¡Hola! ¿Qué tal están?
Como podrán presumir por la tardanza, aún no he logrado solucionar mi problema con la conexión a internet. Por lo que veo, esto tomará un par de meses más. Igual, estaré actualizando aunque sea un par de veces por mes, aunque si logro volver a mi régimen de actualización semanal sería mucho mejor.
En otras noticias... Me estoy congelando hahahahaha. Está haciendo mucho frío por acá. Vendrán tiempos peores porque el Winter is coming.
Un abrazo gigante. Muchas gracias por darle unos minutitos de su día a esta historia. Espero que este capítulo sea de su agrado.
Disclaimer: MSLN ni sus personajes me pertenecen, todo el crédito a sus respectivos autores.
Capítulo 18: Punkear.
Se miró en el espejo un par de segundos más, acomodando nuevamente un mechón que se negaba a permanecer tras su oreja, antes de tomar su bolso para salir de su habitación y ponerse en camino a la universidad.
No tenía muchas ganas de ir a clases, y quedarse en casa era una gran tentación al no tener ninguna evaluación ni clase de considerable importancia ese día, pero el solo hecho de saber que, al ir, podía pasar un rato más con Fate, le daba el ánimo suficiente para ponerse en marcha.
Pasó por la cocina para tomar un desayuno rápido, básicamente un emparedado de queso y un vaso de jugo de naranja, además de un par de cápsulas de un multivitamínico que había comprado hace un par de días. Prefería empezar sus mañanas con una buena taza de café, sobre todo los lunes, pero la semana anterior su salud había vuelto a tener un duro golpe al pescar nuevamente un resfriado rompehuesos. Si, se había sentido fatal un par de días, con una fiebre que no quería desaparecer, congestión nasal, y dolores en cada una de sus articulaciones, pero tampoco era para tanto, o, por lo menos, no para el dramón que armó Fate.
Tanto fue el afán de Fate con que fuera al médico que terminó accediendo a ir junto a la rubia a la enfermería de la universidad. No era lo que su novia quería, pero al menos alguien la revisó y le confirmó a la rubia que no había nada de qué preocuparse. Luego de una rápida revisión, salió de la enfermería luego de diez minutos con una receta para comprar vitaminas y una novia más calmada.
Además. Nanoha ya sabía de donde venía todo eso. Simplemente estaba somatizando todas sus preocupaciones. Aunque no quisiera aceptarlo, le preocupaba que su padre no se hubiese comunicado con ella luego del desastroso intento de cena que tuvieron. Esa noche, aún molesta por la actitud de su padre, alargó su cita con Fate lo más posible, ocupándose de llegar a su casa ya entrada la madrugada. Al día siguiente, cuando despertó, su padre se había ido de viaje por negocios. Había pasado casi una semana y en ningún momento recibió alguna llamada o mensaje suyo, por lo que no sabía si su padre había optado por ignorar la relación que tenía con Fate, o era que estaba tan enfadado con ella que era incapaz de hablarle.
Dijera lo que dijera su padre no se alejaría de Fate, pero, aun así, no dejaba de preocuparle la ausencia de reacción. Como consecuencia, sentía un peso misterioso en el estómago y algo de náuseas cada vez que pensaba en el tema, justo como empezaba a sentirse en ese momento, así que hizo de tripas corazón y se enfocó en terminar su desayuno lo más pronto posible antes de que su organismo se empeñara en no permitirle comer otro bocado.
Ya había tomado las llaves del auto y se disponía a salir de la residencia cuando la puerta de entrada se abrió antes de que alcanzara el pomo.
Shiro cruzó el umbral mientras parpadeaba un par de veces al ver a Nanoha. Acercándose le dio un beso en la frente como si nada hubiese pasado y allí la cobriza confirmó sus sospechas. Su padre había optado por retomar su anterior estrategia: Fingir demencia.
- ¡Nanoha! –exclamó Shiro – Qué bueno que te encuentro. ¿Cómo estás? ¿Cómo va la universidad?
- Hola papá – saludó pesadamente Nanoha – Todo bien. ¿Y tú? ¿Qué tal el trabajo?
- Igual, ya sabes. Un par de viajes por allí, otro par de reuniones por allá – contestó Shiro – Por lo que veo vas de salida así que menos mal logré pescarte antes. Necesito pedirte algo.
- ¿Pasa algo malo? – preguntó Nanoha, confundida.
- No, para nada – negó Shiro con una sonrisa – En rápidas cuentas, hace un par de días hablaba con Scrya ¿Sabes?, el papá de este chico, Yuuno. El tema de su amistad salió a la luz y me estaba comentando algo así como que ya ustedes no salen juntos ni nada por el estilo.
- Bueno, a veces nos encontramos en la universidad – mintió rápidamente Nanoha – Pero ya sabes, estamos ocupados con las clases y todo eso.
- Me preocupa mucho que estés dejando a tus viejas amistades de lado, así que me tomé el atrevimiento de arreglarles una cena para hoy.
La cara de sorpresa de Nanoha, mezclada con incredulidad, tuvo que ser demasiado obvia. Estuvo a dos segundos de pedirle a su padre que repitiera esa oración para confirmar que no había escuchado mal, pero la sonrisa de negocios de Shiro era bastante clara en su requerimiento.
- Sea lo que sea que estés intentando hacer la respuesta es no – contestó rápidamente Nanoha.
- ¿Hacer de qué hija? – preguntó Shiro, mostrándose confundido.
- Además, te recuerdo que no estoy dejando a mis amistades de lado. He salido varias veces con Hayate. Incluso hemos ido a acampar y todo ese asunto.
- Nanoha, eso lo sé. No lo tomes a mal, pero tú más que nadie deberías saber que ciertas amistades son más importantes que otras.
Esa última frase fue como un balde de agua fría sobre su cabeza, sin ningún tipo de aviso. Lo peor era que sabía que su padre estaba hablando completamente en serio.
- Bien, si quieres que vaya a cenar con Yuuno supongo que Fate puede ir ¿No?
- ¿Fate? - preguntó Shiro, manteniendo su cara de confusión - ¿Quién es Fate?
Si lo anterior había sido agua fría, eso último había sido una bofetada dada con un guante de hierro.
- Mi novia papá. Fate es mi novia – le recordó Nanoha, visiblemente irritada.
- ¡Ah! ¿La chica del otro día? Lo había olvidado completamente. No, solamente hice reservaciones para ustedes dos, lo siento.
Nanoha se tomó un par de segundos para respirar profundamente y evitar decirle a su padre un montón de malas palabras de las cuales posiblemente se arrepentiría después, decidiendo tomar el camino de la diplomacia. Accedería a la petición de su padre, pero ella también impondría sus condiciones.
- Bien – dijo Nanoha – Si quieres que salga con mi buen amigo Yuuno lo haré. A cambio, me vas a prometer que esta será la última vez que intentarás emparejarme con alguno de los hijos de tus amigos.
- Hija no estoy intentando emparejarte con nadie – se apresuró a negar Shiro – solo me preocupa que estás dejando de lado a tus amistades. Además, siempre estás rodeada de mujeres, quizás te falta andar un rato con un par de chicos para...
No iba a sostener esa conversación un rato más.
Dejó a su padre hablando solo mientras salía por la puerta que su padre había dejado entreabierta, dando zancadas para llegar lo antes posible a su automóvil. Al entrar en el auto le dio un ligero golpe al volante, intentando de alguna manera liberar un poco de frustración. Contó hasta diez y encendió el auto.
Quería salir lo más rápido de allí, pero tampoco podía dejar que sus emociones la dominaran al momento de conducir o terminaría por ganarse una multa innecesariamente. Cuando estaba en uno de los semáforos cercanos a la universidad su teléfono celular vibró por un mensaje de su padre.
El mensaje solo decía "La Fleur de Sel a las 8. Puntual". Contestó con un seco "Ok" mientras aguantaba las ganas de lanzar el teléfono celular por la ventana y pasarle las ruedas por encima. Conocía ese restaurant. Es más, sabía que a Fate no le gustaban los sitios caros, pero ese restaurant era una de sus fuertes opciones para llevar a su novia a cenar el día de su aniversario, así que el hecho de que tendría que ir a cenar allí con Yuuno la molestaba aún más.
Ahora no solo era el hecho de cenar con Yuuno. Eso se había transformado en ir a cenar con Yuuno a un sitio que tenía bastantes connotaciones románticas, y al que quería ir a cenar con su novia.
Aún después de haber estacionado el auto en el campus seguía dándole vueltas al asunto. Tomó su bolso y se enrumbó hacia el área de la cafetería.
Por la hora la cafetería estaba casi vacía. Estaban ocupadas menos de un cuarto de las mesas, y las canciones populares que solían colocar en la hora punta habían sido reemplazadas por un mix de cancones acústicas indie que contribuía al ambiente de relajación que había en el lugar. Al entrar, ubicó a Fate en una de las mesas cercanas a la ventana.
Su novia tenía su larga cabellera rubia atada en una coleta, y sus ojos borgoña estaban tras unas gafas de lectura de pasta negra. Sus dedos se movían rápidamente sobre el teclado de su computador portátil, mientras que mantenía el ceño fruncido en señal de concentración extrema. A Nanoha le provocaba ir hasta allá y comérsela a besos, pero ahora solo le preocupaba como le daría a Fate la gran noticia de que tendría que salir con Yuuno más tarde.
- ¿A qué se debe tanta concentración? – preguntó Nanoha, mientras tomaba asiento al lado de su novia.
El rostro de Fate se iluminó al ver a Nanoha. Su ceño fruncido inmediatamente se relajó, y esbozó una gran sonrisa mientras se inclinaba para darle un casto beso en los labios a Nanoha, a manera de saludo.
- Estoy terminando el ensayo del que te hablé ayer – contestó Fate – En cinco minutos lo tendré más que listo. ¿Cómo te sientes? ¿Tomaste tus vitaminas antes de venir?
- Si mamá – contestó burlonamente Nanoha – Estoy bien. No tienes por qué preocuparte tanto.
- Ven, toma un poco de esto – dijo Fate, ofreciéndole un trago de su smoothie. – Es de fresa, te ayudará.
- Eres una exagerada – murmuró Nanoha, tomando el vaso entre sus manos - ¿Y eso que las chicas aún no están aquí?
- Reinforce debe de estar por llegar – respondió Fate – Pero Hayate creo que se quedó revisando una nota o algo así. No creo que tarde mucho tampoco. ¿Tienes clases en un rato?
- Si, algo así. Debería ponerme en marcha.
- Vale. Terminaré esto entonces y te veo después de clases. Creo que salgo un poco antes que tu pero te esperaré. Podemos ir a ver una película si quieres.
- Fate, no creo poder hoy.
Tomó una gran bocanada de aire, ante la expresión de Fate, que poco a poco se fue ensombreciendo a medida que hablaba.
- Mi padre llegó a casa justo cuando iba de salida – empezó a decir Nanoha – Quiere que vaya a cenar con Yuuno más tarde. Piensa que estoy descuidando a mis viejos amigos y entonces planeó una cena.
- ¿En tu casa? – preguntó Fate, intentando no sonar alterada.
- No. En La Fleur de Sel. Un restaurant allí. A las 8.
- Bueno – murmuró Fate – Supongo que nos veremos mañana. ¿No?
- ¿Estás molesta verdad? – preguntó Nanoha.
- No – mintió Fate.
- Dime la verdad.
- Bueno, quizás si estoy un poco molesta – admitió Fate con un gruñido – Pero es tu padre, y Yuuno y tu son amigos desde hace mucho tiempo, así que no debería haber problema. ¿Y tú? ¿Estás cómoda saliendo a cenar con él?
- Para nada – confesó Nanoha – Pero se supone que después de esto mi padre dejará de intentar hacerme salir con él, así que supongo que valdrá la pena.
- Entonces haz lo que tenga que hacer – dijo Fate – Pero si intenta hacer algo solo dímelo y le partiré los dientes.
- Tranquila Fate – dijo riendo Nanoha – No creo que sea necesario, pero está bien. Debo irme. Nos vemos mañana, ¿Vale?
Fate asintió con la cabeza, mientras sentía los cálidos labios de Nanoha cerrándose sobre su mejilla. Observó como la cobriza se marchaba apresuradamente mientras iniciaba una carrera contra el reloj para no llegar tarde a clases, y de pronto se dio cuenta de que no quería más smoothie.
Su estómago se llenó de plomo mientras repasaba las palabras de Nanoha. No era porque no confiara en ella. Al contrario, ya su relación tenía una base lo suficientemente sólida como para que ambas supieran de que era algo serio, y de que ninguna tenía intenciones de lastimar a la otra. Lo que la molestaba era el hecho de que Yuuno insistía en meterse entre ellas dos a la fuerza, a pesar de que sabía que las dos estaban contentas con su relación y de que Nanoha no tenía ni el más mínimo interés romántico en él.
Podía entender que quizá se negaba a aceptar el hecho de que su posible crush de la infancia realmente gustaba de las chicas, pero ya Nanoha le había dejado clara su posición en bastantes ocasiones. El que Yuuno siguiera sin aceptarlo a esas alturas le estaba empezando a molestar más de lo que debería.
Intentó olvidarse de eso mientras tipeaba las últimas frases de su ensayo, pero las palabras de Nanoha resonaban en su cabeza incesantemente. Estaba por apagar su computadora cuando una alegre Reinforce ocupó el asiento vacío frente a ella, tomando el vaso de smoothie entre sus manos y haciendo desaparecer lo que quedaba en segundos.
- Ahora me debes uno nuevo – murmuró Fate, intentando no sonar demasiado molesta.
- Adivina – dijo Reinforce con una sonrisa.
- ¿A ti qué te paso? – preguntó Fate
- ¿A mí? A ti, ¿Qué te paso? ¿Reprobaste algún examen o qué?
- Después te digo. Habla tu primero.
- Vale, vale. ¿Tienes planes para el sábado? – preguntó Reinforce sonriendo.
- El plan era quedarnos en casa ensayando y lamentándonos ¿No? No conseguimos entradas para Streetlight Manifesto. Ni siquiera Signum, y eso que es amiga de uno de los productores.
- No subestimes mis contactos – comentó Reinforce, con una sonrisa de autosuficiencia.
- No me digas que… ¿¡Conseguiste entradas Rein!? – preguntó sorprendida Fate
- No – contestó Reinforce.
- Eres una idiota – murmuró Fate, frunciendo el ceño –Ya me habías em…
- Vamos a tocar allí – la interrumpió Reinforce.
Cuando escuchó esa noticia se olvidó por un segundo de Yuuno y sus tretas. Una oleada de emoción la invadió y se contagió de la risa de Reinforce. Esa oportunidad era casi un sueño hecho realidad.
Streetlight Manifesto era una de las bandas de skapunk favoritas de ambas. Aún recordaba como solían pasar horas escuchando sus cds cuando eran adolescentes, intentando sacar esas canciones y bailando en cuanta tocata sonaran. Habían bajado la frecuencia de sus toques, pero aún hacían reencuentros con par de conciertos cada cierto tiempo. Hace unos meses habían anunciado un concierto en la ciudad, pero cuando alcanzaron a ir a comprar una entrada ya se habían agotado. Muchos revendedores se estaban aprovechando de que varios fans habían quedado sin entradas y las estaban vendiendo a casi diez veces su valor, cosa que a Fate le parecía una exageración.
Tenían para comprar una entrada tan cara, pero no les harían el agosto a los revendedores, así que habían decidido no ir.
Pero ahora, ahora no solo irían al concierto, sino que también tocarían allí. Y considerando que había personas que irían de ciudades cercanas a ver a la banda eso les daría un empujón aún más grande del que pensaban. Era como cumplir dos sueños de un solo tiro.
- Necesito que me digas como demonios lo lograste Reinforce. Eso es, es ¡Asombroso! – exclamó Fate.
- Lo sé, lo sé – concordó Reinforce – A mi aún me cuesta creérmelo. Me acaban de llamar. Parece que al vocalista de la banda que los iba a telonear le dio apendicitis, así que no alcanzará a tocar el sábado y necesitaban una banda de reemplazo. Llamaron al Strikers y Vice nos recomendó, cuando vieron nuestro nombre se acordaron de Signum y ¡Boom!, acá estamos.
- Esto es tan surreal – murmuró Fate - ¿Te imaginas la cantidad de personas que irá a ese concierto? Tenemos que quemar algunos cds para repartirlos entre la gente, algunos stickers, algo.
- Estoy de acuerdo contigo, pero préstame esa computadora – dijo Reinforce, tomando la laptop – Necesitan nuestro logo y un par de fotografías de nosotras para modificar los flyers y hacer promoción, así que debo enviárselos cuanto antes. Por cierto, ¿A ti que te pasó?
Ante esa pregunta Fate se sintió como un globo al que acababan de desinflar. Toda la emoción del importante concierto que ahora tenían por delante le había hecho genuinamente olvidar todo ese asunto de la cenita con Nanoha y Yuuno, pero ahora el recuerdo golpeaba con más fuerza. Si no fuera por esa estúpida cena seguramente podrían ir a celebrar juntas más tarde el hecho de que Riot Force telonearía a una banda de ese calibre.
- No es nada – murmuró pesadamente Fate.
- Con esa cara que pones diciendo eso estoy segura de que es una tragedia – comentó Reinforce mirándola.
- Bien, bien, es sobre Nanoha.
- ¿Problemas maritales? – preguntó Reinforce – Nada que la pasión no resuelva. Mira que Hayate y yo hemos tenido unas peleas que…
- No es eso Rein – se apresuró a explicar Fate – El papá de Nanoha quiere que ella vaya a cenar esta noche con Yuuno.
- ¿¡Qué!? – exclamó Reinforce sorprendida.
- Así es. Se tomó las molestias de arreglarles una cita en "La Fleur du Sel" o como sea que se diga.
- Sabía que su padre tenía problemas con que Nanoha fuese gay, pero intentar emparejarla con Yuuno ya es una exageración.
- Supuestamente es porque le preocupa que Nanoha no vea a sus amigos – agregó Fate, llevándose las manos a la cabeza – A mí eso me parece una gran mentira. Estoy casi segura de que Yuuno tiene algo que ver en todo esto.
- ¿Y qué harás Fate? – preguntó Reinforce – Es tu novia pues. No te estoy diciendo que vayas y le armes un escándalo a Yuuno por andar fastidiando, pero ya se está pasando de la raya ¿No?
La única opción que tenía era quedarse tranquila y morderse la lengua para que no pasara a mayores. Tampoco era como si pudiera sentarse allí dentro del restaurant para arruinarle la cita a Yuuno, considerando que seguro conseguir una reservación allí sería todo un dolor de ovarios y le costaría medio riñón, además de hacerla quedar como una loca celosa.
No podía entrar al restaurant. Pero si podía acercarse al restaurant.
Si, si había algo que podía hacer. Era arriesgado, necesitaría ayuda y si la pillaban se ganaría un problema con Lindy, pero valdría la pena.
- Tengo un plan – dijo Fate sonriendo maliciosamente – Pero necesitaré tu ayuda, y la ayuda de las chicas. Vamos a punkear esta noche.
