¡Hola!

En verdad, infinitas disculpas por la tardanza en subir este capítulo. Aún no logro solucionar mi problema con la conexión a internet, pero espero solventarlo en los próximos días. Reciban mientras mis más sinceras disculpas :(

Les dejo esto por acá, para volver a la costumbre de actualizar los domingos hahahahahaha. Muchísimas gracias por todos sus comentarios y por dedicarle unos cuantos minutos de su tiempo a este proyecto. Nos leemos pronto!

Disclaimer: MSLN ni sus personajes me pertenecen. Todo el crédito a sus respectivos autores.

Capítulo 16: Todo está bien ¿No?

- Fate

Se sentía en calma. Su cuerpo se sentía tan ligero como una pluma, ondeando suavemente en la dirección del viento, dejándose llevar por las suaves corrientes de aire que la mecían casi imperceptiblemente de un lado a otro. Poco a poco fue consciente del calor que la envolvía, y del peso extraño que sentía sobre su pecho, aunque eso no la molestaba en lo absoluto.

Poco a poco fue abriendo sus ojos, para encontrarse con una visión que había deseado desde hace mucho tiempo. Sobre su pecho, profundamente dormida, una cobriza parecía estar teniendo el mejor sueño de su vida, aferrándose fuertemente a su cintura mientras se acurrucaba más entre sus brazos. A través de la fina tela de la carpa se filtraban los suaves rayos del sol, por lo que dedujo rápidamente que debían encontrarse ya a media mañana.

Para su tristeza, eso significaba que tenían que levantarse.

- Hey – susurró por lo bajo Fate - Nanoha, despierta.

Nanoha solo emitió un gruñido, acurrucándose más en el refugio que había encontrado entre los brazos de Fate, quién le dio un par de minutos antes de intentar despertarla nuevamente.

- Vamos Nanoha, ya es tarde, tenemos que levantarnos. – intentó una vez más Fate.

- No quiero – gruñó Nanoha por lo bajo.

- Vamos dormilona – susurro Fate, regalándole un beso en la frente – Las chicas deben de estar buscándonos.

Luego de lo que pareció un puchero, seguido de un largo suspiro, Nanoha abrió sus ojos. Se quedó mirando por un momento a Fate, quién se mantenía desnuda a su lado, apoyada en uno de sus brazos, y estuvo casi segura de que sus pupilas se dilataron ante semejante visión matutina.

Pero qué mujerón.

- ¿Cómo quieres que me levante si estás así? – preguntó Nanoha, sonrojándose.

- Deberías acostumbrarte – susurró Fate, mientras deslizaba su mano hábilmente por la cintura de Nanoha – Esta no será la última vez que vamos a despertar así.

Poco a poco fueron disminuyendo la corta distancia que había entre sus cuerpos. Era tarde, tenían que levantarse para poder arreglar sus cosas y regresar a la ciudad, pero era imposible contenerse cuando habían tantas ganas de por medio. Casi a manera de tortura, quedaron a escasos milímetros de conectar sus labios, midiéndose, en un juego de resistencia que ambas estaban a punto de perder.

Nada podía ser más perfecto.

- Fate dón… ¡Ay Dios Mio!

Nanoha emitió un chillido, mientras intentaba cubrirse con la chaqueta que habían usado para cubrirse un poco del frío la noche anterior, mientras que una Reinforce con la cara tan roja como sus ojos cerraba nuevamente la entrada a la carpa, disculpándose de las mil maneras posibles.

- ¡El desayuno está servido! ¡No se tarden! ¡En verdad perdón! – exclamó Reinforce, alejándose del lugar.

Fate solo miró a Nanoha, quién se mantenía cubierta con la chaqueta respirando entrecortadamente del susto que le había metido Reinforce, y soltó una carcajada. Nanoha la miró reir, mientras ella terminaba de procesar lo que había pasado y lo absurdo de la situación, y la acompañó en su risa. Se rió tanto que las costillas le dolían, y un par de lágrimas se habían escapado de sus ojos, mientras que, más allá Fate intentaba respirar profundamente para no seguir riendo.

- Supongo que ahora si tenemos que levantarnos ¿No? – preguntó Fate, con una enorme sonrisa.

- Vale, tú ganas.

Se ayudaron mutuamente a encontrar sus ropas, en vista de que entre el apogeo de la situación y la oscuridad de la noche no se habían percatado de donde habían tirado cada prenda. Luego de unos cuantos minutos y un par de besos que tuvieron que detener haciendo acopio de su autocontrol, salieron de la carpa en dirección a la casa.

Durante el camino entrelazaron sus manos, mientras disfrutaban de la suave brisa. Era injusto pensar que en un par de horas estarían de vuelta a la ciudad. Si la decisión fuera por parte de Fate, se quedaría allí junto a Nanoha eternamente, pero mañana ambas tenían clases en la universidad, y el padre de Nanoha se pondría hecho una furia si Hayate no la llevaba a casa temprano como le había prometido, así que tendrían que conformarse con eso.

Y, si no hubiese sido por el hambre que tenía en esos momentos, hubiese decidido de manera arbitraria saltarse el desayuno.

Signum al verlas entrar al comedor casi se ahoga con su café, mientras que Reinforce, en una esquina, intentaba sin mucho éxito fingir que era ajena a la situación. Shamal intercambiaba miradas cómplices con Hayate, y eso a Fate no le gustaba para nada.

- Hace un excelente día allí afuera ¿Verdad Fate? – preguntó Shamal, sonriendo inocentemente.

- ¿Si? – Murmuró confundida Fate.

- Se ven radiantes hoy – comentó Hayate, mientras las invitaba a sentarse en la mesa del comedor.

Fate se apresuró a mirar a Reinforce, quién solo suspiró y murmuró una disculpa, mientras Signum estallaba en carcajadas.

- ¡Reinforce! – exclamó Fate, sonrojada hasta las orejas.

- ¡No fue mi intención! – se excusó Reinforce en tono lastimero - ¡Me obligaron a hablar!

- No sabía que te gustaba rudo Fate – comentó Hayate mientras señalaba el brazo de Nanoha.

Sentía que sus mejillas ardían mientras veía un par de morados de considerable proporción que una apenada Nanoha lucía en sus brazos, mientras Signum parecía estar teniendo problemas para respirar de la risa y Shamal y Hayate chocaban los cinco.

El desayuno transcurrió entre comentarios alusivos a lo que Hayate, de manera solemne, se refería como "La consumación del matrimonio NanoFate", disculpas de Reinforce y quejas por tener que regresar a la ciudad. Nanoha poco a poco se unió al enemigo, y terminó riéndose de los chistes con doble sentido de su amiga castaña, por lo que a Fate no le quedó de otra que seguir los pasos de su compañera y unirse también a las risas.

Aún se sentía un poco apenada, pero eso era lo de menos. Que su círculo de confianza reaccionara de esa manera solo le indicaba que ya no había nada que esconder ni temer.

Horas después, luego de subir todas las cosas que habían traído en el auto de Hayate e intentar dejar la casa vacacional lo más limpia posible, emprendieron la marcha de regreso a la ciudad. Esa vez no pudieron librarse del Hayate y su lista de reproducción de Lady Gaga, por lo que, dos largas horas después, Fate se sentía capaz de tomar su guitarra y sacar una versión punk de Bad Romance sin escuchar nuevamente esa endemoniada canción.

Cuando entraron a la ciudad ya el sol había empezado a ocultarse en el horizonte, por lo que Hayate decidió pasar primero por la imponente residencia Takamachi para dejar a Nanoha antes de que su padre empezara a ponerse intenso. Para Nanoha el hecho de que ya hubiese llegado la hora de tomar su bolsa de viaje y entrar a casa era una tortura. Cada vez que pasaba mucho tiempo junto a Fate se le hacía más difícil separarse de ella y bueno, si era sincera, después de lo que había pasado entre ellas la noche anterior sabía que le tocaría pasar una noche muy pero muy larga.

- Saludos a Shiro de mi parte – dijo Hayate, mientras Nanoha atravesaba la verja que daba entrada a la residencia Takamachi.

Nanoha dejó escapar un inmenso suspiro mientras escuchaba como el auto se alejaba a medida que ella iba avanzando hacia la puerta principal de la casa. Buscó en el bolsillo de su pantalón el pequeño manojo de llaves, y abrió con cuidado la puerta intentando hacer la menor cantidad de ruido posible.

Apenas al entrar se dirigió hacia las escaleras y se dispuso a subir hasta su habitación. Le hacía falta un buen baño de agua caliente para relajarse, y, además, tenía que revisar nuevamente en su agenda si realmente no tenía ninguna asignación pendiente de la universidad para el día siguiente. Si la memoria no le fallaba había dejado todo en orden, pero eso de acampar la había emocionado tanto que era probable que se le hubiese escapado alguna que otra nota.

Iba por la mitad de la escalera cuando un súbito carraspeo la hizo girarse repentinamente.

Su padre la observaba desde la base de la escalera, con una ceja alzada. Iba vestido como si estuviese a punto de dirigirse a alguna junta, y Nanoha supuso que su deducción era correcta porque su padre sostenía uno de sus tantos maletines de cuero. Intentando no sonar nerviosa por el hecho de que estaba llegando un poco más tarde de lo acordado lo saludó, sonriendo inocentemente.

- ¡Hola Padre! – saludó Nanoha - ¿Vas a alguna junta?

- Sí, tengo una cena en un par de horas con unos accionistas. ¿Todo bien en el campamento?

- Si – afirmó Nanoha con una sonrisa – Todo bien.

- Me alegro mucho. Debo irme. Nos vemos luego.

- Vale papá. Nos vemos.

Estaba a punto de continuar la marcha cuando su padre hizo que frenara en seco.

- Por cierto. Este martes me gustaría cenar contigo acá en casa a las ocho. Dile a la niña rubia con la que estás saliendo que también está invitada. Tengo curiosidad por conocerla.

Las piernas le temblaron mientras observaba como su padre giraba el pomo de la puerta y salía de la casa, lejos de su alcance visual.

Esa falsa tranquilidad de su padre solo podía significar que se había metido en un gran lío.