enorme sala de la casa a que Hayate se escabullera por bebidas, pero es que había muchísima gente y, si era sincera, no se llevaba tan bien con las multitudes ebrias.
Para ese momento la gente parecía haber perdido cualquier rastro de decencia, y tuvo que apartar la mirada de una parejita que descaradamente empezó a meterse mano frente a ella mientras le daba un sorbo a su trago. Se alejaron un poco del centro del salón entre risas, y pronto se encontró riéndose como una tonta ante las ocurrencias de Reinforce y Fate. Le comentaba algo al oído a Hayate cuando sintió como alguien llamaba su atención por su espalda, haciéndola girar bruscamente.
Un par de conocidas esmeraldas se encontraron con su mirada, mientras su portador la saludaba con un beso en la mejilla.
- Creí que no vendrías – le dijo Yuuno al oído.
- Te prometí que lo haría – contestó Nanoha, con una sonrisa – Buena fiesta ¿Eh?
- ¿Vienes sola? – le preguntó Yuuno, acercándose nuevamente.
- Hola Yuuno – dijo fríamente una voz a la espalda del rubio.
Nanoha tuvo que aguantar las ganas de soltar una carcajada frente a la expresión asesina que portaba Fate ante la interacción que había entre Yunno y ella. Mantenía una expresión neutral, pero Nanoha sabía que si fuese humanamente posible los ojos de la rubia estarían echando chispas.
- ¿Qué haces tú aquí? – inquirió Yuuno, mirando a Fate con cara de pocos amigos.
- Yuuno ella viene conmigo – se apresuró a dejar en claro Nanoha, mientras tomaba la mano de Fate, acercándola hacia ella - ¿No hay problema con eso?
Yuuno la miró por unos segundos con la misma cara que pondría si hubiese recibido una bofetada, pero pareció darse cuenta de su expresión y retomo la compostura, negando con la cabeza y despidiéndose. Tomándola desprevenida Reinforce le alborotó el cabello, de la misma forma que lo hacía con Fate, felicitándola por su acción y ganándose una reprimenda de parte de una Fate que parecía no poder escapar de su sonrojo.
Era la mejor fiesta de su vida, y eso que apenas estaba empezando.
A medida que pasaban los minutos la selección musical del dj le parecía más atractiva, y los tragos parecían estar haciendo efecto más rápido de lo debido. Afortunadamente parecía que no era la única que ya estaba resultando afectada por el alcohol, o al menos eso era lo que le daba a entender la risa fácil de Fate y la manera en la que inconscientemente tomaba su mano mientras hablaban. La música alta y la cantidad de gente haciendo ruido las obligaban a acercarse cada vez más para hablarse, y todo iba fluyendo naturalmente hasta que un chico se acercó a Nanoha para invitarla a bailar.
Por supuesto, huyo con el rabo entre las piernas cuando Fate le dedicó su mejor mirada de odio, y pasó su brazo protectoramente sobre los hombros de Nanoha, para después darse cuenta de su acción y empezar a disculparse repetidamente ante las risas de la cobriza.
- ¡Lo siento! – se disculpó Fate contrariada - ¡No debí comportarme de esa manera!
- Tranquila Fate – la tranquilizó Nanoha entre risas – Además, vine para acá contigo ¿No?
- Bueno, el solo te estaba pidiendo bailar. Ni siquiera sé si querías hacerlo o no.
- Si te soy sincera quiero bailar – aceptó Nanoha mordiéndose el labio – pero contigo.
- ¿Conmigo? – preguntó Fate, sonrojándose violentamente.
- Contigo – afirmó Nanoha con una sonrisa, mientras se acercaba al oído de Fate, en un súbito ataque de valentía – Entonces ¿Bailas?
Fate solo alcanzó a asentir levemente, mientras Nanoha, sin saber que acaba de firmar su sentencia de muerte, la llevaba hasta la pista.
Go low, go low, everybody get low
Had a couple hits and a couple solos
Now I got a couple BRITs and a couple MOBOs
Dropped "Pass Out", everybody loco
Y si esa sería su muerte, definitivamente podía marchar en paz.
Si alguien le hubiese dicho que esa rubia bailaba de esa manera, invitarla a la pista de baile hubiese sido la primera cosa que hubiese hecho al llegar a esa condenada fiesta. Aunque Nanoha en el fondo sabía que, sin envalentonarse antes con esa cantidad absurda de alcohol, no habría podido reunir el valor para sacar a bailar a esa fiera que ahora la estaba volviendo loca, con esa matadora cercanía y ese sensual movimiento de caderas que estaba haciendo volar su imaginación a parajes prohibidos.
Se atrevió a deslizar su mano libre por la espalda de Fate, aferrándose a sus caderas sin encontrar resistencia y acortando aún más la escasa distancia que había entre sus cuerpos. La mirada de Fate parecía hipnotizarla, y empezaba a percibir algo más entre ese profundo mar borgoña que la estaba incitando a caer.
¿Era deseo lo que podía percibir?
¡Ay Dios! ¿Eso era twerking?
Al diablo su confesión. Entre el alcohol y la mirada de Fate había perdido la cabeza, y los labios de la rubia estaban tan peligrosamente cerca que solo podía permitirse acortar la distancia entre ellos y entregarse a los placeres que parecían esconderse en esa boca. Cuando había cerrado sus ojos para prepararse a la entrega solo sintió como algo tropezó con ellas, haciendo que casi perdiera el equilibrio.
Estiró la mano para evitar que Fate cayera, pero un chico logró sostenerla antes, derramando lastimosamente su bebida en el acto. Nanoha se giró para buscar al culpable, encontrándose para su desgracia con la mirada lastimera de Yuuno que intentaba ocultar, sin nada de éxito, toda su culpabilidad en el asunto.
- ¡Ay! ¡Lo siento! – se disculpó hipócritamente Yuuno - ¡No sabía que estabas allí!
Eso era el colmo.
Nanoha ya había preparado la bofetada cuando el chico que sostuvo a Fate se acercó a Yuuno, dándole un violento empujón.
- ¿¡No te enseñaron a no meterte con las mujeres!? – le gritó el chico, furioso.
- ¡Tú no me dices que hacer! – le respondió Yunno, mientras le devolvía el empujón al chico.
Para Nanoha fue como ver el infierno desatarse frente a sus ojos. En menos de una fracción de segundo todo el salón se volvió un pandemónium de empujones en donde no encontraba salida. Entre el rio descontrolado de gente logró distinguir un mechón de pelo rubio, observando como una Fate molesta le conectaba un certero puñetazo a Yunno, recibiendo un golpe de una persona desconocida. Iba a inclinarse para ayudar a Fate cuando un par de manos la jalaron fuertemente de la conmoción, alejándola entre gritos mientras intentaba desesperada soltarse para ir a ayudar a Fate.
- ¡Joder Nanoha cálmate! – exclamó Hayate a duras penas, mientras luchaba contra Nanoha para evitar que la cobriza se metiera otra vez en el desorden de golpes que se había desatado en el salón.
- ¡Tengo que sacar a Fate de allí! – indicó desesperada Nanoha, intentando soltarse.
- ¡Tenemos que salir de acá idiota! – la regañó Hayate, arrastrándola hacia la puerta de atrás – Reinforce está con ella. Tenemos que salir de acá antes de que ¡Mierda! ¡Corre Nanoha!
Deseaba con todo su corazón quedarse, pero Hayate la haló hacia ella mientras saltaban la verja del patio y emprendían la carrera como unos cuantos de los asistentes a la fiesta, mientras el sonido de las sirenas empezaba a escucharse desde la lejanía.
Su pecho le dolía por su trabajosa respiración incluso luego de haber salido como si nada del conjunto residencial, gracias a los amables vigilantes embelesados con Hayate que subieron la barrera como si nada hubiese ocurrido, y unos cinco minutos después fue que alcanzó a retener el suficiente aire en sus pulmones como para iniciar una discusión con su salvadora de la noche.
- ¿¡Cómo pudiste dejar a las chicas atrás!? – preguntó escandalizada Nanoha – ¡Tenemos que regresar! ¡Pueden estar lastimadas! ¿¡Cómo sabremos si…!?
- ¡Nanoha! – la interrumpió Hayate mientras se estacionaba a un lado de la vida - ¡Basta ya! ¡Si sigues gritando así te lo juro que haré que regreses caminando a tu casa!
- ¿¡Qué quieres que haga!? – reclamó ofendida Nanoha - ¡Acabas de dejar a las chicas en esa locura!
- Y te aseguro que ya no están allí – refutó Hayate, dejando escapar un suspiro – Si quieres estar con una chica como Fate tienes que acostumbrarte a esto. ¿Tienes algo de dinero en efectivo?
- ¿A qué viene esa pregunta Hayate? – preguntó confundida Nanoha.
- Vamos a comprarnos una hamburguesa – dijo Hayate, retomando la marcha, esta vez a una velocidad menor – Si no nos escriben en media hora tendremos que ir a la comisaría, y ya, quita esa cara de tragedia. Bienvenida oficialmente a la TSAB.
