¡Hola! ¿Qué tal?
Primero que nada disculpen la enorme demora :( Estos últimos días han sido una odisea.
Afortunadamente luego de un largo viaje (y, por supuesto, de asegurar mi supervivencia consiguiendo un trabajo en este lugar) ya estoy instalada para retomar el ritmo de las actualizaciones.
Muchísimas gracias por estar al pendiente de este proyecto! Les envio un abrazo gigante en la distancia, esperando que estos días hayan sido buenos para ustedes.
¿Alguien dijo fluff?
Disclaimer: MSLN ni sus personajes me pertenecen, todo el crédito a sus respectivos autores.
Capítulo 14: Cita (Segundo Intento)
Su boca esbozó una ligera sonrisa mientras sostenía fuertemente el volante de su automóvil. En la radio se reproducía una suave canción de amor que parecía describir con una precisión abrumadora las sensaciones que la acogían desde hace mucho tiempo. En otras ocasiones hubiese pensado que ese tipo de canciones eran hechas con la fórmula comercial del éxito, o al menos eso era lo que le había explicado su madre, pero en esos momentos todo se sentía absolutamente real.
O quizá era que solo estando en ese nivel de enamoramiento que sentía era capaz de encontrar el verdadero sentido de ese tipo de canciones.
Todo eso gracias a Fate.
Su Fate.
Poco a poco, con paciencia, había logrado quitar, pieza por pieza, la enorme muralla que había construido Fate para separarla de los demás, encontrándose para su deleite con una chica dulce y llena de buenas intenciones, pero con demasiado miedo como para demostrarlo. Nanoha estaba dispuesta a eliminar también ese enorme miedo, con la misma paciencia del primer momento.
Algunos de sus amigos pensarían que se había vuelto loca, perdiendo la cabeza por una chica que apenas conocía, pero desde el principio supo que Fate era diferente. Bajo toda esa fachada de rudeza se escondía un ser enormemente cálido, y aún se sorprendía al observar que nadie había sido lo suficientemente paciente, y lo suficientemente valiente, como para atreverse a llegar al corazón de la rubia.
Definitivamente Fate valía la pena. Aunque su primera cita oficial no hubiese sido precisamente lo que ambas esperaban.
Había tenido una fuerte discusión con Yuuno al día siguiente, y, si era sincera consigo misma, le importaba un pepino si, gracias a su discusión, el rubio decidía alejarse de ella. No entendía bien que era lo que se traía Yuuno contra Fate, pero no iba a dejar que hablara de su novia de esa manera, insinuando que estaba junto a ella por puro interés. Además, ella era lo suficientemente grande como para tomar sus propias decisiones, tanto en el ámbito amoroso como en general, por lo que no estaba dispuesta a tolerar ningún tipo de intromisión.
Eso, y que podía llegar a ser bastante terca cuando se lo proponía.
Para compensar la desastroza primera cita que tuvieron, Nanoha invitó a salir a Fate nuevamente el fin de semana siguiente. En ese momento iba justamente a buscarla a su casa para que pasaran la tarde juntas.
Tenía que aceptarlo, realmente no era una experta en citas. A pesar de que había salido con varias chicas, no había podido alcanzar una estabilidad real y mucho menos había sentido algo tan intenso como el sentimiento que le provocaba Fate tan solo al mirarla. Podía pedirle consejos a Hayate, pero, conociendo a su amiga, seguramente por cada recomendación válida para una cita exitosa tendría que soportar unos cinco chistes alusivos a su vida sexual, que irían incrementando su tono a medida que pasaban el tiempo, así que se fue por algo más básico.
Algo más básico implicaba que no tenía ni idea de que harían, pero tenía la esperanza de que se le ocurriera algo en ese corto transcurso de cinco minutos que la separaban de la casa de Fate.
Un pequeño atasco en la avenida principal transformó esos cinco minutos en diez, los cuales de igual manera fueron insuficientes. Dejó escapar un suspiro de resignación mientras tomaba su teléfono celular y le enviaba un texto a Fate, indicándole que ya se encontraba abajo.
No habían pasado ni cinco minutos cuando Fate atravesó el umbral de la residencia, mirando sorprendida la Land Rover blanca que conducía Nanoha.
- ¿No te hice esperar tanto? – preguntó Nanoha apenada.
- No – negó Fate con una sonrisa – Apenas acababa de alistarme. Hola por cierto – agregó mientras le depositaba un beso en la mejilla.
Un violento sonrojo atacó súbitamente las mejillas de Nanoha, quién sintió súbitamente su piel arder ante el cariñoso gesto de su pareja. Eran esos pequeños gestos de Fate que hacían que fuese casi imposible no perder la cabeza por ella.
- ¿Tuya? – preguntó Fate, mientras se abrochaba el cinturón de seguridad.
- ¿Eh? – alcanzó a decir Nanoha, aún sorprendida por el beso de Fate.
- El auto – explicó Fate.
- ¡Ah! ¡Si! – exclamó Nanoha, saliendo de sus ensoñaciones mientras iniciaba la marcha.
- ¿Tienes una Land Rover y prefieres ir en el escarabajo de Hayate? – inquirió Fate, divertida.
- Aún no soy muy buena con las direcciones en la ciudad – admitió Nanoha – Además ¿Te estás quejando del auto de Hayate? Reinforce se sentiría ofendida si te escuchara decir eso – añadió, con una amplia sonrisa.
- ¿Estás tergiversando mis palabras?
- ¿Yo? ¡Sería incapaz!
- Más te vale. Y bien, señorita Takamachi, ¿cuál es el plan?
Definitivamente esos diez minutos intentando pensar en un buen lugar para tener una cita no fueron los más productivos de su vida. Cuando intentó dar una respuesta rápida su mente se quedó totalmente en blanco, como un ordenador que había forzado al máximo su capacidad de procesamiento prefiriendo mostrarle una pantalla azul de la muerte.
- ¿Qué te parece el mall? – preguntó Nanoha, intentando reiniciar sus conexiones cerebrales. – Podríamos parar allí y tomarnos algo.
- Vale, es un trato entonces.
Agradeció internamente el minúsculo momento de lucidez que tuvo, antes de ponerse en marcha. Los minutos siguientes transcurrieron rápidamente, o quizá era que la charla que mantenía en esos momentos con Fate era bastante fluida. Cuando bajaba del auto aún se recuperaba del ataque de risa que le había provocado Fate con sus elocuentes comentarios.
Después, cuando entrando al centro comercial Fate tomó su mano, entrelazando los dedos con los suyos, tuvo que recuperarse de otro tipo de ataque.
Dieron un par de vueltas en el centro comercial mientras decidían que iban a tomar. Nanoha no tenía mucho apetito. Antes de salir de casa para buscar a Fate había tomado un snack ligero, y, durante la semana, no se había sentido con muchas ganas de tomar alguna comida algo más pesada. De igual manera Fate había almorzado con Reinforce un par de horas antes de salir, por lo que estaba más que de acuerdo en tomar un postre, así que no pasó mucho tiempo para que ambas escogieran parar en una heladería artesanal cercana.
El único percance que sufrieron durante su estadía en la heladería fue el ataque de celos que a Nanoha se le hizo difícil de controlar, cuando la mesera que atendía su mesa empezó a coquetear descaradamente con una indiferente Fate. A pesar de que la rubia estaba muy consciente de los inútiles avances que intentaba realizar la mesera, y de que intentaba de manera sutil confirmarle que Nanoha era su pareja, no pudo evitar que la mesera le pasara su número telefónico anotado en el reverso de la factura, ante una Nanoha que parecía estar a punto de explotar.
Por supuesto, minutos después de salir del local, Fate no pudo evitar estallar de la risa ante el enorme puchero de Nanoha, quién sentía que su orgullo había sido herido.
Un par de besos y muchos abrazos después, el puchero desapareció.
Pasaron el resto de la tarde dando vueltas por el centro comercial, tomadas de la mano. En un momento pensaron en entrar al cine para ver alguna de las películas de estreno, pero a esa hora el sitio estaba casi a reventar y no les hacía mucha ilusión tener que pasar horas en una fila para comprar entradas, por lo que prefirieron seguir con su caminata.
El sol ya empezaba a ocultarse cuando decidieron dar por terminado su paseo. Ya empezaba a sentirse una brisa un poco más fresca, sobre todo cuando transitaban con los vidrios abajo por la avenida de la costa, camino hacia la casa de Fate. Nanoha, al ver como la rubia miraba embelesada por la ventana, decidió parar un momento en un parking al costado de la vía, para que Fate pudiera ver el atardecer con más calma.
Luego de ubicar un sitio un poco más solitario, se sentaron juntas sobre la cálida arena, mirando el majestuoso espectáculo de colores que mostraba el cielo y se reflejaba en la superficie del inmenso mar que se desplegaba ante ellas, imponente.
- Hermoso ¿Cierto? – comentó Nanoha, impactada por la paleta de colores que se extendía ante sus ojos.
- No tanto como tú – murmuró Fate, acercándose más a la sonrojada cobriza.
A Nanoha no le quedó más remedio que acurrucarse entre los brazos de Fate, mientras ambas eran arrulladas por el suave murmullo de las olas al llegar a la orilla, en un vaivén sin fin. Las manos de Fate la llenaban de caricias más suaves que una pluma, y, a pesar de que con cada minuto que pasaba la brisa empezaba a tornarse un poco más fría, una calidez que provenía desde lo más profundo de su corazón la llenaba completamente.
- Fate – susurró Nanoha, alzando un poco la cabeza para mirar mejor a Fate.
- Dime.
- Hable con Yuuno sobre lo que pasó el otro día.
Ante la mención de Yuuno la expresión de Fate se endureció repentinamente. Nanoha esperó un tiempo prudencial, para darle tiempo a Fate de emitir alguna opinión, pero en vista del silencio de la rubia prosiguió con su explicación.
- Discutimos bastante y posiblemente no nos hablemos más, pero no voy a permitir que insinúe cosas sobre ti sin siquiera conocerte – explicó Nanoha.
- No te hubieses preocupado por eso – comentó Fate, suspirando – Yo no soy santo de su devoción, y eso ha sido desde la primera vez que nos vimos.
- En parte creo entender por qué se está portando de esa manera.
Nanoha inhaló profundamente, acomodándose mejor para poder quedar a la misma altura de la rubia que en esos momentos la miraba con sincera curiosidad, mientras la tenue luz del atardecer empezaba a disiparse.
- Él fue una de las primeras personas en enterarse de que a mí me gustaban las chicas, y no se lo tomó muy bien que digamos. A pesar de que terminó por aceptar ese hecho tiempo después, las primeras chicas con las que salí eran súper interesadas. Era lo normal, estábamos estudiando en un lugar donde la gran mayoría de los estudiantes eran de familias adineradas, y eran chicas acostumbradas a los lujos, por lo que siempre tendían a salir con aquellas personas que pudieran estar dispuestas a pagar todos sus caprichos.
- ¿En verdad salías con gente así? – preguntó Fate, alzando una ceja.
- Eran bonitas – se excusó Nanoha, ganándose una buena carcajada de Fate – El punto es que a veces me ilusionaba mucho con esas chicas. No me importaba comprarles cosas cada vez que querían, pero me lleve muchas decepciones cuando iba dándome cuenta de que ellas no me querían a mí como persona, sino que solo aceptaban salir conmigo por mi dinero. Fue un momento bastante complicado para mí.
- Entonces, imagino que él fue el primer paño de lágrimas ¿No?
- Así es. Él no tiene un buen concepto de las mujeres en general. Creo que es porque su madre es bastante frívola y bueno, la gran mayoría comenta que está con el Sr. Scrya solo por el dinero. Cuando tuve mis primeras decepciones amorosas el concepto que tenía de las mujeres creo que empeoró, y prácticamente empezó a creer que todas las chicas que se me acercaban lo hacían porque querían algo de mí. Al cambiarme de ciudad y empezar a viajar perdimos contacto, y dejé de contarle sobre mi vida amorosa porque se ponía bastante intenso, pero nunca pensé que después de tantos años sería capaz de armar semejante escena.
- Él es un patán – dijo Fate, encogiéndose de hombros – Pero si lo vemos desde ese punto entiendo su desconfianza. Las chicas de su grupo no son para nada de fiar.
- Eso lo sé, por eso te digo que de cierta manera puedo entender su actitud, pero no permitiré que este diciendo esas cosas sobre ti.
Nanoha dejó escapar un gran suspiro. Desde la primera vez que vio a Fate supo que esa chica tenía algo especial, alguna especie de brillo sobrenatural que la hacía destacar ante sus ojos de todas, como un magnetismo mágico que la invitaba a perderse en lo profundo de esas orbes carmesí. Quizá era que tenía un concepto muy romántico y pasional del amor, pero esa paz que sentía entre los brazos de Fate solo le confirmaba que esa chica que estaba a su lado, reconfortándola, era la indicada.
- ¿Me creerías si te digo que eres la primera persona por la que siento algo tan real? – preguntó por lo bajo Nanoha.
El sonrojo de Fate ante la repentina pregunta de Nanoha rápidamente fue reemplazado por una cálida sonrisa. Creía saber cómo se sentía Nanoha, sobre todo porque en ese momento estaba sintiendo lo mismo. Todo lo que había sufrido gracias a Une había quedado de lado cuando decidió por fin liberarse de todos sus miedos y abrirse completamente a Nanoha. Ya no le quedaba ninguna duda.
A pesar de que apenas estaban comenzando, y que el panorama del futuro aún era incierto, algo dentro de lo más profundo de su corazón le decía que Nanoha era la chica que había esperado durante tanto tiempo.
- ¿Y tú me creerías si te digo que tú también eres la primera persona con la que me siento así?
- Si me miras de esa manera creo que empezaré a creerte.
- Hey Nanoha.
- Dime.
- Te quiero.
Nanoha la miró sorprendida ante su súbita declaración, encontrándose con una Fate que estaba roja como un tomate, pero miraba al horizonte con determinación mientras la sostenía entre sus brazos fuertemente.
Si, definitivamente esa era la indicada.
- Te quiero – repitió Fate, mirándola – No he tenido la mejor experiencia en cuanto a relaciones interpersonales se refiere, pero haré todo lo que esté en mis manos para hacerte feliz y que…
- Yo también te quiero Fate – la interrumpió Nanoha – Muchísimo más de lo que crees.
Solo bastó un beso, con el atardecer a cuestas siendo testigo del momento, para sellar su promesa.
