¡Hey! :)

¿Qué tal están? ¿Todo bien?

Espero que todo ande marchando bien. He estado desconectada un par de días por eso del trabajo y papeleo absurdo de la universidad que tienes que hacer cuando planeas irte a otro lado. Situación en Venezuela cada vez peor, ya es complicado hacer lo que se puede. Ando en una trágica lucha para reunir dinero que me tiene la vida de cuadritos.

Peeeero en fin. Aquí está el cap :) Estuve escuchando muchas canciones chéveres mientras escribía este capítulo, y terminé actualizando un poquito mi biblioteca. Por lo menos, ahora que acabo de terminar el capitulo estaba escuchando en repetición Take It In, de Feint, por si quieren escucharla también. Un abrazo gigante a todos ustedes, que se toman veinte minutitos de su tiempo para leer la historia. ¡Gracias por su apoyo!

Por cierto, RedScars... Estamos hablando de Nanoha, el Demonio Blanco, esa mujer definitivamente es de armas tomar (y de Starlight Breakers lanzar también) :D

Disclaimer: MSLN ni sus personajes me pertenecen. Todo el crédito a sus respectivos autores. A su vez, la canción que aparece en este cápitulo pertenece a sus productores/compositores.

Canción: Gareth Emery ft. Wayward Daughter - Reckless

PD: Alabados sean los dance tutorials de Youtube.

Capítulo 10: Rendición.

Le dio un rápido vistazo al reloj que se encontraba cerca de la puerta de entrada, solo para recordar que tenían diez minutos para terminar de arreglarse antes de que Hayate pasara por ellas para llevarlas al L' Scuadron. Es decir, tenían que en verdad apurarse si no querían llegar tarde.

Hubiese sido una historia distinta si fuesen simplemente para disfrutar de la noche, pero ese día el trabajo llamaba.

- Reinforce, apúrate – pidió Fate.

- ¡Joder! – se quejó desde su habitación Reinforce -¿No has visto mis pendrives?.

- Los dejaste en el mesón del comedor – contestó Fate, mientras buscaba en el refrigerador una botella de agua – Ahora apresúrate.

Reinforce refunfuñó un par de veces antes de salir de su habitación con su mochila a cuestas, dejándola en una silla mientras acomodaba sus pendrives en uno de los bolsillos delanteros de su morral. Le echo un último vistazo a sus cosas para confirmar que todo estaba en orden y se dejó caer pesadamente en una de las sillas del comedor.

- ¿Tienes el set preparado? – preguntó Fate, mientras tomaba un poco más de agua.

- Si, con respaldos incluidos – respondió Reinforce, extendiendo su mano para tomar la botella de agua que Fate le extendía – En el pendrive están un par de sets adicionales por si llego a tener problemas con alguno de los archivos. ¿Tú estás preparada?

- Hasta que el cuerpo aguante. Todo sea por el dinero.

Reinforce soltó una sonora carcajada mientras tomaba un poco de agua. Las noches en L' Scuadron tenían una muy buena paga, y eso no les caía nada mal, considerando que básicamente les estaban pagando para irse de fiesta. Esa noche la peliplateada tenía un cupo para mezclar por un par de horas, preparando el ambiente para que un conocido Dj nacional subiera al escenario a hacer lo suyo. Considerando que Mezclar era una especie de hobbie para Reinforce, se sentía afortunada de que le estuviesen pagando una buena cuota en efectivo por pasársela bien.

El trabajo de Fate podía parecer un poco más difícil por la cantidad de energía que requería de ella, pero si salía a un club nocturno a divertirse terminaría haciendo lo mismo, la única diferencia era que en L' Scuadron le pagaban por eso. Ella formaba parte del reducido grupo de chicos que eran contratados por el club para animar la pista de baile. Eran los encargados de iniciar el baile cuando veían que los asistentes aún no se atrevían a tomar la pista, y, una vez logrado el objetivo, debía regresar a la pista de baile cada cierto tiempo para seguir animando la fiesta.

Por supuesto, Fate entraba a la fiesta como una simple asistente más, engañando así al público haciéndoles creer que era una chica cualquiera y no una empleada temporal del local. Cuando Fate se enteró que ese tipo de trabajos existían no pudo evitar pensar en todas las veces que, posiblemente, ella también había sido engañada.

Al principio le había costado muchísimo. Tuvo que observar una cantidad absurda de tutoriales en Youtube para aprenderse la mayor cantidad de pasos de baile posibles y poder realizarlos fluidamente. Después, le tocó rebasar las barreras de su timidez para atreverse a iniciar con el baile, pero afortunadamente, después de unos cuantos duros meses de práctica logró su cometido. Por eso era casi seguro que, si le pedían a Reinforce que mezclara una noche, le pidieran a ella también que se uniera al grupo de animadores ese día.

Por supuesto, después de una larga noche de trabajo y una cantidad indeterminada de tragos, lo que querían al llegar a su casa era dormir por una semana entera.

Pero el dinero valía la pena.

Sin embargo, Fate se sentía esa noche como si fuese la primera vez que le tocara animar. Sus piernas parecían de gelatina y la boca se le secaba como si no hubiese tomado agua en todo el día, pero ella se lo había buscado. Al fin y al cabo era ella quién le había pedido a Reinforce que invitara a Nanoha esa noche.

- ¿Estás bien? – preguntó Reinforce, con una sonrisa maliciosa – Te noto un poco pálida.

- Estoy bien – respondió rápidamente Fate, jugueteando con su botella de agua.

- ¿Segura? – siguió molestándola Reinforce – Me parece que estás como ansiosa.

- Estoy bien – repitió Fate rápidamente, esta vez con más seguridad.

- ¿Preparada para bailar frente a Nanoha?

Reinforce solo fue capaz de soltar una sonora carcajada ante la cara de tragedia de Fate ante la mención de la susodicha. ¿Preparada? ¡Por supuesto que no estaba preparada!

- No te rías – murmuró Fate, sonrojada, mientras retomaba su juego con la botella.

- ¡Calma! No te enojes – pidió Reinforce, limpiándose las furtivas lágrimas producto de la risa que habían escapado de su risa – Seguro lo harás bien. Esa chica babea por ti.

- Tengo miedo de arruinarlo todo – confesó Fate – Es decir. Tocar en una banda es una cosa, pero ya sabes, esto de las fiestas y el baile posiblemente sea mucho para ella. Seguro empieza a pensar cosas que no son.

- ¿Acaso no te diste cuenta de cómo te miraba bailar en la fiesta de Yuuno? – preguntó Reinforce, ampliando su sonrisa – ¡Cierto! Estabas más ocupada coqueteando con ella.

- ¡Reinforce!

- Solo digo la verdad. ¿Esta noche irás a por todo?

- No – respondió Fate, mordiéndose inconscientemente el labio – Solo… Solo dejaré que todo fluya. Sin poner peros, ni nada de eso.

- Vale la pena arriesgarse Fate – comentó Reinforce, con una sonrisa.

- ¡Estoy tan nerviosa! – exclamó frustrada Fate.

La risa de Reinforce fue interrumpida por el sonoro timbre de su teléfono celular, anunciando una llamada entrante de Hayate, quién les informaba que estaba abajo esperándolas y que realmente tenían que apurarse si no querían llegar tarde.

Intentó calmar los latidos de su corazón mientras bajaban apresuradamente por las escaleras. Quería pensar que estaba así por la brusquedad de su carrera, pero no podía mentirse. Ese rápido palpitar solamente tenía una culpable, culpable que en ese momento se encontraba sentada en el puesto de copiloto del Volkswagen de Hayate, con un vestido que llevaba sus pensamientos a otro lugar y unos tacones de vértigo.

Si tan solo esa mujer supiera como era capaz de congelar su capacidad de procesar las cosas se mantendría bastante alejada de ella.

Pero no, allí estaba esa hermosa cobriza, con sus hermosos ojos, y su hermosa sonrisa, y su manera tan dulce de hablarle que la atontaba sin necesidad de haberse tomado la primera ronda de tequila. Durante todo el camino al club intentó hacer un esfuerzo sobrehumano por enfocarse en la animada conversación que transcurría en el auto, pero no fue capaz de hacer que su cerebro arrancara y retomara el hilo. Era como si el tiempo se hubiese detenido y solo estuviesen ellas dos, tan cerca pero a la vez tan lejos que no sabía si alegrarse o llorar.

¿Por qué todo tenía que ser tan complicado?

Bueno, al menos para ella sí lo era.

Afortunadamente su llegada al club hizo que retomara el control de sus sentidos. La música podía escucharse levemente en el estacionamiento, y eso solo indicaba que, adentro, estaba a reventar. Al bajarse del auto aprovechó a estirarse un poco, mientras Reinforce sacaba de su billetera un par de pases especiales que Hayate y Nanoha deberían mostrar al momento de entrar para que las dejaran pasar sin problemas. Se despidieron de las chicas momentáneamente mientras se adelantaban al club, no sin antes acordar encontrarse en unos minutos en una esquina de la barra.

Y desde ese momento su trabajo empezó.

Inmediatamente puso un pie dentro del local evaluó la situación. Su vista se fijó inmediatamente en el juego de luces tenues que acompañaba el ambiente, mientras trataba de evaluar la reacción del público antes la mezcla de electro chill out que amenizaba la noche, y se sorprendió al encontrar desde esa hora gente ebria. Algunos de los asistentes que se encontraban de pie se balanceaban lentamente al ritmo de la música, mientras que algunos ya empezaban a empuñar sus tragos más rápido que lo sanamente recomendable.

Esa era una buena señal. El set de Reinforce era bastante enérgico, así que con el público así le sería fácil iniciar con el baile y mantener el ritmo. Se acercó al punto de encuentro acordado, mientras observaba como Reinforce subía a la zona de mezclas y empezaba a conectar sus platos y a configurar su laptop, proceso que apenas le tomó diez minutos, por lo que al rato se encontraba junto a la peli plateada esperando a que las chicas entraran.

- ¿Qué te parece? – pregunto Reinforce.

- El ambiente es bueno – contestó Fate – Será fácil iniciar.

- La noche promete ¿No es así? – comentó Reinforce, con una risita.

Estaba a punto de indicarle a Reinforce que suponía que si cuando captó que la frase de su amiga estaba relacionada a sus acompañantes, que se acercaban a ellas con amplias sonrisas.

Sobre todo esa cobriza, que se contoneaba descaradamente mientras le sostenía la mirada desafiante. Como si estuviese dispuesta a todo.

Vaya manera de hacerle perder la cabeza con solo una mirada.

Reinforce no le dejó ni siquiera recuperar la compostura cuando le entregó un Caribbean Sunrise. Parece que se había quedado perdida en el espacio otra vez, por lo que no se dio cuenta cuando la peliplateada pidió los tragos en la barra. Algo le decía que no tenía que tomar alcohol si quería mantener el poco autocontrol que le quedaba, pero ¿Qué podía salir mal?

Iba a dejar que todo fluyera ¿No?

Desafortunadamente el trago estaba exquisitamente preparado, y no dudo en pedir otro cuando el contenido del primero se esfumó más rápido de lo que pensaba. A su alrededor el ambiente parecía encenderse cada vez más, y, aunque quería prestarle más atención a la conversación que mantenía con sus amigas, ya estaba empezando a escanear nuevamente la pista.

Una media hora más y ya estarían listas para empezar el set.

Iba por el tercer trago cuando Nanoha, ebria aunque intentara negarlo, se guindó amorosamente de su brazo en medio de un ataque de risa por alguna ocurrencia de Hayate, haciendo que un sonrojo de proporciones inimaginables recorriera todo su rostro, aumentando su temperatura. Cuando la impresión de la acción de Nanoha se le pasó un poco no pudo evitar reír ante su actitud.

Vaya, ella también se sentía un poco feliz, lo que era malo considerando que aún no había empezado el set y tenía que estar en sus cinco sentidos para no enredarse con sus pies al momento de empezar con el shuffle. Si eso pasaba seguro Reinforce la mataría.

Se giró para informarle a su amiga de su vertiginoso estado cuando la peli plateada le hizo señas hacia la pista, encaminándose hacia la zona de mezclas seguida por Hayate, quién, aunque no supiera mezclar, siempre se mantenía muy cerca de Reinforce bailando al ritmo de la música.

Eso las dejó solas, y de nuevo sintió que sus piernas se volvían gelatina.

- ¿Alguien te había dicho que te ves increíblemente guapa hoy? – le preguntó Nanoha, acercándose al oído de Fate para que la rubia, en medio de la música, pudiese escucharla.

- Creo que no tanto como tú – contestó Fate de la misma manera en la que Nanoha le habló, incapaz de esconder su sonrojo.

- Bueno, aunque si soy realista – comenzó a decir Nanoha, acercándose peligrosamente a la oreja de la rubia, rozándola sin querer por su cercanía – Tú te ves así de guapa todos los días.

Fate no pudo evitar estremecerse ante el efímero contacto de los labios de Nanoha en su oreja, y cuando la cobriza se alejó un poco con una sonrisa pícara para darle un sorbo a su trago ella solo se quedó allí, con la sensación de esos labios aún sobre su piel. ¿Nanoha no sabía en lo que se estaba metiendo? Demonios. Estaban tan cerca que podía robarle un beso sin encontrar resistencia, y sin querer se encontró acortando la distancia entre ellas justo cuando empezó a escuchar la canción en la que tenía que empezar a actuar.

Con todo el dolor de su alma tuvo que detenerse, aunque no estaba segura de encontrar algún otro momento como ese en toda la noche, o en todas las noches siguientes a esa. Estúpido trabajo. Todo con Nanoha era tan complicado.

- Espérame aquí ¿Vale? – pidió Fate, mientras se acercaba a la pista de baile.

Le dedicó una sonrisa, mientras se acercaba a la pista de baile intentando no tropezar entre el mar de gente. Encontró a un par de animadores como ella en sitios más distantes, quienes le hicieron disimuladamente señas para que la rubia empezara. A su alrededor la gente se balanceaba, y algunos ya habían empezado con un ligero baile sin terminarse de atrever a romper sus barreras.

Pero Fate la rompería por ellos.

Why did you trust me oh

It's something so precious

Oh, why did you love me

Oh I'm sorry I'm reckless

Las luces iluminaron el centro de la pista cuando Fate empezó a bailar, haciendo gala de sus mejores pasos en un shuffle perfectamente coordinado que inmediatamente causo que en el centro se formara una rueda. Uno de sus compañeros, al verla, la relevó en el centro de la pista, haciendo que, a su vez, varios de los asistentes se atrevieran a bailar.

A los cinco minutos la pista de baile era toda una gran masa de gente sudorosa bailando frenéticamente, y Fate pudo sentirse satisfecha con su trabajo. Como pudo buscó un camino entre el gran grupo de gente, intentando evitar ser pisada sin querer por algún borracho bailarín, agradeciendo cuando al fin pudo encontrar su camino hacia Nanoha. Estaba apenas a un par de metros de alcanzarla cuando sintió que una mano se cerró sobre su muñeca, haciéndola detener bruscamente la marcha.

Al girar para encontrar la razón de su interrupción se encontró con un corpulento chico de cabello negro, quién, definitivamente pasado de tragos, le sonreía ampliamente mientras mantenía su muñeca atrapada entre sus manos.

- Preciosa ¿Bailas conmigo? – le preguntó el chico, manteniendo su sonrisa.

- No, lo siento – se excusó rápidamente Fate – Ya vengo con alguien.

- Vamos – pidió el chico nuevamente – Aunque sea déjame invitarte un trago.

Fate empezó todas las posibles escapatorias que tenía a su disposición y que implicaran que aquel muchacho no insistiera en su petición, cuando sintió un peso familiar enredándose en su brazo de una manera increíblemente posesiva.

- Ella viene conmigo - dijo Nanoha fríamente, con cara de pocos amigos.

Ante esa expresión al chico no le quedó más remedio que soltar la muñeca de Fate y disculparse, antes de perderse rápidamente entre la multitud.

Y Fate podía comprender su huida. Si esa chica la miraba de esa manera no podría hacer más que tener por su vida.

Nanoha mantuvo su agarre un par de segundos más, antes de procesar su acción anterior y separarse bruscamente del brazo de Fate, visiblemente apenada y sonrojada hasta la médula. Fate soltó una suave carcajada, mientras se atrevía a tomar la mano de una sorprendida Nanoha, quién mantenía su sonrojo.

- Parece que lo asustaste – comentó Fate, aguantando la risa.

- ¡Lo siento! – se disculpó rápidamente Nanoha, intentando ocultar su sonrojo sin mucho éxito – ¡En verdad no fue mi intención!

- Vale, tranquila, no pasa nada – dijo Fate – Más bien tengo que agradecerte que me hayas rescatado. No logré pensar lo suficientemente rápido en una coartada.

- Fate.

- Dime.

- ¿Yo sí puedo invitarte un trago? – preguntó Nanoha, sonrojándose aún más.

- Nanoha, estoy trabajando en el club hoy – respondió Fate, intentando no reírse ante el súbito entendimiento de la cobriza – Me dan tragos gratis.

- Cierto, cierto. Que tonta soy la verdad.

- Pero – objetó Fate, entrelazando sus dedos con los de Nanoha – Puedes invitarme un trago tú, si eso te hace feliz.

- ¿En serio?

- Sí, es enserio.

- ¡Vale! - exclamó Nanoha con una sonrisa - ¡Ya vuelvo!

Fate sentía unas inmensa ganas de autoabofetearse para salir del trance en el que se encontraba. Eso era otra prueba fehaciente de que el alcohol había borrado cualquier rastro de control dentro de sí misma, dejando su cerebro en hibernación.

Pero su corazón, su corazón latía como loco regocijándose en el éxtasis de la victoria, al darse cuenta de que había conseguido hacerse con el control de su voluntad, manejándola a su antojo y haciendo que no pudiera despegar sus ojos de esa hermosa cobriza que regresaba en ese momento con un par de tragos entre sus manos, con una radiante sonrisa de 24 kilates que la estaba dejando completamente indefensa.

¿Cómo decirle que no a una chica como esa?

- Cuando estaba en la barra recordé que no te había preguntado qué querías tomar, así que te pedí uno igual a lo que estabas tomando – admitió Nanoha – Espero esté bien.

- Si, si – afirmó Fate, dándole un sorbo a su trago – Ese está bien. Lo estaba necesitando, me estaba muriendo allí adentro – agregó, señalando la pista de baile.

- Hey Fate.

La repentina seriedad de Nanoha hizo que respirara profundo, mientras la cobriza tomaba su mano libre y la miraba a los ojos, haciéndola estremecer con ese simple acto. Como si una fuerza magnética la conectara con esos ojos violetas y ella no pudiese hacer más que rendirse ante ellos, mientras su corazón alzaba el puño en señal de una irrevocable victoria.

- No sé si sea el mejor momento para decirte esto – dijo firmemente Nanoha – pero estoy segura de que no tendré las agallas de hacerlo sobria así que, lo haré. Definitivamente lo haré – continuó Nanoha, respirando profundo – Fate, tú me gustas. Estás haciendo que pierda la cabeza porque me gustas demasiado y desde que te vi por primera vez no has salido de mis pensamientos. Tu actitud me frustra porque cada vez que he intentado decírtelo me cambias el tema, y ya no sé qué hacer. No sé si te gusto de la misma manera en la que tú me gustas a mí pero tenía que decírtelo antes de…

- No digas eso – pidió Fate por lo bajo, acortando la distancia entre ambas – No digas eso… Por supuesto que me gustas Nanoha ¿Acaso no ves cómo me pongo cuando estoy cerca de ti?

- Entonces ¿Por qué te alejas? – preguntó Nanoha, soltando la temblorosa mano de Fate para posarla en una de las mejillas de la rubia - ¿Por qué te alejas si es más que evidente que estoy muriendo por ti?

- Nanoha… Tú no quieres a alguien como yo en tu vida – dijo Fate, completamente desarmada – Todo es demasiado complicado para mí, soy un cúmulo de problemas, uno peor que otro, y lo peor que puedes hacer es estar con alguien como yo.

- Esa advertencia llegó demasiado tarde Fate – confesó Nanoha, bordeando inconscientemente la comisura de los labios de Fate con su dedo pulgar.

- ¿Por qué? – se aventuró a preguntar Fate entre susurros, pérdida en la calidez del contacto.

- Porque ya estoy jodidamente enamorada de ti – admitió Nanoha – Y no te dejaré escapar tan fácil.

Corazón 1, Razón 0.

No le dio tiempo de pensar si los escasos centímetros de distancia fueron rotos por ella, o por esa hermosa cobriza que reclamaba sus labios de esa manera tan pasional, liberando una absurda carga de endorfinas en su torrente sanguíneo que la hizo sentir más viva que nunca, mientras sostenía a Nanoha por la cintura para tenerla más cerca. Necesitaba aire pero el respirar ya no era prioridad, en ese momento su única prioridad eran esos suaves labios que la estaban volviendo loca, haciéndola volar y llevándola hasta el mismísimo cinturón de Kuiper.

No debía de hacerlo. Estaba cayendo inevitablemente en una trampa de la que no podría escapar más adelante, pero esa boca atrapando la suya se sentía demasiado bien como para estar mal, y en ese momento esa conexión mágica que se había formado entre ellas dos era la única cosa de la que quería estar consciente.

Un par de segundos bastaron para que recuperaran el aliento, manteniendo la conexión visual mientras sus pechos subían y bajaban rápidamente, casi al mismo compás. Llegando a un acuerdo silencioso entre las dos, Fate estuvo segura de que, esa vez, definitivamente había sido ella quién se inclinó para besar a Nanoha.

Ella tampoco iba a dejar escapar a la cobriza tan fácil.